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Cuando sientas en tu camino el peso de los errores del pasado que, como un asedio, el enemigo te entrega para detener tus pasos, solo pon tus ojos sobre la Cruz, sobre la Eucaristía, sobre el Corazón de Cristo y permanece allí.
En la Cruz, hijo, tus pecados más profundos fueron perdonados. En la Cruz, tus mayores errores fueron justificados.
En la Cruz no solo está la memoria del perdón, sino también el perdón vivo y eterno que se renueva, de tiempo en tiempo, cuando un corazón sincero es capaz de arrepentirse por los méritos de la Cruz de Cristo.
Sin embargo, en la Cruz no se encuentra solo el perdón de tus pecados, en la Cruz se encuentra también tu camino. En ella se escribe el manual para tus próximos pasos, para que no vuelvas a pecar, para que sepas por donde ir.
En la Cruz, descubres el perdón de Dios, pero también la forma que tu Creador te concede de hacer fecundo ese perdón. A través de la entrega, de la humildad, del sacrificio y, por encima de todo, del amor sin condiciones es que imitas los pasos del Cristo del Calvario, es que bebes del Cáliz que Su Padre le ofreció para restituir la Alianza entre Dios y los hombres.
Es allí, hijos, a los pies de la Cruz, que tu camino comienza. Pero es cuando Tu Señor desciende de ella y asciende a los Cielos que tu eres llamado a multiplicar los dones de tu redención, dando testimonio del Amor que te curó y que está siendo derramado constantemente sobre el mundo, del Corazón de Cristo hacia todos los que saben buscar y encontrar los méritos de la Cruz.
Por eso, cuando el enemigo coloque delante de ti tus errores y pecados, que tus ojos se vuelvan hacia la Cruz, que tu corazón recuerde que ya fue perdonado y que ahora se trata de seguir los pasos de tu Señor, Cristo Jesús.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El Ángel de la Justicia tiene en sus manos una balanza, y en ella mide los méritos y las faltas de la humanidad, para que así se diseñe el cumplimiento de las Leyes para el próximo tiempo.
El caos y el mal luchan para influenciar a los seres a cumplir sus falsas voluntades y a manifiestar sus deseos, colocando en la balanza el peso que fortalece sus falsas leyes, basadas en el engaño y en la ilusión en la que vive la humanidad.
Los Ángeles de la Misericordia y los Ángeles de la Guarda oran e inspiran a los corazones a la transformación, a la redención, al servicio, para que en la balanza de la justicia pese el bien y la humanidad siempre reciba una nueva oportunidad.
Cada acción de los seres es pesada en esta balanza divina. Cada pequeño o gran acto diseña el futuro de la humanidad. Por eso, hijos, mucho más allá del Amor y de la Gracia Divina, cada ser deber hacerse responsable por la humanidad.
Ya no hablamos de las elecciones de sus propias vidas, pero, sí, de la responsabilidad que cada ser tiene, ante Dios, por el destino de este mundo. Estar despierto es, entonces, ser consciente de cada acción, pensamiento y sentimiento. Que sus vidas sean instrumentos de paz y de Misericordia para todos los seres.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que buscaba profundizar su fortaleza en Cristo, renovarse en Él ante cada prueba, le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, ¿de dónde viene la fe de los primeros cristianos?, ¿de dónde viene la fortaleza de aquellos que supieron y saben entregar su vida por amor?”.
Y el Señor le respondió: “No solo la fe de los primeros cristianos, alma amada, sino también la fe de todos aquellos que saben entregar su vida por amor a Dios está basada en la certeza de Mi Existencia Celestial. Esas almas saben que su testimonio de amor rescata e inspira a los que están sin esperanza y a los que perdieron la fe. Saben que su ejemplo genera méritos para la salvación de los más pecadores. Saben que su vida es como un soplo, de tan frágil y pasajera, pero que, durante ese breve soplo, deben amar con todo su ser y de todo corazón.
Siguiendo el Mandamiento que les dejó Mi Hijo, no hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos. Y, dar la vida, alma pequeña, no es solo morir; sino, sobre todo, donarse con todo su ser y de todo corazón, ser testimonio vivo de la entrega y del amor, de la Gracia y de la Misericordia que fluyeron y siguen fluyendo del Corazón Crucificado de Cristo.
Por eso, alma Mía, que tu esfuerzo esté en amar y en adentrarte más profundamente en Mi Amor. Así, toda la fe y toda la Gracia te serán reveladas”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a estar fortalecidos en Dios y no en el mundo, y que en el soplo ligero de la vida sepan amar con todo lo que son.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma devota y dispuesta a dar siempre más de sí a Dios, mientras oraba, le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor, elevo mi voz a los Cielos y ruego por las almas que sufren, por los Reinos de la Naturaleza, por el planeta, por Tu Plan. ¿Qué más debo hacer para que esta oración verdaderamente llegue a Ti y genere méritos para la salvación y la redención del mundo?”.
Y el Señor le respondió: “Mientras oras, habla Conmigo, pronuncia cada palabra no solo para escuchar tu propia voz y sentir que estás cumpliendo con tu parte; ora, dejando que tu esencia Me mire a los Ojos, que tu corazón esté dentro del Mío y que tu verbo sea un eco en todo el Infinito, en toda la Creación.
Para orar así, hija amada, alma Mía, necesitas estar entera ante Mí, sin que te importen el tiempo, el cansancio, las sensaciones del cuerpo o aquellos que están a tu alrededor, si ellos se esfuerzan como tú lo haces o si duermen y se distraen con sus palabras. Que no te importe nada más que Mi Presencia y la imperiosa necesidad que el mundo tiene de oraciones sinceras y verdaderas.
Cuando cantes, que a tus oídos no le importe el sonido de tu voz, que a tu mente no le importe quién te está escuchando, sino que a tu corazón le importe afinar tu voz y estar ante Mí, cantándole con perfección a Aquel que es el Dueño de todo sonido, el Creador de cada nota, de cada tono, capaz de transformar tu vibración en Dones que se expanden por la Vida, transformando vidas. Así, alma pequeña, debe ser tu oración”.
Que este diálogo les enseñe, hijos, a profundizar cada día en sus oraciones. Que ellas sean sinceras y que lleguen a Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando no tuvieras fuerza, ofrece a Dios tus flaquezas, tu debilidad humana, tu pequeñez.
Cuando tu corazón pareciera vacío, ofrece a Dios ese espacio para que sea Él, y no el mundo, quien colme ese vacío en tu interior.
Cuando tu canto estuviera mudo, ofrece a Dios tu silencio y ora con el pensamiento, para que sea Él, y no el mundo, quien colme tu mente.
Cuando tu cuerpo estuviera cansado, ofrece a Dios los pasos dados, todo el servicio vivido y cada mérito alcanzado y percibe así, hijo Mío, que siempre hay algo para ofrecer a tu Creador, Este que espera no solo tu triunfo, sino todo tu ser, de la pequeñez a la grandeza, de lo que conoces a lo que te es un misterio. Coloca todo en las Manos de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando llegue la hora de la Misericordia, que tu corazón esté pronto, así como el Corazón de tu Señor está pronto para verter Sangre y Agua sobre el mundo y en lo profundo de las almas más pecadoras, más perdidas y solitarias, más engañadas y distantes de la Verdad Divina.
Siente en tu interior la necesidad de superar los límites, el cansancio, los asedios o aun aquellos compromisos más importantes para ti, para que, por un instante, tu corazón contemple en el Cielo al Corazón herido del Señor, superándose a Sí mismo a lo largo de los siglos, reviviendo Su entrega, renovando Su Amor, y entonces, hijo, que más allá del Corazón de Cristo encuentres al Corazón del Padre Celestial, atento a cada sacrificio del Señor.
Que tus oraciones apunten a Cristo y, por los méritos de esa entrega que se perpetúa, clames por la humanidad, por los Reinos y por las almas más perdidas.
Si tan solo tu corazón contempla al Corazón de Cristo y lo ofrece a Dios con amor, el Señor recibe de Su Padre el permiso para verter Su Misericordia sobre el mundo.
Pero es necesario el sí de la humanidad. Es necesario que clamen y pidan, que oren y se rindan ante todas las Gracias que descienden del Cielo; así ellas ingresan profundamente en cada ser y lo transforman.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Relato del mensaje:
Durante la ceremonia de consagración de los Misioneros en el Centro Mariano de Figueira, en el altar había una estatua de San José y, en un determinado momento, ella comenzó a brillar muy intensamente. Observamos este movimiento para comprender lo que estaba sucediendo; en cuanto los sacerdotes se estaban aproximando al altar para consagrar la Eucaristía, sobre ellos comenzaron a abrirse muchos portales, de una forma rápida e intensa. En ese momento, apareció San José, luminoso como un sol.
Detrás de Él, había un camino hacia África; Él estaba rodeado de niños y traía también un niño africano en Sus brazos. Él dijo que vino para que comprendamos la importancia de las misiones humanitarias para la Jerarquía.
Trajo consigo una Gracia para cada misionero que se consagró, algo espiritual e interno, y transmitió un mensaje extraordinario. Fue la primera vez que San José apareció, desde el fin de los ciclos de Sus Apariciones, el último 18 de agosto.
Él nos dijo:
Vengo en el silencio, por Voluntad de Dios y por Su Divino Amor. Vengo porque, para Mí, es tan importante acoger y servir a las almas de África, como acoger a los que se consagran al Plan de Dios y a la misión primera de rescatar el amor en los corazones de todos los seres, en la consciencia de todos los Reinos de la Naturaleza.
Vengo para bendecirlos, no porque todas las bendiciones que ya recibieron no fueran suficientes, sino porque deben comprender cuán importante es para Dios la misión que llevan adelante y que la seguirán llevando por los cuatro puntos del mundo.
El Creador acompaña sus pasos, así como Yo también los acompaño; sea inspirando sus espíritus; sea observando sus caminos, Yo siempre los acompañaré.
Hoy se abren los Cielos como se abren sus corazones, porque a cada oferta que la humanidad realiza, nuevos méritos son generados para la salvación y la redención de la humanidad.
Hoy vengo no solo con una bendición; vengo abriendo el camino de sus espíritus para que lleguen a Mi amada África. Yo estoy ahí. En omnipresencia y amor, les indico la dirección en la cual hay mayor necesidad. Vengan conmigo al encuentro de la transformación de sus vidas.
Las misiones humanitarias, hijos, así como los diferentes encuentros de oración que se realizan en el mundo, son los pilares de la redención para estos tiempos, son los instrumentos de los cuales se vale su Creador para mantener viva Su esperanza de redención y de transformación de la humanidad. Por eso estoy aquí.
Vengo con una Gracia. Vengo con una puerta hacia un nuevo paso. Vengo como una confirmación para sus almas y sus vidas. Vengo, como su Padre y Amigo, a decirles que en silencio los aguardo, que África los aguarda, y más que esto, que la África que hay en el interior de cada ser los espera, para que sirvan al prójimo como si fuera su última oportunidad de servir.
Yo Me alegro con sus pasos, así como Dios se alegra y renueva Su Amor a través de su consagración.
Hoy y siempre, ustedes tienen el Amor de Mi Casto Corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy, hijos, con el Niño Jesús en mis brazos, vengo a hacerles un pedido especial.
Ya no resta mucho tiempo para que Mis palabras resuenen en el mundo. Ha llegado el momento de Mi silencio para que, así, la voz de este pequeño Niño pueda hablar más alto, para que Sus designios sean escuchados y Su Verbo se torne Ley.
Pero, antes de silenciar Mi Casto Corazón, vengo a pedirles que acuñen una medalla, la Medalla del Castísimo Corazón de San José. Una medalla que guardará en sí todos los méritos alcanzados en Mi vida y en la eternidad de Mi Corazón, una medalla que será la protectora de las familias y la guía para la evolución de las almas, una medalla que les recordará la pureza de sus corazones y protegerá sus esencias para que no pierdan la paz en los tiempos de transición.
La Medalla de Mi Casto Corazón llevará grabada Mi imagen con el Niño Jesús en Mis brazos. Él estará en Mi brazo derecho y los lirios que llevo, como símbolo de castidad, estarán en Mi mano izquierda. A Mis pies escribirán: Castísimo Corazón de San José, rogad por nosotros.
Atrás, la Medalla llevará Mi Corazón como un puente hacia Mi Relicario espiritual. Mi Corazón, con tres lirios, representará la unión que experimenté, como siervo de Dios, con la Divina Trinidad.
Con esta Medalla, hijos, se cumplirá el legado que debo dejarles como Padre y Amigo.
Aquellos que lleven consigo esta Medalla llevarán por el mundo los Dones y las Gracias alcanzados por Mi Corazón.
Como promesas divinas, les digo que aquellos que lleven la Medalla del Castísimo Corazón de San José:
1. Encontrarán la paz en los tiempos de tribulación.
2. Alcanzarán la sabiduría interior por medio de la humildad y de la entrega.
3. Encontrarán el camino para retornar al Padre a través de una simple oración.
4. Serán protegidos de toda oscuridad.
5. Alcanzarán la Gracia y la protección para sus familias.
6. Vivirán bajo el espíritu de la humildad y de la mansedumbre de Mi Casto Corazón.
7. A través del silencio descubrirán el amor insondable de Dios y beberán de Su Fuente Divina.
Con alegría en Mi Corazón, les dejo este pedido que Me gustaría ver cumplido el 19 de marzo de 2020, cuando recibirán de Dios una Gracia especial y una expiación divina.
Les dejo Mis bendiciones y Mi paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Busquen amar con sabiduría: siempre palabras para Dios, siempre acciones para Dios, siempre sentimientos para Dios, para que construyan con sus vidas Su Plan.
Busquen vivir con sabiduría, observando las propias acciones e intenciones, dejando que ellas sean conducidas por un Propósito superior; observando el corazón para que él esté imbuido de su misión y de la Verdad Divina.
Busquen en Dios las respuestas a sus preguntas y sabrán que los méritos de las victorias de sus vidas son de Él.
Busquen en Dios las virtudes a expresar y sabrán que Él es el motor de toda transformación verdadera.
Dejen que las Manos de Dios los guíen, que el Pensamiento Divino los inspire, que el Amor de Dios los colme, que la Sabiduría Divina sea lo que impulse todo lo que son, y sus pensamientos serán inspiraciones de Dios, sus consejos serán dones de Su Espíritu, sus acciones serán Obras incansables que construyen puentes para llegar al Padre, sus vidas serán santificadas por Su Presencia, y más que eso, por Su Acción.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Una nación que se levanta en oración verdadera, es una nación que comienza a retornar al Corazón de Dios, que construye en su interior el despertar de la nueva vida y la unión con el nuevo tiempo.
Una nación que ora, abre las puertas al despertar espiritual para que la Verdad se revele; para que su pasado, presente y futuro encuentren sentido y para que todo sea comprendido en la esencia del corazón.
Una nación que ora es aquella que se aproxima a su Origen en unidad con el Creador, y permite que el Reino de Dios esté en el planeta generando méritos para que otros pueblos puedan encontrar la redención y el despertar.
Una nación que ora es aquella que atrae la paz hacia el mundo, para conceder a los corazones la posibilidad de aprender a través del amor y no del dolor.
Por eso, hijos, oren por las naciones, pero también oren como nación, oren en nombre de los pueblos, de las culturas, de los corazones, en el nombre del planeta.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los corazones oran, acompañando a los Mensajeros Divinos en su peregrinar por este mundo, están abriendo las puertas del Cielo para que una nueva vida se instituya en la Tierra.
La oración sincera de sus corazones despierta el potencial del corazón humano para unir el Cielo a la Tierra y, poco a poco, comiencen a expresar el verdadero propósito de la humanidad.
Cuando los corazones despiertan, generan méritos para que más almas puedan también despertar y para que los que están en los abismos de este mundo reciban una oportunidad de encontrar la luz.
Solo quien ya estuvo en los abismos de la Tierra, hijos, conoce el dolor y la angustia de estar distante de Dios y prisionero del yugo de las fuerzas oscuras que rodean a este mundo. Por eso, lo más importante es clamar y rogar por las almas perdidas, es decir "sí" a Dios, sin condiciones, y acompañar los pasos de Sus Mensajeros, aunque no conozcan totalmente cuál es la misión que estamos realizando en este mundo, en este tiempo.
Lo que hacemos, al peregrinar por las naciones, es mucho más amplio que lo que les podemos revelar. Estamos retirando a este planeta del abismo de su autodestrucción y colocándolo en el punto correcto de su transformación para que pueda cruzar el umbral entre el tiempo de la ilusión y el Tiempo de Dios, en el que nunca más nada será igual, en el que la verdad les será revelada, conocerán lo que son y porqué están aquí.
Por eso, hijos, tan simple como la oración sincera es la respuesta que deben dar a Dios todos los días, para que cumplan con su parte en esta misión de amor. Solo acompañen Nuestros pasos con el corazón y dondequiera que estén anuncien, a través de la oración, su adhesión a este Plan de amor y de rescate de la vida en la Tierra.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ofrece a Dios todo padecimiento, dolor y sufrimiento, para que todo en tu vida sirva de reparación para toda la humanidad.
Transforma los obstáculos en un salto para la evolución y agradece al Padre todas las oportunidades que recibes de reparar Su Corazón.
Tú, hijo, eres llamado a ser un instrumento en las Manos de Dios, y por la perpetua gratitud de tu corazón puedes tornar eso una realidad.
La gratitud es la llave para que el Padre tome tu vida en Sus Manos.
Busca, cada día, amar más a Dios, Su Voluntad y Su Camino, y no te digo que no padecerás cosa alguna, pero si que todo lo que padecerás será para el Padre como méritos para que Su Amor y Su Gracia desciendan sobre este mundo, sobre todo para aquellos que son ingratos e indiferentes ante Dios.
La sincera gratitud es la llave para la unidad con el Padre, es la puerta para lo que en este mundo llaman santidad.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Llegó el momento de acompañar al Señor en el calvario de estos tiempos.
Pero ahora, ustedes ya no serán el Cireneo que acompaña Sus pasos; ya no serán las santas mujeres que lavan la Sangre del camino con sus lágrimas; ya no serán los verdugos que intentan contener sus almas en medio de tanto odio que no saben de dónde proviene y que, al final de todo, se curarán con la potencia del Amor de Dios; ya no serán aquellos que viven la Pasión del Señor con los ojos y con el corazón.
Hoy, Cristo será el Cireneo que acompaña sus caminos. Sus lágrimas lavarán las heridas de la Tierra y saciarán la sed de los que viven en el desierto de su propia cruz. Ahora, hijos, son ustedes los que deben dar ese paso.
La cruz del mundo no será como la Cruz del Calvario, porque sus méritos deben ser otros. Su propósito es renovar y superar todo el amor ya conocido en la Tierra como en el Cielo. Por eso, vivan el momento presente con gratitud y estén atentos a cada nuevo día que trae consigo un paso con la cruz.
Sepan decir "sí" al Cáliz que el Señor les da de beber y, como Su Hijo, sepan decir: "Que se cumpla Tu Voluntad y no la Mía".
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ama y reverencia el Plan de Dios para este mundo y para cada corazón. Profundiza en tu interior el verdadero sentido de tu vida y deja que esa profundización espiritual sea la base de tu crecimiento, sea lo que te impulse todos los días a seguir adelante, a pesar de todo lo que sucede en el mundo.
Medita en tu esencia y busca conocer más sobre ti mismo, medita en lo que te hace semejante a Dios, en el principio que originó tu creación. Y, a partir de allí, permite que tu consciencia profundice en realidades superiores, espirituales y divinas, que te darán el sustento interno para permanecer en este mundo, en este tiempo.
Hijo, te digo todas estas cosas porque será solo afirmándote en los niveles espirituales que podrás superar estos tiempos. De otra forma, los asedios y las influencias del mundo confundirán a tu mente y a tu corazón, y ya no sabrás distinguir lo que es verdad de lo que es ilusión.
Solo los corazones perseverantes permanecerán en el mundo como semillas de una nueva vida. En ellos se cumplirá la Voluntad Divina, y su entrega generará méritos para que otros seres de esta vasta Creación Celestial reciban una oportunidad de seguir evolucionando, creciendo y aproximándose a Dios, retornando a su Origen.
Por eso, en este tiempo, antes de todo, profundiza en tu mundo interior, afírmate en el conocimiento de ti mismo, no como personalidad humana, sino como criatura divina. Para que así toda tu consciencia sepa dónde termina la ilusión y dónde comienza la verdad, sepa cuál es el límite de los engaños de esta vida, para así conseguir superar tu propia condición humana y tornarte un triunfo divino.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando el Cielo se abra delante de tus ojos, solo agradece y reverencia al Padre, que vino a llamarte por el nombre para responder a Su llamado.
La Voluntad de Dios es única e inmutable, pero a lo largo de la evolución de la humanidad va encontrando diferentes formas de expresarse y manifestarse.
La Voluntad de Dios es como el agua que fluye de una fuente pura, en la cima de una montaña, y la evolución es esa gran montaña, a través de la cual el agua de la Voluntad Divina fluye para llegar a los seres. A pesar de encontrar diferentes caminos y de fluir con diferentes intensidades, el agua es la misma y la fuente es eternamente pura.
Tú, hijo, debes recibir con alegría esa agua que llega a tu vida para que, bebiéndola, puedas estar fuerte para seguir el camino que lleva a la Fuente y caminar de regreso al seno de donde brota esa Voluntad Superior.
La Voluntad de Dios se amolda a los obstáculos de la vida y a las posibilidades de los seres humanos. Mientras menos piedras en el camino, más fluye y con mayor intensidad llega a los que tienen sed. A ti solo te cabe seguir esa Voluntad Divina, sin colocar más piedras en el río de la vida. Pero cuando las piedras pertenecen a la consciencia humana como un todo, a tu corazón le basta seguir bebiendo de ese agua e ir llevándola, gota a gota, a los que tienen sed. El río siempre fluirá y, en la próxima curva, encontrará un camino más amplio por donde expandir sus aguas.
Este es un tiempo de muchos obstáculos para el río de la Voluntad Divina, pero bastará persistir y estar siempre dispuesto a vivirla para generar méritos para que, en un momento de mayor fluidez de esa Voluntad, surja en toda la humanidad.
Medita en lo que te digo y, con esa imagen en tu corazón, sube esa montaña de retorno a la Fuente y no te canses de caminar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Por los méritos generados en la oración y en el servicio, el Creador concede Sus bendiciones a las almas, para que a través de ellas, los espíritus despierten y estén preparados para servir aún más a este mundo y más allá de él.
Cuando los corazones oran, conceden al Creador la potestad para ingresar en sus hogares y transformar sus vidas. El Corazón del Señor encuentra aliento en esas almas orantes y, a través de ellas, concede Gracias y Misericordia para aquellos que no las merecen y que inclusive niegan a Dios y a Su Presencia.
Por eso, hijos, abran con alegría las puertas de sus casas a Dios y dejen que Él haga de sus hogares cenáculos de oración, en donde la esperanza y el Amor del Creador se renuevan.
En estos cenáculos de luz, las almas sedientas sacian su sed y la Misericordia Divina encuentra una puerta para descender al mundo e impregnar a los seres, a los Reinos de la Naturaleza y a las naciones.
Ofrezcan sus hogares como una morada al Corazón de Dios, para que a través de la transformación de sus familias, muchas otras familias reciban la oportunidad de estar en Dios.
Hoy les digo que el Amor del Padre se renueva en sus vidas y, dentro de sus corazones construye una fortaleza que muchas veces no ven y no perciben, pero que los sustentará en los tiempos que llegarán.
Dejen que el Creador encuentre en sus espíritus aliento y reparación por tanta indiferencia que hay en el mundo. Mientras ustedes reparan el Corazón de Dios con ofertas simples, Su Amor los transforma en una profundidad desconocida, curando heridas que están ocultas en la consciencia pero que se reflejan en sus vidas.
Déjense curar y renovar mientras oran y reparan el Corazón de Dios. Algún día descubrirán que Su Gracia los transformó en Sus instrumentos y, por la puerta de sus corazones, el Señor retornará en Espíritu y en Divinidad a este mundo.
Hoy le agradezco por hacer de sus hogares, cenáculos de oración, moradas del Corazón de Dios y les digo que por esos hogares, el Corazón de Su Hijo pasará para conceder Misericordia y Redención al mundo.
No se cansen de orar. Dejen que el milagro del Señor acontezca en sus vidas y, a través de ustedes, en todo el planeta.
Yo los amo y les agradezco por cumplir con amor el Plan de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para acompañar los Planes de Dios, permanece en oración y deja que tu espíritu esté bebiendo constantemente de la Fuente de la Paz del Universo.
Vive cada momento como único, permitiendo que tu corazón se renueve en la fe y en la unión con Dios.
Cada día que pasa, se aproxima la prueba espiritual que el planeta vivirá, y cada paso dado por los seres, en el camino evolutivo o en el contrario a la evolución, es lo que marca el destino del planeta y la gravedad de las pruebas que él vivirá.
Por eso, hijo, cada vez que percibas que el mundo se desestabiliza y que las naciones se pierden espiritualmente, haz el esfuerzo correcto para profundizar en tu vida espiritual y mantenerte siempre en oración.
Durante todo el camino, con la cruz de estos tiempos, habrá pruebas que superar, tentaciones que vencer, dudas que disipar. Y cada vez que los corazones se confirmen en la fe y en el amor al prójimo y a Dios, transmutarán alguna parte del pecado y de la perdición humana y generarán méritos para que este planeta permanezca en paz.
La respuesta de los corazones, en cada nuevo día, es imprescindible. La renovación en el interior de los seres es lo que renueva el Amor en el Corazón de Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Restáurate en la fuente de la oración que, cuando es ofrecida sinceramente, genera méritos para la redención de las almas.
Restáurate en la fuente de la oración y renuévate en la certeza de que tu esfuerzo no es en vano y que todo lo que ofreces se convierte en reparación para el Corazón de Dios.
Restáurate en la fuente de la oración y deja que tu alma le ofrezca todo de sí a Dios y a Su Hijo, Aquel que, a lo largo de toda la evolución humana, ha ofrecido Su Corazón en sacrificio y renuncia por cada ser de esta Tierra.
Restáurate en la fuente de la oración y acuérdate de las almas sin esperanza en las guerras, en los barrios pobres y en los palacios de este mundo. Deja que tu voz, a veces sin fuerza, pueda llegar a lo profundo de esos seres como un impulso para que también ellos no desistan de encontrar a Dios.
Restáurate en la fuente de la oración y no te canses de pronunciarle al Padre tus alabanzas. Sabe que el Corazón de Dios siempre te espera y que, por más pequeña que sea tu oferta, cuando ella es sincera, sus méritos se multiplican infinitamente y la redención que nace de ella es eterna.
Restáurate, hijo amado, en la fuente de la oración y hasta el último de tus días ora para que el Padre jamás se aparte de ti.
Si no tuvieras fuerza o voz para orar, ora en silencio. Si tu corazón estuviera débil como para emitir amor, ora en la quietud. Si tu mente no consiguiera pronunciar siquiera un pensamiento, ora en el vacío. Y si tu alma estuviera en el desierto y no sintiera nada, solo ora esperando que allí Dios te alcance. Nunca le cierres la puerta al Corazón del Padre.
Persiste y sé firme, aunque sea en lo más íntimo de tu ser.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Lo que se revelaba al mundo a través de parábolas y profecías, hoy se revela a través de conocimientos cósmicos y de la sabiduría que Dios manifiesta en la voz de Sus Mensajeros.
Para que Su Hijo estableciera un nuevo ciclo y anunciara la venida del Reino Celestial y la nueva y eterna Alianza con el Padre Creador, el Señor hacía resonar Sus enseñanzas en la Voz de Jesús, a través de parábolas y profecías, porque esa era la forma como la humanidad podía escucharlo en aquel tiempo.
Hoy, hijos, Dios los prepara para el establecimiento de un nuevo ciclo, de un nuevo tiempo; prepara la consolidación de la Alianza con Él. Este es el ciclo de la definición, y solo permanecerán sobre la Tierra y en los mundos escogidos por Dios, aquellos que hayan cruzado la puerta de la redención. Cuando todo se haya definido, Su Alianza ya no será con unos pocos, será con todos.
Aquellos que no puedan dar los pasos necesarios en este ciclo, cruzarán los umbrales hacia una nueva vida que corresponda a sus elecciones y aprenderán, una y otra vez, del sacrificio y de la renuncia, hasta que se abran para aprender con el amor.
Estas nuevas escuelas no serán un castigo de Dios para hacer sufrir a sus hijos; ellas serán fruto de la Gracia del Padre, por los méritos generados por los que dijeron "sí" para que otros tengan una oportunidad de recomenzar. No habrá castigo eterno, sino eternas posibilidades de recomenzar, hasta que todas las criaturas, donde quiera que estén, vivan la redención y den sus pasos en el camino evolutivo.
Sé que todo esto es muy misterioso y que poco pueden comprender de algo que no conocen y que no viven.
Hoy lo que Yo les digo no es para ser comprendido, sino para ser guardado en el corazón y depositado en la consciencia, porque llegará el tiempo en el que los caminos se dividirán delante de sus ojos y dos puertas les serán ofrecidas para cruzar: la puerta estrecha del amor y de la entrega, y la puerta amplia del recomienzo de la evolución de los seres.
Para saber elegir, ustedes deberán conocer las decisiones que toman. Por eso, preparo a sus seres porque ninguno de esos caminos será fácil y simple, pero solo uno de ellos colmará sus corazones y reparará a la Consciencia Divina, llevando al propio Dios a la renovación del Amor.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Dios piensa en los seres humanos recuerda que Sus hijos amados son frutos de Su más pura aspiración de crecer en el amor y de renovar toda la Vida en un Amor mayor.
Cuando Dios piensa en los seres humanos contempla todo el movimiento que sucedió en el Universo, así como en la Tierra, para que Sus criaturas tuviesen una oportunidad de amar, y cómo esos acontecimientos hicieron que toda la Vida, más allá de lo que ustedes conocen, se transformase y saliese del punto en el que se encontraba.
Cuando Dios piensa en la humanidad recuerda el Sacrificio de Su Hijo, que expresó con plenitud lo que es ser un ser humano, y colma Su Corazón de una esperanza divina que lo renueva a la espera de Su triunfo en el corazón de los hombres.
Cuando Dios piensa en la humanidad contempla el esfuerzo verdadero de Sus hijos y busca todos los méritos alcanzados por ellos, para que, por medio de la actuación de las Leyes Universales, los seres humanos reciban Su Gracia y Su Misericordia infinitamente.
Cuando Dios piensa en la humanidad, Él piensa en lo que en verdad los seres humanos son. Los Ojos de Dios contemplan al mundo y ven lo que es, y no lo que aparenta ser.
Los Ojos de Dios contemplan al mundo y, con compasión, Él aspira a que los hombres un día vean a través de Su Mirada y vivan la Revelación de lo que verdaderamente es la Vida.
En sus oraciones coloquen sus ojos en los Ojos de Dios para que encuentren dentro de sí mismos la Verdad, para que miren a sus hermanos y vean lo que ellos verdaderamente son, para que despierten todos los días y sepan que la vida en la Tierra es una Gracia concedida al Universo para que él sea parte de la Renovación de Dios. Y para eso, hijos, basta con amar, basta con renovarse y superarse en el amor todos los días.
Coloquen sus ojos en el Mirada de Dios, aunque sea un poco, y clamen por la gracia de saber ver con ojos plenos de Verdad; porque en estos tiempos de ilusiones y de oscuridad, para no perderse en el camino, hijos, deberán estar, no solo con el corazón en Dios, sino con los ojos dentro de Su Mirada y la consciencia en Su Verdad.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más