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Desde Su crucifixión y por la eternidad, del Corazón de Cristo brotan Sangre y Agua, goteando poco a poco sobre el mundo y sobre la Creación. Siempre que oran a Su Divina Misericordia, siempre que viven bajo esa Ley, siendo misericordiosos, esas gotas de Sangre y Agua tocan a las almas, lavan sus ojos para que puedan ver un nuevo camino y lavan su corazón para que puedan ser dignos de caminar sobre él.
En estos tiempos, hijos, necesitan aprender a contemplar y a amar las señales de su salvación, como lo son la Sangre y el Agua que brotan del Corazón de Cristo.
Para mantenerse con el corazón en equilibrio, creciendo en la vida espiritual con fundamentos verdaderos, no basta vivir de los propios esfuerzos y conocimientos o de toda la Gracia recibida, también necesitan experimentar la rendición y el amor que la contemplación del sacrificio de Cristo los conduce a vivir.
Hay un poder único en la Sangre de Cristo: el poder de restaurar, curar y redimir lo que es imposible. La Sangre de Cristo es la base de toda redención, es el sentido de la espiritualidad en este mundo, es el secreto para la santidad, la puerta para la rendición, la revelación de los misterios de Amor más profundos de toda la Creación. Y, para profundizar en este misterio, basta que clamen sinceramente por Misericordia, que contemplen espiritualmente la Cruz de Cristo, siempre alzada a los niveles internos de la consciencia humana y, reviviendo Su Pasión repetidas veces, reencuentren el sentido de sus vidas.
Contemplando la Sangre de Cristo encontrarán los Dones de Su Espíritu, la unidad de un Dios Trino que Se entrega por Amor a cada instante; revivirán la humildad de saberse pequeños ante un Amor inmenso y, al mismo tiempo, la Gracia de saberse llamados a imitarlo.
Oren por la Misericordia y vivan las bases de toda espiritualidad verdadera. En la Sangre de Cristo está la base de toda la vida religiosa. Oren unos por los otros, contemplando la Sangre de Cristo y, sobre todo, ríndanse a los pies de Su Cruz y comprenderán lo que les digo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando la naturaleza se agita, entra en oración y busca la unidad con el Espíritu más profundo de la Tierra, Espíritu de Dios, silencioso, que impregna la vida y sustenta el planeta.
Encuentra en su silencio la paz, a pesar de todos los ruidos de los elementos en la superficie del mundo. Deja rugir al viento y a los mares, bramar al fuego y moverse a la tierra. Que tu corazón esté siempre en el corazón del planeta, en oración, sirviendo por el equilibrio y por la paz.
Aprende a observar y a escuchar la naturaleza, aprende a ver sus señales en los elementos y a saber que cuando ella se agita es porque su Espíritu profundo necesita paz.
Todo en la Creación es vida. Cada alma y cada espíritu son partes de un Dios Único. Del corazón del hombre a lo profundo de los Reinos de la Naturaleza, todo proviene de Dios y encuentra en Él la unidad.
Por eso, hijo, siéntete parte de la naturaleza, siente que tu oración la calma, que tu amor le trae paz y que, cuando tú estás en Dios, toda la vida puede estar allí, en la Presencia eterna del Creador.
Por eso, ora por la vida, por el equilibrio y por la paz en todo lo que es vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
¿Cómo mantener la paz y la calma en tiempos de caos?
No busques, hijo, sentimientos y sensaciones perfectas en tiempos de transición. Lo que debes buscar es estar en equilibrio interior, sustentado en tu fe y en la certeza de un nuevo tiempo, en la certeza de que cada prueba viene para purificar a los hombres según las Leyes de Dios. Y la única cosa necesaria para hacer es no perder de vista el Amor y el Plan Divino.
Que tus ojos estén fijos en el Propósito de tu Creador; que tu consciencia tenga siempre presente la Cruz del Señor, porque Él es tu modelo para transitar el calvario de estos tiempos.
La fortaleza de Cristo no estuvo en este mundo, sino solo en el Corazón de Dios. Mientras Su Mente, Su Corazón y Su Cuerpo humano padecían, sufrían e ingresaban en una tristeza y dolor profundos, Su Alma y Su Espíritu se mantenían en el Corazón de Dios, con los Ojos fijos en el Propósito del Creador, que era la renovación del amor y del perdón, y la institución de la Misericordia y de la redención a través de ese amor.
En estos tiempos de calvario, lo que verás a tu alrededor y dentro de ti muchas veces no te permitirá estar en paz y sentir la calma que antes sentías. Pero no te prendas a los sentimientos y sensaciones que puedes experimentar con tu cuerpo, mente y corazón. Fija tu consciencia, tu alma y tu espíritu en Dios para que, más allá de las circunstancias de la Tierra, tu alma esté por encima del caos, por encima del dolor, de las tristezas y de los desequilibrios.
No será algo fácil de alcanzar, pero para esto fuiste llamado, para esto sentiste tan cerca el Amor de Dios, en una unión perfecta con el Hijo, así como Él la vivió con el Padre.
Todo te fue dado para transponer obstáculos y estar en Dios. No busques, entonces, circunstancias perfectas en la Tierra. No busques paz en tus aspectos humanos, sino coloca tu alma y tu espíritu en la Paz, la Gracia y el Amor de Dios, y así Él triunfará en ti.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Para mantener el equilibrio en tiempos de transición, hijos Míos, sus consciencias deben abrazar desde ya el amor al servicio abnegado y a la donación constante de sí. Es esa determinación de servir, sin condiciones, la que los renovará en cuerpo y en espíritu y les permitirá mantenerse sustentados por la Gracia Divina.
La búsqueda de servir y de ayudar al prójimo hará que sus consciencias atraigan del Corazón de Dios Su sabiduría y discernimiento, Su cura, Su amor y Su Paz, aun ante las situaciones más adversas.
Esto será así, hijos, porque Dios les concederá las herramientas que necesitan para cumplir con la misión que sus almas asumieron vivir.
Para que no se desequilibren, enloquezcan o se entristezcan cuando no tuvieran donde sustentarse, sino solo en Dios, deben comenzar ahora a amar el servicio, amar ayudar al prójimo, amar cumplir con el Plan de Dios, amar estar disponible, amar estar en el Creador y no en sí mismos, porque es así como podrán superar no solo las pruebas que llegarán, sino también permitirán que el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se renueve y se supere dentro de ustedes.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando el alma de la naturaleza entra en diálogo con Dios, ¿qué le dice?, ¿qué le responde su Creador?
El alma de la naturaleza habla con Dios en silencio, a través de la expresión de la belleza y del movimiento de los elementos. El alma de la naturaleza le expresa al Creador su dolor a través del viento, de la lluvia, del cielo cerrado y silencioso, del tiempo que parece detenerse para sentir la vida de la Tierra.
La naturaleza expresa su donación y su amor a través de las flores, de los frutos, de las hojas verdes y de las hojas que se secan, entregándose a la renovación. Habla a través del profundo silencio de los océanos, de su equilibrio y de su entrega, de su servicio constante y abnegado, de su esfuerzo para mantener vivo el Proyecto del Creador en este mundo.
El alma de la naturaleza habla con Dios a través del silencio de la tierra, renovando en sus capas más profundas los registros más antiguos de la humanidad, transformado con fuego lo que pasó y entregándole al planeta materia que nutre, que suple, que sustenta.
Y Dios le responde a la naturaleza con el sol que ilumina y comunica la vida, con la noche que restaura y trae aliento, con el soplo que se hace aire y respiración, para que, a pesar de toda la densidad del planeta, haya Espíritu en el espíritu de los seres. Dios responde a la naturaleza con gratitud, renovando su perfección y belleza, su vida y su forma, su paz.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a servir sin condiciones, a donarse por amor, a expresar paz aun en un tiempo de caos, a adorar en silencio cuando el mundo se agita y a recibir del Señor la Gratitud y el Amor de Su Infinito Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que se sentía perturbada por su mundo interior descontrolado, por su cuerpo enfermo, por su mente sin equilibrio, sentía que sus problemas ya no tenían solución, y le cuestionaba a Dios, diciéndole: “Señor, soy un pozo de enfermedades y de miserias, un pozo de imperfecciones y dificultades. Siento que no hay solución para mí, siento que no hay razón para vivir. ¿Puedes Tú decirme cuál es el sentido de permanecer así?”.
Y después de un largo tiempo en silencio, el Señor le respondió: “Alma amada, las soluciones del Cielo no son las mismas de la Tierra. Todo lo que pareces padecer sin fin ya es, en verdad, la respuesta para el equilibrio de algo que en tu interior necesitaba ser equilibrado. Las enfermedades que viven los seres tienen, en verdad, innumerables razones y sentidos, pero todas ellas buscan despertar el sentido de la fragilidad humana, para que las almas no permanezcan en la autosuficiencia y, sí, perciban que solo habrá cura cuando haya unidad con toda la vida.
Un cuerpo solo estará en equilibrio cuando todos sus sistemas funcionen en unidad y, si la menor de las células se sintiera autosuficiente y comenzara a construir su propio plan dentro del cuerpo, habrá desequilibrio y enfermedad y, por pequeña que sea esa célula, un ser puede llegar a la muerte solo por su rebeldía.
Cuando un alma está enferma, necesita comprender que es parte de un Todo. Y, para volver a su equilibrio, para curarse, debe ser amparada por el poder de la unidad; debe dejar que el amor y el auxilio del prójimo suplan aquello que, por sí misma, ya no está consiguiendo; debe permitir que la unidad con la vida, con los universos, con Dios, vuelva a reinar en su corazón. Que esa alma no se sienta sola, aislada o separada de un cuerpo mayor.
Cada ser, alma pequeña, es una célula del Cuerpo Místico de su Señor y Dios. Por eso, debes percibir el fluir de las leyes, el sentido de la vida, que no es propio, sino que es un sentido universal. Cada célula tiene su función, pero el propósito de un cuerpo es único. Por eso, alma amada, no busques un propósito personal, busca el propósito del universo, busca tu lugar en Mi Corazón. Ingresa en consciencia en el espacio que te corresponde, dentro de este Cuerpo Infinito de la Creación; esto se alcanza con humildad, dejándote ayudar, con paz y con una rendición profunda, fruto de un corazón que aprendió a orar con sinceridad”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a estar siempre en equilibrio en el Cuerpo Místico de su Creador.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En estos tiempos, hijos Míos, los designios de Dios para la humanidad se transforman en cada instante. Su Propósito es el mismo, inmutable ante los acontecimientos, pero la forma de cumplirlo se transformará, segundo a segundo, de acuerdo con la respuesta de la humanidad y con los acontecimientos materiales y espirituales que se precipitan sobre la Tierra.
Solo les pido que sean obedientes, que sepan renunciar cuando sea necesario, que siempre sepan moldear los propios planes y voluntades según el Plan y la Voluntad de Dios.
La obediencia y la adhesión interna, humana y espiritual, a todos los comandos de la Jerarquía serán la tónica de este tiempo.
Para no equivocarse, sigan la Voz de Dios.
Para cumplir Su Plan hasta el fin y ser triunfos de Su Corazón, déjense guiar y transformar por Él.
La fe en sus corazones será su fortaleza, la paz será su sustento y la oración constante mantendrá el equilibrio en sus mentes, almas y corazones, para que nada los haga perecer.
Sean mansos de corazón y firmes de espíritu, sean precisos en obedecer y fieles en caminar sin mirar hacia atrás.
Cada instante será conducido por su Creador, porque esta es Su Obra, y sus vidas deben ser instrumentos en las Manos de Dios para que todo se cumpla.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Aunque en el mundo reine el caos, la confusión y la desesperación, en tu corazón debe reinar la paz.
Eleva tu corazón, hijo, más allá de las dimensiones, y mantiene tu consciencia en el verdadero propósito de tu vida.
Este es un tiempo de batalla, pero de una batalla que se traba en silencio, con la oración, con el canto que transmuta y transforma los miedos, con el amor que trasciende todo el caos y con la paz que todo equilibra.
Esta batalla se vence con la rodilla sobre el suelo y con el corazón elevado a los Cielos para que, en todos los acontecimientos de este mundo, tu corazón sepa encontrar la verdad y la sabiduría para actuar y vivir, manifestando siempre la Voluntad Divina.
Ora, clama y entra en la Paz del Corazón de Dios. Sabe que esta es la base del Calvario hacia el cual caminas hace tanto tiempo. Y, si bien su subida es dolorosa, sobre ella se diseña el triunfo del amor; basta que tu corazón sepa estar en la Tierra, pero al mismo tiempo, elevado a los Cielos, siendo puente constante y perpetuo al Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Las Leyes de la Cura son aquellas que actúan en los seres a través de la donación de sí al prójimo; no solo de una donación física y material, sino a través de una donación espiritual y esencial, en la que el ser deja un poco de su propia vitalidad para dar a los que más necesitan.
El verdadero curador será siempre suplido por Dios y nunca llegará el día en el cual no podrá donar algo de sí para suplir a alguien que lo necesita.
El verdadero curador siempre buscará en el Padre su sustento y, comprendiendo que todas las cosas provienen de Dios, nunca sentirá que le falta algo, porque lo que él recibe del Padre retorna a Sus hijos y, de los hijos, algún día retornará al Padre.
La cura es el equilibrio, la complementación, la manifestación del amor para que acontezca la unidad entre todos los seres.
Un ser enfermo está en desequilibrio, algo le falta, y no siempre será algo físico o material; muchas veces la enfermedad es la falta de energía esencial, de amor, de unidad con Dios y con el prójimo, y la cura sucede cuando ese ser necesitado vive en equilibrio y recibe lo que le faltaba esencialmente, recibe el amor y la presencia divina.
Por eso, muchas veces, los que se disponen a curar se sienten cansados, ya que donan de sí a los demás para que el equilibrio y la unidad sucedan.
Lo más importante para un curador es saber buscar en Dios su sustento, aquello que él ofrece a los demás, y que ese movimiento de donación atraiga del Universo Leyes mayores, que suplan a los que necesitan, no solo con la energía de la cura, sino también con la energía de la Gracia, del perdón, de la compasión y de la Misericordia, para que las heridas que no son físicas también se cierren y los desequilibrios que siempre permanecen invisibles también se puedan curar.
Les digo todo eso porque, en este tiempo, todos deben ser curadores, a través del amor, de la oración, del servicio y de la donación de sí.
La humanidad como un todo está enferma por carecer de amor y de sentido para su existencia, y la cura para eso se encuentra en ustedes mismos, en la posibilidad que los seres humanos tienen de donarse a los demás y, así, construir la unidad de unos con otros y todos con Dios, para que nada le falte a nadie y todos estén en equilibrio.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mientras en el mundo las naciones buscan formas ciegas de establecer el poder humano y planifican guerras y caos para someter a las almas al sufrimiento y a la desesperanza, tú, hijo, debes colocar tu corazón cada vez más adentro del Corazón de Dios.
En oración, reconoce el Poder de Dios que está más allá de cualquier poder humano.
Recuerda que tu vida debe ser el puente hacia una nueva vida sobre la Tierra y que, en esta vida, tu corazón debe ser el principio del Nuevo Hombre.
Que los vicios y las tentaciones de este tiempo no te estimulen a olvidar el principal motivo de tu existencia. Todo en esta Tierra pasará, solo permanecerá el aprendizaje de amor que hayas vivido en tu corazón.
Tu esfuerzo y tu empeño son los que contarán en el libro de la Justicia Divina como mérito para equilibrar la vida en la Tierra y para que aquellos que no lo merecen reciban una oportunidad.
Asume el lugar que te corresponde en este fin de ciclo. Dios te llama para ser precursor de lo nuevo y no para estar alimentando al viejo hombre, a sus vicios y a sus vanidades.
Encuentra el poder de Dios en la renuncia, en el silencio y en la oración. Encuentra tu libertad en lo que te une al Padre para que, sin importar lo que suceda en este mundo, tu espíritu, tu alma, tu mente y tu corazón sean siempre una fortaleza que ayude a otros a no perder la esperanza y a saber que, en el momento más difícil de la vida sobre la Tierra, el Cielo se abrirá y caminando sobre las nubes el Hijo de Dios descenderá, trayendo Consigo a Su Reino para establecerlo en este mundo.
Confía en que, a pesar de ser todo tan desconocido, partes de profecías muy antiguas que aún aguardan por cumplirse, se cumplirán.
Ora y crece en el amor, así tu corazón estará listo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
¿Qué es la paz?
Muchos seres dicen que buscan la paz y aspiran a estar en paz. Constantemente, el Creador le dice a Sus hijos que entren en Su Corazón de Paz. El Señor envió al mundo a Su más pura Rosa de la Paz. ¿Y qué es la paz, hijos?
La paz no es la tregua que viven las naciones en guerra. La Paz no es el silencio de la quietud de la mente. La paz es un estado interno al que los seres humanos acceden, una que otra vez, cuando consiguen expresar lo que son y unen su corazón al Corazón de Dios.
La paz es la propia Presencia del Creador en la Tierra. Conceder paz es conceder una oportunidad para que los seres se vuelvan a unir al Padre y, reencontrando al Creador en sus esencias, sientan el amparo, la seguridad, la confianza, el vacío que se siente al estar en el Todo, el silencio que se siente al estar en Aquel del cual provienen todos los sonidos.
Su Madre, María, Rosa de la Paz, es Aquella que los une a Dios y a Su hijo, a través de Su Pureza. Su presencia y Sus palabras son el camino para retornar a la pureza del corazón, y así expresar lo que fueron creados para vivir. Que puedan abrir las puertas que los unen a Dios y encontrar la paz.
Cuando un ser humano despierta y expresa su verdadero potencial, está unido a Dios, está en Su Paz, independientemente de las circunstancias a su alrededor. Y eso, hijos, no es ser indiferentes. Eso es saber que más que sentimientos de pena y angustia, en tiempos de crisis, delante de situaciones extremas, este planeta necesita paz, necesita poder encontrar a Dios y volver a su equilibrio. Por eso, aquellos que están en Dios son capaces de irradiar paz, incluso cuando todo parece estar perdido. Esto es ir más allá de su condición humana retrógrada de miedo, angustia y ansiedad, y encontrar lo que es verdaderamente ser un ser humano, aquel que es capaz de unir todas las cosas al Corazón de Dios a través del amor, y así establecer la paz.
Mediten en lo que les digo y busquen esta verdad en sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como hablo al espíritu y al corazón de la Tierra, hablo al espíritu y al corazón humano. Como parte de un Proyecto y de una Voluntad Única del Creador, ustedes, hijos, espiritualmente ingresan en una consciencia que es impulsada según sus pasos y, de la misma forma, es detenida en su evolución ante su retroceso.
Esa consciencia, ese corazón humano, equilibra la evolución de la humanidad, permitiendo que unos se beneficien con los pasos internos de otros, pero al mismo tiempo, cuando estos cometen grandes errores y abandonan sus compromisos espirituales firmados en el Corazón de Dios, en el seno de Su Creación, hacen que todos los seres dentro de ese Proyecto de Amor también den un paso hacia atrás en su camino.
Por eso, hoy abro Mi Corazón para dirigir Mis palabras a la consciencia humana para que en este tiempo de definiciones y de pruebas, ustedes no bajen los brazos para que no desistan y no se debiliten, porque este es el umbral de su evolución. Para este momento, ustedes crecieron y caminaron durante tanto tiempo en esta Sagrada Escuela de Amor.
Hablo con la consciencia espiritual de la humanidad, para que ya no miren solo hacia sí mismos, mas, sí, contemplando las dificultades, los errores y los sufrimientos del prójimo con una mirada de compasión, y que, reconociendo que la evolución se construye en el perfecto equilibrio entre los seres, ofrezcan al Universo un paso mayor y un amor mayor por los que no pudieron caminar y no experimentaron el Amor en este mundo.
Ahora, hijos, no se trata solo de la cura, de la redención y de la evolución personal. Ahora es tiempo de dar un salto como humanidad, y eso se hace con amor, con persistencia y, sobre todo, con el Rayo de la Voluntad-Poder que proviene del Corazón de Dios.
Aún están a tiempo de curar y redimir, aún están a tiempo de amar. Pero esa cura, esa redención y ese amor, se deben extender más allá de su propio corazón y alcanzar al corazón humano.
Oren por todos, curen por todos, amen por todos. Caminen para que todos puedan caminar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que cada ser encuentre en la oración la llave para su equilibrio.
En estos tiempos, las almas se desmotivan para orar, porque la vida está muy densa y son tantos los estímulos para la distracción, que los seres se enflaquecen, los corazones se debilitan y los mundos internos pierden la fuerza para orar y persistir en el camino de la oración.
Hoy les digo, hijos, que cuando perciban que están yendo por ese camino, detengan sus pasos y vuelvan sus ojos hacia Dios. Nuevamente dejen que su verbo se haga sagrado a través de un diálogo con el Creador, y oren. Oren como saben, haciéndolo de corazón, retomado su vínculo profundo con Dios.
Oren por sus familias y por las familias del mundo entero. Oren por los Reinos de la Naturaleza y por los corazones de los hombres. La oración es su más poderosa herramienta en estos tiempos. Es lo que los protege y mantiene en equilibrio, espiritual, mental y emocionalmente.
Por eso, hijos, no dejen de orar, no dejen de unir sus corazones al Padre, de unir sus rosarios al Rosario de Luz de su Madre Divina y atraer los atributos de la nueva vida hacia la Tierra.
Estamos en un tiempo de batalla, en el que la oración constante es su única herramienta para vencer. Hay que persistir y sustentarse a través de la oración.
Ya llegará el tiempo en el que podrán comprender esta dádiva, que Dios les entregó, de comunicación con Él a través del verbo orante.
Hasta hoy la oración es un misterio para la consciencia y, poco a poco, con amor, deben ir profundizando en él para develarlo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Miseria mayor que la miseria de la materia es la de la falta de compasión y de unidad entre los hombres.
Carecer de lo necesario es consecuencia de una carencia aún mayor, una carencia que no es individual, sino que es humana: la carencia de amor en los corazones.
Ser pobre y miserable materialmente, hijos, no es el mayor de los males. Ser pobre de virtudes y miserable en el espíritu es lo que le impide al hombre repartir el pan para el cuerpo.
En donde no hay compasión, no hay igualdad. En donde hay indiferencia, no puede haber fraternidad ni equilibrio.
No se indignen con la miseria inhumana en la que viven sus hermanos, si aún les falta compasión y fraternidad y, con eso, colaboran con el crecimiento de la indiferencia y de la desigualdad social que viven hoy como civilización.
Hijos, que haya más acción y menos emoción en sus vidas. Que estén más listos para actuar y que no se dejen envolver por sentimientos que no hacen crecer el espíritu.
Si estuvieran delante de la miseria de sus hermanos, no les den solo un pan; además del pan, denles también la propia vida, ofreciendo su transformación en reparación de la carencia que hay en la consciencia humana y que resulta en esa miseria que ven plasmada en la materia.
Amen, sientan al prójimo por medio de la compasión, sean fraternos, venzan la indiferencia, venzan el egoísmo, ríndanse
a la fraternidad y borren de su consciencia el miedo de carecer de algo en el futuro; ese miedo que hace que guarden todo para sí mismos.
Son esos códigos, hijos, los que, cuando son depositados en la consciencia humana, hacen la diferencia.
¿Por qué reclaman tanto de los sistemas de gobierno y se indignan con la miseria social, si nada hacen para que la consciencia humana sea otra, e incluso, alimentan los viejos patrones que la mantienen en ese punto de involución?
Es hora de crecer y de forma muy neutra dar los pasos, comprendiendo el punto en el que ustedes se encuentran y esforzándose todos los días para que la humanidad reciba nuevos principios divinos.
No busquen virtudes para sí, para afirmar la miseria ajena y resaltarse a sí mismos; intenten ser virtuosos para que la humanidad entera lo sea. De esa forma, hijos, es como alcanzarán virtudes verdaderas.
Sirvan y sientan en el corazón el pesar por la miseria material e interior de sus hermanos, pero ¡no permanezcan allí! Cambien, crezcan, alcen vuelo y lleven consigo cada corazón humano.
La meta no es solo la propia santificación, la meta es la conversión de toda la humanidad y la cristificación de una raza entera, que sea capaz de amar al prójimo como a sí misma y a Dios sobre todas las cosas.
Que la paz y la unidad estén en sus corazones.
San José Castísimo
Cura tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu, renovando en Cristo todo tu ser.
La enfermedad, hijo, tanto la espiritual como la física, es fruto de la desunión con Dios en algún nivel de la consciencia y viene para demostrar que debe existir un mayor equilibrio en ti. Trata de estar unido al Padre y renacer en espíritu internamente.
La vida comienza en la esencia y en la consciencia. Todos los hechos que se plasman en la materia tienen su origen en niveles más sutiles y ocultos para la mente humana adormecida. Por eso, es en la consciencia donde se revierten los acontecimientos, y es en la esencia de todas las cosas donde surgen los nuevos códigos que convertirán lo que está viciado.
Si te sientes enfermo en el corazón, en el cuerpo, en la mente, en el alma, en el espíritu o incluso como humanidad, trata de transformar en la consciencia ese desequilibrio. Busca en la oración la claridad para vivir la transformación y para saber conducir tus propios pasos. Busca en la oración la fortaleza para vencer tu condición humana y vivir principios que este mundo no está acostumbrado a experimentar. Pacifica tu interior y, desde él, a todos los niveles del ser, desde el espíritu hasta la materia.
Si tienes fe no habrá desequilibrio que no pueda ser revertido; sin embargo, tu esfuerzo y tu dedicación para ser otro, deben ser permanentes.
Aquiétate, respira, reflexiona antes de actuar, ora antes de dar un paso, pregúntate internamente cuál es la dirección correcta para seguir. Deja el desequilibrio para los que no pudieron conocer la paz. Sé tú un portavoz de un nuevo patrón de vida: una vida sana, de unión con el Creador.
Hijo, serena al corazón en este tiempo y busca un contacto más profundo e interno con Dios y contigo mismo. Aquellos que permanezcan en las superficialidades se confundirán mucho y no podrán sostenerse. Por eso, afírmate en Dios y, frente a cualquier adversidad, no te dejes influenciar por el temor, por la desesperación ni por la impulsividad.
Busca la paz y encuentra en ella todo lo que necesitas.
Por el equilibrio interior de cada corazón humano,
San José Castísimo
Cada servicio prestado por los servidores y consagrados al Plan del Dios Altísimo debe ser motivo para generar el equilibrio necesario y curar los males del pasado de una humanidad tan transgresora.
Que sus manos comiencen desde ya a reconstruir el mundo con actos de servicio, a reparar el mal causado en el principio y a aplacar el caos que se precipita sobre la Tierra.
Existen muchos lugares del planeta que no están destruidos por la guerra ni tomados por los conflictos armados, pero que están espiritualmente tan heridos como los que están en guerra.
La humanidad, como consciencia, perjudicó tanto la vida planetaria que una gran parte del espíritu del planeta está deteriorado y padeciendo como un moribundo que da sus últimos suspiros de vida.
La forma de curar este mundo enfermo es solo con el amor, amor en todas sus expresiones: amor con actos de caridad fraterna, amor irradiado en la oración, amor irradiado en el silencio, amor que se manifiesta en el corazón que se transforma por amor al Plan de Dios.
Un servidor que se encamina a una misión pedida por Dios debe ser como el obrero que lleva en sus manos el ladrillo y el cemento para reconstruir la consciencia planetaria. En cada pequeña acción debe estar el amor pleno y absoluto, que trasciende las condiciones, las diferencias, los errores, el miedo y el dolor. Así, poco a poco, ustedes podrán convertirse en verdaderos instrumentos de Dios.
Que esté en la intención de cada misionero la reconstrucción activa y luminosa de la vida espiritual de la humanidad.
La consciencia humana fue creada con base en principios divinos y puros, lo que le daba la particularidad de poder unirse directamente al Creador, sin intermediarios. Esos principios fueron atacados desde el inicio de este Proyecto, y las fuerzas del adversario trataron de convertirlos en lo que ustedes conocen como energías capitales, que hoy son mucho más que siete.
Para volver a ser cristalinos como Dios pensó y para alcanzar el Propósito Divino, llegó la hora de hacer que crezcan los principios divinos en su interior y en el interior de sus semejantes y, así, ir debilitando aquellas fuerzas oscuras que tanto crecieron en la consciencia humana.
Es por eso que les pido que comiencen cada día de servicio rogando a Dios la Gracia de la humildad y de la unidad con Él. Así, dando el primer paso de sus días, con la intención de ser puros, serán ayudados por los ángeles a servir de forma cristalina y a ser verdaderos instrumentos del Creador del mundo.
Por la reconstrucción de la consciencia espiritual del planeta,
San José Castísimo
Intenta, hijo Mío, en todo vencerte a ti mismo. Ejercita la renuncia, dejando que los demás expresen sus ideas y sus sentimientos, y experimenta ser conducido por tus hermanos a nuevos caminos.
Si para ti es muy fácil y simple estar en silencio y dejarte conducir, entonces ejercita lo contrario y permite que aquellos que tanto se expresan aprendan contigo: coloca a disposición del universo tus pensamientos y sentimientos y deja que el Creador te muestre un camino diferente para seguir, para que así descubras espacios de tu consciencia que, hasta ahora,no conoces.
Como le hablo al mundo y a las diferentes criaturas de esta Tierra, necesito instruir a aquellos que se silencian por la comodidad de no expresarse y a aquellos que se expresan todo el tiempo por la necesidad de imponer sus pensamientos.
La humanidad necesita encontrar el equilibrio y aprender a comulgar con lo que cada criatura contribuye con el mundo, incluyendo aquí a todos los Reinos de la Naturaleza.
Para que encuentres el equilibrio, necesitas ir por caminos que desconoces. Caminos opuestos a los que recorres siempre, para que, así, descubras dentro de ti otras formas de vivir y de manifestarte, hasta que encuentres el perfecto equilibrio con todo y no haya diferencia para ti entre hablar o estar en silencio, enseñar o aprender, porque las dos cosas son necesarias, cada una en su momento.
Ejercita esos pequeños ejemplos y encontrarás amplios caminos delante de ti.
Por el equilibrio del corazón humano,
San José Castísimo
Hermana Lucía de Jesús: Hoy San José demoró en aparecer y, cuando los portales comenzaron a abrirse en el Cielo, vi que venía de algún lugar del planeta. Vi un lugar destruido,un escenario de color gris, y San José apareció con un joven negro en los brazos, desfallecido. Percibí mucha tristeza en Su rostro. Durante un tiempo, San José me mostraba que estaba retirando muchas almas de aquel lugar que yo no sabía dónde era, hasta que comenzó a entregarnos Su mensaje diario.
Hijos de Dios y compañeros de Mi Casto Corazón:
Hoy les digo que Mi espíritu de amor recibió del Padre la posibilidad de interceder por una parte de la humanidad.
Ante a los Altares Celestiales, deposité a los pies del Creador Mi Corazón, como forma de ofrecerle lo más puro que existe en Mi Consciencia, para equilibrar así las impurezas de la humanidad.
Como parte espiritual del corazón humano, abro las puertas del Reino de Dios para todos aquellos que seguirán Mis pasos, con la esperanza de encontrar a Cristo y fundirse con Él, en Su Espíritu Resplandeciente.
Les digo que, por sus oraciones, Mi ofrenda fue aceptada por el Altísimo y estaré, en los próximos días, ingresando en Espíritu de Divinidad en los continentes africano y asiático para permanecer, en el mundo interno del planeta, en vigilia y oración por la paz en el mundo.
Les pido que, con sus corazones Me acompañen y jamás se olviden de que los dolores y los sufrimientos que la humanidad le causa a Dios son responsabilidad de todos los seres del mundo.
Al orar con María Santísima, ofrezcan también la intercesión de Mi Casto Corazón y, como humanidad, todos los días eleven un pedido de Misericordia. Todas las ofrendas, por menores que sean, serán aceptadas, porque la urgencia es infinita y la necesidad del planeta trasciende su comprensión.
Solo les pido que oren Conmigo y permitan que Mi presencia les haga comprender que ya son tiempos agudos de purificación del planeta.
Tomen consciencia de la vida superior, de las necesidades espirituales más que de las físicas. Sepan que todo lo que sucede en el plano físico tiene una contraparte espiritual aún más difícil de ser curada.
Con la consciencia en el Plan de Rescate de Cristo, oren de corazón, únanse a Mí y ayúdenme a interceder por el mundo.
Paz para todos los corazones que sufren. Perdón y redención a los que se perdieron de Dios.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más