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Hijo:
No midas tus posibilidades según tus propias fuerzas. No busques concretar el Plan de Dios solo con tus propias manos. No pienses que no eres capaz de hacer y de vivir esta o aquella cosa porque no encuentras dentro de ti las posibilidades.
Mira la historia de los que cumplieron la Voluntad de Dios y la expresaron, manifestando la parte que les cabía de la Obra Divina del Creador. ¿Fueron ellos, por sí solos, constructores de esa Obra?
Tus posibilidades humanas y lo que conoces de ti mismo poco importan en el momento de concretar una Obra Divina. Lo que sí importa es tu capacidad de ir más allá de ti mismo, de colocar tus ojos, tu pensamiento y tu corazón en Dios y decir:
Señor,
Haz en mí y a través de mí Tu Obra,
cumple Tus promesas, manifiesta Tu Espíritu
y toma mi corazón vacío como Tu morada.
Yo soy Tuyo.
Esa, hijo, debe ser tu oración en los tiempos que vendrán.
No mires tus imperfecciones, sino la Perfección de Dios. No mires ni siquiera tus destrezas y virtudes, para que no limites la Obra Divina a tus posibilidades; solo sé un instrumento vacío, morada del Espíritu Santo, dispuesto siempre a seguir caminos que no están en tu mente, que no fueron trazados por ti, sino por Dios.
Confía en que, en un corazón vacío y dispuesto al Creador, allí operan Sus milagros, y sé tú un milagro vivo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Para estar en el Corazón de la Jerarquía y mantenerse allí, deberán vivir, por encima de todo, la unidad. Esa unidad que se construye con transparencia y con amor, unidad que se construye sabiendo primero escuchar y después hablar, unidad que se construye siendo capaz de percibir el verdadero valor de cada ser y cómo el otro es una pieza indispensable en la Obra que Dios está realizando en la consciencia humana.
Estar en unidad es saber relacionarse con el otro, consciente de la Presencia Divina en esa relación; es saber que mientras hablan, piensan, sienten, actúan, los Ojos de Dios están sobre ustedes, Su Presencia los bendice, Sus Leyes los conducen.
Colocarse conscientemente en Presencia de Dios, en cada instante de la vida, es lo que alejará de ustedes los estímulos del enemigo e impedirá que sus aspectos más humanos sean los que gobiernen sus vidas. En Presencia de Dios, esos aspectos se van transformando y sublimando, y son sus almas y sus espíritus los que pueden conducir la expresión de sus seres.
Estando en Presencia de Dios, estarán con el corazón en Su Reino, y ese Reino los envolverá, los protegerá y los amparará siempre. Por eso, hijos, este es el gran secreto para mantenerse en el camino de la Jerarquía: estar siempre en Presencia de Dios, bajo Su Mirada y dentro de Su Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma, sensibilizada por la urgencia de la necesidad de despertar de la humanidad, por la urgencia de la necesidad de transformarse y de servir, le oraba a Dios, pidiéndole más oportunidades de servir, más responsabilidades y posibilidades de actuar en Su Plan de Amor, y diciéndole: “Señor, aquí tienes mi corazón, mi espíritu, mi alma, mi mente, mi cuerpo y mis sentimientos; úsame para la manifestación de Tu Plan. Dame más posibilidades de servir, más responsabilidades para llevar adelante la manifestación de Tu Voluntad en la Tierra. No me dejes, Dios, solo observando la somnolencia de la humanidad, sino colócame en aquellos lugares en donde yo pueda servir cada vez más a Tu Corazón”.
Y, sabiendo el Señor del ímpetu sincero de esta alma por servir y entregarse, con amor le respondió: “Alma pequeña, no busques solo servir más, busca servir mejor. No busques en las grandes cosas la oportunidad de manifestar Mi Obra, porque Yo no quiero de ti un mártir en la historia de la humanidad, no quiero de ti un alma revolucionaria que será recordada en los libros de este mundo. Yo te llamo a transformar la condición humana de adentro hacia afuera.
No te llamo a servir más, sino te llamo a servir mejor, a pulir en cada instante de tu vida lo que te separa de Mí. No te llamo a ser memorable para los hombres, pero sí para toda la Creación, porque Mi Proyecto se cumple cuando él triunfa en el interior de los seres, en sus consciencias, en sus almas y en sus espíritus.
Cuando sirves mejor en las pequeñas cosas, en la excelencia de tu entrega, en el amor al prójimo, en la sinceridad de tu oración, en la transparencia de tu expresión en la vida, en la vivencia de los Dones de Mi Espíritu, es entonces, alma pequeña, que una gran obra se cumple.
Cuando sirves mejor, naturalmente servirás más, porque la propia energía de la vida te conducirá a responsabilidades mayores que no siempre serán materiales, sino que muchas veces serán internas, ocultas e invisibles a los ojos de los hombres, porque la atención de los seres humanos está en el exterior, pero la mirada del Universo está en lo que se realiza en la esencia de los hombres, porque es así como se manifiesta Mi Plan.
Por eso, alma pequeña, que tu ímpetu de servir esté siempre vivo, llevándote a servir mejor, más profundamente, más sinceramente, de forma pura y transparente, en un servicio que sucede dentro de tu corazón, entre tu corazón y el Mío; y Mi Voluntad se cumplirá en ti”.
Que este diálogo les enseñe, hijos, a cumplir la Voluntad de Dios de forma sincera y plena, y a servirlo cada vez mejor, de adentro hacia afuera.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que recorría su camino de entrega a Dios, un día, viviendo un profundo momento de definición interior, tentada por las fuerzas del mundo, pensaba en abandonar todo y lanzarse a los placeres e ilusiones de la vida. Esa alma era tentada a pensar y a sentir que su entrega no tenía sentido, que era irrelevante para la evolución de la vida y que, a pesar de tantos esfuerzos, ella no salía del lugar; entonces, sería mejor dejar este camino y lanzarse al mundo.
Al planificar interiormente el abandono de su camino espiritual, sentía que no podía hacerlo y que algo la prendía a Dios. Con una mezcla de temor e indignación, comenzó entonces a cuestionarle al Señor, diciéndole: “Dime, Señor, ¿por qué me prendes a Tu Corazón? ¿En qué soy diferente para Ti, si siempre soy la misma alma invisible e imperfecta, en la infinidad de Tu Creación? ¿Por qué no me permites, Dios, que yo abandone este camino y que, entregada al mundo, aprenda a encontrarte por otras vías que no sean esta?”.
Y con una sonrisa en el Rostro, demostrando Su Celestial Compasión, el Señor le respondió: “¿Acaso un órgano puede decidir, por sí mismo, salir y vivir fuera del cuerpo? Por más que quiera ser independiente dentro de ese cuerpo y cree enfermedades y desequilibrios, ese órgano no puede salir por sí mismo. Y si un día, después de tantas enfermedades, él fuera retirado de ese cuerpo, ¿crees, alma pequeña, que él sobreviviría solo?
Así son las almas que se comprometieron Conmigo. Todas las almas que Yo creé son células de Mi Cuerpo Místico e Infinito, pero aquellas que se comprometieron Conmigo son órganos dentro de Mí, que tienen un papel fundamental en la evolución de la vida y, aunque no lo perciban, son parte de una Obra infinita que no comienza ni termina en este mundo. Siendo así, alma amada, no Soy Yo quien te prende a Mi Corazón y no te permite seguir otros caminos, es tu propia vida y tu condición de unión Conmigo que te hacen sentir que, a pesar de todas las tentaciones, no puedes hacerlo.
Pero este momento no es para ti la expresión de tu más puro pensamiento. Estás transitando un momento de ceguera y de ignorancia, en el que las nubes cubren tu rostro y tu corazón, y no puedes ver ni sentir la verdad. Para que esa verdad te sea revelada, no te apartes de Mi Amor y no dejes de clamar por Mi Misericordia. Aunque estés en el desierto, Yo te daré fuerzas para persistir. Y aun en la sequedad interior, sentirás Mi Fuente que, en lo profundo de lo profundo, vuelve a brotar en ti. En un tiempo de confusión, no dejes de buscarme y Yo te daré la paz”.
Que, en este diálogo con Dios, hijos, las almas que hoy están ciegas encuentren fuerzas para buscar la Luz y clamar por Misericordia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Escoge superarte y proseguir.
Escoge silenciarte y vencer las tentaciones que tu boca te lleva a vivir, destruyendo con tu verbo de ilusión la verdad que tu alma intenta construir.
Escoge orar con el corazón cuando haya aflicción en tu interior para que sea disuelta por la Presencia de Dios.
Escoge confesarte ante Cristo y construir, entre tu corazón y el corazón del Señor, un camino de humildad sólido y firme en donde tus pies puedan pisar.
Escoge obedecer y esforzarte para construir, en unidad, esta Obra de la cual Dios te llamó a formar parte.
Escoge el sacrificio y la renuncia para que tus hermanos puedan caminar delante de ti hacia el Corazón de Dios y ama resguardar sus pasos, así como una madre acompaña los pasos de sus hijos.
Escoge amar a Dios por sobre todas las cosas y encuentra Su Voluntad tanto en las dificultades como en los triunfos, sabiendo que todo en tu vida sucede para forjar en ti lo que te llevará a cumplir la Voluntad Divina.
Escoge siempre decir "sí" al Creador.
Escoge elevarte ante las superficialidades de este mundo.
Escoge la evolución.
Escoge la paz.
Escoge ser un apóstol de los últimos tiempos, un santo de los últimos días, un Nuevo Cristo renovador del Amor de Dios.
En tu definición, hijo, escoge siempre la forma correcta, porque detrás de ti están muchos otros que esperan inspirarse en tus pasos para proseguir.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que haya unidad entre los servidores de Cristo, que haya paz. Que cada ser profundice, en el propio interior, la unidad con Dios y reconfirme, todos los días, su adhesión al Plan del Creador.
En estos tiempos, hijos, no bastarán los vínculos superficiales y las adhesiones parciales al Plan de Dios. Es necesario que todos los seres le den importancia a su mundo interno y dialoguen con el Padre, para que Él los ayude a estar fortalecidos en estos tiempos.
No bastará con escuchar los mensajes que Dios les envía a través de Sus Mensajeros, porque Su enemigo está sembrando dudas y confusiones en las mentes y en los corazones de los servidores de Cristo y, para no sucumbir ante las tentaciones, su mundo interior debe estar fortalecido.
Hijos, ustedes no estarán libres de pruebas y de tentaciones; al contrario, en estos tiempos, ellas se intensificarán, porque la hora de la definición llegó para todos.
Así como el Padre permitió que Su Hijo fuera probado y tentado, no solo en el Getsemaní, sino durante toda Su Vida, también lo permitirá con ustedes, porque la superación del Amor debe partir de cada mundo interno.
El Padre siempre tendrá Sus Manos puestas sobre Sus hijos, pero para eso es necesario que abran el camino y creen un vínculo consolidado entre su propio corazón y el Corazón de Dios.
Sé que, en tiempos de expansión de la Obra Divina, las sobrecargas externas los llevan a superarse a cada instante, pero para que haya paz y superación en el amor, para que sus espíritus soporten estos tiempos, ustedes deberán sustentarse en un vínculo profundo con Dios.
Ustedes fueron creados para ser un puente directo hacia el Corazón del Padre, pero para eso, hijos, deben querer desarrollar su verdadero potencial, deben amar el propósito de su existencia y reconocer que, más allá de todas las demandas externas de la vida, lo más importante es buscar a Dios y crear un vínculo vivo con Él. De esa forma, tendrán sabiduría, fortaleza, paz y, sobre todo, amor para superar estos tiempos y ser precursores de una Nueva Vida.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En donde hay vida, allí habita el Corazón de Dios, esperando manifestarse y expresarse en el interior de los seres.
En donde hay vida, allí habita el Corazón de Dios; a veces silencioso y humilde, oculto, secreto, solo observando y esperando que la mirada tan distraída de los seres se vuelva hacia su propio interior y lo encuentre.
Ve, hijo, dentro de ti, más allá de todo lo que ya conoces de tu propio ser. Traspasa las capas del cuerpo, de la mente, de la consciencia, del subconsciente y deja atrás todo lo que la ciencia espiritual y humana te enseñó hasta hoy.
Llega a aquello que está oculto, que es desconocido y cuya presencia nunca fue verdaderamente develada, sino solo en Aquel que abrió el camino a la Unidad con Dios. El Padre solo se expresó con perfección en Su Hijo, porque la misión de Cristo fue revelarle al hombre el verdadero propósito de su existencia.
Hijo, Cristo no vino al mundo para decir: "Yo Soy un ejemplo para ti". Él te dijo: "Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida".
Si Él es el Camino, coloca tus pies en esta senda. Si Él es la Verdad, cruza el umbral entre la ilusión y lo que es real y entra en Cristo para encontrar la Verdad. Si Él es la Vida, apártate de la muerte y encuentra en Él lo que verdaderamente significa vivir.
Dios envió a Su Hijo al mundo para ser un Espejo para la humanidad y para que, ante Él, los hombres pudieran descubrir cuál es el verdadero sentido de la vida, cuál es el propósito de la existencia, qué es el Camino, la Verdad y la Vida, tanto en la Tierra como en el Cielo.
Adéntrate en ese misterio que está dentro de ti, pero que se oculta de ti mismo. Cumple con la Voluntad y con la Obra de Dios en su manifestación sobre la Tierra; pero, por encima de todo, busca el cumplimiento de la Voluntad y de la Obra Divina en tu interior.
Adéntrate en este Camino, encuentra esta Verdad y vive esa Vida que Dios pensó para Sus criaturas desde el principio.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Dios los llama a servir, escuchen Su Voz y síganla.
Cada día aumentará más la necesidad de servicio en este mundo y, a medida que el tiempo pasa y sus corazones se abren, estarán más aptos y preparados para servir porque, en verdad, estarán prontos para amar y donar de sí aquellas cosas que son el verdadero tesoro del corazón humano y que ustedes tantas veces desconocen.
No serán conocidos en este mundo por su servicio, sino por el amor que hay en él, amor que surge del corazón de Dios y que fluye, indistintamente, hacia el corazón de todos los que se abren para responder con sinceridad a Su llamado.
A través de esta Obra, Dios quiere enseñarles y enseñarle a toda la humanidad que cuando se responde a un llamado divino, no hay mérito sobre una única alma, no hay gracia sobre un único ser, sino sobre todos los que se abren para dejar de ser lo que son y pasar a ser instrumentos de Dios.
Una misión pedida por los Mensajeros Divinos es el anuncio del Amor de Dios a la humanidad; Amor que fluye a través del corazón humano e impregna naciones enteras en su silencio, abraza almas y corazones con Su Gracia, aunque todo eso sea invisible a los ojos humanos.
Una misión pedida por los Mensajeros Divinos es la señal de Dios de que Su Misericordia aún está actuando en el mundo, tanto en el corazón que es llamado a servir, y que recibe la Gracia de redimirse a través del servicio, como para aquellos que son servidos y que parecían estar olvidados por Dios y por el mundo, pero no lo están.
Su Padre y Creador quisiera tener muchos brazos, muchos pies y, sobretodo, muchos corazones para enviarlos hacia aquellos lugares del mundo más necesitados como una señal de Su Amor y de Su Misericordia para los corazones que perdieron la esperanza. Pero, mientras no sean muchos los corazones que se abren para donarse a sí mismos, los que ya lo hacen deben multiplicarse en una donación extrema que, en el silencio de sus acciones, genera méritos para la redención de aquellos que no hacen nada por este planeta.
Hoy, hijos, Nosotros los llamamos al servicio y a multiplicar, no solo los esfuerzos, sino sobre todo la entrega y el amor. Hoy los llamamos a no querer ser protagonistas de un servicio ante el mundo, sino que vayan más allá de la infantilidad en la vida de servicio y, como espíritus maduros en Cristo, se conviertan en instrumentos y vehículos del Amor y de la Misericordia para aquellos más necesitados.
Y así el mundo los conocerá y exaltará a Dios, las almas los encontrarán y conocerán a Dios, los corazones recibirán su servicio y agradecerán a Dios. Y ustedes servirán a un niño y en él a una cultura, a una nación, servirán a un pueblo y en él a la humanidad entera, servirán a los Reinos de la Naturaleza y en ellos a un planeta necesitado de cura.
Dejen que en este nuevo ciclo de servicio sus corazones crezcan y sean más que ustedes mismos prestando un servicio, sean partes de Dios, llevando la renovación, la redención y la paz a este mundo.
Tienen Mis bendiciones para eso.
Su Padre y Compañero en cada misión,
San José Castísimo
Cuando Mi Corazón llega al mundo, no es solo para traer a las almas el Don de la Paz. Yo vengo para enseñarles a vivir este Don, que Dios ya les entregó por medio de la Presencia de Sus Mensajeros Divinos.
Vengo, en humildad y en silencio, para que las almas comprendan que las grandes cosas solo se alcanzan cuando el corazón sabe ser pequeño. Los misterios más infinitos y ocultos se revelan como una comprensión superior al corazón que sabe ser humilde, aún sin reconocer esto en sí mismo. Porque Dios busca a los menores para revelarles Su Faz, busca a los más imperfectos, pero que se disponen a ser otros, todos los días, dejando que su duro barro sea moldeado en las Manos del Alfarero Celestial.
Aquellos que aman la apariencia de su propio barro y que cuidan de él como un tesoro, jamás podrán tornarse receptáculos de un tesoro verdadero, de un Legado Universal. Por eso, hijos, Yo continúo viniendo a su encuentro, porque aún les falta mucho para rendirse a Dios, mucho por entregar. Esta Obra aún no está completa, pero ella puede ser constante si ustedes se disponen, todos los días, a recomenzar y a ser diferentes. Ofrezcan al Padre, todos los días, una pequeña parte de su barro para que sea transformado y para que así, Él consiga, poco a poco, diseñar Su Obra por medio de ustedes.
Encuentren, hijos, el verdadero sentido de la vida en la transformación, para que finalmente puedan, un día, descubrir la verdad sobre sí mismos.
Hay un sentido para la existencia humana, hay una verdad que trasciende a las apariencias y hay una experiencia a ser vivida, que trasciende toda enseñanza y toda sabiduría escrita en los Libros Sagrados de este mundo.
Al contrario de lo que muchos piensan, para saber, ustedes deben ser y para ser, deben dejarse transformar. Yo estoy aquí para ayudarlos.
Vuestro Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos, reconózcanse como parte de un infinito, al que ignoran, por su propia pequeñez.
El hecho de que la Creación les resulte incomprensible o que no todos los conocimientos estén en sus mentes, no significa que ellos no existan.
La Obra de Dios en este tiempo debe ser definitiva y generar el despertar que las almas tanto esperan desde hace cientos de años.
En todas las religiones, como también en todos los grupos espirituales que existieron en la Tierra y que comenzaron con principios puros, la interferencia de la mente humana desvió muchas veces el Propósito de Dios, y eso hizo que las almas se preguntaran si las religiones son guiadas, en realidad, por Dios o por los hombres.
Así fue que la fe se comenzó a perder en el corazón humano y el Creador envió a Sus Mensajeros para que guíen a la humanidad.
Los Mensajeros Divinos, hijos, no estamos solo con ustedes. También procuramos guiar y advertir a otros grupos y religiones, pero aún así, ellos no fueron capaces de escuchar.
La Voz de Dios está intentando acallar al hombre para enderezar su camino y apartar el poder y la potestad humanos, que algunos piensan que tienen sobre las almas a lo largo del mundo entero.
El corazón humano perdió la confianza en sus semejantes, porque aquel que no es confiable no puede confiar en el prójimo. Es por esto, hijos, que muchos niegan las Palabras de Dios, pronunciadas a través de los tiempos.
Aquel que es transparente y verdadero en su fe, reconoce la verdad cuando ella está ante sus ojos y no teme ni duda cuando escucha las Palabras de Dios, porque sabe que es capaz de seguirlas, inclusive más allá de sí mismo.
Hijos, si quieren reconocer la verdad, sean verdaderos. Si quieren vivir la plenitud y lanzarse a la Voluntad Divina sin miedo de engañarse, entonces no engañen al prójimo, no mientan, no manipulen, atraigan hacia sí solo la sabiduría y la verdad.
Vivirán en paz y sin desconfiar cuando puedan sembrar la paz y la confianza en el mundo por medio de sus obras, de sus sentimientos y de sus palabras.
Solo podrán autoproclamarse apóstoles de Cristo cuando en verdad sigan Sus Palabras y vivan para Él y no para sí mismos.
Los hombres no temerían por la destrucción de la iglesia si no supieran que ella está por caer debido a sus propias acciones. No necesitarían temer por la destrucción de la Obra de Dios si supieran que ella, en verdad, es de Dios y no de los hombres y si supieran que harán todo en obediencia a los Designios del Padre para que esta Obra se mantenga.
Hoy, hijos, les enseño a ser verdaderos, porque así reconocerán la verdad. No hay otra forma de perpetuar una Obra sino con la verdad y con el ejemplo vivo que ofrecen al mundo.
No teman las palabras de los hombres, porque quien señala falsas mentiras en el prójimo es porque intenta esconder las propias.
Sigan a la verdad y trabajen todos los días para ser cada vez más trasparentes ante Dios. Así, las máscaras de la ilusión caerán por sí mismas.
Aquel que los advierte para que sean verdaderos y humildes,
San José Castísimo
Para que la vida divina encuentre en tu corazón una puerta para ingresar en la humanidad, debes tener como prioridad la manifestación de esta vida.
Cuando seas consciente de que lo más importante es la unión con Dios, busca esa unión a cada instante y no necesitarás estar encerrado en una capilla para eso, porque existen muchas formas de unirse al Padre, y una de ellas es siendo Su obrero y construyendo en el mundo Su Obra, para que no solo tú, hijo, sino que muchos otros se unan a Él.
No necesitarías perder la oportunidad de contemplar el Corazón de Dios y de estar perfectamente unido a Él; pero en tanto tus obras aún sean para ti, ellas te separarán de Dios y, aunque creas que son para Él, no conseguirás encontrar en tu labor esa unión.
La profundidad de la consciencia de cada uno solo es conocida por sí mismo y, si buscas dentro de ti, sabrás si tu intención es construir algo para Dios o si estás buscando engrandecerte a ti mismo y recibir los méritos por la concreción de dichas obras que ayudas a manifestar.
¿Por qué Santa Teresa de Jesús alcanzaba la contemplación si tantos días y tantas horas se ocupaba de fundaciones, construcciones, de formar consagrados, de contactos con la sociedad?
Porque ella sabía que aquello que estaba haciendo no tenía otra finalidad sino la de manifestar una obra que permitiera la unión del corazón humano con Dios.
¿Cómo podría el padre Pío contemplar si estaba tan ocupado en confesiones, en administrar la construcción de un hospital, con el dolor que le causaban las llagas de su cuerpo y también las llagas de su corazón, causadas por la incomprensión de los hombres?
Porque él sabía que todo lo que hacía no tenía otra finalidad sino expandir un reinado divino cuyo rey no era él, era Cristo.
Hijo, si quieres crecer como alma, como consciencia y como siervo de Dios y si quieres ser un verdadero instrumento de Dios y constructor de Su Obra en el mundo, olvida desde ya los méritos que deseas para ti.
Si estás haciendo algo y en el fondo te gratificas por manifestarlo, medita y pide misericordia por tu ignorancia y por querer ser reconocido por una obra que no es tuya. En cada instante medita en tus intenciones y todo lo que hagas, hazlo para Dios y no para ti.
Si en tus actividades practicas lo que te digo y en todo estás tratando de agradar al Señor y crear condiciones para que la humanidad tenga una forma de unirse a Él, cuando llegue el momento de orar, no te costará tanto encontrar al Padre, porque en ningún momento te apartaste de Él.
Así, hijo, tu vida dejará de ser un eterno caer y levantarse, un eterno distanciarse y aproximarse a Dios, y cada día, en cada liturgia, tendrás la oportunidad de unirte aún más a Él.
En tus manos está la posibilidad de evolucionar y de alzar vuelo a mundos sublimes o permanecer en ti mismo, con los ilusorios méritos de una obra que no es tuya.
Por el crecimiento interior de la humanidad y por su unión con Dios es que te digo estas cosas.
Te dejo Mi bendición.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más