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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo Soy la Madre del Mundo, Soy la Madre de las Montañas.
Y hoy están aquí, en este lugar, como parte de esta humanidad, representando a toda la raza, a todas las almas y consciencias que están en algún punto de esa subida de la montaña; momento en el cual la cuesta arriba se hace más difícil y dura para todos, porque este es un momento de inflexión, en donde un cambio no solo en la consciencia, sino también en lo material, se tiene que dar.
Pero mientras el mundo, es decir la raza humana, no haga silencio y vaya hacia dentro de sí, el Plan de Rescate no se cumplirá.
En el fin de este año, no solo vengo con toda la Gracia de Dios para volver a bendecirlos y para volver a estar con ustedes, sino vengo con un Mensaje de advertencia, pero también con un Mensaje de despertar. Este es el tiempo de cruzar el gran portal de la salvación y del rescate que la Jerarquía les está presentando.
Sabemos que no todos escuchan Nuestras Palabras, que no todos practican Nuestros Mensajes, que muy pocos son el ejemplo de una vida crística y fraterna sobre la superficie de la Tierra. Pero hoy, no vengo a indicarles sus errores, sus culpas o sus traumas; hoy, vengo a pedirles que sigan subiendo, cuesta arriba, esa montaña, porque en la cima estará su liberación.
Allí, encontrarán a Mi Hijo, el Resucitado, el Resplandeciente, el Verdadero Cristo que hasta ahora nadie ha conocido. En la cima de la montaña, reconocerán Su verdadera Faz y sabrán profundamente de donde Él viene y cuál fue la razón de haber sido creado.
Él usó una imagen para que todos lo pudieran comprender, pero en Su Corazón y, sobre todo, en Su Espíritu, en Su Divinidad estaba Dios. Era la forma de que el mundo pudiera comprender Su Mensaje de salvación y el anuncio de que el Reino de Dios vive y mora dentro de cada ser.
Ahora, todas las religiones también deben ser rescatadas y reerguidas, porque en estos tiempos de tribulación las consciencias pierden el sentido de su espiritualidad.
Yo los llamo a estar atentos, los llamo a estar vigilantes, los llamo a ser colaboradores de la paz y del bien en esta humanidad. Por más que puedan ser actos pequeños y hasta insignificantes, los invito y los llamo a seguir haciéndolos.
Todo el bien que pueda ser generado en esta raza humana, aliviará el caos de estos tiempos y permitirá que el Armagedón, la gran puerta del Apocalipsis, sea más pasajero para todos y no más doloroso como lo es hasta hoy.
De esa forma, los que se sirven de los más marginados, los que se aprovechan de los más pobres, retirando los bienes que Dios les envía para poder sobrevivir y rehacer sus vidas, los hacen vivir en una injusticia global. Por eso, la Jerarquía se une, en este momento, para trabajar también en aquellas situaciones muy materiales, aunque no lo parezca.
Pero el estado de la consciencia, del despertar y del discernimiento de cada ser, les proporcionará la sabiduría que necesitan para seguir adelante.
Yo vengo aquí, una vez más, como una Mensajera de Dios; porque, junto con ustedes, estoy subiendo esta dolorosa montaña que es la consciencia corrupta de la humanidad; es este calvario planetario que todos están atravesando, algunos con mayor contundencia y otros con mayor alivio; pero si se unen a Mi Espíritu Mariano, a Mi Espíritu de Amor y de Fraternidad, muchas más almas serán tocadas para que puedan despertar y tomar consciencia de que, hasta los días de hoy, estaban dormidas.
Yo vengo también como la Sierva de Mi Hijo, el Cristo. Vengo, en Su Nombre y a Su pedido, para decirles este Mensaje: no se dejen arrastrar, en este momento, por las adversidades del mundo, por todo lo que hacen los gobiernos, por el condicionamiento que las almas viven en este ciclo, a pesar de estar sumergidos y presionados por un sistema global, sigan adelante.
Que su fe los lleve a trascender todas estas situaciones.
Que su amor por el Plan de Dios los lleve a superar todas estas situaciones.
Y que sean capaces, en este momento, de amar como Mi Hijo los amó hasta la Cruz, en cada momento de Su martirio, de Su flagelación, de Su pesar y de Su dolor.
¿Quién se ofrecerá como un gran servidor del mundo, un gran servidor humilde y pacífico, para ayudar a Mi Hijo a transmutar y liberar internamente esta situación planetaria?
Por eso, les pido, Mis amados hijos, que no se queden en lo superficial; que no permanezcan en lo material; que sean libres de ustedes mismos, de los comentarios, de los juicios, de todo lo que ven, observan o contemplan de este mundo. No sean un peso más para el alma de este planeta. Alivien la consciencia de la naturaleza y de todos los Reinos Menores; porque así, la Justicia será más leve para todos.
De esa forma, el parto planetario se aproxima, la consciencia del planeta tiembla y se estremece, porque es el tiempo del despertar; pero también es el tiempo de la purificación de este mundo, de todos los males, adversidades y errores que fueron cometidos por esta raza y por todas las civilizaciones anteriores.
Por esa razón, la Gran Hermandad Celestial se encuentra aquí, en los planos invisibles y silenciosos, en donde reina la paz, la soberanía y la verdad, para guiar a todas las consciencias posibles, especialmente a las más dormidas e ignorantes.
Por eso, abriendo Mis brazos y extendiendo Mis Manos hacia ustedes, Yo les suplico, amados hijos, que sigan el camino de la verdad interior. No se dejen confundir e influenciar por las espiritualidades de estos tiempos, ustedes ya lo saben y ya han escuchado que existe una única Verdad, que es Mi Hijo. Él es el Camino, Él es la Verdad, Él es la Vida para cada uno de ustedes.
¿Qué es lo que más necesitan en este momento?
Sigan remando en este momento planetario, porque la barca de Mi Hijo debe llegar a un buen puerto. Esa barca está formada por todas las consciencias servidoras del mundo, independientemente de su religión o aun de su creencia.
Yo los necesito en otro nivel de consciencia. Los necesito en lo alto de la montaña, para poder vislumbrar y comprender la realidad del mundo, porque si están a los pies de la montaña, serán sumergidos por el mal.
Abran sus ojos y, sobre todo, abran su corazón, para poder sentir lo que Yo les digo, porque este es un tiempo de gran transición, un fin de año que culmina con muchas derrotas en la consciencia de este mundo, en la consciencia de la humanidad; pero la Fe, la Paz, el Amor, la Luz y la Misericordia de Dios no han dejado de descender sobre este mundo.
Si esos atributos hubieran dejado de descender al mundo por medio de las almas que verdaderamente oran y se comprometen Conmigo día a día, ¿qué hubiera sucedido, Mis amados hijos?
Piensen, por un momento, en todo lo que les digo. Que Mis Palabras no sean llevadas por el viento, como muchas veces fueron llevadas. Que Mis Palabras queden en el corazón de cada uno de ustedes y en el corazón de sus hermanos, porque en la Palabra de la Jerarquía, ustedes encuentran la fuerza para la superación, la fuerza para la transformación, para la trascendencia de estos tiempos.
No les venimos a pedir algo imposible e inalcanzable, les venimos a pedir lo que es real y lo que es posible, que es el cambio completo de sus vidas.
Han recibido muchas dádivas, han recibido muchos tesoros espirituales, han recibidos muchas Gracias y, hasta diría, muchas amnistías y expiaciones. Este es el tiempo de que los apóstoles de Mi Hijo, los compañeros y compañeras de Mi Hijo, estén definidos y vivan y cumplan lo que vinieron a hacer a este mundo.
Ya no son tiempos de teorías, son tiempos de que la Enseñanza esté en la práctica, en cada detalle, en cada paso que se da día a día.
Es así, que adquirirán una consciencia madura, de una forma rápida y sorprendente, porque Mi Hijo lo necesita, Mi Hijo necesita de las virtudes y de los talentos que Él les dejó, para que Él pueda retornar. Así permitirán, Mis amados hijos, que la Obra de Dios se fortalezca en este mundo, y que en lo pequeño y hasta en lo insignificante, se pueda transformar esta humanidad.
Yo vengo con un fin, vengo con un propósito, de que cada día puedan crecer más interiormente, de que en la disposición y donación de sus vidas exista la cura para este mundo; porque, como a muchos servidores a través de los tiempos, a alguien siempre le tocará dar su vida por el otro, dar la vida por el Plan de Dios.
Y es en eso que, en este fin de año, cada uno es llamado a pensar y a meditar, a reflexionar y a sentir en su corazón Mis Palabras que solo tienen la misión de elevarlos, de trascenderlos, de hacerlos cada vez más conscientes y despiertos delante de la realidad de este mundo cruel y difícil.
Sé que muchas veces habrán pensado que sus vidas y que sus caminos serían otros. No estoy hablando de que en sus vidas falte la felicidad o la alegría de servir, hasta de compartir en familia o en hermandad; les hablo de la postura interior, de la actitud que cada hijo Mío debe tener en este tiempo. Mientras eso no suceda, mientras eso no se cumpla, mientras eso no se realice, las Gracias permanecerán guardadas en el Cielo.
Ustedes deben seguir abriendo las puertas del universo, porque hay consciencias que están definidas a no querer cambiar y eso es algo que solo lo podrá resolver Mi Hijo cuando Él retorne.
Yo los impulso a ingresar, en este próximo año 2022, bajo el espíritu de la Sabiduría Divina que conduce, guía y concreta las Aspiraciones del Padre en los tres planos: espiritual, mental y material. Que esta importante red de almas, esta importante red de luz, de amor y de servicio, formada por ustedes, se expanda y alimente a todos los corazones posibles que esperan por una oportunidad.
Dejo Mi Luz y Mi Paz en este momento, bendiciendo así al mundo entero en este día, en este último día del año 2021; para que no solo los principios espirituales sean respetados por la humanidad, sean valorados y reconocidos, sino también los principios materiales, la dignidad humana, el bien común, la fraternidad y el amor al prójimo, el auxilio al necesitado sean la tónica que movilice a las consciencias; para que la gran deuda de este mundo sea aplacada por el servicio, el amor y la paz de los que se donan verdaderamente; y esto ayude a que también las religiones se donen más, y aun que los no creyentes también se donen para que se den cuenta de que todos son hijos de la Fuente.
Les agradezco por tener la valentía de escuchar Mis Palabras y detener la atención en cada una de Mis Palabras, en cada parte de Mi Mensaje.
Yo Soy la Madre del Mundo, la Madre de la Nueva Humanidad, la Reina de Aurora.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Hijos Míos, hoy transmito este mensaje nuevamente desde el Gran Cañón del Colorado, pero esta vez desde su parte más profunda, a donde ustedes hoy llegaron no solo para encontrarse Conmigo, sino también con toda la Hermandad.
Mientras bajaban estas sagradas montañas, sus seres internos y los seres internos de sus hermanos fueron ingresando en la realidad y en la verdad de otros tiempos. Fueron cruzando umbrales, puertas y espacios en donde se guarda la historia de esta humanidad, la historia más evolutiva, más importante y destacada.
Es así que, en este día y bajo el abrazo de estas sagradas montañas, doy continuidad al mensaje que pronuncié en los últimos días, para que la consciencia de la humanidad no pierda el impulso de poder encontrar, en este tiempo de caos, el retorno hacia su origen y hacia la esencia de su propósito en esta humanidad.
Hoy estoy aquí con ustedes, pero también estoy con el mundo entero como la Madre del Mundo, la Madre de la Nueva Humanidad, la Madre que guarda en Su Corazón el conocimiento y la historia de esta civilización de la Tierra, que atravesó y pasó por muchas experiencias, aprendizajes y pruebas.
Pero lo que hoy les revelará Mi Corazón es lo más sagrado que alcanzaron las civilizaciones más antiguas del planeta, desde la Lemuria hasta la actualidad. Y todas esas civilizaciones, pueblos y culturas aprendieron a estar en comunión con el Universo y a conocer el Universo por medio del contacto. Algo que la humanidad siempre ha buscado, siempre ha intentado encontrar la puerta segura para atravesar ese umbral hacia la verdad y la existencia cósmica.
Hoy Mi Corazón maternal abre esa puerta, enciende los espacios sagrados del Gran Cañón del Colorado, para que las informaciones de las civilizaciones más antiguas de la humanidad salgan a la luz, despierten sus consciencias y vivan, así, el compromiso de dar continuidad a este sagrado proyecto genético que aún no ha finalizado y que está en el momento más culminante e importante de poder evolucionar y de representar, dentro de todo este Universo y macrocosmos, la victoria, la misma victoria que alcanzó Mi Hijo, el Cristo; y que la sigue alcanzando y la sigue viviendo por ustedes, por todos sus hermanos, por este pequeño pero bellísimo planeta que el Padre les entregó en confianza, para que ustedes y sus hermanos lo pudieran representar, no solo en la vida material evolutiva, sino también en la espiritualidad, en la esencia del contacto.
Es así que mientras les hablo, las puertas de los mundos internos del Gran Cañón se abren para que sus corazones y, sobre todo, sus almas puedan ser colmados por esos principios y atributos que las civilizaciones más antiguas del planeta alcanzaron y en los que cada una de ellas se destacó por algo muy importante. Y eso que es algo tan importante, hasta los días de hoy, ayuda espiritualmente a toda la humanidad; especialmente a Mis hijos más perdidos, más ignorantes, más distraídos de la realidad y de la verdad superior que están latente en el Universo y que forma parte de la realidad del Plan de Dios.
Por medio de este mensaje quiero que sus consciencias retomen el compromiso de realizar este proyecto genético, que va más allá de algo espiritual, religioso o interno; que llega hasta lo más profundo de sus esencias y consciencias, en donde se guarda también la historia de sus orígenes, de sus experiencias, de sus aprendizajes y vivencias en este sagrado Universo que los rodea y que los aguarda.
Hagan votos, hijos Míos, de poder realizar este proyecto que será finalizado por la Presencia de Mi Hijo, el Cristo, cuando en el momento más culminante de esta humanidad, que está próximo, Él llegue para recoger todos los tesoros, méritos, aprendizajes y experiencias que hayan podido vivir en esta encarnación y en esta actualidad.
Aunque el planeta y su humanidad estén convulsionando, aunque las naciones estén en una gran contrariedad y conflicto, a pesar de cualquier situación que se presente en la superficie de la Tierra, nada impedirá que ustedes puedan experimentar y vivir lo que Dios tanto desea y espera.
Por esa razón, Yo estoy aquí y soy enviada a este planeta como la Madre del Mundo, para que tengan consciencia también de la nueva tarea de su Madre Divina y Espiritual, la que hoy es una tarea más amplia y profunda que no solo abarca este Universo local, sino también otras galaxias, mundos, estrellas y soles que conforman también la existencia y la vivencia del Plan de Dios. Y con él todas sus Jerarquías, Consciencias que han trabajado en este proyecto humano y en otros, a lo largo de millones de años. Hoy la humanidad, después de 1988, tiene la oportunidad y la consciencia de saber todas estas cosas que hoy pronuncia Mi voz, que es la Voz del Padre que resuena en este valle y especialmente en los mundos internos que deben alcanzar la verdad y la consciencia de este tiempo definitivo.
Desde el interior de estas montañas, en el Gran Cañón del Colorado, su Madre Celeste se anuncia antes de tiempo y proclama esta información para todos los seres de la Tierra, independientemente de su creencia, de su religión o de su situación interna; porque en esencia todos son hijos de Dios y todos provienen de la misma Fuente, del mismo impulso, del mismo Origen que los creó y, a partir de allí, sus consciencias, como las sagradas consciencias de las civilizaciones anteriores de la Tierra, vienen de diferentes lugares del Universo para seguir aprendiendo a amar de verdad y a redimirse de corazón, sin miedo ni traumas.
Es así que, por medio de estas informaciones sagradas que emergen del Gran Cañón del Colorado, la humanidad tiene la oportunidad espiritual de volver a curarse, reconciliarse y redimirse, para que todas las estrellas caídas que hoy viven sobre la superficie de la Tierra puedan volver a encenderse, a reencontrar el camino, a reencontrar su existencia y sus orígenes. Así, todas esas estrellas podrán volver a brillar en este firmamento cósmico y de esa forma estarán dentro de la historia que aún sigue siendo escrita por la Mano del propio Padre Eterno.
Si hoy esto sucede aquí, en esta condición y situación interna y espiritual, es porque existen una razón y un propósito mayor que ustedes hoy desconocen, pero que sé que pueden sentir y comprender lo que esto significa, más allá de las formas y del momento.
Hoy Mi Corazón abre los espacios del Universo, fusiona y une las realidades que se encuentran dentro de este sagrado Cañón del Colorado, en el que la humanidad podrá tener la referencia y el lugar en donde poder encontrar, en el mayor silencio y en la más interna sintonía, lo que necesita para este ciclo de transición y para poder superar estos tiempos difíciles, en los que cada vez más la ilusión abraza a la consciencia humana y le hace perder el camino del Propósito.
Mediante estas palabras, Yo les traigo la Gracia de reencontrar el sentido y la razón de estar en este planeta y en esta humanidad, sabiendo que se debe cumplir lo que el Padre ha determinado y ha escrito desde los tiempos más remotos del Universo, desde antes de que existieran los diferentes Universos, las diferentes civilizaciones y todo lo que está creado.
Por eso, es tiempo de agradecer, agradecer de corazón por este impulso que el Padre ha decidido enviarles por medio de la Madre del Mundo.
Y es así, hijos Míos, que los velos de su consciencia seguirán cayendo para que puedan tener conocimiento de la realidad que está dentro de ustedes y que también está escrita en el Universo, realidad que debe vivir una síntesis y un fin para que todo pueda comenzar de nuevo.
Mientras les hablo, a través de Mis palabras y de Mi presencia, envío al mundo entero los atributos y principios más sagrados que alcanzaron las civilizaciones más antiguas de la Tierra, una historia que nunca se perderá, una historia que podrá continuar siendo escrita por cada uno de ustedes, para que el triunfo del amor y de la verdad se cumpla en este tiempo, y para que Mis hijos más perdidos, engañados y oscurecidos por Mi enemigo, tengan la misma Gracia que ustedes reciben hoy.
Así, el planeta y su consciencia espiritual se podrán regenerar. El alma de este planeta podrá volver a respirar y ser lo que vino a ser en este tiempo, desde el principio, cuando fue decidido que este sagrado planeta existiera.
Abracen este llamado, acepten esta convocatoria y den continuidad y respuesta a lo que les pido, porque no estarán cumpliendo Conmigo, sino con el Padre Eterno, que es quien Me envía para que todos los seres de la Tierra, finalmente, vean la verdad que está escrita en el Universo y que también se guarda en lugares más bellos de este planeta.
Envío para todos, Mi mensaje de paz y de consciencia. Que la Luz del Gran Cañón del Colorado brille en el corazón de todos los seres autoconvocados y servidores, para que se pueda seguir cumpliendo el Plan.
Los bendigo y les agradezco, permeándolos con la Luz de Mi Espíritu y de Mi Corazón, porque soy su Madre, la Madre del Mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hermanos y hermanas, a pedido de la Madre Divina, desde aquí, desde el corazón del Gran Cañón del Colorado, vamos a realizar por tres veces la oración del Advenimiento de la nueva Raza, para que podamos decretar y afirmar este compromiso interno con la Divinidad.
Oración del Advenimiento de la Nueva Raza
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy la voz de su Madre Celeste emerge desde el desierto, en un lugar lejano del planeta para ustedes y que Dios les ha dado hoy la oportunidad de conocer para que ese lugar se pueda revelar y mostrar al mundo.
Por esa razón, vengo de ese lugar y desde ese espacio para pronunciar la Palabra de Dios, para traer a las almas la revelación interior que proviene del Universo y de la Vida Cósmica.
Desde ese lugar, Yo traigo el mensaje para todos, para que lo puedan sentir, percibir y reconocer, sabiendo que son tiempos en los que la humanidad deberá volver a ubicarse en el Plan del Padre, después de haberse apartado durante mucho tiempo, de haberse alejado de la Ley y del cumplimiento de los Mandamientos.
Es por esa razón que hoy vengo desde el Gran Cañón del Colorado, en donde la historia de la humanidad está guardada en su más profundo e interno silencio, en donde la naturaleza y principalmente el Reino Mineral revela ese mensaje para todos, con la potencia y el poder de su expresión, de su belleza y de su hermosura.
En ese lugar hubo muchos acontecimientos, una de las primeras civilizaciones allí surgió, una civilización que mantenía un contacto con Dios y que sabía cuál era la esencia del Plan de Dios y de su cumplimiento en la superficie.
Dios les mostró a ellos, de esa forma, Su Divina Voluntad para que la pudieran vivir y cumplir conforme Él lo había pensado.
Es una civilización desconocida para todos y aún no revelada para el hombre de superficie, pero que sí existió desde tiempos remotos, en los que la humanidad vivía un proceso fluido de contacto con su mundo interno y el Universo.
Desde allí provenían las sagradas instrucciones para toda esa civilización que alcanzó grados importantes de evolución y, sobre todo, de sabiduría. Experiencia que los llevó no solo a comprender la vida y la existencia, sino también los llevó a ingresar en otra escuela, en otra dimensión en otro plano de consciencia, en donde ya no era necesario vivir lo que se vive en la superficie de la Tierra, en donde ya no era necesario servirse de lo que es material y concreto, sino que en ese ingreso de toda esa consciencia grupo comenzaron a vivir de lo espiritual, de lo cósmico y de lo divino.
Y a partir de allí comenzaron a dar pasos importantes, no solo en su despertar, sino también en su evolución; pasos individuales y también grupales porque la esencia de todo ese acontecimiento era la unidad, la unidad de grupo, la unidad de almas, la unidad de consciencias.
Eso llevó a que esa civilización tan simple, pero profundamente contactada, viviera y conociera las leyes del Universo y todos los tesoros que guarda el Universo Mayor, y que se encuentran dentro de las diferentes galaxias, estrellas y soles.
Esa revelación se llegó para ellos, esa revelación se mostró para ellos de una forma clara y nítida. El impulso de la instrucción y del conocimiento los llevó a dar ese gran paso por toda la humanidad, aun por la humanidad presente, por la humanidad actual, aunque ustedes no lo crean.
Ellos sabían que llegarían generaciones futuras que vivirían grandes pruebas y desafíos, grandes acontecimientos y aprendizajes y, aun alcanzando ese grado tan alto de consciencia y de contacto, decidieron permanecer en el planeta para poder salvaguardar y proteger la esencia del proyecto de la humanidad y de su evolución.
Ellos así conocieron los dones del Espíritu Santo, y la ciencia se mostró en el camino de ese pueblo sagrado, de esa civilización que encontró un sentido más profundo de estar presente en el planeta para vivir la Voluntad de Dios y los designios mayores.
Pero esa historia no terminó allí, porque aún esa historia, ese acontecimiento y esa escuela se sigue viviendo hasta los tiempos de hoy. Ese sagrado pueblo y civilización se encuentra allí viviendo esa experiencia de evolución y de despertar de la consciencia, y como grupo de almas, como grupo de consciencias, siguen emitiendo y emanando esos principios para toda la humanidad, la humanidad más ignorante e inconsciente de estos tiempos.
¿Ese pueblo ya es una hermandad? Una hermandad aún no conocida ni revelada. Es más que una hermandad, es una fraternidad universal e interna, una fraternidad espiritual que también vivió su experiencia y dio sus pasos a través de la donación de sí y de la entrega de sí a la Voluntad Mayor.
Pero llegó el tiempo, hijos Míos, de que la humanidad de superficie tome contacto con estas realidades y que pueda ser retirada del sueño profundo de la ilusión y de la ignorancia que coloca a todas las consciencias a través de las modernidades y de la indiferencia.
Todos los pueblos sagrados, que atravesaron la escuela del planeta, se mostrarán en los próximos tiempos desde los planos internos, para que las almas que están en la superficie del planeta y que también viven la misma escuela de evolución, puedan servirse del conocimiento que ellos vivieron y aprendieron y que sigue siendo un conocimiento eterno que los lleva a expandir aún más sus consciencias y los lleva a elevar, a trascender y a sublimar el código genético humano que debe seguir alcanzando, así como lo alcanzó Cristo, Su gran expresión de Amor y de donación.
Ese pueblo sagrado, del Gran Cañón del Colorado, sigue aprendiendo aún muchas cosas de la propia Jerarquía y muchos ya ingresaron en nuevas escuelas de instrucción y de conocimiento, para ampliar su consciencia cósmica y, así, poder seguir abrazando el Plan de Dios en sus diferentes manifestaciones de Universo.
Que seres humanos de la superficie de este planeta y de otros tiempos hayan alcanzado ese grado de despertar impulsa a la humanidad precaria de hoy a buscar ese mismo nivel de consciencia y de despertar, aunque sea silencioso y en recogimiento. Porque ese pueblo sagrado vive su retiro permanente en el Gran Cañón del Colorado, pero también vive su actividad inteligente que le proporciona el Espíritu Santo, dentro de Su servicio de amor a la humanidad.
Es de esa forma, hijos Míos, que ellos nunca perdieron sus raíces ni su cultura. Toda esa escuela y experiencia la llevaron consigo para presentarla y compartirla con las Consciencias Mayores del Universo, con los grandes regentes de la Hermandad Celestial.
Todo fue complementado y todo fue comprendido. Y esto hace posible que el proyecto humano sea comprendido y conocido en el resto del Universo como una experiencia posible de redención, de perdón, de conversión y, sobre todo, de amor, de un amor que se expande, de un amor que se vive, de un amor que lleva a las consciencias a aceptar el Plan de Dios y a cumplirlo más allá de sus posibilidades o de sus comprensiones.
Ese pueblo sagrado del Gran Cañón del Colorado espeja hacia la humanidad lo que la humanidad necesita encontrar espiritualmente en estos tiempos. Y es su fin, su intención y propósito, que la mayoría pueda alcanzar y contactar lo que ellos alcanzaron y contactaron en su simplicidad y entrega.
Ahora, que ya tienen consciencia de todo esto y que la ilusión se apartó de la visión humana, es que encuentran la verdad de la existencia y la historia real de toda su civilización del planeta desde los primeros tiempos. Es tiempo, hijos Míos, que impulsen a la humanidad por el mismo camino, por el camino de alcanzar esa misma evolución a través de la vida grupal y de la conexión verdadera con lo Alto.
Así, la Esencia de la Voluntad de Dios será más conocida y comprendida por los hombres y mujeres de Tierra, y la ignorancia ya no los abrazará, sino que comprenderán el sentido de estar aquí, encarnados en este mundo y en este tiempo, para dar continuidad a lo que Dios necesita, dentro de esta experiencia y de esta civilización humana, que no puede seguir deteriorándose ni destruyéndose a sí misma, sino que debe abrazar la visión del Propósito y de las metas que coloca el Padre Eterno para cada grupo de almas, dentro de Su universalidad y de Su Consciencia divina.
Así, formarán parte de una gran fraternidad y se sentirán parte de una gran existencia, que no tiene ninguna condición humana y que no se restringe a los procesos internos ni tampoco mentales, sino que en la profunda espiritualidad de la vida y de la ciencia todo es comprendido y evoluciona.
Desde el Gran Cañón del Colorado, hoy su Madre Celeste se anuncia y se presenta al mundo para que sepa que está a tiempo de recuperar su civilización, sus raíces y su cultura, sus aprendizajes evolutivos y, sobre todo, su contacto con lo Alto, el contacto que alimenta el espíritu de cada ser y que proviene a través de los impulsos de la Jerarquía de un único y absoluto contacto que viene de la Ley de la Jerarquía, de la cual todos se pueden servir y aprender para estar en el camino correcto y no en otros, no en otros caminos.
Este es el tiempo de tomar consciencia de la verdad y de que sepan que todos Mis hijos son llamados a dar continuidad a esta civilización humana que debe abrazar el Propósito, para que él se pueda expresar y cumplir en estos tiempos, para que el planeta pueda ser regenerado, para que la humanidad pueda ser redimida y curada de todo lo que ha vivido a través de los tiempos, porque aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por realizar y llevar adelante.
Pero colocando sus consciencias en ese nivel de evolución y de contacto, sus miserias se disolverán, sus problemas terminarán y colocarán su corazón al servicio de lo Alto, un corazón que será impulsado siempre a encontrar la verdad y el sentido de su existencia dentro de este Universo y dentro de esta escuela planetaria.
Y eso es también parte del Proyecto redentor de Mi Hijo, que llega dentro del ciclo de las revelaciones divinas de la Jerarquía Espiritual.
Recuerden entonces, hijos Míos, todo lo que pasó aquí, en el Gran Cañón del Colorado, y que aún sigue repercutiendo a través de los tiempos y de las generaciones para que la humanidad no pierda el sentido de su propósito y de la esencia de estar aquí, en este planeta.
Con este anuncio, Yo los llevo de la mano y los conduzco para que puedan alcanzar nuevas escuelas, escuelas más profundas de amor y de donación, de entrega y de confianza en la guía absoluta del Padre Eterno.
Desde el Gran Cañón del Colorado les hago reencontrar a las almas el sentido de sus orígenes, de sus orígenes de la Tierra y de sus antepasados, que vivieron la experiencia del amor y de la hermandad.
A través de este impulso Yo los bendigo para que sigan el mismo camino, y por más que no sepan cómo hacerlo, que permitan que sus mundos internos los puedan guiar al mismo nivel de contacto, de sabiduría y de comprensión, como el pueblo sagrado del Gran Cañón del Colorado lo vivió y lo sigue viviendo a través de los tiempos.
Yo les agradezco, sinceramente, por responder a Mi llamado.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Elijo estas fechas especiales para darles a conocer las cosas más simples de la vida espiritual, porque en lo simple todo lo podrán transformar, en lo simple todo lo podrán concebir.
La vida del espíritu es simplicidad pero también es sabiduría.
Deseo que Mis hijos alcancen ese estado de simplicidad y de sabiduría, no solo en las cosas diarias, sino también en los niveles internos, lugar en donde todo comienza y todo termina; porque allí, en ese nivel interno, es donde se guardará la experiencia de su vida en la Tierra y de su pasaje por este Universo.
Cuando no consiguen en sí mismos concebir esa simplicidad y esa sabiduría en la vida del espíritu, es porque no lo están haciendo en la vida material.
La simplicidad de la cual Yo les hablo, no es restricción ni severas medidas.
La simplicidad siempre los llevará a amar al semejante tal cual es, y a no juzgarlo por su forma o apariencia.
Mis hijos del mundo frecuentemente olvidan estas reglas básicas de la vida, porque viviendo estas reglas podrán estar en Dios y Dios estar en ustedes.
En este día especial, en donde celebramos, junto a la Madre Celeste, el aniversario de uno de Mis instrumentos en la Tierra, quiero que puedan ver, hijos Míos, por intermedio de esto, que el llamado de la Madre de Dios para con todos Sus hijos, siempre ha sido y siempre será simple.
En ese camino que Yo los invito a vivir podrán también encontrar la humildad que necesitan para dejar de vanagloriar sus vidas, aunque a veces no se den cuenta.
¿Por qué les digo todo esto, hijos Míos?
Porque la Obra de Dios, desde el principio de toda esta Creación, fue concebida en el espíritu de la simplicidad y de la humildad. Desde allí nacieron y surgieron las cosas más bellas de este Universo y para todo este Universo material; el espíritu de cada criatura encontró morada, hasta lo que es más físico.
Pero sepan, hijos Míos, que todo tiene una correspondencia y una comunión entre el Cielo y la Tierra; dentro de ustedes y fuera de ustedes.
Cuando no son simples no pueden ser verdaderos, así como Yo los necesito día a día.
La simplicidad no solo los llevará a la humildad y a la verdad, sino también a lo más importante: a la gratitud.
Cuando no tienen gratitud en sus corazones no pueden comprender el Plan de Dios cuando él cambia, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, o de día a día.
Si están en esa gratitud eterna podrán comprender los Misterios del Padre y ya no tendrán más sus ojos vendados sin saber por donde ir o hacia donde caminar, porque en la vida del espíritu todo es claro, todo es transparente y todo es cristalino.
Necesito hijos, que no olviden eso.
Cuando no pueden salir de ciertos obstáculos es porque no han concebido en ustedes el espíritu de la simplicidad, el que los llevará a la humildad y a la gratitud eterna.
Aunque estas palabras que hoy les digo, ya las hayan escuchado muchas veces de Mi propia boca, o de San José y del propio Jesús, Yo los invito, queridos hijos, a poner atención en las reglas básicas de la vida del espíritu, porque de lo contrario estarían saltándose las Leyes Universales.
Con todo esto les digo, hijos Míos, que no aspiro a su perfección, sino a su transparencia, a su cordialidad, generosidad y colaboración.
Este mensaje sirve para todos Mis hijos, porque cada uno, según su tiempo, atraviesa su purificación y también el momento de su gran entrega.
Quiero, hijos Míos, que aprendan a vivir como Nosotros, los Sagrados Corazones vivimos hace tanto tiempo atrás aquí en la Tierra, no ostentando nada, no queriendo nada; buscando siempre aprender por medio de la igualdad, de la solidaridad, y sobre todo, de la hermandad.
La humanidad, a través de los últimos tiempos, ha perdido estos principios. Por eso las almas se vuelven arcaicas y rígidas y no consiguen dar sus pasos cuando más necesitan dar esos pasos hacia Dios.
Tenemos la autoridad, hijos Míos, como Sagrados Corazones, de poder disolver todos estos obstáculos en las almas.
Pero, hijos, hijos Míos, ya han aprendido a escucharme, a sentirme y a reconocerme. Saben que es verdad lo que les digo. Cada uno de ustedes sabe lo que debe mejorar y perfeccionar como ofrenda perfecta para los Altares de Dios.
Es de algo profundo de lo que les hablo, no de algo superficial. Lo superficial que puede llegar a suceder en sus vidas, es la consecuencia de lo que sucede dentro de ustedes cuando no están en comunión con el espíritu, ni con el Universo.
Sabemos que el conocimiento ennoblece el espíritu, pero eso no es lo que ustedes ahora necesitan, hijos Míos. Necesitan ennoblecer sus espíritus con la transparencia y la colaboración amorosa para con el semejante, para con el Plan Divino y su importante manifestación en este planeta.
Como Señora del Monte Carmelo, Yo los invito, hijos Míos, aunque no lo crean, a vivir el camino de la redención y de su salvación, porque muchos podrían creer que ya están a salvo, y no lo están.
Hijos Míos, sientan el Corazón de la Madre que pide y que ruega a Dios,por el despertar de Sus hijos, hasta en los simples detalles.
Todo eso hará transformar la Tierra y su humanidad; hará triunfar la Palabra de Dios en ustedes, por medio de los ejemplos del bien y de la lealtad.
Los invito, hijos Míos, a ingresar en esa escuela, que hoy, con todo Mi Amor, Yo les estoy ofreciendo.
Necesito que escuchen Mi Voz, no como siempre la escuchan. Necesito que guarden Mis palabras como llaves que podrán abrir las puertas a su transformación consciente y verdadera.
Hijos, hay una parte que les corresponde a ustedes. Todo deberá comenzar primero en ustedes, para que después el Universo pueda obrar e interceder.
Las almas del mundo, en su mayoría, están perdidas; y ustedes lo saben, porque lo han visto por todos los lugares por donde han pasado junto Conmigo, acompañándome en esta trayectoria de poder cumplir el Plan.
Quisiera que en el día de la Señora del Monte Carmelo, pudieran considerar con sinceridad Mis palabras.
Quisiera que Mi Voz pudiera tocar lo profundo, para que se pudieran sembrar los Dones que necesitan para vivir los próximos pasos en esta transición planetaria.
Quisiera, hijos Míos, que cada uno se viera a sí mismo por un momento, no para atormentarse ni amedrentarse; no para juzgarse ni castigarse. Que cada uno pudiera verse a sí mismo, así como lo ve Dios, así como el Padre los contempla en Su Misericordia y Su Paciencia divina.
Aún, hijos amados, hay mucho por hacer. Necesito que comprendan lo que les pido.
Les he dado la Gracia de estar cerca de Mí, porque es lo que necesitan para estar en el camino del espíritu y en la vivencia del Plan, más allá de cualquier experiencia interior con el Universo o con todo lo que es superior y hasta divino.
Primero debemos comenzar en lo que es simple y necesario. No pueden perder las reglas básicas de la lealtad y de la fraternidad ,eso cierra las puertas a la Divina Providencia. El Universo lo tiene todo para ustedes y para la humanidad.
Si cada uno de ustedes supiera, con total consciencia, qué es lo que debo hacer para llegar a estar ante ustedes en cada nuevo encuentro, de verdad considerarían Mis palabras y rezarían de rodillas para expresar su gratitud a Dios.
La Sierva de Dios y la Madre del Universo se ofrece a Sus hijos incondicionalmente, sin nada a cambio.
Quiero, hijos amados, que puedan crecer, así como Yo crecí, siendo María en la Tierra.
Sé que guardan en sus mundos internos experiencias conocidas y desconocidas; traumas espirituales y también internos. Pero todo puede ser disuelto en la Misericordia de Dios y en la acción de Su Divina Gracia.
No quiero, hijos Míos, que dejen Mi camino.
No quiero, hijos Míos, que estén lejos de Mí, sirviéndome en otras obras.
Hijos, Yo los necesito aquí, cerca de Mi Corazón, de una forma verdadera y no aparente.
A veces siento sus corazones fríos. ¿Por qué son así, si todo lo que Yo les doy es por obra de la Gracia?
Yo solo aspiro a que Mis servidores caminen en la lealtad y que nunca, nunca pierdan la hermandad, porque la hermandad los unificará con la Hermandad del Universo y así, las Divinas Consciencias del Cielo se aproximarán.
La Señora del Monte Carmelo les viene a ofrecer la verdadera consagración, para que las próximas puertas hacia el cumplimiento del Plan, en otras partes del mundo, se puedan abrir.
Esperamos pacientemente y en silencio, en oración, por ese momento.
Aún el mundo espera por más Misericordia y por más ayuda.
Yo los invito a seguir acompañándome por este sendero, que los transformará.
Bendigo a esta alma, y en este día especial, a quien se ha ofrecido como instrumento en Mis Manos, para que más instrumentos en este vasto Universo de Dios, se puedan consagrar a su verdadera tarea y a su verdadera misión.
¡Les agradezco por acompañarme en esta trayectoria divina!
Es todo lo que hoy les quiero decir, y he abierto Mi Corazón para que Me escucharan con sinceridad y amor.
Vengo en nombre de Mi Hijo para darles las gracias por sus súplicas, por medio de la novena que están realizando al Castísimo Corazón de San José.
He venido desde el Cosmos a decirles esto para que sepan que su Madre Celeste está con ustedes, así como está con el mundo, tan necesitado de Amor y de Luz.
Yo vengo a hacer resplandecer sus vidas por medio de la oración, para que se vuelvan columnas de Luz para este mundo y lleven esa Luz al mundo en donde más se necesita, en donde más claman.
Les agradezco por esta novena, porque las puertas se están abriendo y los corazones están consiguiendo ser sinceros.
Por más que no comprendan en profundidad el Propósito de Dios, su Madre Celeste, por medio de Su Amor, les hará comprender todas las cosas con simplicidad y humildad.
Por eso, sigan orando hasta el término de la Novena de San José, para que también el Castísimo Corazón pueda impartir Sus Gracias sobre Europa y África.
Grandes son las necesidades planetarias, muchísimas son las emergencias en estos tiempos.
Les pido, hijos Míos, que sigan orando por la Paz en las naciones, como vienen haciéndolo: semana tras semana, cuenta por cuenta y corazón con corazón, encendiendo esa Luz de Mi Amor en el mundo por medio del poderoso Rosario.
Con todo esto Yo les pido que continúen adelante, para que puedan seguir renovándose a través de los tiempos, a pesar de que cosas gravísimas suceden en el mundo.
Mi confianza, hijos, está en ustedes, en cada momento de oración que ofrecen a Mi Corazón Inmaculado, para que heridas profundas e internas puedan ser disipadas del Corazón de su Madre, y así, del corazón de Sus hijos, que buscan la paz.
Vengo a su encuentro con todas las estrellas del Cosmos. Vengo a visitarlos con grandes Consciencias angélicas para desatar los nudos de estos tiempos, para que las almas encuentren la paz, vivan el espíritu de la solidaridad y de la cooperación con los semejantes, sabiendo que todo podrá ser superado en el Amor. No hay otro camino.
Mientras el mundo no aprenda a amar, no existirá paz. Mientras más se animen a practicar el ejercicio del amor del corazón, mayores posibilidades existirán para que millones de almas aprendan a vivir el camino del Amor.
Por medio de esta escuela de oración que viven Conmigo todos los días, especialmente en la oración por la Paz en las naciones, todas las cuentas que son realizadas y ofrecidas conceden Gracias inexplicables al mundo entero; cosas que tal vez no verán en este tiempo, pero sí verán suceder en el futuro cercano, cuando su Madre Celeste ya no esté más a su lado para visitarlos y solo esté en el Cielo, deseando ardientemente que vivan Mi instrucción, la instrucción de Mi Hijo y la de San José, para que esta Obra continúe adelante, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Mientras tanto, hijos Míos, los invito a seguir amando de verdad, a colocar el amor en práctica en cada detalle, como con cada hermano que se aproxime a sus vidas buscando un poco el amor reparador, buscando un poco el amor curador y consolador, que solo brota de la Fuente del Espíritu Santo y de las almas que se coligan con Él.
La Obra que realizará su Madre Celeste en Europa será importante. Por eso, cada colaboración es imprescindible, por más pequeña que parezca. Pero Yo sé que hay almas que pueden ayudarme más y saben que es verdad lo que les digo.
La Madre de Dios no ostenta riquezas, sino el bien para todos Sus hijos, independientemente de su nación, religión o creencia.
Quiero que aprendan hijos Míos, junto a Mí, que todos pueden ser uno, porque alcanzando esa unidad espiritual, Dios estará en ustedes y ustedes estarán en Dios viviendo en Su Reino; a pesar de los acontecimientos de estos tiempos, de las purificaciones o de las pruebas.
Yo los invito todos los días a ser parte de la Gran Hermandad, la Gran Hermandad que está en el Cielo y también aquellos que están en el interior del planeta y que con su silencio llevan adelante grandes Obras en el mundo por la liberación del planeta y de la humanidad, por la redención de los corazones, por la Paz en todos los pueblos.
Yo los invito todos los días a coligarse a esa gran Hermandad y a seguir encendiendo en sus pechos la Estrella Confederada, la cual los llevará por el camino de la Luz, de la ascensión y del bien.
Leyes muy profundas y desconocidas del Universo podrán transformar sus vidas y las vidas de sus hermanos y ya no será necesario, hijos Míos, sufrir. Quiero que el dolor y el sufrimiento terminen en el mundo. Quiero que las almas conozcan la verdadera alegría de servir a Dios. Lo que Yo llamo “felicidad espiritual”, que no está en este mundo sino en el Universo, en la Vida Universal y en el Conocimiento; en la fe, en el servicio y principalmente, en la gratitud.
Quiero llevarlos, queridos hijos, al Reino de Dios todos los días, para que ustedes se animen a traer el Reino de Dios a la Tierra y muchas, muchas más cosas en el mundo sigan transformándose.
Este es el deseo ardiente de su Madre Celestial, de su Madre humilde y servicial, incansable y eterna, que viene a llamar a Sus hijos a través de los tiempos para que más vidas despierten hacia su verdadera vida espiritual.
Mientras esto no suceda, Yo seguiré viniendo al mundo. Yo seguiré impulsando el despertar de las consciencias, respondiendo al pedido de Cristo y del Padre Celestial; con ustedes y en ustedes. Yo podré, como Madre, hacer muchas cosas más.
Aún hay mucho por hacer, hijos Míos. Hay mucho por materializar y expresar dentro de esta Obra de Amor y de Redención planetaria que recorre el mundo y las naciones, solo para sembrar la Paz y la esperanza.
Hoy traigo el Rayo de la esperanza al mundo, para que las almas lo puedan reconocer y vivir. Sabiendo que cada uno de Mis hijos tiene tantas virtudes y dones para servir a Dios, para poder despertar y reconocer en sí lo que ni siquiera las almas saben completamente.
Por eso, Yo los vengo a impulsar y a motivar, al despertar sus talentos, virtudes y dones. Porque Cristo vendrá a llamarlos y les pedirá sus virtudes y talentos, así como todos sus dones, para que estén al servicio de Él en el momento de Su gran Retorno al mundo.
Ustedes, hijos Míos, son llamados como su Madre Celestial, a ser mediadores del corazón y de la palabra; a buscar en todas las cosas y en todos sus hermanos el espíritu del bien; a ver el bien en sus hermanos y no el mal; lo que es positivo, radiante y elevado en cada consciencia que guarda en sí el Cristo interno.
Promuevan en este tiempo el despertar del Cristo interior y el planeta será repoblado de sublimes energías divinas, que serán atraídas por los hijos de Dios, no solo como columnas de Luz, sino también como espejos de Su Divina Consciencia.
Los invito, hijos Míos, a recrear juntos este planeta y esta humanidad. A re-enseñar el camino del amor y del servicio por medio de las misiones humanitarias, de las peregrinaciones, de las corales, de todo lo que pueda expresar el Amor de Dios en el mundo.
Por eso, esta Obra es para todos y es más amplia de lo que parece y de lo que es. Ustedes, hijos Míos, tienen la llave de Mi confianza para poder hacerlo, siguiendo los pasos de la Jerarquía Espiritual en la obediencia y en el bien, para que todo se mantenga en su camino así como Yo espero ardientemente que se cumpla.
Vengo a agradecerles en esta noche, por su colaboración amorosa, a todos aquellos que están gestando por medio de la oración y de la colaboración, la próxima misión de paz en Europa y África.
Ni siquiera saben, hijos Míos, todo lo que sucederá en ese continente y todo lo que los Mensajeros Divinos harán en cada nación que visitarán, así como en cada lugar al que irán para sembrar la Paz y la Misericordia que ustedes han tenido la Gracia de conocer en los últimos tiempos.
Los invito, por medio de la colaboración y de la construcción de esta próxima misión, a seguir siendo orantes y misericordiosos con los que son más ignorantes, que están distraídos y muy ilusionados con todo lo que les ofrece el mundo.
Todo lo que hagan en la Tierra también lo estarán construyendo en el Cielo. En el último día de sus vidas sabrán y tomarán consciencia de todo lo que hicieron por amor a Dios.
Todo lo que tejen en la Tierra también lo tejerán en el Cielo, y el Universo tendrá memoria de sus acciones y de sus obras de bien por la humanidad.
Hoy Me elevaré al Cielo en profunda tranquilidad, sabiendo que Mis hijos han comprendido, más allá de las palabras, el llamado del Cielo.
Sean propagadores del bien que hoy les traigo, para que el planeta sea colmado de Luz y de Misericordia, hasta que los Mensajeros Divinos terminen de cumplir Su Misión en la humanidad.
En esta noche, quiero que sus corazones, hijos Míos, sean revestidos de esperanza para que la cura se establezca en la humanidad, el bien llegue a muchas más vidas en el mundo y sean tocadas por la Gracia de Dios, por Su Misericordia Infinita.
Vengo a traer la Paz, no solo al Brasil, sino también al mundo. Este encuentro ha ayudado para que eso suceda.
En el Amor y el Bien, Yo los bendigo.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Que este lugar siempre se revista de esperanza, para que la esperanza transforme al mundo y todas las consciencias sean tocadas por el Rayo de la Esperanza de Dios.
¡Les agradezco!
Yo vengo de un lugar del Universo en donde reina la paz, existe el amor y el bien, en donde todos se entienden, en donde todo se comprende, en donde no existe obstáculo ni incomprensión.
Yo provengo desde ese lugar y traigo para el mundo el Reino de Dios, para que más hijos ingresen en Él y se sientan partícipes de la Comunión con Cristo.
Yo vengo de ese lugar para demostrar al mundo que es posible vivir en un nuevo estado, vivir dentro de una consciencia verdadera que todo incluye, que todo comprende y que todo pacifica.
Vengo a traer al mundo la realidad espiritual que aún muchos no quieren ver y que a través de Mi Corazón, Yo la muestro todos los días para que puedan estar en la verdad, para que puedan estar sumergidos en el amor y sobre todo, en hermandad.
En ese lugar existe la sabiduría y el entendimiento, la ciencia y todo lo creado.
Yo vengo a traerles, desde ese lugar, lo que necesitan ver y comprender, no con la mente, sino con el sentimiento del corazón profundo, del corazón que palpita en Dios y que todo lo sabe.
Necesito, queridos hijos, que sepan que es necesario entrar en ese estado para estos tiempos que llegarán. Aún hay mucho por hacer y aún se debe seguir trabajando la unidad inquebrantable entre los seres. Eso permitirá que la Obra se realice. Eso permitirá que todo se lleve adelante y que los pasos de los discípulos sean dados en dirección al Camino del Propósito.
No necesito que comprendan las cosas desde una forma material, sino que necesito que comprendan lo que Dios quiere de una forma espiritual. Eso, cada día más, los hará verdaderos y por medio de la Gracia podrán recibir la sabiduría para comprenderlo todo.
Los tiempos que llegan exigirán muchos cambios y las almas aún no saben vivir los cambios, porque nunca estuvieron en este tiempo.
Esta es la primera escuela que están viviendo. Esta es la primera realidad que están atravesando en este ciclo. Por eso, los necesito dentro de ese estado de unidad para que todo lo puedan comprender y no existan obstáculos.
Abran las puertas para los nuevos tiempos, porque ellos llegarán con mucha fuerza y poder.
Los nuevos tiempos vendrán a cambiarlo todo, dentro y fuera de los seres.
Los nuevos tiempos vendrán a modificarlo todo, dentro y fuera de los seres y nada quedará sin ser removido. Por eso, vivan con valentía los tiempos que llegarán y estarán dentro del Propósito de la parte que les corresponde realizar en ese ciclo, en esta humanidad y en este planeta.
Yo vengo a reforzar en ustedes la Sagrada Unidad, el Principio verdadero que nunca debe faltar en sus corazones, ni tampoco en sus vidas. Eso, algún día los hará libres, podrán caminar libres, no sentirán resistencias ni ataduras; porque la propia Unidad Divina los librará, la propia Unidad Divina los conducirá al camino de la realización del Plan.
Reciban entonces, queridos hijos, esta llave fundamental para estos tiempos; aunque ya la hayamos repetido muchas veces, deben recordarla. El Señor necesita que eso nunca se borre dentro de ustedes y entre sus hermanos de camino.
La Sagrada Unidad de Dios permitirá vencer al mal. Permitirá desterrar los infiernos de la Tierra, sobre todo aquellos que viven dentro de algunas consciencias de forma permanente.
La Sagrada Unidad de Dios les traerá la cura, la comprensión y sobre todo, la reconciliación entre sus seres.
Abracen esta unidad, porque ella los fortalecerá. Vivan la unidad todo el tiempo y así todo se cumplirá como está escrito. Nada será alterado por nadie.
Abran sus ojos y observen hacia el firmamento, el nuevo tiempo está llegando antes del Retorno de Mi Hijo.
Lo que Yo les entrego en este tiempo son las bases para ese esperado retorno. Son los requisitos fundamentales y espirituales para que estén preparados y no estén ausentes cuando Mi Hijo retorne.Necesitan recibir estos impulsos con la verdadera transparencia del corazón, sabiendo que aún están viviendo la transformación y el cambio en estos tiempos difíciles, sabiendo que aún están enfrentando verdades de ustedes mismos que aún desconocen profundamente.
Pero Yo vengo a traerles la cura maternal para todas esas cosas, para que puedan sumergirse en la Divina Unidad de Dios. Eso los llevará a estar a la altura de los acontecimientos. Eso los llevará a estar al alcance del Propósito Divino y todo dejará de ser un misterio, porque todo será develado.
Los Tesoros de Dios estarán al alcance de las almas. Las Sagradas Herramientas del Padre estarán al alcance de las almas y todos las conocerán para poder proteger este planeta, para saber salvaguardarlo de todos los asedios que vivirá en el próximo ciclo, como los vive hoy.
Por eso, la formación de sus espíritus es importante. La purificación de sus almas es importante. La transparencia entre sus corazones y vidas es muy importante.
No pueden dejar nada para atrás sin resolver.
No hay tiempo que perder, queridos hijos. Es hora de que abran su corazón al cambio. Es hora de que sientan en su interno el Llamado de Dios.
Cada uno debe cumplir su virtud, su don, su talento y su linaje.
Cada uno de ustedes debe ser el espejo de Dios sobre la Tierra, que pueda reflejar lo que Dios necesita para estos tiempos.
Vivan la base de la oración todos los días como algo imprescindible. Nunca se olviden de orar, porque si dejan de orar les faltará entendimiento, les faltará sabiduría y no tendrán dirección ni guía interior cuando nosotros ya no estemos entre ustedes.
Deben representar sobre la Tierra las chispas sagradas de los Mensajeros Divinos. Deben ser esos espejos internos sobre los Centros Marianos, para que muchos más puedan sentir en su interior lo que ustedes una vez sintieron cuando despertaron a nuestra convocatoria.
Es hora de asumir este Plan de una forma definitiva. Es hora de estar entero para todo lo que hay que hacer. Es hora de salir de sí. Es hora de dejar de estar en sí mismo´porque ya es hora, hijos, de estar en los otros, en los que más necesitan, en los que más buscan a Dios y no saben encontrarlo.
Yo necesito que sean extensiones de Mi Rosario en la Tierra. Que no solo sean flores en Mi Jardín Celestial, sino también que sean esa cuenta de luz, esa gota de luz, ese espejo que todo ilumina.
Siéntanse hermanados. Siéntanse unificados, como nuestros sagrados corazones se sienten todo el tiempo.
Venimos a traerles una realidad celestial que aún no podrán comprender en esta vida, sino en la próxima.
Venimos a traerles un estado divino de consciencia que aún no alcanzarán sino en el próximo tiempo. Mientras tanto, queridos hijos, es posible contactarlo por medio de la oración y de la unión con nuestros Sagrados Corazones.
Ya estamos llegando en la etapa final de este trabajo. Ya estamos concluyendo con ustedes todo lo que deberíamos hacer.
Estamos en los últimos tiempos de la Obra, antes de que la Obra pueda despuntar a un estado más grande de consciencia.
No necesito, queridos hijos, que comprendan todo lo que les digo, porque es parte de una Sabiduría Divina e interna que viene gestándose desde los planos superiores.
Aún el ser humano no podrá comprenderlo todo. La vida y el Universo inmaterial aún es muy desconocido. Pero ustedes tienen la posibilidad de aproximarse a Él, de estar en comunión con la verdadera existencia, con la Consciencia Única, con Dios.
En este último tiempo, todo se desencadenará. No deben temer por lo que sucederá, sino por lo que aún no están haciendo.
Trabajen incansablemente esa unidad interior entre sus hermanos y así darán paso a que todo pueda suceder como está escrito.
No quisiera que sus corazones estuvieran desorientados.
No quisiera que sus pies estuvieran fuera del Camino de Cristo, sino que aún estuvieran más adentro, dentro de Su Corazón de Amor y de Luz, recibiendo Su Sabiduría, recibiendo Su Misericordia, recibiendo Su Entendimiento y Su Comprensión.
Ahora sí les pido, hijos, dejen para atrás la indiferencia y ábranse a la unificación de sus seres y de sus consciencias.
El Señor necesita que este camino termine de ser construido por ustedes mismos, por su donación, por su ofrenda.
Es hora de que encuentren el camino de la Verdad dentro de ustedes, y así, dentro de ustedes encontrarán el Reino de Dios.
He esperado que pasara esta peregrinación por Perú y Ecuador para que estuvieran más fortalecidos para poder escuchar Mis Palabras, que ya son las últimas para estos tiempos: la última parte del Verbo Divino que se expresa en la Tierra para todas las almas.
Es la Fuente del Amor que llega a todos los corazones para que despierten y sientan a Dios en su interior.
Yo necesito que estén Conmigo incondicionalmente. Y ese es el testimonio más simple y verdadero para demostrar a Dios que es posible la concreción de Su Plan Divino en esta humanidad.
Llegará un momento en que podrán tener dudas o incomprensiones, pero no se dejen atormentar.
Mi enemigo no descansa ni un segundo. Sean inteligentes queridos hijos, vénzanlo con la oración del corazón, con la Adoración ardiente al Corazón Eucarístico de Mi Hijo y sobre todo, con la unidad entre sus consciencias.
Yo deseo que el mundo aprenda de su ejemplo de fraternidad y de hermandad.
Lo que aquí sucede, queridos hijos, no sucede en ningún lugar del mundo, con ningún otro grupo de almas.
Necesito que comprendan que lo que viven es único e irrepetible.
Es hora de dar un paso en la madurez del corazón y de la consciencia, no buscando respuestas en donde no existen.
Aspiren ardientemente a unificarlo todo, porque así Mi Hijo se unificará en ustedes y se cumplirá la Voluntad.
Yo los bendigo para el encuentro que vivirán en estos días, en donde este Proyecto ya deberá estar realizado; primero, en sus consciencias para después ser realizado en el mundo.
La Gracia de Dios debe llegar a todos y primero debe ser concebida en ustedes, para que después sea concebida en el mundo que sufre y que padece todos los días.
Yo Soy la Madre de la Gracia, la Madre de la Reconciliación, la Madre de la Sagrada Unidad.
Les agradezco por responder a Mi Llamado, ahora y siempre, y por los días que vendrán.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Yo Soy la Madre y Misionera Confederada. Soy la Señora de los Treinta y Tres.
Hoy vengo a su encuentro para anunciar a este pueblo Mi más especial petición, de que algún día se cumpla la Voluntad de Dios en toda esta nación y en todos los que la representen en el mundo, los que algún día espero que sean embajadores de la paz.
Uruguay tiene una misión importante que no puede omitir y es responsabilidad de todos Mis hijos, sobre todo de los dirigentes de esta nación, que ese propósito se cumpla.
Como sabemos hijos Míos, ese propósito fue alterado por la mano del hombre, pero no descansaré, porque de a poco y silenciosamente, su Madre Celeste y Señora de los Treinta y tres, hará consagrar esta nación a Su Propósito espiritual y divino.
El Cono Sur fue escogido para una gran misión y a Uruguay le corresponde una gran parte.
No es por acaso, queridos hijos, que Aurora se guarda aquí y desde aquí revela sus misterios.
Necesito que comprendan, hijos míos, cuán importante es ese propósito para Dios en este tiempo.
Por eso Soy su Madre Misionera y Confederada, porque en el Uruguay se debe alcanzar la confraternidad y esa confraternidad les hará libres de todos sus errores cometidos, de todos los débitos ocasionados, en este país y en este pueblo.
Vengo aquí para traerles un mensaje renovador, un nuevo Principio que debe ser gestado en la consciencia humana de los uruguayos. Eso les permitirá comprender con profundidad la Voluntad de Dios y a medida que sus pasos sean dados en dirección al Propósito, el país será más consciente de lo que debe curar, de lo que debe redimir, en lo que debe hacer penitencia y sobre todo, reparar ante nuestro Creador.
Ya que el propósito de Uruguay fue alterado, aún hay tiempo, querido hijos, por medio de su consagración a la Señora de los Treinta y tres; existe una chance definitiva que lleve a todo su pueblo a un gran despertar y a una gran redención.
Deseo, como Señora de este pueblo, retirar a este pueblo de su profunda somnolencia, de su profunda ilusión e indiferencia. En verdad les digo, queridos hijos, dependerá del esfuerzo de muy pocos, para que la gran misión se cumpla en este país.
No dejen de gestar en este pueblo los grupos de oración, los verdaderos grupos de oración que su Madre Celeste necesita para este tiempo. Que su compromiso no sea tibio sino verdadero, determinado y firme, para que Yo les pueda encomendar nuevos designios que el Padre Me ha dictado en Mi Corazón. Eso hará de Uruguay un país verdadero y consciente de sus responsabilidades y cometidos, buscando por encima de todo la igualdad espiritual y la comprensión entre las religiones .
Cuando digo que los grupos de oración deben ser verdaderos, es porque el compromiso debe ser más firme y verdadero y no casual. Eso hará del Uruguay un verdadero espejo de luz, que pueda reflejar lo que tanto Dios espera derramar sobre este país.
Este mismo Principio del cual hoy les hablo, queridos hijos, es el mismo diseño y es el mismo Propósito para otras naciones del mundo, que también deben redimir sus errores y abrir las puertas para el Sagrado Conocimiento Divino, que no vendrá de la mente de los hombres sino de los corazones puros, que por medio de la oración y de la comunión con Cristo, recibirán del Cielo los impulsos de luz que harán de esta tierra libre, finalmente libre.
Quiero retirar de la consciencia de los uruguayos la esclavitud espiritual permanente, un estado de consciencia en la cual se encuentra que es casi imperceptible, que la hipnotiza, que la hace inerte y que no le permite dar los pasos verdaderos hacia la Luz .
Hasta que la Aurora de Mi Corazón no sea reconocida, el pueblo permanecerá en sus errores y será el sacrificio de muy pocos, la transmutación de los mismos.
Necesito, hijos Míos, que con la apertura de nuevos grupos de oración en el Uruguay, una nueva consciencia se geste en el corazón de Mis hijos, para que más consciencias de este país reconozcan definitivamente la Voluntad de Dios; que hagan de este pueblo, el verdadero pueblo que fue en sus orígenes, desde la consciencia indígena hasta los primeros pobladores que vivían la Voluntad de Dios y la advocación a la Señora de los Treinta y Tres.
Si Yo fui la Patrona que independizó a su pueblo. ¿Qué podría hacer ahora, queridos hijos, si los corazones de los uruguayos Me recibieran en sus hogares y en sus familias y vivieran con devoción, con mucha fe, la consagración a la Señora de los Treinta yTres, la Santa Faz que los llevará a comprender Mi presencia en Aurora?
Aquí hay muchos misioneros que están dormidos. Por eso, Soy la Misionera Confederada que viene a despertar a los que están en la somnolencia, a los que aún no han encontrado el camino de la Luz y de la Verdad.
Dios ha entregado esa Faz de la Señora de los Treinta y Tres para este pueblo, por Su gran e importante misión para el fin de estos tiempos, así como también el Padre ha revelado otras faces de Mi Corazón para otros pueblos, que es lo que necesitan para vivir su misión espiritual como nación y como pueblo. En verdad les digo que todo tiene un sentido espiritual.
La Señora de los Treinta y Tres desea que cumplan las promesas que una vez les dicté, hace algunos años, y que también cumplan los pedidos que Yo les he dictado, también hace algún tiempo. Aún estoy esperando por ello.
Cuando esos pedidos se cumplan, con todo el esfuerzo del corazón y de la vida, Uruguay tendrá nuevas oportunidades de poder despertar a todo lo que ha hecho, a los cometidos realizados, que han interferido en la evolución de esta parte de la humanidad .
Mientras eso no suceda, el sueño aún será muy profundo y difícil será el despertar y la inercia de este pueblo. Por eso entre los pocos que he llamado realizaré las grandes obras, así como Jesús llamó a los apóstoles para dar a conocer Su Evangelio al mundo entero, con muy pocos.
Necesito, queridos hijos, que no se aflijan por todo lo que hoy les digo. Soy la Señora de los Treinta y Tres y si hoy estoy aquí, es por una misión y un objetivo.
Vivan los tiempos de madurez como así Dios lo necesita y podrán apartarse definitivamente de la tibieza. Sus corazones estarán firmes y podrán cruzar las puertas que la Señora de los Treinta yTres abrirá, como última instancia para el Uruguay.
Por eso, Mi Obra primero se fortalecerá en el mundo entero antes que en el Uruguay, porque en verdad les digo, queridos hijos, que gran parte de los uruguayos se darán cuenta tarde de todo lo que han perdido.
Necesito que sean Mis embajadores de la paz por todos los rincones de este país y que se unan en un mismo propósito, en una misma sintonía, haciendo los esfuerzos necesarios para hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón en el Uruguay.
Aún espero seguir siendo la Patrona de su país, porque Yo no espero, queridos hijos, aunque muchos lo piensen, ser sustituida por otros ídolos que el propio país ha concebido como verdaderos, como parte de su irreal libertad.
Con ojos de misericordia miro este país, porque Dios Me ha enviado desde el Universo para descender sobre estas tierras, en este lugar lejano, en donde aparentemente nada sucede y nadie escucha Mi Voz. Pero en verdad es todo lo contrario. La Señora de los Treinta y Tres, la Madre y Señora Confederada, trabaja silenciosamente para que los corazones de este país sean arrebatados por el Amor de Mi Corazón, por la Gracia de Mi Espíritu, por la Santidad de Mi Alma.
El Uruguay deberá ser reconstruido muchas veces, hasta que las consciencias definan su camino.
Nadie estará libre del Juicio universal. Sabemos que ese tiempo se aproxima y que esa hora se acerca. Hagan oración y penitencia por los que no lo hacen en el Uruguay, por aquellos que transgreden la vida con los abortos y no saben lo que están haciendo, cuánto están hiriendo a la Creación con esa actitud y perversión humana.
Oren y hagan penitencia por los que aceptaron los ídolos de este mundo y de los que fragilizan a las almas y que hacen perder a los corazones el camino de la Luz.
Pero al fin de todo Mi Inmaculado Corazón triunfará y los que no pueden estar en la Nueva Tierra, estarán en otro lugar, viviendo desde el principio todos estos códigos que Yo les derramo, encuentro tras encuentro. Esas almas deberán aprender a ser merecedoras de la Misericordia de Dios, pero no descansaré. Su Madre y Misionera Confederada irá hasta el final para poder salvar la mayor cantidad de almas del Uruguay, antes de que todo se sumerja.
Pero si en verdad existiera un cambio radical, aceptando la Voluntad de Dios y viviendo un verdadero arrepentimiento, la mayoría no sufrirá las propias consecuencias de sus acciones y así, Mi Inmaculado Corazón intercederá, como intercedió una vez en Fátima por toda Europa, para que ella alcanzara un tiempo inexplicable de paz, aunque no la mereciera.
Cuando Yo ya no esté aquí entre ustedes, hijos Míos, deberán tener todas estas cosas presentes y claras, para que Mis Palabras no se las lleve el viento, sino que se siembren en sus corazones como códigos de vida, mostrando a Dios verdaderas acciones que quieran reconstruir su pueblo y su nación.
No teman decir al mundo que Yo estoy aquí. Imiten a los santos en ese camino de apostolado y de evangelización.
También estoy rezando, hijos Míos, por los obispos y los sacerdotes de su pueblo, para que algún día también alcancen el arrepentimiento y tomen consciencia de que aquí no he venido en vano.
Para testimoniar al mundo esta Obra de Misericordia, hoy consagraré nuevos Hijos de María, que representan a muchas naciones más en el mundo, que también serán precursores de la Obra de la Misericordia de Dios, por medio de su fidelidad, oración y fe.
Que vengan aquí.
Mientras los instrumentos tocan la melodía de su consagración, su Madre Celeste los bendecirá en esta noche y bendiciéndolos a todos ustedes, también bendecirá a este pueblo, para que viva el arquetipo de Dios; el Propósito Divino que algún día debe vivirse en los corazones de todos los uruguayos.
Hoy, la Madre y Señora de esta nación, la Señora de los Treinta y Tres, la Madre y Misionera Confederada, bendice sus espíritus, los espíritus de todos sus hermanos que alcancen el Propósito de Dios de forma verdadera y simple, viviendo acciones de caridad y de misericordia para con el mundo, actos de reconciliación y de paz entre todos los seres de la Tierra.
Hoy sus ángeles de la Guarda celebran este momento, y sus ángeles de la Guarda reciben en sus manos sus sagrados y verdaderos nombres para que su misión espiritual, hijos míos, se pueda concretar y realizar dentro de esta confraternidad, que Mi Corazón gesta entre todos los misioneros del mundo.
Que el espíritu de la hermandad los compenetre, los colme y les traiga a sus corazones el símbolo de la Unidad, para que la reconciliación en sus mundos internos se establezca, las faltas sean perdonadas, las heridas sean cicatrizadas y en sus corazones se encienda la Estrella de la Hermandad, aquella Estrella que repoblará la Tierra de seres de bondad y de luz, viviendo en unión con todo el Universo.
Los bendigo y los consagro como hijos y siervos de Mi Inmaculado Corazón. Que este paso que hoy dan sus vidas, sea el impulso para dar muchos pasos más en esta caminata al encuentro de Nuestro Señor Jesucristo, Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Me elevo al Cielo implorando por el Uruguay, para que despierte a la Verdad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy consagro esta tierra, promesa de Dios y de Su Divino Reino.
Hoy consagro sus corazones, proyecto de Cristo, el Redentor.
Hoy coloco a Mis hijos de Chile en Mis brazos, proyecto de Mi maternal Amor.
Por todo esto, queridos hijos, hoy les presento el Plan del Creador para esta parte del mundo, para esta nación que debe realizar la más infinita aspiración de Dios que proviene de Su Corazón Santísimo, proyecto que se cumplirá con la ayuda de cada uno de ustedes.
Hoy un nuevo horizonte se vislumbra ante sus consciencias. Una puerta hacia el pasado se cierra y otra puerta se abre al Cielo para que reconozcan sus orígenes, su misión personal, su compromiso con Cristo.
Las entrañas más profundas son curadas por Mi Corazón y por la fuerza del Amor de Dios, proveniente de Su Fuente purísima, castísima e inmaculada.
Hoy es esto lo que les traigo, queridos hijos. Desde lo más infinito del universo hasta lo más grandioso de este planeta es bañado por la Luz de Dios, por Su Fuente inmaterial que trae nuevos principios para los corazones de esta nación y para el mundo.
Aquí, hoy en Santiago, su Madre Celeste finaliza una etapa y comienza una nueva, en compañía de sus corazones que han dado el voto de confirmación en esta noche de consagración y de paz.
Contaré con sus manos para llevar a Chile el servicio, la oración, la instrucción y también la cura.
Contaré con sus pies para que, a través de ustedes, queridos hijos, Yo pueda peregrinar por este pueblo cumpliendo con la ardiente aspiración de Mi Hijo de tornar a esta nación una patria beata.
Por eso, queridos hijos, con este pequeño paso que hoy dan sus corazones, el más precioso Proyecto de Dios desciende sobre sus consciencias como una Gracia y trae para sus vidas, en este momento, la fuerza del Espíritu renovador que todo lo transforma y lo cura, la fuerza de Mi Espíritu Santo, para que sus vidas, unidas a Mi Hijo, comiencen el camino de apostolado que Yo los animo a vivir en el fin de estos tiempos.
Desde esa Fuente Mayor hoy provengo, desde la Fuente Inmaterial purísima y castísima traigo lo desconocido para sus seres, lo que al final de estos tiempos, por medio de su oración y de su caridad, se volverá visible, consciente y disponible para cada uno de ustedes.
Los Misterios de Dios, dejarán de ser misterios. Serán enseñanzas, impulsos de luz, formas de renovar sus corazones, día a día.
Por eso, les digo, queridos hijos, que no están solos en esta noche. Su Madre Celeste, ante el Padre Celestial y ante Su amadísimo Hijo, se ha comprometido a acompañarlos. Así como ustedes se han comprometido Conmigo, en esta noche, a acompañarme en esta nueva caminata de volver a este pueblo, un pueblo de redención, de amor y de luz, para que recupere sus valores sagrados que fueron inspirados en los pueblos originarios, para que recupere la dignidad espiritual de poder sentirse hijo de Dios como nación y como raza.
Por eso, querido hijos, que hoy celebren sus corazones, que hoy sus amarguras desaparezcan, que sus corazones puedan pulsar como pulsa el Mío en esta gran emanación de Amor que Yo les traigo desde la Fuente para tornar sus vidas, vidas dentro de la Divinidad, dentro del Padre, dentro de Su Proyecto de Amor.
Quisiera que sintieran sus espíritus libres para poder caminar en paz, sabiendo que están dando los pasos seguros hacia esta nueva realidad, hacia esta nueva misión que Mi Corazón hoy les trae, que Mis manos hoy les dona con un maternal Amor a cada uno de sus corazones.
Que despunten los soles de sus seres y que esta tierra sea redimida por la estrella de sus corazones, que hoy vuelve a brillar en el Amor de Cristo, Nuestro Señor.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
En esta noche, hijos Míos, los invito a renovar su compromiso Conmigo y también a renovar su fe para que, de esta forma, preparen el Retorno de Mi Hijo a este mundo y que Él encuentre, en sus corazones, un refugio y una esperanza.
El mundo está distante de Dios y la humanidad ya no cree en el Retorno de Cristo. Pero Yo vengo en esta noche, hijos, a demostrarle a la humanidad, a través del testimonio de sus vidas y de la renovación de su fe, que su Señor y Rey ya retorna en Espíritu a la cuna de América y colocará Sus Pies, con toda Su Divinidad y esplendor, en el suelo de esta Tierra.
Para eso, quiero que preparen sus corazones con la fe y con la esperanza, con la confianza absoluta en Mi Inmaculado Corazón; porque, a pesar de todas las pruebas que la humanidad vivirá y que Yo ya les anuncié, el Hijo de Dios retornará al mundo y será cuando el tiempo de esta Tierra se una a la eternidad y disuelva el caos y los conflictos de esta Tierra, para dar lugar al Reino de Su Amor, de Su Misericordia y de Su Paz.
Hoy, hijos Míos, vengo a establecer este Reino dentro de ustedes, porque Me abrieron las puertas de sus corazones. Dejen que ese Reino se expanda, los transforme y los convierta todos los días en verdaderos proyectos divinos, en los cuales las promesas de Dios se cumplen y Su perfección se manifiesta.
Así, hijos Míos, la Voluntad Divina se extenderá por este planeta y el Oriente también verá nacer en esta tierra, en el corazón de América, una nueva oportunidad, una nueva vida.
Hijos, verán el caos de este mundo, verán este mundo temblar; pero hoy, vengo para fortalecer su fe y la alegría de sus corazones.
Hoy, Mis ojos de Madre y Peregrina contemplan sus corazones con gran alegría, porque veo soldados redimidos que vencen la batalla del final de los tiempos, con las rodillas en el suelo, con la frente en el suelo, clamando al Padre por Su Misericordia, por Su Perdón y por la redención de este planeta.
Hoy, también vengo especialmente a pedirles por los Reinos de la Naturaleza, para que comprendan, hijos, que este país, como todos los países del mundo, no solo guarda enormes bellezas para que sean contempladas por el corazón del hombre. Tamaña belleza, hijos, sustenta a este mundo con una entrega que la humanidad aún no comprende.
Si permiten que los Reinos sean ultrajados y poco a poco desaparezcan de este mundo, como esencia y como espíritu, no permitirán que la Tierra se sustente y que cumpla con su misión.
Especialmente en esta nación tan amada, vengo a pedirles que oren por los Reinos y que, en sus grupos de oración, tomen consciencia del sufrimiento silencioso que padecen los Reinos de la Naturaleza por la indiferencia de la humanidad, por el ultraje y por todos los pecados que no solo están en el corazón humano, sino que también se extienden, como consecuencia, a Mis pequeños Reinos de la Naturaleza.
Hoy, hijos, sientan la alegría de Mi Corazón, el infinito Amor que traigo de Mi Reino Celestial y déjense inspirar para ser otros y, con un impulso aún mayor, llevar la buena nueva de la Presencia de Dios en la Tierra con palabras, con oraciones; pero sobre todo con los ejemplos de sus vidas.
Demuestren al mundo y a esta nación que son otros después de estar en la Presencia de su Madre Divina; porque hoy Yo les traigo la redención de sus espíritus, la Misericordia de Cristo, para que se renueven y expresen, finalmente, este amor superior que habita en sus esencias, este amor único que vengo a despertar con Mi infinito Amor Divino.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Respondiendo a esta convocatoria celestial, vean nacer en sus corazones la Estrella de Mi Confederación Celestial.
Y en esta tarde, en esta noche de Gracias, siéntanse parte de una infinita legión de amor que trabaja por la paz, el bien y el despertar de todos los universos.
Que sus seres más profundos, sus espíritus desconocidos en esta vida material, se vuelvan a erguir y a mirar firmemente hacia el universo para volver a encontrar esta comunión interna con la Gran Hermandad.
Ahora, queridos hijos, que sus corazones fueron trabajados y ya están prontos para poder comenzar con nuevos pasos en esta caminata de luz, en esta caminata apostólica que Yo los invito a vivir, Yo los consagraré con el Agua de Vida, con el agua que proviene de la Fuente que se materializó en esta Tierra por medio del agua como un elemento sagrado para la cura, la redención y la consagración de esta humanidad.
Tráiganme aquí agua para bendecir.
“Deposita, Señor, Tus Manos sobre este elemento que Tú has creado para las criaturas de este mundo, a fin de que sean lavadas, purificadas y redimidas por el Espíritu consolador de Tu Sagrado Corazón.
Deposita aquí, por medio de este elemento, los sagrados dones de Tu Hijo para que, en este importante Sacramento, con la esencia de la vida infinita, todas las almas de Chile reencuentren su pureza original. Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestra Señora, vamos a pedir que los Hijos de María se coloquen de pie para recibir esta bendición que está proporcionando Nuestra Divina Madre.
Pueden traer aquí más agua, porque también bendeciré a todos, queridos hijos, no solo a los que hoy se consagrarán; porque a través de sus almas, de las almas que hoy están presente, estoy tejiendo Mi Manto Celestial, por medio de sus esencias, en esta nación y en todo su pueblo.
También bendeciré, queridos hijos, estos elementos sagrados que han traído a los pies de Mi altar, como también estas intenciones que han llegado de otras naciones del mundo, las que guardaré con el mayor amor en Mi Corazón maternal, para pedir por cada una de ellas, a fin de que más hijos Míos en el mundo alcancen la cura y la liberación.
Que también estas flores, a los pies de este altar que hacen resurgir el espíritu de este pueblo, sean bendecidas por el Amor de Mi Corazón, a fin de que las almas reencuentren el Amor Superior. Amén.
Hoy bendigo a los hijos que se consagran a Mi Inmaculado Corazón y que provienen de esta tierra, que está cicatrizando sus heridas y que está resurgiendo al verdadero Amor, que Yo los invito a vivir y practicar todos los días, teniendo como base, como impulso y como despertar, a Mi Inmaculado Corazón.
Yo los consagro, en este nuevo apostolado que vivirán junto Conmigo, para que se consagre esta tierra como la patria que Dios espera ver manifestarse en este tiempo final.
Los bendigo con el Amor de Mi Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y Mis pies seguirán caminando por este pueblo. Yo los convido a que Me acompañen, en los próximos encuentros, para que más almas sean congregadas en el amor. Y ustedes, a partir de ahora, hijos Míos, sean instrumentos de Mi Corazón Inmaculado para que más estrellas se enciendan en esta nación y colmen este firmamento de seres redimidos.
Que así sea.
Siempre los amo, los amo eternamente. Y por este encuentro que ha sido realizado en nombre de la Gracia, Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Canten con sus corazones para que Dios los pueda escuchar y así se establezca Su Reino Celestial por encima de todas las cosas.
Amén.
Canción: “Mirarte a Ti”.
Canción: Hijos del mar (en portugués).
Mis amados hijos:
Hoy he venido aquí, en este día, para elevar a través de sus oraciones a todos los que necesitan de la Luz y del Amor de Dios. Amor que está siendo olvidado por el mundo, porque el reino de la oscuridad está presente y solo el Amor lo puede vencer cuando esté en sus corazones todo el tiempo.
Después de estos días vividos Conmigo, en los que compartieron la Verdad, el Sagrado Conocimiento de Dios, Yo vengo a activar definitivamente el espejo sagrado de sus corazones, para que desde allí nazcan y broten los principios del amor y de la hermandad, lo que Dios espera de este mundo y en este tiempo final.
Vengo a construir en ustedes nuevas bases, bases de una vida elevada, de almas que corresponden al Corazón del Padre Celestial y que en este tiempo despiertan por obra de Su Gracia y de Su Misericordia.
Pero aún, queridos hijos, a través de sus corazones, de todas sus oraciones, muchos más corazones deberán despertar.
Después de tantos años, en los que cada uno de ustedes fue instruido, llegó la hora, Mis amados hijos, de que finalmente las bases se puedan fundar en esta Obra que Yo quiero realizar en Europa y más allá de este continente.
Pero sepan, queridos hijos, que todos sus hermanos de América podrán darles el apoyo para motivarlos siempre a dar un paso adelante y animarse a construir, en estos tiempos finales, esta gran red de espejos de amor, que Yo aspiro a instituir en cada uno de ustedes.
Recién han comenzado, queridos hijos, a dar los primeros pasos en este camino del despertar. Sepan que sus estrellas de origen, que vuestras verdaderas esencias, reconocen este momento importante y esta Obra en la cual fueron llamados a participar.
Sepan, queridos hijos, que por encima de toda prueba, sufrimiento o error que comete todo el mundo, está el Plan de Dios esperando cumplirse y siempre podrá prevalecer el amor de sus corazones. Será ese amor que los mantendrá a todos bien unidos, los fortalecerá y lo mantendrá firmes para sustentar esta barca que pasa por última vez por este mundo para rescatar a los que aún están perdidos.
Es así, queridos hijos, que Yo también vengo a abrir los ojos de sus corazones para que, conociendo la Verdad del universo que está escrita hace mucho tiempo, sus espíritus se puedan autoconvocar para esta verdadera misión que nace del Corazón de Dios para todo el universo y para este planeta.
Así, Yo los invito, hijos amados, a vivir en fraternidad y en confraternidad, para que más corazones y almas que aún no encuentran el camino de la Luz y de la Verdad, puedan encontrar ese camino que Yo abro para todos, sin excepción. Porque Yo quiero, queridos hijos, que todos Mis hijos del mundo reciban la misma sagrada oportunidad como a cada uno le corresponde.
En esta hora tan crucial del mundo, en la que la batalla final se acelera, Yo los invito, queridos hijos, a seguir orando con todo el corazón para que puedan descubrir finalmente el amor que existe en ustedes, amor que tiene que estar al servicio de Dios para que pueda triunfar la Luz en este momento final del planeta.
Yo abro las puertas del universo a todos, para que todos puedan conocer la Verdad, el verdadero origen, la verdadera esencia de sus vidas, los verdaderos espíritus que fueron escogidos por las Manos del Altísimo, en esta hora final, para llevar adelante esta Obra que es sustentada por todos los que despertaron al Llamado de Mi Hijo.
El Cielo los contempla con amor, queridos hijos, y ese amor se regocija en Dios y en todos los ángeles del universo.
Su paso en este momento es muy importante para que la Obra se pueda realizar y los pilares se puedan fundar en esta parte del mundo.
Les dejo, en sus corazones, todos los Principios del Amor, porque es ese Amor que los nutrirá y los salvará, que les traerá la vida y la oportunidad de conocer la redención y la paz.
Quiero que vivan unidos a Mí a través de ese Amor. Y así, queridos hijos, podrán conocer los diferentes caudales del Amor que tienen que estar al servicio del Plan y donados a esta humanidad enferma espiritualmente.
Existen muchas almas del mundo que no conocen el Amor de Dios. Y si sus corazones se convocaron para vivir en ese Amor, Yo les pido, queridos hijos, que se animen y que lo hagan, porque es ese Amor de Dios, que habita en cada uno de ustedes, que los llevará a completar la Obra, la Obra que fue pensada por el Creador en esta parte final del tiempo.
Así, Yo los constituyo, queridos hijos, no solo como apóstoles de Mi Hijo, sino como apóstoles de Su Amor y de Su Misericordia. Este apostolado, queridos hijos, lo vivirán a través del ejemplo diario, del servicio y de la fraternidad que deben expandirse por el mundo para poder cambiar todo el mal que existe en la humanidad, transfigurándolo en Luz y en Amor a través de todas las almas que responden a este llamado.
Una y otra vez, visito Portugal para que recuerden su verdadera misión en este tiempo.
Siempre contarán, queridos hijos, con el Centro Sagrado de Fátima que Yo especialmente he fundado para ustedes y para todos vuestros hermanos.
Desearía, queridos hijos, que este Centro Sagrado viviera también en sus corazones; así como muchos de sus hermanos, que están en otros Centros Sagrados, llevan a esos Centros en sus corazones para poder irradiarlos al mundo que tanto lo necesita.
También hoy los invito, hijos amados, a que sean chispas de Lys por medio de la oración y del amor que deben brotar de sus corazones todos los días sus vidas, hasta que se cumpla finalmente el esperado Retorno de Mi Hijo al mundo.
Todo lo que viven en este tiempo, queridos hijos, es una preparación, es una escuela de aprendizaje y de redención. Les pido, por amor, que no se resistan a vivirla. Abran siempre las puertas de sus corazones para que la Luz de Dios pueda entrar.
Recuerden todas las Sagradas Instrucciones que han recibido en estos días, para que esas semillas sean imborrables de sus esencias. Son estas semillas de Luz, queridos hijos, estas chispas de Lys que deben multiplicarse en toda Europa y en la humanidad.
Cuentan con la divina intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe y del Casto Corazón de San José para llevar esta obra adelante en toda Europa.
Las almas de Europa deben ser atraídas hacia el Centro de Lys. Muchas de ellas necesitan recuperar su pureza esencial al igual que ustedes. Es esa pureza original que Mi adversario está borrando, en este momento, a través de las guerras. Es esa pureza que no debería borrarse, queridos hijos.
Su compromiso con Conmigo es muy importante. Es así como Yo les demuestro, hijos amados, que todas las cosas que Yo pido son muy simples, aunque la humanidad no le pone atención y termina perdiéndose en los abismos del infierno, y hasta allá Yo debo ir a rescatar a cada uno. Necesito, queridos hijos, que también me acompañen en esa tarea.
Que todas las enseñanzas que recibieron en estos últimos días puedan rebrotar en sus corazones, que puedan nutrir sus almas, que puedan fecundar sus espíritus así como la Sagrada Familia fecundó la fraternidad en la humanidad.
Les ofrezco en esta noche especial, hijos amados, Mi Inmaculado Corazón que pulsa ardientemente sobre la palma de Mi mano lleno de Amor y de Misericordia para cada uno de ustedes, para cada uno de Mis hijos, para los que están más perdidos y olvidados por la humanidad.
Necesito, queridos hijos, que en ustedes florezca el amor de Lys para que, finalmente, se formen como verdaderos espejos del amor.
Solo les pido que, en esta hora crucial de la humanidad, en la que la guerra condena a muchas almas del mundo, el amor pueda estar en sus corazones por medio de los actos simples y verdaderos.
Les pido, queridos hijos, que solo vivan acciones de bondad y de amor. Pidan ese amor a Mi Corazón Inmaculado, Corazón que está lleno y repleto de Amor para cada uno de Mis hijos. Amor que quiere derramarse, pero aún no puede, no puede porque las almas no lo piden. Mi Amor es una Gracia, queridos hijos, es un Amor que cura y que redime, es el Amor de Jesús en Mí que debe estar en cada uno de ustedes.
Así permitirán, queridos hijos, que Yo tenga la Gracia, en este tiempo final, de volver a Europa una vez más, antes de lo que ustedes imaginan.
Hoy, estoy aquí con todos los ángeles del Cielo para bendecirlos y amarlos.
Y aunque las almas estén perdidas espiritualmente, Mi Corazón Inmaculado nunca desiste, porque Mi promesa delante de Dios es continua y victoriosa.
Mi Plan se cumple en todos los que Me escuchan y no dejo de abrir las puertas de Mi Corazón para aquellos que se pierden.
Y aunque ya no esté la confianza de Dios en los perdidos, Yo la recupero a través de Mi Amor, de Mi Gracia y de Mi Luz; por eso, hijos, nunca deben bajar los brazos.
Lo que Yo les ofrezco en este tiempo es único, nunca más se ofrecerá hasta el próximo mundo.
Mi Gracia todo lo permite y la Gracia de los ángeles también.
Por eso Yo Soy esa Aurora que brilla en el corazón de los autoconvocados para seguirme en esta Obra coredentora con Mi Hijo amado.
Yo Soy esa Estrella que nunca deja de brillar en los espíritus que creen en ella y la admiran, porque Yo, queridos hijos, no hago las cosas por Mí, sino que es Dios quien las hace, a través de Su Sierva fiel y de sus peregrinos.
Yo vengo desde las esferas celestiales a encontrarlos y amarlos cada día más.
Yo vengo a construir en ustedes algo nuevo que aún desconocen. Por esa causa Yo estoy aquí, queridos hijos, por ustedes y por Mis hijos del mundo.
Vengo con toda Mi bondad, para acogerlos, para escucharlos y responderles, en la presencia de la Luz de Dios y de Su Reino.
No quisiera, queridos hijos, que nadie perdiera esta sagrada oportunidad. No puedo mostrarme más a ustedes, porque no tengo el permiso.
Mis Gracias ya fueron depositadas físicamente a través de los tiempos y ustedes lo han podido comprobar.
Ahora Mi Espíritu Divino viene a ustedes para llamar a sus espíritus, que tienen una misión especial Conmigo.
No estoy aquí, queridos hijos, para hacerles perder el tiempo. Por eso aún vengo a Aurora, porque Dios Me envía como Su Mensajera, una y otra vez, hasta que consigan escuchar en lo profundo de sus corazones.
Espero que cumplan Mis designios sin demora, porque los tiempos son urgentes para todos y especialmente para los que sufren y no reciben ninguna Gracia.
Será a través de los apóstoles de Mi Hijo, que Yo podré preparar al mundo para la segunda venida del Maestro. Si ustedes no preparan los campos hacia donde Yo los envío a trabajar queridos hijos, ¿cómo brotarán nuevas semillas en los corazones que están cerrados?
Cada uno de ustedes tiene una llave para con Mi Obra y Yo se las entregué. Ella es la oración.
Es la oración que los formará, es la oración que los unirá a Nuestro Padre que está en los cielos y que siempre los espera con Sus brazos abiertos, para recibirlos y hacerlos sentar en Su amado Trono de Luz
¡Cuántas almas no quieren ver esa oportunidad y demoran, demoran mucho, queridos hijos!
¡Cuántos corazones aún no quieren cambiar su forma de vida y no aceptan encontrar el verdadero Amor de Mi Corazón, que viene para auxiliarlos en este tiempo final!
Por eso en este siglo necesito de soldados comprometidos, decididos y fuertes, para responder a Mi llamado.
Vengo para hacerlos crecer en el amor y en la hermandad, en la unidad y en el espíritu de esta sagrada tarea que Yo les encomiendo.
Cada Centro de Luz que Yo he fundado tiene un propósito, aún cumple una misión ante el Plan del Señor.
Así como es en Fátima, lo es aquí en Aurora, como lo es en Medjugorje, o en Guadalupe. Cada nación tiene una llave que Yo le he entregado, a través de Mis diferentes faces, para que los pueblos aprendieran a aceptarme y a recibirme en el amor.
Pero Yo Soy la misma, queridos hijos. Soy la Madre de Jesús, de su Redentor.
Soy Aquella que ascendió a los cielos para implorar a Dios por este mundo y que regresará después de Su Hijo, abriendo las puertas del Reino de Dios para los que han persistido a través de los tiempos.
Soy la que con Mi Hijo ayudaré a resucitar a los muertos, a elevar a los espíritus y a convocar a los que se han perdido para vivir en el Amor de Dios.
Soy la Gobernanta de la nueva raza.
Soy la que enciende la llama en los corazones que invocan Mi Presencia, porque es la Presencia de Dios en Mi aspecto virginal.
¡Necesito que entiendan y comprendan, queridos hijos, a quién están recibiendo!
Yo Soy una portavoz del Universo, que viene a advertir al mundo, para que él no se pierda en la oscuridad.
Ustedes deben ayudarme a que el mal no triunfe en ningún corazón humano.
Cada vez que oran Conmigo una puerta incierta se cierra a la oscuridad y un alma se eleva al Reino de Mi Amor y de Mi Paz.
Así, queridos hijos, Yo peregrino por el mundo para llamar a los que están dormidos; para los que no Me han podido ver, ni sentir en sus corazones.
Aurora tiene una tarea fundamental Conmigo, que es intransferible. Y ella debe cumplirse cueste lo que cueste, porque a pesar de los tiempos de batalla, Yo les daré la fortaleza y la sustentación, por medio de la oración del corazón.
Les entregué, queridos hijos, la gran herramienta de la humildad para las almas y el escudo contra toda adversidad.
Aunque las bestias estén por caminar sobre la humanidad y entre los pueblos, no tengan miedo. Quien se une a Mí, se vuelve un gran Espejo de oración para el mundo e irradia la paz, cuando la acepta vivir de corazón y de verdad.
Yo necesito, queridos hijos, que abran sus corazones para el olvido de sí, porque el mundo está lleno de sí mismo y no quiere aceptar que eso lo hace hundir, día a día.
Necesito que se abran al Amor de Dios, para que puedan conocer la majestad de Su Plan y de Su Obra redentora en estos tiempos.
Cuenten con sus ángeles y llámenlos todo el tiempo. Ellos aún anhelan poder servirlos en este tiempo final. Es hora, queridos hijos, de que perciban que no están solos en este mundo y que cuentan con el Universo Celestial.
Cada vez que vengo aquí, como en cada Aparición, de San José o de Mi amado Hijo o de Mi Corazón, abrimos las puertas del Cosmos para que cada día se puedan elevar y abandonar esta vieja materia, que corroe el espíritu y a los corazones.
Por eso la Aurora los liberará, aunque su presencia sea silenciosa en estos tiempos.
Somos una Hermandad Celestial que los llama a servir al Plan de Dios y a manifestar sus designios en este tiempo, para que más corazones puedan participar conscientemente de su redención y rehabilitación.
Quisiera que pudieran ver el Universo, así como Yo lo veo, todo el tiempo.
Dios no los castigará por no poder responder. Pero sepan hoy, queridos hijos, que saben Mi Verdad, que es la Verdad que Yo deseo para cada hijo Mío, que es el amor que Yo necesito que vivan y que practiquen, para que la humanidad no fracase por su desamor y por su indiferencia.
Mis Ojos los observan en contemplación y en unidad al Padre. Mis manos derraman su Luz a las tinieblas de la Tierra, para poder disiparlas.
Mi Corazón brilla como un escudo protector para los corazones que lo aceptan.
Y el triunfo de Mi obra corredentora junto a Mi Hijo, se establece en los corazones que se redimen y dicen "sí".
Este es el mensaje, queridos hijos, que hoy deseo que escuchen con atención y que lo vuelvan a escuchar en estos próximos días, para poder sentir cada una de Mis Palabras, y más aún, Mi Energía, que es la Energía de Dios, su Padre que está en los cielos y los espera.
Sientan en esta hora el abrazo de los ángeles y de su Gracia y den gracias a Dios todos los días por haber despertado a Mi llamado en este tiempo final, tan crítico.
Hay almas que desesperan y que son torturadas.
Hay almas que sufren en la soledad y en silencio, sin que nadie las contemple.
Hay almas que mueren sin sentir el amor y Reinos de la Naturaleza que sufren las consecuencias de los hombres.
¿Quién aliviará el dolor de su Madre Celeste?
¿Quién aceptará vivir esta aflicción Conmigo y transformarla en amor y en luz para que triunfe el Padre Celestial?
Les pido, hijos del mundo que no cierren las puertas a Dios, porque Él Me envía para que lo escuchen y lo acepten.
No teman a la tribulación, al fracaso. Vivan la penitencia, la oración y el arrepentimiento y alcanzarán, queridos hijos, con Mi ayuda, la santa humildad, en el último día de sus vidas.
Y así, cuando todo termine aquí, en esta amada Aurora, elevaré hacia los cielos los Pergaminos de Luz, donde estará escrita su experiencia Conmigo y la oferta de este sacrificio de amor por la humanidad.
Hay almas que creen que no es necesario esforzarse por este mundo sufriente y perdido. ¿Acaso, hijos Míos, cuando Dios Me envía, Yo no les he demostrado la constancia de Mi Amor, de Mi Misericordia y de Mi bondad para con todos?
Si Yo Soy para ustedes su Gracia plena ¿por qué no hacen lo mismo que Yo hago por cada hijo del planeta?
Solo les pido, como les pidió Mi Hijo, que cada día más aprendan a amarse los unos a los otros, porque quien no pasa por esa Ley, no soportará su purificación.
Los invito a sentirse unidos todo el tiempo, a través de Mi Corazón Inmaculado, que es la casa que se abre para que ustedes puedan entrar y sentir la paz. Así ,queridos hijos, Me agradarán y como en otras Apariciones pasadas a través de los tiempos, podré elevar al Cielo el Cetro del triunfo de los corazones redimidos.
Y nuevamente les digo, que por este esfuerzo sincero, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Les agradezco y bendigo a su Madre, aquí en la Tierra, con el soplo de Mi Amor y de Mi Espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Nuestra Señora vamos a escuchar "Encuentro con María en el corazón".
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más