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En Mis brazos llevo al mundo. En Mi Corazón guardo a la humanidad. En Mi oración socorro a la humanidad y así auxilio a todas las almas. Con Mis ojos contemplo la alegría de algunos corazones y el dolor de los corazones heridos.
Por eso, Mi misión es traer el Cielo a la Tierra a través de las oraciones de Mis soldados. Mis Gracias son derramadas hora a hora, segundo a segundo, sobre este necesitado mundo. Mis manos oran perpetuamente por ustedes. Mi Inmaculado Corazón se eleva hasta el trono celestial de Dios para pedir, como mediadora, por toda la humanidad.
Mientras el tiempo, los cambios y los acontecimientos pasan rápido en la vida de todas las almas, Mi Corazón los quiere llevar hacia un estado profundo de paz. Quiero revelar a Mis pequeños la esencia de la Divina Misericordia de Jesús. Quiero que Mis pequeños aprendan a estar en Mi Hijo sin temer por nada y así caminar en alegría hacia el encuentro con Su Misericordioso Corazón.
Como Madre protejo a los corazones y despierto el poder de la fe para la vida. Como el mañana, traigo la esperanza, la renovación en Jesús, el inicio de un nuevo camino hacia Dios.
Día a día, contemplo que la necesidad de la humanidad aumenta, por eso, desde los Cielos, Dios el Altísimo, Me envía hacia Mis hijos para ayudarlos a encontrar el Amor del Creador.
Pequeñas almas de Dios Padre, hoy como Madre de la Divina Misericordia derramo una vez más el Rayo del Perdón y de la Reparación sobre vuestros corazones. Pero para que vuestras vidas sientan la insondable fuente de la reconciliación, ustedes deben dar el “sí” a Dios, al Padre del Amor y de la Compasión.
Queridos hijos, hoy estoy llamándolos a convertir vuestras vidas en perdón, en paz y en Misericordia eterna para todos.
Hoy estoy llamándolos a hacer algo por esta humanidad, porque ella, por sus propias acciones, se separa de la Paz de Dios.
Hoy estoy llamándolos a reforzar el poder de la oración en vuestras vidas.
Hoy estoy llamándolos al ayuno y a la meditación de los Misterios del Santo Rosario.
Hoy les pido que vuestros corazones se vuelvan misericordiosos y humildes para que Jesús se manifieste en cada uno de Sus discípulos.
Hoy estoy llamándolos a despertar del sueño de esta humanidad.
Hoy estoy llamándolos a ser activos servidores de Dios en vuestro prójimo, en vuestras familias, en vuestros más queridos amigos y en toda la humanidad.
Porque hoy Mi Corazón los llama a estar en Cristo Salvador para que la Gracia de Dios auxilie al mundo.
Hoy los llamo a abrir vuestros ojos a la realidad de la humanidad y a comprometerse con la oración perpetua por todas esas causas que necesitan de la Misericordia del Redentor.
Queridos hijos, hoy les pido que enciendan la Llama del Espíritu Santo en vuestros corazones para que Mi Inmaculada Paz se difunda por el mundo, porque en el final de todo ¡Mi Inmaculado Corazón triunfará!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy los llamo a ingresar, a través de vuestros corazones, en la Luz Eterna de Mi Hijo. Hoy los llamo a vivir el atributo de la reverencia y de la devoción al Santísimo Corazón de Jesús.
Queridos hijos, mediante el acto permanente de la oración del corazón podrán aproximarse al Universo del Amor de Dios. Es a través de Cristo que ustedes podrán llegar a Dios, al Cielo, al Universo del Creador.
Cristo, queridos hijos, es la Puerta Celestial que, en este tiempo definitorio, se abre delante de la realidad de todas las almas. Cuando vuestros corazones ingresen al Reino de Jesús Cristo, vuestras vidas podrán ser partícipes de la acción de la caridad y de la donación.
Hijos Míos, en un tiempo que corre rápidamente en la humanidad, Yo los invito a vivenciar el Corazón de Jesús, los invito a formar parte del Corazón de Cristo y de Su amoroso camino redentor.
Queridos hijos de Dios, hoy estoy llamándolos a convertirse en nuevos discípulos de Mi Hijo a través del sincero acto de la oración porque, en la fuerza de la oración y unidos como corazones del Padre auxiliarán, en el nombre de la paz, al planeta y a la humanidad.
Hijos Míos, por este motivo, hoy es el momento de que vuestras consciencias den el “sí” definitivo para la consagración de vuestros corazones al Sagrado Corazón de Mi Hijo.
Como a pequeños niños estoy guiándolos. Como almas estoy elevándolos cerca de Mi Hijo. Como corazones en redención estoy amándolos.
Queridos hijos, acepten con vuestro corazón esta importante invitación a vivir definitivamente en Jesús porque, en Cristo, la vida de muchas almas podrá encontrar un sentido y, así, ustedes hallarán la amorosa Voluntad que Dios tiene para cada uno de Mis hijos.
Queridos hijos, vuestra oración cuenta mucho para que pueda descender la Gracia Celestial. ¡Están a tiempo!
Oren por todos los religiosos.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Recuerden que viven en este mundo para vuestra redención y para vuestra salvación. No detengan los pasos que Mi Hijo les está manifestando desde vuestros corazones. En los momentos de prueba y confirmación no miren hacia el pasado, fortalezcan vuestro espíritu mediante la oración del corazón. Unan vuestra esencia a la Esencia Única de Dios para que Mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Jesús puedan socorrerlos. Queridos hijos, hoy los invito a vivir en la esperanza, esperanza de renacer como almas redimidas que quieren ardientemente estar en Dios. Yo los guiaré.
Hijos Míos, mientras vuestras vidas estén en este mundo, ellas deberán aprender a perdonar, a trascender y a amar sobre todas las cosas. Recuerden, Mis niños, que esta es la lección para el discípulo de Mi Hijo: amar sobre todas las circunstancias.
Queridos hijos, hoy los llamo a confiar en el Perdón y en la Misericordia, los llamo a reconciliar vuestra existencia con Dios. Mi Corazón Maternal los conoce muy bien, sabe qué es lo que ustedes sienten, piensan y hacen, porque como Madre, vengo al mundo para corregir los errores de los corazones a través de Mi mensaje y de Mi Amor Maternal.
Si caen por algún obstáculo, queridos hijos, levántense como se levantó Lázaro al ser llamado por el Amor de Jesús. Reciban en vuestras vidas el Amor Redentor de Mi Hijo para que, en vuestro diálogo con Su Divino Corazón, Él pueda curarlos desde vuestro interior.
Queridos hijos, comiencen este día orando por la Redención de la humanidad.
¡Adelante, Mis pequeños!
Confíen en Dios Todopoderoso porque Él los ama.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Guarden Mis Palabras Maternales en sus corazones para que nunca olviden que ellas vienen del Señor. Despierten en ustedes el Sagrado Espíritu de Dios, y que vuestras vidas sean una gran paloma de Luz que transmite paz a los que no la tienen y fe a los que la han perdido.
Queridos hijos, ustedes son Mis Misioneros de la Paz. Esto deben recordarlo bien, esta es una misión de paz y de redención que Mi Inmaculado Corazón los invita a vivir día a día.
Sepan que Yo estoy aquí porque los amo, y Mi Hijo Jesús Me envía al mundo como mediadora entre las almas y Dios Padre. Yo soy la Llama Maternal del Amor y del Auxilio y quiero enseñarles a no perder tiempo en los actos normales. Cada nuevo día, vuestro espíritu debe colocarse delante de la Voluntad de Dios para que sus corazones reconozcan que son llamados a vivir en el eterno Reino de Dios.
Queridos hijos, con suprema compasión por Mis hijos, a quienes contemplo entre Mis manos, hoy los invito a reconocer la importancia de una oración sincera que pueda socorrer con su Luz al mundo entero. Ustedes, Mis pequeños, son llamados a ser nuevos discípulos de Mi Hijo, son llamados a unir el Cielo y la Tierra a través de una honesta oración del corazón.
¡Es momento, Mis pequeños!, ¡ya es momento de que abran vuestros brazos y reciban la Gracia Maternal que Mi Corazón de Paz está derramando! Muchos de Mis niños que forman parte de la humanidad pierden el tiempo precioso de sus vidas inmersos en la ilusión. Yo los llamo con la Voz de lo Alto a la reflexión para que sus corazones puedan resplandecer en el Trono de la Eternidad de Dios.
Sépanlo bien, Mis queridos hijos, que los necesito a pesar de todo, porque Mi Hijo está llegando y Él tocará cada corazón antes de ser llamados en consciencia. Los invito a la sincera preparación de vuestras vidas mediante la oración.
¡Despierten, Mis pequeños!
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hoy los invito a consagrar vuestras vidas como un presente para Dios, siendo flores a los pies del Creador. Lleven en sus rostros la alegría de servirlo y, en armonía, manifiesten el Amor de Mi Hijo. Vivan bajo la Fuente del Amor del Salvador y, como buenos y humildes instrumentos, irradien la paz del corazón.
Sepan, queridos hijos, que a pesar de la forma en que el mundo se comporta delante de Dios, Mi Inmaculado Corazón los hace partícipes del nuevo camino que Yo quiero revelarles, camino de amor y de perdón.
Recuerden que ustedes sirven por absoluto amor a Dios, y que Mi Hijo los llama a beber de la Fuente de la Misericordia por todos aquellos que, con facilidad, olvidan la importancia de estar en Dios. Por eso, hijos Míos, cada acción de la vida debe estar consagrada a Dios, y en ese espíritu de paz ustedes deben obrar.
Muchos recibirán, a su debido tiempo, el último llamado de Dios, el Padre del Universo, y uno de Sus avisos será dado a través de la voz de Mi Inmaculado Corazón que llega al mundo para elevarlo como consciencia y como corazón.
Sean buenos discípulos de Mi Hijo. Sean verdaderos mensajeros de Su Divina Misericordia. La Hora Divina marca el momento de servirse del Perdón de Dios y de reconciliarse con sus seres queridos. Cada acto de perdón atrae la pureza original hacia sus corazones. La vida se vuelve luminosa delante del trono del Padre porque en ella existe una nueva morada, morada visitada por el Amor Compasivo de Mi Hijo.
Busquen la pureza para comenzar a vivir de la Inmaculada Paz de Mi Corazón.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como María de Nazaret, les doy hoy todo el Amor de Mi Inmaculado Corazón de Madre.
Queridos hijos:
Hace ya seis meses de mensajes diarios transmitidos con inmensa alegría y gratitud para ustedes. Con esto quiero decirles que el camino de oración es infinito para vuestras vidas y es en ese camino donde ustedes podrán encontrar la paz y la fe para el corazón.
Los acompaño hoy, como lo vengo haciendo desde hace seis meses, en este ciclo definitorio en la vida de Mis hijos en el mundo. La perseverancia de ustedes permitirá despertar la motivación espiritual de la oración en otros hijos. Cada acción que se realiza con el corazón glorifica a Dios Padre. Así ustedes estarán dentro del Reino de Su Amor y Su Voluntad.
Para que sus vidas puedan dar los pasos correctos hacia el Señor, ustedes deben imitar el camino de humildad y de obediencia que Cristo, Mi Hijo Resucitado, vivió delante de la Presencia del Corazón del Padre. Este ejercicio de obediencia y de humildad despertará la confianza en las decisiones misericordiosas de Dios y así vuestros corazones se podrán fortalecer en el camino.
Recuerden, hijitos, que las buenas obras que nacen desde el corazón no solo agradan al Corazón del Padre, sino que también repercuten en la misión redentora para la humanidad, misión que Mi Hijo llevará adelante en Su retorno a la Tierra.
Para esos momentos, vuestros corazones deberán estar en oración y despiertos delante de la necesidad real del mundo para que vuestros ojos, ojos de almas en servicio a Dios, puedan reconocer la Presencia de Mi Hijo entre ustedes.
Sepan, queridos hijos, que de la misma manera que Él estuvo entre sus seguidores después de la gloriosa resurrección, así Él estará de nuevo en el mundo, en especial con los nuevos discípulos que lo aguarden con el corazón abierto y entregado.
La Voluntad del Padre se podrá cumplir en este último ciclo a través de la respuesta de ustedes. Mi Voluntad de Madre viene desde la Voluntad Suprema.
Celebremos en oración los seis meses de encuentros diarios Conmigo, la Madre de la Paz.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A los que están caídos, levantaré. A los que están tristes, alegraré. A los que perdieron la esperanza, les daré esperanza. A los que sufren, aliviaré.
Queridos hijos:
Estas son las promesas de Mi Hijo. Por eso, ¡oren!, oren con el corazón para que todos Mis hijos puedan recibir este precioso Acto Misericordioso de Mi Hijo. Mi Corazón les sirve de amparo, de resguardo y de salvación; por eso, no teman a las caídas en la vida. Hoy, Yo los invito a que se levanten desde donde están y caminen a través del Divino Espíritu de Cristo, de nuevo, tomados de las manos de Luz de Mi Hijo amado.
Ustedes, queridos hijos, deben construir en sus corazones las promesas del Cristo Vivo, a través de la oración, como una preparación para el nuevo tiempo de paz y en honor al retorno de Jesús esperado por todos.
Hoy, cada uno de Mis pequeños, véase como un discípulo que, habiendo recibido la instrucción del Maestro del Amor, ahora espera en vigilia el próximo llamado.
Así, hijos Míos, Mi Corazón de Madre les trae de nuevo, en este tiempo, el llamado a la oración, al perdón, a la reconciliación y a la Misericordia para que sus corazones purifiquen los sentimientos y toda intención se vuelva pura y cristalina como el agua de un hermoso río.
Abran día a día sus corazones delante de la voz de Mi Corazón y sepan que Dios los llama para que vuestras vidas manifiesten el don de la paz y de la mansedumbre en este tiempo.
El mundo podrá recibir de ustedes las oraciones pero más aún podrá recibir de ustedes el empeño para transformar la vida en un instrumento de Mi Paz.
Los preparo y los guío con inmenso Amor Maternal.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más