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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Para recibir en este momento la perfección de la Iglesia Celestial de Nuestro Señor, a Su pedido nos ponemos de pie y vamos a entonar “Ha Rishon”, para recibir el impulso de la Consciencia de Emmanuel.
Canción: “Ha Rishon V´ha Acharon”.
Acojan en su interior la Presencia de Emmanuel, uno de los grandes aspectos de Dios, en Mi Iglesia Celestial. Es el Dios pensante y creador, el que ha gestado en Su Espíritu todo lo que existe en la Creación y en el Universo.
Su Universo Mental no solo es expansivo, sino también es infinito.
De Emmanuel emana el poder del Propósito, la concreción de la Sagrada Meta.
De Su Mente creadora nacen todas las formas que fortalecen la expresión de la Iglesia Celestial.
A través de Emmanuel encontramos el camino de la rectitud, del alineamiento y de la armonía.
Su Mente Creadora debe actuar en todo lo que existe y vive. Por eso, en Su Plan no existe el error ni la equivocación, geométrica y matemáticamente todo es perfecto. De allí nacen las formas sagradas, los llamados símbolos de la Creación, que han constituido la manifestación de los universos espiritual, mental y material.
Hoy, en la Iglesia Celestial de su Maestro y Señor, estamos ante la Fuente Creadora de Emmanuel, regida por el sagrado Rayo Azul, que expresa Su Mente infinita y pura.
De Emmanuel nacieron los Arcángeles. La Fuente original de los Padres Creadores está en Emmanuel, y a través de los Padres Creadores, de los Arcángeles, nacen los principios y los atributos de la Divinidad, especialmente para este universo material.
En su interior y en este momento, vean dentro de ustedes la gran Nebulosa creadora de Emmanuel, la poderosa Mente del Padre Eterno, que impulsó, desde el principio, la manifestación de la Voluntad.
Vean dentro de ustedes la sagrada Nebulosa de Emmanuel y retornen al origen del Origen, así como hoy los Padres Creadores, por medio de la Sagrada Iglesia Celestial, retornan al Origen junto a todas las almas buenas y bienaventuradas.
Es así que deben encontrar, en este momento, en el silencio del corazón como en la vida inmaterial, la esencia de su propósito, el motivo de su creación y de su existencia.
Mientras tanto el Padre los contempla, así como Él los contempló en Su Poderosa Mente Creadora antes de que ustedes tuvieran vida, antes de que fueran una esencia con un propósito creador.
En la Nebulosa de Emmanuel está el principio de sus seres, el origen de su surgimiento, el camino que los llevará de nuevo a Dios.
Dios hoy ha querido que supieran estas cosas, que tomaran consciencia de este misterio que va más allá de la vida material y hasta de la vida espiritual.
Pregúntense internamente: ¿quién soy yo?, mientras ven dentro de ustedes la Sagrada Nebulosa de Emmanuel.
¿Quién soy yo?
Y vean escrito dentro de ustedes el Sagrado Nombre de Emmanuel, el “Dios en Nosotros”, y así comprenderán que su vida no termina aquí, que esta vida es un pasaje y es una experiencia que los llevará algún día a encontrar la verdad, la verdad que está dentro de cada uno de ustedes, una verdad libre de apariencias, de errores, de traumas y de sufrimientos.
Dios desea ardientemente que recuerden su vida esencial, el Dios en nosotros, y así todo lo superarán, todo lo comprenderán y al fin penetrarán en el misterio de la Consciencia de Emmanuel, así como el Hijo de Dios vive en el misterio de Su Padre, así como el Padre vive en el misterio de Su Hijo.
Lo que brilla dentro de ustedes, bajo el Amor de Dios, es más fuerte que todo lo externo.
Vean sus vidas de otra forma, comprendan sus caminos a través de otros símbolos, porque el “Dios en Nosotros” está allí, esperando hasta el día de hoy que realicen Su aspiración.
Sigan vaciándose y despojándose de sí mismos para que puedan comprender y amar la revelación de este misterio, que llega a la consciencia de todo el planeta y de la humanidad.
Mientras Mi Iglesia emana este impulso para el mundo, los corazones pueden encontrar la verdad y la respuesta que tanto esperan para entender que la vida no termina aquí y que es regida por un Sagrado Propósito, que está escrito en sus esencias desde que surgieron de la Fuente.
En este tiempo crucial de la humanidad, los Padres Creadores retoman los principios de la Fuente para poder derramarlos y depositarlos en todas las esencias posibles a fin de generar el despertar. Si eso sucede y las almas comprenden el mensaje que viene del universo, no será necesario el fin del tiempo y el caos en la humanidad terminará, porque millones de almas estarán conscientes de su propósito y podrían enmendar sus errores bajo experiencias de amor y de redención.
La Fuente purísima de la Consciencia de Emmanuel se abre a través de la Iglesia Celestial para llegar al mundo e intentar corregir sus errores, bajo el impulso de la Divina Voluntad que traen los Padres Creadores.
Si los ofrecimientos siguieran siendo verdaderos, muchas puertas inciertas se cerrarán y las almas no padecerán, porque habrán encontrado el sentido de estar aquí en este planeta aprendiendo de lo que están viviendo y experimentando, de lo que están sintiendo, en unión perfecta con el Creador.
Pero Emmanuel no es la única manifestación creadora del Padre; ya saben algunos de Sus Sagrados Nombres y debe ser su aspiración conocer aún más el misterio de cada Nombre Sagrado, porque son vibraciones que emanan de la Fuente Suprema, bañando todo el universo espiritual, mental y material.
Pero eso no termina allí, los Nombres de Dios son grandes llaves de acceso a la Consciencia Suprema y al reencuentro con la Fuente que los generó y que los emanó.
Emmanuel es el Gran Poder Restaurador del Universo. Durante los tres días en el sepulcro, el poder de la Luz de Emmanuel restauró al Sagrado Hijo y lo llevó a la Resurrección. Si las almas conocieran aún más ese poder no se perderían, porque quien adora al Dios que está en los Cielos, adora a toda la Creación y a toda su manifestación en los planos de consciencia.
Hoy están ante esta Nebulosa de la Luz de Emmanuel, para que la vida de la humanidad sea restaurada y la cura sea alcanzada en este momento del planeta.
Muchas de las esencias caídas retornan a la Fuente Primordial por intercesión de los Padres Creadores, para recuperar los principios que perdieron y los atributos que abandonaron desde que surgieron de la Fuente, y esto es posible por el descenso de la Iglesia Celestial y por este espacio físico ofrecido a su Maestro.
Hoy se da la unión interna entre el universo material, mental y espiritual; y las almas de la Tierra llevan consigo un gran impulso que proviene de Emmanuel.
Ahora, colocando sus manos en señal de agradecimiento y de recepción, encendamos dentro de cada ser la esencia del Propósito, entonando el Nombre sagrado de Emmanuel.
Podemos comenzar.Todos dentro de la Nebulosa azul de Emmanuel.
Cántico: Emmanuel.
Llevamos las manos al corazón y agradecemos. Agradecemos a nuestro Padre Creador.
Vamos a celebrar esta Eucaristía ante la Consciencia de Emmanuel y de Cristo. Vamos a pedirle a Nuestro Señor que nos haga merecedores de este momento para que podamos participar de los misterios de Amor de Cristo, reviviendo Su dolorosa Pasión.
Vamos a ofrecer en este momento una oración por todos los sacerdotes del mundo, para que el Señor siempre nos conceda la Gracia de representarlo en la superficie de la Tierra como Sus compañeros y apóstoles, para que también la consciencia sacerdotal sea restaurada en la Presencia del Padre Creador Emmanuel:
Señor,
que mi espíritu sea purificado
en este momento,
para que yo pueda participar
de Tus misterios insondables de Amor.
Señor,
que mi alma sea purificada
en este momento,
para que yo pueda ser merecedor
de todas Tus Gracias.
Señor,
que mi mente sea purificada
en este momento,
para que mi consciencia esté unida
a la Divina Mente de Dios, y así,
pueda tener la Gracia de cumplir, amorosamente,
con este santo sacramento.
Señor,
que mi corazón sea purificado
en este momento,
para que mis sentimientos estén unidos
a Tu purísimo sentimiento
de Amor por la humanidad.
Señor,
que mis manos sean purificadas
en este momento,
para que sea digno de participar
de la celebración y de la consagración
de Tu Cuerpo y de Tu Sangre.
Purifica mis manos de todo
lo impuro e incorrecto que he hecho,
para que sea bendecido
al poder tocar Tu glorioso Cuerpo.
Señor,
que mis ojos sean purificados
en este momento,
de todo lo que miro fuera de la Ley,
para que, durante la celebración,
siempre mi mirada esté fija solo en Ti.
Señor,
que mi boca sea purificada
en este momento,
de las palabras, dichos o juicios
que yo haya pronunciado contra el Amor de Dios,
para que todo lo que diga, a partir de ahora,
sea la Santa Palabra de Tu Evangelio,
bajo la Gracia del Espíritu Santo.
Señor,
que mis oídos sean purificados
en este momento,
de todo lo que yo haya escuchado,
para que a partir de ahora
solo escuche Tus Palabras,
y practique, como sacerdote,
todas Tus enseñanzas.
Señor,
vacíame en este momento,
para que no sea mi persona la que actúe,
sino la fuerza y el poder de Tu Espíritu,
el que realizará milagros y prodigios
en esta Santa Eucaristía.
Amén.
“Padre,
Tú que eres el Amor existente en toda la existencia,
en esta tarde de Misericordia,
ofrezco los méritos y los triunfos
del Sagrado Corazón de Tu Hijo,
para que sean derramados
por el poder de este Sacramento,
a fin de que las faltas de las almas
sean perdonadas,
los corazones sean reparados,
y la vida sea curada en todos los que lo necesitan,
a fin de que se cumpla Tu Voluntad.
Amén”.
Cuando estaba reunido con los doce, tomé el pan, en acción de Gracias lo elevé para que fuera transubstanciado por los ángeles de la Creación, a fin de que se convirtiera en el Cuerpo de Cristo. Enseguida lo partí y lo di a los apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
(en portugués)
Enseguida, acabada la Cena, tomé el Cáliz y lo elevé al Cielo en acción de gracias, para que fuera transubstanciado en la Sangre de Cristo por los ángeles de la Creación. Luego lo pasé a los Míos y se los ofrecí diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza que será derramada por el Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
(en portugués)
Padre, Hijo y Espíritu Santo, que los poderes de Tu Gracia creadora desciendan a través de este Sacramento y establezcan la Comunión espiritual con todas las almas devotas del mundo.
Padre Nuestro (en portugués e inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra, bajo el Poder de Emmanuel.
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Anunciamos en este momento, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, ante la Presencia de Emmanuel, el Padre Creador, el establecimiento de la Comunión espiritual con todos los seguidores de Cristo del mundo entero, a través de tres campanadas.
Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del Amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente,
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presentes en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Mi Padre, Emmanuel, fue el poder interior que Me hizo llegar hasta lo alto del Monte Calvario, aunque aparentemente nunca lo conseguiría, porque fue el poder de Su Amor que convirtió a la Cruz en el Árbol de la Vida.
Sus propias cruces pueden ser, algún día, el Árbol de la Vida. Crean en ello, porque el fin del cautiverio está próximo, y todo cambiará con Mi Retorno al mundo.
Hoy lleven a Emmanuel en el corazón y sientan dentro de sí Su Fuego azul para que la esencia del Propósito encarne en todas las almas posibles, y así como el amado Hijo, el Crucificado, las almas cumplan la Voluntad que proviene de la Fuente Suprema.
Quédense en Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escuchamos, a pedido de Cristo, cerrando esta aparición, una canción que Él tanto siente y que ayuda a cada uno de nosotros, llamada “Haz de mí nada”.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A las puertas de los Misterios de Amor que Yo traje para el mundo durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor, hoy traigo para el mundo la Presencia de Dios, la Presencia de Emmanuel.
Es así que, en este momento, Dios está con ustedes, así como ustedes están con Dios.
Y este Misterio, que hoy se presenta al mundo, es una de las tantas revelaciones que el Apocalipsis traerá a la humanidad, aunque la humanidad viva su tiempo de Armagedón.
Para que Dios pueda estar más tiempo con ustedes, a través de la Presencia de Emmanuel, ustedes deberán seguir profundizando en su unión interna con el Padre, para que Él, directamente de Su Fuente de Amor, de Misericordia y de Piedad, envíe al mundo lo que los corazones necesitan en este momento para poder sobrellevar estos tiempos difíciles.
Cada uno de ustedes, como también los que despertarán en el futuro, aprenderán a contactarse con Dios de la forma que cada uno lo pueda reconocer y representar en su interior, en su corazón.
Por medio de estas palabras es que hoy les traigo la Presencia de Emmanuel, que se representa a través del símbolo del Omega, con el cual un fin está llegando para toda la humanidad y el Universo. Un fin que traerá muchas más revelaciones, traerá más consciencia y más discernimiento para la humanidad, hasta que la mayor parte de los seres de la Tierra reconozca, en este momento y en este tiempo, que se apartó del Padre Eterno para honrar, adorar y alabar a los dioses de la modernidad y de la vanguardia de estos tiempos.
Pero como sé, compañeros, que los corazones están despertando hacia esa realidad, están comenzando a percibir que ya llegó el último tiempo en el que se presenta el Gran Portal para poder ingresar, por el camino del retorno, hacia la Casa del Padre.
El Corazón de Emmanuel escucha las súplicas de Sus hijos. El Corazón de Emmanuel acompaña el momento que vive hoy la humanidad, y con Él todos Su ángeles y huestes de Luz que, a los pies de Su poderoso Trono, adoran eternamente al Padre a través del Corazón Eucarístico de Su Hijo, para poder traer al mundo la ayuda que el mundo necesita en este ciclo.
Cuanto más aún las almas se vuelvan a Dios, más temprano terminará lo que la humanidad está viviendo en este ciclo.
Pero si eso no sucediera, si los corazones no se arrepintieran e hicieran sacrificios para reparar el Corazón ofendido de Dios, mayores pruebas vendrán a la humanidad y estas pruebas serán desconocidas. Cuanto más suplique el pueblo de Dios, cuanto más los corazones se arrepientan verdaderamente y no demoren en poder hacerlo, menor será el tiempo de sufrimiento, aunque estén viviendo en este momento la primera parte de este Armagedón planetario.
Si Emmanuel está entre ustedes, ustedes estarán dentro del Plan de Dios y de la gran Consciencia de Su Voluntad. Así, sus almas y corazones serán inspirados para poder rehacer sus vidas, conforme los Mandamientos de Dios lo declaran y así, recapacitarán y volverán a ingresar al camino que perdieron por diferentes circunstancias.
Hoy, en el Nombre de Emmanuel, del Dios entre nosotros, vengo a entregar este mensaje al mundo, porque aún queda un poco de tiempo para que la mayor parte de la humanidad pueda hacer el cambio que necesita, y así recibirá del Universo todos los códigos que necesita, todas las inspiraciones que necesita, para poder volver a erguir a esta humanidad que se alejó del Amor, del Perdón y de la Redención.
En este día, Mi Corazón Eucarístico se ofrece al mundo nuevamente, no solo para que los ángeles y las huestes de Luz lo adoren y lo contemplen, sino también para que las almas de la Tierra den honra y glorificación al sacrificio que realizó el Hijo de Dios por cada uno de ustedes, durante Su dolorosa y agoniosa Pasión.
Es por medio de este Corazón Eucarístico que Yo les traigo esta oportunidad y esta Gracia para que, por medio de Mi Corazón Eucarístico, mediante la Adoración a la Sagrada Eucaristía del altar, las almas puedan ser perdonadas y, por medio de los méritos que alcanzó su Redentor, las almas justifiquen sus vidas y consciencias, más allá de los errores cometidos, para volver a ser colocadas en el camino de la Redención y del Amor.
Lo que hoy les digo, compañeros, no es nada nuevo, lo han escuchado de diferentes formas y a través de las enseñanzas que Yo he dejado en el Evangelio. Pero precisan ampliar aún más sus consciencias para que la sabiduría y el discernimiento puedan llegar a sus vidas, sabiendo que en este momento es importante tomar decisiones correctas para vivir resultados correctos.
Dependerá de cada uno de ustedes que eso pueda suceder o no pueda suceder.
Por medio de este Sacrificio que hoy ofrece el Hijo de Dios, en el comienzo de esta Semana Santa, los empiezo a preparar, de una manera más consciente y real, para todo lo que el mundo está enfrentando en este tiempo y de todo en lo que está participando el Universo con lo que la humanidad está atravesando.
Nada de lo que está sucediendo está fuera de lugar. La humanidad está teniendo la oportunidad de reconocer sus errores y por medio de la vida sacramental y orante, enmendar todos los ultrajes que fueron cometidos al Corazón del Padre Celestial, especialmente por aquellos que, siendo llamados por su nombre, no cumplieron con su misión y dieron la espalda al Maestro y Señor.
Así comprenderán, Mis amados compañeros, la amplitud de este pedido y el sentido oculto de esta situación que hoy les presento a cada uno de sus corazones.
Porque con esa consciencia y con esa preparación para estos tiempos definitivos, vivirán la verdadera religiosidad, más allá del dogma o de la creencia.
Necesito que vivan la religión del Amor, espiritual, divina y esencial que les trae su Maestro por medio de Su Presencia para todas las almas del mundo.
Hoy hablo para ustedes, como adultos en el camino espiritual, para que cada uno reconozca definitivamente lo que ya no debe hacer más y que todo el tiempo lo quita del camino, de Mi camino de Amor y de Luz.
Reconfigurando sus consciencias y vidas, transformando sus almas y corazones, sus espíritus se redimirán y podrán ser esas estrellas de Luz sobre la superficie de la Tierra, que ayudarán a iluminar al mundo y a los tiempos de oscuridad que vive la raza en este momento.
Y Yo les daré el poder de la Luz, por medio del poder del Amor y de la Unidad del Padre, y así Emmanuel, el Todopoderoso, estará entre ustedes y estará en ustedes, obrando y trabajando después de dos mil años por una nueva redención de la humanidad.
Sírvanse, entonces, de los Sacramentos espirituales y divinos que Yo impartiré en esta Semana Santa. Esa es la razón espiritual por la cual estoy aquí, es la razón principal y fundamental por la cual estoy aquí; para que Mis compañeros, creyentes, devotos y fieles, cada día tomen más consciencia y discernimiento, sobre lo que es necesario hacer en este tiempo y sobre lo que ya no es más necesario hacer en este tiempo.
Así, madurarán muy pronto y sus corazones, como muchas veces Yo lo he visto, estarán disponibles para que Yo me pueda servir de cada uno de ustedes y no solo compartir Mis Gracias y Mis Misericordias, sino también compartir Mi dolor para que juntos lo podamos transmutar y sublimar, con la misma fuerza y poder del Amor, así como Yo lo hice en la Cruz hasta el último segundo de Mi vida.
Es así que hoy brota de Mi Corazón los Rayos de la Divina e Insondable Misericordia, la Sangre y el Agua, que justifican los errores de los seres humanos y que traen la Gracia de la conversión de los corazones.
Si sus almas, consciencias y seres internos se abren de corazón en esta Semana Santa que estoy compartiendo internamente con cada uno de los Míos, muchos serán los prodigios, más rápido se disolverá el sufrimiento y las almas reencontrarán el sentido de haber venido aquí a la Tierra, para servir a Dios y cumplir con Su Plan de Amor.
Por eso, Mi Corazón se abre durante estos ocho días, para recibir las ofertas de cada uno de los corazones, las ofertas de las almas y de las consciencias que, aceptando y reconociendo la dolorosa Pasión del Señor, se entregan como víctimas de Mi Amor para que más y más almas sobre la superficie de la Tierra justifiquen, al igual que el Redentor, los grandes errores del género humano, en esta guerra biológica que ha sido construida y que altera, absolutamente, el Proyecto original del Creador.
Pero no se olviden,
y en este momento Jesús señala al Cielo y nos dice:
Si el Cielo está por encima de ustedes, es porque Dios está por encima de ustedes. Y si el Cielo desciende sobre ustedes, es porque Dios está entre ustedes y es Su Voluntad. Nadie ni nada lo impedirá, aunque nación esté contra nación, aunque la enfermedad abunde en la superficie de la Tierra y los sufrimientos se agraven en el mundo, el corazón que cree y vive en Cristo no perecerá, porque tendrá vida eterna, y glorificará hasta los últimos días de la Tierra, entre los que se lamentarán por no haber reconocido la llegada del Mesías en Su retorno espiritual y divino al mundo. Los corazones que hayan vivido en Cristo celebrarán en el nombre de Jesús y recibirán la llegada del Maestro, así como fue escrito. Que así sea.
Ahora, que sus almas se han dejado moldear por Mis Manos para construir un instrumento nuevo en las Manos del Señor, quiero que hoy se ofrezcan como cálices vacíos, para que Yo los pueda tomar entre Mis Manos, pueda verter Mi Sangre, pueda entregarles Mi Cuerpo, y en esta Comunión ofrezcamos al Padre cada una de sus vidas por la redención del planeta y el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús.
Este es el momento de su ofrecimiento y entrega a las puertas de la Nueva Jerusalén, que hoy desciende al mundo a través del Poder infinito de Emmanuel, para que todos ingresen en la Sagrada Ciudad espiritual que habitarán durante los mil años de paz; una Ciudad que será elevada y erguida, integrada y conformada por la redención de las almas, por la fe de los corazones, por la bendición que cada espíritu haya recibido de Mí.
Este es el momento de su entrega, de su ofrecimiento sincero ante el Creador para que el poder de Mi preciosa Sangre los lave y los purifique, y así sean modelos perfectos en los Altares de Dios.
Ofrézcanse. Ofrézcanse. Ofrézcanse como cálices vacíos en las Manos del Redentor, en esta nueva Cena que hoy celebro con cada uno de ustedes, por el descenso de la Misericordia en cada espacio de la Tierra.
Ofrézcanse y vacíense. Ofrézcanse y vacíense, para que se cumpla Mi Voluntad y no la vuestra, para que en Mi Voluntad vivan la Verdad.
Ofrézcanse y vacíense. Ofrézcanse y vacíense, por los méritos que alcanzó Jesús en la Cruz y para que la vida sacerdotal en la Tierra vuelva a erguir a todos los que han caído en el abismo de la ilusión y de la perdición.
Ofrézcanse y vacíense, como cálices, al igual que los ángeles se ofrecen en adoración y en gloria por el nombre de Jesús y el cumplimiento de Su Plan de Redención.
Ofrézcanse y vacíense, porque ya han entrado en Mi Iglesia espiritual, que habita dentro de ustedes por medio de la comunión con el Santísimo Sacramento.
Yo les dije una vez: “Cuando dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos”. Y hoy son mucho más que dos, son cientos que escuchan Mi Palabra en el mundo entero. Por eso, he escogido para este ciclo enviar Mi mensaje a través de la lengua inglesa, para que llegue a todos los corazones que necesiten de Mi Palabra.
Aunque Yo haya escogido este humilde lugar, algún día Mi Iglesia, extendida por toda la Tierra, deberá reconocer lo que aquí ha sucedido, cuando Yo Me eleve al Cielo y no regrese más aquí.
Eso sucederá en el tiempo y vendrán aquí a buscar Mis Gracias, así como vendrán a buscar las Gracias de Mi Madre, la Virgen María, y de Mi Padre, el Casto Corazón de San José. Porque lo que descendió del Cielo en este lugar nunca se perderá, porque no es algo palpable, sino profundamente espiritual, interno e inmaterial. Es algo que viene del Padre por Su Voluntad.
Y aunque la Tierra tiemble, las montañas se separen, aunque los mares suban y las florestas se quemen, aunque muchos animales se pierdan y los gritos se escuchen, en el monte de este lugar estará el Todopoderoso, el Dios entre ustedes, para que, a pesar de todo, sean colmados por Su Paz, reconocidos por Su Amor y santificados por Su Espíritu, a fin de que cada una de sus vidas, las de los fieles a Mi Proyecto, también hagan méritos para los que lo necesitarán en el momento más culminante de la humanidad, cuando ya el Cielo y la Palabra de Dios se hayan recogido del mundo para siempre.
Es allí, en donde Yo los probaré uno a uno, cara a cara, y podré ver con Mis propios Ojos qué han hecho de Mis tesoros, y vendré a buscar los talentos y los dones que he dejado en sus corazones para que Yo pueda repoblar la Tierra de seres humanos de paz, de almas que comprendieron, más allá de todo, el mensaje que ha traído el Cielo en estos últimos doce años.
Cuando se cumpla el ciclo todo sucederá, así como está escrito. Pero las almas que se ofrezcan a Dios de verdad, aunque imperfectas, cambiarán los acontecimientos, así como muchos santos y buenos servidores de la paz cambiaron los acontecimientos, a lo largo de la historia de la humanidad.
Pero nunca se olviden que este es el último tiempo, el tiempo definitivo.
Ofrezcamos a Dios los cálices vacíos de sus corazones para que, en esta hora y a las puertas de la Nueva Jerusalén y dentro de esta Semana Santa, concelebrada con todos los que escuchan y están presentes de corazón, el mundo reciba la intervención del Universo para que sea curado y reencuentre el camino que una vez perdió.
“Oh, Amado Señor del Universo que a través de Tus ángeles, santos y bienaventurados, a través de todos los seres de buena voluntad presentes en este planeta, sea bendecido este altar que en estos ocho días representará una pequeña parte de Tu Obra, de Tu grandiosa Obra, en todo el Universo. Amén”.
“Bendice esta agua, Señor, que es el primer elemento que Tú has creado en este mundo para que las almas, en este momento, vuelvan al Vientre de la Madre de Dios, se sientan contenidas, amadas y amparadas por el gesto maternal del Purísimo Corazón de la Virgen Santísima. Que esta agua bendiga y purifique a todo el planeta, bajo Su poder espiritual”.
Mi Madre Me purificó en el Templo, a días de haber nacido en Belén. Hoy Yo los purifico, pero también los bendigo en el Templo de Dios, en la Casa de Nuestro Padre Celestial, para que reciban Su Gracia y la fuerza de la transformación para estos tiempos.
Israel hoy se levanta en espíritu. Las tribus que crecieron y se expandieron por la Tierra glorifican el nombre del Señor. Y a pesar de los tiempos de oscuridad, las almas reconocen la Venida del Señor, el Retorno del Hijo del Hombre en estos tiempos críticos.
Bienaventurados sean los que escuchan la Palabra del Señor y la viven plenamente en su día a día, para reconocer siempre el Retorno de Cristo en cada corazón. Amén.
Y habiendo purificado a los apóstoles de los últimos tiempos, los invito a estar en Mi mesa, en la mesa del Santísimo Sacramento, para decirles nuevamente que hoy vuelvo a tomar el pan y lo ofrezco a Dios por la redención del género humano, para que sea bendecido y transubstanciado en el glorificado Cuerpo de Cristo. Y así, se los entrego diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que es hoy entregado por el mundo para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Y hoy tengo entre Mis Manos cada uno de los cálices vacíos de sus corazones, y llenados por este vino de la renovación los ofrezco al Padre, para que sean bendecidos y transubstanciados. Y enseguida, se los entrego nuevamente a cada uno de ustedes, diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, Sangre que hoy es derramada espiritualmente sobre el mundo para la remisión de todas las faltas. Hagan esto siempre en Mi memoria".
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que sean felices los que son llamados a servirse de este Sacramento, para que descienda la Misericordia de Dios y las almas se exalten en gozo y alegría, hasta el retorno de su Maestro y Señor.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, unidos a todos los que escuchan en los cuatro puntos de la Tierra, unidos a Mi Corazón Misericordioso y Eucarístico, a través de la fuerza y el poder de la oración, decretemos la oración que Yo les enseñé en el Monte de las Bienaventuranzas.
Padre Nuestro.
Vamos a hacer la oración en inglés.
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz descienda a la Tierra.
Renovados por la fuerza de este Sacramento que los renueva en la vida espiritual, interior y física, reciban este impulso espiritual como preparación para caminar Conmigo durante esta Semana Santa a fin de revivir los méritos de la dolorosa Pasión de su Señor.
Agradezco la apertura y la disposición de los que escuchan, porque una Voluntad muy grande se está viviendo en este momento, y aunque sea desconocida, les prometo que la conocerán en poco tiempo.
En oferta por todos los que se ofrecieron en esta tarde como cálices vacíos, como corazones abnegados, y antes de que Me eleve al Cielo, lugar del cual provengo para visitarlos, escucharemos una oferta que también toca el Corazón de su Redentor, llamada “Tú eres el Rey”.
Les agradezco, y que la paz esté en ustedes para que la paz esté en el mundo, en las almas que más sufren.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que la luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo estén en este lugar y en los lugares del mundo que más la necesitan. Amén.
Después que han acogido Mi llamado, ahora sí podré volver a Egipto, luego de haber pasado por allí como niño; pero ahora volverá el Rey, a liberar al pueblo de su esclavitud, a traer a ese lugar y a Medio Oriente, la Paz.
Y aunque aún los acontecimientos se desencadenen en el mundo y en esta humanidad, llevaré Conmigo a las almas que más necesitan y retornaré a los corazones que más Me buscan, no importando su creencia o religión, porque lo que permite la vida en este mundo es el amor; es el amor que los mantiene vivos, es el amor que les permite respirar y soñar con un tiempo mejor, con esperanza.
El cautiverio terminará algún día, no solo en Egipto, sino también en el mundo. Por eso debo retornar a los lugares en donde una vez ya estuve, siendo niño, joven o adulto, en Oriente, o en el lejano Oriente.
Los valores de la espiritualidad se deben recuperar para que el mundo no pierda la paz. Por eso estoy volviendo a esos lugares, como sacrificio y también como Gracia, para llevar a los corazones el reencuentro con Dios desde los planos internos y para que estos se espejen en la superficie, en la sociedad. Eso hará todo más justo y equilibrado, eso aplacará el sufrimiento y las agonías, porque es a través de los méritos que su Maestro y Señor alcanzó en la Pasión, que estas Gracias son posibles en este mundo y en su humanidad.
No puedo dejar de decir que a veces Mi Corazón está triste por los que no entienden, pero el gozo de los que Me viven y de los que creen en Mi y Me dan su confianza Me alegra, como lo han hecho ustedes ayer y hoy, de forma simple.
El Reino de Dios es el mayor tesoro de la simplicidad para este mundo y para las almas. Si son simples siempre vivirán el Reino de Dios y Él siempre estará próximo de sus vidas y sobre todo, estará en sus corazones.
Quiero que este gozo y júbilo que viven Conmigo de tiempo en tiempo llegue al mundo entero y no solo a Sudamérica. Ahora llegó el momento de vivir el apostolado y de hacerlo parte de ustedes en cada etapa de la vida.
Así Mi Misericordia llegará a los que más sufren, como también a los Reinos de la Naturaleza, que en esas partes del mundo también viven su sufrimiento silencioso, porque no pueden hablar como los hombres de la Tierra.
Sé que a su alrededor también existe el sufrimiento, a veces en sus familias, en sus ciudades, en sus trabajos, en sus seres más queridos. Pero Yo les pido, por misericordia, que den un paso más hacia Mí y llevemos este tesoro del amor a los lugares que más necesitan y que durante miles de años no han recibido nada, ni del Universo, ni de los Cielos.
Vengo a recuperar a través de Egipto los valores de las últimas humanidades, porque la evolución continúa y el despertar también.
Llegó el momento, compañeros, de que recuperen lo que una vez vivieron Conmigo en Tierra Santa y más allá de ella. Esto no es una teoría ni tampoco es una ilusión. Es hora de vivir el Plan de forma verídica. Es hora de hacer el Plan vivo en más corazones del mundo, que Me están buscando y no Me encuentran porque no saben la salida.
Ustedes sí encontraron la salida, pero el mundo aún no la ha encontrado. Por eso debo volver y retornar al centro, desde donde todo se crea, como conflicto, guerra y persecución.
Porque esta vez no solo la Señora de la Luz pisará con Sus pies a la serpiente, sino también su Maestro y Señor pisará con Sus Pies a sus aliados y los derrotará, para que se arrepientan algún día. Y ya no existirá arma contra arma, religión contra religión, porque a pesar de que el momento más grave no ha pasado todavía, aún el ímpetu y la fuerza de Mi Corazón poderoso podrán transformar todas las cosas cuando tan solo Me digan “sí, Señor, aquí estoy”.
Así Yo tendré el permiso de seguir obrando, tendré el permiso de seguir transformando y unificando a las almas con Dios, para que Su Reino celestial descienda a la Tierra y se cumpla Su Voluntad. Porque al fin de todo, Su Sagrado y Eterno Corazón triunfará.
Los caídos serán perdonados, los asesinos serán redimidos, los perseguidores serán amados y se disolverá el mal, porque el mal no conoce el Amor que viene de la Fuente. El mal es la incomprensión de la consciencia humana por no aceptar la Voluntad de Dios, como fue la Voluntad de Dios traer a Su Hijo a la Tierra para enseñarles la Escuela del Amor y de la Redención.
Vuelvo a reunir en este tiempo a los que estuvieron Conmigo en algún momento, sea en la vida consagrada, o en la vida del espíritu; en la vida del servicio, o en la vida abnegada; en la vida misionera, o en la vida orante.
Que ese compromiso sea revivido por los que despiertan.
Que ese compromiso sea reconfirmado por los que ya despertaron, para que se siga cumpliendo la Voluntad del Creador en estos tiempos críticos.
Mi Corazón abrazará al Medio Oriente y a todos los que se encuentren en ese lugar, no importando su condición o su condenación. Porque en verdad, compañeros, Mi Misericordia es muy grande y aún desconocida. Mi Misericordia es tan grande, que Mi Sangre se dejó verter en la Cruz gota por gota, dolor por dolor y angustia por angustia, para disolver el mal de la humanidad y su condenación eterna.
Es el tiempo de dar a conocer Mi Amor al mundo. Y que los demás pueblos y razas sepan que los amo, como los amo a ustedes.
Que anuncien que estoy volviendo al mundo por segunda vez y que el Reino celestial se reaproximará a la Tierra junto a los ángeles y arcángeles, para poner fin a la perdición de la humanidad y para disolver las tinieblas por la intervención del poderoso Padre San Miguel Arcángel, de San Rafael Arcángel y de San Gabriel Arcángel.
Los anunciadores de la Palabra de Dios retornarán a la Tierra, como fue en el principio del pueblo antiguo del Medio Oriente.
Y a partir de allí se escribirá una nueva historia y se borrará el sufrimiento, trayendo del Cielo los Libros de Dios abiertos, para mostrarle al mundo Su nuevo Propósito en la Nueva Humanidad.
Bienaventurados serán los que vivan las profecías y se regocijen en ellas, porque el Señor, el Todo Poderoso, le mostrará Su Poder a los humildes.
Con esta Luz que traigo extiendo la Paz hacia la Tierra, renovando este ciclo y este momento para todos; dando la chance a los que están confundidos, de poder retornar a Mi camino antes de que el Portal se cierre.
Que se eleven los corazones hacia Mi Iglesia celestial y que en comunión con la vida de cada ser, todo sea renovado.
El Universo de Dios desciende a la Tierra y en este simple lugar, las almas siempre encontrarán a Dios. Aunque Mi Presencia no sea aceptada, Yo siempre aquí estaré para abrazarlos con la Luz de Emmanuel.
Vengo a bendecirlos con la Palabra de Vida. Vengo a ungirlos con el soplo del Espíritu. Vengo a bautizarlos con el Agua que brotó de Mi Costado en la Cruz, como parte de la Fuente de la Divina Misericordia, para que sean santificados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hoy no existen fronteras ni separaciones entre las naciones y los pueblos. El amor que Yo pude ver aquí es el que necesito para renovar los tiempos y sobre todo, a la humanidad. Es el amor de los que se congregan dentro de Mi Iglesia celestial para comulgar de la Llama de la Santísima Trinidad, junto a los Ángeles de nuestro Padre-Madre Creador, Emmanuel.
Hoy, los Elohim, llamados seres resplandecientes del Universo mental, los Ángeles de Dios, testimonian con Su puño y letra que Mi misión en Egipto será realizada por la receptividad y la oración de las almas que colaborarán para que eso sea posible y así, Mi gran Espejo de la Misericordia se encienda en Medio Oriente.
Alegren sus corazones porque están siguiendo el camino correcto. No habrá otro lugar que Me represente en la Tierra, sino este. Porque vuelvo a decirles, compañeros, vengo fuera de Mi Iglesia para llamar a los rebaños que más Me necesitan y que Mis representantes no han sido dignos de acogerlos con castidad.
Que el amor de los simples promueva la Paz en la Tierra.
Que el servicio de los humildes restaure a los Reinos de la Naturaleza.
Que la oración de los que se congregan en comunidad y en luz, transforme los tiempos, a fin de que el Cetro del Hijo de Dios descienda a la Tierra para poner fin a la maldad humana.
Y ahora elevaré al Cielo esta ofrenda que han colocado a Mis Pies, porque en verdad todo pertenece a Dios, nuestro Padre, que está en los cielos y hoy escucha con atención la Voz de Su Hijo y de Sus compañeros, a fin de que un grano de Su Reino celestial se siembre en esta humanidad, para que la humanidad sea recreada por medio del amor y del bien entre los hombres.
Que todo sea santificado y que todo sea elevado bajo el Rayo de la Transubstanciación. Y que a los pies del Altar de Dios sea colocada la ofrenda de cada corazón humano, en esta tarde.
En el silencio, compañeros, pueden hacer su ofrenda ante Mi Iglesia celestial. Los escucho en el silencio de la oración.
Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén. (x3)
La oferta ha sido aceptada.
Los que hoy serán bautizados serán iluminados, y al ser iluminados, se convertirán.
Los que hoy serán ungidos recibirán la Gracia que tanto esperan, pero por ella deberán orar.
Padre, que Te has hecho pequeño para que el mundo Te comprendiera y así pudieras ingresar en la esencia de Tus hijos a fin de que te vivificaran y exaltaran Tu Nombre, para siempre, a la mesa de estos nuevos apóstoles Míos, hoy Te vuelvo a declarar, mediante esta fórmula sagrada que Tú has dictado al humilde Corazón de Tu Amado Hijo.
Que escuchen los mundos internos lo que hoy declara su Rey y Señor del Universo: Les pido que tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón y la remisión de los pecados.
Señor Mío y Jesús Mío, que escuchen las almas de la Tierra la Voz de su Maestro y Señor, el Cristo Vivo, que les dice: Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, que fue derramada por los hombres para el perdón de los pecados.
Les pido, que por los tiempos que vendrán y los acontecimientos que llegarán, hagan esto en Mi memoria a fin de que la Paz y la Misericordia de Dios estén presentes en el planeta.
Señor Mío y Dios Mío, este es El que ha dado la vida por todos y que ha resucitado para volver al mundo en espíritu y divinidad, a fin de transfigurar la Tierra en una humanidad redimida.
Padre Nuestro...
Y como les dije a Mis apóstoles, Mi Paz les dejo y les doy Mi Paz, porque siempre su Maestro y Señor mirará la fe de los miembros de Su Iglesia celestial a fin de que todo sea reparado y la humanidad sea curada de su enfermedad espiritual.
Que esta Paz sea llevada a Egipto y a los lugares que fueron encomendados por su Maestro y Señor y por Su dulcísima Madre, la Santísima Virgen María, para que Sus Corazones de Servicio y de Humildad, de Amor y de Esperanza, lleguen a todo el mundo. Amén.
Dense ahora la paz.
Que la paz repueble a la Tierra de esperanza y que la esperanza renueve a los corazones que aspiran a alcanzar la Misericordia de Dios.
Con las voces de sus corazones hoy deseo expandir, por medio de una canción, la lluvia de amor en todo el planeta, dando la bendición al mundo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por estar Conmigo en la simplicidad del corazón y de la vida.
Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.
Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.
Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.
Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.
Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.
Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .
Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.
Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.
Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.
No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.
Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.
Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.
Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.
El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.
Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.
A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.
Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.
Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.
El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.
En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.
Síganme.
Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.
Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.
Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.
Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.
La Voz del Padre Eterno:
Amados hijos, escuchen a Su Padre.
Yo Soy el principio y Soy el fin.
Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.
Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .
Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.
Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.
Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.
La Voz de Cristo:
Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.
Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.
Todos entonan Emmanuel.
Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.
Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.
Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.
Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.
Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.
Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy Mi Presencia desciende de estas altas montañas trayendo para ustedes la renovación, el principio de la reparación y de la cura.
Desciendo desde el Universo con toda la Majestad de Mi Padre y hago iluminar con Mi Presencia los espacios más oscuros.
Y así vuelve a triunfar el Proyecto de Dios y nadie, nadie quedará para atrás, porque vendré en la noche de luna a buscar a Mis ovejas más perdidas.
Vendré en la noche de mayor desconsuelo, de mayor desasosiego, en la noche de la perdición.
Vendré en la noche, aun cuando el mundo no mire a Dios. Vendré a llamar a todos y con Mis Pies tocaré este suelo creado por el Altísimo a Su imagen y semejanza.
Reuniré a los que se han autoconvocado y a los que no se convocaron también. No perderé de vista a nadie.
Llamaré por su nombre a los hijos de Dios y reuniré nuevamente a los Adanes y las Evas para recibir en su esencia, el código crístico de Mi expiación.
Haré repoblar la Tierra y cumpliré las promesas una a una. Se escuchará en lo alto de las montañas la Palabra de Dios y los antiguos pueblos del desierto volverán a caminar hacia lo alto del monte y verán venir al Hijo de Dios en Misericordia y resplandor, más brillante que el Sol, más luminoso que todas las estrellas.
Será el Dios vivo que retorna al mundo, para verter en las almas Su Infinita Gracia y por orden del Todopoderoso, por intercesión del Divino y Sagrado Hijo los abismos se cerrarán y ya no se escuchará, nunca más, el llanto de esta Tierra. Las almas llorarán de alegría y no de sufrimiento, porque traeré por medio de Mi Sagrado Corazón, la potentísima Compasión, que hará transformar las cosas más imposibles.
Verán al Hijo de Dios con el Cetro del Padre indicando que en Oriente como en Occidente, en los cuatro puntos de la Tierra se congreguen los Santos Arcángeles del Creador.
Los Libros Sagrados serán abiertos y todos conocerán los nuevos mandamientos
¡Ay de aquellos que no los hayan cumplido! ¡Ay de aquellos que no se hayan arrepentido de corazón, ni siquiera hayan rezado para implorar por Mi Santo Nombre! Porque Yo Soy Jesús, el Cristo, El que está sentado a la derecha de Dios, Quien gobierna estos universos y otros, para hacer de esta Creación los nuevos seres de amor y de misericordia que repoblarán este planeta.
Y finalmente por el sacrificio de Mi Pasión y de Mi Cruz, la Tierra será feliz. No existirá dolor, enfermedad, culpa o pecado, porque aquel que ha caído a los pies del Creador será vencido y la poderosa Espada de Emmanuel será colocada sobre este planeta.
Y cuando todo esté en una gran confusión, queridos hijos de Mi Padre, será la señal que la estrella más poderosa de este Universo se aproximará a la Tierra y todos sentirán en su interior la hora definitiva.
Serán llamados los hijos del bien y también aquellos que no han hecho el bien. Nada quedará oculto. ¡Créanlo! Mi promesa se cumplirá. Ya no existirán injusticias, robos, ultrajes, sacrificios humanos. Ya no correrá la sangre, porque Mi Sangre corrió sobre este suelo para salvarlos a cada uno de ustedes.
¡Ay de aquellos que le dan la espalda a Dios y que generan las guerras, los conflictos y la enfermedad que no existe!
Deberán postrarse ante el Creador y en esa hora sus corazones deberán ser misericordiosos más de lo que hoy son, para perdonarlos en Mi Nombre y para que así, triunfe Mi Corazón.
De sus pechos nacerán los nuevos mandalas de luz y la verdadera esencia de las criaturas será manifestada. Ya no existirá ignorancia en la Tierra, desconocimiento o indiferencia, porque aquellos que no han amado a Dios ni a sus hermanos, en verdad les digo compañeros, que ya no estarán aquí, pero el Padre es misericordioso y justo, y tiene un lugar preparado para cada alma.
En esa hora, en lo alto del Monte y ante la presencia del Primogénito, deberán dejar sus espadas y todas sus armas, porque Mi Corazón que es misericordioso y bondadoso, justo y compasivo, detendrá todas las armas nucleares y destructivas de este planeta.
Y a pesar de que el mundo se ahogue en este tiempo en su propia ilusión, les prometo que los Nuevos Cristos nacerán y no serán pocos, porque Yo los llamaré por su nombre como Dios llamó a Moisés, a Abraham y a los antiguos Patriarcas.
El Libro Sagrado, la Biblia, al fin será reescrito. Ustedes en este presente contarán la historia, la nueva historia de Amor para la Nueva Humanidad.
Y así, los santos arcángeles y sus legiones de todo el Universo, estarán con sus libros sagrados abiertos y en sus hojas en blanco escribirán las nuevas señales que traerá el Redentor para esta humanidad.
Aún habrá cautiverio. Aún la humanidad ha decidido aprender por el sufrimiento, pero Yo los invito, amados Míos, a buscar siempre la vida a través de la Ley.
Que sus corazones sean transparentes para estar junto a Mí. Que puedan surgir sus verdaderos rostros de amor y que ya no existan más las máscaras que esconden al verdadero ser, en su profundo dolor y agonía.
He venido aquí a Argentina, porque la he escogido, como a otras naciones de este Cono Sur, para Mi Retorno. Y ya no serán sólo palabras, sino verán al Hijo de Dios venir como un gran Sol en lo más alto de las montañas.
Todos, absolutamente todos, sentirán Su Presencia y ya no habrá separaciones, nunca más, entre el Cielo y la Tierra, porque los bienaventurados llegarán reflejando a través de sus corazones la experiencia y Mi Proyecto Redentor.
Y las naciones ya no estarán separadas, porque todos hablarán la lengua del Amor. Así todos se comprenderán, como los Míos en el pasado Me han comprendido.
No dejaré que las estrellas que Yo he escogido para que puedan brillar, se apaguen. Tengan confianza en lo que les digo. Sientan amor en todo lo que les pronuncio, porque a pesar de sus desiertos, de sus sufrimientos, Yo los conozco uno a uno, y llegará el gran día en donde se liberarán. Las amarras se romperán, porque Yo cortaré con Mi Espada lo que causa el dolor en este mundo.
Que sus corazones se alegren, compañeros, en los cuatro puntos de la Tierra, porque se acerca Mi hora. Ahora no la hora de Mi Muerte, sino la hora de Mi Retorno. Pero primero estaré presente, pues es lo que más deseo: estar presente en sus corazones, para que toda la humanidad, todas las razas, todos los pueblos, reconozcan al humilde Salvador.
Que no se pierdan sus esperanzas, que no se acaben sus alegrías, porque todo lo que Mi Padre les entrega en este momento es parte de su purificación. No desistan, no naufraguen, no sientan que se hundirán, porque Yo estoy aquí para estar con el mundo, que se pierde y es infiel.
Yo estoy aquí por todos, por los justos, por los injustos, por los que creen que estoy aquí y por los que no creen.
Les pido a los que no Me escuchan que no se olviden de Dios, porque Él está lleno de Misericordia y espera entregarla a sus corazones.
Les pido que recuerden Mi Presencia en la Santa Eucaristía, para que los Sagrarios que habitan en cada alma no se derrumben.
Soporten el Fuego Cósmico de la Redención. La Tierra y su humanidad están atravesando su tiempo más crucial y definitivo.
Gracias a ustedes y a sus pequeños sacrificios, hoy Yo puedo estar aquí en Argentina, porque este pueblo Me pertenece. Este antiguo pueblo que una vez Me encontró, Me pertenece.
Yo espero de esta nación la igualdad, la justicia y sobre todo, la solidaridad, porque aquí hay muchas almas que sufren y que están en tierras lejanas, esperando el bálsamo de Mi Amor para que se alimenten en espíritu y en vida.
No dejen de servirme. Y a pesar de sus errores y de sus caídas constantes, no dejen de buscarme. Yo vengo aquí por su universo interior, por la riqueza más grandiosa que el Padre ha dejado en cada corazón humano.
No dejen que Mi enemigo los confunda y tampoco los engañe, porque si ustedes están en Mí en cada momento, en cada segundo, como en cada respiración, Yo estaré en ustedes, porque Mi Padre está en Mí y así ustedes estarán en Mi Padre. Él lo espera hasta el fin de los días, hasta el fin de los tiempos.
He dejado muchas Gracias en este lugar, sobre todo en lo alto de estas montañas, para que el mundo entero reconozca que aquí, en las montañas de Argentina, como en las montañas de Chile, podrá encontrar en el silencio, en la oración, en la contemplación, esta maravillosa experiencia de Amor que Dios les ha entregado, por medio de Su Creación.
Que se levanten los corazones que se sienten caídos, que se cierren las puertas al mal, que todos los autoconvocados sustenten por Cristo hasta el final el estandarte de la Paz, porque llegará la hora y el momento de que el mundo reconocerá y se sorprenderá al ver al humilde Hijo de Dios llegar al planeta.
Que se cumpla el advenimiento de los Nuevos Cristos. Que despierten las almas que se separaron de Dios, porque el Señor Dios, el Todopoderoso, ha enviado al Verbo Divino para que sea escuchado en este momento en todo el planeta.
Así siéntanse confortados y siéntanse consolados en la eterna plenitud de Mi Corazón, porque los esperaré en algún plano en lo alto de estas montañas, para que toda la humanidad comparta la nueva comunión redentora con su Maestro y Señor, el Cristo.
Elevo a Mi Dios, al Todopoderoso, Emmanuel, Padre y Madre de esta Creación:
Escucha de nuevo la Voz de Tu Amadísimo Hijo, que se entregó por Amor a la Pasión y a la Muerte, para hacer florecer en las almas Tus códigos de Vida.
Emmanuel, desciende Tu Fuente sobre esta parte del mundo. No mires los errores de Tus hijos, sino la presencia de Tus Dones en todas las almas, para que se cumpla, Padre, Tu Plan en esta humanidad. Amén.
Vengo a bendecirlos con el Amor que los transfigura, que los eleva, que los concientiza. Por medio de la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre vengo a darles la absolución, para que mediten y reflexiones en los nuevos pasos que deberán dar sus vidas para con Mi Proyecto.
Que los que han sido injustos con sus hermanos, que se arrepientan.
Que los que han ofendido con su pensamiento, que hagan penitencia.
Que los que no se animan a vivir el Amor a través del dolor, que lo vivan, porque Yo les he enseñado a amarse los unos a los otros, para que triunfe en este mundo Mi Sagrado Corazón.
Te pido Padre en esta noche, que bendigas este pueblo, que está a las puertas de una equivocada decisión, pero sé que es justo en Ti, Padre, que todos aprendan algún día a vivir el bien y la igualdad.
Pero llegará la hora que no será necesario más nada entre las almas y los pueblos, porque vendré trayendo, por medio del Cetro de Dios, el Gobierno Celestial y finalmente las Leyes en este planeta serán justas y estarán unidas al Creador.
Que se eleven sus corazones ante Mi Iglesia Celestial. Que los Ángeles que hoy congregan esta ceremonia a los pies de estas sagradas montañas, reciban de sus corazones el más simple y puro ofertorio, para que muchas más vidas sobre la Tierra sean rescatadas, así como las vuestras fueron rescatadas.
Padre Santo, Altísimo Señor de todo lo creado, de todo lo visible y de todo lo invisible, vuelvo a repetir ante Tu Sagrada Presencia en los corazones simples, la gran fórmula de la transustanciación, para que estos elementos se conviertan en redención y en nueva vida en las almas.
Les dije hace un tiempo a Mis apóstoles y a todos ustedes reunidos como almas en el Sagrado Cenáculo y su Redentor, que tomé el pan, di gracias al Padre para que Él lo bendijera y les dije: Tomen y coman todos de Él, porque éste es Mi Cuerpo, es Mi Esencia, es Mi Espíritu, que será entregado por ustedes y por todos los hombres.
Después de comulgar con Mi Cuerpo, que iba a ser entregado, tomé el Cáliz, el Sagrado Cáliz de Redención, lo elevé y di gracias a Dios para que el Padre lo bendijera y les dije mirando a sus ojos: Tomen y beban todos de Él, porque ésta es Mi Sangre, Sangre Preciosa de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, que será derramada por los hombres en la Pasión, en la Cruz y en la Muerte de su Maestro, para el perdón de los pecados.
Hagan esto en Mi memoria, para que Yo siempre esté presente en ustedes hasta Mi retorno.
Elevo al Cielo, Padre, este Sagrado Sacrificio para que las almas se fundan en Ti y Tú Padre, que todo lo puedes, que todo lo realizas, que todo lo manifiestas, estés en Tus hijos por la eternidad.
Ahora tráiganme aquí los nuevos corazones para Mis nuevas hijas Auxiliadoras de la Misericordia. Deseo en esta noche dar una Gracia especial a esas almas, que por diferentes caminos, han confiado en su Redentor y en el poder de su amor invencible, que a pesar de todo, ha vivido en ellas en estos tiempos y delante de estos últimos acontecimientos.
Ofrezcan su sufrimiento a Dios, aunque sean desconocidos por ustedes, hijas Mías, para que su Maestro pueda sentirse agradado al ver el ofrecimiento de sus corazones, al ver el esfuerzo de sus almas por estar cerca, bien cerca de su Señor.
Vengo a bendecirlas, hijas Mías, con la Fuente de Mi Espíritu, con la bondad de Mi Alma y con todo el Amor de Mi Corazón, para que sepan que a pesar de lo que suceda, nunca, nunca estarán solas, porque Mi Presencia es Infinita, Mi Espíritu es Omnipresente y Mi Divinidad es omnipotente.
Les vengo a ofrecer la misma Gracia que ofrecí a las antiguas mujeres de Jerusalén, que lloraron la Pasión de su Señor, que estuvieron a los pies de la Cruz contemplando en lo desconocido el gran sacrificio de su Hijo. Que estuvieron junto a María, Mi Madre, viviendo el silencio, la injusticia y el dolor, por un mayor Amor que llegó a este mundo después de Mi muerte.
Vengo así a darles lo que soy, para que ustedes Me den lo que son en este tiempo. Amén.
Bendigo estos dorados corazones, para que representen en este plano material la Presencia de Mi Espíritu en las almas que caminan por la senda de la consagración.
Que vengan aquí ahora Mis hijas.
Acompañaré esta pequeña ceremonia de su consagración como Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Mi Corazón para estos tiempos, en donde es necesario el perdón y la redención en todo el planeta.
Que el Señor las bendiga en esta nueva tarea.
A través de este aceite hijas Mías, Yo les devuelvo lo que una vez Me entregaron en el Sepulcro: el amor de sus corazones.
Y ahora recibirán la alianza con Mi Corazón.
Ahora recibirán la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
Y ahora Me iré al Cielo, lugar de donde provengo y al centro de este Universo.
Me voy en regocijo al ver a sus almas en comunión Conmigo, en medio de la Palabra Divina y de esta ceremonia de Amor, que intenta fortalecer sus almas y sus vidas para los tiempos que llegarán.
Quiero escuchar una canción que ha tocado Mi Corazón muchas veces. La canción de Mi hijo Natanael, que trae como mensaje la redención de las almas y la unión de ellas con Mi Corazón.
Quisiera que esta canción, con su fuerza e ímpetu, llegara a todo el mundo en este momento, como una irradiación de amor, de cura y de liberación para aliviar el sufrimiento, para que reine la Compasión. Amén.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Gracias Argentina por haberme recibido.
Recuerden que nunca Me olvido de ustedes. ¡Nunca!
Sagrado Corazón de Jesús
Fuente de todos los prodigios
Derrama Tu Misericordia
Sobre los conflictos del mundo
Amén.
(tres veces)
Como el Soplo del Espíritu de Dios, vengo a este lugar para bendecirlo y bendecirlos a todos, en el nombre de la Verdad y del Amor de Dios que se derrama en este momento sobre ustedes y sobre sus hermanos.
Esperé mucho tiempo para poder encontrarnos aquí, nuevamente, en la Alianza con Mi Divino Espíritu; esperé volverlos a encontrar en la Paz que traigo del Universo para cada uno de sus corazones en esta perfecta Comunión Conmigo, con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
Vengo a Europa para erguirla ante los tronos de Dios, por la aceptación profunda que emiten sus corazones de que el Plan se cumpla en esta parte de la humanidad; para esto, las puertas del Universo se abren para poder recibirlos en el Corazón de Dios, Padre Celestial.
Las legiones de los ángeles han llegado aquí, con mucha levedad para poder encontrarlos en la oración que proclama Mi Divina Misericordia.
Abran sus corazones, sientan sus almas, y queden en Mí. Esto es ahora lo que necesitan para poder proseguir, sobre todo Mis apóstoles, a los que Yo he llamado con tanto amor.
Sigan Mis Pasos, sigan Mis Caminos y nunca perderán la paz, porque si sus corazones confían en Mí, estarán confiando en Dios, porque Dios ES a través de Mi Corazón, y Yo Soy a través de ustedes, en la esencia profunda del espíritu y de la hermandad.
Hoy no vengo a ver las conductas malas del mundo, los horrores, las malas acciones y la indignación. Hoy vengo a ver de sus corazones la llama del Espíritu de Dios que encarnó en ustedes, desde sus nacimientos en esta humanidad y a través de los tiempos, una llama que nunca puede apagar Mi adversario porque si el corazón ora y persiste, triunfará.
Hoy están nuevamente ante Mi Misión Celestial, que es la Iglesia a la que muchos esperan ingresar pero que no la conocen.
Hoy están ante Mi Patriarcado, Mi Legado y todo Mi Universo; que es el Universo de Mi Padre, que se congrega en lo invisible de Su Espíritu.
Hoy vengo a traer para ustedes esa presencia que siempre deben aspirar encontrar en estos tiempos de caos y de persecución en el mundo.
Alimenten la llama de sus espíritus y por más que vean la oscuridad a su alrededor, les digo, en verdad, que no perderán la paz.
Pero hoy los invito a ser verdaderos Conmigo, en cada paso de la vida, en cada ejemplo, y en cada pequeña acción. No necesito sus corazones perfectos, sino honestos y simples, abiertos a recibir Mi Instrucción, a través de Mi Santa Palabra, o a través de cada hermano que se encuentre en sus caminos, porque Yo me hago presente de forma inesperada en la vida de ustedes y de todos sus hermanos, compañeros Míos.
La oportunidad que Yo les traigo, es la oportunidad que necesita el planeta y toda la humanidad, como también los Reinos de la Naturaleza que tanto sufren la consecuencia del hombre de superficie.
En cada aspecto de la vida, Mi Corazón y Mi Luz está presente, cuando el alma invoca Mi Presencia universal. Junto a Mis ángeles constituyo entre sus corazones, en esta hora, la presencia de Mi Iglesia Celestial y abro los altares del Cielo para que puedan comulgar, de lo único y verdadero que es el Amor de Dios.
Es el amor de Dios que nunca los decepcionará, que nunca los engañará, como muchos los engañan y se engañan a sí mismos todo el tiempo porque tienen sus corazones endurecidos a Mi Presencia y Energía; pero Mi Misericordia permite traerles el perdón y la expiación que tanto necesitan en esta vida y en este tiempo final.
Si están ante Mi Iglesia Celestial, están ante el Único, el Adonai. Emmanuel, Abba, el Elohim, están ante el Universo, ante toda la Hermandad que se congrega para recibirlos en la Fraternidad del Espíritu y de la Unidad.
Vean en este momento, corazones Míos, cómo emergen desde ustedes las estrellas de la luz, los soles internos, que deben resplandecer en esta hora, para alumbrar a la humanidad que está en las tinieblas; y muchos no creen estar en ellas, pero lo están.
Si piensan estar Conmigo, compañeros, háganlo, y no pierdan tiempo. Busquen la esencia de Mi Corazón que los llevará a la paz y les permitirá realizar el camino que han venido a cumplir en nombre de Mi Padre y de Su Plan.
Los corazones no se animan a amar Mi Corazón profundamente, por temor a lo que Yo les pueda pedir. Pero desde el principio, compañeros, Yo sé lo que cada uno de ustedes Me puede dar y no les pediré aquello que no Me puedan dar, eso sería una gran pérdida de energía para estos tiempos finales.
Necesito que Mi Obra se realice en sus corazones, de la mejor forma posible. Pero en verdad les digo, compañeros, que algunos de ustedes tienen un compromiso marcado Conmigo y que es definitivo y eso no lo pueden omitir, con su propia indiferencia.
Sientan que Mis Palabras forman sus espíritus y moradas internas.
Sientan como sus almas se elevan a Mi Iglesia Celestial, para ingresar al templo y vivificar la unión Conmigo, a través de la Eucaristía.
Adoren Mi Corazón, como los ángeles lo hacen, y confirmen que en esta humanidad es posible alcanzar la Redención y la Paz.
Quisiera que otros soldados Míos estuvieran aquí para escucharme, pero sé que por sus propios medios, espirituales e internos, no lo pueden hacer; pero les pido que no se justifiquen. Mi Sangre y Mi Agua se derramó para justificar sus vidas, sus errores, sus pruebas, omisiones e indiferencias, como todos los ultrajes hasta los tiempos de hoy.
Ahora es momento de no hacerlo más y de abrir los ojos y de mirar hacia el infinito, hacia el Universo, para verme llegar entre las nubes con toda la Gloria del Padre Celestial.
Necesito que estén preparados por los que aún no se han preparado.
Necesito que despierten a Mi Vida Crística por los que aún no despertaron a Mi Vida Crística.
Necesito que sean testigos, incluso en las imperfecciones, porque si sus corazones son verdaderos y sus mentes son puras, siempre estarán en Mi Corazón.
No vengo a pedirles lo imposible porque sé que la humanidad ahora no lo puede dar.
Necesito que sus vidas se transformen, así como Yo transformo el barro con Mis Manos y moldeo un nuevo odre para la Gloria de Dios; odre que recibe los Códigos de Mi Gracia y de Mi Misericordia que provienen del Padre Universal.
Entonces, compañeros, reciban en esta hora Mi Gracia, y Mi Misericordia, por aquellos que no la quieren recibir y que se omiten para no querer conocerme.
Hay tanto amor en Mi Corazón que muchos no creen que Yo pueda transformar sus vidas completamente.
Mi Corazón explota de tanto amor para entregar al mundo y a todas las almas, aún a las que omiten Mi Presencia. Es este el Amor que Yo viví por ustedes, que Yo trabajé por ustedes, que Yo entregué para salvarlos, una vez cuando estuve en la Cruz.
Cada Llaga de Mi Cuerpo, cada señal marcada en Mi Santo Cuerpo Glorificado, fue para testimoniar la Salvación, el Perdón y el Amor por cada uno de ustedes.
No quiero que en Mi Corazón se multipliquen las espinas de la ingratitud de los apóstoles Míos que no han comprendido lo que les he pedido en esta hora.
Sean parte de Mis Rayos, de los Rayos de Mi Corazón Glorificado, Sagrado y Bendito. Sean esos Rayos que se transforman de la noche a la mañana, que viajan como el viento; que viajan como el viento por todos los lugares del mundo, para llevar la Paz y la Misericordia de Dios.
Sean ese sol que nace todos los días en el horizonte y ya no vivan más a oscuras. Confíen plenamente en ustedes, en que pueden dar los pasos, al menos por Mí, por Mi Santa Madre y por Mi Padre Celestial.
Vivan todo el tiempo en Nuestra Santísima Trinidad y serán premiados con los Dones de Mi Espíritu: tendrán fuerzas para caminar, aliento para seguir adelante y esperanza por donde ver en cada parte de la Tierra.
Y a pesar de que el mundo está a oscuras y los corazones están cerrados,Yo vengo a dar, en esta tarde, el Testimonio de Mi Amor en ustedes y por cada uno de sus hermanos en este mundo.
Reciban la Unión con Mi Sagrado Corazón y vivan Mi Camino como la puerta de salida a su liberación y perdón.
Agradezco que hayan preparado este Altar para Mí, así como preparan sus vidas, en este tiempo y en este ciclo, para recibirme en la plenitud de Mi Espíritu, de Mi Gracia.
No teman por lo que no han conseguido.
No quiero que sufran más, porque Mi Corazón ya sufre por los que son indiferentes, por los que caen, por los que hacen el mal, por los que niegan Mi Amor todo el tiempo.
Necesito de sus corazones un templo de alegría, de regocijo, de verdadero amor y de paz, para que sus pecados se limpien, y las manchas en sus almas se puedan borrar por la Fuente y el Océano de Mi Divina Misericordia.
Así, compañeros, amigos, discípulos y siervos alegrarán Mi Corazón por los horrores que vive el mundo de los que caminan todo el tiempo al abismo.
Si sus corazones no aman, ¿cómo amarán al prójimo? Si no Me aman a Mí, ¿cómo amarán a sus semejantes? Porque si Yo estoy en sus semejantes, escondido en el tabernáculo del corazón, ¿por qué son indiferentes y no Me ven?
Yo estoy en el que está desposeído, triste, perdido, ciego y sordo. Yo golpeo la puerta de esos corazones para que puedan despertar a su verdad y a su misión.
Cada cosa tiene su tiempo, porque está marcado por el Universo de Dios.
Ofrezcan en esta tarde, esta Comunión por toda Europa, por los que están perdidos, por los que están ciegos, por los que están solos, por los que están enfermos, por los que sufren en la ignorancia de sus vidas y de sus caminos, por no encontrar, por los que no encuentran a Mi Sagrado Corazón que hoy está aquí, entre ustedes, para que lo vivan y lo sientan en esta Comunión perfecta, con espíritu de paz y de fraternidad.
Yo los constituyo a todos como una nueva familia, así como fue la familia de Nazaret, junto a María y San José. No está lejos de ustedes formar esa sagrada familia espiritual que debe reinar entre las almas y los corazones que siguen a los Mensajeros Divinos.
En esta hora, compañeros, la Divinidad trabaja en todos los continentes de la Tierra para sembrar Su Luz en el mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar "Estoy contigo, Señor", a pedido de Jesús, para bendecir los elementos que Él hoy consagrará, para todos nosotros.
A través de los tiempos, compañeros, elevo a las almas hacia el Reino de Dios, cuando cada una de ellas comulga, el mayor testimonio de amor en la presencia de Mi Cuerpo Vivo y Mi Preciosa Sangre, en Honor al Padre Celestial y a Su Divino Plan que emana del Universo para todas las criaturas de la Tierra.
En Mi Iglesia Celestial, les vuelvo a enseñar lo que una vez prediqué para todos ustedes: sentados a Mi mesa de Luz y de Amor, los invité en aquel tiempo, a agradecer a Dios por todo, por cuanto Él nos da en el Misterio Infinito de Su Amor. Y para eso, compañeros, en el nombre de la Paz, Yo elevé el pan, di gracias al Padre por el Sacrificio; lo bendije, lo repartí a ustedes y les dije que "siempre comieran de él porque él es el Cuerpo Vivo de Cristo, vuestro Señor".
Una vez terminada la Comunión con el pan, di gracias a Dios por el Cáliz que las almas recibirían en sus esencias, para ser depositarias de Mi Espíritu de Misericordia y Redención. Elevando el Cáliz hacia lo alto, di gracias al Padre, lo pasé a ustedes y les dije una vez: “tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de todas las faltas”.
Y hoy, en Mi Presencia, compañeros, ante Mi Iglesia Celestial, reafirmo la Presencia y el Poder del Amor de Dios. Amén.
Gracias Señor, gracias Señor por tantas bendiciones que siempre nos das, que siempre nos das
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos que todos los que están aquí presentes y a través de la transmisión en vivo para el planeta, por MMTV, nuestros hermanos del monasterio de la Orden, de las comunidades, de los grupos de oración, que están unidos a nosotros, queremos compartir, realmente, cómo fue esta Aparición con Cristo, que en realidad, tal vez, no diga muchas cosas, pero lo que Él hizo hoy con nosotros, así como en los días de la Maratón anterior, en Buenos Aires, en Argentina.
Él nos introdujo en ese misterio que la humanidad todavía no conoce muy bien, que es la Iglesia Celestial de Cristo, y el propio Cristo nos dijo que es algo que intentó instituir para que pudiéramos aprender desde que el tiempo que estuvo aquí, con nosotros, hace dos mil y tantos años atrás.
Hoy, Él realmente vino muy espléndido, maravilloso en su Amor y en Su Misericordia.
Él nos fue introduciendo poco a poco , en ese espacio de la consciencia que llama la Iglesia Celestial, en donde los ángeles y los bienaventurados, de forma verídica, verdadera, celebran continuamente esa adoración, al Cuerpo y a la Sangre de Cristo; y Él nos llevó hacia ese lugar, poco a poco.
A través de Sus Palabras, de Su Mensaje, nos fue introduciendo a todos nosotros, los que estamos aquí y a los que están en sus hogares acompañándonos, quienes también fueron siendo llevados, a través de sus almas hacia ese espacio de la consciencia.
Fue algo bien intenso, muy difícil de poder soportar, porque a pesar de que es una Energía Divina, Celestial, el voltaje vibratorio energético de la Presencia de Cristo, de ese estado de consciencia, de la Iglesia Celestial. es bien alto para nuestras células, para nuestros cuerpos para nuestros átomos; pero como Él sabe que nosotros somos seres terrestres, somos seres humanos, Él cuenta con nuestras almas.
De alguna forma, Él se sirvió de nuestras almas, de nuestra apertura del corazón para quien tuvo el corazón abierto, para ingresar hacia ese estado de consciencia y vivimos, como quien dice, varias iniciaciones, varias purificaciones; pasamos por varios procesos durante toda la Aparición y no solo nosotros fuimos beneficiados espiritualmente, sino también aquí, esta región del continente europeo, que tanto lo necesita.
Y cuando el Maestro repetía que ofreciéramos la Comunión por todo lo que Él dijo, los enfermos, los que son ignorantes, que están ciegos, están sordos, etc., Él fue detrás de cada uno de ellos porque el canal de oración que nosotros abrimos durante la coronilla lo utilizó para esa tarea; de alguna forma encontró los corazones abiertos y consiguió realizar esa tarea.
Entonces entre tan pocos que somos, Él hizo que cosas grandiosas, como una vez lo prometió, que íbamos a hacer cosas más grandes a las que Él hizo, aunque en ese momento Él las comandaba, las llevaba adelante, esa tarea, esa misión, que vino a cumplir aquí, en Barcelona, la hizo a través de nuestro corazón.
Lo que vino a realizar, lo pudo cumplir y eso se expandió para todo el planeta , para toda la consciencia planetaria con la ayuda, gracias a Dios, de los ángeles que estaban bien cerca de nosotros; ángeles muy alados estaban bien cerca de nosotros, y eso también me llamó mucho la atención, el acercamiento de los ángeles, con una sutileza, una bondad, una misericordia inexplicable.
Queríamos dejar este relato con ustedes para que podamos proseguir unidos en esa tarea que los Mensajeros Divinos vienen realizando no solo en América, sino ahora aquí, en Europa, de una forma bien amplia.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.
Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.
Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.
Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.
Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.
Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.
Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.
Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.
Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.
El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.
Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad.
Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.
Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.
Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.
Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.
Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.
Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.
Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.
Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.
Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.
Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.
Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.
El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.
La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.
El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?
Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.
Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.
Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.
Mi Madre los amparará en esta tarea.
No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.
Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.
Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.
Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.
La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.
En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.
Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.
Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.
Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.
El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.
Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.
Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.
Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.
Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.
Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.
Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.
Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.
No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.
Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.
Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.
Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.
Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.
Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.
La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.
Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.
No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.
Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.
Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.
Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.
Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.
Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.
Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.
Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.
La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.
Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.
A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.
Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.
Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.
En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.
Mi Dios, yo creo en Ti...
Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.
Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.
Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.
Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.
Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.
Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.
En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.
Kodoish...
Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.
En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:
Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)
Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.
Vayan en paz.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más