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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi tiempo se acaba en el mundo antes de preparar Mi Retorno definitivo a la humanidad. El reloj marca el gran momento, aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por redimir, aún hay mucho por convertir.
¿Quién se ha definido antes de que esa gran hora se aproxime y marque el punto final y el comienzo de otra etapa, la etapa más culminante para la humanidad y el planeta?
Por esa razón, Yo vengo del Cielo una vez más, para reunirlos en Mi Nombre y para que a través de Mi Corazón lleguen a Dios, al Padre Celestial, que en Su Silencio aún aguarda la respuesta madura de Sus Hijos.
El Plan que Yo les ofrezco a las almas es un Plan que no pertenece a este mundo, es un Plan que no puede ser razonado con la mente, que solo puede ser comprendido con el corazón, con el corazón que ama a Dios, sin excepciones; con el corazón que se ofrece por los demás, sin nada a cambio; con el corazón que sabe profundamente lo que significa la Voluntad de Dios y no la rechaza.
Es este corazón el que Yo busco en muchos de los Míos, sobre todo en esta hora, en la que ustedes deberán caminar con sus propios pies a través de la senda que Yo les He abierto, a través del Propósito que Yo ya les He mostrado, a través del compromiso que ya firmaron Conmigo.
He aquí la muestra de un Corazón maduro, de un Corazón que se sacrificó por ustedes hasta la Cruz, de un Corazón que no negó su salvación y la salvación del planeta, de un Corazón que sigue derramando Sangre y Agua por el mundo y por la humanidad, aunque muchos no lo sientan ni lo perciban.
He aquí el Corazón que es una Fuente inagotable de Amor para el mundo entero, de un Amor maduro que precisa ser imitado, que precisa tener su ejemplo en esta superficie, que precisa reflejarse en las almas que Me dicen sí.
Este es el tiempo de que el corazón maduro de Mis compañeros asuma el Plan, de que no retrocedan ante los desafíos, de que no le teman a la oscuridad, porque quien está Conmigo está en Mi Luz y no perecerá.
Pero ahora es el tiempo de que ustedes hagan su parte definitiva y Yo solo los acompañe como un Buen Pastor, como un Pastor que cuida de todo Su rebaño, más allá de las respuestas de cada uno.
Por eso, es importante que el amor sea el centro de su meta y no tanto sus destrezas. Por eso, es importante que el amor sea el centro de su propósito y no tanto sus ideas.
Porque en el Amor de Dios, y a través del Amor de Dios, llegarán muy lejos si realmente se abren a vivirlo, no de la forma que ustedes desean o pretenden, sino de la forma que Dios lo Ha pensado, que Dios lo Ha determinado, así como el Padre lo determinó a través de Su Hijo.
Ante la Agonía del Huerto Getsemaní, Él Me ofreció el Cáliz del Amor y de la Renuncia. Nunca podría haberlo negado; porque hoy, ustedes y sus hermanos, no estarían aquí.
Ahora, ¿comprenden cuán importante es entender la inmensidad de ese Amor, que no tiene límites ni fronteras en ningún plano ni en ninguna consciencia, en ninguna dimensión ni en ningún espacio?
El Amor de Dios es una Fuente que nunca acaba y que nunca termina. El Padre tiene tanto para darles, a través de Mí, que Sus Brazos aún están abiertos para que más almas puedan llegar a Él sin nada a cambio.
A partir de este mes de agosto es el momento de demostrarle a Dios que quieren vivir de Su Amor Mayor e Infinito; que quieren dar sus pasos a través de Su Amor Misericordioso y Eterno; que están dispuestos a asumir, por amor, la parte del Plan que les corresponde; para que así, su Maestro y Señor pueda obrar en este mundo y en esta humanidad, en este tiempo definitivo en el que muchas situaciones están en juego y en el que millones de almas están bajo esa condición vulnerable.
Por eso, este es el tiempo de la acción de los apóstoles; es el tiempo definitivo de abandonar la mediocridad, la culpa o la negación. Este es el tiempo de que se liberen de ustedes mismos y de que permitan que el espíritu vuele alto hasta poder unirse a Dios en comunión eterna, así como Su Hijo se unió en comunión eterna con Dios, durante Su última espiración en la Cruz, cuando le dije: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Y ustedes, ¿encomiendan su espíritu todos los días al Señor?
Él pretende hacer obras de Misericordia a través de las almas y a través de los apóstoles de Cristo, decididos a ser un lucero en este mundo de oscuridad y en este mar de hostilidad y de terror.
Ya no son momentos de emociones. Estos son momentos de decisiones, de una decisión madura y pacífica, de una decisión que sea capaz de estar en entrega a Dios sin condiciones, con sus corazones prontos para lo que sea, para lo que tenga que ser según está escrito.
En este mes de agosto, mediten y reflexionen:
¿Hacia dónde se dirige la barca de mi alma?
¿Estoy viendo a lo lejos el puerto seguro del Corazón de Dios?
¿Aspiro a alcanzar ese puerto a pesar de la tempestad o de las tribulaciones?
¿Tengo claro dentro de mi corazón lo que he decidido para mi vida y para el resto de mi evolución?
¿Tengo mis pies en un solo camino, en el Camino del Señor?
Ahora, ¿dónde está la barca de mi alma?, ¿por dónde ella navega?
¿Me he detenido por alguna causa? ¿Me he demorado? ¿Qué estoy haciendo?
Pregúntense, compañeros, así podrán entrar al nuevo ciclo, después de agosto, con una visión más amplia y no restringida, con una sabiduría más profunda y no limitada, con un propósito más claro y no confundidos.
Porque la Llama de Mi Corazón es la antorcha que ilumina sus caminos, es la Luz que los llevará al Corazón de Dios; porque Yo Soy la Verdad y la Vida, Yo Soy el Camino y el Amor para Mis compañeros.
La decisión está dentro de ustedes y no en sus palabras. La decisión está en el centro de sus almas y no en sus mentes.
Denle espacio a su universo interior para que se expanda y el Espíritu Santo pueda obrar a través de Sus Dones y Gracias en las almas que con fe siguen a Cristo, paso a paso, más allá de sus imperfecciones o más allá de sus errores. Porque Yo vengo a buscar lo que en verdad Me pueden dar y no lo que Me prometen.
Pedro, el apóstol, muchas cosas Me prometió y pocas cumplió por él mismo; hasta que un día, se dio cuenta que lo que Yo necesitaba era su corazón y su vida para que fuera la piedra fundamental de Mi Iglesia Espiritual en este mundo; así como cada una de las almas es para Mí una piedra preciosa, es un cristal brillante que Yo pulo con Mis propias Manos cuando Me lo permiten y cuando no se resisten, para presentar Mi ofertorio a Dios a través de sus corazones.
Quiero dejarles este Mensaje, no como un Mensaje más, sino como la gran y última reflexión de sus consciencias a las puertas de este mes de agosto de la Hermandad.
A pesar de que este mundo esté en tinieblas, guerra y dolor, que despierte la esperanza, la fe y el amor en los que creen en Mí. Porque Yo les prometí en Pentecostés que vendría el Consolador, el Eterno, el Santo Espíritu de Dios, para bendecirlos y guiarlos hasta el fin de los tiempos.
Y enviaré una vez más el Espíritu de Dios para que preparen Mi Retorno a través de sus caminos, para que preparen Mi Retorno a través de sus definiciones, para que preparen Mi Llegada a través de la donación de sus corazones. Así se seguirá cumpliendo lo que está escrito, más allá de lo que viva el mundo en este momento.
Sean valientes y no se desanimen, la fuerza de Mi Amor todo lo puede en ustedes y en sus hermanos.
He aquí el Corazón Misericordioso del Señor, que se dejó traspasar por la lanza en Su Costado para derramar Fuente de Vida en todas las almas.
Así, en el comienzo de este importante mes de agosto, Yo los bendigo y les vuelvo a entregar Mi Paz para que esta Maratón le conceda al mundo una paz justa y equilibrada; una paz que dé alivio al sufrimiento de muchos corazones y familias; una paz que retire la culpa de muchas consciencias; una paz que les demuestre a todos Mi Verdad, la Verdad de que los amo más de lo que ustedes imaginan, porque Mi Amor no cambia.
Les deseo a todos una reflexiva Maratón de oración, porque estaré a su lado para escuchar cada una de las cuentas, cada una de las oraciones, cuando le digan a Mi Padre que entregue Su Misericordia por Mi Dolorosa Pasión, por la Pasión Dolorosa de Cristo que salvó y salvará al mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si Yo les sonrío, ¿ustedes Me sonreirán?
Dios los bendiga en nombre de Su Hijo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, quiero que Me traigan aquí una Menorah y una vela, porque la humanidad está ingresando en sus últimos importantes siete ciclos; y Yo los invito conscientemente, compañeros, a orar por esos ciclos, para que todo lo que espera desarrollar el Universo Celestial en la humanidad sea posible.
La Menorah es un símbolo antiguo del judaísmo desde la época de los patriarcas. Es un símbolo de inspiración divina que conscientemente prepara a las consciencias y a las almas para lo que vivirán en los próximos tiempos.
Es por eso que la primera vela que hoy encenderemos en la Menorah representa el primer ciclo que vivirá la humanidad después de la Sagrada Semana, por el cual ustedes deberán orar mucho, porque son grandes eventos planetarios que vendrán a corregir a la humanidad, no con justicia, sino con Amor y Misericordia.
Por eso, encenderemos esa primera vela en la Menorah, para que ella, a partir de hoy, esté sobre este, Mi Altar, que han concebido para la llegada de su Maestro y Señor.
Espero.
Acompañen a su Maestro y Señor en este ejercicio espiritual que hoy les enseño a vivir conscientemente, para que puedan ingresar en los próximos ciclos con madurez, compromiso y responsabilidad, virtudes que les entregará el Espíritu Santo para estos tiempos.
Y encenderemos la primera vela del Menorah pidiendo que los Dones del Espíritu Santo desciendan en este momento, así como en Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre Mis compañeros y sobre Mi Madre Santísima, que en este mismo momento acompaña con Amor lo que está haciendo Su Amado Hijo.
“Ven, Espíritu Santo,
y sopla con Tu Fuego sobre las consciencias del mundo
y, en especial, sobre aquellos que Me siguen
y que se animan a trazar Mi senda,
preparando así Mi Retorno”.
Dentro del Don de la Ciencia del Espíritu Santo, oremos al Santo Espíritu, invocando que, a través del Don de la Ciencia, se establezca el Don del Discernimiento en este momento culminante de la humanidad, en donde el linaje de los Gobernantes debe ser vivido y comprendido con amplitud, para que toda la superficie del planeta sea reconfigurada y reorganizada conforme a la Voluntad Divina.
Ahora, coloquemos la Menorah en el altar.
Y así, hasta el día domingo, el gran momento de la Resurrección del Señor en los corazones del mundo, la Menorah quedará completamente encendida, convocando a través del Espíritu Santo a todos Sus Dones y Virtudes para que guíen en estos tiempos a todas las consciencias que se postulan al Plan de Dios.
Pidamos al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para todas las causas del mundo.
Pidamos al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para todas las situaciones injustas del mundo.
Pidamos al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para que los dirigentes de las naciones y de los pueblos tomen decisiones consecuentes y benéficas, conforme el Padre Celestial lo espera en estos tiempos.
Pidamos al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para que no se promuevan las guerras y se justifiquen las ventas de armas, poniendo en gran peligro a la propia humanidad.
Pidamos al Espíritu Santo Su Don de Discernimiento para que las mentes y los corazones cerrados a Dios, que viven el mal del mundo, sean exorcizados y liberados de sus prisiones espirituales y eternas, para que puedan ser redimidos.
Pidamos, en este día, al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para que esta humanidad sea reconstruida verdaderamente, a través de un diálogo pacífico y de una acción benéfica para los más miserables de la humanidad.
Pidamos al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para que la trata de personas acabe, para que la explotación de las naciones más pobres termine, y para que los más pobres y esclavos de estos tiempos recuperen su dignidad humana.
Pidamos al Espíritu Santo el Don del Discernimiento para que el espíritu de la fraternidad se establezca en este mundo. Amén.
Para vivir los Dones del Espíritu Santo les daré una gran llave: no tener más voluntad propia. Permitan que el Espíritu Santo los abrace en este momento y que Él pueda rasgar, disolver y transmutar lo más resistente de sus consciencias.
Pidamos al Espíritu Santo, con fe y confianza, porque esta es una promesa que Yo les he hecho desde el momento en el que estuve en la Tierra: Dios enviará a Su Espíritu y renovará la faz de la Tierra a través de los tiempos y de las generaciones, a través de los que le dicen sí a Cristo.
Ábranse al misterio del Espíritu Santo, concebido en la Sagrada Fuente de la Energía Femenina, porque no solo ustedes, sino también sus hermanos del mundo no pueden dar pasos espirituales sin el auxilio del Espíritu Santo.
Invoquemos entonces a la Madre del Espíritu Santo, para que Ella envíe a través de Su Corazón el rayo más profundo de Su Pureza Original y los mundos internos sean liberados de su prisión espiritual, de la esclavitud de las fuerzas del caos, para que renazcan en el Espíritu Santo, el Fuego Eterno de Dios inextinguible e intransformable, que viene en este día a través de la Voz del Maestro a renovar todas las cosas, a renovarlas una vez más. Porque de esa forma, a través de sus vidas, Yo cumpliré las promesas que le he hecho a Dios por cada uno de ustedes.
Sientan el Soplo del Espíritu Santo, para que también el Don del Discernimiento se establezca en sus consciencias, porque si en este tiempo no hay almas con discernimiento, no habría Nueva Humanidad.
Y ustedes, que son criaturas cocreadoras ante Dios, recuerden sus orígenes, retornen a sus fuentes de origen, recuerden su verdadero nombre espiritual, aquel que está escrito entre las estrellas del cosmos y permitan que el Don del Espíritu Santo se establezca para que este planeta y su humanidad sean retirados del peligro, de la violencia, de la guerra, de la persecución, del hambre, de la falta de la distribución de los recursos; sean retirados del peligro que impone Mi enemigo, aquel que no deben olvidar que Yo vencí en la Cruz por cada una de sus vidas y de sus existencias.
¿Ahora, comprenden que en este momento son conscientes, delante de las Puertas de los Cielos, de poder retornar a sus orígenes y hacer resurgir en ustedes los Dones del Espíritu Santo? Dones que no solo necesitarán para servirme en estos tiempos definitivos, sino que los necesitarán para poder vivirlos e infundir en el mundo el Propósito de Dios, aquel que aún deberá cumplirse en este mundo, Propósito que aún no se ha cumplido desde Adán y Eva.
A pesar de que esto parezca imposible, ante los sufrimientos del mundo, eleven sus consciencias; Mi Corazón está abierto como un Templo para que esto suceda.
Ingresen a Mi Iglesia Celestial en nombre de sus hermanos y de todos los que no creen en Dios para que, a tiempo y antes de que todo suceda, antes de que infelizmente activen las armas nucleares, los Dones del Espíritu Santo, los mismos Dones que estuvieron en los apóstoles en Pentecostés, transmuten y liberen esas condiciones del mal, por la oferta de los corazones que se ofrecen como tabernáculos vacíos para que el Espíritu Santo gobierne sus vidas y establezca definitivamente la Voluntad de Dios.
Oremos, así como se los enseñé. Vamos a orar juntos invocando el Espíritu Santo, en este momento delicado del planeta:
Ven Espíritu Santo,
ilumina a los corazones,
para que ellos alcancen,
la Transfiguración de Jesús.
Amén.
(cuatro veces)
Y, ahora, cantarán Conmigo: “Adonai, Espíritu Santo”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nos ponemos de pie a pedido del Señor, y cantaremos como una sola voz, infundiendo este Santo Espíritu en el mundo entero.
Nos vamos a colocar bien firmes sobre el suelo, a pedido de Cristo, para que esta poderosa energía del Espíritu Santo descienda sobre nosotros y el mundo. Y vamos a colocar nuestras manos en señal de recepción y de gratitud.
Cantemos.
Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.
Podemos sentarnos.
Y vamos a colocar nuestras manos en señal de recepción, porque el Señor, a través de los sacerdotes, dará una bendición a todos a través del agua que está siendo ofrecida para que, a través de la Luz de Cristo, sea infundido el Espíritu Santo no solo en nosotros, sino también en el mundo entero a través de esta sagrada bendición.
“Padre de la Misericordia,
Insondable Espíritu del Amor,
Inagotable Fuente de Gracia,
Inconmensurable Verdad, Justicia y Cura,
en este momento escucha la Voz de Tu Hijo Amado,
que al igual que en el Huerto Getsemaní
se ofreció para beber el Cáliz,
en reparación de Tu Corazón
y por la salvación de la humanidad.
Contempla, Adonai,
el ofrecimiento de los corazones,
el esfuerzo de las almas consecuentes
y la perseverancia de los que le dicen sí a Tu Amado Hijo.
¡Oh, Padre Celestial!,
no contemples las adversidades de la guerra,
la impunidad de algunos corazones,
la maldad que se establece en el mundo.
Hoy, Mi Corazón, como un relicario,
se ofrece entre Vos y el mundo
para poder redimir a la humanidad.
Envía a Tu Santo Espíritu, Señor,
y que a través de esta agua que Tú has creado
para saciar la sed de Tus hijos,
las almas sean bendecidas y renovadas
por la Presencia de Tu Santo Espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cantar, algunas veces más, “Adonai, Espíritu Santo”, para que el Santo Espíritu se infunda en los presentes y en todos los que están unidos a Cristo en este momento.
Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.
Y, antes de despedirme, antes de que ingresen en la Comunión Espiritual, en la que tienen la oportunidad de renovar el compromiso Conmigo y con Mi Obra de Redención, hoy también he venido a pedir el Sacramento del Lavapiés, del pie derecho, como en otras Sagradas Semanas. Para que, a través de las consciencias que he escogido, y en nombre de todos, se siga disolviendo de ustedes la voluntad propia, para que se establezca en ustedes la Voluntad de Dios, aquella Voluntad Suprema que tiene escrito el destino de cada ser.
La mejor forma de vivir este momento es cantándome, amándome y reconociéndome no solo en este momento, sino en sus vidas, como una partícula de Amor, crística y redentora, que ha tocado sus vidas para siempre. La canción que he escogido para este momento de Sacramento es todo lo que ustedes vivieron por Mí.
Cristo se refiere a la canción: “Todo lo que yo viví”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a llamar aquí, al altar, en este momento de consagración y de Sacramento, a los siguientes hermanos que el Señor ha nombrado, que voy a pedirle a Cristo que me los repita porque son varios nombres:
Igor, Zimra, Marta, Tseguereda, Cristiano, hna. María Templaria, Guatami, Vanesa de Finlandia, Irene Almeida, hna. María de Fátima, Augusto y Vanilda.
¡Buen ejercicio espiritual!
Los bendigo, volviéndoles a dar Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, les hago cubrir sus cabezas, así como Yo lo hago en este momento, e invito a que todos los que puedan lo hagan, para que sus almas y sobre todo sus consciencias se recojan en el Corazón de Dios, morada segura y predilecta de los hijos del Padre.
Les pido que hagan ese ejercicio en este momento, para que acompañen a su Maestro y Señor en esta tarea espiritual y también planetaria, que hoy realizo junto a ustedes y ustedes realizan junto a Mí, en recogimiento y en reflexión.
Hoy, en la víspera de Pentecostés, los reúno como a Mis apóstoles del pasado, para que el Espíritu Santo y todos Sus divinos Dones los preparen en este tiempo para lo que llegará.
No vengo a impartir miedo al mundo, porque el mundo de por sí ya vive muchos miedos. Vengo a pedirle al Espíritu Santo que lleve a cada uno de los Míos hacia la reflexión sobre la importancia de madurar y de crecer interiormente, la importancia de humillarse y de rendirse exteriormente; para que la adversidad no haga derrotar a Mis compañeros en este tiempo, sino que sus espíritus sean valientes guerreros de la paz que sigan firmemente los pasos del Redentor.
También en este día, en el que la Aurora interior brilla en el corazón de cada ser a través de la Presencia de la Madre Celeste, se cierra un ciclo en este mes de mayo. Y hoy, su Maestro y Señor, humildemente, se digna a venir a su encuentro para cerrar este ciclo.
Los tiempos de la Jerarquía antes eran más largos, eran ciclos más prolongados y duraderos. Cuando comenzó este siglo XXI, para ustedes esos ciclos se acortaron y velozmente se fueron presentando a toda la humanidad, de forma más contundente y rápida.
Los ciclos que vive hoy la Jerarquía y los ciclos que hoy pueden vivir sus mundos internos son impulsos diarios, segundo a segundo, antes esos ciclos eran a través de los años o aun a través de las décadas.
Me detengo, apresuradamente, para que estén concentrados y beban de Mis Palabras que amorosamente solo quieren entregarles los impulsos a sus espíritus, a todas sus almas; porque estos impulsos que hoy les traigo son los últimos de este ciclo que he vivido con ustedes en los últimos siete años de Mis Apariciones.
Me acompañaron durante un tiempo en ciclos diarios, después Me acompañaron en ciclos semanales, luego Me acompañaron en ciclos mensuales como hasta ahora y, por último, en el próximo tiempo Me acompañarán en ciclos anuales. Estos ciclos, que serán los últimos en el próximo tiempo, ciclos crísticos para toda la humanidad, serán siete ciclos.
Cuando eso se cumpla, otras situaciones sucederán en el planeta. Y será en ese momento y en ese tiempo, dentro de ese ciclo, que Yo les entregaré, de una forma u otra, en dónde sus espíritus podrán vivir el último ciclo de la redención; para que Yo los encuentre preparados cuando retorne al mundo y reaparezca para buscar a los Míos, a los que en la entrega y en la resignación de sus vidas y de sus consciencias, siguieron los pasos de las Palabras del Señor, para que estas Palabras fueran en ustedes para toda la vida.
En este recogimiento, pero también en esta síntesis que hoy vivimos, su Maestro y Señor les enseña a leer en los acontecimientos, a aprender a través de los acontecimientos y a crecer a través de los acontecimientos.
Porque sus vidas y, sobre todo, sus mentes no pueden no comprender lo que la Jerarquía Celestial está realizando y llevando adelante en este tiempo.
Los impulsos que dan los Mensajeros Divinos son irrepetibles; es hora de que comprendan y también entiendan que en lo que aparentemente es igual, los impulsos que les entregamos nunca son los mismos. Porque ellos vienen a colocarlos en el escalón de la vida evolutiva que debe alcanzar cada uno de sus espíritus, en unión a la morada del Corazón de Dios, en donde se guardan todas Sus Voluntades, todos Sus Preceptos y todas Sus Intenciones.
Compañeros, en este día de síntesis de los impulsos de los Mensajeros Divinos, en el mes de mayo, ¿se han preguntado?:
¿Ya he dado un paso más hacia el Corazón de Dios?
¿He comprendido cómo enfrentar la transformación de mi vida?
¿Me aferro cada día más a la Túnica del Redentor para que, con Su apoyo incondicional y amoroso, ninguna fuerza contraria me retire de Su camino de amor y redención?
En este día de síntesis, ¿sus consciencias se han preguntado?:
¿Cómo puedo donarme más, desde mi mundo interior hacia mi mundo exterior?
¿Cómo mi consciencia, pero sobre todo mis células y átomos pueden trascenderse para iluminar la vida y todo lo que la rodea?
¿He aprendido a profundizar en los grados de amor?
¿Qué tan caritativo soy con el semejante?
¿Cuánto más he podido aprender a amarlo, sin condiciones y sin reglas, así como Yo los amo a ustedes, aunque caigan a Mis pies o muchas veces no consigan seguir Mis pasos?
Y, por último, ante este escenario planetario de sufrimiento y adversidad, ¿Me han preguntado?:
¿Señor, estoy pronto?
¿Mi corazón está pronto para vivir los desiertos más áridos por Ti, no importando lo que eso signifique o represente?
¿Sería capaz de beber la amarga hiel que Tu bebiste en la Cruz, sintiendo una profunda sed por todas las almas?
Como nunca antes, compañeros, amados de Mi Padre, les he entregado todas las herramientas, internas y externas, para que sigan adelante en esta transición planetaria y aprendan algún día a superarme en el amor, como algunos ya aprendieron a superarme en el amor.
Por eso, Mi Santa Madre, que es su amada Madre del Cielo y de la Tierra, ayer los invitó y los llamó a vivir en el amor. Eso no es algo que pueda permanecer estacionado o estático.
El Amor que Yo les traigo es parte de un dinamismo cósmico, de una Ley universal, es el Amor que los ha creado, a imagen del Padre. Porque Él solo necesita que lo amen como Él los ama, para que aprendan a vivir un amor invencible y no un amor mezquino, posesivo o hasta un amor indiferente.
En este momento, necesito a los Nuevos Cristos en la Tierra, así como muchos Cristos están en el Cielo, en las estrellas y en los universos, impulsando sus pasos internos como parte de esta humanidad.
¿Cómo podré revertir este caos del mundo, sin tener a Mis compañeros?
¿Quién caminará a Mi lado, sosteniendo consigo la antorcha de la Luz e ingresando en las tinieblas más profundas del mundo, sin importar lo que suceda?
Cuando la oscuridad es muy grande en sus vidas, es cuando ustedes más deben encenderse en Mi Amor.
¿Cómo creen que superarán sus propios desiertos?
¿Cómo creen que llegarán a los lugares más recónditos del mundo para aplacar el sufrimiento y el dolor de la humanidad?
Yo solo les pido que sigan formando parte de Mi cadena de Amor, que es una cadena universal, espiritual y divina.
Ahora que los he purificado a través de Mis Palabras, sientan la fuerza y el poder de Mi Espíritu. Y, en este Océano de Misericordia que hoy les muestro a través de Mi Corazón, suban a Mi barca para que sus consciencias sean parte de Mi Cuerpo Místico; para que algún día, sus vidas sean parte de Mi Cuerpo Eucarístico, preciosos instrumentos en las Manos de Dios que viven el universo de las virtudes y que expresan los Dones del Padre a través del servicio, de un servicio incondicional, permanente e incansable.
Le he encomendado al Castísimo Corazón de San José que, en este momento de síntesis, en los últimos días de mayo y a través de los días que vendrán, Su Santo Corazón les enseñe a amar la humildad, para que sus misiones se establezcan y se cumplan, así como está escrito en los Libros Sagrados de la Creación.
Deseo que Mis apóstoles, en el mundo entero, sean almas en consolación; almas en reparación por la humanidad y por el planeta.
Les he dicho en este momento todo lo que había pensado decirles. Pero no con Mi Mente, sino a través de Mi Corazón, de los Rayos de Mi Corazón; les he entregado los impulsos divinos que vienen como un afluente de Gracias para consagrar sus vidas cada día más a Mis Voluntades y Preceptos.
Hoy vengo a cerrar, en nombre del Amor de Dios y por la situación planetaria, este ciclo de impulsos del mes de mayo, por medio de la Sagrada Celebración Eucarística.
Pero antes, quiero que los impulsos de Mi Corazón sean vistos por el mundo entero a través del Sagrado Santísimo y, antes de comenzar con la Celebración Eucarística, los invito a adorar al Santísimo Cuerpo de Cristo por la paz en el mundo, el fin de las guerras, el fin de los conflictos, el fin de la indiferencia, el fin de la soberbia y, sobre todo, el fin de la maldad que hoy vengo a transmutar por ustedes y sus hermanos, para que sus almas se eleven en adoración al Creador, a Aquel que está en los Cielos y al que le debemos honra y honor, lealtad y amor por encima de todas las cosas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor se ha arrodillado, en este momento, para que adoremos al Santísimo en reparación del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús.
Podemos traer aquí el Santísimo y el Altar.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así, Yo bendigo al mundo para que entre en plenitud en Mi Corazón adorador, el Corazón que eternamente adora a Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Así, respondemos en este momento al pedido de Nuestro Señor Jesucristo por todas Sus intenciones.
Al toque del cuenco, comenzaremos esta pequeña Adoración por las aspiraciones de Cristo.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Gracia descienda a la Tierra.
Nos entregamos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Misericordia se cumpla
en cada uno de nosotros.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu suprema Luz descienda al planeta
y todo sea renovado, dentro y fuera de nosotros,
en toda la humanidad.
Te adoramos, Señor del Universo,
Te reconocemos, Te amamos
y aceptamos vivir Tu Voluntad.
Que en este día, de Tu Misericordia insondable,
se pueda cumplir Tu Designio
en cada uno de nosotros.
Haznos pequeños, humildes,
vacía nuestro corazón de toda voluntad propia.
Que nuestras almas, Señor del Universo,
y las almas de todos nuestros hermanos del planeta
se fundan en la Fuente de Tu Creación
para retornar a nuestros orígenes.
En este momento, a pedido de Cristo, ante el Santísimo Sacramento del Altar, cada uno realizará su oferta interna, para que nuestras consciencias sean colmadas por Su Fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
Hoy estoy aquí para celebrar con ustedes el Sacramento de la Vida; de una vida que se entregó por ustedes, mucho más de lo que se entregó cuando esa vida estuvo en la Cruz; a fin de que las almas de todos Mis compañeros formaran parte del Legado crístico redentor que hoy les ofrezco, nuevamente, de manera incondicional y pura.
Así como reuní a los doce en el Cenáculo para que después fueran bendecidos por el Espíritu de Pentecostés, en la víspera de este gran día del Espíritu Santo para el mundo entero; y así como fue en Emaús, vengo a compartir Mi Vida con cada uno de ustedes, tomando el pan en acción de gracias y elevándolo al Padre para que Él lo convierta en Mi Cuerpo, y junto con los Ángeles de la Redención, en el fin de este ciclo del mes de mayo, las almas reconfirmen sus votos internos con Mi Corazón.
Es así, que vuelvo a partir el pan y se lo ofrezco a ustedes, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Del mismo modo, antes de concluir esta cena, que por amor celebro con ustedes y por la paz en el mundo, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos, ofreciéndolo a Dios por la redención y el perdón de las almas, para que el vino sea convertido en Mi preciosa Sangre y transustanciado por los Ángeles de la Redención. Es así, que se los vuelvo a ofrecer, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que fue derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, porque Yo ya estoy retornando”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
He aquí, compañeros, hijos de Mi Padre, el Cuerpo y la Sangre de su Redentor, sensiblemente herido y ultrajado por los pecados del mundo y que hoy, en esta trilogía eucarística, los invito a reparar.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, los invito a consumar esta Consagración Conmigo por medio del Padre Nuestro:
Oración: Padre Nuestro.
Que Mi Paz, que es la Paz de Dios, descienda a la Tierra.
“Señor, Yo no soy digno de que entres en Mi casa,
pero una palabra Tuya, bastará para sanarme.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Anunciamos, en nombre y en Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión Espiritual; hoy, Comunión reparadora para todas las almas del mundo, para todos nuestros hermanos del planeta, a través de tres campanadas.
"Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén".
Comulgamos, Señor, de Tu Sagrado Corazón, para que nos des fuerza y valentía, esperanza y renovación.
Hoy, Me voy de aquí, compañeros, con la tarea finalizada. Los invito a seguir en la fe, por la victoria del Sagrado Corazón de Jesús.
Antes de despedirme, invito a cada uno de ustedes a elevar sus intenciones hacia Mi Corazón. Y por medio de una canción muy especial para Mí, que representa la elevación de sus consciencias, los invito a cantar uno de los himnos más importantes de la Comunidad Figueira, llamado “Soplo del Espíritu”.
Les agradezco y vayan en Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Al fin llegó el día de la liberación de este lugar, de las raíces del mal y de sus persecuciones.
Al fin la voz de los peregrinos se alza a los Cielos y el Padre del Universo escucha la voz de Sus hijos que claman por Su Misericordia y por Su Piedad.
Al fin las puertas inciertas son cerradas y una puerta de Luz se abre en el corazón de los hombres para que ingrese la Energía Divina, aquella energía que todo lo transformará cuando los corazones se abran para recibirla y hacerla parte de sus vidas para siempre.
Al fin la Divina Misericordia volvió a triunfar y los corazones perdidos encuentran el camino que, por diferentes circunstancias, nunca lo habían encontrado.
Este es el tiempo de las revelaciones, este es el tiempo en el que la Consciencia Divina se aproximará a la humanidad para hacerle recordar su compromiso con la Fuente, así como fue en el Génesis, en el principio.
La humanidad, después de haberse desviado y pervertido, puede por medio del sacrificio del Hijo de Dios, alcanzar la Misericordia del Padre y justificar su existencia a pesar de los errores.
Es por esa razón que hoy estoy aquí, entre ustedes, y con muchos más que hoy no están aquí, también lo estoy, para transmitirles el júbilo de Mi Corazón, la Gracia de Mi Espíritu y la Soberanía de Mi Alma, la que ante el Padre Celestial los redimirá y los justificará para que puedan atravesar la puerta de la redención.
Hoy no solo el pasado es purificado y sublimado, sino también el presente es redimido y contemplado por la Misericordia del Padre a fin de que Sus hijos alcancen la verdadera Paz, la que pierden en estos tiempos por las modernidades de este ciclo que ciega la consciencia de las almas y que de a poco la separa de Dios.
Pero Yo vengo a ofrecerme como ese puente de Luz por donde todos pueden cruzar hacia la Casa del Padre Celestial, que a pesar de los gravísimos errores de Sus hijos a lo largo de los tiempos, Él envía a Su Salvador para que lo vuelvan a encontrar y a sentir, para que se vuelvan a aproximar a la Fuente de Su Amor y de Su Sabiduría que desciende desde el Universo Celestial para colmarlos y bendecirlos.
Este es el tiempo, compañeros, de vivir el cambio de la consciencia, de vivir con júbilo el Plan de Dios y de adherirse a ese Plan Divino, completamente, para que sus vidas reciban nuevos atributos y esos atributos de Dios se irradien al mundo así como ahora Yo les irradio la Luz de Mi Corazón.
Por eso aquí, hoy, se abren las puertas del Cielo y del Universo para que no solo los caídos se puedan liberar y redimir, sino también sus almas puedan vivir la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo a fin de que se vuelva a establecer la alianza que una vez se perdió por la acción de los propios hombres que creyeron tener más poder que Dios y más autoridad que la Justicia Divina.
Pero hoy no vengo a remover el pasado, ni tampoco su historia. Vengo a despertar dentro de ustedes el compromiso de vivir con júbilo la unión con Dios y la existencia de todo el Universo, porque todo lo que fue creado, compañeros, no es solamente material y concreto. Todo lo creado es profundamente espiritual, amorosamente pensado por la Fuente Divina para que todas las criaturas que existen más allá de este Universo, y que tienen la filiación con Dios, aprendan del Amor y de la Sabiduría. Porque los errores en la Creación no solamente fueron aquí. Los errores de la humanidad son remotos y desconocidos, tienen sus orígenes en otras estrellas, en otras formas de pensamiento, en otras formas de sentir, en otras formas de actuar.
Yo vengo a interrumpir con Mi Misericordia esa línea de tiempo, cronológica y concreta, que ha llevado al mundo a su autodestrucción muchas veces.
Por eso vengo a corregir en su origen estos defectos que no solo son humanos o materiales, sino también espirituales y que están lejos de Dios porque no tienen amor ni unidad y mucho menos tienen sabiduría.
Por eso vengo a corregir en este tiempo lo que nadie ha conseguido corregir por sí mismo, sabiendo que millones de almas no solo en Europa, sino también en el mundo se vieron interferidas por ese desvío espiritual de la humanidad.
Una fuente corrupta hoy es sustituida por una Fuente de Luz y Sabiduría para que en el origen de la esencia humana que va más allá de todo lo intelectual o mental, que va más allá del alcance del ser humano, pueda regenerar a esta raza actual que vino con un propósito a la Tierra y que aún no lo cumplió, desde los orígenes de Adán y Eva.
Por eso Me sacrifiqué y morí por ustedes en la Cruz, porque si Yo no hubiera estado aquí como su Maestro y Señor, la humanidad no existiría en este momento, aun después de todo lo que ha hecho a lo largo de los tiempos y lo que ha transgredido las Leyes Universales una y otra vez.
Vengo a hablarles con la claridad de la Sabiduría de Dios, con el ímpetu del Espíritu de Mi Padre Eterno porque este es el tiempo de una Gracia extraordinaria que hoy no solamente recibe Berlín, sino también el mundo entero que fue partícipe de estos acontecimientos pasados que dejaron huellas imborrables en las almas y en los corazones.
Pero Yo vengo a convocar a los nuevos redimidos, a aquellos que abrieron su corazón para escuchar a Dios y para sentir en lo profundo de su espíritu la voz amorosa y poderosa del Hijo de Dios; Consciencia que los conoce profundamente, desde antes que ustedes existieran, desde antes que fueran esencias de luz en la Fuentes Creadoras de Mi Padre.
Hoy vuelvo, compañeros, a colocar a Europa y especialmente a Alemania ante la oportunidad de volver a la Fuente de la Creación de Dios para que los atributos del amor, de la compasión, del perdón, de la unidad, de la cura y especialmente de la luz estén dentro de la consciencia de este pueblo que debe reencenderse en el Amor de Dios, teniendo una gratitud profunda e infinita por todos los que han clamado en este momento a través de esta oración de hoy, por su pueblo, por su cultura y por su nación para que, por medio de la intercesión divina del Hijo, todo sea transfigurado con la ayuda amorosa y piadosa del Arcángel Miguel, quien ha extirpado nuevamente la esencia del mal a pedido del Padre Eterno.
Siéntanse entonces renovados y liberados. Siéntanse nuevamente bautizados por Mi Espíritu, por el Espíritu que descendió en Pentecostés y que trajo para los apóstoles, en el pasado, el fortalecimiento de su fe y del apostolado.
Por eso los invito como nación y como pueblo, como cultura en redención, a ser apóstoles Míos en este tiempo, no solamente a través de la oración de corazón y de la súplica, sino también expresando el amor interior a sus hermanos, a los que más sufren, a los Reinos de la Naturaleza que silenciosamente transmutan la condición del ser humano todo el tiempo.
Ustedes fueron bendecidos por una naturaleza exuberante y preciosa, porque los Reinos se donaron antes de ustedes para acompañarlos en su transición hacia la redención.
Y ahora que ese momento se aproxima y que no solo sus almas, sino también las almas de Alemania tendrán esa oportunidad de vivir la redención verdaderamente, por todo lo cometido y sucedido, alegren sus corazones y reconfirmen, una y otra vez, su filiación con Dios para que el Ángel de Alemania, profundamente ofendido por la acción de los hombres durante el pasado, reciba la ayuda que necesita del Ángel de Portugal para que reine en este pueblo los mil años de paz y sean partícipes de la venida gloriosa de su Redentor.
Que así sea.
Dios, por medio de Su Hijo, abre las puertas de Su Iglesia Celestial para que las almas comulguen con Su Fuente Divina, con los atributos del amor y de la unidad, atributos que expresaron la Creación de los Universos espiritual, mental y material.
Es así que ante la Fuente de la Creación del Padre y ante el Don divino de Su Misericordia, al igual que los ángeles del Cielo, los invito a postrarse en el suelo para recibir de Dios el Don de Su reconciliación y perdón, más allá de que sean de Alemania o no, porque la humanidad es única e inseparable.
Cuando la humanidad entienda eso, ya no existirán las guerras, el hambre, la desigualdad, los conflictos humanitarios y las persecuciones religiosas.
Cuando la humanidad acepte que es única e inseparable, todo cambiará para siempre.
Nos ponemos de pie.
"Señor del Universo, que todo liberas y transmutas, concede a Tus hijos la Gracia infinita de Tu Perdón para que todo sea reconstruido restaurado y reconciliado con Tu Espíritu. Amén".
"Por el Agua que brotó de Mi Costado, las almas reciban cura y Misericordia. Amén".
Celebro con los que más sufren y necesitan el ministerio de Mi Eucaristía para que las almas comulguen con Mi Espíritu que los renueva y que les trae la fe en estos tiempos.
Los que puedan se arrodillan para realizar esta consagración, consagración que renovará a Alemania y a todas las almas que aquí viven a través de la insondable Misericordia del Corazón de Jesús.
En aquel tiempo, cuando estaba con los apóstoles celebrando el misterio del Amor de Dios, manifestado a través de la presencia del Hijo, Yo traje todos los Atributos Divinos para el mundo, ofreciendo el pan a Dios para que fuera bendecido y consagrado en la presencia silenciosa de los ángeles del Cielo.
Después de ese momento les dije a los apóstoles, como hoy les digo a ustedes: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).
En la expansión de ese misterio de Amor, que provenía de la Fuente Divina del Padre, del mismo modo Él bendijo el Santo Cáliz. Y en ese momento lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".
Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).
Oración: Padre Nuestro.
Este es el Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo, dichosos los invitados a servirse de este Sacramento, porque alcanzarán la vida eterna.
Yo les enseñé hace mucho tiempo que se amaran los unos a los otros, que se soportaran y se acompañaran en los momentos de júbilo como en los momentos de tristeza, en los momentos de vida como en los momentos de muerte. Ahora Yo les pido que hagan lo mismo con quien tienen al lado, día a día, porque así lo harán Conmigo.
Renueven este pedido de su Señor todos los días que vendrán, así el Amor de Dios no faltará en el mundo, y las naciones de la Tierra aprenderán a corregir sus caminos y se colocarán en el camino de Dios; un Dios que no tiene religión ni gobernante porque es el Dios del Amor, infinito, amplio, profundo, curador, restaurador e interdimensional porque es un Dios omnipresente y omnipotente, es la Fuente que los ama todo el tiempo y que nunca los olvidará porque Su Amor es verdadero e invencible.
Que este Amor hoy llegue a las almas de Alemania para que, renovadas por el Sacramento de la Fe, se sientan dignas hijas de Dios.
Que la Paz profunda de Mi Corazón esté con ustedes, porque así la Paz que proviene de Mi Corazón estará con su pueblo y con todas las naciones.
En unidad y en amor por Mí se darán el saludo de la Paz.
Agradezco a Alemania, a Europa y a todos Mis seguidores por haber respondido a Mi llamado, este importante llamado espiritual por Berlín.
Les agradezco.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Nos podemos dar el saludo de la Paz.
Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.
Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.
Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.
Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.
Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.
Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .
Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.
Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.
Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.
No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.
Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.
Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.
Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.
El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.
Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.
A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.
Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.
Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.
El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.
En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.
Síganme.
Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.
Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.
Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.
Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.
La Voz del Padre Eterno:
Amados hijos, escuchen a Su Padre.
Yo Soy el principio y Soy el fin.
Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.
Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .
Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.
Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.
Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.
La Voz de Cristo:
Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.
Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.
Todos entonan Emmanuel.
Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.
Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.
Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.
Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.
Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.
Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más