- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Reverenciamos la Presencia de Jesús, el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.
Él nos muestra, en el centro de Su Pecho, Su Corazón Misericordioso como una gran custodia de luz que irradia rayos hacia varias direcciones.
Él, con Sus Brazos y Manos abiertas, nos ofrece el centro de Su Ser para que podamos entrar en Él y Él en nosotros.
Detrás de Él vemos una casa muy humilde y simple, de piedra y de paja, con pequeñas ventanas y una puerta de madera muy simple y humilde.
Para aquellos que nunca lo han visto, dice Jesús, este es el Cenáculo y hoy los invito a entrar, a toda la humanidad, en el nombre del Santo Padre, el Papa Francisco, de los líderes religiosos, de todos los creyentes en el Sagrado Corazón de Jesús.
La puerta de esa casa se abre para que podamos entrar en consciencia y espíritu, en alma y en divinidad.
Primero entra Jesús para que nosotros podamos entrar; vemos su larga túnica y sus pies descalzos sosteniendo sobre Su Pecho el Santo Cáliz.
En esa casa simple vemos luces muy suaves y tenues en las paredes, creando un ambiente de religiosidad y de comunión; en esa casa hay otros invitados que no son los apóstoles, porque ellos ya vivieron esa experiencia, sino son otros Maestros, los Maestros de los Himalayas.
Ellos están allí presentes aguardándonos, para que nos sentemos en el suelo de tierra, que es protegido por una gran alfombra que en su centro tiene representada la Última Cena.
Nos descalzamos y nos despojamos para que entremos en esta comunión eterna.
El Maestro se muestra solemne, amoroso y cariñoso con cada uno de los suyos.
Él toca nuestras cabezas y acaricia nuestros rostros, y nuestras almas se rinden a Sus Pies.
Y a través de Cristo sentimos al Padre Celestial que, como una gran Luz, encandila el techo de esa sala, así como a cada uno de nosotros y de los presentes.
La puerta de la casa se cerró y vemos allí presente a Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, que es rodeada por un gran manto de color rosa, y que se arrodilla un poco más lejos, en el interior de la sala.
Todos se miran con expectativa porque sienten, en el corazón de los Maestros de los Himalayas, la alegría de esta renovación y comunión con Cristo.
María, Nuestra Madre, reza en silencio por nosotros y por el planeta.
Nos dejamos llevar por este momento de comunión para que sea nuestra alma la que participe de este encuentro y así participe todo nuestro ser.
Y ahora todos sentados entre los Maestros y el gran Maestro que acaba de sentarse para compartir este encuentro, vemos como su rostro brilla y sus ojos son como el cielo; mantiene un semblante suave y cariñoso.
Todos los Maestros colocan sus manos en señal de recepción mientras aguardan, en silencio, que el Maestro comience a pronunciar Sus Palabras, en esta cena de renovación y de esperanza.
En el centro de esa reunión vemos a nuestro planeta. El Maestro lo contempla con amor, al igual que los demás Maestros que fueron invitados para participar de ese encuentro.
Por debajo de ese planeta, que es nuestra casa, vemos encenderse una estrella dorada de seis puntas y otra estrella igual por encima del planeta.
El planeta es envuelto por esa poderosa Luz dorada que desciende en el centro de esa sala directamente de la Fuente y grandes manchas oscuras que rodean al planeta son disueltas, mientras su aura es envuelta por una energía verde de Luz que ingresa en las entrañas de nuestra Tierra, en los océanos y continentes.
Quiero que sepan, dice el Maestro y Él eleva su mano derecha señalando el cielo, mientras habla para cada uno de nosotros, que esta es una de las últimas cenas espirituales que celebro con ustedes, porque el tiempo de las Escrituras se cumplirá y Yo no estaré aquí para hablarles, será el Espíritu Santo el que podrá obrar a través de ustedes, cuando lo sepan reconocer y contactar.
Esta es la hora, compañeros, de que sus talentos emerjan a la Luz y a la consciencia porque así podrán dar la vida por Mí, como Yo di la vida por cada uno de ustedes hasta el fin de los tiempos.
Reconozcan entonces, amados Míos, que son parte de una historia que aún no terminó de escribirse.
Por esa razón hoy los he traído aquí, al Cenáculo espiritual de Mi Corazón, pobre, verdadero y humilde para que se puedan servir de él.
Afuera de la casa, en donde nos encontramos participando de este momento importante con Jesús, hay muchas, pero muchas almas presentes, que no pudieron entrar, pero que Nuestra Madre, la Santísima Virgen, las trajo hasta allí para que pudieran participar de este momento.
Y dice Jesús: Mi morada es muy humilde y simple, pero Mi Corazón es muy grande para poder recibirlos a todos.
En este jueves Santo, en el que cada uno de ustedes tiene la oportunidad de participar nuevamente en este ministerio que Yo impartiré, con Amor al mundo, por todos los que aún deberán despertar y reconocer la Palabra de Cristo.
Esta es la Casa de Mi Padre, dichosos los que se encuentran dentro de ella para reconocer su compromiso con la Creación y con las Leyes Universales.
Reunidos en esta casa, volveré a lavar los pies, pero ahora lavaré los pies de los Maestros, mientras ustedes se lavarán los pies.
Los invito a dirigirse al lugar donde lavarán sus pies, mientras Yo lavaré los pies de los Maestros.
A cada uno de los que Mi Madre escogió hoy para lavarles los pies, le entregué un don y un talento antes de que nacieran para que, ahora y en este tiempo, estuvieran al servicio de Mi Corazón y de Mi Obra redentora.
Timóteo, tú tienes el don de unir fronteras, para que ya no existan barreras entre los pueblos y las naciones. Tú tienes que abrir los caminos para que Yo pueda ingresar en donde más se necesita Mi Palabra.
Iajodarah, tú tienes el don de la música, de poder traer del Universo hacia la Tierra las vibraciones sutiles y las melodías de Dios que tus manos pueden comunicar a través de los instrumentos que tocas, con la fuerza que te da la devoción a Mi Sagrado Corazón.
Valentina, tú tienes el don de la solidaridad, de vivir la incondicionalidad por el otro, de reconocer la dificultad del semejante y de aliviar los sufrimientos de los que padecen por soledad, abandono y discriminación.
Ceferino, tú tienes el don de llevar Mi Mensaje al mundo y de iluminar Mis altares, para que la Presencia de Mi Espíritu se pueda reflejar en todo lo que es ofrecido, de tiempo en tiempo. Tú tienes la misión de reflejar, en las imágenes, el espíritu de lo sagrado.
Camilo, tú tienes el don de la perseverancia del peregrino, que nunca se cansa de caminar hasta poder encontrar a su Maestro. Has llegado a Mi encuentro y te prepararé, a partir de este día, para que Me sirvas en la consagración cuando Yo te lo indique. El que persevera nunca muere. El que persevera nunca desiste, porque su fuerza está en la oración y en la confianza que le da Dios. Por eso, estás aquí.
Samaria, tú tienes el don de la comunicación, de abrazar los proyectos de Mi Padre y de llevarlos a la realidad, así como Yo lo necesito. Tú tienes el don de comunicar Mi Palabra a diferentes partes del mundo, a través de las lenguas de cada pueblo de esta Tierra. No es la primera vez que haces esto para Mí. Esto es la continuidad de algo que no terminó, por eso tu vida debe ser para Mí.
Los próximos seis que ahora serán sacramentados.
Fray Luciano, tú tienes el don del servicio incondicional, de llevar alivio a donde hay mayor sufrimiento, de llevar amor a donde hay mayor agonía, de llevar esperanza a donde hay mayor desesperación; para que la humanidad comprenda finalmente que, a través de la donación de sí y del servicio por el semejante, los seres humanos aprenderán a amarse los unos a los otros, verdaderamente.
Madre María del Salvador, tú tienes el don de la unidad, una unidad que lleva al entendimiento y a la comprensión del semejante. El don de la unidad para poder colocarse en el sufrimiento del otro y de ayudar a resolverlo. Una unidad que comprende, que es paciente y perseverante, que emana compasión.
Fray Ariel, tú tienes el don de la constancia, de aquel que no se deja vencer a sí mismo, de aquel que reconoce todos los días las Llagas del Señor, por amor a la humanidad. El espíritu de la constancia es un espíritu incesante que nunca cambia, que siempre mantiene su propósito a través de la fe.
Madre María Shimani, tú tienes un don importante que te entregué. Es el don del discernimiento invadido por el espíritu sagrado de la Sabiduría, para cumplir siempre la perspectiva de Mi Propósito en la humanidad. Tú también tienes un don especial que Mi Santa Madre te ha entregado, que es el amor y el entendimiento de aquel que no consigue transformarse, de aquel que tiene dificultades, y ese amor y ese entendimiento lo transforma, lo redime y lo lleva a la Verdad.
Mi hija Amerisa tiene el don de la belleza y de la cura, de aprender a soportar al semejante y de darles oportunidades a todos para que, a través del servicio de los altares, puedan expresar su devoción a Mi Corazón. Tú eres un puente para cada uno de ellos, por eso te he colocado en esa misión. También tienes el don de la cura, que te permite sentir el sufrimiento del semejante para aliviar las Llagas de tu Señor en aquel que sufre. Y eso Yo lo vi, en estos tiempos, a través de tu madre, la que ahora, después de su agonía, ya está Conmigo en el Cielo. Has aprendido la lección de amor que te quise enseñar, para que vivas algún día un amor más grande que el que Yo viví por ti. Estás en el camino de ese propósito.
Mi hija Romina, ya sabes lo que eres para Mí. Pero ahora llegó el momento de vivir lo que tanto has buscado, de vivir todo lo que Me has cantado, de cumplir lo que tanto deseo, sin miedo a nada, por tu nación y por tu pueblo.
Llegó el momento de la consagración del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, en el que cada uno de nosotros, dentro de la Casa del Cenáculo de Nuestro Señor, tendrá la Gracia espiritual e interna de recibir los impulsos, los mismos impulsos que Cristo dejó plasmados en el planeta y en la humanidad, a través del sacrificio de Su Última Cena, por medio de la Comunión.
Vemos a Nuestro Señor, Cristo, después de haber lavado los pies de los Maestros y después de habernos lavado los pies entre nosotros, cumpliendo así con Sus pedidos.
Mantenemos nuestra consciencia y concentración en ese lugar de la humilde Casa del Cenáculo, en donde Cristo nos invitó a entrar a cada uno de nosotros.
Mi Corazón siente este momento, porque es una de las últimas Comuniones espirituales que entregaré al mundo en este día, en el que Mi Vida es vida en ustedes y ustedes son vida en Mí.
Ahora que están limpios y preparados para recibirme, infundo en este momento, lo mismo que infundí en los Apóstoles, para que en este momento el legado espiritual que dejé para el mundo, por medio de la Eucaristía y de la Sangre de Cristo, descienda como Gracia y como Luz en la humanidad.
Elevo el pan y se lo ofrezco a Dios, así como sus almas pueden ser ofrecidas a Dios en este momento. Para que este pan sea transubstanciado, le pido al Todopoderoso que, por los méritos de Mi dolorosa Pasión, conceda al mundo la Gracia que necesita en este tiempo, para aprender a vivir en el Amor absoluto de Dios.
Por eso, luego de partir el pan, se los entrego, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Vuelvo a elevar el Cáliz de la redención de la humanidad, para que el vino sea transubstanciado en la Sangre de Cristo. Por eso, se los vuelvo a decir y les vuelvo a ofrecer este cáliz, porque es Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que es derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Dichosos sean los que se sirven de este Sacramento espiritual, porque sus vidas no perecerán.
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
En este día, todo ha sido consumado, conforme el Padre Celestial lo necesitaba y, de esto que fue consumado, todos fueron partícipes, bajo la renovación que les trae el Sacramento de la Eucaristía para cada una de sus almas, hasta que se concrete el Nuevo Tiempo.
Y la Casa del Cenáculo desaparece de nuestra consciencia, mientras el Maestro está aquí, con nosotros, entregando los méritos de Su Corazón a la humanidad, para que reafirmemos nuestro compromiso en Cristo y por Cristo.
Nuestra Madre Divina también nos bendice, y ahora se encuentra al lado de Su Hijo.
Ahora todos los sacerdotes se congregarán en este escenario y vamos a entonar, a pedido de Cristo, “Hijo Supremo”, como consumación de esta tarea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Hijo Supremo".
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
En este encuentro te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Reverenciamos en este momento el legado más importante de la humanidad, que ha traído hoy Nuestro Señor Jesucristo. Ese legado es el Arca de la Santa Alianza, que cuatro ángeles han traído con Nuestro Señor.
Reverenciamos ese legado espiritual, universal e inmaterial, que hoy está frente a nosotros, bajo la protección de Nuestro Señor Jesucristo y en la presencia de Abraham y de Moisés.
Este legado hoy es irradiado a toda la humanidad, hacia los cuatro puntos de la Tierra, mientras Cristo, Abraham y Moisés, junto con los ángeles, contemplan la Santa Arca.
Y vemos dentro de ella todo lo que guarda como legado espiritual, universal e inmaterial, y cómo el centro de Luz del Corazón de Cristo emana una poderosa Luz sobre el Arca de la Santa Alianza, en donde están la Corona de Espinas, los Clavos que Él llevó en la Cruz, el Santo Cáliz y las Tablas de la Ley, los llamados Mandamientos que recibió Moisés, así como otros elementos que conforman ese legado espiritual para este Universo material.
Y somos rodeados por el Universo que tiene como centro a este acontecimiento espiritual e interno en este momento.
Al igual que los ángeles, que adoran y protegen la Santa Arca, dejémonos colmar por ese legado y ese misterio que se revela frente a nosotros.
Alrededor de este acontecimiento, vemos a los Ancianos que también se mostraron a Juan en la última parte de su vida, cuando él vio el Apocalipsis.
Aquí y ahora, en este momento, se forma la Orden de la Hermandad Celestial, que hoy ha llegado ante cada uno de nosotros, para que su amor y su vibración resuene dentro de cada uno, en el centro de nuestro ser y esencia, para que entremos en comunión con el legado espiritual que formará las bases de la Nueva Humanidad.
Mientras tanto, los Ancianos que están presentes llevan, entre sus manos, un Sagrado Libro que muestran con páginas en blanco y están atentos, vigilantes y contemplativos para registrar y escribir lo que cada uno ofrecerá por este legado, a fin de ser celador y vigilante, guardián y protector del Conocimiento Divino y Cósmico.
En este momento, vemos cómo Cristo, tan solo con Su mirada de Amor, ilumina dentro del Arca de la Santa Alianza al Santo Cáliz, para que a través del Santo Cáliz una potente columna de Luz comunique aún más al Cielo con la Tierra, y se abran aún más los Portales hacia el Universo y, en este momento, bajo esa apertura espiritual que realiza Cristo en un absoluto silencio y sintonía, vemos por encima de ese espacio y de ese acontecimiento, un poderoso Triángulo de Luz de lados iguales que representa un aspecto de Dios, Abba.
Dentro de ese Triángulo de Luz que nos observa y nos contempla está Dios, como también contempla el acontecimiento del Arca de la Santa Alianza, en la Presencia de Cristo, de Abraham, de Moisés, de los Ancianos y de los ángeles.
Debajo del Arca de la Santa Alianza vemos presentarse y dibujarse a nuestro planeta que es colmado por los rayos de Luz que expresa esa Santa Arca, y el aura espiritual del planeta es encendida y santificada por cada una de esas corrientes poderosas que el Arca está emanando en este momento, a través de todos sus elementos sagrados.
Mientras que Abba, a través del Triángulo de Luz, ilumina aún más el espacio presente, la síntesis de cada uno de Sus Nombres Sagrados se hace presente en este momento, en este acontecimiento espiritual y universal.
Los ángeles, ante la Presencia del Padre, el Todopoderoso, no dejan de mantener su cabeza en el suelo como un acto de adoración y de reverencia a nuestro Creador. Y vemos, en este momento, cómo diferentes huestes de Luz, ejércitos de ángeles comienzan a rodear la Presencia de Dios.
Todos son convocados a este encuentro, para recibir el bálsamo del Amor de Dios y el principio de Su Sabiduría.
Para terminar de unir a la Tierra con todo el Universo, y antes de continuar con todo lo que Nuestro Señor quiere realizar en este día, en un acto de mayor reverencia y amor a nuestro Creador, ante esta revelación y Presencia Divina, entonaremos el Nombre de Abba, a través de "Fuente Primordial" como una sola voz y un solo corazón, hasta que Nuestro Señor lo indique.
En este momento, vamos a permitir que cada uno de los principios y atributos de la Santa Arca no solo bañen de Luz a nuestro planeta, sino también a las naciones y a los pueblos, a los Reinos de la Naturaleza, a los océanos, para que toda la vida, en este momento, esté en Dios.
Podemos comenzar.
Canción: "Fuente Primordial".
Vemos cómo en los Libros Sagrados de los Ancianos se han escrito nuestras ofertas, las cuales quedarán guardadas en ellos hasta que Dios las solicite.
Nuestro Señor retira del Arca de la Santa Alianza el Santo Cáliz para que, espiritualmente, sea colocado sobre este altar y celebremos, en esta tarde, la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Sentimos bien cerca de nosotros a ese Santo Cáliz, aquel Cáliz con el que Cristo celebró la Última Cena, y que testimonia y expresa a la reliquia más importante de la humanidad que es la Sangre preciosa de Jesús.
Nos dice Cristo:
Mis Palabras hoy son representadas a través de esta experiencia de amor porque ya muchos de ustedes, conscientes y preparados en el camino del espíritu y del servicio por la humanidad, están prontos para vivir estas experiencias que solo Yo podría dirigir, por la autoridad que Mi Padre Me concedió. Experiencia de la cual los hago a cada uno partícipe, para que sus almas y esencias estén fortalecidas en este servicio del fin de los tiempos, en el que su donación y entrega será la llave fundamental para concretar Mi Retorno.
Por eso, hoy he dejado sobre este simple altar el Santo Cáliz, para que no solo los irradie a ustedes, sino también al mundo entero que lo necesita con suma urgencia espiritual.
Así, Yo les demuestro, a todos los que escuchan, la validez de la comunión espiritual Conmigo, cuando tan solo se abren para vivirla.
Los Ancianos son los testigos de esta humanidad y de este planeta hasta sus últimos días, por esa razón hoy están aquí con ustedes y con el mundo.
Abraham y Moisés son parte fundamental de la historia de su humanidad que, en diferentes tiempos y épocas, alcanzó importantes movimientos espirituales de expansión de la consciencia y de la realización del Plan del Creador.
Este es el tercer momento, después de Mi Pasión, Muerte y Resurrección, en el que podrá suceder lo mismo, siempre y cuando las almas se adhieran al descubrimiento de este legado espiritual, guardado en el Arca de la Santa Alianza, para todas las esencias del Universo y más allá de este.
Hoy el Arca de la Santa Alianza viene a traer la cura y la renovación de la humanidad, porque las almas necesitan curarse para poder estar sanas físicamente y así poder reencontrar el camino hacia Dios en este momento planetario, en el que se enfrentan el amor y la indiferencia, lo que definirá el próximo tiempo para toda la raza humana.
En este momento Moisés y Abraham se retiran, llevando consigo el Arca de la Santa Alianza hacia el centro del Triángulo, en donde está Dios, para resguardala donde siempre está.
Pero aún las puertas de los Cielos se mantienen abiertas, porque fuimos llevados hacia otro espacio de la Iglesia Espiritual de Cristo, la llamada Iglesia Celestial. El centro de esta Iglesia es el legado del Arca de la Santa Alianza, que los ángeles resguardan, adoran y protegen con un infinito amor por todo el sacrificio que Cristo vivió por esta humanidad y por cada uno de nosotros, en este planeta.
Aunque parezca incomprensible e imposible, estamos ante Abba y Nuestro Señor Jesucristo, colmados por Su profundo silencio celestial y por Su Amor eterno que emana del Padre, del Hijo y de la Fuente.
Aún se mantiene cerca de nosotros el Santo Cáliz, porque Nuestro Señor lo retornará a su lugar cuando esta ceremonia entre el Cielo y la Tierra, entre la Iglesia Celestial y las almas, haya finalizado.
Y así, vemos cómo Cristo enciende trece puntos de Luz en toda América y cada uno de esos puntos de Luz, que emergen del interior de la Tierra, traen un tono, una vibración y una melodía que la humanidad necesita para poder ingresar en el próximo tiempo; y vemos cómo en perfecta armonía, esos trece puntos de Luz se unen, emergiendo hacia la superficie, comenzando desde Norteamérica hasta Sudamérica, en toda la columna de las Rocallosas y de los Andes.
Estamos ante una Red de Luz espiritual que siempre ha estado presente en el planeta desde sus orígenes, pero que tuvo su tiempo para despertar. Visualicemos a las Américas encendidas por esos trece puntos de Luz y percibamos, en este momento, qué es lo que siente nuestro corazón.
Guardar la memoria de este sentimiento es lo que nos pide Cristo, para que siempre lo podamos reconocer y a partir de este sentimiento profundo e interno, tengamos fuerza y valentía para poder renovarlo todo, así como Cristo nos renueva.
Así, vemos réplicas de este Santo Cáliz en los trece puntos de Luz. Vemos que una Sangre espiritual es derramada sobre cada uno de los Cálices que los ángeles vierten en este momento en ellos y el planeta es bañado por la poderosa Sangre de Jesús.
Así, todas las almas reciben este impulso de Nuestro Redentor.
Y en lo alto de los Andes, vemos la misma Cruz que estuvo en lo alto del Monte Calvario y a sus pies, a Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, así como a todos Sus hijos, seres de amor, de oración y de buena voluntad extendidos en los cuatro puntos de la Tierra.
Esa Cruz es una Cruz de Luz que ilumina a cada uno de los Cálices y somos colmados por el Espíritu Santo.
Vemos a Nuestra Santísima Madre rezar por el mundo y por la humanidad, colocando a Su lado al Santo Padre, el Papa Francisco, y a América. Y a través de América la humanidad se vuelve a levantar, así como Cristo se levantó durante el Calvario.
El Triángulo de Dios recorre cada punto de Luz de las Américas, colocando sobre ellos cada uno de Sus aspectos y Nombres Sagrados; y desde el centro de nuestro planeta sentimos el dolor de la Madre Tierra que es aliviado, en este momento, por la Sangre que Jesús derramó en la Cruz.
Nos vaciamos nuevamente para poder recibir todo esto, reconocemos nuestra pequeñez delante de este gran misterio, el misterio del Amor de Dios por la humanidad.
Y en este escenario, con el Santo Cáliz cerca de nosotros, celebraremos este momento con un profundo acto de agradecimiento por esta revelación de Nuestro Padre, Dios, a través de Su Hijo, el Cristo.
Cristo nos ha pedido, en este momento, que nos podamos lavar las manos en señal de purificación y de rendición, en nombre de la humanidad.
Vamos, a pedido de Cristo, a lavar las manos de los hermanos del Consejo de esta Obra, en nombre de la humanidad.
Pedimos que, en este momento, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, si fray Supremo nos está escuchando, que también lave sus manos, realizando la misma oferta que pide Nuestro Señor, para que el Amor pueda curar todo el dolor. Esto siempre será para que el Amor derrote la impunidad.
Ante la Luz del Santo Cáliz, recordamos a Nuestra Madre Santísima a los pies de la poderosa Cruz, en lo alto de los Andes, porque Ella también está recibiendo nuestra oferta, en este momento, como Madre de la humanidad.
Mi Dios,
yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo.
Y Te pido perdón
por los que no creen en Ti,
no Te adoran,
no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(Se ora en inglés tres veces)
Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que hoy es entregado al mundo por el perdón de los pecados.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Tomen y beban, porque este es Mi Cáliz, el Cáliz de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, con la Sangre que es derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Por la poderosa Luz que emana del Santo Cáliz en este momento, en unión con Nuestra Santísima Madre en lo alto de los Andes, en unión con los trece puntos de Luz que fueron encendidos por Nuestro Señor, recemos juntos la oración que Él nos enseñó:
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Bienaventurados los que se sirven de este legado de Amor.
Que la Paz descienda a la Tierra.
Nuestro Señor retira el Santo Cáliz del altar y lo lleva entre Sus Manos para retornarlo al Arca de la Santa Alianza. Y así, los trece puntos de Luz se recogen en donde surgieron y se manifestaron. Nuestra Madre, la Virgen María, se eleva al Cielo junto a Su Hijo, así como todos los ángeles que participaron de este momento, para poder seguir en adoración a Dios.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
¡Gracias, Padre, por cuanto nos das!
En este encuentro te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi silencio proclama la victoria y la renovación de las almas.
Es en el triunfo de vuestro Rey en el silencio de Su Corazón Sagrado, en donde se guarda el Misterio de Dios para todas las consciencias de la Tierra.
A través de Mi Corazón encontrarán el Portal que los dirigirá hacia Dios, para que estén en Él y en perfecta reconciliación.
Es el silencio de Mi Corazón que renueva todas las consciencias, que trae la paz, el amor y la luz para todos los seres que se rinden ante Mí.
He venido aquí para pedirles colaboración, siguiendo los pasos de Mi Santa Madre y de Mi Padre San José, en perfecta Trinidad con el Todopoderoso.
Derramamos nuestras Gracias sobre aquellos que no las merecerían, porque son todos mis seguidores que han permitido esta Gracia mayor y extraordinaria sobre este pueblo del Brasil y más allá de él.
Vean entonces, compañeros, cómo es que trabaja la Consciencia divina donde no tiene límites ni fronteras, donde se abren nuevas puertas para todos los corazones que buscan una oportunidad de redención y conversión.
Les pido, compañeros, no endurezcan el corazón, pues Mi Corazón Todopoderoso les viene a traer la transformación y la paz.
Vuestro Maestro del Amor está moliendo el grano duro, los aspectos más difíciles de las consciencias de este planeta. ¿Qué resultará de todo esto? Si ustedes se dejan moldear por Mi Espíritu, nada malo les pasará.
Yo Soy el Sagrado e Invencible Corazón de Jesús, que viene a unir las consciencias y las naciones, en este Espíritu Universal de la Paz, que viene al mundo para poder rescatarlo de su profunda ilusión e indiferencia.
Yo les traigo, compañeros, el último chance, momentos antes de Mi Glorioso Retorno.
Yo les traigo, compañeros, la posibilidad de amar y de perdonarse a sí mismos y a sus semejantes.
Ya no esperen más, compañeros, amen y perdonen, y así alcanzarán la liberación.
Las dudas y todas las confusiones se disiparán de sus corazones y mentes; porque podrá ingresar Mi Divina Misericordia, que viene a desterrar el viejo ser para que nazca el nuevo hombre, la nueva consciencia, al alma que aún está dormida.
A través de Mi Presencia Yo les traigo la Pacificación.
Les pido que crean en Mi Mensaje, en Mi Nuevo Evangelio que vengo a dictar para los corazones simples; porque si sus corazones viven en la simplicidad, no sufrirán, tendrán fuerza, fuerza interior y fe para superar todas las barreras de esta gran inercia planetaria.
Nuevamente, como hace ya dos mil años atrás, vengo a traerles la Palabra de Dios, la salvación de sus consciencias y de todos los Reinos de este Planeta, que también sufren por ustedes en este tiempo que cambia.
Quiero de sus vidas un ejemplo verdadero de amor.
Moldeen sus corazones en Mi Corazón. Sentirán la verdad y el alivio que tanto buscan.
No vengo a traerles los milagros de hace dos mil años atrás y de todos los tiempos, que fueron realizados por Mi Consciencia Divina para demostrar al mundo que Yo estoy presente en la Eucaristía, en la eterna comunión que pueden vivir las almas Conmigo.
Dichosos son los que comulgan de Mí, a través del Cuerpo Vivo, de la Preciosa Sangre de vuestro Señor. En este Sacramento está su renovación y la justificación ante el Padre, delante de todos los pecados que comete el mundo sin detenerse.
A través de Mis Llagas, las Llagas de Mis Manos, Yo los vengo a bendecir, y así a revelarles que Soy el mismo Jesús de Nazaret, el Hijo del Dios Vivo que viene al mundo para conducirlo hacia la vida eterna, para sacarlo de la perdición, de la profunda indiferencia y la falta del amor, de la caridad y de la hermandad.
Primero debe comenzar en ustedes esa gran experiencia de amor, que es interno y no humano.
Debe comenzar primero en ustedes la hermandad y la caridad, el servicio que cura y abre las almas para que encuentren la Fuente del Amor de Dios.
En nuestros Sagrados Corazones están las llaves para su liberación y redención.
Hoy vengo en la quietud del Espíritu y no de la batalla. Vengo a pacificar a las consciencias que deben despertar a Mi Amor Misericordioso y aceptarlo como una tabla de salvación ante la Justicia de Dios.
No pierdan esta oportunidad de reencontrar todos los días el Amor de Dios. No pierdan esta Gracia de salir renovados y vivificados en la fe, en la fe que les trae Mi Corazón, con toda Su Gloria.
Oren por el mundo que está agonizando.
Oren por la Madre Tierra que está sufriendo las acciones de sus hijos en la superficie.
Oren por las almas que se están perdiendo, por los olvidados, por los que están perdidos sin poder ver la luz.
Oren por los que están enfermos y los que sufren.
Es la oferta de Mi Corazón de que puedan salir de sí, para ver la verdadera necesidad de estos tiempos.
Oren por los Reinos que se están perdiendo por las manos de los hombres de esta humanidad, que destruyen la Creación de Dios si ningún gramo de consciencia.
Oren por los que, verdaderamente, necesitan encontrar la salida hacia Mi Corazón, la cura de sus consciencias y la redención de sus espíritus.
Oren por los que padecen la guerra, las consecuencias de la tribulación .
Oren por los continentes y las naciones, que enfrentan el caos de estos tiempos, generado por la propia humanidad que no mira para Dios sino para sí mismo.
Oren por los que claman por Misericordia.
Por los que sufren el hambre y la enfermedad.
Oren por los que mueren solos.
Por los que no tienen padres ni madres.
Oren por los niños que lloran sin consuelo.
Oren por los animales que son sacrificados y por el perdón que necesitan los hombres, al no ver en ellos, el amor semejante de Dios que se vivifica en cada Reino de la Naturaleza.
Oren por los mares que están contaminados y por los grandes Espejos que son afectados, que traen la armonía a este Planeta y la consciencia humana los lastima, sin saber lo que están haciendo.
Oren por el desequilibrio mundial, por la falta de igualdad en todos los pueblos.
Oren por los que tienen mucho y no dan nada.
Oren por los que no tienen nada y reciben poco, porque ellos están sufriendo la consecuencia de estos tiempos.
Oren por las esencias que se están perdiendo.
Oren por los que ignoran la realidad superior y que no tienen interés de conocerla y pierden su filiación con Dios.
Oren por los que se sumergen en la vida material, por los que son vendidos y traficados, como animales del fin de los tiempos.
Oren por los que no viven la paz en su interior y en el planeta.
Oren por los que no conocen Mi Divina Misericordia.
Salgan de sí por un momento y vean todo así como Yo lo veo, con profunda piedad y compasión.
Oren por los ángeles que están caídos y que son llevados a la perdición, por las fuerzas contrarias a Dios.
Oren por los que no oran por sus Ángeles de la Guarda, que no tienen conocimiento ni consciencia de esa Presencia divina.
Oren por los que no creen que Yo estoy aquí presente, pero Mi Verbo es más profundo que toda falta de fe.
Oren por la Justicia que se aproxima y para que el mundo se corrija y vuelva a ser un pueblo sagrado, la esperanza de una Nueva Humanidad, unida al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Únanse a los arcángeles que están trabajando en toda esta consciencia planetaria, únanse a sus ejércitos celestiales para que la paz no se disipe del planeta.
Sientan el sufrimiento de Mi Corazón, que trae el peso de este mundo que está agonizando.
Oren por Mis Llagas que están doliendo, al ver los horrores de este mundo que se aparta del amor y de la verdad, que no ama a su semejante así como Yo los amo a todos, sin mirar sus pecados, sino sus esencias divinas que aún deben descubrir en esta hora difícil del planeta.
Oren para que su Madre Santísima los pueda seguir ayudando y Ella derrame la Gracia de lo profundo de Su Corazón, sobre todo lo que es imposible y aún no se transforma en esta consciencia humana.
Oren por los que están padeciendo las injusticias de este mundo.
Oren por los que son perseguidos por las religiones.
Oren por los que son verdugos de este mundo y que traen el sufrimiento a las consciencias.
Oren a Mi Sagrado Corazón para que siempre los ilumine y encuentren, por encima de todo, Mi Eterna Paz.
Oren por aquellos que no Me escuchan y que no abren su corazón a Mi Llamado.
Oren por los que ignoran Mi Presencia y que no se sirven de Mis prodigios.
Oren para que el Reino Celestial se aproxime sobre todo esta Tierra sufrida.
Oren para que el mundo no pierda el amor y este proyecto humano se cumpla con todos los que despierten.
Este es el Llamado del Gran Maestro, que anuncia al mundo Su Segunda Venida.
Es la Segunda Persona de Dios quien les habla, el Hijo Primogénito del Padre, que encarnó en este mundo y vivió entre ustedes, para darles a conocer la Fuente del Amor y la Unidad Suprema.
Pero, hoy vengo a agradecer con Mi Corazón manso, que esta tarea en Centroamérica se cumplirá.
No saben lo que significa para nuestros Sagrados Corazones que las consciencias se abran para algo que es invisible y que es perpetuo en el Corazón de Dios.
Agradezco por aquellos que han colaborado para que los nuevos apóstoles despierten en Centroamérica, así estoy lanzando Mis redes, para atraer hacia Mí todos los corazones.
Esta es la victoria del fin de los tiempos, de todos los que se unen a su Rey, para llevar adelante el Plan de Dios entre todos los autoconvocados.
Quiero escuchar esa canción que resuena en Mi Corazón, pues es la súplica de vuestro Maestro para todos los que aún no Me han conocido en su interior.
Por toda esta causa, Yo los absuelvo, les doy Mi Paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En todo el Planeta, derramo Mis Rayos de Misericordia y congrego a las nuevas almas para que se sirvan de Mi Corazón en esta Comunión perfecta con Mi Santísimo Cuerpo y Mi Divina Sangre.
Como hace dos mil años atrás, parto el pan para ustedes y les vuelvo a decir:
"Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que hoy es entregado por muchos, por el sufrimiento de la consciencia humana".
"Les entrego Mi Cáliz y les doy de beber de Mis Dones espirituales, por todos los que derraman su sangre a través de la injusticia humana y que pierden la oportunidad de poder conocerme".
Los mando de dos en dos, como Mis Apóstoles, para que en estos tiempos prediquen Mi Amor y difundan Mi Paz; esto es obra de Mi Misericordia.
"Con todos los Ángeles reunidos y el Poder Celestial que todo gobierna, Yo transubstancio estos elementos, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén"
Gracias por cantarme y por pedir y orar por el mundo.
Vayan en paz y en confianza.
Veneren y adoren al Señor Crucificado.
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
(x 3 veces)
Hoy vine aquí, mostrando Mi Costado para el mundo, desde donde brotó lo más insondable para todos y desde donde sigue brotando para toda la humanidad, hasta los últimos días de la Tierra.
Vean al Señor en recogimiento, preparando su momento para poder resucitar en más corazones que están muertos y que no me viven.
Vean al Señor junto a Sus Coros, penetrando los abismos de la Tierra a través del recuerdo de Su Crucifixión, para la salvación de la humanidad y la liberación de todos sus pecados.
Vean, a los pies del Sepulcro, a los Ángeles Custodios en adoración, para que pronto retorne el Hijo de Dios hacia la humanidad.
Los invito a todos a venerar Mi Cruz como una victoria, como la realización de la Obra del Altísimo en aquellos que saben distinguir los prodigios del Mesías, de su Señor.
A Mi derecha, el Arcángel Metatrón, disipando hoy los abismos del mundo y a las tinieblas que abrazan a los corazones dormidos.
Su Fuego violeta todo renueva.
Su Luz ilumina lo que está oscuro, en unión al Hijo Predilecto, su Señor Jesucristo.
Dejen, compañeros, que esa llama se vierta en sus consciencias y almas.
Llamo a los que se han consagrado a Metatrón para esta tarea planetaria de liberación.
Vean los Aspectos de Dios manifestados en Resplandecencia y Luz sobre el mundo.
En esta hora de crueldad humana y de profunda indiferencia, retiren de sus corazones cualquier desunión con ustedes mismos, o con sus semejantes.
Dejen que este Fuego de Metatrón descienda en sus espíritus para que los purifique y los eleve a Mi Reino.
Vean la lanza ardiente de Metatrón en Su sagrada mano, que decreta los poderes del Cielo y los unifica con todas las almas.
Vean ese Fuego Solar y violeta que desciende sobre el mundo, en esta hora de conflicto y de falta de Paz.
Vean los prodigios que el Santo Padre Metatrón realizó a través de Mi Cruz contra los demonios del mundo y las bestias infernales que sucumben a los corazones perdidos.
Él es el transformador de la materia corrupta.
Él es el fuego que sublima las fricciones entre los corazones.
Él es el Unificador del pensamiento entre las consciencias y el Patriarca de los elegidos.
Él es el portador del mensaje universal de la Llama Trina, el fuego incandescente del fuego liberador de todas las formas.
Hoy vean a Mi Cruz como una gran victoria y no como un fracaso, como muchos lo creen en la inmensidad de su ignorancia.
Vean al Hijo de Dios en el Sepulcro siendo exaltado, restaurado y transfigurado por los ángeles de la Luz y las legiones de los Padres Creadores que vivieron este Misterio junto Conmigo durante Mi Muerte y aun, cuando descendí a los infiernos para desterrar a los ambiciosos, a los perseguidores e infieles a la Ley.
¡A cuántos Yo retiré del abismo durante Mis días de sepultura!
Mientras Mi Padre Me tenía en brazos y mientras las mujeres santas oraban en adoración a las afueras del Sepulcro, no dejé de trabajar por el mundo ni un solo minuto, esperando Mi Resurrección en el silencio.
Repitamos:
Arcángel Metatrón,
Patriarca y Portavoz del Fuego Divino,
trasciende la materia en liberación.
Amén.
(x 3 veces)
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús dice ahora que tenemos que hacerlo con un poco más de fe interior.
Arcángel Metatrón... (x 6 veces)
Y así, compañeros, podrán liberar los malos espíritus que corroen a las almas y a los corazones dormidos que aún no aceptan a Dios en el verdadero testimonio de la resurrección de Su Hijo y de Su segundo retorno al mundo, en el momento más crucial de la humanidad.
Cuando sientan falta de fe imploren y decreten, por esa oración, al Arcángel Metatrón, el Padre que transforma a través de Su Fuego Divino y que eleva a las almas por medio de la liberación.
Así podrán ver, queridos compañeros, cómo la Obra de los Padres Creadores es única y Omnisciente, cómo todas esas sublimes Consciencias intercedieron durante Mi Pasión por la salvación de los pecadores y de todos los mortales.
¿Cuál fue el gran misterio que reveló el Sepulcro durante los tres días en un profundo silencio? Fue la liberación que el Amado Hijo de Dios, Jesucristo, junto a Metatrón y Miguel realizaron de todos los infiernos de la Tierra por un ciclo de dos mil años.
Y aunque el mal aún esté presente en los corazones y en la superficie del planeta, deben creer, compañeros, que su cautiverio terminará y que su libertad estará cerca, para el próximo mundo.
No esperen ver resultados con prontitud, pero sí, sacrifiquen sus vidas para que la Nueva Tierra pueda nacer en la victoria y el triunfo de Mi Sagrado Corazón.
¡Cuántos ángeles del Cielo hoy visitan sus moradas y las moradas de sus hermanos que hoy no están aquí, pero sí presentes en Mi Corazón Sacratísimo!
Tomen su cruz con coraje y valentía, y trabajen todos los días por su redención, así como Yo se los he enseñado amorosamente por medio de la paz, la compasión y la misericordia.
No sean más indiferentes con sus semejantes.
Quiebren y rasguen sus estructuras para que el verdadero espíritu del Cristo interior pueda nacer cuando Yo ya no esté más aquí, entre ustedes, dirigiendo Mis Palabras para el mundo.
Sean consecuentes con el Universo, y vivan su cruz como una perfecta alegría de poder servir a Dios hasta el fin de sus días.
Al menos, compañeros, háganlo por Mí y no me fallen.
Esta Obra, que hoy reúno en ustedes y entre ustedes, fue escogida por Mí con mucho amor después de Mi Pasión, de Mi Resurrección, de Mi Aparición a través de los tiempos y de la revelación de Mis íconos Sagrados de la Faz de Mi Misericordia y de Mi Gloria hasta los tiempos de hoy.
En este presente, la Obra continúa en unión a su Santísima Madre María.
Si ustedes compañeros, no apoyan este Plan, ¿quién lo cumplirá?
Nosotros venimos del Cielo con Metatrón para traerles la Gracia y la Piedad.
Ustedes, remanguen sus vestimentas y trabajen en los caminos que Yo construyo para que la Obra se cumpla, así como está previsto en el Corazón de Dios.
Si la Obra no se cumple en cada parte del mundo que nosotros amorosamente visitamos, ¿cómo se salvará la otra parte de la humanidad y despertará?
Podría enviar millones de ángeles para el despertar de los corazones sin su ayuda, pero, ¿cómo, compañeros, serán Cristos en colaboración al Plan de Mi Padre?
No se olviden de todo lo que están recibiendo.
Deberán dar testimonio y juicio en el último día de la Tierra, y así sabrán que Yo he dicho la verdad y que aún separaré la paja del trigo.
Manténganse firmes, en oración y vigilia Conmigo, porque al fin verán su gloria en el Paraíso.
Incienso...
Padre Nuestro en arameo.
Y ahora purifiqué sus faltas para que, renovados por Mi Espíritu, carguen con la cruz de la redención y de la paz, que traerá la oportunidad para muchos corazones de la Tierra en la constitución que Yo hago y en la efusión que Yo construyo a través de esta Orden, con Mi Espíritu Sagrado.
En Presencia Amadísima del Arcángel Metatrón, entonemos Su nombre sagrado, para que Sus legiones auxilien y acudan a los corazones más necesitados, en esta hora de la Pasión del Señor en lo alto del calvario espiritual de todo el planeta.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de nuestro Señor Jesucristo nos ponemos de pie.
Quien tenga cruz, de los peregrinos presentes, el Señor pide que coloque esa cruz sobre el pecho para que Él la pueda bendecir también, en la Presencia de Metatrón, mientras cantamos e invocamos Su nombre.
Vamos a cantar Kodoish melódico y cuando el Señor diga, Nuestro Señor, comenzaremos a cantar.
Kodoish...
Metatrón...
Kodoish...
Que este recuerdo nunca se borre de sus vidas, y deben saber que cuentan con una intercesión divina que viene en auxilio de la humanidad en esta época, al igual que los demás Padres Creadores.
Que la confirmación de su cruz sea la entrega absoluta al Creador para esta sagrada tarea.
En nombre de los Cielos, den la paz para el mundo, Yo los bendigo a ustedes, a sus hermanos, familiares, necesitados y a todos los objetos sagrados que representan la presencia de la fe en los corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Jerarquía Divina de Ángeles y Arcángeles... (x 3 veces)
Este es el aceite de la simplicidad para los que viven la consagración monástica a Mi Corazón.
Hoy a todos señalaré con una cruz para que el Padre, en Su Misericordia, a pesar de lo que suceda en el fin de los tiempos, los recuerde y los ayude.
Canción: "Cristo del Calvario".
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Canción: "Escúchame, Redentor"
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más