- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Cuando un alma tiene un compromiso con Dios, Él pacientemente la conduce por el camino de la entrega.
Primero la inspira a transformar la vida, a direccionar su camino hacia la senda que conduce a Su Corazón, y no al mundo. De a poco, coloca en su trayecto oportunidades, señales, encuentros que la inspiran a dar por sí sola nuevos pasos rumbo al Corazón de Dios.
A medida que esa alma conoce el Amor de Dios y confía, el Creador comienza a pedirle nuevas cosas, nuevas entregas, nuevas renuncias, hasta que llega un punto definitivo para esa alma, en el que el Señor le pide una renuncia mayor, una transformación completa de la vida.
Cuando el alma se lanza en el abismo desconocido de la entrega, descubre que estaba cayendo en las Manos de Dios, en una Fuente de Amor inagotable, que se escondía en lo profundo del alma que aprende a renunciar y a arriesgarse a vivir la entrega.
Aún en ese camino, el alma inspirada por el Amor de Dios le hace muchas ofertas, coloca todo en Sus Manos, pero ofrece aquello que le es conocido, aquello que en verdad ella ya entregó al saltar al abismo. Entonces, el Señor abre una puerta en lo profundo de su consciencia y le apunta dónde está aquello que debe ser transformado.
Un nuevo abismo desconocido se presenta. El alma se ve ante aspectos de su consciencia que eran como tesoros escondidos: sus destrezas, su magnetismo, su autoconfianza, sus vanidades más ocultas.
Y, por más que le siga ofreciendo su vida a Dios, su Creador siempre busca, más profundo en su ser, el foco de la entrega, lo que debe ser vaciado de su corazón. Y a veces duele, y el alma sufre, pero ella sabe que cada espacio que se vacía de su corazón, de su consciencia, espacio oculto de su ser, es aquel que se dona al Corazón de Dios, a Su Amor, a Su Espíritu, para que allí Él tenga una dulce morada, limpia y pronta para habitar.
El camino de la entrega, hijos, es eterno, profundo, una senda hacia el vacío y al mismo tiempo hacia una unidad con el Todo.
Por eso, nunca piensen que ya entregaron todo, sino siempre dejen que Dios llegue más profundo. Y, por más que a veces cause dolor, sepan que el dolor es humano y que será reparado por la Presencia Divina en el propio interior.
Hasta hoy y en cada instante, le ofrezco al Padre todo lo que soy, todo lo que hay en Mí y todo lo que hago, vivo, experimento, pienso y le hablo al mundo, porque la entrega es eterna.
Yo los invito a seguir estos pasos y a profundizar cada día en su unión con Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Así como los pueblos del desierto, enviados por Dios para ser probados en la fe, en el contacto interior y en la confianza en la Voluntad Divina, pudieron construir las bases para la llegada del propio Creador a este mundo; que ustedes, hijos, llevados por el Padre al desierto interior, conducidos por las pruebas de este tiempo, puedan fortalecer la propia fe, puedan construir las bases para una nueva vida y, más que eso, puedan construir las bases para el Retorno de Cristo a este mundo.
En niveles diferentes, la historia de la humanidad se repite, porque los ciclos traen nuevas oportunidades para cumplir, con plenitud, la Voluntad del Creador.
Se están aproximando al Retorno de su Señor al mundo y, para que vivan ese momento, deben preparar Su camino. Y el camino para Cristo, hijos, será preparado no de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera.
Ese camino tiene su origen en su universo interior, en lo más profundo de la verdad humana, llamada esencia. Y ese camino, que comienza en ustedes, conduce al Universo Celestial, a la Fuente de la Vida, que está en la llamada Esencia Divina.
El camino para el Retorno de Cristo es el puente entre sus corazones y el Corazón de Dios, y ese puente está siendo construido ahora, a través de la fe, de la persistencia, de la obediencia y del amor absoluto a su Creador.
Por eso, dejen que las pruebas se transformen en ladrillos de esa construcción interna, en partes de ese puente hacia el Corazón de Dios.
No teman nada, solo aprendan con todo lo que vivan y háganse fuertes en Cristo, en cada nuevo desafío.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Retírate al desierto con Dios, confiando en Su silencio y en Su Presencia.
Deja que todas las sensaciones espirituales y humanas, que antes eran confirmaciones e impulsos internos para ti, sean ahora substituidos por la fortaleza de la fe que te une pura y simplemente a Dios.
Acepta con amor el milagro del desierto, porque Dios llama al desierto a aquellos en los cuales espera colocar Su confianza, Su Cruz, Su Gracia y, por encima de todo, hijo, a aquellos que se dispusieron, desde el principio, a redimir la propia vida, superando al Amor de Dios.
Mi voz es aliento para las almas que caminan en el vacío, porque simplemente les digo: "Ve por este vacío y por este desierto; camina lejos y adentra en él profundamente, porque allí, en donde no puedes reconocerte a ti mismo, es en donde Dios se revelará y te mostrará finalmente quién eres".
Tu Señor se recogía para orar en el desierto, porque allí era en donde dejaba atrás Su condición humana y abrazaba Su Condición Divina. Por eso, el desierto debe ser para ti una esperanza.
Deja que los dolores de la renuncia se transformen en la libertad de aquello que te prende al mundo.
En el desierto puedes sufrir por el peso de los pasos, debido a las cadenas de la esclavitud del mundo que aprisionan a tus pies, o puedes rebajarte delante de Dios, tocar con tu rostro el suelo y saber que, con el clamor elevado al vacío, esas cadenas se romperán y tú podrás caminar libre.
El desierto no dejará de ser árido y solitario, pero tus pasos serán libres y tu corazón leve para llegar al propio destino.
Tienes Mi bendición para eso.
San José Castísimo
El Misterio de la Fe
El misterio de la fe es este que se guarda, como potencial, en lo profundo de cada corazón y que, en estos tiempos, Dios los llama a vivir.
La fe nace y se expresa en los corazones que, día a día, buscan amar y conocer más a Dios, que profundizan en la grandeza de Su Amor y en la infinitud de Su Misericordia.
Esos corazones que descubren el Amor de Dios en sí mismos a través de la persistencia en la oración, a través del estudio y de la profundización de Sus Palabras, comienzan a despertar la fe en su interior. A pesar de ser invisible, el Amor de Dios les es palpable, y Su Misericordia se expresa en sus vidas a cada instante.
Sentir el Amor de Dios y vivir Su Misericordia va despertando en los seres una confianza absoluta que, cuando madura, se transforma en fe.
La fe es la certeza del Amor de Dios y de Su Presencia. Es el don inexplicable de conocer al Creador y saberse parte viva de Su Corazón. Es el don inexplicable de amar y confiar en Su Plan, aunque él les sea un misterio.
Para vivir el misterio de la fe, primero deben buscar el amor a Dios y profundizar en ese amor. Cuando estudian y profundizan en las Palabras de los Mensajeros Divinos, van conociendo cada vez más el Amor del Creador, y es este mismo Amor el que los transforma y va retirando de sus corazones las capas de la incredulidad, de la duda, del miedo, de la inseguridad, de la incerteza, y les muestra, en lo más profundo e interno de sus seres, como surge la fe.
El amor, el conocimiento de Dios y la fe caminan juntos, pues uno despierta y vivifica al otro. Cuanto más aman a Dios, más lo conocen, y mayor es el despertar de la fe. Cuanto más conocen a Dios, mayor es el amor, porque es inevitable el despertar de ese amor y, como consecuencia de él, de la fe.
Cuando la fe despierta, ella deber ser mantenida y debe crecer a través de la oración que los une a Dios, porque entonces llegará el tiempo en el que no importará lo que suceda a su alrededor; la fe siempre estará presente en sus corazones y los sustentará. No importarán las pruebas y los desafíos que vivirán; la fe siempre les dará fuerzas para que hagan de todo eso un triunfo del Corazón de Dios.
Por eso, hijos, en este tiempo de grandes pruebas y desafíos que se aproxima, busquen a Dios, amen y conozcan al Creador, y dejen así que su fe se consolide y cree raíces en la consciencia que nada sea capaz de arrancar.
Su empeño y profundización de hoy construyen las consecuencias del día de mañana. Es ahora que el triunfo de Dios se comienza a diseñar en sus vidas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Confía en el Amor de Dios, aunque Sus Planes no se manifiesten según tu voluntad.
Confía en el Amor de Dios, aun cuando Sus Leyes contraríen y corrijan tu condición humana.
Confía en el Amor de Dios, aunque clames por un milagro y Él te ofrezca una prueba.
Confía en el Amor de Dios, aunque esperes por una luz y Él mantenga tu alma en una noche oscura.
Confía en el Amor de Dios cuando Él no te permita actuar de determinada forma, porque la fortaleza de tu corazón está siendo construida por Dios con Sus propias Manos.
Ama al Padre más allá de todas las expectativas humanas.
Ama al Padre más allá de todas tus voluntades de que Él manifieste estas o aquellas cosas.
Ama al Padre para descubrir y conocer lo que Él verdaderamente es, y que así estés en Él, sin buscar alguna cosa, solo permitiendo que Su Corazón te conduzca y te guíe a Su Divina Voluntad.
Ama a Dios, hijo, pues en Su Amor descubrirás algo único, que está guardado para ti. Confía en Él, más allá de cualquier cosa que suceda dentro o fuera de ti. Y, ya sea en el calvario, ya sea en la multiplicación de los panes, verás que la Voluntad y el Plan del Señor siempre son perfectos.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Confía en Dios y en Su Plan más allá de todas las cosas. Busca el establecimiento y la renovación del amor en tu interior, más allá de cualquier acontecimiento, dentro y fuera de ti.
El planeta ya comenzó su etapa de purificación y tu mundo interior también verá emerger aquellas cosas que, por ti mismo, no quisiste ver ni trabajar.
Sabe que todo sucederá por un bien mayor, por el establecimiento de una nueva vida. Solo deja que tu corazón fluya con las Leyes que comenzarán a instaurarse en el mundo, a pesar de que ellas sean invisibles a los ojos humanos, porque provienen de una realidad universal y divina.
Que este ciclo sea marcado por la fe y por el amor al Plan de Dios, con la certeza de que toda transformación ocurre para que esta Voluntad se cumpla.
No pierdas de vista este Amor Mayor, este propósito que viene del Padre y, con gratitud, coloca tu corazón vivo en el presente, pasando cada instante sin perder la aspiración de amar, sin perder la esperanza de que el amor sea la Ley primera que regirá la vida sobre la Tierra.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Perseverar espiritualmente no es luchar contra el mundo para establecer los propios sueños y aspiraciones. Perseverar espiritualmente es rendirse a Dios y mantenerse rendido, a pesar de todas las dificultades, deseos y tentaciones que emergen del corazón, del cuerpo y de la mente.
Perseverar espiritualmente es arrodillarse cuando se sienten seguros y postrarse cuando se sienten firmes, porque solo hay seguridad o firmeza en Dios. No hay lugar más seguro que el Corazón del Padre.
Perseverar espiritualmente es clamar por Misericordia aun cuando ustedes sientan el corazón limpio, con la certeza de que siempre hay algo desconocido para redimir, en la propia consciencia y en la consciencia humana.
Perseverar espiritualmente es saber de la vastedad del Universo y de la infinitud de la Creación Divina y, así, siempre profundizar en la unión y en el conocimiento de Dios porque el Padre siempre tiene algo nuevo para revelarles y para enseñarles a Sus hijos.
Perseverar espiritualmente es confiar en las promesas de Dios por medio de Cristo y tener certeza de que, sin importar lo que suceda en este mundo, Sus Palabras se cumplirán algún día y Sus promesas serán vida.
Perseverar espiritualmente es caminar, cada día más, para ser nada; descubriendo y amando la humildad, aprendiendo y dejándose transformar por la renuncia, descubriendo la comunicación con Dios en el misterio del silencio y de la soledad.
Perseveren espiritualmente, hijos, porque éste es el tiempo de sustentarse y ser firmes en Dios hasta el cumplimiento de Sus promesas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos, reconózcanse como parte de un infinito, al que ignoran, por su propia pequeñez.
El hecho de que la Creación les resulte incomprensible o que no todos los conocimientos estén en sus mentes, no significa que ellos no existan.
La Obra de Dios en este tiempo debe ser definitiva y generar el despertar que las almas tanto esperan desde hace cientos de años.
En todas las religiones, como también en todos los grupos espirituales que existieron en la Tierra y que comenzaron con principios puros, la interferencia de la mente humana desvió muchas veces el Propósito de Dios, y eso hizo que las almas se preguntaran si las religiones son guiadas, en realidad, por Dios o por los hombres.
Así fue que la fe se comenzó a perder en el corazón humano y el Creador envió a Sus Mensajeros para que guíen a la humanidad.
Los Mensajeros Divinos, hijos, no estamos solo con ustedes. También procuramos guiar y advertir a otros grupos y religiones, pero aún así, ellos no fueron capaces de escuchar.
La Voz de Dios está intentando acallar al hombre para enderezar su camino y apartar el poder y la potestad humanos, que algunos piensan que tienen sobre las almas a lo largo del mundo entero.
El corazón humano perdió la confianza en sus semejantes, porque aquel que no es confiable no puede confiar en el prójimo. Es por esto, hijos, que muchos niegan las Palabras de Dios, pronunciadas a través de los tiempos.
Aquel que es transparente y verdadero en su fe, reconoce la verdad cuando ella está ante sus ojos y no teme ni duda cuando escucha las Palabras de Dios, porque sabe que es capaz de seguirlas, inclusive más allá de sí mismo.
Hijos, si quieren reconocer la verdad, sean verdaderos. Si quieren vivir la plenitud y lanzarse a la Voluntad Divina sin miedo de engañarse, entonces no engañen al prójimo, no mientan, no manipulen, atraigan hacia sí solo la sabiduría y la verdad.
Vivirán en paz y sin desconfiar cuando puedan sembrar la paz y la confianza en el mundo por medio de sus obras, de sus sentimientos y de sus palabras.
Solo podrán autoproclamarse apóstoles de Cristo cuando en verdad sigan Sus Palabras y vivan para Él y no para sí mismos.
Los hombres no temerían por la destrucción de la iglesia si no supieran que ella está por caer debido a sus propias acciones. No necesitarían temer por la destrucción de la Obra de Dios si supieran que ella, en verdad, es de Dios y no de los hombres y si supieran que harán todo en obediencia a los Designios del Padre para que esta Obra se mantenga.
Hoy, hijos, les enseño a ser verdaderos, porque así reconocerán la verdad. No hay otra forma de perpetuar una Obra sino con la verdad y con el ejemplo vivo que ofrecen al mundo.
No teman las palabras de los hombres, porque quien señala falsas mentiras en el prójimo es porque intenta esconder las propias.
Sigan a la verdad y trabajen todos los días para ser cada vez más trasparentes ante Dios. Así, las máscaras de la ilusión caerán por sí mismas.
Aquel que los advierte para que sean verdaderos y humildes,
San José Castísimo
Bienvenidos a un nuevo ciclo de evolución, ciclo que exigirá de todos la madurez espiritual que les permitirá vivir en armonía los tiempos que llegarán.
Este nuevo ciclo será marcado por las pruebas internas, en las cuales las consciencias estarán delante de grandes responsabilidades, con poca experiencia interior para asumirlas. Sin embargo, la adhesión que cada uno presente a la Voluntad de Dios y el esfuerzo por realizarla harán que desciendan del Universo la Gracia y la Misericordia que necesitan para cumplir con su misión.
Hijos, delante de los desafíos que vendrán, siempre digan sí, aunque les parezcan imposibles de ser vividos y superados. Cuando dicen sí, el Creador recibe el permiso para operar verdaderos milagros en sus consciencias y curar en ellas todo aquello que les impide dar el salto que necesitan.
Los desafíos los harán crecer y los prepararán para los ciclos que vendrán después y que serán pruebas mayores y decisivas, no solo para ustedes, sino para toda la humanidad y para todo el universo. No teman lanzarse a lo desconocido ni dar los pasos que los llevarán por caminos que ustedes no saben dónde terminarán.
No teman perder todo, principalmente, perderse a sí mismos, porque, a pesar de dolorosa, esta es la meta de la humanidad. Recuerden que el vacío de sí los conduce a la Verdad, al Arquetipo, al Origen.
Hoy les deseo un inicio de ciclo colmado por Dios y por la vida universal. Este nuevo tiempo estará marcado por el despertar de la humanidad a esta vida.
Todas las ciencias estarán unidas espiritualmente en la ciencia universal y todas las religiones verdaderas tendrán en común la vivencia del amor. El conocimiento y la religión se unirán para develar nuevos mundos y principios universales y descubrirán que la mayor ciencia, que es la vivencia del amor, los conduce a nuevos horizontes, a nuevos universos. Así, ustedes no temerán conocer la Verdad y, con el conocimiento colmado de espiritualidad y la religión plena de sabiduría, cruzarán los portales hacia una nueva vida.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
La Paz es un don divino en el corazón de aquellos que confiaron sus vidas al Padre Altísimo.
La Paz en la vida espiritual proviene de la renuncia a todos los reAsultados de sus obras. Por más que el corazón se esfuerce para trascender sus propios límites, en pro del cumplimiento de la Voluntad de Dios, él no se apega a los resultados ni en sí, ni en los demás ni en ninguna cosa.
En estos tiempos, para no desgastar el corazón ni el ánimo de seguir adelante, deben mantenerse en paz y cruzar los días de conflicto interno y de purificación con cierta confianza en el porvenir, y no tan involucrados con la transición que ustedes o los otros viven.
Dios les dio la oportunidad de purificarse bajo el don de Su santa Paz, al amparo de Sus Centros Marianos y en una época en la cual el caos aún está comenzando su ciclo de expansión.
Dichosos los que se valen de las dádivas entregadas por Dios, porque Él espera que, en un tiempo próximo, no estén recorriendo más los caminos básicos de la propia transformación, sino que ayuden a los que tendrán que soportar el brusco despertar que vivirán y los cambios internos y externos que sucederáncon violencia, por decirlo de algún modo, en todo el planeta.
Sean más simples, no Me cansaré de decirlo, porque cuando descubran el don de la simplicidad, no enredarán más sus propias consciencias en las cosas cotidianas de la vida y no perderán energía espiritual con conflictos que serán, de ahora en adelante, el diario vivir de la consciencia humana y que, inclusive, crecerán en intensidad.
Todo depende de aquel que pasa por la purificación y de los que están a su alrededor. Si aprenden a vivir todo con naturalidad y sin espanto, podrán ayudar para que el proceso de cada uno sea menos doloroso.
No les digo que sean indiferentes delante de las pruebas que ustedes o sus hermanos viven, sino que traten de ofrecer el bálsamo de la simplicidad y de la paz en esas situaciones, reconociendo con madurez lo que debe ser transformado y disponiéndose a la limpieza del propio lodo interior.
Sé que existirán reacciones internas y externas que ustedes no podrán controlar y solo tendrán claridad sobre ellas cuando, en un momento de mayor lucidez, reflexionen sobre lo que les sucede. No piensen que no hay solución para lo que viven, sino, poco a poco, intenten no envolverse tanto con los propios procesos.
Sean más directos e, inclusive, más fríos consigo mismos. Perciban un error e intenten transformarlo. Al reconocer que cayeron y solo lo advirtieron cuando estaban en el suelo, levántense y continúen caminando, pues más adelante podrán abrir los ojos a otros para que eviten tantas caídas.
Sirvan y sacrifíquense con paz y valentía, porque el servicio abnegado los ayudará a descubrir la verdad de la magnitud del Plan de Dios y que, en el mundo e incluso a su alrededor, existen mayores necesidades que las suyas y mayores problemas que los de su purificación.
Amen los tiempos en que viven, con la certeza de que el triunfo de Dios en sus vidas se gestará a partir de esas transformaciones que, a veces, son incómodas, pero que siempre valdrán la pena.
En la simplicidad de Mis palabras les dejo Mi paz, para que reciban de Mi Espíritu Divino todo lo que necesitan para consagrar la materia.
Todo sea en pro de la manifestación de la Voluntad de Dios.
San José Castísimo, pacificador y simplificador de los corazones humanos
Cuando del propio interior comience a emerger todo aquello que por eones estuvo oculto en la consciencia humana como códigos que degradan el Proyecto de Dios, muchos podrán desestabilizarse interna, emocional y psíquicamente, dependiendo del vínculo de cada consciencia con esas informaciones y de la forma como ella fue equilibrando, a lo largo de su existencia, los códigos negativos con experiencias positivas.
Cuando llegue ese momento, queridos, solo les restará abrir el corazón y confiar en aquellos, más equilibrados, que ustedes tendrán al lado para auxiliarlos. Deberán aferrarse fuertemente a la humildad para pedir ayuda y dejarse guiar. Deberán también aferrarse a la fraternidad, en caso de que tengan que ayudar a otros.
El desarrollo del amor será una oportunidad entregada por Dios en cada instante de sus vidas, sobre todo en los momentos de la transición interior de cada ser y de la transición del planeta en su totalidad.
Deben acordarse de lo que les digo, porque muchos confían en que estarán en pleno equilibrio y que siempre serán los que ayudarán a otros y no los que serán ayudados. Pero no será así, porque el noventa y nueve por ciento de los seres humanos desconoce las raíces de todo lo que viven en la Tierra e ignoran que vinieron al mundo para equilibrar los códigos de sus consciencias, las que necesitaban de tal grado de amor para ser convertidas y que solo en la Tierra lo alcanzarían, en este pequeño planeta, donde se gestó el gran Proyecto de Dios que tuvo su triunfo en Cristo.
Sin contar con esa realidad y plenamente envuelta por la ignorancia y por la ilusión, a la mayoría le cabrá abrirse a la humildad; pero esto no será fácil en una raza que, por siglos, fue el resultado de muchos códigos de orgullo, vanidad y egoísmo, que llegaron para ser convertidos por el Amor de Cristo, por la vida crística.
Sin embargo, queridos compañeros, todos tendrán una oportunidad nadie quedará sin ser contemplado en esta escuela de amor. A cada uno le cabrá abrirse para la elección de la vida superior, de la fraternidad, de la unidad, y permitirse ser guiado por Dios, confiando en el amor, más que en sí mismo.
Cuando les digo “confiar en el amor”, es también confiar en la unidad entre hermanos congregados por un mismo propósito y saber que, si ustedes están unidos de corazón, siempre se sostendrán en el camino correcto. No obstante, si no creen en el amor ni en la unidad y quieren seguir sus caminos con base en su propia voluntad, negarán el Plan de Dios, que tiene como pilar el Amor y la Unidad entre todos los seres, sin importar las diferencias ni los errores cometidos a lo largo de la existencia, porque el amor cura todas las cosas y, en el espíritu de la unidad, el amor de uno suplirá y equilibrará el error de otro. Esa es la Ley de Dios.
Yo los amo y, por eso, vengo al mundo, así como vienen los Sagrados Corazones de Jesús y de María para que, en unidad con los seres humanos, Nuestro infinito Amor por todos equilibre los errores del pasado y les conceda una oportunidad de recomenzar en una raza redimida.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más