MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Entrega tu corazón en las Manos de Dios, ¡oh alma tan pequeña y frágil!

Deja que tu vida esté suspendida en las Manos de Aquel que te creo, para que Él te coloque en el punto correcto de tu evolución.

Vive, siendo una expresión del amor que recibes todos los días de tu Padre Creador.

Deja que tu desierto sea fecundo como los desiertos que, por la Gracia de Dios, florecen y expresan el milagro de la vida, aun en la aridez del mundo.

Que tu pequeña alma sea una fuente de fe a través de la persistencia de tu corazón ante los desafíos y las pruebas de la vida.

Que no te importe ser la última o la primera.

Que no te importe estar oculta o elevada a los ojos de los hombres.

Que sí te importe servir y amar cada día más, cerrar los ojos a las ilusiones del mundo y abrirlos a la Verdad universal que te es revelada.

Que sí te importe entrar en lo profundo de tu corazón y encontrar allí no solo a un Dios Vivo y lleno de Gracias, sino también a un Esposo Crucificado que te llama a ser semejante a Él, todos los días, con la plena entrega de tu corazón.

Que si te importe el dolor del mundo, el dolor de los que sufren y no encuentran alivio, y que la Gracia de Dios en ti haga de tu pequeña vida una fuente para los que tienen sed, a pesar de que muchas veces darás de beber, pero te sentirás sedienta y vacía.

Que tu vacío no sea colmado por el mundo y sus ilusiones, sino por Dios y Sus misterios, por la fe que Él deposita en tu corazón, en tiempos de desierto y de soledad.

Busca alivio en el servicio. Busca amparo en la caridad, en aquellos que siempre estarán en peores condiciones que tu pequeña alma que, a pesar de ser tan frágil, fue escogida por Dios como cáliz de Sus Dones espirituales.

No te cabe a ti juzgar la Voluntad del Señor, sino solo aceptarla, tal como tu Madre María que, pequeña y simple, se hizo Cáliz y Sagrario para que el Dios Vivo viniera al mundo.

Sé tú, alma amada, como tu Madre Divina, y entrega todos los días tu pequeñez en las Manos de Dios, porque en tu nada Él hará todo.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aprende a dejarte sustentar y renovar por el amor de tus hermanos, así como Cristo se renovaba en el camino del Calvario al observar la presencia de Su Madre Divina, de las santas mujeres y de algunos de Sus compañeros. 

En este tiempo, a pesar de que cada uno cargará su propia cruz, solo se llegará al Calvario y a la cristificación con el auxilio de unos a otros, con el amor y el apoyo del prójimo. Porque el Plan de Dios se manifiesta a través de la unidad. Ella es el vehículo para el despertar del amor. 

Por eso, caminando con tu cruz, déjate ser ayudado, además de ayudar. Permite ser amado, además de amar. Recibe el servicio y la entrega de tus hermanos, además de servir. Comprende que es junto con tus hermanos que habrás de vivir la renovación en el amor. 

Estas son las llaves para que recorras este camino y aprendas también sobre la esencia de la humildad que proviene del Corazón de Dios.

Tu Padre y Amigo, 

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Mensaje transmitido en el huerto del Monasterio de la Asunción y del Divino Espíritu, en Uruguay, donde fue colocada una fuente con una imagen de Nuestra Señora del Huerto.

Como el agua que brota de las fuentes consagradas a la paz, que las bendiciones divinas se derramen sobre sus almas y corazones y que, a través de ustedes, lleguen al mundo entero.

Que las Bendiciones que Dios vierte sobre sus vidas se multipliquen y lleguen a cada corazón de este mundo.

En este huerto consagrado a la oración, a la contemplación y a la redención de las almas y de los Reinos de la Naturaleza, el Creador encuentra reparación y esperanza. Que cada ser que llegue aquí recuerde siempre que tiene la oportunidad de orar y reparar el Corazón de Dios, así como Su Hijo lo hizo en el Huerto Getsemaní, y así como Su Madre Divina lo continuó haciendo, una y otra vez, al recorrer en oración los sagrados lugares de la Pasión de Cristo.

María Santísima llegó al Huerto Getsemaní para revivir allí la agonía del Señor y así mantener vivos los méritos de Su Pasión y multiplicarlos. Su oración reparaba el Corazón de Dios y sobre todo el Corazón de Cristo, eternamente flagelado por la gran indiferencia de los hombres.

Que este huerto, hijos, sea para ustedes como entrar en el Huerto Getsemaní y compartir con el Señor Su agonía, reparando Sus Llagas y heridas, generando méritos para la salvación de las almas y para la institución de la Nueva Vida.

Siempre entren aquí con gratitud y alegría por poder servir al Corazón de Dios y en Él a todos los Reinos de la Naturaleza. A través de sus oraciones, unidas a los diferentes Reinos en comunión, los ángeles del Señor repararán el sufrimiento y el ultraje que viven los Reinos de este mundo. Por eso, encuentren aquí un espacio de servicio que, a pesar de ser oculto y silencioso, cruza las fronteras y las dimensiones, y toca el Corazón de Dios.

Por eso Él los bendijo, bendijo esta fuente, este lugar y sus vidas, para que los frutos de su redención sirvan de auxilio para muchas otras almas.

Yo los amo.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Con el Manto Celeste de su Madre Divina sobre su cuerpo, sobre su consciencia y sobre su corazón; un Hijo de María es aquel que representa a la Madre Celestial en este mundo.

Buscando amar al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza con el Amor que proviene de la Madre de Dios, un Hijo de María es aquel que descubre en la oración el camino para transformar su condición humana y abrir la puerta de su corazón para que María Santísima encuentre allí Su morada.

Mirando a su prójimo con piedad, humildad y compasión, un Hijo de María es aquel que se esfuerza por purificar su mente y sus pensamientos, y para hacer de sus ojos la ventana por la cual la Madre de Dios observa, vigila, acompaña y ampara a Sus hijos.

Un Hijo de María es aquel que está dispuesto no solo a reconocer sus miserias, sino también a transformarlas.

Un Hijo de María es aquel que aprende a orar de corazón y que, con su experiencia, descubre la simplicidad en el camino de unirse a Dios.

Un Hijo de María cada día es más consciente de que es un instrumento para que la Madre del Mundo esté presente en la Tierra, para que Ella pueda actuar a través de sus manos, pueda interceder a través de sus oraciones, pueda comprender y amparar a través de sus sentimientos, pueda ser humilde y no juzgar a través del corazón puro y de la esencia unida a Dios; sabiendo ver en el prójimo una puerta hacia el Creador.

Todo lo que les digo es un camino y una aspiración, que de a poco toma vida en los corazones que oran, porque quien ora con amor va descubriendo y viviendo lo que es ser un Hijo de María.

Su Padre y Amigo, 

San José Castísimo.

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando el Padre le reveló la Cruz a Su Hijo por primera vez, Cristo cerró los ojos y dejó que Su Corazón fuera más allá del sufrimiento, del miedo y del dolor; elevó la mirada hacia el Universo, hacia Su Origen, hacia las estrellas que surcaban el Cielo. Cristo se sumergió en el sentido profundo de la Cruz y contempló el Corazón de Dios viviendo una revelación y una renovación del Amor.

Cristo contempló el Universo y vio las puertas que se abrirían, una a una, desde el Reino del Padre hasta los corazones de los hombres, creando un hilo de unidad entre las dimensiones.

Cristo contempló los errores cometidos en el pasado a lo largo de toda la evolución de las criaturas que nacieron del Corazón de Dios y que, durante su desarrollo, se desviaron del camino.

Cristo contempló cómo la Sangre que brotaría de Sus Llagas se derramaba más allá de la Tierra y llegaba a lo profundo de la condición humana, curando, incluso, las raíces de males desconocidos, inconscientes para los hombres.

Cristo vio la Cruz que Su Padre le ofrecía y encontró a Su Madre Divina acompañando cada uno de Sus Pasos en la Tierra, así como en el Infinito, renovando Sus fuerzas humanas e internas y ayudándolo a renovarse en el Amor y en la entrega.

Cristo vio la Cruz que Su Padre le ofrecía y supo que ella perduraría a través de los siglos, impresa en la llaga espiritual que llevaría en Su Corazón hasta el día de Su retorno al mundo.

Cristo se reconocía parte de Dios y, colocando Sus Ojos en la Esencia Divina del Creador que habitaba en Su Pecho, supo que era el propio Dios quien viviría esa oferta de Amor por Sus criaturas.

Hoy, hijo, Dios le ofrece una cruz al planeta, así como a cada criatura. Observa la situación de las naciones y el caos de la Tierra y encuentra allí esa cruz, pero va más allá de ella y sabe que, por encima del sufrimiento, de la entrega, de la confusión interior, está el Amor que nacerá de tu corazón si, como Hijo de Dios, atraviesas esas apariencias y le pronuncias tu "sí" al Corazón del Padre: "sí" al sacrificio vivido por amor, "sí" al perdón que supera todos los errores, "sí" a la esperanza que trasciende el caos y hace de las aparentes derrotas una victoria divina.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora por el Brasil, así como por toda América del Sur. Ora por el mundo entero. Ora por cada nación y ora con fervor por los países que fueron elegidos por Dios para ser la cuna de una Nueva Vida.

Ora en unidad con Dios y con tus hermanos, porque la semilla de la desunión fue colocada en el suelo del mundo y está siendo fertilizada por las acciones inconscientes de los hombres.

Ora, hijo, y siembra el amor en la humanidad. Pide y concédele el perdón a tus hermanos para arrancar de raíz ese mal que está intentando instalarse en el mundo. Busca la cura para las heridas del corazón humano y comienza por ti mismo, curando tu espíritu.

Ora, hijo, por las naciones, en unidad con todos los pueblos y culturas. Responde al llamado de tu Madre Divina para orar por la paz y reconoce que esta no es una necesidad tuya, sino una urgencia del planeta.

Fortalece todos los días la Oración por la Paz en las Naciones más allá de los obstáculos y de las tecnologías. Redime esos vehículos que para muchos son motivo de perdición y de engaño, y conviértelos en un Instrumento de Dios para unir a Sus hijos en una sola voz, en un solo clamor por la paz en este mundo.

Ve, hijo, como es necesario dar un paso en el amor, en la oración, en el perdón y en la reconciliación, porque las naciones agonizan y si no comienzas ahora a curar dentro de ti y a tu alrededor lo que necesita ser curado, nada podrá consolarte en el tiempo que llegará, en el que los hombres, privados por ellos mismos de la Misericordia de Dios, solo reciban Su Divina Justicia.

Por eso, ora y clama por la paz. Sé un puente hacia la Nueva Vida.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FÁTIMA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que la Pureza que brota de la Fuente del Corazón de Dios inunde a las almas y las renueve.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios impregne a los seres y los despierte.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios colme a los corazones y les revele la paz, les revele el amor y les revele la Gracia.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios llegue a todas las almas y las conduzca a la Verdad, hasta hoy oculta, de la unión perfecta entre su Madre Celestial y Dios.

Que la Pureza, hijos, disuelva de la consciencia humana la ignorancia y, sobre todo, el orgullo que le impide alcanzar los Misterios Divinos por creer que, en su pequeñez, pueden encerrarse todos los conocimientos, toda la sabiduría y toda la verdad.

Que la Pureza les abra los ojos y los lave, para que siempre puedan ver el mundo y la vida siempre como la primera vez, como quien está delante de algo que le es completamente desconocido.

Que la Pureza les permita ver todo como si fuera la primera vez y que el interés por lo nuevo les abra las puertas a los Misterios de Dios.

Bienaventurado es el corazón que contemplando a su Madre Divina y Celestial descubre en Ella la Maternidad Divina.

Contemplen el Hijo de Dios, pero también contemplen el primer Sagrario que lo guardó y descubran que, así como es en la Tierra, también es en el Cielo.

Conozcan y reconozcan la Grandeza de su Madre Divina todos los días, con la gratitud sencilla de estar ante Su Inmaculado Corazón, pues Su Silencio mucho le habla al corazón que sabe oír más allá de las palabras.

Contemplen el primer y eterno Sagrario de la Creación que es el Vientre y el Corazón de María, que guardó en sí no solo al Hijo de Dios, sino a todo lo que fue creado por el Padre.

Que la Pureza que brota del Corazón de Dios les revele este y tantos otros misterios que hay en el Cielo, así como en la Tierra.

Sean agradecidos eternamente y en la simple gratitud verán abrirse los Cielos delante de sus corazones a revelaciones que la humanidad debe conocer y que no se encuentran en los Libros Sagrados.

Este es el tiempo de las nuevas revelaciones.

Que se abran los corazones a la Verdad y que la Pureza que brota del Corazón de Dios les conceda la Gracia del Despertar.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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