APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi silencio hace eco en el corazón del universo.

A través de este silencio, les quiero hablar de cosas profundas, mientras que en el mundo aún está abierto el abismo de la división y de la indiferencia.

A través de la Mensajera de la Paz, el Cielo desciende a la Tierra y aquellos que aún no tienen condiciones para ser rescatados, son rescatados por Mí.

Esto supera a la Ley, al entendimiento y a la mente; porque el Amor de la Madre de Dios es la gran llave de estos tiempos.

En un mundo sin amor no podrá haber luz. En un mundo sin amor no podrá haber esperanza.

Por eso, escuchen el eco del silencio de la Madre de Dios; para que, aplacando las injusticias y las indiferencias del mundo, a pesar de las guerras de estos tiempos, que se viven dentro y fuera de los seres, las almas puedan ser conducidas hacia el refugio de Mi Paz.

Por eso, ámense mucho más de lo que se aman. Acéptense mucho más de lo que se aceptan. Acojan al otro mucho más de lo que creen hacerlo; y la grieta de la indiferencia y de la oscuridad, que fue abierta por Mi adversario, se cerrará. Así, el Universo Espiritual y sus ángeles estarán más cerca de todos.

No se olviden de la poderosa Señal de la Cruz de Mi Hijo, día a día. Los espejismos de este mundo engañan a las almas, las confunden y las hacen interpretar situaciones equivocadas.

Que la lectura de todos los acontecimientos, hijos Míos, esté basada en el amor. Sin amor no habrá pasado, presente o futuro que pueda ser liberado.

A través del Mensaje de Fátima, Yo vine a enseñarles que todas las almas, volviéndose a Dios, recuperarán la paz.

La Mirada Amorosa del Padre está siendo aplacada por los dioses que se escogen en este mundo; pero Su Poder es invisible, inmutable e invencible; Su Amor les abre las puertas a todas Sus Criaturas sin excepción.

El mayor pecador y el mayor error son perdonados por el Padre. La condenación no es Su Ley, el Amor es Su Ley y es Su Sabiduría.

Aprendan a vivir en estos tiempos bajo estos principios, para que no se confundan. Y cuando estén delante de alguien miserable, al igual que ustedes, sepan colocar el Amor de Dios en el centro de cada situación y de la vida; porque el Amor de Dios está faltando en este mundo, está siendo disipado por la indiferencia, por la arrogancia y por el uso del falso poder.

Pero no se olviden, hijos Míos, de que todos son iguales ante los Ojos de Dios.

Así como su Madre Celeste es la Esclava del Señor, ¿sus almas se han decidido a ser esclavas de Dios? Porque la esclavitud espiritual no es una condena, es el camino para amar y comprender la cruz, la cruz propia de cada alma, que es aliviada por el Amor de Nuestros Sagrados Corazones.

Por eso, Mis amados hijos, decídanse y sean embajadores del Amor del Padre Celestial en este mundo. En verdad, les digo, Mis amados, no crean que ya saben amar.

Hasta el último minuto de la Dolorosa Pasión de Mi Hijo, Cristo no perdió ni un segundo en aprender a amar y amar. Y Él, que era el propio Dios Vivo entre todos, se humilló y se resignó por todos ustedes hasta el fin de los tiempos, para aprender en la sagrada escuela del Amor Mayor.

Hoy, vengo a hablarles del amor porque no lo estoy viendo en ustedes. Vivan a través de los ejemplos del amor y de la hermandad, de la aceptación y de la renuncia.

Que la llama incandescente de sus vidas se encuentre en el Amor Mayor.

Que sus corazones, almas y vidas recojan las ofrendas del Amor que hoy les traigo desde el Cielo, para que este Amor Celestial regenere al mundo, lo cure, lo redima y lo libere.

Como Madre del Amor Divino, vengo a recordarles el reingreso a este camino y a esta escuela. No dejen que sus corazones se enfríen.

Que el Amor de Dios siempre los guíe y los conduzca hacia el Propósito, hacia la oportunidad de aceptar al otro como es, sin intentar cambiarlo; de ser capaces, a través del Amor Mayor, de comprenderlo todo, de no condenar y de no ejercer la impunidad espiritual.

Porque en verdad, les digo, Mis queridos hijos, que solo Dios sabe quién es cada alma en este mundo y en esta encarnación.

Porque cuando amen de verdad, así como los ama Mi Hijo, reconocerán en cada alma y en cada ser al Cristo interno; y los espejismos y las apariencias que les impone Mi enemigo entre los servidores se disiparán, ya no se generarán más heridas ni divisiones, protagonismos ni falsos poderes que creen tener en este mundo.

Que hoy, la Rosa del Amor, que les traigo del Cielo, se funda en lo más profundo de la esencia de cada ser. Reciban esta Rosa de Luz como un impulso de renovación en el Amor de Dios, para que sus vidas se conviertan como rosas a los Pies de la Santa Señora del Cielo, y esta ofrenda amorosa de las almas justifique todos los errores del mundo, a fin de que más almas se puedan salvar y no ser condenadas más.

Cuando los invito a vivir en la escuela del Amor es para que dejen de vivir en la escuela de la condenación; para que puedan percibir, desde otro plano, lo que percibe espiritualmente la Jerarquía y, así, puedan aprender como Nosotros aprendemos aún en este tiempo.

No teman adentrarse en la sagrada escuela de la esclavitud espiritual de Dios; porque Él se entregó al mundo sin condiciones, dejándose colgar en una Cruz. Y aun esa entrega fue mayor, a través de la muerte espiritual que vivió Mi Corazón Inmaculado en ese momento.

Vengo como Mediadora de los que creen en la Justicia Mayor, porque Dios no usa la Justicia como un castigo, la Justicia de Dios está basada en Su Amor Eterno.

En ese Amor es en donde deben vivir y obrar, en ese Amor es en donde deben acoger, aceptar y reconocer; porque, mientras esto no suceda, el mundo seguirá sufriendo y las almas se seguirán perdiendo porque el amor se volverá indiferente; será un amor mezquino y frío, un amor egocentrista y personal.

Mi alivio está en todo lo que Nosotros les hemos entregado en estos últimos años, en estos últimos tiempos.

Lleven Mi Mensaje de Amor hacia su mundo interior para que Mis Palabras no se disipen; para que Mis Palabras, que son la Palabra de Dios, permanezcan y den vida en abundancia.

Eso es todo lo que hoy quería decirles, Mis queridos hijos. Y para que todo lo que les he dicho por Amor, pueda tener sus frutos en el próximo tiempo, Yo los vuelvo a bendecir a pedido de Mi Hijo, el Soberano Rey del Amor y de la Verdad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y les pedimos a nuestros hermanos del Coral de Figueira, respondiendo al pedido de la Madre de Dios para cerrar este encuentro y profundizar en las Palabras de Nuestra Señora, que cantemos, en español: “Tierra de María”.