Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 114.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Camino sobre el fuego, pero no Me pierdo.

Nado en lo profundo, pero sin desaparecer.

Soy herido, pero no Me lastimo.

Penetro en lo más oscuro, pero siempre veo la Luz.

No hay misterio ante Mí, porque en Mi Presencia todo se revela.

En el aparente vacío está Mi Todo.

Adonde a veces no puedo llegar, es en donde está Mi mayor esfuerzo.

No dejo nada atrás; cada detalle es importante, porque así es la Ley, consecuente e inmutable, permanente e inalterable; porque la Ley en Mí es justa, pero no severa.

Sentir su peso no es sentir su presión; porque es una corriente que todo trasciende, modifica las formas y transmuta el pensamiento.

La neutralidad es Mi tónica; en ella encuentro el equilibrio y también la justicia. Sin neutralidad, no se conoce la armonía, el equilibrio ni la paz. Este es el ejercicio permanente del Gobernante y de todos Sus discípulos, de los que aprenden a vivir en la Ley y en el equilibrio.

En el universo todo es dinámico porque nada se pierde, todo se transforma, se renueva y se redimensiona, para que cada aspecto de esta Creación encuentre su lugar y su espacio.

Y lo que es aparentemente oscuro también tiene su lugar; por eso, está dentro de esta Creación, para que ese lugar que le corresponde, algún día sea redimido, liberado y transmutado, porque la base de ese misterioso movimiento es el Amor.

La oscuridad de estos tiempos no puede soportar el Amor. Quien vive en el Amor de Mi Padre transforma su propia oscuridad espiritual, y los escalones que encuentra para poder trascenderla son las Leyes, las Leyes que lo llevarán a comprender el bien en su infinita manifestación y poder.

Por eso, no deben creer que las puertas se cerrarán para siempre. El cambio tan esperado comienza en ustedes y termina en ustedes mismos.

Nada externo es responsable de lo que les sucede. Reconozcan su parte en este aprendizaje universal, así crecerán en humildad y en sabiduría, aplacarán su egocentrismo y transmutarán sus propias fuerzas terrestres cuando la Ley toque los niveles subliminales de la consciencia.

Pero hay una sola llave que abre esa puerta: la confianza. Sin confianza no se puede construir el Plan de Dios, porque en la confianza está la Verdad y también está la Luz.

Esto es lo que no pueden olvidarse en estos tiempos. Cada cosa que les sucede tiene una causa, tiene un propósito y también tiene un motivo.

Cuando vivan dentro de la Ley todo lo comprenderán, porque en la Ley no hay herida que no sea cicatrizada, porque en la Ley no hay aprendizaje que no sea comprendido, porque en la Ley no hay misterio que no sea revelado.

La Ley Divina es el sostén de un Gobierno Mayor y Superior; pero solo podrán llegar allí, a través de sus consciencias, con la gran llave maestra del Amor.

No hay otra senda para poder recorrer que no sea esta, porque el misterio se esconde de los ambiciosos, el misterio se esconde de los incrédulos; el misterio se muestra a los simples de corazón, porque el misterio es la estrella-guía de los valientes, aquellos que aspiran vivir el Gobierno de Cristo. Porque Yo Me encuentro en lo pequeño y no en lo grande, porque Mi Padre se encuentra en lo humilde y no en la opulencia, porque el Espíritu Santo está presente en el corazón de los simples y no de los vanidosos.

Esta Ley que Me permite caminar sobre el fuego, sin quemar ni una parte de Mi Ser, es la que protege Mi camino de ascensión y es la misma Ley que protege el camino de ascensión de Mis compañeros.

Porque en verdad les digo que en esta vida no comprenderán el misterio del universo en su totalidad. Quien vive en la escuela de los grados del amor sí lo conocerá.

Hoy, vengo con este Mensaje para que lo revelen dentro de ustedes mismos, en lo más profundo del mundo interior.

Vengo con este Mensaje para los seguidores del Gobierno Espiritual de Cristo; para aquellos que, rasgando su propio ser y transformando lo más profundo de la consciencia, se han decidido a ser parte de los Nuevos Cristos.

El mundo no busca estas esferas mayores, la distracción planetaria es muy grande porque es fomentada por el maligno espíritu de la indiferencia.

Pero, Yo vengo a abrirles esta puerta hacia lo que nunca vieron. Vengo, a través de Mi Verbo, a abrirles la consciencia; porque antes de que Yo retorne al mundo, Mis discípulos y seguidores ya deberán vivir en Mi Gobierno Espiritual y ser espejos de esa caridad infinita e inconmensurable, ser espejos de esa prontitud inextinguible, ser espejos de Mi gratitud espiritual, para que las corrientes perversas de este mundo se disipen, para que las almas amarradas por los grilletes del mal se liberen por el simple hecho de que existen almas y consciencias que toman verdadero contacto con Mi Gobierno Espiritual.

La respuesta está dentro del mundo interno de quien la busca.

Ahora es el tiempo de preguntarse:

Señor, ¿qué más debo hacer a fin de que se cumpla Tu Retorno?

Señor, ¿qué más debo dejar de hacer para que Tu Retorno no sea abortado?

Señor, ¿qué más debo cambiar para que sea merecedor de Tu próximo Reino?

Por eso, compañeros, pídanle al Señor del Universo la Gracia de ser consecuentes para preparar Su Retorno en el fin de estos tiempos y de que esta promesa no quede solamente en el plano mental, sino que sea una realidad a través de Mis compañeros, de los que Me dijeron sí.

A través de Mi Mensaje les he dejado muchos símbolos, pero también muchas respuestas. Por eso, una vez más, espero ver la respuesta de sus corazones.

Deseo que nadie más se ausente de Mi Plan, de Mis Comunidades y de Mis Núcleos-Luz, porque cada uno es una pieza que Yo necesito para construir la Nueva Tierra. Sin esas piezas no será posible que llegue el tiempo venidero, no será posible que el porvenir sea una realidad.

Sigan esforzándose en el camino de la trascendencia y de la transformación, porque un Buen Maestro nunca abandona a Sus compañeros.

Les pido que se decidan a ser esa promesa concreta del Señor. Ya no cierren sus caminos, ya no cierren sus corazones, ya no impidan que sus consciencias superiores trabajen por el Plan, vivan la renovación de estos tiempos, abandonen el espectro de la inercia, de la frialdad y de la indiferencia.

Quien está ante Mí calienta su corazón en Mi Fuego de Amor. Yo siempre renuevo todo lo que toco y todo lo que consagro, no pierdan la oportunidad porque Mi tiempo se acaba y las tres largas noches llegarán. Y, en esa hora, ¿Yo los tendré en Mí o estarán lejos de Mí? Deben estar prontos para esto.

Mi Ley, en esta hora, desciende como una Gracia Misericordiosa que justifica los errores y disuelve los pecados.

Mi Ley, que es la Ley de Dios, es el Cetro que conduce a Su pueblo sagrado, es la estrella que indica el Propósito en el firmamento.

La Ley no es severidad, sino es acogimiento. La Ley no es castigo, es amor, es discernimiento.

Que hoy, la Ley que rige al Cristo Vivo los bendiga, así como el Hijo del Padre fue bendecido en el río Jordán.

Reciban el Bautismo de Mi Espíritu, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y que esta Maratón de la Misericordia sea la Maratón de los consecuentes, de los que entienden, de los que comprenden y de los que saben que es urgente orar por la Divina Misericordia, porque estamos en un tiempo culminante y definitivo.

Una última cosa les pido, que Mis Palabras sean vida en ustedes para que todo sea renovado. Que así sea. Amén.

Vayan en paz y sigan adelante, construyendo Mi esperado Retorno.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 83.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El Verbo se hizo Carne y habitó entre ustedes y la Palabra del Señor se cumplió en la Tierra, en la vida de los consecuentes y de los abnegados.

El Verbo Encarnado se hizo Uno en los hijos de Dios y el Verbo del Altísimo reverberó y seguirá reverberando a lo largo de los tiempos, a través de los que escuchan la Palabra de Dios.

De los más imperfectos, haré maravillas para nuestro Padre. Convertiré las miserias en Misericordias y nada será imposible para Mí, como no lo ha sido hasta ahora.

Con esto hoy quiero decirles, en esta tarde de Misericordia y de solemnidad que, por los méritos alcanzados por sus oraciones en estos últimos siete años, el Altísimo Dios del Universo, el Señor del Cielo y de la Tierra, Adonai, Emmanuel y Abba, retribuye desde Su Fuente, para cada uno de sus hijos, Su Paz y expiación universal, enmendando los errores cometidos por toda la humanidad hasta el presente.

Es así que hoy les quiero decir que nunca los abandonaré, porque ya saben ingresar en Mi Corazón y en Mi Corazón solo existe eternidad, nunca existe el fin.

Hijos de Mi Padre, abran aún más sus corazones como los abrieron ayer, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, en la que el Padre Eterno estuvo atento a la voz de sus súplicas.

Después de que la Iglesia Celestial descienda aquí y para el mundo, en el mes de agosto, Yo seguiré viniendo, pero esta vez de una forma especial. El tercer viernes de cada mes daré al mundo los últimos impulsos espirituales y divinos que, por tiempo determinado, erguirán a la humanidad y la prepararán para Mi Retorno.

El Padre Eterno testimonia este momento por medio de la presencia de Sus hijos y de todos Sus orantes. Y más aún, nuestra Madre del Cielo y de la Tierra, la gran Emperatriz del Universo, acompañará a Mi Sagrado Corazón después del mes de agosto, solo los días 13 de cada mes,  en los que terminará de dar continuidad a la tarea que una vez comenzó en Fátima.

Celebren este momento y agradezcan a Dios, porque nunca estarán desamparados.

San José irá al Cielo y desde allí Él seguirá bendiciendo al mundo, así como Él bendijo al Hijo de Dios cuando aún era niño.

Los últimos secretos serán entregados, los últimos misterios serán develados y la humanidad ya no podrá decir que no lo sabe porque, a través de Mi Gobierno Espiritual y de Mi Iglesia Celestial, les daré lo que necesitan. 

Para que, después de agosto, Yo pueda retornar y traer más alivio al mundo, confiaré y aceptaré sus oraciones los días 5 y 6 de cada mes, aunque Yo no esté presente aquí. Pero ustedes saben que Me serviré de su trabajo orante para poder llevar al mundo Mi Paz y la fuerza de Mi Misericordia.

No quisiera irme de aquí sin antes ver por última vez a todos los peregrinos, orantes y servidores, cuando el tiempo lo permita. Porque Mi aspiración es fundir sus esencias con la Mía y, en el fin de este tiempo, recrear a la Creación por la victoria del Amor y del perdón.

Sus Ángeles de la Guarda se comprometen ante el Señor del Universo para vigilar y celar por este momento.

Mientras hago silencio, contemplo con ustedes al mundo herido y necesitado de amor, de Misericordia, de cura y de redención.

Hoy acepto la rendición de los que decidieron vivir ese camino, por todos los corazones y vidas de este planeta que no Me correspondieron y que Me fallaron en los últimos tiempos.

Mientras acojo esas ofertas, el poder de Mi Sangre se derrama sobre los no redimidos, para que vuelvan a erguir su mirada hacia los Cielos y encuentren la esperanza y la paz que una vez perdieron y también las señales de Mi Pasión, las cinco dolorosas heridas de Su Señor, iluminan al mundo en este momento y derraman la Gracia del Cordero de Dios sobre los hijos del Padre Eterno, sobre aquellos que lo escuchan, que lo sienten y que lo aman.

Hoy un ciclo se cierra, pero un tiempo final de preparación comienza. Comulguen de Mis Palabras, sean colmados por Mi Gracia y sigan adelante.

Ustedes Me pueden superar en el amor. ¿Cuándo Me lo demostrarán? El precio de Mi Vida puede ser superado por sus vidas. La entrega de su Señor puede ser superada por su entrega.

Yo no vengo a pedirles lo imposible, quiero que sean parte de Mi Cuerpo Místico para que toda Mi Misericordia descienda sobre ustedes y el mundo, y se puedan purificar en Mí para alcanzar la redención.

Hoy reúno toda la fuerza de la Luz del universo, y los infiernos sienten esta repercusión porque cada gota de Sangre derramada por su Maestro hoy tiene valor y victoria en los que le han correspondido.

Aún más almas están a la espera de ingresar en Mi Iglesia Celestial, esto ya debe ser difundido al mundo. Todos son llamados, sin excepción, para estar a las puertas de Mi Iglesia Celestial e ingresar en ella en el mes de agosto, en el que la gran celebración será establecida entre los creyentes y Dios.

Mientras Yo les hablo, los purifico y los aproximo a Mi Corazón. Ahora, que sus almas coloquen su cabeza sobre Mi Pecho, en este momento, háganlo.

Y a través de esta melodía, que escuchan en este momento, sientan Mi abrazo divino y universal, y cómo cada miseria es transformada por el poder de Mi Luz y la fuerza de Mi Amor.

Ríndanse en Mi Brazos, tienen la oportunidad y, en el vacío y en el despojamiento, encuentren Mi Paz.

Yo Soy el que Soy, soy el Principio y el Fin, Soy lo máximo para sus vidas.

Mi Amor desea estar en todo el mundo.

Hoy sean ungidos por Mi perdón que disuelve sus miserias, que perdona sus pecados, que los renueva después de cada caída, que los coloca ante Dios para sentir el Amor de Su Corazón.

Ríndanse en Mis Brazos y todo pasará.

Mi Amor se funde con su amor y un único Amor nace, el Amor Vivo de Cristo que santifica a las almas y las lleva al Reino de Dios.

Es así que hoy deseo, en lo más profundo de Mi Alma y Divinidad, que comulguen de Mí por medio del Sacramento del Altar.

Traigan aquí el altar y aún permanezcan en Mis Brazos, hasta que Yo les indique qué hacer.

Quédense en Mis Brazos, sientan el latir de Mi Corazón y el triunfo del Amor por medio de esta Alianza perpetua Conmigo.

El Padre está atento a este momento, así como Él está atento a todas las almas del mundo que se rinden en Mis Brazos en este momento.

Que seamos merecedores de este momento y que en los Brazos de nuestro Redentor nuestros corazones y vidas se renueven en Cristo, sabiendo que por encima de todo vencerá el Amor, el que renueva todas las cosas.

Hoy el Padre participará de esta consagración. Coloquen a los Pies del Padre Eterno sus necesidades, las verdaderas necesidades que beneficien a otras almas.

Hoy los Ángeles Querubines, Ángeles de la Guarda de Mis hijos de África, están aquí presentes para traerme el ofrecimiento de sus pequeños corazones, por ese pueblo herido y por el mundo.

Mi Amor penetra en las entrañas más profundas del dolor humano, porque hoy aceptaron estar en Mis Brazos para sentir a Dios.

Celebremos.

“Oh, Padre Eterno, cuán grande es Tu Amor, Tu Poder y Tu Misericordia, que eres capaz de invitar a Tus hijos a que Me superen en el Amor y en la entrega, porque un buen Maestro trabaja incansablemente para que Sus compañeros lo superen, y algún día sean buenas personas en la caridad y en el bien, en el amor y en la transparencia.

Oh, Padre Eterno, cuántas ofrendas he recibido en Mi Corazón de Tus hijos. Cuántas oraciones he escuchado en estos últimos años. Cuánto Tú, Padre, en el triunfo de Tu Amor y de Tu Verdad, has construido la fe y el servicio incondicional en el corazón de Tus hijos. Esto es lo que hoy Me trae aquí, al mundo.

Adonai, una vez más coloco a Tus Pies que todos Me puedan superar y que el precio de Mi Sangre no sea en vano, porque ella se derrama sobre los oprimidos y caídos.

Hoy Te ofrezco, Padre Amado, el abrazo que he sentido de cada alma en este momento, para que Tú, Señor Nuestro, les des una oportunidad como Tú le has dado a Tu Hijo, para salvar al planeta.

Recibe en Tu Reino, Padre Eterno, el amor de Tus hijos, las oraciones de Tus hijos, el servicio de Tus hijos y la superación diaria de Tus hijos para alcanzar Tu Paz y Tu Misericordia. 

Y así, ante la consagración y el ofrecimiento de este Sacramento, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, las faltas sean borradas, los pecados sean disueltos, porque el triunfo de Tu Amor se cumplió. Amén”.

Hoy los Ángeles Querubines, los Ángeles de la Guarda de Mis hijos de África, transubstanciarán junto a su Maestro estos elementos, porque Dios se muestra a los pequeños y humildes y esconde Su Poder y Su misterio de los soberbios y egoístas. La Sagrada Escritura se cumple una vez más.

En la noche en que iba a ser entregado, en compañía espiritual de Mi Madre y de las santas mujeres, que estaban en oración por Mí, ante Mis apóstoles tomé el pan, lo elevé al Padre agradeciendo el sacrificio, para que fuera bendecido y transubstanciado en Mi Cuerpo. Y la Luz espiritual del Creador descendió a la Tierra.

Enseguida lo partí y lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén, (en portugués).

Y miles de caídos que estaban en las profundidades de los abismos de la Tierra, tomaron consciencia del momento de su redención. Las estrellas del universo dibujaron una sagrada geometría por el triunfo del Amor.

Enseguida, tomé el Cáliz y Se lo ofrecí al Padre, para que el vino fuera transubstanciado en Mi Sangre, y la Luz divina de Dios descendió. Enseguida, Se lo ofrecí a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la eterna y nueva Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén, (en portugués).

El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Padre Nuestro (en inglés).

Que la Paz y la Misericordia de Cristo desciendan a la Tierra.

“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.

Hermana María Jerusalén, puede venir aquí, por favor.

Anunciamos la Comunión espiritual con Nuestro Señor Jesucristo para todos nuestros hermanos en el mundo, a través de tres campanadas.

Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.

Cuando sientan que no pueden, estén en Mis Brazos.

Cuando la noche sea demasiado oscura, estén en Mis Brazos.

Cuando crean que no lo conseguirán, estén en Mis Brazos.

Cuando sientan desesperanza, agonía o perturbación, estén en Mis Brazos.

Cuando no tengan fuerza interior, y solo confusión y lamentación, estén en Mis Brazos.

Cuando no encuentren sentido en la vida y en su misión espiritual, estén en Mis Brazos.

Estén en Mis Brazos, estén en Mis Brazos, porque Yo vengo a liberar a los afligidos, vengo a dar Luz a los ciegos, vengo a colmar la sequedad de los corazones, vengo a transformar las miserias en el poder de Mi Misericordia, porque necesito que Me puedan superar para que se cumpla el Plan.

Hay una canción que llega mucho a Mi Corazón, como tantas ofrendas que Me brindan. Pero esta es especial, porque refleja la superación y la persistencia de Mis compañeros en el mundo. “Todo lo que yo viví” se llama esa canción. Quiero que hagan ese último ofrecimiento que, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, se cierra un ciclo de siete años de trabajo, de esfuerzo y de esperanza con su Maestro y Señor.

Que la paz esté en ustedes y que sean portadores de Mi Paz.

Les doy las gracias por haber respondido a Mi convocatoria.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nos prepararemos para esa canción.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cuando el mundo comprenda que la espiritualidad no termina aquí, ese será el gran día del paso de la consciencia. Será cuando gran parte de la humanidad crecerá interiormente y los misterios serán develados a aquellos que siempre buscaron una explicación y un porqué.

En esta coyuntura del planeta, en este momento de inflexión de la humanidad, es cuando muchos postulantes Míos, en los planos internos, se preparan para ese gran momento que vendrá como una gran revelación interior, directamente de Mi Iglesia Celestial. Esa será la primera señal de Mi venida. Muchos corazones sentirán que un momento culminante se aproxima.

Ante el escenario de la humanidad y de toda la Tierra, los corazones sentirán Mi llegada no como una explicación intelectual, sino como una verdadera señal interior de que el Espíritu Santo despertará en aquellos que confían en Mí, y esto irá más allá de cualquier religión o dogma, porque su Maestro y Señor vendrá por toda la humanidad, por todas las razas, por todos los pueblos y naciones.

Y aquello que una vez fue escrito en el libro del Apocalipsis se cumplirá, no de la forma que muchos creen. En las Escrituras hay muchos símbolos y señales que fueron dejadas a través de los apóstoles, pero que ni ellos mismos comprendieron en su momento. Esto va más allá de cualquier teología o ciencia.

La venida de Cristo a la Tierra aún no fue comprendida por el hombre ni tampoco por ninguna religión. Lo que está escrito en la Biblia es una pequeña parte de ese gran acontecimiento. Muchos, pero muchos, reconocerán tarde que no se arrepintieron a tiempo, por mantener el resguardo de su doctrina o institución.

Yo vengo a enseñar al mundo lo que le enseñé a Mis apóstoles y a todos los que Me siguieron: la humildad y la simplicidad de corazón, que permite comprender todos Mis mensajes y parábolas. ¿De qué forma ustedes creerían que Yo lo podría haber hecho?, de una forma simple. Ese era el único camino que Mi Padre Me solicitó, de una forma humilde, austera, para que los corazones pudieran reconocer a Dios. El Padre nunca podría haber revelado todo Su Poder y Su Verdad, ningún corazón de esta humanidad estaba preparado para eso.

En Fátima, a través de Mi Santísima Madre, a través del Milagro del Sol, una parte de ese Poder de Dios fue mostrado al mundo. Muchos corazones se convirtieron y renovaron su fe, eso revela al mundo que la Divinidad siempre estuvo presente desde el principio de la Creación hasta ahora y siempre lo estará. Es una Ley y nada lo cambiará.

Por eso, Yo les digo, compañeros, en estos últimos momentos en que Yo estoy con ustedes y por ustedes, en los que Nuestros Sagrados Corazones comienzan a retornar a las Esferas Celestiales, este es el momento más importante de sus vidas, en el que la gran decisión deberá ser tomada. No dependerá de nadie ni tampoco de ninguna religión, esa decisión es de cada uno de ustedes Conmigo.

Si en verdad aprendieron a leer en los acontecimientos, podrán comprender, compañeros, todo lo que su Maestro y Señor les entregó en estos últimos siete años, en los que diariamente he caminado a su lado, para que pudieran sentir y comprender el Plan de Dios.

Pero la humanidad aún espera que todo vuelva a lo normal. La humanidad no quiere reconocer el fin del último tiempo. La Biblia lo revela y lo expresa claramente, pero no se queden solo con las enseñanzas que la Biblia guarda, sino que pidan a Dios con fervor que algún día puedan comprender sus misterios, para poder estar preparados, disponibles y conscientes para esperar Mi Retorno.

En la solemnidad del Inmaculado Corazón de María, Su Hijo viene a glorificar Su Nombre, Su tarea y Su misión con la humanidad, un propósito de gran sacrificio, un Amor infinito expresado a través de Su misión, algo que nunca se interrumpió porque es eterno y sublime.

Será en estos últimos meses de trabajo, cuando las almas podrán recibir de Nuestros Corazones lo último que necesitan para poder sobrellevar el fin del tiempo. Quiero que la humanidad sepa sobre el fin de ese tiempo. Ya no es momento de encubrir ese acontecimiento, sino de reconocerlo, de aceptarlo y sobre todo de vivirlo, así como Yo lo estoy viviendo por ustedes en este momento.

Los misterios de Mi Pasión no solo están revelados en la Eucaristía, sino que también las señales de Mi Pasión han sido el testimonio de muchas almas en el mundo que, a través de los tiempos y de las generaciones, se ofrecieron para vivir la estigmatización de la consciencia, algunas físicamente y otras de forma espiritual. Las señales de Mi Pasión, en las almas que he escogido, son imborrables, son un propósito de la redención del sufrimiento por medio del amor y de la compasión.

Hoy llevo entre Mis Manos el Santo Cáliz, la copa que testimonió el sacrificio del Redentor y sobre ella sostengo Mi luminoso Cuerpo, la Eucaristía, para señalarle al mundo el momento de Mi Retorno y el tiempo de la gran definición. Que las religiones asuman este momento, así permitirán que Mis Rayos de Amor y de Misericordia, que brotan de Mi Corazón, auxilien al mundo.

A pedido de Jesús, Nuestro Señor, contemplemos en Su Presencia y Gloria, la Sangre y el Cuerpo de Cristo que Él hoy sostiene entre Sus Manos.

Así como muchos bienaventurados recibieron este Misterio de Amor a través del Cuerpo y la Sangre de Cristo, hoy vengo a renovar una vez más en ustedes y en el mundo entero, la poderosa Gracia de la conversión y de la redención por medio de la Sangre y del Cuerpo de Cristo que hoy, espiritualmente, se derraman en el mundo para vivificar a las almas en la unión divina con Mi Espíritu, en donde siempre se encontrará la fuerza de su fe y confianza en nuestro Creador.

Traigan aquí el altar.

Los ángeles se congregan en este momento alrededor de Nuestro Glorificado Señor para celebrar este ofertorio, que nacerá de cada corazón sincero, en unión y en amor al Sagrado Corazón de Jesús y por la humanidad.

Que, en la solemnidad del Inmaculado Corazón de María y por los méritos de Su sacrificio, maternidad y silencio, las almas más necesitadas del mundo reciban la Gracia, en esta noche, del ingreso espiritual a Mi Iglesia Celestial para ser portadoras de Mi Paz.

Nos podemos arrodillar o colocar de pie para esta consagración que hoy, de forma solemne, realizará Nuestro Señor por la humanidad.

Pidamos la Gracia a Jesucristo de ser dignos de participar de la revelación de este Misterio de Amor, en este día y por los días que vendrán. Amén.

A los pies del Monte Calvario, en donde el Árbol de la Vida fue erguido en sacrificio y amor, nuestras almas se postran, al igual que los ángeles del Cielo, para recibir este misterio de la compasión de Nuestro Señor.

Contemplemos en este momento, así como lo muestra Nuestro Señor, el Monte Calvario y a Cristo en la Cruz, derramando Agua y Sangre, de forma espiritual, para el mundo entero.

Hagamos en este momento, ante la presencia de Jesús, nuestro acto de contrición silenciosa, un acto de penitencia y de reconciliación, reconociendo nuestras miserias, pero encontrando dentro de nosotros el Amor insondable de Su misericordioso Corazón.

Quisiera poder estar más tiempo con ustedes, pero ya llegó el fin y espero que algún día lo comprendan.

Hoy, a ustedes y al mundo, a los que tienen fe sin poder ver, ofrezco este Sacramento por Mi Iglesia en la Tierra, por el Amor de Mi Corazón en las almas.

En la noche, antes de ser entregado, tomé el pan, lo elevé en ofrecimiento al Padre Eterno para que fuera bendecido y transubstanciado en el Cuerpo de Cristo. Enseguida lo partí y lo ofrecí a Mis compañeros, diciéndoles: “Coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado para el perdón de los pecados”. Y la Luz de Mi Corazón se expandió en el mundo.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Enseguida de haber terminado la Cena, momentos antes de partir al Huerto Getsemaní para vivir y reconocer la agonía de su Maestro y Señor por la humanidad y hasta los tiempos de hoy, tomé el Cáliz y elevándolo a Dios le ofrecí Mi Sangre por Su Proyecto Redentor, para que fuera bendecido y transubstanciado en la Sangre de su Redentor.

Enseguida, se lo ofrecí a Mis compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, que será derramada por los hombres para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Y el Espíritu Santo, antes de Pentecostés, ingresó como Luz y Sabiduría en Mis compañeros, para que fueran embajadores de la Paz y servidores del Amor de su Redentor.

Padre Nuestro (en portugués).

Padre Nuestro (en inglés).

Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.

“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén” (se repite dos veces).

Y concedemos, por medio de la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión espiritual para todos los que participan de este momento en los diferentes lugares del mundo. Que la Comunión con Cristo y con Su Espíritu les conceda la paz.

Y antes de partir al Huerto Getsemaní, en la mayor soledad de Su Corazón, Nuestro Señor les dijo a Sus apóstoles:

“Ámense los unos a los otros, así como Yo los amo. No podrán venir hacia donde Yo voy, porque retorno a la Casa de Mi Padre, pero una Gracia especial siempre colmará sus corazones, la Gracia del Espíritu Santo, que será su fortaleza y confianza para poder seguir adelante". Hoy Yo les digo lo mismo, compañeros.

No quisiera irme de aquí, pero Mi Padre ya dijo que es el tiempo. Sean testimonio de Mi Amor, aunque sean perseguidos. Sean testimonio de Mi Paz, aunque sean blasfemados. Sean testimonio de Mi Luz, aunque sean castigados, porque Yo les digo, por sus frutos los conocerán, y un buen fruto nunca muere porque siempre hará florecer, de tiempo en tiempo, el Árbol de la Vida.

Hoy descanso un momento en sus corazones para continuar adelante, así como descansé, sufrí y padecí en los que han sido estigmatizados por las dolorosas Llagas de su Maestro y Señor.

Sigan dándole valor, devoción y amor a las Llagas de Cristo, porque allí podrán estar escondidos y el mal no prevalecerá.

Los bendigo y les doy Mi Paz para que la vivan y la compartan en todo el mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Me despido en esta noche, escuchando una melodía especial para Mí: “Corazón vacío”.

Les agradezco.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CUARTO DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.

Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.

Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.

Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.

Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.

No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.

Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.

Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.

Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.

Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.

Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.

Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.

Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.

No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.

Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.

Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.

Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.

Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.

Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.

Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una nueva humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.

Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.

Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.

Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.

No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.

Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.

Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.

Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.

Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.

Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.

A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.

Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.

¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!

Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.

Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.

Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.

Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.

Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.

Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.

Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.

Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.

No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.

Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.

Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.

Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.

Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.

Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.

No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.

No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.

Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.

Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.

Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.

Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.

Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.

Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.

Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.

Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.

No es hora de estar divididos, distanciados, ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.

Incienso.

Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.

Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)

Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.

El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Gracias por abrazarme de verdad.

Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.

Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.

 

(*) Cristo llama dos personas al palco.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

Contacto