- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Antes de que descienda la Iglesia Celestial el mundo se sentirá movido, porque sus fuerzas terrestres deberán ser liberadas y exorcizadas, y para Mí, hijos Míos, es muy importante que sean conscientes de esto, para que este próximo evento de la Iglesia Celestial no sea vivido como un encuentro más, porque es el último y el mundo lo necesita urgentemente.
Por eso Dios envía, en este día, a Su Sierva fiel para reunir a Sus hijos, para llamar a los apóstoles de Cristo, para prepararlos para el momento del gran tiempo final.
Ese tiempo y esa hora están llegando, no falta mucho, hijos Míos. Por eso, Mi Hijo ha decidido, antes de Su Retorno, llegar con Su Iglesia Celestial para guardar dentro de Su Corazón a todas las almas posibles, a todas las almas que puedan entrar en el Corazón de Dios, aun aquellas que no lo merecen ni siquiera por Misericordia.
Esto les demuestra, a cada uno de ustedes, la poderosa inmensidad del Amor de Mi Hijo, un Amor incansable y eterno que, de tiempo en tiempo, viene a su encuentro para renovarlos, curarlos y redimirlos.
Pero Mi tiempo también termina con ustedes. A medida que los meses pasan, el tiempo entre Mis hijos termina y ese será el gran momento, también para ustedes, de vivir todo lo que Yo les he enseñado desde el principio de Mis Apariciones, en Mi amada Aurora.
Por esa razón, deseo que para el día 8 de agosto todas las pinturas de Mis Apariciones, sucedidas en Aurora durante trece días seguidos, sean expuestas al mundo para que Mis hijos puedan conocer los símbolos que Yo le dejé a la humanidad, que son las señales que Dios determinó entregarles para su preparación interior y espiritual para este gran momento del encuentro con la Iglesia Celestial de Cristo y sobre todo, hijos Míos, para lo que sucederá después de que la Iglesia Espiritual de Mi Hijo haya pasado por aquí.
Será en esa hora también que ustedes deberán ser testigos, deberán declarar sobre todo lo que aquí ha sucedido, como la conversión que han vivido sus corazones al haber escuchado el llamado de la Madre de Dios.
Durante los ocho días de la próxima Sagrada Semana, la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo expondrá, en lo alto de la Colina de la Apariciones, el símbolo inmaterial del Arca de la Santa Alianza.
Todos aquellos que vivan de corazón la próxima Sagrada Semana serán colmados de los atributos y los principios del Arca de la Santa Alianza y, sobre todo, recibirán los méritos que alcanzó Mi Hijo desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.
Este acontecimiento es anormal. Significa, hijos Míos, que llega en un momento culminante de la Tierra, en el que la humanidad intenta forzar el volver a la normalidad, y aún no está entendiendo la importancia del arrepentimiento y de la penitencia.
El Arca de la Santa Alianza, que brillará como un sol en lo alto de la Colina de la Apariciones, traerá para el mundo entero la Gracia extraordinaria que cada uno de Mis hijos necesita en este momento para poder superar el fin de los tiempos y, sobre todo, para aprender a transitarlo.
Sé que muchos de Mis hijos no comprenderán lo que esto significa. Por eso, deseo que representen durante la Sagrada Semana el Arca de la Santa Alianza, así como lo hicieron preciosamente en otros años, para que la humanidad tenga un símbolo visual y espiritual para poder ingresar a la consciencia del Arca Sagrada.
De forma especial, Abraham, Moisés y muchos patriarcas que hoy están en los Cielos, acompañarán ese acontecimiento espiritual.
Para que vean, hijos Míos, la emergencia de estos tiempos, Dios envía al mundo lo más sagrado que tiene, los Sagrados Tesoros del Arca de la Santa Alianza para que sean expuestos espiritualmente, y las almas estén en oración, en vigilia y en contacto con ese sagrado Terafín de Dios.
A su vez, los cuatro Ángeles Regentes del Arca de la Santa Alianza, que nunca descendieron al planeta, estarán presentes como guardianes y vigilantes de ese sagrado Terafín, que espiritualmente brillará en la Colina para todo aquel que tenga fe en él y necesite servirse de los atributos y de los méritos que Mi Hijo alcanzó por ustedes en este planeta.
Esta es la demostración de Su más puro Amor, de la donación incansable de Su Corazón eterno, no solo presente en el Arca de la Santa Alianza, sino también en los Sacramentos. Hijos Míos, si comulgan espiritualmente de los Sacramentos durante los días de la Sagrada Semana, les aseguro que recibirán las Gracias que necesiten.
¡Cuánto hará la Iglesia Celestial de Mi Hijo durante los primeros días de agosto!
Él vendrá con Su Poder y Gloria para recordarle al mundo su filiación con lo Alto, para que muchas más almas puedan colocar su cabeza en el suelo y arrepentirse, porque Dios no quiere la Justicia en el mundo, sino la Misericordia.
Quien esté abierto de corazón y en ofrecimiento de alma y espíritu ante la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo, será contemplado por el Padre Eterno, porque Él es la propia Arca Sagrada que guarda las experiencias de Amor, de Redención y de Luz que no solo Su Hijo amado alcanzó en la Tierra, sino también muchos de sus hermanos que a través de los tiempos alcanzaron la cristificación.
¿Quién se cristificará por Mi Hijo, después de todo lo que Él les dará y con todo lo que Él les ha dado a través de estos últimos años?
La cristificación no es una forma ni es un método, es una experiencia de amor que se vive en la carne y que transforma la consciencia, los aspectos más profundos del ser hasta llevarlo a la redención.
La sagrada Ley de la Cristificación también llegará durante los días de la Sagrada Semana al mundo. Quien coloque su corazón ante ese misterio, por medio del Arca de la Santa Alianza y de los Sacramentos, renovará su vida, renovará su compromiso, reafirmará su misión y se ofrecerá nuevamente al Padre como víctima de Su Amor universal.
Mi tiempo con ustedes termina y es algo que en verdad no quisiera que sucediera, pero deben aprender a amar la Voluntad del Padre más allá de ustedes mismos, así como Yo aprendí a amarla siendo una joven mujer, en una familia humilde y simple, que recibió el llamado de Dios para engendrar en Mi vientre al Hijo del Altísimo.
Hoy las generaciones, pueblos y naciones, Me proclaman Bienaventurada. En el día de mañana, el mundo proclamará a los últimos apóstoles como bienaventurados, como los Cristos del Nuevo Tiempo, como los que alcanzaron la aspiración del Corazón de Mi Hijo hasta el último momento de sus vidas.
Pero Yo no los abandonaré, así como no abandoné a los pequeños niños en Fátima. Deben amar, conocer el Cielo como ellos vieron el Cielo muchas veces, porque en el Cielo, en donde se encuentra nuestro Padre Eterno, fundirán sus experiencias en la gran Fuente de Su Amor, y la Creación, como muchas veces sucedió, se volverá a renovar.
Hoy rezo por el mundo entero y por cada uno de Mis hijos en los cinco continentes, para que sus almas ingresen en la poderosa Iglesia Celestial, la que abrirá las puertas en el mes de agosto trayendo las Gracias y las Misericordias de Dios para la humanidad.
En esta noche, a pedido de Mi Hijo, dejo aquí fundados los pilares, los primeros pilares de Su Iglesia Celestial, la que hoy se mostrará en Gloria, Amor y Misericordia a las almas.
En esos días de agosto, será el gran momento de su síntesis espiritual de todo lo que han recibido a través de estos doce años.
El Padre Me ha permitido que, en el próximo tiempo y por última vez, Yo pueda aparecer en Aurora para cerrar todo lo que allí comenzó una vez, cuando aún nada existía, porque allí encontré corazones dispuestos a seguirme, cuando aún no tenían nada, porque en el ayuno y en la oración vividos durante esos días Conmigo en Aurora, confiaron en Mi Palabra y sobre todo en Mi Presencia, más allá de lo que dijeran.
Por esa razón, Yo retornaré a Aurora por última vez, porque en Aurora será el fin de Mi tarea con el mundo, antes de que retorne Mi Hijo. Y toda la Hermandad de los Cielos estará ese día, ofreciendo al Padre todo lo que allí fue construido no solo en lo material, sino también en lo espiritual.
Todo lo que ha pasado en Aurora, desde su surgimiento hasta el presente, será ofrecido al Padre como justificación de la redención de la humanidad.
Hoy los ángeles Me han pedido que canten una simple canción para terminar, que cierre este ciclo de los días 25. Es una canción que nació en Aurora y que invoca el poder de su Centro de Amor para las almas no redimidas.
Vamos a escuchar “Reino de Amor”.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Mi Manto y Mi Consciencia reflejan la Aurora, el amanecer en la vida de cada ser.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como hace ciento un años atrás, el Sol de Dios vuelve a brillar en Fátima trayendo la paz para el mundo y la Misericordia del Redentor para las almas.
Este es el mayor testimonio de Amor del Dios vivo para con toda la humanidad y el planeta.
Hoy traigo a Mis Pies, queridos hijos, las banderas de dos naciones del mundo: la de Nicaragua y la de Eritrea, para que con este símbolo, sus corazones comprendan en dónde está la Madre de Dios buscando el amor de Sus hijos, intentando proteger a los heridos y socorrer a los que más lo necesitan.
Hoy, uno a las dos naciones en un solo corazón y en una misma sintonía, para que la Gracia de Dios descienda sobre ellas y se establezca la paz, el fin de la guerra y la persecución entre los hombres, porque así, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Hoy, con la oración de su pueblo pude realizar muchas cosas en el mundo. Ustedes saben, hijos Míos, de la gran necesidad planetaria, de la necesidad de amor, de misericordia, de perdón, de cura y de redención.
Por medio del camino de su oración diaria, Yo les puedo conceder todas esas Gracias y muchas Gracias más, las que ni siquiera podrían imaginar.
Mi Corazón está con el corazón de Mis hijos. La Señora de Nicaragua está con el pueblo que clama, y a través de las oraciones de Mis hijos Yo tejo el Manto oculto de la Paz, en donde coloco a todos los que necesitan estar en Dios, resguardándolos del mal y del peligro.
Aunque su pueblo esté agitado, no pierdan la fe. Confíen en el poder de Mi Corazón Inmaculado y la Sabiduría de Dios estará en sus mentes y en sus corazones, para que puedan ser guiados por el camino del Bien y de la Luz, para que esa guía beneficie a muchas almas más, especialmente a las que están en peligro y que corren gran persecución.
Hoy traigo a Mis Pies también la bandera de Eritrea, porque amo a ese pueblo sufrido que aspira, algún día, a encontrar la paz.
Así como oran por las naciones del mundo y para que los graves acontecimientos no devengan, Yo también les pido, hijos Míos, que coloquen en su corazón a Eritrea, a fin de que ese pueblo se pueda recuperar y alcanzar la paz, vivir la esperanza de Mi Hijo y estar inmersos en Su Divina Misericordia, sin necesidad de refugiarse en otros países para escapar del horror.
Pero aunque esto sucede, hijos Míos, también Mi Corazón Inmaculado está en África, está en el corazón de los de Eritrea, para que puedan promover la paz por medio de la oración, de la súplica y especialmente, de la comunión con Mi Hijo; para que el Sacramento de la Eucaristía conceda discernimiento y sabiduría a los líderes de esas naciones, para que se den cuenta que ya no es necesario sufrir, sino amar, amar con todo el corazón y toda el alma, así como Yo los amo, hijos Míos.
Porque ese Amor que Yo les tengo es lo que Me permite estar aquí en este día, anunciando al mundo y a la humanidad que la Madre de Dios, la Señora de la Paz, está con Nicaragua y con Eritrea, así como está con todas las naciones del mundo, especialmente con aquellas que toman decisiones equivocadas y que comprometen la vida espiritual de millones de almas en el mundo.
Vengo a desatar los nudos de la consciencia humana por medio de sus súplicas y de sus oraciones.
Hoy, la ofrenda de todos los orantes del mundo en esta vigilia de oración ha permitido detener grandes desastres; especialmente graves decisiones que condenarían al resto de la humanidad.
Con esto, queridos hijos, Yo les hago ver la importancia de la vida de oración, de la vida constante de oración y de la perseverancia en la oración, para que sus labios no se cansen de pedir a Dios por Misericordia, porque la Misericordia salvará al mundo, y así, la Justicia Divina se detendrá y el mundo no deberá volver a sufrir, como en el siglo pasado.
Vengo como Madre de la Luz a conceder la cura a las profundas heridas humanas y todos los que responden a Mi llamado en las diferentes naciones del mundo; dejen que sea una sola consciencia.
Esto abre la puerta, queridos hijos, para que la Gracia de Dios pueda entrar en las naciones, especialmente en aquellas que más necesitan de misericordia y de perdón.
En este día, en esta noche de Gracia, vengo a hablarles nuevamente del compromiso de la vigilia de oración por la paz en las naciones, la que será fundamental y primordial para los próximos tiempos, a fin de mantener la estabilidad en el planeta, y sobre todo el equilibrio del psíquico de la humanidad.
Cada oración que sea ofrecida y que será ofrecida, será bien recibida por el Reino de los Cielos. Y no solo sus vidas se irán transformando, sino que el mundo se seguirá convirtiendo para reconocer la Voluntad de Dios y algún día, por la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, establecer los mil años de paz.
Algún día retornaré a Centroamérica a restablecer el Reino de Dios, que quiere ser removido por Mis enemigos. Pero no se amedrenten; recuerden que Mi Inmaculado Corazón triunfará, le traerá al mundo la Paz, aunque él se purifique, aunque él atraviese este agudo tiempo final.
Esta noche Me despediré de ustedes, hijos Míos, concediéndoles una Gracia espiritual por su esfuerzo, sacrificio y empeño para llevar adelante esta Obra de Paz en el mundo, siguiendo los pasos de los Mensajeros Divinos en esta importante Red de Oración que es gestada por sus corazones, para generar más paz en el planeta, alivio y cura a todas las almas de la Tierra.
Eritrea es un país que debe ser considerado por todas las naciones del mundo, porque allí existen almas que son merecedoras de la Misericordia de Dios y que a través de la cooperación, caridad y fraternidad, de los demás países, puedan recibir una oportunidad de ser alguien en la vida.
Por eso, hijos Míos de las demás naciones del mundo, Yo los invito a abrir aún más el corazón para acoger en sí la verdadera necesidad espiritual de ese pueblo, que necesita del auxilio de todos, no solo para poder establecer la paz, la dignidad social, el bien y la cooperación, sino también para restablecer el Reino de Dios, como una vez lo estuvo en los principios de la vida de Moisés.
Así podrán hacer valorar los Mandamientos, que nacieron en esa región del mundo por pedido de Dios y que enseñaron a la humanidad, y siguen enseñando, los primeros pasos en la vida espiritual, a fin de convertirse en dignos hijos de Dios, siguiendo los pasos de la Ley y de la Voluntad Divina.
Eritrea es un país que debe ser curado, no solo por el servicio humanitario, sino también por las oraciones de todos Mis hijos, especialmente por el acogimiento que los corazones de las demás naciones puedan hacer por aquellos que más lo necesitan, así como por el resto de África, que espera por más compasión, solidaridad y ayuda humanitaria.
Esta ayuda que Yo les pido no nacerá de las grandes naciones del planeta, sino de las simples naciones del mundo que aún no han perdido el espíritu de la solidaridad y que podrán entender lo que Yo les pido.
Así, les pido que no teman abrir las puertas de sus hogares para refugiar a aquellos que más necesitan de esperanza y de paz, porque algún día, ustedes también podrían necesitar de esa paz y de esa esperanza.
Invito a los adultos en la vida del espíritu a tomar consciencia de esto y a postularse para ayudar a esas naciones, que esperan por solidaridad. Así estarán consolando a Mi Inmaculado y Materno Corazón y concediendo al mundo una Gracia que tal vez muchos no merecerían, pero que será posible por su espíritu de incondicionalidad y de servicio.
Eritrea debe ser un país repoblado de esperanza, que transmita la alegría de vivir en Dios como una vez lo transmitió, para que el espíritu consolador, que es el Espíritu Santo, colme con Sus Dones esa tierra y ese pueblo, trayendo la renovación y la cura para todas esas consciencias.
Es así, queridos hijos, que a partir de este día, en la oración semanal por África, Yo les pido que coloquen en sus corazones a Eritrea, para que Mi Obra pueda llegar allí, para que la Voluntad de Dios se cumpla con la ayuda de todos y en ese país se alcance la Paz.
Mi alegría es infinita al tener presente un representante de ese pueblo.
Mi dulzura Maternal está en esos corazones necesitados, cicatrizando profundas heridas, purificando profundas secuelas, concediendo paz en el mundo interno de Mis hijos de Eritrea.
Yo Soy la Madre de los refugiados, la Consoladora de la Paz, el Ave de la esperanza, la cura para las esencias, el consuelo eterno para los corazones.
Yo Soy la Reina de la Paz y la Gran Madre de África, la que tiene Su Corazón en el centro de ese continente haciendo palpitar en ese lugar y en todas las naciones del África, la esperanza y la alegría de reencontrar, de ciclo en ciclo, a Dios.
Hoy concedo a este hijo de Eritrea la bendición del Padre Celestial para su nueva tarea.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que el Espíritu de la Paz esté contigo y este Espíritu de Paz se propague en Eritrea y en el mundo, trayendo esperanza y renovación a las vidas que más han sufrido por la injusticia social y por la indiferencia.
Es misión de los europeos asumir Eritrea. Es su deber y su compromiso, así como a las demás naciones de África, para que la expiación sea concedida a ambos continentes y se cierre el ciclo de la persecución y de la esclavitud, y así, se abra el ciclo de la Luz y de la Esperanza, de la Misericordia y de la Redención.
Hoy deseo que desde este corazón africano, parta el Amor para todos los corazones del África, al igual que de todos los corazones que están aquí presentes y que están acompañando este momento con la Madre de Dios.
Quisiera escuchar de nuevo esa canción que recuerda, que trae a la memoria la Presencia de la Señora de Kibeho, Patrona de Ruanda y de toda África.
Les agradezco en esta noche por haber respondido a este importante llamado.
Dios los bendiga y les conceda la Paz. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Yo vengo por las almas del mundo y no por las bestias que habitan la Tierra. Ellas no impedirán que Yo realice lo que debo realizar en el nombre del Padre.
Yo vengo aquí por los corazones que Me escuchan.
Yo vengo aquí por los corazones que Me claman.
Yo vengo aquí por todos Mis hijos, independientemente de su creencia o de su religión, porque Yo soy la Madre del Amor, soy la Madre de la Sagrada Victoria de Cristo y quien está aquí Conmigo está con Dios.
A su alrededor todo podrá temblar, pero si Mi Corazón está aquí presente, queridos hijos, es señal de que Dios está aquí entre ustedes y que el triunfo de Su Reino está próximo.
La derrota de las bestias está próxima, porque cuando Mi Hijo pose Sus Pies sobre este planeta, muchas cosas terminarán. Él se los prometió durante el último encuentro en la ciudad de Mendoza. Su promesa está vigente y actual.
Ustedes, queridos hijos, deben seguir orando Conmigo todos los días, independientemente de lo que suceda en su nación o en todo su pueblo, para que esa promesa de Cristo se pueda concretar y muchos más corazones no solo aquí en Chile, sino también en el mundo puedan recibir, así como hoy ustedes reciben, la Gracia de Dios.
Yo los invito, queridos hijos, a trabajar con esmero y perseverancia, porque en Peñablanca no terminé Mi tarea y tampoco fue ampliamente comprendida. Yo vine como la Madre de esta nación, en aquellos tiempos pasados, para intentar evitar muchas cosas en el Cono Sur.
Por eso, como Madre de la Bondad y de la Misericordia, tuve el permiso de escoger las almas más miserables para que pudieran comprender aquí, Mi gran testimonio de amor por el mundo y, sobre todo, por este país que aún está dentro de Mis Planes celestiales.
Por eso, guerreros de la paz, antiguos pueblos de las sagradas montañas, Yo los invito a trabajar unidos a Mí, los invito a abrir las puertas de sus corazones para que, finalmente, las puertas de sus hogares se puedan abrir a las almas. Y de la misma forma, queridos hijos, ustedes puedan cruzar las puertas de sus casas para ir al encuentro de los más necesitados de oración, de los que son más miserables, de los que sufren, de los que aún no conocen a Dios ni tampoco el Amor del Redentor.
Con la consciencia que ustedes han adquirido en sus vidas, por más pequeña que sea, Yo los invito, queridos hijos, a que Me acompañen, a que Me ayuden a estampar en Mi Corazón, la bandera de Chile. Y aún más, queridos hijos, deseo que Mi Manto celestial, sea esta bandera redimida para que más estrellas de Mi corona puedan brillar.
Necesito, queridos hijos, que Me ayuden a salvar a este pueblo, a que aquí se generen nuevos grupos de oración que se unan al ecumenismo cristiano y que no teman decir, queridos hijos, que ustedes creen en la Madre del Redentor.
Yo vengo con Mis Manos llenas de Gracias para que en esta noche sean derramadas. Vengo en esta noche, plena del Amor de Dios, para que sus heridas más profundas sean curadas, para que el pasado de este país sea borrado y las nuevas puertas a grandes oportunidades y cambios se puedan abrir en esta nación.
Vengo a buscar, dentro de ustedes, el amor que guardan bajo más de siete llaves. Pero recuerden que Yo soy la Maestra de todas las llaves del universo y que no tengo ningún impedimento para poder llegar a sus corazones.
Si soy la Señora del Monte Carmelo, su Señora del Carmen, la Patrona de este país y de todos los chilenos, necesito, queridos hijos, que se animen a hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón; que no teman proclamar Mi bienaventuranza, Mi alegría, Mi bondad y Mi amor por cada uno de ustedes.
Los invito, en esta noche de preparación y de reflexión, a dar un paso en esta caminata espiritual, a que abran las puertas a todos los que deben llegar, a todos los que han perdido su fe en Dios y están sumergidos en el materialismo de estos tiempos.
Este país guarda un gran tesoro espiritual que aún desconoce, que existe de norte a sur y en lo más alto de estas montañas de los Andes.
Valoren, queridos hijos, estos tesoros naturales que Dios les entregó. Miren hacia sus montañas, no como si fueran montañas normales. Miren hacia las montañas buscando el signo de la elevación de sus consciencias. Ha llegado la hora de que suban a la montaña para encontrar en lo más alto de ella a Cristo, Quien los espera con Su Corazón abierto, lleno de Misericordia y con Sus Brazos abiertos para reencontrarlos, para decirles, queridos hijos, como Él siempre dice: “Compañeros Míos, entren en Mi Corazón y encontrarán la paz”.
Necesito que este pueblo se transforme en el modelo espiritual que Dios pensó desde el principio. Sus raíces, las de los pueblos originarios, guardan un gran tesoro, un importante legado que proviene de los Incas y que no se puede borrar de sus memorias.
Recuerden sus orígenes, queridos hijos, amen, por encima de todas las cosas, lo que este pueblo sagrado dejó aquí sembrado y todo lo que él consiguió por medio de su vivencia y de su cultura.
Los invito de esa forma simple a recuperar los valores, a recuperar la dignidad espiritual que una vez este pueblo vivió.
Eso los ayudará mucho a cambiar su forma de pensar, a ver diferente todas las cosas y a colocarse por encima de todos los acontecimientos de estos tiempos.
Porque Yo necesito, queridos hijos, que ustedes en este tiempo final, animados por Mi Corazón Inmaculado, se animen a vivir su propia verdad, la verdad que Mi Hijo predica no solo en el Evangelio, sino también a través de los Sacramentos, de la oración, del servicio, de la instrucción y, lo más importante, por medio del amor que Él necesita que vivan para que sus corazones se puedan curar y redimir.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Vine, en esta noche, a hablarles de un Amor superior.
Vine a despertarlos, hijos Míos, a través de Mi Verbo Sagrado, que es el eco de la Voz de Dios en este mundo.
Así como Yo soy Su Sierva y jamás Me canso de servir al Señor, les pido, hijos, que se unan a Mí en este servicio universal; que lleguen hasta aquí, más que para querer verme, para orar por la paz, para clamar por esta nación como por el mundo entero; porque necesito, hijos, soldados de la paz, de norte a sur, en el Oriente y en el Occidente, para consagrar a este mundo a una vida espiritual, fraterna, verdadera, una vida que sigue las Leyes que hay en el Cielo y que también se esconden en el interior de la Tierra, como en el interior del corazón humano.
El verdadero potencial, hijos, su verdadera semejanza con Dios, ese amor que hay en lo profundo de sus corazones y que es un principio del Amor Divino, eso, hijos, es lo que deben despertar en este día.
No vengo a traerles una nueva religión, una nueva creencia o una nueva fe. Vengo a renovar la fe de este pueblo, a tornarla verdadera en el Señor, nuestro Dios, para que de esta forma, hijos Míos, ya no piensen solo en sí mismos, sino que sean soldados de un ejército que no proviene de este mundo y que no actúa por el establecimiento de la voluntad propia, sino por la Voluntad de Dios.
Hoy, hijos, como su Madre Celestial, Universal, abro los brazos ante los ojos de sus corazones y solo les pido que estén bajo Mi Manto, en Mi protección. Y, para eso, necesito que oren, que cumplan los Mandamientos que les entregó Dios a través de Moisés. Y, más que eso, hijos, que cumplan y vivan el Mandamiento único que les dejó Mi Hijo, cuando Su voz resonó en esta Tierra.
Hoy, vengo, hijos Míos, para encender los espejos de sus corazones y volver a tornar redimidos y rescatables a sus seres, para que cumplan la Voluntad de Dios, no solo en esta Tierra, sino más allá de ella, en lo que llaman eternidad, en donde el tiempo no existe y el servicio es constante.
Por eso, los preparo en esta Tierra para que sirvan a Dios eternamente. No hay plenitud mayor, hijos Míos, que encontrar un servicio, un sentido para la propia vida, un sentido verdadero que los conduzca a la justicia, a la Misericordia, a la pacificación interior y, en consecuencia, a la transformación de sus vidas, para que transformen, poco a poco, este mundo.
Hoy, hijos, Mi Verbo no les trae una utopía, les trae una Gracia que se desenvuelve en el corazón que Me dice sí. Por eso, extiendan sus manos hacia Mí y reciban las Gracias que les traigo. Clamen por Mi Misericordia, que es la misma que proviene de la Sangre y del Agua de Mi Hijo. Yo solo soy portadora de esta Gracia, soy portadora de la Paz y la traigo como mediadora e intercesora a sus vidas.
En esta noche, los llamo a vivir la humildad para que reconozcan que muchas veces están perdidos y no encuentran auxilio porque no Me buscan, porque no buscan a Dios.
Hoy, hijos, les abro una nueva puerta, una puerta a la redención y los invito a cruzarla para que renueven sus vidas en Mi Paz, en Mi Presencia, porque si oran Conmigo, Yo estaré con ustedes todos los días.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Vengo a esta nación, en este tiempo, a realizar un plan inexplicable y desconocido que podría parecer imposible. Plan que recién comienza en este día y que se desarrollará a lo largo del tiempo. Por eso, deben orar junto a su Madre Celeste para que este Plan se cumpla, etapa por etapa.
Queridos hijos, vengo a prepararlos para algo mayor, vengo a prepararlos para que adquieran una nueva consciencia, para que salgan de sí y, animados por Mi Corazón, den los pasos hacia Cristo por medio de la vida incondicional de servicio que es lo que este pueblo, en perfecta unidad y fraternidad, debe trabajar en estos tiempos para que así, hijos Míos, nunca les falte Mi Gracia, la Gracia que quiero derramar con tanto amor en todo Chile y en todos Mis hijos que aquí habitan.
En esta noche, este es Mi Mensaje, esta es Mi declaración. También los llamo, queridos hijos, a que ustedes convoquen a otras almas que no saben que Yo estoy aquí, por medio de la difusión, por medio de ustedes para que desde sus corazones transmitan Mi llamado a las almas de esta nación.
Por este encuentro, hoy, Yo les agradezco, queridos hijos, por responder a Mi llamado.
En la Gracia de Dios que es infinita, perpetua e invencible, Yo los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lleven Mi Paz a Chile, para que la paz esté en sus corazones y en el mundo entero.
Les agradezco.
Hoy Mi Corazón se enciende de alegría por los más simples y por los más pobres; por el amor que brota de sus corazones al llamar a su Madre Celestial para que Ella, como una dulce Señora, venga al encuentro de Sus hijos.
Hoy vengo aquí por los que Me han llamado.
Nuevamente, queridos hijos, los vuelvo a congregar en el sagrado oratorio de Mi Inmaculado Corazón, en donde se puede vivir la experiencia divina, el encuentro con Dios y la manifestación de Su divino Propósito para cada una de sus consciencias.
Hoy vengo vestida de blanco, coronada por Mis hijos y con la luna a Mis pies, para anunciar al mundo que aún hay tiempo de poder arrepentirse.
Dios está sediento del amor de todas Sus criaturas, de la sinceridad de los corazones, de la verdad de todos los servidores, que pueden expresarla en estos tiempos.
Dios está con Sus Brazos abiertos, mostrando Su Corazón resplandeciente, indicando para todos que aún hay tiempo de poder ingresar en el Océano de Su Misericordia, para que sus deudas sean purificadas, para que sus almas sean curadas y solo puedan sentir, queridos hijos, algo que Yo siento todo el tiempo, que es estar en el regocijo de Dios; en unión con Su divina e insondable Fuente, en perpetua y perfecta comunión.
Para que todo esto sea posible y primero surja en sus vidas, deben seguir orando el Rosario todos los días, porque aún el anuncio que Yo hice en Fátima está latente.
Después de cien años, el mundo está en la mayor gravedad, en un gran caos que sumerge a muchas almas al infierno.
Yo les pido, queridos hijos, que con la misma sinceridad de sus corazones y el mismo calor de sus oraciones, hoy ofrecidas al Santo Creador, sigan formando grupos de oración, para que en esta ciudad y más allá de ella, existan columnas de luz, que serán depositadas por el Cielo y bajo el orden de Mi Inmaculado Corazón, a través de la obra de los santos ángeles.
Vengo a pedirles, queridos hijos, que sigan orando por el equilibrio del planeta y de su humanidad, que sus corazones no se cansen de proclamar la fe en Dios, ni tampoco de buscar la Iglesia, para que a través de la Eucaristía, todos los días de sus vidas estén en comunión con Mi amado Hijo.
Necesito, queridos hijos, que puedan tornar esta ciudad un Espejo de Mi Reino Celestial. Y eso comenzará primero en ustedes, viviendo buenas actitudes, reflejando buenos ejemplos, transformando sus vidas por el potentísimo caudal de la oración del corazón.
Yo les pido, queridos hijos, que sigan Mis pasos, los pasos que hoy les estoy indicando, para que Dios Me pueda permitir retornar aquí cuantas veces sea necesario y bajo el principio de Su divina Voluntad.
Necesito que sus corazones se sigan abriendo, para que Mis ángeles, los ángeles que hoy Me acompañan y que rodean a su Madre Celestial, puedan curar sus heridas más profundas y después de cada encuentro Conmigo, salgan de aquí renovados, con una esperanza fortalecida, con una fe inextinguible, con un amor desconocido, que finalmente los hará libres de este cautiverio del fin de los tiempos.
Hoy vengo a recoger especialmente sus oraciones para que más Gracias sean derramadas en el mundo, especialmente en aquellos rincones del mundo en donde, la humanidad entera aún no sabe lo que sucede. ¡Cuánto las almas sufren en silencio, por medio de la esclavitud y de la persecución!
Vengo a utilizar sus oraciones de este día, para poder cerrar más infiernos en este planeta; para que más almas, más semejantes a las de ustedes, puedan despertar y salir de esta ilusión que ciega al mundo.
Vengo a abrir los portales del Universo, para que no solo ustedes, sino más almas en el mundo entero, puedan sentir y escuchar la llamada de Dios para consagrar sus vidas al Infinito y hacer de este planeta un pueblo sagrado, así como fue el pueblo en el desierto, en compañía de Moisés.
Yo vengo a contemplar, por medio de Mis ojos maternales, la dulzura que brota hoy de sus corazones, la cálida oración que ennoblece sus espíritus y que vivifica sus almas ante la presencia de la Madre de Dios.
Hoy como nunca, Dios tiene Sus Oídos muy abiertos para escuchar las súplicas de Sus hijos. Algunos pronto alcanzarán las gracias que necesitan, pero otros deberán seguir orando todos los días, para poder alcanzar la Gracia Mayor de Dios. Porque la verdadera oración, que puede ser pronunciada por sus corazones, los liberará, los redimirá y podrán alcanzar la paz dando fin a la deuda humana, a todo pecado que hace de los corazones, corazones sufridores.
Yo vengo, queridos hijos, a instituir Mi Portal de Paz en el mundo y vengo a hacer de ustedes almas en constante renovación, corazones en adoración a Dios.
Quiero hacer Mi milagro en los más simples, para que den testimonio al mundo de la potencia del Amor de Dios cuando los corazones se abren y dejan que el Creador los transforme, no solo a través de Su Santa Sierva, sino también, hijos Míos, por medio de la oración y de la devoción de sus corazones.
Quiero construir aquí lo imposible, en un mundo de caos y de tantas guerras. Mis ojos contemplan situaciones que ustedes desconocen, que el mundo entero desconoce, y que aspiro a compartir con Mis hijos, aquellos que se abran para sentir Conmigo el dolor de este mundo.
Quiero hacer de este lugar, así como de sus casas y de sus corazones, cenáculos de reparación, para reparar el Corazón de Dios, tan ofendido y tan herido por las acciones de los hombres.
Hijos Míos, en esta noche comparto no sólo la alegría de Mi Santo Espíritu con sus pequeños corazones, sino que también les entrego una espina de Mi Corazón para que las reparen con sus constantes oraciones. Pues, en esta noche les digo que no se necesita mucho para reparar el Corazón de Dios. Cuando son simples, pero verdaderos, pueden abrir las puertas del Cielo y contemplar en su interior el Corazón del Padre, que se muestra a Sus hijos, cuando ellos se abren para verlo.
Vengo, en esta noche, a revelarles un misterio celestial: el misterio de la reparación, para que aprendan, hijos Míos, que al transformar sus vidas, no sólo están transformando sus familias y trayendo un poco más de paz para sus hogares, para sus amigos. De esta forma, hijos, cuando transforman sus espíritus y sus corazones, cuando oran todos los días junto Conmigo, están reparando el Corazón de Dios por faltas que desconocen, están generando méritos para que muchas almas perdidas encuentren la salida de la oscuridad en la cual viven, estando en este mundo y más allá de él.
Hijos míos, quiero construir el triunfo de Dios en sus corazones para que, a partir de ustedes, este triunfo se extienda al mundo. Sólo necesito que me digan “sí” y que oren verdaderamente, transformando las prioridades de sus vidas, teniendo consciencia, hijos, de aquellas acciones que no construyen el Plan de Dios en este mundo, sino que, al contrario, destruyen la gracia de sus espíritus, la gracia que Yo les entrego, una y otra vez, cuando vengo del Cielo a su encuentro.
No pierdan, hijos Míos, todo lo que Yo les entregué y todo lo que aún les entregaré, viniendo a este mundo. Sino que construyan, día y noche, con sus oraciones, con sus acciones, con la transformación de sus vidas, una Gracia Mayor para todo este planeta. El planeta está en guerra, está en una agonía permanente, que muchos no perciben porque solo ven sus pequeños sufrimientos y solo buscan su felicidad vana.
Hoy, hijos Míos, quiero que conozcan una felicidad mayor, que transciende todo lo que los colma con las cosas de este mundo. Vengo a entregarles la alegría celestial, que está más allá de todo sufrimiento humano y que inclusive se encuentra a través del sacrificio y del esfuerzo constante.
Quiero que conozcan, hijos, la alegría de estar en Mi Inmaculado Corazón y de compartir Conmigo todas las bendiciones del Cielo, para que las lleven a sus hermanos, a los que están a su lado y a aquellos que están en el mundo, en lugares remotos y desconocidos.
Vengan Conmigo, hijos Míos, trascendiendo las fronteras entre las naciones, por medio de la oración de sus corazones, para que el mundo encuentre un mayor tiempo de paz, a través de sus vidas.
¿Será mucho lo que Yo les pido, que oren todos los días un Misterio del Rosario, uniendo los espejos de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón? Oren Conmigo, hijos, y vean sus vidas ser transformadas por la Gracia de Mi Espíritu, por la presencia de Mi Inmaculado Corazón.
Ustedes forman parte de la historia de Mi vida, la que Yo escribo día a día, por medio de la conversión de su corazón y del despertar perpetuo a una oración renovadora, una oración que trae la fe y la esperanza que tanto necesita el mundo.
Y les vuelvo a decir, queridos hijos, que debo llegar nuevamente a los Estados Unidos; aún Mi tarea con esa nación no está finalizada y será posible, por su colaboración y su unión Conmigo que Yo volveré a triunfar en los corazones más despiertos y, sobre todo, en los corazones que se apartaron de Dios por obra de Mi enemigo.
Vengo a construir en ustedes la importancia de unirse a todas las razas y culturas, para que juntos, queridos hijos, atendamos a esta emergencia planetaria, que es responsabilidad de cada uno de ustedes.
Yo Soy su Mediadora, la Pacificadora, la Madre que consuela a las almas y a los corazones.
Hoy vengo con una bendición especial para los que se consagrarán como nuevos Hijos de María. Que ahora se aproximen a Mi altar para que Yo pueda bendecirlos a todos.
Rezaré al Padre Eterno por ustedes:
“Señor de las Alturas, Omnipotencia máxima,
que te espejas y estás vivo en todos los universos,
como en todas las estrellas,
participa con nosotros de este momento.
Escucha la voz de Tu Sierva fiel:
Haz descender Tu Reino Celestial,
transmuta y purifica a las almas
y vivifícalas con el Fuego de Tu divino Espíritu,
a fin de que se establezca, Padre Eterno,
Tu Proyecto original en la humanidad,
en todos los que hoy se redimen
a los pies de Tu Sierva Celestial.
Amén”.
Yo los consagro, queridos hijos, y les pido que a partir de hoy formen parte de Mi ejército de Luz, de Mis soldados de la oración, de Mis guerreros de la Misericordia, para que lleven al mundo, el alivio que él necesita y la esperanza que han perdido muchas almas en estos tiempos críticos.
Hoy vuelvo a ser coronada como Madre y Señora de esta ciudad. El próximo paso será, queridos hijos, que desde la plaza de esta ciudad hasta este lugar, realicemos una procesión en honor al Inmaculado Corazón de María en el próximo encuentro, a fin de que Yo pueda, queridos hijos, llevar muchas más almas, millones de almas, hacia Mi Corazón y desde Mi Corazón, al Reino Celestial.
Que así sea.
Yo los bendigo y maternalmente les agradezco, por una vez más haber respondido a Mi llamado.
He podido hacer muchas cosas en el mundo y concretar aquí, en la Tierra, por medio de este encuentro, la Sagrada Voluntad de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Sean Mi Paz en el mundo para que más corazones se enciendan en la Misericordia del Creador.
Hasta luego, queridos hijos.
Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia.
Redención, Redención, Redención
para este planeta.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mientras las puertas del Cielo aún se abren, Yo vengo como su Gobernanta Universal, como Reina y Madre de todos los ángeles, a pedido de Mi Amado Hijo.
Hoy vine con todos ellos, los que dieron principio a la Creación. Véanlos en su interior. Siéntanlos con sus corazones, son los ángeles de Dios que vienen al mundo para pacificarlo, para traerle la Misericordia de Dios a todos los conflictos del mundo.
Cuán grande es este Universo de Dios que solo los corazones más simples y humildes consiguen vislumbrarlo completamente con la visión del infinito. Es ese Infinito el que hoy se aproxima a ustedes, queridos hijos, es el Reino Celestial que se acerca para traerles la Luz a los corazones, la cura a todas las almas y la compasión a todas las consciencias.
Hoy, los ángeles del universo sustentan Mi Manto de Luz para que se extienda sobre el mundo, especialmente sobre las naciones en donde falta la paz y la redención.
Vean cuántos ángeles se aproximan a ustedes para traerles la sabiduría de Dios y para que esta sea comprendida por sus corazones como un sentimiento profundo de unidad.
Así, perciban el tiempo real, la verdadera realidad que hoy desciende al planeta y sobre este Centro Mariano para renovar su propósito ante Dios y el propósito de todos los demás.
Hoy, vengo a darles a conocer, queridos hijos, la esencia de la Creación de Dios, algo que en estos tiempos se revelará a los que están despiertos y dormidos, porque aún queda un tiempo más de Misericordia.
Quisiera que todos Mis amados hijos traspasaran con sus consciencias y, sobre todo con sus corazones estas sagradas dimensiones que hoy se hacen presentes ante ustedes.
Hoy, les he traído especialmente a ustedes, queridos hijos; y a todos Mis hijos del mundo, despiertos e ignorantes de este conocimiento; a cada uno de los ángeles de la Creación de Dios. Porque, en verdad, Mi Padre, a través de Su Amado Hijo, les ha enviado estas sagradas presencias aladas ante sus ojos, para traerles el Soplo del Espíritu. Aquel Soplo de Dios que, de tiempo en tiempo, vivifica el alma y engrandece al espíritu por estar unidos a Su gran humildad.
Estos santos ángeles, queridos hijos, son los que se aproximaron cuando el Hijo de Dios encarnó a través de Mí. Ellos fueron los que prepararon, en el mundo, la Venida del Mesías. Fueron los que anunciaron a San José que sería el Padre de Jesús, el testigo de este gran milagro de Amor. Los mismos ángeles fueron los que anunciaron a Mi Madre, Santa Ana, la venida de Mi Pureza Original al mundo.
Los ángeles de esta Creación Superior fueron los que guiaron a Moisés y permitieron guiar a los pueblos en el desierto.
Fueron los mismos ángeles que estuvieron con Abraham para formar las nuevas tribus que guardarían los códigos de la Venida del Redentor en la esencia de sus almas y de sus espíritus.
Fueron estos mismos ángeles, queridos hijos, los que Me han acompañado a lo largo del tiempo en las Apariciones, en cada lugar del mundo en donde Yo Me he hecho presente para traer la advertencia del Cielo, el Mensaje de paz y de reconciliación, al mundo.
Son estos mismos ángeles de Dios que hoy, presentes ante ustedes y sus corazones, vienen al mundo para poder guiarlos hacia el Propósito final, hacia el día del gran Juicio Final.
Fueron estos mismos ángeles, los que acompañaron la Pasión de Mi Hijo; los que juntaron, con sus propias manos, cada gota espiritual que Mi Hijo derramó a través de Su Santa Sangre.
Fueron los mismos ángeles, queridos hijos, los que junto con Mi Hijo sustentaron el Cáliz de la Última Cena, derramando sobre él la Misericordia de Dios y dando al mundo el testimonio de que Él era el Redentor, el Salvador de todas las consciencias, a lo largo de todos los tiempos.
Fueron estos ángeles, enviados por San Miguel Arcángel, los que acudieron a Jesús durante la flagelación, los que vivieron junto con Él cada dolor padecido y la Sangre derramada por la salvación de la humanidad.
Fueron estos ángeles los que consolaron al Corazón de su Madre Dolorosa, al ver a Su Hijo flagelado y ultrajado por los pecados del mundo.
Fueron estos ángeles, queridos hijos, los que llevaron junto con Jesús y el cireneo, la pesada Cruz del mundo, la gran deuda universal que aún no se ha pagado.
Fueron estos ángeles, los que sustentaron la Cruz cuando el Rostro de Mi Hijo tocó el suelo.
Fueron estos ángeles los que, a los pies de la Cruz, durante tres días, contemplaron el sacrificio del Hijo de Dios y ayudaron a Jesús a liberar de los infiernos del mundo a todos los que estaban dentro de ellos.
Fueron estos mismos ángeles, los que anunciaron a las mujeres de Jerusalén la Victoriosa Resurrección de Cristo, Nuestro Señor.
Fueron los ángeles, que hoy nos acompañan, los que acompañaron a su Señor por el camino de Emaús, para testimoniar Su Resurrección ante el mundo.
Estos mismos ángeles, hijos Míos, acompañaron la Ascensión de Jesús y guardaron en sus corazones la promesa de la Segunda Venida de Cristo; algo que hoy, estos mismos ángeles de Dios, ante la Presencia de su Madre Celeste, vienen a testimoniar y a confirmar que el Retorno de Mi Hijo está próximo.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
¿Alguna vez se preguntaron por qué Yo Soy la Reina de los Ángeles?
¿De dónde viene la potestad que el Creador Me entregó, de cruzar los universos y las dimensiones, acompañada por aquellas criaturas que habitaron primero el cosmos y que representan Su Propósito para toda Su Creación?
¿Alguna vez se preguntaron, hijos Míos, de dónde proviene Mi Maternidad? ¿Será de este mundo o de todo el cosmos?
¿De Mi Vientre Purísimo nació solo el Redentor o todas sus esencias?
Hoy les traigo un gran misterio, que escribo en los espejos de sus corazones, reflejando en cada uno de ustedes la santa presencia de los ángeles celestiales.
Cuando les revelo cada pasaje de estos ángeles por la Tierra, no solo les cuento una historia; les traigo a sus consciencias un impulso, una llave que les abre una puerta para que reconozcan una verdad que es más que milenaria, es eterna.
Ante Mis santos ángeles y arcángeles, quiero que reconozcan, hijos Míos, la esencia de su creación, la procedencia de sus esencias; porque hoy, en esta noche, representado en Mi Presencia y en la presencia de los santos ángeles, tienen aquí todo el misterio divino.
Yo Soy esa Fuente Madre de donde proviene la vida, y cada uno de los arcángeles, que hoy les traigo, representa la manifestación de la vida.
Hoy, contemplen en Mi Presencia, no solo Aquella Mujer de Nazaret que traía en Su Vientre al Hijo de Dios. Contemplen hoy este Gran Vientre de la Creación, esta Fuente Materna de donde provienen todos aquellos que, como el Hijo de Dios, deben manifestar Su Propósito y Su Plan.
En esta noche, hijos, al revelarles los pasajes de la vida de Jesús, junto a los santos ángeles, quiero demostrarles que estos mismos ángeles están presentes ante ustedes para que manifiesten aquel Propósito, tan sagrado, vivido por la Sagrada Familia.
Estos mismos ángeles despertaron a cada una de sus almas, las condujeron al camino de la purificación y hoy los colocan delante de un propósito infinito; porque llegó el tiempo de vivirlo.
Quisiera revelarles muchas cosas, y se las revelo al corazón; aquel que es capaz de comprender este símbolo, que hoy les traigo, y que les develará muchos misterios que la humanidad siempre ignoró.
Por eso hoy, hijos, contemplen esta Presencia Divina y, en el silencio de sus corazones, dejen que Yo les muestre lo que verdaderamente quisiera decirles en esta noche.
Poco a poco, prepararé sus almas, sus espíritus, para que en nombre de la humanidad cumplan el Plan de Dios, conscientes de Su manifestación.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis amados hijos, ahora rezaremos la oración que les he transmitido, para que la consciencia planetaria y, sobre todo la consciencia humana, despierten a esta verdad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a orar siete veces:
Santa Reina de los Ángeles,
Santa Madre de Dios,
revela a nuestras almas
la presencia de los ángeles de Dios
para que, unidos a ellos,
vivamos el despertar y la redención.
Amén.
Ahora, queridos hijos, llamaré aquí a dos almas que son parte de Mi Espejo, del Gran Espejo de la oración universal: Anarel y fray José de Arimatea. En este, su día, Mi Corazón impulsa una bendición maternal.
Que vengan aquí.
Vean como en el espejo de un corazón se da el impulso de la cura para las almas y en el espejo de otro corazón se da el impulso de la devoción para la salvación del planeta.
Que estos, Mis amados hijos que hoy bendigo, coloquen sus manos en señal de recepción.
Parecen ser diferentes, pero son iguales. Desde donde surgieron, existe la unidad y es esa unidad, queridos hijos, la que debe mantener unida a los espejos de sus corazones para que se concrete Mi Plan, así como se cumple en ellos y en cada uno de Mis hijos.
Como Reina de la Paz, coloco Mis manos sobre sus consciencias, irradiándoles Mi bendición maternal y Mi gratitud celestial por seguir cumpliendo esta sagrada Tarea.
Que este testimonio de amor los ayude a todos a seguir adelante, porque Mi Propósito en ustedes es infinito.
Los bendigo con la autoridad celestial y en la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
No Me he olvidado de los Hijos de María, solo les enseño, como les enseñó Mi Hijo, que los simples de corazón, los últimos, entrarán en el Reino de los Cielos.
Que vengan aquí los Hijos de María, aquellos que hoy se consagrarán.
Contemplen a los ángeles de Dios con amor, sagradas presencias del infinito que vienen a unir a las almas con el Corazón de Dios. Que sean estas, sus almas, las que vivan el Propósito del Padre, así como Yo lo he vivido por ustedes, en el principio.
Que este compromiso, que hoy asumen Conmigo, sea el servicio a sus semejantes, la caridad a los más necesitados, la oración por los enfermos de cuerpo y de alma y la unión perfecta de sus corazones con Dios, para que así Mis Gracias siempre estén entre ustedes.
Anuncien a Mi Corazón silenciosamente el voto de su consagración. Coloquen su mano izquierda sobre el pecho y dígame, silenciosamente, lo que hace ya bastante tiempo siempre Me quisieron decir. Yo escucho la voz de sus corazones y en sus corazones realizo Mi Obra, porque así los aproximo, queridos hijos, a la Consciencia Divina de Dios, aquella Consciencia que los creó en el principio y a la cual retornarán cuando llegue su fin.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Oraremos a pedido de María, con todos los Hijos que se consagrarán hoy, la Oración a la Madre Universal.
Demos gracias y gloria a Aquel que permite todas estas cosas, porque es a Él, al que le debemos la gloria, la Gracia y la gratitud por todo lo que realiza desde Su Consciencia Infinita de Amor.
Hoy, no les pediré que canten el Himno de Consagración, sino que entonen junto con los ángeles aquel canto que abrió los Cielos para que ellos estén presentes: “Aleluya”.
¡Gracias por responder a Mi llamado, al llamado de la Creación!
Los bendigo, Mis queridos hijos, abrazando a cada uno con Mi Manto de Luz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oremos:
Padre Nuestro... (x3)
Gloria al Padre... (x3)
Queridos hijos:
La oración los unifica y los eleva al Reino de Dios; y será en ese estado de consciencia que sus corazones comprenderán todo lo que les digo, no solo por el bien de ustedes sino también por la humanidad, que necesita despertar a la Verdad que ha sido sagradamente guardada de todos los ojos curiosos y de los ingratos.
Pero hoy, y en este tiempo, Yo les traigo esta Verdad para que sus corazones puedan crecer y definitivamente encontrar el camino hacia Cristo, en esa perfecta comunión con Su Corazón Sacratísimo.
Yo les abro las puertas al conocimiento elevado para que no solamente lo puedan conocer, sino también practicarlo en sus vidas.
El Señor espera poder hacerse presente en sus corazones y almas para expresar los talentos sagrados que serán de auxilio para la humanidad en este tiempo y en el momento más agudo del caos de la Tierra.
Los ángeles del Universo, los que acompañan Mi Corazón y toda Mi Obra, permitieron que esto sucediera; aunque no hay méritos para tan gran revelación, sé que alcanzar la vida crística para la mayoría ya deja de ser una meta imposible y es una realidad próxima para todos.
Quienes verdaderamente vivan las llaves que Yo les entregué en este día, y a través del mensaje para esta Aparición, podrán alcanzar lo que tanto espera Mi Hijo y Él los encontrará preparados cuando retorne a la Tierra, con el poder de Su Gloria y de Su Majestad.
Pero mientras eso está por suceder, el mundo aún se purificará y sufrirá.
Yo intento fundar por medio de Mi Maternidad, las bases crísticas para la nueva era, que ya comenzó; las bases que fundarán espiritualmente la Nueva Humanidad, en esa esperada Tierra Prometida que el pueblo de Israel siempre quiso ver.
Moisés, como maestro e instructor, como enviado de Dios al mundo, fue la primera experiencia de ese proyecto de la Nueva Humanidad.
A través de los tiempos y de la Sagrada Familia, se guardaron esos códigos preciosos, para que pudieran estar disponibles en este ciclo de la humanidad y los autoconvocados despertaran a la verdad del conocimiento.
Eso no solamente ennoblece sus espíritus, queridos hijos, sino también la consciencia planetaria que se está auto destruyendo, día a día.
Podría pasar la noche entera contándoles lo que veo del mundo, a través de la pureza de Mis ojos y de la imploración de Mis manos a Dios, para que muchas más almas puedan ser rescatadas en este último ciclo.
Pero todo dependerá hijos Míos, de los que se auto convoquen para esta sagrada tarea, que dejará de ser para niños y pasará a ser para adultos, en esta gran academia de la redención de la humanidad.
Los ciclos cambiaron a partir del ocho de agosto pasado.
Para este próximo ocho de agosto un nuevo ciclo comenzará y será imprescindible, no solo para ustedes sino también para Aurora, que todos estén presentes para esas fechas, en donde una nueva revelación será entregada como preparación de sus corazones para la venida de Cristo.
Mientras Mis planes construyen las bases de la verdadera familia, Yo veo, aún en el mundo muchos hijos perdidos, que no solo no quieren escuchar, sino que tampoco quieren despertar a lo que verdaderamente son esencialmente, como almas y seres humanos.
El ego de la humanidad ha tomado la potestad de toda la Tierra.
Ustedes, hijos Míos, por medio de la oración podrán percibir qué es lo que está sucediendo en este tiempo y cuánto sufren los Reinos de la Naturaleza, las consecuencias de todos los hombres.
Mientras los corazones no se arrepientan y se humillen ante el Creador, Jesús todavía no retornará y las almas deberán sufrir las consecuencias de sus acciones.
Pero si los corazones hacen un acto de contrición ante el Dios Creador, las cosas podrían cambiar precipitadamente y Leyes de Gracia podrían actuar en los corazones aún no redimidos.
Queridos hijos, aún hay mucho por hacer y no solamente cuento con sus corazones, sino también con sus manos, para poder servir al Creador.
Los tiempos son difíciles por donde se mire.
Ustedes saben, queridos hijos, que la prontitud de sus corazones podría modificar los acontecimientos y no estoy aquí, en este día, despertando su soberbia espiritual, ni su arrogancia.
El Señor necesita que estén libres de todo para poder servirlo en plenitud; y así, sus verdaderos seres descenderán y realizarán la tarea que tanto han esperado desde el principio, sus seres espirituales, sus seres de origen del Universo.
Mientras algunas cosas no maduren dentro de ustedes y se definan pronto, aún muchos seres espirituales del Universo esperarán la hora de poder aproximarse y realizar junto a Mi Hijo, esa gran obra corredentora de toda esta raza, aún no redimida.
Así como fue con Moisés y el pueblo en el pasado, queridos hijos, lo será con ustedes; el proyecto está en la Mente de Dios, aún por realizarse.
Una parte la cumplió Mi Hijo al estar presente entre ustedes en esta decadente humanidad y les enseñó que a través del Amor y de la Misericordia, todo se redime y todo se consigue.
Son las bases de su Fe, poder vivir en Cristo y corresponderle.
Yo les traigo el Conocimiento Sagrado del Universo que está guardado en los Libros de Dios para que finalmente lo puedan conocer y crecer a Mi lado, así como Yo siempre los tengo, entre Mis brazos y en Mi Corazón.
Sabemos que toda la humanidad no será consecuente con lo que estamos pidiendo en este ciclo, pero la mayoría podría hacerlo si solo se dispusiera a vivirlo en simplicidad y Amor.
Dios pidió fundar Comunidades-Luz, para erguir las bases de la Nueva Era, de la Nueva Familia y de la Nueva Humanidad.
Este proyecto debe expandirse para aquellos que quieran unirse a esta gran hermandad que está siendo construida espiritualmente desde hace mucho tiempo.
Porque ustedes saben que el Universo no los abandonará, mas tampoco dejará de corregirlos para que puedan seguir el único camino que propone la Jerarquía en este tiempo final.
Estamos trabajando espiritualmente por toda la humanidad, por este Universo en el cual ustedes se encuentran, por toda esta Galaxia que se expande con su Luz, cuando es vista desde otras esferas.
¡Cuán grande es la belleza que Dios creó para ustedes, hijos Míos, y pocos la consiguen percibir!
Mirar una estrella no significa rebajarse, ni ser menos, sino apuntar con su misión y con su visión al propósito que les espera encontrar en esta vida.
Todos los presentes en este mundo son seres en redención, algunos en rehabilitación y la mayoría aún no redimidos.
Las almas después de esta vida, toman consciencia de lo que no hicieron ante los Señores de la Ley y viven su juicio.
Pero no es necesario, hijos Míos, que pasen por esa prueba, y que pierdan una vida entera en la normalidad y en la superficialidad de las cosas, de todo lo que ofrece este mundo infiel.
Si Nosotros, como sus Corazones Amados encarnamos en esta humanidad, fue para testimoniar la Presencia del Amor de Dios y de Su Sagrado Proyecto que aún debe continuar hasta el fin de los tiempos y después del retorno de Cristo.
Pero cuando Mi Hijo vuelva, las cosas ya serán bien diferentes y los tiempos habrán cambiado.
Aún muchos corazones dormidos también en la vida espiritual que hoy llevan, están siendo llamados a dar un paso en la verdad y en la entrega a Dios.
Muchos sirvieron a través de los tiempos y de los años a este proyecto de las Comunidades-Luz, pero aún debe despertar en ustedes la semilla y el talento que dejó Mi Hijo.
Yo les traigo las llaves para que puedan vivirlo; en esa unión perfecta con Cristo podrán cumplir con el Proyecto de Dios, y se sentirán merecedores de ingresar al Reino de los Cielos, cuando Él vuelva en Su Gloria, a través de Cristo.
A través de Mi oración y de Mi imploración por todos, pedí al Arcángel Miguel, que se hiciera cargo de esta humanidad, porque Él es su Regente, Él es el Comandante de la Huestes de Luz y de este Proyecto Universal.
Él es el que piensa por ustedes y el que obra a través del Amor de Dios y de Su poder.
Él es el que destierra a los espíritus que impiden la realización del Proyecto del Creador y Él es el mismo que rehabilita a los que están caídos.
La potestad del Arcángel Miguel no es conocida por la humanidad, siempre ha sido un secreto. En este perdido lugar del mundo y del Uruguay, Él descendió aquí en un siete de agosto pasado, para comenzar a revelar lo que muchos desconocen de Su Consciencia.
Él ha estado cerca de ustedes por mucho tiempo y no lo han percibido.
El Arcángel Miguel fue quien estuvo con Jesús desde los primeros años de Su vida para prepararlo para ese gran momento de entrega y de sacrificio por la humanidad.
Él ahora está aquí, con ustedes, para conducirlos por el camino de la rehabilitación y de la cura que ofrece Aurora.
Si realmente Aurora fuera aceptada y comprendida, las almas andarían por aquí, de rodillas, para agradecer tan inmensa gracia recibida, en un país que no la merece.
Pero Dios no solo ve la nación, sino ve el potencial de los corazones que se resignan para vivir su redención.
Las estrellas caídas serán vistas en el juicio final y contempladas por todos, lo que ustedes llaman "la paja y el trigo".
Aún la hora máxima queridos hijos, está por realizarse y ustedes están escribiendo una historia para esta humanidad.
Una historia que se escribe en el Corazón de Dios cuando las almas corresponden a Su llamado y lo aceptan en prontitud y acción.
Verán los frutos de todo lo que hemos hecho a través de los años cuando todo esté próximo para suceder.
Mientras tanto, queridos hijos, aprovechen el tiempo para su preparación y unión con Cristo.
Porque en Mi Hijo siempre se encontrará la fortaleza y aun cuando ustedes no puedan levantarse del suelo Él los levantará, porque quien lo sigue, no perecerá.
Y en los ejércitos de luz y de oración que Yo voy fundando, aparición tras aparición, a través de los Hijos de María, constituyo un potente epicentro de Luz que sirve a las necesidades del planeta y de la humanidad.
Las oraciones de todos Mis hijos del planeta son utilizadas para realizar las grandes operaciones de rescate y eso deben saberlo, no para hacer crecer sus egos, sino para servir en simplicidad y humildad para todo lo que Dios necesita en este Proyecto de Amor y de Redención.
A través de los Hijos de María que se consagran, voy formando nuevas vidas, voy formando peregrinos; después formo colaboradores, por último servidores y quien se anima a seguirme lo formo como instrumento del Plan de Dios.
Queridos hijos, eso es todo lo que hoy quiero compartir y decirles que puedan repasar Mis palabras, será de agrado para sus espíritus y para Dios, porque en el Universo nada se pierde.
Que vengan aquí Mis hijos que hoy, con Amor, se consagrarán.
Ave María... (en latín, x3)
Elevando sus almas como luz al Universo queridos hijos, contemplen este momento de consagración como una renovación de sus corazones y vidas, ante los Planes del Creador y así mientras les hablo, sus vidas son redimidas por el poder del Verbo divino y por el amor de Mi Corazón Inmaculado.
Reciban el bálsamo de Mi Gracia y el abrazo divino de Mi maternidad, para que saliendo de aquí formen nuevas vidas y ayuden a todos Mis hijos a reencontrar el camino hacia Cristo, al menos hacia Dios, que está muy olvidado.
Oren Conmigo todos los días y construyan las bases de esta Nueva Humanidad que debe nacer primero en sus corazones, para que después se pueda expresar y manifestar para el nuevo tiempo de la humanidad.
Hoy Mis ángeles bendicen sus cabezas para que ingrese el Espíritu de Dios y Su Sacra Bendición.
Hoy Mi mano toca sus corazones para que se puedan curar y sanar y renacer en el perdón y la reconciliación. Porque el amor queridos hijos, es mayor y más fuerte que el pecado, el pecado es ilusión y perdición para las almas.
El Amor de Dios los renueva.
El Amor de Mi Hijo los sana y los redime.
Mi Amor Inmaculado los eleva al corazón del Padre Celestial.
Hoy escribo en sus almas una nueva historia de Luz que deberá ser cuidada por cada uno de ustedes; así, en el juicio final, queridos hijos, darán testimonio de lo que han recibido de Mi Corazón Sacratísimo.
Yo los amo y les digo las cosas por amor y verdad, para que puedan crecer en consciencia y en adultez, la adultez del espíritu.
Les agradezco queridos hijos porque hoy hayan llegado aquí, a este Centro Mariano, no solo para honrarme, sino para encontrarme en sus corazones, porque quien Me llama, Me encuentra; una Madre del Cielo nunca olvida a sus hijos.
Lleven estampados en sus pechos el escudo del Arcángel Miguel y sustenten la poderosa espada de la oración para los tiempos críticos.
Sepan que sus familias también deben renovarse y encontrar el camino hacia Cristo, hacia la redención y la paz.
No esperen resultados semejantes en sus seres queridos, solo oren por cada una de sus almas hermanas para que Yo me pueda aproximar y auxiliarlos en la hora indicada.
Mi Rosario de Luz ora por ustedes.
La Madre Universal los congrega, en Adoración a Cristo, Nuestro Señor.
Mientras Me elevo al Cielo, queridos hijos, escucharé sus voces cantando a Dios, el Creador y agradezco desde ahora y antes de tiempo, la ayuda de todos los peregrinos y devotos, para que Mis Planes de Paz se cumplan no solo en América, sino también en Europa.
Porque sepan, queridos hijos, que el Corazón de Lys, debe seguir pulsando en los corazones europeos; ellos también deben tener la Gracia y la oportunidad de concretar el Plan de Dios y la ayuda fraterna y la cooperación entre hermanos lo podrá conseguir.
En cada pedido que Yo hago, simple o difícil que parezca, existe el Propósito de Dios que finalmente es comprendido, después de que es realizado.
Amen las cosas del Cielo sin antes conocerlas, así serán humildes en la verdad y el bien.
Los amo y les agradezco por responder a Mi Llamado.
Bendigo a todos los presentes y a todos los que acompañaron este encuentro durante Mayo.
Mi peregrinar sigue para Argentina, pues Mis amados hijos también recibirán de Cristo la bendición celestial y la Gracia de seguir adelante, pase lo que pase.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cantemos:
"Somos hijos de María…"
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, para terminar este encuentro tan especial con María esta noche, queríamos contarles brevemente cómo fue la Aparición y también la consagración de los Hijos de María, pues sentimos que cada vez que se consagra un nuevo hijo y una nueva alma asume un voto con María un compromiso, Ella va profundizando en la tarea espiritual de esas consciencias.
Primero, agradecer la adhesión y la unión que todos tuvieron, la concentración posible, para lo que María estaba revelando hoy, que fue bien importante. Ella decía que era una información, un conocimiento complementario a los que escuchamos hoy al principio de la transmisión y después, durante el trabajo del mensaje, cuando ella iba transmitiendo las palabras.
Por ejemplo, cuando habló de Moisés, Ella citaba pasajes de la vida de Moisés y del pueblo del desierto y todo lo que ellos fueron viviendo cuando fueron llamados por Dios a vivir ese proyecto del Padre, en aquel tiempo.
Y a medida que María iba hablando, iba mostrando a Su lado como una pantalla, como si fuera una tela, una pantalla; iba mostrando todo lo que fue sucediendo en aquel tiempo y todos los códigos crísticos positivos del Amor que fueron siendo alcanzados no solamente por Moisés, sino también por todos aquellos que lo siguieron en aquel momento.
Y a través de eso, María fue haciendo un puente de Luz, uniendo esa historia con la historia de hoy, con todo lo que Ella vino hablando como instrucción en los últimos ocho años y todo lo que ha ido preparando dentro de nosotros y también a través de nuestro trabajo de oración, el que hemos asumido ya hace algunos años como consciencia grupal.
Al final, Ella llamó a los Hijos de María para consagrar, que también dice que forman parte de ese Proyecto de Dios, de ese Pensamiento Único que quiere manifestar Su Amor en la humanidad, en este momento crítico del planeta.
Y mientras María los iba consagrando, iba dirigiendo Sus palabras para los hermanos que hoy se consagraron. En cierto momento, Ella revela, digamos así, el alma de cada uno de ellos; el alma de cada uno de los que se consagraron se presenta delante de María para vivir esa consagración. Y en consecuencia, el espíritu profundo de cada uno de esos seres.
Entonces María hace la consagración, le pide a los ángeles que bendigan primero a esos hermanos y después desciende un poco donde hoy aparecía aquí, en la Casa de Oración, bien cerca de ellos para hacerles la bendición, imponiendo Su mano santísima sobre el corazón de cada uno de ellos.
Y allí Ella purifica, limpia, sana, cura, restaura e ilumina, creando una nueva historia en la vida de cada uno de ellos.
Dejamos esto para ustedes, para que podamos unirnos y comprender que la tarea de María en este momento, en este ciclo es bien profunda y que la oportunidad que cada uno de nosotros recibe a pesar de las deudas que tenemos es única, y que Ella con todo Su Amor y con toda Su Gracia nos libera del pasado y nos renueva para caminar en Cristo.
Madre María Shimani de Montserrat:
Todas estas Gracias que recibimos de Nuestra Señora es algo que nosotros vamos a tener que cuidar con mucho esfuerzo, sabiendo que cada día vamos a construir una vida nueva gracias a Su Purísima Misericordia.
Nosotros les agradecemos por habernos acompañado, enviamos desde Aurora un abrazo de Cura para todo este planeta.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Vengo a pedirle al mundo la paz.
Vengo al mundo a recordarle a la humanidad el Plan de Dios.
Vengo al mundo a rescatar a los corazones perdidos, para encaminar a las almas que se han olvidado de Dios.
Yo soy la Señora del Santo Rosario. Así como en Fátima, les vengo a pedir oración. La oración que brota de sus corazones, de una forma simple pero sincera.
Vengo a pedirles, hijos Míos, el acto de su arrepentimiento.
Vengo a pedirles, hijos Míos, que sean buscadores de la paz y de la verdad.
La mitad de este mundo padece la consecuencia de los hombres ingratos, de los hombres que no viven la Ley del Señor.
Hoy les muestro a todos Mi Divino Corazón Inmaculado, aún rodeado de espinas por los flagelos de la humanidad que se separa del camino del Cristo y se dirige a los abismos de esta humanidad enferma.
Pero Mi Luz poderosa, que es invencible y grandiosa, viene a congregarlos en este oratorio para que elevemos a Dios la oferta de dar un sí a este Plan de evolución.
Necesito que sus corazones sean estrellas que iluminen esta oscuridad, que disipen la tribulación por medio de la oración en las familias.
En sus corazones, hijos Míos, existe potencial para poder amar, para amar más allá de este mundo, para amar el universo y la Creación del Señor, Creación que se encuentra muy ofendida por todos. El Corazón de Dios está triste. ¿Quién será dichoso de poder consolarlo?
Así, a través de los tiempos, Yo vengo a entregarles un Mensaje de Paz. Mas Mis Palabras son pura energía maternal que ingresan en sus corazones y son recibidas por las almas que buscan la verdadera unión con Dios.
Hijos Míos, no estoy cansada de decirles que no hay tiempo que perder. El mundo está muy enfermo y principalmente todos los espíritus que se apartan del Camino del Creador.
Así como Moisés recibió las Leyes, Yo vengo a recordarles las Leyes de Dios. La humanidad no conoce el poder de las Leyes de la Creación. Mas aquel corazón, que está unido a Mi Corazón materno, puede sentir las Leyes del Creador y aplicarlas en esta vida, tan olvidada de Dios.
Hijos Míos, que están muy dormidos por no encontrar el camino de la redención, vengo a través de Mi Luz a abrir sus ojos. Así como en Fátima, en este siglo, en este tiempo y en esta fecha especial, Yo vengo a recordarles sus compromisos. Desde el origen, desde la Fuente esencial de Dios, Yo vengo a despertar sus dones, Yo vengo a despertar sus talentos, tan necesarios por Mi Hijo amado, para que Él pueda cumplir Su Obra de Redención.
Queridos hijos, sientan el palpitar de Mi Corazón materno. Abran sus brazos y acojan en sus corazones Mi Espíritu Divino. Yo vengo a traerles un mensaje del Cielo, algo que no es normal para sus vidas.
Yo necesito, hijos Míos, que recapaciten y que se arrepientan, para vivir en la Ley de Dios.
Entre Mis Palabras se encuentran los Rayos de la Verdad, aquellos que se iluminan desde el universo, para que, a través de la oración, de la Adoración y de la Comunión, las almas despierten a su verdadero camino.
Muchos de ustedes no es la primera vez que Me escuchan. Yo vengo aquí, a esta ciudad para recordarles su compromiso con la oración. Vayan a sus parroquias. Recen de corazón. Que sus hogares sean oratorios, oratorios dedicados a la vida del Señor. Que la Palabra de Vida de Mi Hijo pueda regresar a sus manos. Que sus corazones puedan leer las Palabras de Nuestro Señor, porque aún están vigentes para aquellos que sepan reconocerlas.
Únanse a Dios, porque muchas almas se separan de Dios. El mundo está en una guerra espiritual y esta se expande a nivel material. ¿Cuándo esto se detendrá? Si sus oraciones fueran sinceras, la Justicia de Dios será aplacada. Los corazones no deberán sufrir el martirio que están provocando en muchas regiones del mundo.
Yo vengo a traerles Mi Espíritu de Paz porque sé que sus vidas están perturbadas; no encuentran consuelo ni salida. Mas en esta noche, hijos Míos, Yo Me oferto como el camino de retorno, el camino de retorno del Señor a Su Sagrada Morada, que es su verdadero origen, para reencontrar el camino que muchos de ustedes perdieron.
Desearía que muchos de ustedes Me pudieran ver; pero Yo necesito hijos Míos, que después de tantos milagros a través de los tiempos, sus corazones Me puedan sentir. Yo puedo morar en sus vidas siempre y cuando Me lo permitan.
Pero Mi tarea está finalizando y el mundo deberá cruzar el umbral hacia el Cielo o hacia el infierno. ¿Dónde ustedes querrán estar hijos Míos? Ustedes ya no son principiantes, mas sí son Mis apóstoles del Amor.
Vivifiquen la Presencia de Cristo en sus vidas. Hagan obras de caridad, de verdad, y sus corazones vivirán en regocijo, a pesar de la oscuridad de los tiempos.
Así, hijos Míos, a través de sus pequeñísimas vidas, Mi Obra se podrá expresar como espejo en los corazones redimidos, en los corazones pacificadores que buscan la unión con Dios, todo el tiempo.
Abandonen esta normalidad que los rodea todo el tiempo, que no les deja ver la Luz del Reino de Dios.
Queridos hijos, si rezan de verdad Conmigo, muchas cosas podrán evitarse.
Yo soy la Mensajera de la Paz. Yo soy la Profeta de Cristo, que les anuncia a los corazones el Retorno de Cristo en estos tiempos de caos.
Sus corazones deben estar preparados. Si no oran, hijos Míos, si no se perdonan ni se reconcilian, ¿cómo Mi Hijo podrá estar entre ustedes nuevamente?, ¿cómo sus corazones despertarán, durante la noche, para ver entre las nubes la venida gloriosa del Rey?
Por eso, Mi Corazón Inmaculado, que es su Corazón noble, y el Santo Corazón de San José, trabajamos juntos para la redención de las almas.
Los Cielos y los universos abren sus vertientes de Luz a través de los Sagrados Corazones, para que diariamente, hijos Míos, puedan comprender que hay algo que cambiar. Ya no hay tiempo que perder, el reloj se detendrá para que las almas vivan su aprendizaje en este último tiempo de transición.
Lo que anima a Mi Corazón Inmaculado es ver que sus almas cristalinas buscan el camino de la redención y que nunca se desaniman, porque quien está Conmigo, está con Cristo y está con Dios en Su gran Plan de Redención.
Me anima ver a las almas que verdaderamente se consagran y que sobre sus cuerpos visten Mi Manto de Luz para representar en este planeta las nuevas legiones de Cristo que sustentarán a la humanidad; porque la mayoría, aunque no les parezca, hijos Míos, no hará nada.
¿Quién hará algo por este mundo? ¿Quién corresponderá al Plan de Dios, saldrá de sí para ver a los otros y encontrar la necesidad, que es muy grande en esta humanidad? La necesidad de amor, de oración y de servicio.
Mas si ustedes se unen a Mi Corazón, el ejército será invencible y la paz no desaparecerá de la Tierra.
Sus almas son peregrinas del universo y vienen aquí para vivir una experiencia de redención y de amor; para reencontrar a Cristo en sus caminos y divinizar sus vidas, según la Voluntad y el Propósito de Dios.
No dejen de buscar su verdadera misión. Deben existir apóstoles activos que puedan corresponder a la emergencia de estos tiempos.
Saliendo de aquí, hijos Míos, sus corazones deben pensar, reflexionar sobre cada vibración que Yo les he entregado, porque ella podrá transformar sus corazones; y esa Luz se expandirá en sus familias para que más corazones sean tocados por Mi Luz.
No vengo aquí por acaso, hijos Míos. Así, Yo les recuerdo a Fátima, porque están en el mismo punto que el pasado y eso debe revertirse por su determinación de ser corazones resplandecientes que busquen la vida de oración, para alcanzar finalmente su redención.
Así agradarán a Dios y no perderán tiempo, porque el mundo debe vivir una nueva etapa y sus propios hermanos, miembros de esta única civilización, están impidiendo que eso suceda. Por eso, los Portavoces del Cielo vienen hacia ustedes para recordarles que existe el camino hacia el infinito y que esta vida no termina aquí.
Sus espíritus, hijos Míos, deben despertar a la vida espiritual, deben evolucionar, deben dar pasos; así como los dieron los apóstoles, aquellos seres que acompañaron a Cristo en esta Obra de Redención.
Ahora les toca a ustedes, hijos Míos. Por eso, este es Mi último llamado. Mi voz se pronuncia para todo el mundo.
No quiero que sientan Mi dolor, que es el dolor del mundo, pero muchos deben sentirlo para comprender el sentimiento de su Madre Universal.
No Me canso. Sigo adelante con la esperanza de reencontrarlos despiertos en este camino hacia el Universo de Dios.
Ustedes tienen un universo en su interior. Búsquenlo. Clámenlo. Llamen por él, él está allí para ayudarlos. Ese es su mundo interno, el mundo del alma, de la pureza, del principio original.
¿Acaso lo han percibido? Yo vengo a revelarles esta Gracia, pues es necesario, hijos Míos, que más corazones despierten. Despierten, despierten, despierten, despierten.
Recemos.
Oración: Padre Nuestro (portugués).
Y así, siempre deben pedir a Dios por su conversión; siempre hay algo que curar; siempre hay algo que redimir cuando el corazón es sincero con Dios.
Estrellas de Luz se esparcen sobre la Tierra. Estos son Mis queridos hijos que despiertan, que visten el Manto de Mi Luz. Son Mis más pequeños, los que Yo amo y espero que Me representen fielmente en este planeta, porque llegará el tiempo, hijos Míos, que su día solo será oración, cuando el mundo se purifique para alcanzar los mil años de paz.
No se cansen de transformarse, es necesario. Sus vidas deben santificarse, deben corregirse, deben seguir los Designios de Dios.
Por eso, Yo soy la Señora del Santo Rosario. Rezo por ustedes y por el mundo para que algo cambie pronto. Rezo con ustedes todos los días, desde el Universo del Corazón de Dios.
Así, por su respuesta sincera a Mi llamado universal, todo estará cumplido, todo estará consumado, así como Mi Hijo lo cumplió.
Que vengan aquí Mis guerreros de la oración, espíritus llamados a vivir en el nombre de la paz.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán ante Mi Presencia trayendo la vela de luz, la presencia de un alma encendida en toda esta humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Anaren.
Mientras cantan, queridos hijos, Yo los bendeciré a ustedes y a todos los presentes. Cuando los bendigo a ustedes, bendigo al mundo y renuevo todas las cosas, pues esa es la autoridad que Me dio Cristo para que las almas se reenciendan.
Canten de corazón, proclamando a Dios su confirmación.
Canción: "Himno de los Hijos de María".
Por la autoridad que Dios Me ha concedido, en nombre de la Santísima Trinidad, bendigo sus vidas para que sean convertidas en Cristo y por Cristo y sean, a partir de ahora, Mis apóstoles de la Paz.
Derramo Mis Rayos sobre ustedes, para que sus corazones los guarden y no olviden que la Madre de Dios, la Reina de la Paz, la Señora del Santísimo Rosario, la Señora del Monte Carmelo, estuvo hoy aquí con ustedes para derramar Su Gracia en la humanidad.
Guarden Mis Palabras en el corazón y sigan a Jesús, síganlo siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Les agradezco por orar a Mi Inmaculado Corazón.
Que la paz siempre sea en sus vidas.
Los amo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestra Señora pidió que, en este momento, en todos los lugares del mundo, hagamos un minuto de silencio, por la paz en la humanidad.
Hermanos, quisiéramos cerrar este encuentro con un pequeño relato sobre la Aparición, respondiendo al pedido de María.
Ella nos pide, a veces, que relatemos lo que Ella nos muestra. Para comenzar, quisiéramos decir que, durante la oración, las almas de cada uno de los presentes fueron muy trabajadas.
En diferentes grados, los ángeles trabajaban según la indicación de Nuestra Señora; y una forma de cura espiritual, iban realizando en cuanto nosotros orábamos de verdad.
Entonces, llegó el momento de la Aparición. Nuestra Señora vino como siempre desde el Cielo, cruzando los universos, ingresando en la consciencia del planeta, y Su consciencia iba localizando este lugar.
Ella venía como una gran esfera de luz y de fuego, descendiendo a través de los Cielos hasta aquí.
En cuanto estábamos orando, esperando Su llegada, ese fue el momento en que se mostró como Nuestra Señora de Fátima, vestida toda de blanco, con un rosario entre Sus manos. Su mirada era suave, maternal y amorosa. Estaba descalza y se colocó en el centro de este portal de paz. Y, lo primero que dijo: "Agradezco a quien tuvo la Gracia de poder honrarme, al construir este portal en honor a Mi Inmaculado Corazón".
Entonces, Nuestra Señora extendió Sus brazos hacia nosotros, abrió Sus manos y mucha Luz comenzó a salir de Sus manos y penetraba en nuestras almas. En ese momento, María nos mostró una imagen del planeta y vimos un gran triángulo de Luz que unía Europa con Medio Oriente y con el sur de América.
En ese momento, veíamos que muchas almas iban siendo elevadas hacia el Cielo por Nuestra Señora, no solo del Medio Oriente, sino de diferentes puntos del planeta. Entonces, Nuestra Señora dijo: "Mira hacia el centro del triángulo", y comenzaron a aparecer muchas rosas, que Ella dijo que eran nuestras oraciones, las oraciones de todos Sus hijos del mundo que estaban unidos a este propósito por la Paz.
Nuestra Señora lloró un poco, mostró Su Corazón lastimado, pero a medida que Ella nos iba hablando, palabra tras palabra, Su Consciencia entraba en nuestro universo interior, fue así como Ella lo llamó. Y parecía que Nuestra Señora, por algunos momentos, cuando repetía las palabras, Ella se multiplicaba dentro de nuestro espíritu. Entonces, veíamos a María dentro de cada uno como una sola Consciencia unida a Dios, fundida en Cristo.
Después, Nuestra Señora, cuando fue transmitiendo Su Mensaje, nos fue mostrando diferentes situaciones de la humanidad. Ella, rápidamente, mostraba diferentes regiones del planeta que necesitaban de mucha, pero de mucha oración; hasta que llegó el momento, en la Aparición, en que Ella mostró el Propósito de Dios para esta humanidad. Y, por encima de Nuestra Señora, habían muchos ángeles que comenzaron a mostrar la Idea original que había tenido el Creador, desde el principio de esta humanidad y de este planeta.
Ella nos decía que la Sagrada Familia de Nazaret, cuando estuvo presente aquí, en esta humanidad, a través de San José, de María y de Cristo; Ellos dieron continuidad a ese Propósito.
Ella decía que ha aparecido tanto, a través de los tiempos; no solo para enseñarnos, advertirnos y llamarnos, sino para que Ella pueda dar continuidad a esta Obra de la Idea de Dios. Ella decía, con mucho pesar, que esa Idea, nosotros la estamos rompiendo.
Ella viene a recordarnos que nosotros fuimos creados por Dios, que Dios nos ama, que no podemos separarnos de Él y que tenemos, junto con Nuestra Señora, que dar continuidad a esa Obra que Dios tiene prevista para nosotros.
Amorosamente, Ella viene a corregirnos y nos pide que pensemos y que reflexionemos qué es lo que hacemos de nuestra vida, si estamos con Dios o no estamos con Dios.
Ella, hoy, nos donó Su Amor maternal; y cuando hizo su bendición para los Hijos de María que se consagraron, mucha Luz se esparció por este lugar, el aura de Nuestra Señora se iluminó y esa Luz llegó a varias partes del planeta, en forma de rayos.
Eso fue lo que sucedió. Así es que todos quedan con esa invitación y ese llamado de María; y podremos seguir unidos en este trabajo por la paz rezando el Rosario, rezando de corazón como Ella nos pide y esforzándonos cada día un poquito más
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más