- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy todo el Universo está atento a este momento. Por eso les pido que también estén atentos, compañeros, porque mientras estoy aquí estoy con el mundo, trayendo para él una Gracia especial que no será palpable, sino interna, la Gracia que los salvará y que, a pesar de este momento planetario, esa Gracia los renovará, a pesar de lo que suceda, más allá de lo que atraviesen o ante cualquier dificultad. Mi Gracia es inmutable, eterna y profunda en los corazones que se abren para recibirla.
Hace dos mil años atrás, cuando encarné en el mundo para traer la Palabra de Dios a la humanidad, vine con un Propósito, el cual la mayoría ya conoce.
Pero en aquel tiempo hubo algo que no fue dicho, de lo cual hoy ustedes están siendo parte, después de haber pasado por la experiencia de este mundo, después de haber aprendido sobre el amor y el perdón. Y aunque les falte todavía aprender mucho más, este es el momento exacto en el que sus consciencias, principalmente, están ante un momento especial, en el que no hay liberación que pueda vacilar, en el que hay un solo tiempo, una sola realidad, que es la misma que descendió cuando Yo nací en el humilde pesebre de Belén.
Es momento de que la cristiandad reconozca que el Nacimiento, la Muerte y la Resurrección de Jesús fue un acontecimiento más allá del plano material y también espiritual, porque así tenía que ser, dada la condición espiritual del planeta y la condición interna de la humanidad.
¿Qué fue lo que verdaderamente hizo que todo eso sucediera? Es claro que fue la Voluntad de Dios. Pero hubo algo más allá de eso, para que el Hijo del Hombre encarnara en la Tierra y trajera la Palabra de la Salvación.
Los Libros Sagrados guardan los sagrados hechos de Mi existencia en este mundo. Pero no solamente en los libros está la Verdad. ¿Eso es falta de fe?
El verdadero conocimiento surge de la Fuente Suprema. Los libros que tienen este mundo son los últimos que reciben ese conocimiento.
Pero Mi Palabra se cumplirá en las almas cuando Mis Palabras pasen por ustedes y no por los libros.
Podrán ser muy eruditos o inteligentes, o creer tener el mayor conocimiento sobre lo que Yo fui, pero así no será. Tienen que reconocerse humildes, pacificadores y abnegados para que sus corazones y vidas estén verdaderamente preparadas para recibir Mi Conocimiento. ¿Acaso eso es falsedad?
En verdad, lo que vive eternamente es el espíritu. ¿El espíritu es falsedad?
Cuando el espíritu de cada uno de ustedes se eleva para abrazar mayores conocimientos, ¿dónde está la razón de todo esto?, no está en la ciencia ni tampoco en el hombre de superficie ni en el mayor letrado de los letrados que existe en este mundo.
A través de Mi Evangelio que en este tiempo se renueva y se amplía con la experiencia de su redención y transformación, Yo ya les dije cómo es verdaderamente la ampliación de la consciencia y eso no significa dejar de vivir a Dios, porque Dios es Todo, es la Creación Suprema externa e interna, visible e invisible.
¿Acaso ustedes no creen en esto? ¿Ese no es el credo de sus vidas? ¿No es lo que dicen y repiten todos los días: ”Creo en Dios Padre Todopoderoso Creador del Cielo y de la Tierra”?
Dios no se condiciona a una sola consciencia, Dios vive a través de Sus criaturas, sino no sería Dios. ¿Y acaso Dios no puede estar aquí? ¿Qué lo impediría? ¿Cuál sería la razón para no hacerlo?
¿Comprenden lo que les digo?
El conocimiento nunca se detendrá ni tampoco se limitará a la mente humana porque no sería conocimiento, sino palabras que solo pasan por sus ojos y no tienen ningún sentido.
¿Cuál es la verdadera espiritualidad? ¿Cómo se alcanza esa espiritualidad? ¿Solo a través del cristianismo?
¿Quién estuvo antes de que Yo llegara al mundo? ¿Solo los patriarcas y los profetas? ¿Qué fue todo lo que sucedió en Oriente?
Hasta el mismo Hijo de Dios fue humilde, aun siendo pequeño, para reconocer a los Reyes que lo visitaron en la gruta de Belén. ¿Ellos no eran seres espirituales? ¿Cuál era su tipo de contacto para saber perfectamente que el Hijo de Dios iba a nacer allí?
Abran sus ojos y no sus mentes. Dios habla a Sus hijos, así como Él lo desea y así como Él lo necesita, y eso no significa otra religión, porque Yo no vengo a fundar otra religión en el mundo. Vengo a hacer del mundo una verdadera religión que no está en las Escrituras, está en la acción del amor y del perdón en los corazones. Allí está el Cristo. ¿Y eso no es verdad?
Pero aún el hombre desea sufrir para poder aprender algo. Lamento por aquellos que no creen sin haber visto, porque se arrepentirán, y hoy lo declaro ante el mundo entero.
Yo soy el mismo Señor de ayer y de hoy, pero nadie sabe verdaderamente lo que sucedió en Mi Transfiguración en el Monte Tabor.
Si ustedes no quieren abrir sus ojos, no los abran, hablo de los ojos de su consciencia.
Se perderán así una importante Gracia, pero Yo no Me detendré, nadie lo impedirá, porque quien lo impida, o lo intente hacer, irá en contra de Mi Padre y Yo les aconsejo que no estén allí.
Así como les hablé a los ciegos fariseos, hoy les hablo a los fariseos que dicen vivir Mi espiritualidad.
Yo salí del sepulcro para mostrarles la verdad de Mi Resurrección, pero Yo no podré romper sus blancos sepulcros que adentro están llenos de otras cosas.
¿Esperarán dos mil años más para poder cambiar? ¿Ya no es suficiente lo que vive el mundo? ¿Cuál es la razón de no creer en el amor que Yo les traigo desde hace tantos años?
Si Yo no viniera por fuera de la Iglesia, esto nunca hubiera sido posible. Pero Dios sabe escribir y Él lo hace como Él lo necesita, y eso ustedes nunca lo comprenderán, porque Dios no escribe a través de las palabras, Él escribe a través de los hechos, de los testimonios, de la conversión y del amor que pueden vivir las personas, más allá de cualquier religión o doctrina.
¿Seguirán demorándose en vivir el verdadero ecumenismo?
No pierdan más tiempo, el mundo está sufriendo, ocupen su tiempo en el servicio, en la oración y en lo que verdaderamente es necesario para sus vidas.
No se contaminen más con todo lo que ven o escuchan.
Yo dejaré una prueba aquí de que he estado, es una promesa. Y cuando Yo deje de venir eso sucederá, porque el hombre no ha comprendido aún la Voluntad de Dios.
¿Aún la seguirán desafiando? ¡No lo hagan más!
El amor siempre triunfará.
Yo conozco a Mis amigos, porque Yo veo los frutos que dejé en cada uno de ellos. Esos son los verdaderos frutos que Yo busco; no los frutos de su perversión, de su juicio o aun de su maltrato.
Todo lo que he hecho, en este último tiempo, tiene una razón espiritual desconocida y Yo le doy valor a todo lo que aquí ha sucedido, por lo que Yo mismo puedo testimoniar de los que perseveran en Mí.
Pero todos serán probados cuando Yo deje de venir aquí. Esa será la hora que Yo tanto espero, en la que deberán dar testimonio de lo que dicen que creen y viven por Mí.
Y llegará el juicio de los dos testigos y las últimas Escrituras se cumplirán, así como Juan lo ha visto en el Apocalipsis.
Esto no es un mensaje de persecución ni de última era. Este es un mensaje que viene del Corazón del Universo, de la Esencia profunda de Dios, en donde se gesta y se vive Su Voluntad.
Por eso, hoy he traído a todos los ángeles del Cielo, más de ciento cuarenta y cuatro legiones para que, ante los Señores de la Ley, sean testigos de lo que aquí sucede y ha sucedido, como parte de los méritos de Mi dolorosa Pasión.
Y consumaré este testimonio por medio de la celebración de la Eucaristía, porque lo que Yo enseñé hace dos mil años atrás, no solo fue un legado para el mundo, es una obligación de todos los corazones vivir esa unión Conmigo, en el amor y en la verdad. Y ese legado es para aquel que lo quiera recibir en reverencia y humildad.
Traedme aquí el incienso y el agua, para bendecir este altar.
Nos colocamos de pie.
“Señor Dios del Universo, que das la Vida y la Gracia a Tus hijos, Tú que has gestado desde el principio, desde antes de la llegada de Tu Hijo a la Tierra, este momento para que los corazones sientan la verdad y no las apariencias, porque Tu Poder, que es Gloria y soberanía, ha descendido aquí, Poder inconfundible e irrefutable, Poder colmado de Tu Amor y de Tu Verdad, de Tu Luz y de Tu infinita Misericordia.
Deseo, Padre, que se cumpla Tu Voluntad en los que no son merecedores de Tu Gracia, porque aún el Poder y el valor de Mi Sangre es eterno, infinito, para toda la humanidad. Y por el Poder de Mi Sangre, hoy se cumplirá aquí Tu Voluntad. Amén.
Disipa, Señor, todo lo que está contra Tu Voluntad y omnipotencia. Que el Poder insondable de Tu Luz y de Tu Amor desciendan en este momento, para que Tu Amor esté en los corazones”.
Así como bendigo este lugar, bendigo a los corazones que escuchan abiertos a reconocer Mi Palabra, porque los lobos están entre las ovejas. Son los lobos que nunca ustedes imaginarían, los que necesitan de Mi redención.
Traemos el altar.
El agua para lavar las manos.
Yo les enseñé a amar a través de este testimonio, entregado al mundo para la redención de sus pecados y la liberación de las almas de su prisión espiritual e interna.
Después de haber lavado los pies y las manos de Mis apóstoles, en un momento tan solemne como este, Yo tomé el pan, lo elevé para consumar el sacrificio del Hijo del Hombre, enseguida lo partí y se lo di a Mis apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida tomé el Cáliz, elevándolo a Dios para confirmar la consumación del sacrificio del Hijo del Hombre y que fuera bendecido. Enseguida, se lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Consumamos este momento a través de la transubstanciación del pan y del vino. Y así como el pan y el vino, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, se vuelven a elevar en sacrificio y ofrenda, en este momento elevemos nuestras almas, corazones y vidas, para también consumar la grandeza de este testimonio de amor, por medio de la Eucaristía.
Es así que unidos al Corazón de nuestro Rey, Maestro y Señor, oramos la oración que Él nos enseñó.
Padre Nuestro (en portugués).
Padre Nuestro (en inglés).
Declaramos en este momento la Paz y el Amor de Cristo en la humanidad.
En este momento, los ángeles son testigos de la aparición de Nuestro Señor Jesucristo, ante la Mirada compasiva de Dios y de los corazones abiertos.
En este momento, se cumple la Voluntad de Dios y las almas que escuchan viven su Comunión espiritual Conmigo.
Nos unimos a todas las almas del mundo en Comunión espiritual con Cristo y por Cristo.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme”.
Repetimos.
Madre y Hermana Lucía, por favor.
Madre María del Salvador y Fray Luciano, por favor.
El Señor nos está pidiendo que, juntos y unidos, consumemos este momento en Su Presencia.
Su Señor, a través de los tiempos, en el silencio de Su Corazón, debe soportar la injusticia de los hombres, pero ese sentimiento tan profundo y desconocido por ustedes, es disuelto y colmado del amor y de la devoción de las almas verdaderas, así todo se cumple.
Yo los bendigo y les agradezco por haber orado Conmigo en este día.
Mi promesa de llegar a África está vigente y no desistiré.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, cerrando este encuentro en el Corazón de Nuestro Señor, resonará una última melodía, una última canción: “Por el poder de la Sangre de Jesús“.
Gracias, Señor, por cuanto nos das.
En este encuentro Te honramos, Señor.
La Luna anunciará Mi segunda venida al mundo, las estrellas proclamarán la llegada del Rey Universal y todo el macrocosmos estará atento a ese movimiento.
Los que han sido merecedores de Mi Gracia, sentirán en su interior el gozo de Mi llegada.
Aquellos que hayan ofendido las Leyes de Dios, tendrán el último chance del arrepentimiento.
Pero mientras el Hijo de Dios descienda a la Tierra, el planeta temblará y nadie podrá oponerse a ese movimiento, porque estará llegando físicamente la Luz Divina y los corazones se alegrarán a pesar de lo que suceda, porque se librarán de su cautiverio.
Detrás de Mi vendrá el Arcángel Miguel, como muchas veces ya se los he anunciado. El derrotará lo más impuro de lo más impuro, para que en la Tierra pueda volver a brotar el agua de vida y todo, todo, se purifique.
Mientras tanto preparen sus corazones para ese momento, porque el Redentor llegará sin avisar, en el momento menos esperado por la humanidad.
Aun cuando su iglesia esté pasando su gran prueba, que su fe no titubee; que se fortalezca su fe y su confianza en Dios, porque siempre deberán recordar para esos tiempos que su única religión es el Amor de Dios y no la potestad de los hombres.
Yo les vine a enseñar hace mucho tiempo sobre el Reino de Dios, el que mora y vive dentro de ustedes.
Después de muchas pruebas, dificultades y perturbaciones, hoy sus almas tienen la Gracia de reconocer al Reino de Dios, así como muchas más almas lo tendrán en el fin de los tiempos.
Cuando Yo retorne descenderá la Luz Cósmica, y junto Conmigo todos los ángeles.
Los coros celestiales se agruparán en diferentes puntos del planeta.
Cuando la última trompeta de Universo sea tocada, deberán colocar su cabeza sobre la tierra, suplicando por una humanidad pervertida, para que la Misericordia del Redentor sea más poderosa que la Justicia, los errores se puedan aplacar y de las almas se disuelva todo mal.
Pero primero deberán creer en el Reino de Dios que está dentro de ustedes, es lo que Yo vengo a anunciar para estos tiempos definitivos, porque la vida humana está muy exteriorizada, se ha perdido la esencia del silencio, de la meditación y de la reflexión en Dios.
Antes de que más almas se pierdan en el mundo y no consigan salir de su cautiverio, hagan un acto de amor por cada una de ellas, recordando todos los días y cuando despierten en cada mañana, que el Reino de Dios está dentro de ustedes y aún él deberá descender a la Tierra, con toda Su Gloria y Poder.
Por eso San Miguel Arcángel trabajará como nunca antes ha trabajado, mucho más de lo que trabajó durante Mi Divina y Dolorosa Pasión, para sucumbir los infiernos a niveles más profundos de la consciencia, a fin de disolver y de disipar todo mal.
Desde el ADN del ser humano hasta lo más externo, todo se redimirá.
Tengan confianza y fe en lo que están viviendo.
Acepten con gratitud Mi Convocatoria y reenciendan en sus espíritus el fuego del compromiso sideral.
Porque la Tierra tendrá la última oportunidad de ser redimida, ya no hay tiempo que esperar.
La consciencia de su planeta agoniza día a día y también todo lo que está en su superficie.
Por eso arriésguense, compañeros, a volver a firmar el compromiso con Mi Corazón, que no es un compromiso mental, ni tampoco moral; es un compromiso profundamente espiritual que los podrá aproximar cada vez más a Mi Divina Misericordia, en donde todas sus almas se podrán sumergir en Mi Océano de Amor, para que se disuelvan las heridas y todos los traumas vividos a través de los tiempos.
A través de Mi Amor Yo les traigo la nueva vida, porque sus vidas deberán renacer para estos próximos tiempos por medio de los Sacramentos que Yo les ofrezco, tan simplemente, para que sus almas puedan revivir el encuentro con el Sagrado Maestro del Amor.
Vengo en esta tarde a limpiar sus impurezas y a volver a elevar sus espíritus al Reino de Dios, porque la hora de Mi regreso al mundo se está aproximando y necesito, con todo Mi Corazón, que más almas estén preparadas para poder recibirme conscientemente.
Sientan la alegría interior que, de alguna forma o en algún plano, podrán reencontrarme y que Yo no seré su juez, sino su mediador e intercesor ante el Padre Celestial.
No hablo de los pecados, sino de lo que aún deberá purificar el mundo para volver a ser una tierra prometida.
Esa tierra prometida, compañeros. comenzará primero dentro de ustedes.
Y si esa tierra prometida nace y surge, el gran cambio de la consciencia se verá en la humanidad.
Pero algo Me deberán dar para que eso pueda suceder, a algo deberán renunciar para que sus vidas se transformen verdaderamente.
No le puedo pedir al mundo entero un gran sacrificio porque sé que no Me lo dará, pero sé que puedo pedirles a ustedes pequeños sacrificios para que el mundo pueda cambiar, poco a poco.
El sacrificio que Yo les pido no es sufrimiento ni dolor.
Les pido que coloquen a Mis Pies sus sufrimientos para que Yo pueda transformarlos todos en la Fuente de Mi Divina Misericordia, una Fuente de Amor y de Reparación que en algún momento se cerrará, porque descenderá al mundo la Fuente de la Justicia Divina.
Siempre les diré la verdad, para que no sean engañados por nadie.
Pero ustedes, compañeros Míos y almas Mías, pueden ser precursores de ese gran cambio en la humanidad, volviendo a fortalecer en sus familias los gestos de amor y de hermandad, colocando oratorios en sus familias para que el soplo del Espíritu Santo descienda sobre sus hogares, estén protegidos y amparados por la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Con cosas tan simples, pero verdaderas, el mundo podrá vivir su gran cambio de consciencia; solo necesito que vivan Mis designios de forma verdadera para que Yo pueda estar más cerca de ustedes y nuevamente, volver a bendecirlos.
Todo esto preparará Mi segunda venida a la humanidad. Los sellos del Apocalipsis ya estarán abiertos. Lo que antes era un misterio, será una gran revelación en el mundo, por eso los ángeles del Universo descenderán a la Tierra para poder anunciarlo.
Todos los que se hayan mantenido en Cristo y por Cristo, recibirán esa revelación interior.
Sentirán en lo profundo de su corazón y de su esencia el Retorno de Cristo.
Sentirán que deberán recogerse, silenciar y orar, adorar y contemplar la inmensidad del Universo Celestial, porque el Hijo de Dios estará llegando al mundo.
De una forma nunca antes vista, todo dejará de ser una promesa. Porque el Verbo encarnado se volverá a cumplir, Él se manifestará a la humanidad en Su Gloriosa segunda Venida.
Muchas de las cosas que hoy les digo no las comprenderán, porque son palabras que provienen del Universo Espiritual y que primero intentan nutrir sus espíritus, para que sus esencias sean colmadas por Mi Divina Gracia.
Porque será Mi Divina Gracia la que les dará el entendimiento y la comprensión; una Gracia divina e infinita que constantemente se dona por la salvación de las almas y el rescate del planeta.
Ahora que han reactivado en ustedes su compromiso interior Conmigo, recuerden la existencia de sus ángeles de la guarda, que también sufren por la perversión de los seres humanos. Llámenlos, día a día, con la oración del corazón. Pídanles que los acompañen en los momentos de trabajo y de familia.
Repueblen sus hogares de los ángeles de Dios, para que las fuerzas capitales sean exorcizadas y el mal sea disuelto por el poder del Amor.
La familia argentina deberá ser reconstruida, recuperando los valores de la Fe, más allá de los errores de la iglesia.
Yo los invito, compañeros, a elevar sus consciencias de plano para que sus almas se coliguen con la Fuente verdadera de la luz, la Fuente inmaterial que proviene del Padre Eterno y que emite impulsos de tiempo en tiempo para la evolución de las almas y la redención de los corazones.
Ayer les ofrecí Mis Llagas. Hoy les ofrezco el Sagrado Cáliz que especialmente he traído entre Mis Manos para que la Sangre del Cordero de Dios sea vertida en todas las almas que acepten beber de este Cáliz de reparación y de cura.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido del Padre Celestial entonaremos "Sagrado Cáliz del Señor", abriendo esta ceremonia entre el Cielo y la Tierra para el descenso de la Iglesia Celestial por medio de la donación del Corazón del Maestro y de todos los ángeles presentes en este momento.
Eleven sus corazones a Dios en profunda gratitud y recogimiento.
Escuchemos el canto de esta oración que invoca la Misericordia para el planeta.
Los escucho:
Sagrado Cáliz del Señor...
Para ser merecedores de Mi Gracia y de Mi Misericordia, primero deben ser merecedores de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, sagrados elementos que Yo les ofrezco para la redención de sus consciencias y la elevación de sus espíritus, a fin de que se cumpla la Divina Voluntad.
Que Argentina, en esta tarde, sea bañada por los atributos divinos de Mi Sangre y de Mi Cuerpo, a fin de que las corrientes perversas se disuelvan y triunfe la Luz del Sagrado Corazón de Dios para siempre. Amén.
Recuerden cuando Yo les dí el Pan y les dije que comieran de él porque este es Mi Cuerpo que fue entregado y es entregado por los hombres para el perdón de los pecados. Coman de Mi Sustancia de Luz.
Y hoy, de nuevo, les doy de beber del Cáliz, diciéndoles que esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza entre las almas y Dios. Sangre derramada por el Cordero de Dios para el perdón y la redención de los pecados.
Recuerden el Monte de las Bienaventuranzas y cuando Yo les enseñé esa simple, pero poderosa oración que los une a Dios en total consciencia y esencia.
Oremos:
Padre Nuestro...
Gloria a Dios en las alturas y Paz en la Tierra para los seres de buena voluntad.
Y así, Yo los santifico a todos con Mi Espíritu, para que sus vidas alcancen algún día el espíritu de la santidad, que es ser verdaderas personas que viven en la bondad y en el bien de Dios, para hacer repoblar en la Tierra los Códigos del Cielo en todos los corazones que encuentren y que busquen el mismo camino de retorno a la Casa de Dios.
Como les dije a Mis Apóstoles y a muchos que estaban presentes en los planos internos:
Mi Paz les dejo y Mi Paz les doy.
Hoy contemplo sus esencias y no sus pecados para que puedan revivir la alegría de reencontrar el Reino de Dios dentro de ustedes.
Que sus espíritus entren en júbilo, que sus almas alcancen el gozo de Dios y que todas las fuerzas contrarias sean disipadas por la Presencia de la Segunda Persona de Dios, el Primogénito y Unigénito, su Maestro y Señor, el Redentor.
Los bendigo:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En fraternidad, dense un saludo de paz, para que la Paz esté en la Argentina.
Que así sea.
Deja que Mi Amor entre en tu corazón para que Yo todo pueda transformar, pues Mi ardiente deseo es que se concrete el Propósito de Dios en tu vida y no se cumplan los caminos del mal.
A veces las almas no comprenden lo que Yo pido y lo que necesito. Pero en verdad les digo, podrían amar lo que Yo deseo desde Mi Universo inmaterial.
Deja que Mi Amor entre en tu casa y en tu vida. ¿Qué esperas? Aún tengo mucho por hacer en este mundo y tu vida es un camino para eso.
Yo no necesito de tus destrezas ni tus oportunidades. Solo necesito que Me dejes entrar para que Yo pueda remover todo y construir en tu corazón el templo de Mi Iglesia, que vibra en las dimensiones superiores y que está llena de ángeles de Dios, alabando y adorando al Único.
No esperes más para dar el paso. Entrégate. Y si ya te has entregado, entrégate aún más porque lo necesito.
Lo que Yo realizo no es comprendido ni muy valorado por el mundo. Lo que tú Me das sí es valorado por Mí y todo lo que tú Me entregas es escrito en el Libro Sagrado de Dios, porque será parte del testimonio que te salvará cuando el Juicio Universal se aproxime al planeta y a su humanidad.
El mundo no sabe que Yo todavía estoy sufriendo por lo que veo en los hombres y por todo lo que sucede en el mundo.. Así como consagro almas, adoradores y devotos, también necesito que tu corazón se consagre a Mí, a fin de que una chispa de Mi designio, que es el designio del Padre, sea depositada en ti y se cumpla lo que has venido a cumplir como está previsto. No necesito que te justifiques ante Mi Presencia porque Yo lo sé todo.
Es hora de hacer algo por los demás y sobre todo por el planeta, que agoniza a medida que pasa el tiempo en las agujas de tu reloj. A medida que los segundos pasan hay almas que necesitan de Mi ayuda y Yo Me sirvo de los apóstoles para llevar adelante Mi Obra, que está llena del Amor de Dios y de la Misericordia de Su Corazón.
¡Mírame y siente Mi Corazón, Mi Corazón vivo! Mira las arterias de Mi Corazón y la Sangre de Amor que brota de Él constantemente, a fin de justificar ante el Universo los errores de los hombres y de conceder la Divina Misericordia a las almas que más lo necesitan.
Pero tú, después de tantas veces de haber estado a Mi lado y de haber recibido todo, es hora de que des el paso en la confianza de Dios y de que digas desde tu interior: ¡Señor, aquí estoy!
No necesito grandes cosas de tu vida, solo que Me adores, que Me aceptes y que Me vivas como el complemento de tu vida, como la llama viva del amor, que nunca se apagará y que traerá al mundo la cura que tanto busca y que tanto necesita.
Hoy expongo ante el mundo el Corazón humano del Cristo vivo, aquel Terafín de Dios, aquel Corazón que entregó todo por ustedes, hasta Su última gota. ¡Cuánta Sangre de Amor tengo para derramar sobre Mis hijos y cuán pocos la aceptan!
Siempre les diré la verdad, porque recuerden que la verdad los hará libres y así alcanzarán la paz.
Que la humildad sea el timón de sus vidas en estos tiempos críticos, en los que muchas, pero muchas almas se confundirán con otros maestros.
Busquen la esencia de Mi Corazón y sus vidas estarán plenas.
Busca, hijo Mío, la llama de Mi Espíritu y nunca te faltará la Paz, porque lo que Yo prometo verbalmente, lo cumplo.
Si una vez le dije a Mis Apóstoles que volvería por segunda vez, aquí estoy, aunque no Me vean, preparando Mi retorno.
Necesito que el campo que he sembrado aquí dé sus frutos y no demore. Aún el mundo necesita alimentarse espiritualmente por medio de sus ofertas y de sus vidas, para que el Plan se realice. Y eso comenzará recordando el amor, el amor que los libertará, el amor que los sanará, el amor que los transfigurará para que finalmente sean otros, como Yo lo espero.
Pero no perderás tus defectos, sino trabajarás Conmigo para transformarlos uno a uno y a su tiempo. Sé que es doloroso desprenderse de sí. Les dí el ejemplo en el huerto Getsemaní, cuando en la mayor agonía y en el mayor padecimiento tuve que soportar todo por ustedes, para que tuvieran en este tiempo final una oportunidad.
Quiero que comprendan lo que les digo. Estas palabras y las que vendrán ya son las últimas, y cuando la última palabra sea pronunciada por su Maestro y Señor, todo pasará y el mundo no podrá decir que no fue avisado.
Rezo en el huerto de Dios por eso, todos los días, así como recé en el huerto Getsemaní por Mis enemigos, por los que Me traicionaron, por los que Me darían las espadas hasta los días de hoy.
Necesito, hijos Míos, que Mi Iglesia actual, expandida sobre la Tierra, sea renovada y reconstruida desde su esencia.
Necesito que en el amor, sean una sola hermandad, para que eso pueda suceder y que no existan divisiones, dudas, ni confrontaciones, porque cuando eso suceda, Mi Amor allí no estará.
Recojan con sus manos los frutos que Yo les he dado a través de cada aparición, por medio de cada encuentro, así como a través de cada Sacramento.
Aprendan a vivir la Voluntad de Dios tal cual es y no la modifiquen.
El mundo ya modifica muchas Leyes y por eso sufre y agoniza. Pero ustedes, que han sido agraciados desde el principio al fin, deben dar el ejemplo, salir de sí y dar todo por sus amigos, como por sus enemigos. Esta es la llave más importante que hoy les doy, a través de este mensaje.
Por eso expongo Mi Corazón vivo y humano, que ha sido glorificado y transubstanciado por medio de la lanza en la Cruz, para que sea considerado y adorado por los hombres como la justificación delante de Dios, a pesar de sus errores y de sus pruebas.
Los gobernantes no transformarán el mundo sino la fe de sus corazones transformará la Tierra.
Así como en el mar de Galilea llamé a los doce, hoy los llamo a ustedes nuevamente y a todos los que escuchan en el mundo, para que la Palabra de Dios sea considerada y apreciada como la última fuente de expiación antes de que los cielos se cierren hacia el mundo y sus Mensajeros se recojan.
Yo rezo por ese momento, también rezo por ese tiempo que llegará. El mundo no sabe lo que Dios está pensando, por eso cae en su propia voluntad una y otra vez. Pero Yo les enseño por medio de Mi Amor a hacerlos libres algún día, sabiendo que no miro sus imperfecciones sino sus virtudes, sus sinceras virtudes, que harán transformar al mundo como el mundo lo necesita en este tiempo.
Entren en Comunión con Mi Corazón vivo, humano y palpitante, y todo, todo se recuperará.
El proyecto de la humanidad en el Génesis fue alterado, y lo que hoy se vive es la consecuencia de los primeros errores de Adán y Eva. Pero Yo vine al mundo incondicionalmente y como un pobre hombre a enseñarles sobre el amor y la verdad. Me dejé clavar en la Cruz, ser flagelado, humillado y martirizado. Dios dejó que salivaran Su Rostro completamente y que Su Sangre fuera derramada, gota a gota.
¿Quién tendrá conciencia de ese misterio?¿Quién amará ese misterio para que el misterio se devele?
Todo comienza y termina en el amor, porque será el amor que los resucitará en espíritu y en vida. ¡Ay de aquellos que no se suplen de este amor! ¡Ay de aquellos que Me dieron la espalda por otros amores!
Si Yo estoy aquí es porque persevero en sus vidas y ustedes perseveran en Mí, a pesar de lo que sucede. Algún día todo se comprenderá, todo lo que ha sucedido aquí se comprenderá. La Puerta del Cielo se cerrará para que las almas de la Tierra vivan su último tiempo.
No estoy siendo dramático. Estoy siendo sincero, porque Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en los corazones humildes y resignados ante el Padre Celestial.
Pero antes de que Yo Me eleve al Cielo por última vez y haya terminado Mi tarea con ustedes, después de las próximas peregrinaciones, enviaré a Mis Ángeles con las flechas del Amor de Dios para que sean enterradas en los corazones abiertos. Y así las esencias, en esta última hora y en este último tiempo, se unan al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Hoy está presente el Espíritu Santo a través de Mi Boca, hablando a través de la Palabra y de Mis Labios el fuego de Dios, que transforma lo corrupto en incorrupto; lo que es bajo, en sublime; el error y la miseria, en misericordia.
Benditos sean los que guarden Mis Palabras, porque la necesitarán en el próximo tiempo.
Benditos sean los que escuchan Mi Verbo, porque recordarán Mis palabras en los momentos más difíciles de la humanidad y en estos tiempos críticos, en donde todo está en juego.
Cuando vean que el mundo esté por venirse abajo, será el momento en que estaré retornando físicamente. Y las escrituras del Apocalipsis se cumplirán. La Biblia será renovada, porque el Maestro y Señor del Universo reescribirá un Nuevo Testamento para la humanidad y el Universo. Y los Ángeles serán testigos del legado de Amor y de Gracia que fue depositado en el corazón de los que escucharon la Palabra del Señor.
Mientras la última trompeta suena en el Centro del Universo local, las leyes angélicas se movilizan con sus legiones de Luz y sus huestes, para preparar silenciosamente la derrota del ángel caído y de sus allegados.
El Cetro de Dios será colocado en la Tierra y será reconocido y visto como si fueran cientos de soles. Y la Justicia Divina se cumplirá.
Ha llegado la hora de dar ese paso para que todo eso se cumpla. Depende de la humanidad que todo eso suceda.
Reciban estas Gracias como las últimas. La hora de los testigos se está aproximando. Los desiertos están llenos de prisioneros y mueren por creer en el nombre del Señor. Más testigos aparecerán ante las naciones del mundo y serán reconocidos por el gran amor en sus corazones. Ellos le señalarán a la Tierra el próximo camino y en su ofrenda silenciosa prepararán el retorno de su Maestro y Redentor.
En este domingo glorioso del Espíritu Santo, ante la presencia de la llama de Amor el Espíritu Santo del Padre, del Todopoderoso y Sublime Creador del Universo, ante Sus Potestades celestiales y universales, angelicales y bienaventuradas, ante los santos y los servidores, recreo en este momento el legado de Amor del Sacrificio del Cordero de Dios, por medio de la Eucaristía.
Tomé el pan y les dije a Mis Apóstoles y a todos los que estaban presentes, en la bendición del Altísimo y de la Fuente de Su Divina Misericordia, y les vuelvo a recordar, que este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados y que les concede la vida eterna.
En esta Comunión y de la misma forma, bajo la efusión del Espíritu Santo, tomé el Cáliz, di gracias a Dios, el Todopoderoso, por el Cáliz que Me había ofrecido, por la salvación y la redención de la humanidad hasta el fin de los tiempos.
Y hoy les vuelvo a decir que tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, que fue derramada y hoy es derramada por los mártires y los santos de los últimos días, para el perdón de los pecados.
Que la memoria del Cordero de Dios quede impregnada en las células de los que comulgan del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Yo Soy Aquel que se ha dado por todos los hombres y mujeres de la Tierra, a fin de que se cumpla la Sagrada y Divina Voluntad.
Y como les enseñé, repitan ahora el Padrenuestro en arameo.
Abbun debashmaia...
Hoy proclaman la resurrección del Señor en los corazones redimidos, bajo la intervención del Espíritu Santo.
En Mi Paz los dejo y Mi Paz les doy, para que esta Paz, que es inextinguible e inalterable, se multiplique en los cuatro puntos de la Tierra y sobre todo en los corazones que necesitan del Amor de Dios.
Que la paz comparta el amor y la hermandad; que la paz comparta el bien y la fraternidad; que la paz cure a los corazones y todas sus heridas; que la paz establezca el Reino de Dios en este planeta.
Ahora se darán, en Mi Nombre, un saludo de paz y de perdón, en nombre de la humanidad.
Les agradezco.
Me verán venir como un Sol en la noche, como Aquel que venció a las tinieblas y a la muerte; Aquel que hizo del mundo, un mundo rescatable y una humanidad redimida.
Pero no volveré como la primera vez, como lo fue en el pesebre de Belén. Volveré y retornaré distinto de lo que ustedes conocen y saben.
Si Mi Padre Me ha pedido estar aquí, es que es parte de Su Voluntad y no de la de los hombres. Su amado Hijo no desperdicia las Leyes de Dios, sino que las cumple al pie de la letra, por medio de Sus ejemplos y de Su testimonio.
Por eso, hijos, no dejen invadir sus corazones por los que dicen que Yo no estoy aquí. No les haría perder el tiempo, ni tampoco la hora. Cada momento para Dios es precioso.
De los que niegan de Mi Obra el Padre se encargará, porque así como Él es Amor, también el Padre es Justicia y la Justicia se está aproximando al mundo.
La Justicia de Dios arrebatará a los hombres de la noche a la mañana y nadie podrá escapar de ella, porque así como hoy Yo les doy Mi Misericordia, el Padre les entregará Su Justicia.
Es tiempo de hacer penitencia y de arrepentirse de corazón, para que estén a salvo, independientemente de lo que crean o de lo que vivan por medio de las religiones.
Yo vengo por fuera de la Iglesia para dar un testimonio vivo.
Vengo por los que no conocen la cristiandad, por los que nunca tuvieron la oportunidad de vivirlo ni de profesarlo.
Vengo a derribar el paganismo mundial y moderno, para que sepan que aún existe un solo Dios en Tres Personas y que el Dios de la Fuente y del Amor es para todos y no solamente para los cristianos. Mi Evangelio es para la humanidad. Mi Palabra de Salvación es para todas las razas y todos los pueblos.
¡Ay de aquellos sacerdotes que difaman Mi Nombre y no viven sus votos ante el Creador! Es más poderoso dar a conocer el Nombre de Jesús, que negarlo en aquellos que lo viven de otra forma, porque Mi Amor es misericordioso, piadoso e invencible.
Yo vengo con la voz del último profeta del desierto, como la Voz del Gran Sol de Universo. Vengo, por medio de este camino, a unificar las religiones, porque si no se unifican en este tiempo final, padecerán y no podrán decir al Padre que no lo sabían.
Mi Amor es crístico y redentor, y lo sigue siendo desde el principio, cuando encarné en la Fuente de Dios y vine al mundo para dar testimonio del Amor de Dios a las criaturas.
No quisiera que perdieran el tiempo, compañeros, en los comentarios. Concentren su atención en el mundo interior y no en los juicios y en lo superficial. Ya les dije una vez: por sus frutos los conocerán.
No vengo a trabajar al mundo con seres perfectos, ni seres sublimes. Vengo a escoger lo más difícil en este mundo, para hacer lo más grandioso por medio de Mi Obra Redentora.
Si Yo hubiera aparecido dentro de la Iglesia en este tiempo, Mi Voz hubiera sido anulada y no escuchada. La Voluntad de Dios no es comprendida por los hombres, ni tampoco aceptada. Por eso existe sufrimiento en el mundo, enfermedades, perdición, y aún existen las guerras y los conflictos.
Unifíquense antes de que todo se agrave. No pierdan el tiempo en lo que dicen o en lo que dirán.
Quien usa Mi Nombre para difamar, está perdido y solo Yo lo podré absolver y perdonar.
Para que vean cuán grande es Mi Misericordia, vengo a buscar a los que están más lejos de Dios, a los que están en otros caminos, para que finalmente encuentren el único camino que los lleva al Reino de Mi Padre, directo a Su Corazón.
Vengo a esta tierra y a este lugar para tornarla sagrada algún día, como lo fue en el principio. Por eso la misión recién comienza y su donación será imprescindible para que eso se pueda llevar adelante.
No pueden abandonar su consagración al Inmaculado Corazón de María, porque tampoco Su Energía Divina se desperdicia.
Yo vengo a darles a conocer el amor que pueden vivir en sus corazones y no a través de los hombres que dicen que lo viven o que lo practican. Muchos, a través de los tiempos, no han creído en la Obra de los Sagrados Corazones, pero cuando todo pase y todo termine, la humanidad se dará cuenta de que perdió una gran oportunidad.
Pero ahora Yo seguiré adelante con los que Me quieran seguir. No caminaré al lado de los tibios o de los fríos de corazón. El mundo necesita de auxilio y de mucha misericordia. El mundo necesita encontrar la Luz y salir de la ignorancia permanente.
Por eso camino junto a Mi Madre y a San José entre las naciones del mundo, para dar testimonio de Mi Retorno a la humanidad. Y esto no es una teoría.
Les vuelvo a decir: su Señor nada desperdicia, porque el Universo de Dios es sagrado y bendito. Y algún día, esta parte del Universo debe ser sagrada y bendita.
No permitan que los hombres tibios les coloquen vendas en los ojos para que no puedan ver el camino que Mi Corazón Misericordioso les está indicando en esta nueva etapa de sus vidas.
Consagrarse como un Hijo de María significa un compromiso irrefutable. Mi deseo no es ver hombres y mujeres vestidos de celeste, sino soldados que saben lo que están haciendo y que cumplen lo que dicen por donde van.
Si las almas no despiertan a su misión, ¿cómo la Tierra será curada? Es necesario determinación y valentía para animarse a vivir lo desconocido, lo que nunca han sabido, lo que nadie les contó, porque es algo nuevo dentro de Mi Obra Redentora, es algo para este tiempo, en donde todo se definirá.
Quisiera darles a beber de Mi Cáliz, pero veo que aún hay labios que no se abren para beber de Mi Sangre y comprometerse Conmigo. Pero no se desesperen; Soy paciente, porque todo tiene su tiempo.
Los que se consagran como Hijos de Mi Madre asumen vivir un solo camino y no dos. Les vuelvo a decir: debo extirpar con Mis propias Manos el paganismo moderno de estos tiempos. Las almas no pueden olvidar los Mandamientos y deben vivirlos como fueron presentados. Las almas no pueden perder el sentido de su camino y deben fortalecerse en la oración, porque será la llama que los iluminará en este último tiempo.
Hoy vengo a decirles que estoy volviendo, primero en Espíritu y después en Gloria. Reciban en sus corazones Mi Divino Espíritu, para que puedan sentir que todo es verdad y que no son solo palabras pasajeras o emotivas.
Vengo a despertar en este tiempo al hombre robusto y al viejo hombre, para que sean hombres nuevos, como lo hice con Mis apóstoles en el pasado. Necesito que estén aquí con determinación y fuerza interior para poder acompañar a su Maestro y Señor por nuevos caminos que no los aparten de su fe, ni de su creencia.
Debo propagar al mundo la verdadera cristiandad, la que surgió en las primeras comunidades cristianas, después de Mi Ascensión. Necesito ver sobre este planeta a una nueva y consagrada familia esenia, que viva Mi llamado con humildad y con alegría, sin dudar en nada.
Sé que muchos no creerán que Yo estoy aquí, como lo han profesado. Bienaventurados serán los que vivan el mensaje y lo hagan parte de sí, porque tendrán sabiduría para decidir y escoger.
Vengo a restaurar Mi Iglesia fuera de la Iglesia, llamando a nuevos obreros, para que en total resignación, humildad y entrega sustenten las paredes de Mi Templo en el mundo, aunque hayan estado en otros caminos o viviendo otras experiencias.
Quisiera que pudieran ver detrás de todo esto, el Amor; la invitación que los llamo a vivir en su Señor Jesucristo, sabiendo que el Amor es lo que permite todo, lo que concede todo, más que proclamar la Palabra del Señor, porque la Palabra de Dios se cumple cuando el corazón vive el Amor y no solo emite palabras vacías, como algunos sacerdotes, de los que aún espero por su arrepentimiento. Pero no se inquieten, todo se revelará y por sus frutos los conocerán.
Es más grandioso vivir el Llamado con amor, que con renuncia; es más grandioso vivir el Llamado con gozo, que con indiferencia, porque todo lo que les entrego es definitivo y no se volverá a repetir en ningún otro ciclo.
Por eso beban de Mis impulsos sagrados antes de que ellos terminen, porque la Fuente de Mi Divina Misericordia aún está abierta, pero algún día se cerrará, porque la humanidad deberá aprender por sí misma a arrepentirse de corazón.
Yo Soy ese Sol que ascendió a los Cielos, para retornar algún día a la Tierra y hacer repoblar con Mi Presencia a este planeta con nuevos Cristos, tan semejantes a Mí. Y aunque eso parezca una herejía, es una decisión de Dios. Su Palabra es santa y Su Voluntad es intransferible.
Quien acepta sin comprender será feliz. Quien lo vive sin entenderlo, entrará en el Reino de los Cielos.
Por eso, recen por los que no creen que Yo estoy aquí; desde los Sumos Sacerdotes, hasta los fieles de Mi Iglesia. Recen por el Santo Padre, para que él cumpla lo que Yo necesito, como sucesor de Pedro; para que él tenga la fuerza interior de llevar adelante el cambio que la Iglesia necesita en estos tiempos, desde su epicentro hacia todo el mundo.
Quisiera de Perú una tierra bendita, que siga propagando su fe y su humildad, como hasta los tiempos de hoy, por los tiempos que vendrán.
Quisiera que Me acogieran en sus corazones, en sus familias y en sus hogares, con una devoción más ardiente y encendida; con una fe inquebrantable; con una esperanza fortalecida y una alegría infinita de ayudar a los que sufren en cada parte de este mundo, sabiendo que, si hoy Yo estoy aquí, es por Voluntad de Dios, por determinación de Sus designios y de Sus honores para los que más sufren la desesperación y la enfermedad.
Hasta que las naciones no reconozcan que Mi Espíritu Divino está retornando, no podré retornar en Gloria al mundo. Por eso, como en otros tiempos, con pocos haré las grandes Obras de Dios.
Acepten vivir el despertar y su vida será renovada. Acepten caminar a Mi lado tomándose de Mi Mano y sus vidas se transfigurarán, porque no solamente vengo por los que Me aman, sino por los pecadores y los más imperfectos, por los que sufren y tienen heridas profundas en su consciencia.
Vengo como el Corazón de Luz de Dios, para reparar las heridas de la humanidad, para que al menos tenga una chance de darse cuenta que está perdida y que debe redimirse antes de que todo suceda.
Por eso, en este tiempo trabajaré con los ángeles de las naciones, a pesar de que ellos están muy ofendidos por lo que ven de cada pueblo. Si sus oraciones fueran sinceras y verdaderas, si brotaran de su corazón y de su profunda devoción, ellas ganarán más fuerza interior para evitar más desastres en el mundo.
Los ángeles son parte de sus vidas y sus vidas son parte de los ángeles. Despierten para lo que no pueden ver con sus ojos físicos, pero sí para lo que el alma puede sentir en su interior y es verdadero.
Déjense permear por Mi Fuego renovador y la Tierra será repoblada por una nueva esperanza.
Sean misioneros de Mi Corazón y Yo podré contar con ustedes a cada nuevo paso y en cada nuevo detalle.
Vengo por este pueblo, porque Me reconoce, porque Me quiere vivir y sentir. Abran sus corazones para recibir Mi Divina Misericordia, y todo pasará, porque nunca estarán solos si aceptan Mi llamado. Y si se arrepienten de verdad, todo se transformará.
Sean soles en esta nueva aurora que amanece y que despunta con fuerza y poder, para mostrar al mundo el retorno del Hijo de Dios.
Santificaré especialmente todos los elementos que hoy han traído a Mi altar, para que lleven a sus hogares un pedacito de la Luz de Mi Corazón.
Incienso.
También llevarán a sus hogares, sobre todo sobre sus corazones, una sagrada medalla, que he pedido que acuñasen para mostrar la Gloria de Mi Corazón, en lo que es simple y humilde.
Hoy elevo, Señor, esta sagrada ofrenda para Tu Universo Celestial, a fin de que las almas se purifiquen y encuentren reparación y consuelo en el Corazón de Tu Hijo, a fin de que cada elemento, como cada alma se santifique en Gloria a Tu Nombre y a Tu Divino Poder Creador.
Santifica Señor, todo lo que está aquí y purifícalo, para que alcance la Luz de la Redención. Amén.
Todo es santificado para que todo sea renovado como Dios lo ha pensado.
Hace más de dos mil años, Yo les enseñé a comer de Mi Cuerpo y a beber de Mi Sangre, y espero que hoy lo hagan para la reparación de Mi Sagrado Corazón ante los grandes ultrajes de las naciones, de sus gobernantes y de los pueblos que son ignorantes delante de la Creación; para que las Gracias del Padre, en Su divina expresión, desciendan sobre los que más necesitan de cura y de redención.
Tomé el pan y di gracias a Dios diciendo a los Míos: Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por ustedes y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Di gracias a Dios por el Sagrado Cáliz; y Él lo bendijo a través de Su Hijo.
Y les dije a Mis apóstoles: Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza, que surgirá en el fin de los tiempos para la redención de los pecadores y la consagración de los que no se han redimido al Señor.
Y con la oración que les enseñé, el pan y el vino se transustancien y se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.
Padre Nuestro.
Hasta que todo el mundo no coma ni beba de Mi Sangre, no habrá paz eterna en la Tierra. Por eso, Yo voy al encuentro de todos; no solo del que ya cree en Mí, sino también de los que no creen en Mí y están en otros caminos.
Que la Sagrada Luz de Mi Corazón descienda sobre estas medallas, para que lleguen a los que más la necesitan y especialmente a los enfermos, en los hospitales. Amén.
Hoy Me voy de aquí, compañeros, sabiendo que la Obra de Dios se pudo cumplir en este país, con la apertura de sus corazones y vidas al llamado de su Señor y Redentor. Y espero volver aquí para ver a muchos más, reunidos en Mi Nombre y clamando por Mi Misericordia.
Yo los bendigo en el Nombre de Nuestro Padre Creador, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias Señor por cuanto nos das! En este encuentro Te honramos Señor.
Entra en Mi Corazón y encontrarás tu casa, tu origen y tu principio, tu camino y tu verdad.
Entra en Mi Corazón y encontrarás lo nuevo, lo que más buscas, lo que más necesita tu alma y tu espíritu, para que en este ciclo agudo vivas el Plan de Dios.
Entra en Mi Corazón y vacíate de todo, hasta el punto de saber quién eres y todo lo que deberás perder para que Yo pueda obrar en ti.
Entra en Mi Corazón y cálmate. Ya he visto tus lágrimas y tus llantos, pues vengo con Mi Misericordia para curar lo impenetrable.
Entra en Mi Corazón y silénciate. Busca dentro de Mí el gran refugio de Dios, la morada que muchos no buscan, por sus preferencias, por sus deseos, por la vida externa.
Entra en Mi Corazón y sáciame. Tengo sed de tu amor y de tu verdad, para que finalmente te fundas en Mí.
Entra en Mi Corazón y no te preocupes. Allí se guarda un tesoro pensado por el Padre para ti; el principio de tu esencia, en el momento en que fuiste creado en el Vientre de tu Madre.
Vengo con Mi Misericordia para borrar el pasado, no solo en sus consciencias, sino también en España y más allá de ella.
Entra en Mi Corazón y comulga Conmigo. Ya conozco tus defectos, tus pruebas, tus miserias y tus dificultades. Sonrío a cada una de ellas, porque tú piensas que no las puedes superar.
Entra en Mi Corazón y ríndete, porque así Yo te enseñaré a encontrar el sentido a la vida, al camino espiritual, a la meta de tu alma y de tu espíritu.
Entra en Mi Corazón y te refugiarás en Dios, porque allí, en Mi Corazón, nada más importa que solo tú te unas a Dios, el Creador, porque lo estarás haciendo por aquellos que no lo hacen, por los que no lo viven y también por los que no lo buscan.
Entra en Mi Corazón y encontrarás la salida, la liberación de tu infierno, la rendición de tus amarras, la elevación de tu espíritu y la redención de todo tu ser.
Solo entra en Mi Corazón y déjame actuar por un momento, porque así no conocerás tu vida, de aquí en adelante.
Cuantas veces tú entres en Mi Corazón, Yo podré estar en ti, gobernaré tu consciencia, tus sentimientos, tus pensamientos y todos tus sentidos. Y percibirás en cada momento todo lo que no está bien para Mí, y unido a Mí, transformarás cada aspecto de tu ser, al punto de no poder reconocerte en poco tiempo.
Si tan solo entras en Mi Corazón, conocerás tus virtudes; también conocerás tus miserias, para que las puedas trascender una a una.
Si consigo que muchos más entren en Mi Corazón, todo el planeta no estará perdido. Encontraré instrumentos y servidores totalmente entregados a Mí, para que Yo pueda actuar a través de sus vidas y hacer de cada etapa un nuevo camino y una nueva oportunidad, que aún no has vivido en esta vida.
Entra en Mi Corazón, porque allí se encuentra la Puerta hacia Dios.
En el corazón existe el amor vivo, en la mente solo existen ideas huecas. Si entras en Mi Corazón, Yo podré darte sabiduría y plenitud.
Mi Corazón fue traspasado por la lanza de la humanidad, por el pecado, por la impunidad, por el falso poder, y Mi Corazón derramó agua y sangre, virtudes de misericordia y de divinidad para todas las almas.
Cuando las almas no entran en Mi Corazón, Yo no puedo hacer nada, tan solo contemplarlas, orar por ellas para que encuentren el camino hacia el templo de Mi Corazón.
Hoy los rebaños están dispersos. Pocos quieren saber quiénes son en verdad y qué han venido a cumplir en nombre de Mi Padre.
Si entran en Mi Corazón, todo este conocimiento será revelado y serán libres de la ignorancia, de la ilusión y de todo lo que no es real. Percibirán la vida diferente, encontrarán sentido a sus caminos y podrán vivir el Don del Temor a Dios, porque podrán sentir cuando se estarán alejando de Él y cuando deberán retornar pronto a Su Corazón Divino.
Si ustedes entran en Mi Corazón y se vacían completamente, Yo podré llegar a más corazones que están perturbados, que están enfermos y que se sienten perdidos con una gran falta de amor y con ausencia de misericordia.
Hoy vengo a entregar, como ha dicho Mi Santa Madre, las últimas llaves de la salvación de la humanidad, porque aún los portales a Mi Divina Misericordia están abiertos. Y será en esa Fuente que sus pecados serán disueltos, que sus faltas serán perdonadas y que todo error que hayan cometido, en contra del amor y de la unidad, pueda ser liberado. Y alcanzarán la expiación que necesitan para poder dar nuevos pasos en esta obra, que estoy decretando para el fin de los tiempos.
Podrán entrar más fácilmente en Mi Corazón si son humildes, si sus almas se resignan a la Voluntad que Yo les traigo y que hasta ahora nunca han vivido.
Con todo este mensaje, hoy quiero decirles que nuevamente hoy ha terminado un ciclo. Hoy deben cerrarse las puertas a la dificultad planetaria, a todo lo que es deuda a nivel espiritual, dentro y fuera de los seres.
Es así que hoy instauro un nuevo ciclo más exigente, más arriesgado, por la victoria de Mi Sagrado Corazón en los caídos de la humanidad, en las estrellas perdidas, en los soles que se han apagado, en los espíritus que no han llegado al Corazón del Creador.
Las almas que hoy están aquí, ante Mi Presencia Celestial, son todas preciosas para Mí.
Deseo que busquen sus virtudes, porque en verdad las necesitarán para los tiempos que llegarán. Serán muy necesarias y urgentes para sus hermanos de camino y para todos los seres que los rodean en esta vida que hoy viven.
La virtud de la fortaleza, la virtud de la fe, la virtud de la unidad, la virtud de la sabiduría, la virtud del discernimiento, la virtud de la ciencia y principalmente la virtud del amor, que une a todas las restantes a través de Mi Corazón Misericordioso.
Ejercítenlas con esfuerzo y determinación, porque si entran en Mi Corazón, las podrán conocer una a una y estarán cerca de sus vidas en los momentos en donde deberán tomar grandes decisiones, que podrían cambiar el rumbo de sus vidas para siempre.
Con estas virtudes, almas de Mi Corazón, los invito a no tomar decisiones precipitadas, a que pregunten a su mundo interior qué es lo que verdaderamente deben hacer para poder seguir el camino que Mi Mano está indicando en esta recta final, en esta última parte de la transición, en los últimos cinco años.
En la hora más crucial del mundo deberán recordar estas palabras y cuántas veces Yo los invité a ingresar dentro de Mi Corazón de Luz. Porque si no lo hacen ahora, en el próximo tiempo se arrepentirán, por ustedes, por sus familias y sus conocidos. Lleven a todos hacia Mi Corazón.
No quiero tener más espinas en Mi Espíritu. Los horrores del mundo me angustian, la sangre que cae sobre el planeta también. El sacrificio a los Reinos y a la Creación, todo eso acongoja Mi Corazón.
Si ustedes ingresan en Mi Corazón, a pesar de lo que suceda, Yo me sentiré pleno de estar más cerca de ustedes y de sus hermanos. Porque si están en Mi Corazón, se darán cuenta cuán lejos están de Mí, muchas veces.
No vengo aquí a reclamarles nada, vengo a restablecer la alianza de sus almas con Mi Alma, la unión de sus corazones con Mi Corazón.
No pierdan el sentido de lo que les estoy diciendo.
Entren en Mi Corazón y estarán en el camino correcto. No perderán la escuela que vengo a presentarles, para que en esta época ustedes la puedan vivir.
Si muchos más entran en Mi Corazón, el mundo no deberá sufrir tanto.
La humanidad hoy provoca la ira de Dios; desde las cosas más insignificantes hasta las situaciones más graves, como es la guerra, los refugiados, la sangre que corre en el mundo y el sacrificio de los animales.
Mientras el mundo no cambie esas actitudes, haga penitencia y se arrepienta de corazón, faltará mucho la paz, y Yo estaré solo en los consecuentes, hasta que se cumpla lo que Yo deseo.
Los tiempos han cambiado mucho y las almas no quieren verlo. Muchos piensan que todo sigue igual: en la sociedad, las naciones y hasta en las religiones.
Cuando Yo retorne, así que Mi Padre Me lo pida, deberé romper muchas estructuras, desde la vida humana hasta en las religiones.
Dios se encuentra en lo que es simple y no poderoso.
Podrán haberme hecho muchas iglesias, pero Yo estoy en una sola y es en el corazón de Mis compañeros.
Cuiden de esa Iglesia verdadera. Que sus sentimientos sean cada vez más fraternos, que sus actitudes sean cada vez más pacíficas, porque así Yo podré contar con ustedes en cualquier momento o en cualquier lugar, no importa lo que sea o todo lo que cueste.
La Obra de Dios, a través de los Sagrados Corazones, es la más difícil de materializar en esta superficie. Por eso venimos al encuentro, en este último tiempo, de aquello que está en llamas, que arde en el fuego de la fricción y lo que es impuro y es injusto.
De esa forma, vengo a entregar el último tesoro que me resta, el más preciado por Mi Padre: es Mi Corazón que ha padecido por ustedes, que sufrió por ustedes, que fue traspasado por ustedes y que resucitó para demostrar al mundo la vida eterna.
El arrepentimiento nace de una verdadera honestidad, de una transparencia que no tiene límites en esta vida material.
Vengo a entregar estas palabras para aquellos que amorosamente, las quieran recibir, meditarlas y reflexionar sobre cada decreto que hoy les he entregado.
Ahora, con sus corazones más mansos y sus consciencias más abiertas, celebremos en este día la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre; un acto de reparación, de penitencia y de entrega a Mi Corazón Misericordioso.
En estos simples elementos se encuentra la renovación de la vida, lo que nutre al espíritu y hace mostrar en ustedes la esencia de Mi Divinidad.
Hoy vengo a renovar la Iglesia en toda la Tierra y a todos los que se unen a ella bajo Mi Universo Celestial.
Que ahora desciendan los ángeles y purifiquen los elementos, que se convertirán en Mi Cuerpo y en Mi Sangre, para todos los seres de buena voluntad.
Encuentren en este Sacramento lo que es simple, humilde y puro a los ojos del Creador.
Como en Jerusalén y Emaús, antes y después de haber resucitado, me reuní con los apóstoles y después con los pastores, para que sintieran y vieran Mi verdadero Ser, que era el Dios vivo en cada partícula de Mi Consciencia y en todo el ser terrenal y humano que viviría la Pasión por ustedes, con el fin de redimir a la humanidad y liberar el mal del planeta.
Después de dos mil años, Mi enemigo se ha afianzado en el mundo, pero su cetro será quebrado por el golpe de la espada de San Miguel.
Todo lo que él retiene en su mano, a través de los siglos y de los tiempos será derrotado por la fuerza del amor de la Fuente, cuando Yo retorne al mundo y cuando vuelva a buscar a todos los que Me pertenecen, a través de los siglos y de los tiempos.
Verán entonces a aquellos que resucitarán de la nada. Todos se asombrarán por lo que verán a su alrededor. En esa hora nada estará oculto, todo será evidente para todos y ya no existirá lo blanco y lo oscuro, sino que cuando Yo retorne existirá lo eterno, Dios.
En aquel tiempo, tomé el pan y le di gracias al Padre por este sacrificio. Él lo bendijo y decreté a Mis apóstoles: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Del mismo modo tomé el cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, Él lo bendijo con la luz de sus ángeles y lo entregué a Mis apóstoles decretando: "Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre de la Alianza nueva y eterna, Sangre que será derramada por todos los hombres para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en Mi Memoria".
Este es el Sacramento de la Renovación. Dichosos son los llamados a vivirlo. Bienaventurados son los que lo reciben para vivir su redención y conversión, hasta que se cumpla Mi Retorno al mundo. Amén
Lleven entonces Mis Palabras al corazón y que el Padre, a través de Su Hijo y del Espíritu Santo siempre los bendiga, para que encuentren en sus caminos Mi Camino de Luz, que hoy les indico, invitándolos a retornar a Mi Corazón, y así podremos ser uno para siempre.
España vivifique Mi Misterio. Los corazones heridos a Mi Iglesia se abran y que sientan en su interior la verdad que les traigo, porque lo que está vivo es lo que hay dentro de los seres y se llama amor del corazón. Que ese amor brote en los que no lo tienen y que muchos más se animen a encontrarlo, sanando a las heridas de la incomprensión.
La fe, la unidad y la hermandad los ilumine. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y a todos lo que lo han estado a través de este medio de comunicación.
Hoy emito una irradiación para todos Mis amigos.
Crean que es posible que el Reino de Dios se aproxime hacia una humanidad enferma que tanto necesita de amor, de perdón y de reconciliación.
Que hoy canten sus corazones sinceros y que se unan a esta Obra que debe abrazar a toda la humanidad, a todas las lenguas, a todos los pueblos y a todas las creencias que buscan vivir el amor y la solidaridad. Que así sea. Amén.
Canción: "Corazón Sincero"
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
Cierren sus ojos y sientan el amor de Mi Glorificado Corazón por las almas del mundo y, especialmente, por todas las almas perdidas.
Hoy les muestro en Mi Pecho, abriendo Mis Brazos y extendiendo Mis Manos, Mi Corazón Eucarístico y, debajo de Él, el Santo Cáliz del Señor, elementos sagrados, que a través del Pastor, junto a Sus ovejas, viene a renovar el misterio de la Cena Pascual.
Hoy, ante un mundo en tinieblas, en guerras y en destrucción, su amado Rey viene a renovar la Cena Pascual, para que sus corazones y almas, a través de este Sacramento, solo sientan el amor; amor que penetra en lo más profundo de la consciencia, llegando hasta las células y hasta los átomos de quien lo permite. Este es el verdadero misterio de la Santa Eucaristía, convertida en el Cuerpo y en la Sangre de su Señor.
Les pido que cierren sus ojos, para sentir las palabras del Amor de Dios, que vienen a sanar las heridas; que vienen a liberar las amarras; que vienen a renovarlos una vez más, porque el mundo lo necesita.
Hoy los invito compañeros, sacerdotes, madres y amigos, a compartir esta Cena Pascual Conmigo, con el fin de ejercer y de poder generar la reconciliación de todas las almas con Dios, con Su Divina Fuente de Gracias.
Hoy no estoy aquí con los doce apóstoles, como lo estuve en el pasado. Hoy vengo a cumplir Mi Promesa y vengo aquí, a este recinto sagrado, para estar entre las multitudes, para que todos sean partícipes de la renovación de esta Cena Pascual, concedida por obra y gracia del Espíritu Santo. Es este Santo Espíritu de Dios ha hecho aproximar a su Maestro y Señor, para que Él pudiera contemplar su fe y no sus pecados; para que Él pudiera reencender la llama de amor en todos los corazones que así lo acepten.
Este Corazón Eucarístico, que aquí hoy resplandece, viene a irradiar la paz para el mundo. Este es el mayor símbolo de unidad entre los hombres y Dios, entre el Cielo y la Tierra, entre los ángeles y las almas. Felices serán por siempre los que vienen aquí, a celebrar Conmigo la renovación de esta Cena Pascual.
Esta Comunión que hoy ofreceré para ustedes, brotará de lo más íntimo de Mi Espíritu. Por eso, compañeros, no pierdan la oportunidad y la Gracia de poder beber de este misterio de Amor que brota de Mi Corazón Eucarístico, hoy expuesto desde el Universo Celestial para todo el planeta, para todas las razas y para todos los pueblos del mundo.
Hoy llamo, en los planos internos, a todas las tribus de Israel, de Oriente a Occidente, desde el Norte hasta el Sur. Los llamo a todos, a todas las ovejas, para que vengan a participar de esta Cena, de esta Comunión espiritual con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Muchas de las cosas que se cuentan sobre la última Cena son ciertas, pero muy pocos saben lo que verdaderamente sucedió en aquel tiempo, cuando Yo reuní a Mis apóstoles para que pudieran adorar a Mi Corazón Eucarístico, en la presencia del Padre, de la primera Persona de la Santísima Trinidad.
Es eso mismo que hoy les traigo hasta aquí y expongo ante sus ojos internos, porque son sus corazones los que deben beber de la Fuente de este misterio. No hay pecado, no hay dolor ni tampoco angustia que pueda prevalecer mientras estoy presente aquí, renovando esta Cena Pascual en cada uno de sus corazones y especialmente en sus almas, las que hoy vengo a curar de muchas enfermedades internas.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor se está arrodillando.
Preguntarán ¿por qué hago esto? ¿Acaso Dios no es más fuerte que todos los hombres? Santa sea Su Humildad y Misericordia que viene a entregar a Su pequeño Hijo, para que las almas se puedan salvar, antes que la puerta de la Misericordia se cierre en el mundo.
Ustedes, hoy, en esta Cena Pascual junto a Mí, serán testigos de este legado espiritual que hoy entrego a sus espíritus; el cual se revelará como un sentimiento, como una verdad, como un talento y un don en el fin de estos tiempos.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Ahora Nuestro Señor está elevando Sus Ojos a lo Alto. Extendiendo Sus Brazos y Sus Manos hacia lo Alto, aún expone, con más fuerza y poder, Su Corazón Eucarístico. Está invocando a los Universos Celestiales.
"Adonai, no mires la injusticia de la humanidad; no mires los errores, las indiferencias y los ultrajes, los sacrilegios y el orgullo de los hombres.
Adonai, abre la puerta de Tu Corazón para que todas las almas ingresen en Tu Fuente de Amor.
Hoy Me ofrezco, Padre Mío, por la dolorosa pasión vivida, por el sacrificio de la Cruz, por cada uno de los presentes que representan a muchas almas más en el mundo.
Adonai, que cada una de ellas pueda ser testigo del Amor que Yo les entrego; Amor que proviene de Tu Corazón Santo, de Tu Gloria y del poder de Tu Gracia.
Hoy ofrezco, Padre Mío, la sublime compasión de Mi Corazón, aquella que estuvo viva y pulsante en los momentos de Mi mayor agonía.
Vengo a renovar en toda iglesia de la Tierra y en todos los cristianos del mundo, ésta, Tu Sagrada Cena Pascual. Que los ángeles desciendan de Tu Gloria para ofrecer el Sacramento de la Reconciliación y la confirmación de las almas, al Plan de Redención".
Dios habla con los más simples de corazón. Imiten Mi Corazón simple y siempre serán portadores de la paz.
Renovemos ahora el Sacramento del altar, para que las almas beban de la Fuente y ninguna se quede atrás. Que todos tengan la oportunidad de cristificarse en algún momento de sus vidas.
Quiero que nazcan los Nuevos Cristos, siervos predilectos de Mi Corazón. Quiero que despierten los dones y que los talentos se muestren para honrar y glorificar al Creador. Si esto sucede así, gran parte de la humanidad se salvará y muchos no deberán sufrir el caos de estos tiempos.
Con esta renovación de la Cena Pascual, compañeros, su Maestro y Señor, Siervo del Altísimo, viene a renovar la última Cena para hacerles recordar el misterio que viví en aquellos tiempos y con el fin primordial de apartar las fuerzas del caos de este planeta, con la sagrada intercesión de San Miguel Arcángel.
Estén atentos a esta ceremonia, porque Cielo y Tierra pasarán; Mis Palabras quedarán en los corazones humildes, en aquellos que acepten ser lavados por el Agua de Vida.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres pueden aproximarse, por favor.
Los que sientan pueden sentarse.
Nos estamos preparando en este momento, para comulgar con Universo Celestial y poder revivir la última Cena de Nuestro Señor.
Yo traeré aquí, compañeros, lo que viví con Mis apóstoles en el pasado para que puedan revivir los códigos de Mi Pasión, profundamente permeados por la esencia del Amor y de la Divina Compasión.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Colocamos las palmas de nuestras manos hacia arriba, en señal de recepción, mientras Nuestro Señor prepara esta Cena.
Que el Señor santifique estos elementos, a través de las manos de todos Sus ángeles, para que la materia se transforme en un divino instrumento de Dios. Que así sea.
El agua, que es nuevamente bendecida, recibe más fuerza y poder para transubstanciar todas las partículas de la vida material.
En aquel tiempo, su Señor pidió a Sus apóstoles que colocaran en la mesa varias jarras de agua, para que después de haber lavado sus pies, antes de sentarse a la mesa para comulgar del Cordero Pascual, sus manos estuvieran purificadas, así como sus almas.
Mientras las almas Me sirven, para que Mi Gracia sea posible en todos, entren en oración interior para poder sentir aún más al Maestro, en esta Sagrada Cena.
En cuanto su Maestro y Señor estaba con los apóstoles, y con muchos más reunidos en el plano del espíritu, para celebrar este misterio pascual, en donde la Misericordia vencería a la muerte y todos los pecados del mundo, las santas mujeres, siervas predilectas de María Santísima, también estaban en comunión, en adoración y en oración, esperando por la Pasión de su Esposo Celestial para así poder acompañarlo en esta tarea de emanación del Amor Universal hacia todo el planeta, por medio del sacrificio de su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres podrían hacer una fila y aproximarse.
Que esta luz sea testigo de Mi retorno al mundo. Que el amor nunca se apague. Que la confianza sea eterna, para que los corazones escuchen a su Señor y encuentren en todo el Amor que siempre vence, sin dejar de contemplar las necesidades de las almas; porque los corazones son frágiles y necesitan de refugio para que puedan vivir su cura, en este tiempo de redención.
Es necesario construir una nueva Tierra, llena de corazones puros que puedan vivificar a su Señor, y así alabarlo por siempre, porque en todo está el Amor que busca encenderse en las almas cuando los corazones abren las puertas para poder reconocer la paz.
Todos deben curarse para liberar sus miedos y formas, y encontrar consuelo cuando se lo piden a su Señor, porque Él es más que una llama; Él es un Sol, que todo alumbra.
Después que las santas mujeres encendieron sus velas para vigilar en oración los misterios de la Pasión de su Señor, ellas estaban atentas a todo lo que les decía Mi Madre María.
Por otra parte, en el sagrado Cenáculo, su Señor y Rey, sintiendo aproximarse Su Pasión, con un semblante de paz y una mirada de Misericordia por el mundo, comenzó a lavar las manos de Sus compañeros para que fueran dignos de este misterio pascual.
Yo lavaba para purificar y hacer renacer a los corazones.
Lavaba para cicatrizar y también para renovar la esperanza de todos los que creían en Mí.
Lavaba para pacificar y disolver los miedos de todas las consciencias.
Lavaba para santificar a todas las almas a través del Amor que Dios hacía emanar de Mi Corazón.
Lavaba para hacer más humildes a los humildes, porque son portadores del Reino Celestial.
Lavaba para que ellos alabaran a Dios a través de Su Hijo, viviendo con Él los misterios de Su Pasión.
Lavaba para que aprendieran a instruir, difundiendo la buena nueva en todos los que precisarían reconstruir sus caminos de luz.
Lavaba para revivir, en cada corazón, el Amor del Padre.
Lavaba para aliviar a los corazones de sus profundas heridas y de sus miedos más internos.
Lavaba para que imitaran Mi ejemplo de la sagrada humildad ante sus semejantes.
Lavaba para que ellos aprendieran a traer el universo hacia este planeta.
Lavaba para poder redimir los profundos aspectos de la consciencia.
Lavaba para despertar los talentos en aquellos que Me escuchaban de corazón.
Lavaba para que ellos fueran alegres y semejantes a su Redentor.
Lavaba para despertar en cada apóstol el mensaje de Dios.
También lavaba las manos para cicatrizar lo que todos desconocen.
Lavaba para despertar la renuncia de todos los que Me seguirían.
Lavaba, solo lavaba las manos, para demostrar el poder de Mi Silencio.
Lavaba para aquellos que debían conocer Mi Santa Iglesia.
Lavaba para liberar todas las angustias, para que todos fueran merecedores y dignos hijos de Dios.
Lavaba para que ellos llevaran Mi mensaje al mundo, como ejemplos de amor y de verdad.
Y a algunos les daba Mis Llagas para que las revivieran espiritualmente, para que fueran vigilantes y guardianes de Mi Plan hasta el fin de los días, y así reconocieran Quién era su único Amor.
Cerraba las puertas a los que se podrían perder, y encontraba, en los que Me seguían, los caminos de la oportunidad de amar.
Llegó el momento esperado, en el que todos, sentados alrededor de la mesa del Señor, se ofrecieron por la humanidad para vivir junto a su Maestro este sacrificio.
Escuchando las Palabras solemnes de Mi Corazón, colocaron sus manos sobre la mesa, en perfecta receptividad a la Voz amorosa de su Señor. Y sintieron, en nombre de la humanidad y del poder de este sacrificio de amor, el descenso de los ángeles y arcángeles del Cielo.
Jerusalén estaba recogida, en una noche de gran silencio y de gran expectativa, en la que el Hijo del Hombre, después de celebrar Su Cena con aquellos a los cuales Él había llamado, para proclamar la Palabra de Dios. Ellos escucharon en sus corazones y observaron y contemplaron, con sus almas, la realización de este sagrado misterio a través de la Cena Pascual.
Y las santas mujeres, en un profundo éxtasis y entrega, postradas en el suelo, vivían esta Comunión espiritual con su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres se pueden arrodillar y todos aquellos que lo sientan también.
Es así que, abriendo las puertas del universo, el arcángel Miguel presenció la revelación de este misterio, en donde el amor sería la premisa para generar la salvación y la redención de la humanidad.
Después de que la mesa fue santificada por el incienso y por el agua, Nuestro Señor les pidió a los primeros Sacerdotes, los que serían precursores de Su Santa Iglesia Celestial, que acercaran a su Señor, un aceite.
Y así, María Santísima, compenetrada por este misterio de amor y viviendo en Su propia carne, en Su propio espíritu, la Pasión de Su Hijo, Su Señor, también hizo lo mismo.
Su Señor tomó entre Sus Manos este aceite, así como lo hizo Su Sierva fiel. Pidió que los ángeles lo santificaran y lo consagraran en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y María señaló a Sus discípulas con una cruz en la frente, para que también ellas fuesen testigos del principio y del surgimiento de una Nueva Humanidad, despierta, activa y solemne, por medio de los cristos internos de cada corazón y de cada alma.
De esa forma, el Padre instituía, a través de Su Santo Hijo y de Su Santa Madre, la primera legión de discípulas que serían las guardianas de los signos de la Pasión de Nuestro Señor.
Las santas mujeres se comprometieron, en aquel tiempo, a padecer por su Señor con el fin de aliviar todos Sus dolores y ultrajes hasta el fin de sus días.
Mientras Jesús revelaba el misterio de esta última Cena, pidió a Sus apóstoles, y a todos los seres internos que allí se encontraban, que con el santo aceite consagrado por Miguel Arcángel se hicieran una señal de la Cruz en su frente, para confirmar la confianza en este misterio de Amor de la Sagrada Pasión de su Señor y en poder ser portavoces de Su Evangelio en el mundo.
Después que todos fueron señalados con la energía de San Miguel, el Señor continuó con la ceremonia. Tomó el pan sin levadura y elevando Sus Ojos al Cielo, su Señor imploró a Su Padre, lo bendijo y este elemento se convirtió en el Cuerpo de Cristo; hoy bendecido por Mi Corazón Eucarístico. Partió el pan y los ángeles se postraron, aún más en el suelo, cuando Nuestro Señor instituyó por primera vez la Eucaristía con el fin de vencer en el Amor para liberar del mal a este planeta.
Él dijo a Sus apóstoles: "Coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los pecadores para la salvación del mundo y de todas las razas del planeta".
Juan y Pedro se desmayaron al sentir tanto Amor del Señor. Y la Santa Madre recibió el Cuerpo de Su Hijo, así como las santas mujeres, que confirmaron la Pasión de su Señor.
Después de que todos comulgaron, retornaron el pan a la cesta y preciosamente fue cubierto, para proteger el Santo Cuerpo de su Señor.
Jesús le pidió a Sus apóstoles que vertieran el vino en los cálices. Le pidió a Juan que aproximara el agua, pues Su Sangre y Agua sería derramada sobre el mundo.
En ese momento, su Señor pidió que elevaran los pequeños cálices al Cielo, como representación del ejercicio que su Maestro realizaba. Y a todos los ángeles del Cielo les pidió que convirtieran el vino en Su Sangre.
Después de esta bendición, se manifestó el primer paso de la Misericordia de Dios, a través de su Redentor.
Colocando el Cáliz cerca de Su Corazón, les dijo a Sus apóstoles: "Tomen todos de Él, porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza entre los pacificadores y Dios".
Del mismo modo, la Santa Madre, en comunión espiritual, recibió de San Miguel Arcángel la Divina Sangre de Su Hijo. Y las santas mujeres, en un profundo gozo, se postraron al recibir la Santa Alianza de su Señor.
Del mismo modo, el Santo Cuerpo y la Divina Sangre llegaron hasta José de Arimatea. Y todos tomaron de lo que restaba.
De esta forma, se constituía y se confirmaba, a través del Cuerpo y de la Sangre de su Señor, el perdón concedido por el Padre para esta humanidad.
Que hoy todos se alegren, porque han recibido la primera Comunión espiritual con su Soberano Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Pater Noster".
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo estoy presente en todos los corazones y sagrarios de la Tierra.
Ante Mi Presencia Gloriosa Yo les traigo nuevamente el espíritu de Mi Paz, para que sus corazones cicatricen de todas las heridas causadas por la maldad de Mi adversario. Pero Mi triunfo está próximo en ustedes.
Dichosos de aquellos que proclaman Mi Nombre y glorifican a Mi Padre que está en los Cielos. Así las leyes se cumplirán en sus vidas, y sus corazones se pacificarán por haber encontrado al Hijo de Dios en honra y en gloria en estos tiempos, caminando a través de estos naranjos, derramando Su Gracia y Su Misericordia para un mundo que está muy vacío.
Mas sus corazones, compañeros, pueden ser dignos delante de Mí. Y a pesar de los errores, de las imperfecciones y de los juicios, Yo puedo derramarles Mi Divina Misericordia. Pero esa Fuente cesará, el tiempo se aproxima, el gran tiempo del Juicio Universal. Los ángeles se preparan en los Tronos de Dios para poder tocar las últimas trompetas. ¿Quién escuchará la séptima trompeta del Gran Ángel del Señor?
Pero si ustedes moran en Mi Corazón y permiten que Yo los transforme como un barro nuevo para que Yo deposite Mi vino nuevo, estarán protegidos por Mi Espíritu, colmados por Mi Bondad y estarán en el Señor porque estarán en Mi Corazón en los momentos más difíciles de la Tierra.
Hoy les revelé esta Faz gloriosa, compañeros, para que recuerden que Vuestro Rey, el humilde Rey ante Dios Todopoderoso, presenta para el mundo Sus Faces, tan simples pero verdaderas, alcanzadas a través de Su Pasión y de Su Muerte; y de Su Victoria en la Cruz, y de Su Resurrección y de Su Aparición ante la humanidad para estos tiempos tan críticos.
No podré llevar Mi Mensaje a todo el mundo. No todos podrán escuchar Mis Palabras en este mismo momento. Pero el Espíritu Omnipresente del Hijo de Dios, que está en los Cielos, habla a todos los mundos internos de las criaturas porque está llegando la hora de la consciencia; para que despierten a sus realidades, para que puedan ver sus errores y deudas sin sentir culpa, ni ninguna perturbación.
Yo vengo a mostrarles un nuevo camino, aquel camino que Yo mostré para los Doce. Pero hoy muestro este camino verdadero y puro, para toda la humanidad.
Así como Me escucha el corazón de Mi Iglesia, extendida por los cuatro puntos de la Tierra, deseo que todos los corazones Me escuchen fuera de Mi Iglesia; principalmente aquellos que han seguido otros caminos olvidándose de la Voluntad de Dios y de la importancia de buscar el Reino de Dios.
Extiendo Mis Manos hoy hacia ustedes. Derramo Mi Gracia, Mi Gracia Universal, la que brotó después de Mi Misericordia, en el momento en que Yo resucité físicamente y demostré para la humanidad en aquel tiempo, que el Hijo de Dios hecho hombre y consciencia, hecho Cristo Vivo en el espíritu de todos los seres, está vivo y nunca murió.
Yo les demostré cómo poder vencer a la muerte, esta muerte que corroe y que vuelve sus cuerpos corruptos.
Pero Yo les enseño, compañeros, que a través de la donación de Mi Espíritu para cada uno de ustedes, encontrarán esa resurrección interior que en estos tiempos tan difíciles todos son invitados a vivir. Para alcanzar la resurrección espiritual, compañeros, primero deben morir a sus deudas, no sentir ninguna falta por conocerse a sí mismos tal cual son.
Yo vengo a revelar lo verdadero que existe en ustedes, que es el don que Dios depositó a través de Mi Corazón en sus vidas. Así Mis Estrellas de Luz se encienden en sus corazones y las súplicas de todos los hijos de Dios en todo el planeta redimido por Cristo, Vuestro Señor, son escuchadas en los Tronos del Cielo.
Los ángeles pueden detener la Justicia de Dios, la Justicia de los Siete Ángeles del Gran Señor que están por hacer sonar sus trompetas. Pero ahora es la última que retumbará en todo el planeta y hará eco en el Universo, en esta Vía Láctea en la cual ustedes viven este Proyecto del Creador.
Pero Yo vengo antes del gran tiempo y cuando se muestren las señales, vengo en este tiempo para demostrarles el último camino, para que sepan retornar a Dios a través de Mi Corazón y no sufran las consecuencias de una acción de la humanidad equivocada, que sigue ultrajando el Corazón del Dios Eterno, del Elohim, del Dios vivo, resplandeciente y único, en la máxima expresión de Su esfera celestial.
Pues hoy les digo, compañeros, que a través de Mi glorificación viva ante sus ojos, esa parte de la Consciencia Única de Dios, manifestada a través de Cristo Redentor, está presente aquí, en Aurora, acogiendo sus espíritus y sus familias para que escuchen Mi Llamado urgente al gran cambio, el gran momento de su intensa purificación. Mas si sus corazones mansos, receptivos y despiertos, confían en Mí, Yo les prometo que no sufrirán.
Mas sus vidas y sus generaciones deben purificarse antes del tiempo final, antes de que vivan nuevamente Conmigo la segunda Cena, después del retorno de Cristo, Vuestro Señor.
¿Cómo podré visitar, compañeros, sus casas, si sus corazones no están purificados en el Señor?
El Mesías, el Redentor, se purificó en el Templo Sacro del Señor. Por eso, compañeros, deben vivir la misma Ley que Yo viví. Yo les traigo una Ley renovadora que no tiene sufrimiento, sino una profunda paz al vivir una verdadera transformación en Dios y una comunión perfecta con sus Leyes Divinas.
Las puertas de este Reino presente en este lugar santo, ya están abiertas a partir de este día. Dichosos de aquellos que contemplan la Luz Espiritual del Creador en estos espacios bendecidos por los Mensajeros Divinos, pues esto pertenece a Dios y a ningún hombre de la Tierra, y nadie puede dar ningún juicio delante del Proyecto de Dios.
¡Ay! de aquellos sacerdotes que no escucharon la Palabra de la Virgen María y que excomulgaron a todos Mis compañeros delante de la injusticia que comete este mundo cruel.
Yo no les vengo a enseñar los caminos de la injusticia. Yo vengo a enseñarles el camino de la paz, el verdadero ecumenismo del corazón, que no tiene fronteras, ni lenguas.
El verdadero idioma de los ciento cuarenta y cuatro mil será el idioma del corazón, la vibración del amor, de la unidad y de la fraternidad. Así estarán en comunión con las Leyes del Creador y no se perderán en las cosas superficiales.
Será muy tarde para aquellos que no hayan creído lo que sucedió aquí, espiritualmente; porque habrá testigos que firmarán en el Libro Sagrado de Dios, esta historia del tiempo final. Abracen Mi Corazón profundamente, y sientan Mi Voluntad que quiere transformarlos en nuevos rebaños consagrados al Sacratísimo Corazón de Jesús.
A Santa Margarita Alacoque le revelé este misterio de Mi Corazón, rodeado de espinas por los acontecimientos que sucederían en el fin de los tiempos. Pero ahora Yo les traigo Mi Gloria, la Gloria de Mi Corazón vivo, que es el último complemento que se dona a sus espíritus para que vivan la salvación y no se justifiquen todo el tiempo, sino que se justifiquen a través de Mi Corazón, lleno de Agua y de Sangre por esta humanidad que debe vivir el Proyecto de Dios.
Yo vengo a demostrar fuera de Mi Iglesia los caminos, los caminos hacia el Señor para todos los que los perdieron por la crueldad humana, la mentira y el engaño de las garras de Mi adversario. Pero Yo Soy su verdadero Sol, que desciende desde el Universo Celestial para alumbrar las penumbras y las tinieblas.
Vengo, queridos compañeros, a abrirles la última puerta catorce, aquella que está indicada en este mundo para el retorno de Cristo, vuestro Señor.
Catorce serán las legiones angélicas que cantarán al Elohim los Sagrados Nombres de Dios para anunciar al mundo que el Hijo de Dios viene entre las nubes, rodeado del Universo, trayendo el mensaje de la nueva humanidad. Y a partir de allí, todo estará consumado y todo comenzará de nuevo, con una nueva humanidad.
Ustedes ¿anhelan eso? ¿Saben lo que significa, compañeros, ser parte de la humanidad de Cristo? Este misterio no lo conocen los teólogos. Lo conocerá verdaderamente aquel que more en Mi Corazón y no quiera nada para sí, pues Yo vengo a guiarlos, vengo a cumplir la promesa, aquella que Yo dicté antes de Mi Ascensión.
¿Creen que eso está sucediendo ahora? Debo traerles primero Mi Divinidad. Mi Cuerpo Glorificado no puede mostrarse a ustedes, por las impurezas que vive este mundo de hoy. Mas Mi Misericordia y Mi Gracia son parte del Soplo del Espíritu; traerá para todos la oportunidad de la redención.
Abran las ventanas de toda esta casa, con armonía y con paz, sin perder el silencio que Yo construyo en ustedes.
Que se pongan de pie los que están en los demás lugares, fuera de esta casa. Y ahora vengan aquí, caminando suavemente, como lo hacen los ángeles. No pierdan la concentración. Es parte del ejercicio divino de la paz. Rodearán esta casa y así Yo los bendeciré en el nombre del Señor.
Prepárense. Vengan caminando en paz, Yo guío sus pasos, Yo abro las puertas para aquellos que las tienen cerradas. Mantengan la paz.
Estoy presente aquí y en aquellos que Me abren el corazón.
Vengo para todos, principalmente para los que no están aquí y que olvidaron Mi Camino Redentor.
Vengo a mostrarles la nueva Ley, la Ley del Corazón, conocida por muy pocos. Es un misterio precioso que viene a revelarse al mundo actual, para que los corazones se conviertan, desaten sus amarras y alcancen la liberación a través de Mi Corazón vivo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor está llamando a dos hermanas para que vengan en Su Nombre a sostener los elementos sagrados.
Este será el momento de la Consagración Universal de Mi Corazón vivo, glorificado y misericordioso, para toda la humanidad.
Pongámonos de pie para la Consagración.
¿Recuerdan la oración que Yo les entregué en Ecuador, cuando visitaban ese lugar sagrado donde Mi Madre apareció, en Cuenca?
¿Recuerdan lo que Yo les dije allí, arriba de esas sierras, donde corría un agua cristalina y el cielo parecía que estaba allí presente, rodeándolos todo el tiempo, en esa experiencia de amor con la Divinidad?
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Señor nos presenta en este momento, una cesta dorada de luz para que cada uno de nosotros coloque una intención dentro de esa cesta, como si fuera una molécula de luz, una aspiración de pedirle algo a Dios, a través de Su Hijo.
Él nos pide que esa intención sea verdadera, algo que hasta los días de hoy no conseguimos resolver.
El Señor nos dice:
Por eso Yo Soy el Pastor que ama a todas sus ovejas, no importa cómo sean, pues Mis Ojos de Luz miran en sus corazones el talento de la paz que Yo deposité en sus esencias hace dos mil años. Dichosos de aquellos que caminan a Mi lado y que reencuentran esta comunión Conmigo.
En el nombre de Adonai, ante los ángeles del Cielo, de los coros celestiales, ante la Madre Universal, Madre de la nueva humanidad, ante el Espíritu Santo, que los colma y los renueva, ante los bienaventurados que alcanzaron la cristificación a través de la donación absoluta de sus vidas, de sus misiones, ante todo el Universo que reúne a todas las Galaxias, congrega a todas las estrellas y soles, ante los Elohim, de los Resplandecientes, de los Padres Creadores llamados Arcángeles, ante los Tronos de Dios en Su séptimo nivel sagrado, ante Su Espíritu Purísimo y Divino, en Consciencia Divina de Paz, abriendo Mis Brazos y derramando Mis Rayos, Yo los bendigo en el santo nombre del Padre, en el nombre sagrado del Hijo, el bendito nombre del Espíritu Santo, para que despierte la semilla de la nueva humanidad.
Consagraremos ahora ante los Tronos, estos sacramentos que serán fuente de perdón, de esperanza, de paz y de alivio para todos los que creen en Mi Camino, en Mi Verdad y en Mi Vida.
Cantemos.
Que se escuche su voz ante Dios.
Canten con más fuerza.
En este Cenáculo de Redención, Yo les dejo la paz, les doy la paz, para que vivan en paz.
Les agradezco por haber respondido a este sagrado pedido.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más