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Que la Paz de Dios y Su Santo Espíritu estén en este lugar y en sus corazones, para que de esta forma puedan servir, en nombre de la humanidad, abriendo las puertas al Reino de Dios, trascendiendo las limitaciones y las condiciones humanas por un Propósito superior para que Su Plan se cumpla en la Tierra.
Hoy estoy aquí, hijos, no solo para hablarles, no solo para impulsar sus corazones; estoy aquí por un pedido mayor, por una misión que Dios Me encomendó y que trasciende la comprensión humana, pero que necesita que sus corazones estén adheridos a este Propósito divino. Por eso, están aquí.
Para algunos, esta misión es más simple, para otros no tanto. Pero, ante Dios, solo les pido que abran sus corazones y permitan que Él disuelva las barreras que separan sus almas de Dios, para que Él les pueda mostrar la verdad sobre ustedes mismos, sobre este planeta, sobre este lugar sagrado donde se encuentran.
Hoy vengo a abrir las puertas del interior de este planeta para una vida que para muchos es invisible, pero que está accesible a todos, si son simples, puros y si sus intenciones son verdaderas.
Hoy quisiera hablarles sobre esta vida superior que se guarda en lo invisible, no solo de las montañas, sino también se guarda en lo invisible del corazón y de la consciencia humana.
Hoy ustedes vieron y estudiaron un poco del misterio que es María. Ese mismo misterio se guarda en todas las cosas, en cada criatura de este planeta, en todos los Reinos y en la propia consciencia de esta Tierra.
La humanidad ignora, hijos Míos, la verdad sobre la Creación Divina.
Y hoy vengo hasta aquí para despertar sus consciencias, para que puedan vislumbrar un poco de esta verdad, y lo hago en nombre de toda la humanidad, porque muchos que no están aquí, pero que escucharon Mis Palabras, necesitarán de estos impulsos, en estos tiempos y en los tiempos que vendrán.
Quisiera despertar los espejos de sus corazones para que, junto al Mío, podamos liberar un poco a este mundo de la oscuridad que en él habita. Y Yo puedo hacerlo, más allá de la condición humana, pero necesitan decirme que sí.
Vengo para traspasar las capas de la ignorancia, para llegar a lo que son de verdad en sus esencias, y es ahí en donde encenderé este espejo.
De esta forma, los ayudaré para que puedan equilibrar sus almas, sus corazones y, prestando este servicio, puedan traer un poco de paz a este mundo.
Sé que muchos están presos de su condición humana, de sus imperfecciones, y se lamentan por no ser perfectos, por no ser mejores. Pero hoy, hijos, les pediré que por un instante dejen sus imperfecciones de lado, porque están delante de Dios, están delante del portal al infinito, para que reconozcan que en lo profundo de su interior hay algo semejante a la Esencia Divina.
Por eso, llamen internamente a sus almas, a sus espíritus, a aquello que en ustedes es verdadero, para que estén aquí, junto Conmigo, y de esta forma, podamos cumplir con la misión que Yo vine a realizar en este momento.
Antes de que Yo continúe hablando, les pediré que canten para que, de esa forma, atraigan la verdad sobre ustedes y sobre este mundo.
Los escucho.
La verdad se guarda en el interior de aquellos que se disponen a ser semejantes a Dios. La verdad se muestra a los ojos que se abren para verla. La verdad se manifiesta en el corazón de aquellos que se abren para vivirla, que no se lamentan por sus imperfecciones, que las reconocen, que saben que no son perfectos, pero que también saben que, en lo profundo de su mundo interior, existe una molécula divina que aguarda que sus seres miren hacia adentro y que no sean tan superficiales, que no estén todo el tiempo con la atención en las cosas de este mundo y en lo que expresan como seres humanos, como personalidades, como cuerpos físicos, que son tan diferentes de Dios.
Cuando Mi hijo un día les dijo que ustedes son semejantes a Él y a Su Padre, era para que busquen dentro de ustedes esa semejanza. Así como esa semejanza está dentro de cada uno, también está dentro de la consciencia del planeta.
Es por eso que en este momento les revelo un lugar sagrado.
En nombre de la humanidad, pidan la Gracia de ser dignos de estar delante de él. En el nombre de esta nación, pidan perdón por haber ignorado por tanto tiempo la grandeza de este lugar, que se guarda en el lado oculto de la naturaleza, que está protegido por todos los Reinos y que está esperando que la indiferencia humana dé lugar al amor al Plano Divino.
Hoy vengo hasta aquí, a este lugar sagrado, para equilibrar un poco a indiferencia humana. Y de esta forma, generar los méritos para que este lugar permanezca en el mundo, permanezca aquí auxiliando a la humanidad.
Les hablo de un lugar poco comprendido, por el mismo motivo de no conocer el propio mundo interior. Así como solo están atentos a las superficialidades del propio ser, también estuvieron atentos solo a las superficialidades de este mundo, no aprendieron a penetrar en la belleza de la naturaleza y a llegar más allá de ella.
Pidan a Dios la Gracia de que sus ojos se abran y puedan ver en los espejos de agua más que un elemento; que puedan encontrar parte de la Consciencia Divina que atrae del universo los Dones del Espíritu de Dios, los atributos de la Creación, el verdadero arquetipo humano que se irradia para cada criatura que acepta recibir esta Gracia en su interior.
Contemplen las montañas no solo como simples montañas, sino como consciencias vivas que sustentan el planeta y que resguardan en su interior un misterio. Las montañas son como grandes madres que guardan en su vientre un nuevo ser, una nueva vida, un nuevo mundo. En el interior de las montañas que tienen a su alrededor se guarda un principio de vida divino, único, universal, que espera la apertura de sus seres para manifestarse en la Tierra.
A partir de aquí, Dios derrama un manantial de Gracias, de dones divinos, de partículas de Su Consciencia para que lleguen a todo el planeta y que comience, por increíble que parezca, en cada uno de ustedes.
Para que estos dones lleguen al mundo, sus corazones deben decir sí. Para que las almas más distantes de Dios reconozcan Su Presencia y despierten a la vida universal, primero, hijos, ustedes deben decir sí y deben abrirse a este misterio divino que se guarda en todos los espacios de la Creación.
De esta nación debería partir el espíritu de la unidad para que, de esa forma, todo lo que reciben pueda ser repartido a cada corazón de este mundo.
Hoy Mis Palabras representaran un misterio para muchos, pero no quiero que comprendan con la mente lo que vengo a decirle a sus corazones. Solo les pido que clamen a Dios, como humanidad, por una oportunidad para esta nación y para este planeta.
Pidan que Su Plan se cumpla, para que puedan manifestar esa unidad entre ustedes y en todo el planeta. Pidan la Gracia de abrir las puertas de este recinto divino que se guarda en el Monte Shasta y que los dones que allí habitan despierten no solo en la consciencia de esta nación, sino que lleguen también a cada criatura y a los abismos del mundo, llevando luz y paz a los corazones que no las conocen.
Lo que vengo a decirles hoy es que descubran, en la simplicidad de sus corazones, la grandeza de sus espíritus que no es una grandeza humana, que no se guarda en las destrezas, en los potenciales humanos o personales de cada uno; sino que se guarda en el mundo interior, en el corazón y en la capacidad de amar y servir al Creador en todas las cosas.
Hoy consagraré esta comunión, por la potestad que Dios me dio. Como Su siervo, consagrare estos elementos para que, al entrar en su mundo interior, lo despierte.
Reciban el Cuerpo y la Sangre de Cristo, en nombre de toda esta nación, de todo el planeta, como una reparación de toda indiferencia e ignorancia humana.
Oren Conmigo, como Mi Hijo les enseñó.
Padre Nuestro (en arameo).
Y, siguiendo este espíritu de reparación, clamen por la paz y por el despertar humano.
Yo les agradezco y los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cántico.
Ábranse hacia la pureza de Monte Shasta, de sus espejos, de sus misterios, para que sean irradiados a cada espacio de este planeta, transmutando la ignorancia y la indiferencia del corazón humano.
Les agradezco.
En cuanto San José transmitía Sus Palabras a través de la vidente Hermana Lucía de Jesús, el vidente Fray Elías del Sagrado Corazón recibía el Mensaje diario de la Virgen María.
Frei Elías del Sagrado Corazón:
A medida que la Virgen María transmitía Sus Palabras, San José complementaba lo que Ella decía. Cuando Ella comenzó a transmitir Su Mensaje, San José colocó sobre cada uno de nuestros pechos, por encima de nuestro corazón, un lirio de luz. Teniendo como base este símbolo, María nos entregó el Mensaje de hoy.
Después de esta introducción, Frei Elías realizó la lectura del mensaje diario de la Virgen María, Rosa de la Paz, para el día 19 de diciembre de 2016.
Dios, Nuestro Padre Celestial, tiene una misión especial para cada una de Sus criaturas que los Mensajeros Divinos buscan manifestar en este tiempo en sus corazones tan solo a través de Nuestra Sagrada Presencia, que activa los códigos divinos que están latentes en el interior de todos los seres.
Hoy los reúno aquí para que, a través de sus corazones, la misión celestial se pueda cumplir. Vengo a convocar a sus almas y a sus espíritus para que despierten, en este último tiempo, a este compromiso que hace tanto tiempo hicieron con Dios.
Mis queridos, hoy quiero que alegren sus corazones porque la pureza de Mi Corazón Castísimo está penetrando, poco a poco, en sus vidas; está transformando sus seres para que pueda florecer este lirio que estoy creando en sus consciencias, este lirio que representa la pureza, la caridad y la humildad de Mi Corazón.
Junto con los Mensajeros Divinos, quiero depositar en sus vidas la Voluntad Mayor de Dios, para que ella pueda cumplirse en todas las criaturas de este mundo; porque, en el gran misterio celestial, cuando uno de los seres humanos da un paso, por menor que sea, grande es la repercusión que hay en el universo y en la consciencia de toda la humanidad.
Por eso, en esta tarde de infinita Misericordia, en la que los Tres Sacratísimos Corazones pisarán este suelo sagrado, solo les pido que animen a sus corazones a vivir lo desconocido con alegría, con intensidad, porque grande es la aventura de los que se disponen a amar.
Estos son tiempos de confiar plenamente en el Corazón de la Jerarquía, de seguir sin temor a Aquellos que descienden de los Cielos para instruir a sus almas, a sus espíritus, a sus vidas.
Por más que muchos movimientos internos acontezcan, dentro y fuera de ustedes; por más que un día no puedan llegar a controlar las fuerzas que mueven el mundo y que también mueven la materia; solo les pido que sigan caminando, así como están.
Que no tengan vergüenza, que no tengan recelo, que no tengan miedo de aceptarse unos a otros, así como los Mensajeros Divinos aceptan sus corazones y acogen sus almas. Porque podrán comprender, en un futuro próximo, cuando las esencias divinas se manifiesten, que poco fue el sacrificio que realizaron para caminar grupalmente, para no soltar jamás la mano del hermano que los acompaña, porque a través de esos corazones que hoy pueden manifestar profunda oscuridad, también se podrá manifestar un día la Divinidad.
Hoy les quiero decir que, a través de todas las vidas de este mundo, debe surgir una Nueva Humanidad, una nueva raza redimida. Pero, para eso es necesaria la persistencia; es necesario dar el ejemplo de vida, con paciencia, con amor.
Es necesario, Mis queridos, Mis hermanos y compañeros, que jamás se cansen de caminar, que jamás desistan de los que tienen al lado; porque por más imperfecciones que tengan, algo único, divino, está guardado en el interior de todos los seres, y no existe criatura en este mundo que no tenga la posibilidad de manifestarlo.
Es solo necesario que quieran vivir esa vida divina, que quieran dar los pasos en dirección al Reino Celestial, que quieran atraer este Reino hacia la Tierra y, a pesar de todo el caos, de todo el dolor y de todo el sufrimiento que puedan vivir, superen las dificultades a través del amor y manifiesten el Reino Divino en este mundo.
Porque hoy les digo que pueden vivir un infinito dolor, pero supremo será el amor que vendrá después de él.
Estos son tiempos de movimientos internos intensos para que después puedan venir los grandes movimientos en el planeta. Es necesario aprender a superar las tribulaciones que hoy acontecen en sus vidas, para que puedan enseñar a otros a superar las tribulaciones del mundo cuando llegue el momento de hacerlo.
Hoy quiero agradecerles por escuchar estas breves palabras. Si sus corazones pudieran ver lo que Mi Castísimo Corazón trae al mundo mientras las pronuncia, podrían comprender que no importa el tiempo que Yo esté entre ustedes. Un segundo de la Presencia de los Mensajeros Divinos podría cambiar los acontecimientos del mundo y transformar completamente sus consciencias si verdaderamente se abrieran a vivir esta transformación.
Escucho muchos corazones que Me claman y que dicen sí a esta afirmación de Mi Consciencia. Con alegría recibo sus súplicas y les envío un rayo de Mi Casto Corazón para que manifieste la castidad en sus vidas como pureza divina, como profunda humildad que, poco a poco, verán florecer en sus seres. Solo tengan paciencia.
Que la Luz de Mi Casto Corazón ilumine sus vidas, traiga auxilio para que puedan resolver las cuestiones que hoy afligen a sus corazones.
No se olviden jamás que Yo los acompaño siempre como Padre e Instructor. Y, más allá de que puedan escuchar Mis Palabras en los días 19 de cada mes, busquen Mi ayuda cada día, porque puedo hablarles a sus corazones. Es solo necesario que Me llamen y que se silencien para poder escuchar.
Que la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sea derramada sobre sus consciencias para que, hoy y siempre, manifiesten el Propósito Divino en sus vidas.
Les agradezco por acompañar a Mi Casto Corazón y auxiliar a Mi misión en el mundo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más