- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijos de Mi Padre, vengo aquí para que, a través de sus sinceras oraciones, Yo pueda meditar sobre los próximos pasos de Mi Plan para todo este mundo.
Por eso, decidí estar aquí para que, junto a Mí y a través de sus oraciones, preparen la importante tarea del Señor en la próxima Sagrada Semana.
Quiero que sepan que aquí será la última Sagrada Semana, en este sagrado lugar que Me abrió las puertas para que el Maestro pudiera pronunciar Sus Palabras.
Por eso, compañeros, todo, absolutamente todo lo que han vivido Conmigo a través de los tiempos es contado en el Reino de los Cielos y especialmente en este importante momento en el que, a las puertas de la Cuaresma, las almas son llamadas fielmente a hacer penitencia, a meditar sobre cada uno de sus actos, a reparar cada una de las heridas que fueron ocasionadas.
Las almas, en esta próxima Cuaresma, son llamadas a rendirse a los Pies del Señor, para que su Maestro y Señor tenga la autoridad de poder interceder por este mundo, que con emergencia tanto lo necesita.
Por eso, a través de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, quisiera que tuvieran bien presente este, Mi Mensaje; porque así, de forma consciente y unidos a Mi Sagrado Corazón, podrán ayudar a su Maestro a volver a traer las bases ardientes del Cielo que refundarán al planeta, que corregirán el Proyecto Humano después del tiempo de la purificación.
Quisiera sentir, en cada uno de ustedes, la espera de la llegada del Señor, a través de todos estos encuentros que tendrán Conmigo; porque les dije una vez que Mi tarea ya está finalizando dentro del Tiempo del Señor.
Por eso, no desaprovechen cada oportunidad y cada momento; porque, en el final de los tiempos, deberán rendir cuentas de todo lo que recibieron, de cada una de las dádivas y de las virtudes que Yo les deposité; porque, aunque esto les parezca un misterio desconocido, sus almas saben cuáles son esas dádivas y virtudes.
Porque esto es lo que Yo vengo a buscar en los últimos apóstoles; para que, cada día que pasa, aprendan a vivir de Mi Voluntad, aprendan a cumplir Mi Voluntad y aprendan a concretar Mi Voluntad.
En esta Cuaresma que se aproxima, preámbulo de la próxima Sagrada Semana, Yo los invito a meditar y a hacerse verdaderamente una pregunta:
¿Cuál es la Voluntad del Señor para mi vida?
Escuchen sus corazones y obtendrán la respuesta. Oren y pidan a los Cielos, porque todo espera en el Reino de los Cielos para descender a sus vidas y a sus consciencias.
¿Cuál sería la Voluntad del Señor en el tiempo de la preparación de Su Retorno al mundo?
Porque espero ese gran momento, en el que el Señor del Universo pondrá fin a la maldad en el mundo, cerrando las puertas al mal y atrayendo hacia Mi Corazón, lugar seguro para cada ser, a cuantos están perdidos y sufriendo en esta humanidad.
En esta Maratón de la Misericordia, quisiera que asuman, a través de su oración sincera, a un alma en el mundo que esté necesitando de ayuda, aunque la desconozcan.
Oren, colocando esa intención durante los días de la Maratón de la Misericordia, para que aquellos que han sido oprimidos y castigados puedan tener la oportunidad y la Gracia de levantar sus cabezas y encontrar en este mundo un espacio seguro y de esperanza.
En verdad, les digo que no bastarían todos los encuentros de oración para enmendar los errores que hoy comete el mundo; pero son los ofrecimientos sinceros de las almas que evitan que las situaciones se agraven en la humanidad y en las naciones. Tengan esto muy presente, compañeros.
Su voz nunca debería cansarse de orar y de suplicar, porque la voz que ora y suplica a Dios es un espejo del Reino de los Cielos en la Tierra. En eso, Yo los invito a convertirse, que puedan ser espejos del Amor de Dios en la Tierra, libres de los pecados capitales, libres de toda división o juicio, abiertos de corazón y de mente para aliviar el sufrimiento de los que verdaderamente sufren en estos tiempos.
Este es el tiempo de la asistencia espiritual a la humanidad, porque mientras todo sucede en el mundo, aún existen proyectos e ideas contrarias al Padre que se ejecutan en esta humanidad y principalmente en las naciones.
Pero, Yo no los llamo a batallar contra el mal; Yo los llamo a ser un espejo de Amor, porque el Amor es el que disuelve el mal y toda injusticia en el mundo, porque el Amor de Dios siempre les dará la ciencia y la sabiduría, aun en los momentos difíciles de sus vidas y de la vida de sus hermanos.
Porque, mientras estoy aquí, contemplando cada una de sus dificultades, que no juzgo ni condeno, el Señor de la Misericordia contempla las grandes necesidades de la humanidad, que son muchas en este tiempo.
¿Quién se propondrá ayudar al Señor, donde sea necesario y como sea necesario, para aplacar el caos en el mundo?
Este es el tiempo de que sean verdaderos guerreros de la Luz; así, Yo Me serviré de sus consciencias y almas, pudiendo renovar todas las cosas.
Quiero que tengan muy presentes estas, Mis Palabras, para que cuando oren en estos próximos días de encuentros, intenten interiorizar y recibir en el corazón los impulsos que les dejo a Mis últimos apóstoles.
He aquí el Señor de la Paz, que llega a un mundo en caos y en sufrimiento, buscando en las almas buenas y consecuentes la respuesta al Gran Llamado del final de los tiempos.
Por eso, recuerden una vez más: ¿cuál es la Voluntad del Señor para mi vida? Pregúntenle a su mundo interior, aún queda un poco de tiempo.
Porque deben saber que, así como está escrito, se cumplirá en el mundo el tiempo de la Justicia y, antes de que llegue ese tiempo que no está muy lejos, quisiera que más almas tuvieran la dicha de la redención.
Vivan estos días Conmigo por todos aquellos que no los pueden vivir ni experimentar.
Vivan estos días Conmigo por todos aquellos que se desesperan y que sufren, que están sumergidos y aprisionados en las guerras, en la persecución y en la muerte.
Vivan estos días Conmigo por todos aquellos que no tienen la Gracia de poder nacer y por todos los niños y jóvenes que están prisioneros del tráfico humano.
¿Comprenden ahora las razones de vivir estos encuentros Conmigo?
Así, los invito a salir de ustedes mismos, para que se puedan dar a los demás, aun a aquellos que desconocen y que claman por una gota de luz en el mundo, por una lluvia de esperanza, por un reino de paz que hoy no tienen.
Que Mis Palabras los hagan sensibles. Que Mi Verbo los ayude a donarse, porque la donación de las almas es muy amplia, es una dimensión infinita y desconocida que todos los que se animan a servir a Cristo pueden vivirla.
El servicio en el mundo es necesario para aplacar los errores que se cometen en la humanidad, para que las puertas de la Gracia no se cierren, para que todas las almas posibles alcancen la redención.
Como su Maestro y Amigo, como su Señor, el Señor de Israel, que conoce profundamente el Proyecto de Su Padre en toda esta humanidad, vengo a pedirles que mediten sobre Mis Palabras, que se sumerjan en Mi océano de Instrucción, para que estén prontos, disponibles, entregados a Mí en los últimos tiempos, los tiempos definitivos.
Que el canal de la Divina e Insondable Misericordia, que las almas podrán abrir a través de sus oraciones en estos días, se irradie e impregne los espacios que están en oscuridad, no solo adentro de las consciencias, sino afuera.
Que la Luz de la Misericordia los renueve, les traiga la paz y la esperanza de buscar un mundo justo y fraterno. Oremos por esto.
Sobre Mi querida y sagrada Colina de las Apariciones, dejé el Santo Grial, el Terafín espiritual que en la institución de la Sagrada Eucaristía volvió a unir el Cielo y la Tierra, las almas y Dios.
Tengan presente este Sagrado Instrumento, Reliquia preciosa del Arca de la Santa Alianza que desde Sudamérica estará irradiando al mundo hasta el último día de la próxima Sagrada Semana, hasta el día de la Gloria del Señor, en el que los Cristos del Nuevo Tiempo podrán beber de ese Cáliz espiritual para vivir el mismo compromiso que vivieron los santos apóstoles, de ser pacificadores en la Tierra.
Les agradezco por hoy estar aquí, y desde ahora los preparo para la próxima Sagrada Semana.
Vivan la Cuaresma abiertos de corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy llego a esta, una de Mis Casas, para comulgar con Mis compañeros, así como Mis compañeros comulgan diariamente de Mí, no solo en el Sacramento de la Reconciliación que es la Eucaristía, sino también comulgan a través de Mi Amor, en Mi Presencia interna en ustedes y entre ustedes, más allá de las pruebas, de las purificaciones, de los desiertos o de la incertidumbre.
Vengo aquí, en este día especial, para renovarlos, porque Me han vivido, porque Me han sentido, porque Me recibieron en sus corazones muchas veces.
Pero ahora es tiempo de servir al planeta y a la humanidad.
Esta Obra es para la humanidad y el planeta, para el alivio del sufrimiento, para el rescate de los que están perdidos, para los que han perdido la fe, para los que no encuentran sentido ni motivo de vivir en este momento, la Obra es para todos ellos.
Mi Obra será a través de ustedes, de lo que han conquistado y realizado hasta este momento como Comunidad de servicio y como hermanos de camino.
Han dado pasos que han regocijado Mi Corazón, por eso He retornado para que sepan que estoy con ustedes hasta el fin de los días.
Y aunque Mi tiempo esté terminando en la humanidad, Mi Corazón no dejará de pulsar dentro de ustedes, siempre y cuando Me lo permitan.
Yo Soy esa Luz que ilumina sus caminos. Soy la única Verdad. Soy el único Camino. Soy la Vida, en ustedes y por ustedes, como también por sus hermanos de la humanidad.
Mi Corazón sufre por todo lo que ve de este mundo. Mi Rostro ya no puede sonreír tanto como otras veces, pero Mi Espíritu se apacigua, se calma y se serena cuando ve que Sus compañeros le corresponden, más allá de los tiempos o de las pruebas.
Mi Espíritu se regocija cuando se levantan del suelo después de tantas caídas, así Yo los puedo renovar en sus mundos internos, en sus caminos, en su existencia.
El tiempo más amargo aún no llegó para la humanidad, pero está próximo.
Ustedes deben ser Mi Luz en el mundo, Mi Amor en la humanidad, Mi servicio en el día a día, para que todo esto sea irradiado a todos los seres que necesitan, en este tiempo, encontrar la Verdad que hace tiempo no encuentran, y que han perdido el sentido de su vida en la Tierra.
A pesar de las cosas graves que vive el mundo y de la poca consciencia que pueden tener de lo que eso significa, la Jerarquía está aquí, porque ustedes están en la Jerarquía y nunca lo pueden olvidar ni perder. Cuando sientan que no están en la Jerarquía retornen por el camino para poder encontrarla, para poder sentirla y vivirla como muchas veces lo han experimentado.
Vengo, en esta noche, no solamente a celebrar el momento de reparación y de cura de la humanidad, sino vengo también a prepararlos para lo que llegará y que no está lejos.
Para esta próxima Sagrada Semana, el Padre volvió a escoger este lugar, Su casa madre, porque el Árbol Sagrado de Figueira ha vuelto a brotar, a rebrotar muchas veces por sus esfuerzos y entregas.
Que sea este sacrificio de amor una entrega absoluta al Padre Eterno, para que la Fuente de Su Misericordia y Piedad esté presente en este lugar como en las demás Comunidades que han sido consagradas a la Jerarquía para que se cumpla la Suprema Voluntad.
Yo necesito que comprendan que sus purificaciones y pruebas, sus desolaciones o angustias equilibran la gran deuda que tiene la humanidad en estos tiempos.
Dios no quiere que sufran, sino que se alegren, que se alegren por estar en Su Presencia, por estar en comunión con Él todos los días y por poder, en estos momentos difíciles, renovar su fe que los hace vivir la alianza con Mi Espíritu y Mi Consciencia.
Vengo a buscar, compañeros, en esta hora, un refugio en sus corazones para que Me puedan consolar. Espero estar en ustedes, por más tiempo, para que vivamos en mayor profundidad una divina hermandad.
Yo conozco sus corazones y conozco sus destinos. Pero lo que Yo necesito en este momento es su unión Conmigo, para que la paz pueda florecer en estos tiempos de tribulación. La paz que deben vivir y profesar todos los días en Mi Nombre.
Con estas Palabras, Yo los vengo a preparar para lo que sucederá en la próxima Sagrada Semana. No solo deben abrir sus brazos para recibir a los que llegarán, sino también abrir sus mundos internos para liberar el mal del planeta junto a su Maestro y Señor.
Pero no les dejaré de dar Mi fortaleza, Mi confianza y Mi Amor, que serán las columnas que, en estos tiempos los sostendrán a ustedes para lo que llegará.
Hoy vengo aquí como un peregrino y este peregrino Ha sido bien recibido con la respuesta y la adhesión de sus amigos.
He sido recibido bien muchas veces, cuando He cruzado la puerta de esta casa para poder llegar y encontrar a Dios en la oración, en los Sacramentos, en el silencio de la Colina.
Sepan, compañeros, que Dios está en lo alto de esa Colina, en uno de Sus Aspectos Sagrados; y que Él está allí para acogerlos y recibirlos todo el tiempo, cuando lo necesiten o cuando no lo necesiten. Así estarán unidos al universo, al infinito y a la existencia, y se podrán renovar todas las veces que sea necesario.
Es momento de reconocer con gratitud todo lo que han recibido, a través de los tiempos y de los años. Ahora, es momento de vivir esa sucesión que su Maestro e Instructor les entregó cuando estuvo con ustedes en este plano físico y que ahora está con ustedes en el plano espiritual, en la gran Consciencia Divina.
Él les envía su gesto de amor y de paternidad, su bendición como Sacerdote del Cosmos y, sobre todo, les envía su gratitud por su persistencia y su fe en lo invisible e inmaterial.
Hoy, dentro de esta Colina y de esta Comunidad, en lo más profundo de su consciencia, vengo a depositar el corazón espiritual de aquel que los instruyó durante más de treinta años, para que aprendan a sumergirse infinitamente en la donación y en la entrega del ser como él lo ha hecho por todos ustedes, incondicionalmente.
Todos pueden alcanzar la misma aspiración que él tenía. Todos pueden fundirse en la Consciencia Divina. Dejen que el soplo del Espíritu los invada y en esta noche, en la que testimoniamos la realización de la Voluntad de Dios en este lugar. Y, más allá de las pruebas, alegren sus corazones y sonrían porque el tiempo de la liberación ha llegado, como le llegó al pueblo de Israel.
A pedido del Padre y antes de iniciar esta consagración especial con Mis compañeros, en el nombre de esa Gracia, recibida de lo Alto, que construyó y manifestó a la Figueira por petición del Único, el eterno Dios del Cielo y de la Tierra, del universo y de la vida, entonarán Sopro do Espírito.
Los escucho y que, en este momento, cada uno haga su oferta interna ante Mi Presencia.
Quien sienta se puede colocar de pie.
¿En qué piensan cuando vengo a vuestro encuentro? ¿Dónde está colocado vuestro corazón ante Mi Presencia? Y vuestro espíritu, ¿dónde mora?
¿Dónde reside Dios en estos momentos, cuando Su Hijo Primogénito desciende al mundo para destapar las catacumbas de la Tierra y liberar a las almas que están presas?
Ustedes son portadores de Mi Luz y Mi Misericordia está aquí, pues si Yo estoy dentro de ustedes, ¿porqué estoy afuera de algunos?
Mi Corazón es más fuerte que el pensamiento y permite despertar a todas las almas que no son merecedoras de la Gracia de Dios, mas confío en muchos de ustedes en esta hora sacratísima, en la que Mi Corazón se muestra al mundo para glorificar a Dios y a todas Sus criaturas que corresponden a Su Plan Mayor de Redención.
¿Acaso recuerdan de dónde vienen? ¿Qué fue lo que los motivó a estar aquí, en este momento?
Mi Camino es único, no existen dos caminos. Mi barca es única, no existen dos barcas en Mi Proyecto de redención, ¿a cuál subirán?, ¿a la barca del mundo que se sumerge o a la barca de la Santa Alianza que viene a salvarlos en espíritu y en divinidad?
Yo no vengo a buscar lo que no Me pueden dar, vengo a buscar aquello que Yo les entregué que se llama el don del Corazón; donen el don de vuestro corazón a Dios, así glorificarán al Padre Celestial que es muy ultrajado por este mundo, porque a pesar de que Mi Misericordia es invencible y se presenta ante ustedes para darles la vida, el espíritu y la renovación; en otras partes del mundo, compañeros, el sufrimiento es mayor que la luz y no hay almas en este tiempo que puedan dar alivio a esas cosas.
Eso se llama, compañeros, la gran deuda impagable de la humanidad, pero si vuestros corazones confían en Mi Corazón, algún día podrán ser misericordiosos y plenos, recibirán el Reino de Dios en vuestros corazones y estarán dentro de Su plenitud celestial para mostrar a esta civilización que el cambio profundo es posible.
Yo vengo con la esperanza de que sinteticen en vuestras vidas este encuentro de hoy Conmigo, porque lo repito, compañeros, es hora de la gran definición. Vuestros pies no pueden andar por dos caminos, Yo vengo a ofertarles un único camino de luz que se llama sacrificio por la humanidad, esperanza para las almas caídas, redención para los que están caídos y, principalmente, por aquellos que en su resistencia espiritual no se dejan vencer por Mí.
Ustedes, compañeros, han entregado vuestros corazones a Mi Corazón. Muchas noches pasé por vuestros hogares para visitarlos, compartir Mi alegría, consolar vuestras tristezas, traer un consuelo profundo para vuestros espíritus. Muchas veces, compañeros, los acompañé en vuestros trabajos, guie vuestras familias hacia Mi Corazón Sacratísimo, y esto ha sido posible porque ustedes abrieron la puerta para que sucediera.
Desearía, profundamente, que en esta tarde escucharan otras cosas, cosas que vienen del Universo Celestial, que son emanaciones eternas de todos los Padres Creadores que se congregan en Mi Cenáculo de Luz para dar una solución a este Proyecto de la humanidad.
Ustedes, compañeros, son parte de este Proyecto de redención y de rehabilitación, nunca pierdan la esperanza ni tampoco la fe de que vuestras vidas se realizarán en Mí, porque así Yo estaré presente todo el tiempo acompañando vuestros corazones y vuestras familias.
Quisiera decirles, amados Míos, que a través de los Sacramentos Yo vengo a darles una oportunidad única a las almas. Cuando un Sacramento no se lleva adelante, están interfiriendo en Mi Proyecto de redención, mas ustedes son libres desde su nacimiento en la vida.
Yo vengo a ofertarles una oportunidad y no una opresión, mas las cosas se entenderán después, después que Yo ya no esté aquí y hayan pasado algunos años, en los que verán como testimonio verdadero todo lo que los Mensajeros de Dios realizaron y hacia dónde los condujeron por un Propósito Mayor infinito y divino para esta humanidad, para esta parte de la humanidad aquí en el planeta.
Yo les traigo la confianza en lo que es imposible realizar y creer. Sé que muchos de ustedes sienten Mi Espíritu, pero todavía no Me podré mostrar a todos, algunos Me verán después de esta vida a través de ese Portal de Luz que recorrerán como almas hacia el encuentro de Mi Reino de redención, donde estaré esperándolos para una nueva fusión divina, para una nueva misión en los Planes de Dios.
Todo lo que aquí se realiza en Mi Nombre, como los Sacramentos, tiene un propósito espiritual e interior que no comprenderán en esta vida, mas la experiencia que Yo les aporto a través de los Sacramentos es imborrable y la verán en la próxima Tierra.
Por eso, en estos tiempos, en este día y en este lugar, Yo vengo a reconstruir lo que les entregué en el principio, vengo a renovar las enseñanzas que les di a Mis apóstoles a través de lavarles los pies, de bautizar los espíritus, de exorcizar los cuerpos, de consagrar a las almas que vienen a vivir una experiencia de amor en esta humanidad.
Con esto, les digo que el Sacramento del Matrimonio es un proyecto primordial de Dios. Yo vengo a recuperar el espíritu de la Sagrada Familia en muchos corazones, porque ese espíritu que Nosotros depositamos en el mundo se está borrando de la consciencia de la humanidad a través del sufrimiento, el martirio del castigo, que es generado en estos tiempos.
Ustedes saben más que Yo, compañeros, que las familias se están desuniendo, las almas se están perdiendo porque en ellas ni siquiera reside el espíritu de Mi oración. Por eso, a través del Sacramento del Matrimonio, Yo vengo a recuperar y a renovar vuestras vidas en esa casta unión que Yo les propongo a través de la consagración simple a Mi Corazón Sagrado.
Tan solo por ese movimiento y ese hecho de consagrar vuestros corazones a Dios, reabrirán las puertas para que la bendita y Sagrada Familia del universo descienda con su espíritu de vida a la Tierra, colme los corazones consagrados, se renueven las enseñanzas para que vuestras vidas sean un ejemplo para Dios, para el universo, para la vida universal.
Y así, en Presencia de Mi Corazón, a través de cada Sacramento, estarán testimoniando que el Proyecto de Dios, así como fue con los pueblos del desierto, estará siendo recuperado en vuestras consciencias.
Sé que no lo comprenderán. Sé que no comprenden a veces lo que les pido, porque no tienen la estructura para poder entender, mas el corazón que es confiado nunca fracasará, porque estará en el camino correcto, el camino de Mi Sagrado Corazón.
Mis Palabras hoy serían otras, pero Mi Instrucción debe ser bien escuchada, no por vuestras mentes, sino por el sentimiento verdadero del corazón de luz que mora en cada uno de ustedes, que pertenece a Dios y a Su infinidad universal, por obra de Su Gracia.
Siempre son libres para poder caminar, pero les pido que no se olviden de Mí, porque todo esto tiene un peso en el universo, por la expiación que Yo les entrego y por la Obra de Mi Divina Misericordia.
Los corazones se están separando cada vez más de sí, y esto repercute en las familias. Las familias deben ser la expresión de Mi Amor, de la alegría, de la esperanza y de la renovación. Acaso, compañeros, si la familia no es sagrada ni bendita, ¿cómo el Proyecto continuará en la Nueva Humanidad?
Por eso, Yo vengo a abrirles una puerta para que ustedes, que son los primeros en la lista perfecta de Mi Corazón, puedan reabrir las puertas para aquellos que están perdidos, que odian, que se separan de Dios Padre.
Cada Sacramento es una túnica para vuestras vidas.
No descansaré hasta alcanzar lo que Mi Padre Me pide. No descansaré hasta que Mi Obra se realice en vuestras vidas completamente.
Deben amar los Planes de Dios para poder entenderlos, hay muchos que quieren conocerlos antes de amarlos. Mi Ciencia no es de este mundo. Yo los aproximo a ella para que puedan crecer en sabiduría.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor está llamando a los coordinadores de las áreas de Figueira porque quiere decirles algo.
Mientras espero, confíen en Mi Divinidad, eso los aproximará a Dios y no se perderán fácilmente cuando las cosas se agudicen en este mundo.
Escuchen Mi Voz, compañeros, porque cuando Yo ya no esté aquí y tampoco Mi Madre ni San José, vuestros corazones deberán realizarse en la fe, en la confianza, en la credibilidad de que Nosotros siempre estuvimos aquí para guiarlos y consolarlos, pues deberán dar testimonio ante las leyes de la Tierra de todo lo que sucedió aquí, en el próximo tiempo.
Ese será el momento definitivo e importante para cada uno de ustedes, y una confirmación ante Dios y Su Proyecto de Amor. Eso permitirá, o no, que las puertas estén abiertas para aquellos que necesitarán de la consolación de los puntos de luz que fueron fundados en la base perfecta de los Sagrados Corazones.
Esta Obra no terminará cuando Nosotros ya no estemos. Esta es la primera parte de la preparación, la Obra continuará a través de los años, las multitudes crecerán porque la fe estará presente como una llama viva en lo alto de esta Colina. Será la motivación primordial, el espíritu invisible que llamará a los corazones a la redención y a la cura de cada una de sus vidas.
Así se congregarán los 144 000 antes de que Yo retorne en Gloria, en Cuerpo, en Alma y Divinidad. Si así fuera, una parte del Proyecto estará cumplida. Si así no lo fuera, deberemos rezar.
Bendigo para ustedes este importante Sacramento que está en Mi Altar, que no solo une corazones y almas, sino une vidas y familias, a través del espíritu de Mi Misericordia.
Les agradezco por consolar Mi Corazón por los graves pecados del mundo, pues las espinas duelen en Mi Pecho, y ustedes pueden aliviarlo a través del amor y de la oración, así como lo han hecho hasta ahora.
Renuévense todos los días y no se cansen de trabajar a Mi lado por la paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más