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Que tu corazón no tema el vacío, la soledad, el abandono o cualquier prueba de estos tiempos.
Que tu corazón no tema la transición de los días, la purificación humana, el parto planetario o la agitación de la naturaleza.
Que tu corazón no tema las consecuencias de las decisiones de las naciones, la ignorancia de los hombres, la indiferencia de los corazones. Antes, hijo, haz de todo esto el motivo y el motor de tu transformación constante, de la urgencia con la que debes dar tus pasos en dirección a Dios.
Que la situación planetaria no sea para ti motivo de miedo, desesperación o desesperanza. Antes, que sea el motor que te impulsa todos los días a dar más de ti, de adentro hacia afuera, y a vivir verdaderamente los principios espirituales que guían tu vida y guiaron tus pasos hasta este momento y que ahora deben encenderse y seguir su revelación para que tu consciencia sea la punta de una lanza en ascensión, abriendo camino en la consciencia humana a la evolución superior.
La Cruz, plena de dolor, vacío, soledad, indiferencia, humillación, sufrimiento, tristeza, negación, traición y un profundo abismo espiritual, le reveló a la humanidad un sentido del amor nunca antes experimentado, ni siquiera por el propio Creador, sino a través de Su Hijo.
El fin de los tiempos, la transición entre el viejo y el nuevo hombre, la pasión planetaria plena de caos, ignorancia, maldad, oscuridad, sufrimiento, desierto, confusión interior, conflictos y guerras, le revelará a los seres un sentido de trascendencia de las miserias humanas jamás experimentado en toda la Creación; le revelará un grado de perdón, de misericordia y de amor que le traerá a la vida una nueva Ley, cuyo nombre se diseña en la Consciencia Divina, porque jamás fue pronunciada o vivida por las criaturas.
Mientras el enemigo sembraba temor en el Corazón de Cristo, Él le respondía con silencio y unidad con Dios. Y cuanto más profundo era Su dolor, más profunda era Su unión con el Padre y Consigo mismo, con el Propósito de Su existencia, con la razón de Su vida. Y, en cada paso con la Cruz, Jesús se revelaba a Sí mismo quien verdaderamente era, el Cristo nacía en Su interior y le demostraba, primero a Dios y después a Sí mismo, el sentido de Su entrega.
Por eso, hijo, no temas y no dejes que el enemigo siembre y coseche temor en tu corazón ante la situación planetaria. El enemigo sembrará el miedo, el odio y la guerra; y la respuesta dentro de ti, nacida del silencio y de la oración, debe ser la expresión de lo que naciste para ser, la expresión del propósito de tu vida, la unión cada vez más profunda con Dios para que puedas descubrir y ser quien verdaderamente naciste para ser.
Yo no te diré la respuesta, no te diré quién debes ser, pero recuerda siempre Mis Palabras y busca responderle este misterio a tu propio corazón.
Ve en busca de lo que eres.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Cuando los tiempos sean confusos y tu corazón esté perturbado, silénciate, hijo, contempla la naturaleza en la soledad del corazón y deja que el silencio te conduzca al Corazón de Dios.
Cuando el caos se extienda por la Tierra y por los corazones de los hombres, y dentro de ti a veces no encuentres armonía, entonces ve, hijo, y silénciate, contempla el cielo y sus estrellas, respira con consciencia el Soplo Divino y busca el Corazón de Dios.
Cuando no encuentres ejemplos a tu alrededor ni dentro de ti mismo, cuando las energías más arraigadas de la condición humana estén expuestas, siendo expurgadas de lo profundo de los seres, ve y silénciate, coloca tu mirada en el horizonte y deja que el silencio te conduzca al Corazón de Dios.
La llave para ingresar en el Corazón del Padre Celestial estará siempre en tu interior. El vínculo de las criaturas con el Creador es inmutable y siempre estará latente en el interior de Sus hijos.
El Padre nunca se alejará de ti, pero la confusión del mundo y la transformación de los hombres te pueden hacer sentir distante de Dios. Por eso, te dejo esta llave: silencio y contemplación, respiración y búsqueda constante del Corazón del Creador dentro de ti.
En silencio, entra en diálogo con Dios, un diálogo en el que tú escuchas y Él se hace oír, un diálogo en el que solo dices: “Señor, estoy aquí, guíame”, y Él conducirá tu espíritu a Su morada, donde la sabiduría y la fortaleza interior te serán dadas por la Gracia que está sobre ti desde el origen de la vida, desde el primer momento en el que el Padre envió a Sus Hijos a las dimensiones materiales con la promesa de que un día retornarían a Su Corazón.
La promesa de Dios es viva e inmutable. En ella debe estar tu esperanza.
El silencio te conducirá al encuentro de ese misterio, y la paz, que se revela en él, te permitirá amar y renovar el amor en todas las circunstancias del final de los tiempos.
Por eso, guarda en tu corazón Mis Palabras y vive lo que te digo. Así, nunca estarás perdido, sino que siempre encontrarás a Dios, y Él te encontrará.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
En los desiertos más áridos o en los abismos más profundos, el Amor de Dios siempre te encontrará, hijo. Cuando puedas ir más allá de la aridez interior, de los sufrimientos y angustias, de las dudas y aflicciones, y ores a tu Padre que está en los Cielos, Él siempre te escuchará.
Y como un cielo estrellado en el desierto o como una luz potente en el abismo, Su Amor se revelará a tu corazón y te hará sentir que ni los desiertos ni los abismos limitan la Presencia de Dios en la vida de Sus Criaturas; porque la unión con el Creador se da de adentro hacia afuera, es algo que vives en tu interior.
Y no importan las circunstancias de la vida, dónde y cómo estás. Si tu corazón está dispuesto a ir más allá, allí estará el Creador, guiando tus pasos y sustentando tu espíritu.
Por eso, no temas y no sufras por los tiempos de caos y de conflictos en el planeta y en las criaturas. Concentra tu consciencia en la potencia de la Luz y, ante los gritos del engañador, que tu silencio abra las puertas hacia una realidad superior.
De muchas formas, el enemigo gritará y buscará confundir a las consciencias. Su expresión es la apariencia y su engaño yace en la superficialidad.
Por eso, la batalla que debes trabar es en silencio, colocando tu corazón constantemente en Dios y no dejando que el foco de tus ojos esté en las apariencias, sino que el foco de tu corazón esté en la Verdad, y que los gritos del enemigo resuenen sin fuerza en tus oídos, porque no encontrarán espacio en tu corazón.
Que tu meta sea el Amor, por más que en el mundo solo veas rencor, guerras y caos.
Que tu meta sea la Luz, por más que en el mundo veas confusión y oscuridad.
Que tu corazón permanezca en la certeza que lo fortalece, que es el Propósito Divino, que está más allá de todo lo que es confuso y aparente. Es de esa forma, hijo, que a pesar de todo lo que acontezca en el planeta, encontrarás la paz y transmitirás paz al mundo.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Que reine la paz en los corazones de los hombres para que, a través de ella, sepan encontrar la Sabiduría y el Amor de Dios para lidiar con cada situación de la vida.
Hijos, mientras el mundo agoniza y clama por amparo y verdadero amor, la humanidad, en su mayoría, se pierde en las distracciones e indiferencias, en conflictos y en los constantes estímulos de las tecnologías y del caos.
Que en sus corazones reine siempre la paz. No se dejen estimular e influenciar por los discursos individualistas y egoístas de estos tiempos, sino recuerden siempre servir y amar sin condiciones; recuerden mirar al prójimo con amor e ir más allá de sus errores y miserias, para que así se ayuden mutuamente a llegar a Dios.
Antes de corregir, deben primero amar para que su corrección no se transforme en juicio, pero sí sea un instrumento para que las almas retomen su camino hacia Dios. Al mirar hacia sus hermanos, antes de observar los defectos, busquen la perfección de Dios y pidan la Gracia de sentir el Amor del Padre por Sus criaturas.
En la prueba final de la humanidad, cuando cada ser será probado en su amor y en su fe, busquen tener siempre en sus ojos los Ojos de Cristo y en sus corazones el Corazón del Redentor. Dejen que cada día Él viva más dentro de ustedes, cedan espacio para el Señor y pidan con fervor que Él habite en sus moradas internas.
Recuerden que con sus vidas escriben el Evangelio del Retorno de Cristo, con sus vidas preparan Su camino, con sus vidas encienden la antorcha que le indica al mundo dónde hay Luz en medio de la oscuridad.
Por eso, oren y no se cansen de orar. Sirvan y no se cansen de salir de sí mismos por el prójimo. Amen y sean compasivos. Declaren con la propia vida el poder de la Misericordia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El Ángel de la Justicia tiene en sus manos una balanza, y en ella mide los méritos y las faltas de la humanidad, para que así se diseñe el cumplimiento de las Leyes para el próximo tiempo.
El caos y el mal luchan para influenciar a los seres a cumplir sus falsas voluntades y a manifiestar sus deseos, colocando en la balanza el peso que fortalece sus falsas leyes, basadas en el engaño y en la ilusión en la que vive la humanidad.
Los Ángeles de la Misericordia y los Ángeles de la Guarda oran e inspiran a los corazones a la transformación, a la redención, al servicio, para que en la balanza de la justicia pese el bien y la humanidad siempre reciba una nueva oportunidad.
Cada acción de los seres es pesada en esta balanza divina. Cada pequeño o gran acto diseña el futuro de la humanidad. Por eso, hijos, mucho más allá del Amor y de la Gracia Divina, cada ser deber hacerse responsable por la humanidad.
Ya no hablamos de las elecciones de sus propias vidas, pero, sí, de la responsabilidad que cada ser tiene, ante Dios, por el destino de este mundo. Estar despierto es, entonces, ser consciente de cada acción, pensamiento y sentimiento. Que sus vidas sean instrumentos de paz y de Misericordia para todos los seres.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Toma un tiempo en tu día para meditar sobre quién verdaderamente eres, para pensar que antes de esta vida había una Vida Mayor, de la que provienen el Propósito y el sentido de toda existencia.
Medita en la Creación y en el profundo Amor de Dios por ti, cuando Él pensó en cada una de Sus criaturas. Y tan grande fue Su Amor por la vida que hizo nacer esencias semejantes a Su Esencia Divina, para que pudieran amar como Él ama, multiplicar la vida como Él la multiplica y recrear la Creación como Él la recrea y la renueva en cada respiración celestial.
Piensa, hijo, que más allá de todo el caos material hay una realidad sublime, que el Paraíso es más que un cielo de paz eterna, es el principio y el fin de la vida desde donde parten las criaturas y hacia donde deben retornar con todos los dones alcanzados en su evolución más allá de las dimensiones.
Recuerda que este planeta es una escuela y que las dificultades existen para ser superadas, llevándote así, a superarte cada día en el amor, a través de un Amor mayor, ese que en algún momento de tu evolución te revelará el Amor de Dios.
No mires al mundo solo con ojos humanos, ojos que están presos de una condición de ignorancia, ojos de quien ve la vida por detrás de los velos. El Amor de Cristo rasgó los velos que cubrían tu rostro. Por eso busca este Amor. Busca el punto de tu consciencia capaz de comprender la vida más ampliamente y coloca tu corazón allí, sobre las olas de la tribulación de estos tiempos, caminando con tu Señor en estas aguas, pues ellas no son nada más que el Viento de Dios soplando el caos del mundo, para remover lo que estaba podrido y tornarlo todo nuevo.
Eleva tu consciencia más allá de las atrocidades, de las batallas del caos y del mal en el escenario de la Tierra y sé, para este mundo, un puente hacia el Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En cada nuevo día, amanece con el corazón pleno de gratitud.
Que tu primer pensamiento esté impregnado de gratitud por el don de la vida, de gratitud por cada aprendizaje que ese día traerá consigo, de gratitud por todas las Gracias recibidas, de gratitud por aún poder levantarte y servir, amar y transformarte según la Voluntad de Dios.
La gratitud, hijo, te hará crecer humana y espiritualmente, porque aquel que es agradecido no se envuelve con las debilidades humanas, sino que se afianza en la Gracia Divina y en la Misericordia que cada día recibe de Dios.
El corazón agradecido se torna consciente de que todo cuanto pueda hacer en este mundo es poco para retribuir y multiplicar el Amor que recibe de Dios.
La gratitud eleva las consciencias más allá de las dimensiones del caos y las coloca en un estado de Gracia para que sepan lidiar con cada situación de la vida con sabiduría y discernimiento, imprimiendo la Voluntad de Dios, y no la propia, en todas las cosas.
Por eso, elévate a través de la gratitud y, en cada momento del día, recuerda agradecer a Dios por todo. Así estarás en el mundo perteneciendo a los Cielos y el Reino de Dios se podrá expresar a través de ti.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando el caos se expande y las comodidades humanas revelan su ilusión, las almas que se comprometieron con Cristo, desde el principio, miran sus propias vidas, buscan un sentido y no lo encuentran.
Cuando las falsas fortalezas humanas y todos los castillos construidos sobre la arena comienzan a ser derribados, las almas que se comprometieron con Cristo, desde el principio, miran a su alrededor buscando dónde sustentarse y no encuentran cómo hacerlo.
Es así que comienzan a mirar hacia el propio corazón, es así que sus ojos se dirigen hacia lo Alto y, en el propio interior, encuentran el silencio profundo de sus almas cansadas de vivir perdidas y vacías del verdadero propósito.
Y en el Corazón del Infinito, en el centro de la Creación, encuentran la Mirada luminosa de Dios, más radiante que mil soles, pleno de un Amor desconocido que las abraza, las ampara, las despierta y las conduce hacia el propósito de sus vidas.
El Creador está llamando a las almas por su nombre, por su verdadero y primer nombre, para que despierten, porque no es en el mundo y en sus ilusiones en donde encontrarán el sentido y las respuestas para sus cuestiones más profundas.
La vida humana, así como ella se manifiesta hoy, hijos, está perdiendo su sentido y solo revelará la fragilidad y la ignorancia del hombre cuando está separado de Dios y, en consecuencia, separado de sí mismo, de su verdad interior.
No teman perder lo que ya se perdió, no teman soltar lo que ya cayó, no teman dejar morir lo que nunca tuvo vida, porque es cuando sueltan las ilusiones que encuentran la plenitud .
Y se preguntarán como estuvieron tanto tiempo prisioneros en rejas invisibles e irreales que con un soplo se desvanecen.
Las almas que escuchan la Voz de Dios que respondan a Su Llamado. Llegó el tiempo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Aunque en el mundo reine el caos, la confusión y la desesperación, en tu corazón debe reinar la paz.
Eleva tu corazón, hijo, más allá de las dimensiones, y mantiene tu consciencia en el verdadero propósito de tu vida.
Este es un tiempo de batalla, pero de una batalla que se traba en silencio, con la oración, con el canto que transmuta y transforma los miedos, con el amor que trasciende todo el caos y con la paz que todo equilibra.
Esta batalla se vence con la rodilla sobre el suelo y con el corazón elevado a los Cielos para que, en todos los acontecimientos de este mundo, tu corazón sepa encontrar la verdad y la sabiduría para actuar y vivir, manifestando siempre la Voluntad Divina.
Ora, clama y entra en la Paz del Corazón de Dios. Sabe que esta es la base del Calvario hacia el cual caminas hace tanto tiempo. Y, si bien su subida es dolorosa, sobre ella se diseña el triunfo del amor; basta que tu corazón sepa estar en la Tierra, pero al mismo tiempo, elevado a los Cielos, siendo puente constante y perpetuo al Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Dios fortalece los corazones que responden a Su llamado a través de las pruebas y de los desafíos, de las batallas y de las dificultades que forjan en su interior la fortaleza y la fe.
Es así, hijos, que ante tantas Gracias recibidas, las leyes se equilibran, y aquellos que reciben todo de Su Creador son llamados a dar todo por Él.
Dios no quiere verlos sufrir, pero sí debe permitir que las leyes de este mundo se cumplan y que ellas mismas los conduzcan para que vivan una entrega cada vez más profunda de sus vidas.
Delante del caos del mundo y del caos interior, busquen el espíritu de la paz y permitan que sus consciencias estén colocadas fuera de las dimensiones de conflicto que confunden a las mentes de los hombres.
A través de la paz, sus corazones podrán atraer a las Leyes Divinas y Universales en tiempos de tanta confusión y desequilibrio, y vivir la sabiduría y el discernimiento del Espíritu de Dios.
Por eso, no se olviden, hijos, de comprender que las leyes se cumplen y toda Gracia abundante se equilibra con el sacrificio.
Pero, dentro de las dificultades, pueden escoger la forma de vivirlas. Pueden estar en paz y unidos a la Consciencia Divina y, de esa forma, no solo mantener la propia consciencia en Dios, sino también prestar un servicio a este mundo tan confuso y carente de equilibrio y de armonía.
Yo los bendigo, los coloco en la protección y en la paz de Mi Casto Corazón.
San José Castísimo
A pesar de todas las purificaciones que vives en tu interior y de la purificación que ves acontecer en el mundo, contempla este ciclo con gratitud.
A pesar del caos, de la angustia y del temor que, a veces, hay en estos tiempos, en el interior y fuera de los seres, contempla este ciclo con gratitud.
A pesar de que, a veces, no sepas qué hacer con lo que sientes y piensas, no sepas cómo proceder o escapar de ti mismo, contempla este ciclo con gratitud.
Deja, hijo, que la gratitud te eleve ante las purificaciones de la vida. Deja que la gratitud te eleve ante las situaciones del mundo. Deja que la gratitud te coloque en un grado de amor, ante el sufrimiento, así como lo estuvo tu Señor al expirar en la Cruz.
Deja que la gratitud te permita ver este ciclo como el anuncio de un nuevo tiempo, como el amanecer de un nuevo día.
Deja que la gratitud te muestre que tu ser se purifica para alcanzar la Verdad. Son las capas que se rompen dentro de ti para que alcances tu esencia y puedas ver quién eres verdaderamente.
Deja que la gratitud te conduzca a Dios.
Tantas veces te hable de la gratitud y jamás dejaré de presentarte este Don Divino porque es a través de él que superaras estos tiempos, es a través de él que auxiliaras al mundo, es a través de él que retornarás a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando las naciones sufren, esconden su sufrimiento en el caos, en las distracciones, en las modernidades y en los placeres que apartan a los sentimientos de dolor y de soledad que, espiritualmente, habitan en su consciencia.
Cuando una nación está vacía de Dios, a pesar de su aparente religiosidad, la oscuridad se oculta en las apariencias y domina a los corazones que viven de la mentira, del pecado y del engaño.
El Creador llega a este lugar, hijos, para conceder una oportunidad de Misericordia a las almas que se autocondenaron al sufrimiento eterno. Viene para liberar de la mentira a aquellos que creen que conocen a Dios y que, mientras tanto, viven engañándose a sí mismos y al prójimo, pero no al Creador de todas las cosas.
Tan infinito es el Amor de su Padre Celestial que envía Su Luz a los abismos del planeta y, en donde parece que las tinieblas reinarán para siempre y someterán a las almas a sus ilusiones, allí llegan las Manos Divinas ofreciendo el perdón, la redención y la cura.
Aquellos que sepan abrazar el camino de la oración y reparar sus faltas y pecados, por medio del servicio y del despertar, generarán méritos para que muchos otros, que quedaron adormecidos en el último instante de sus vidas, reciban el perdón y la Misericordia.
Vinimos hasta aquí por una nación que se está muriendo espiritualmente por el peso de sus faltas, por el gran vacío de su espíritu. Tan grande es el abismo de sus pecados que su espíritu no consigue erguirse, por sí mismo, para clamar a Dios.
Por eso, hijos vengo a llamarlos para que oren, oren por este pueblo, por esta nación y por todos los seres que en ella necesitan de una Gracia Mayor para liberarse de las cadenas del pecado. Clamen por Misericordia y por perdón, clamen por redención.
Si algunos pocos fueran capaces de abrir su corazón a Dios, ya sería suficiente para que otros no se pierdan y para que esta nación no deje de existir y pueda recuperar su filiación con Dios.
Clamen y pidan al Padre para que envíe Su Espíritu y Su Luz al mundo. Así todo estará cumplido.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como el Amor de Cristo se expandió en la Cruz y Su Mirada de Misericordia tocó en lo profundo al Corazón de Dios para despertar a esa Fuente Celestial en la Tierra, así tú también en este tiempo, hijo, debes dejar que el amor se expanda en tu interior.
A pesar de las dificultades, de las atrocidades que los seres viven en sus naciones, pueblos y familias, a pesar del caos que se intenta expandir sobre la Tierra, que tu mirada sea siempre misericordiosa.
Deja que tu corazón descubra la potencia del Amor de Dios que está más allá de cualquier imperfección y dificultad, que está más allá del caos y del mal, y que a todo transforma.
Llegó el momento de recorrer el camino del calvario de este tiempo, cargando la cruz de la indiferencia humana ante los Planes de Dios y transformando, a cada paso, esa cruz en la renovación del Amor Divino.
Comprende al amor como tu misión, comprende a la cruz como tu camino y permite que tu ser sea un instrumento de Dios en este tiempo.
El Creador no busca instrumentos perfectos, busca a aquellos que, a pesar de ser imperfectos, quieren aprender a amar y a perdonar, quieren disponer su corazón para que sea un cáliz vacío en donde Dios pueda derramar Sus códigos de Amor y de Redención.
En este tiempo, en el que rememoras los pasos de tu Señor, permite que Él te inspire y renueve el propósito de tu corazón, elevando tus metas y aspiraciones para que te dispongas a ser un Nuevo Cristo, un nuevo milagro de tu Creador y de Su Amor infinito que convierte y transforma a todas las cosas.
Tienes Mi Bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuanto mayor sea el caos en la Tierra y el desorden en las naciones y en los hombres, más debe estar tu mente y tu corazón en Dios.
Retira tu mente y tu corazón de las cosas del mundo, no para ser indiferente ante lo que sucede en él, sino para que seas un punto de equilibrio para la Tierra y para que tu consciencia, unida a Dios, esté constantemente generando paz y atrayendo la Gracia de Dios hacia el mundo.
Sé que cuanto mayor es la tensión planetaria, más los seres buscan refugio para no encarar lo que sucede en el mundo, esto es parte de la condición humana. En este tiempo es muy fácil distraerse del Propósito Divino y adentrarse por caminos que llevan a que los seres olviden su misión y la Voluntad Divina que vinieron a cumplir.
Las mentes huyen de la renuncia y del sacrificio, porque no quieren soportar la propia transformación y la propia maduración espiritual. Pero tú, hijo, eres llamado a vivir algo diferente en nombre de toda humanidad.
Eres un autoconvocado de estos tiempos que, entre la multitud de los hombres, levantaste tus manos para comprometerte con la Voluntad y con el Plan de Dios, y este es el momento culminante para confirmarte en esta Voluntad. Este es el momento de forjar en tu interior aquella consciencia que enfrentará la transición de los tiempos y que será una referencia para los que estarán ciegos y perdidos en este mundo.
Por eso, silencia tu mente y busca a Dios en oración. Abraza con amor las renuncias y los sacrificios que Él te ofrece. Abraza con amor lo que se opone a tu voluntad propia para construir la Voluntad Divina y déjate moldear según este Propósito universal y celestial.
Entra, espiritualmente, cuarenta días en el desierto de tu corazón, porque, después de eso, solo te bastará cargar la cruz del fin de los tiempos y entregar todo por amor a Dios y a la vida.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Aun cuando tu cuerpo esté debilitado y el corazón cansado, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aunque aparentes no tener fuerzas y tu espíritu parezca estar sin fe, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aunque en las naciones los corazones estén perdiendo la esperanza, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aunque el caos parezca extenderse sobre el mundo y la manifestación de una Nueva Vida parezca distante, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aun cuando dentro y fuera de los seres reinen la angustia y el temor, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Si al menos un corazón fuera capaz de permanecer en Dios eso, hijo, ya sería suficiente para que, en Su tiempo, el Creador tenga el camino abierto para llegar a la Tierra.
Sustentado en la mirada de Sus hijos, el Señor retornará en gloria para que, con Su Presencia, haga revivir a los corazones, reencendiendo las esencias y devolviendo la alegría a los que perdieron la esperanza.
Que sea suficiente para ti la promesa divina, así como para Dios será suficiente tu simple mirada elevada hacia Su Corazón.
Si tan solo esperaras con fe, todo se cumplirá.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los hombres ultrajan la vida y desequilibran las Leyes, las propias Leyes tarde o temprano retornan como consecuencia de las acciones humanas.
Después de tantos siglos de ultrajes y de indiferencia por la vida sobre la Tierra, ahora llegó el tiempo en el que las Leyes del equilibrio y del retorno comiencen a mostrar las consecuencias de las acciones humanas.
La misma gravedad de las acciones causadas por los hombres a la consciencia del planeta, retornará a través de las expresiones de desequilibrio de la Naturaleza y de los desastres causados por las propias obras de la humanidad.
En los cuatro cantos del mundo verán el retorno de las Leyes y no habrá nada capaz de detenerlas, porque ese fue el aprendizaje escogido por la humanidad para construir la propia vida sobre la Tierra.
Aquellos que son consecuentes con las Leyes Divinas, que las observan, las obedecen y las aman, serán dignos de recoger los frutos de una vida superior, frutos que tal vez no serán conocidos en este mundo, pero sí en otros.
La única cosa que el Creador les pide es que trabajen incansablemente para equilibrar los desequilibrios de este mundo y que no sigan alimentando las corrientes del caos, de la ira, de la discordia, sino que sean conscientes de que deben atraer hacia el mundo las vibraciones evolutivas que los harán dignos de una nueva vida.
Delante de las consecuencias negativas de las acciones humanas, es el momento de equilibrarlas con el servicio, con la oración, con la fraternidad, con la esperanza y, sobre todo, con el amor.
Mediten en lo que les digo y hagan de sus vidas el peso que equilibra, positivamente, la balanza de la Justicia de Dios para este mundo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Dar a luz a un nuevo hombre es permitir que sus almas expresen lo que verdaderamente son, dejando que la semejanza con Dios emerja de su interior y se revele al mundo, pero, sobre todo, a ustedes mismos.
Dar a luz al nuevo hombre es amar más las cosas del Cielo que las cosas de la Tierra y saber que la vida en este mundo es un corte en el tiempo y en el espacio y que, para estar aquí, dejaron en lo oculto de sus espíritus una historia y una realidad que revela el verdadero motivo del caos en la Tierra, de la dualidad y, sobre todo, de la gran necesidad de amor.
Contemplen esta vida como un momento de transición, como una escuela que los ayuda a dar un salto evolutivo, perdonando y curando errores desconocidos con la potencia del amor.
El hombre nuevo nace para renovar la genética de toda la vida a partir de una nueva raza generada en el amor y que expresa ese amor hasta aun en su respiración. Con ella, tanto la vida en el cosmos como en la Tierra jamás será la misma. Todo se renovará.
El hombre nuevo, dentro de ustedes, los invita a una batalla contra las tendencias retrógradas humanas, contra la condición de egoísmo y de desamor. Una batalla que es trabada en la consciencia, en la mente, en las emociones, en el corazón y hasta aun en sus células, para que ellas den espacio a un arquetipo nuevo de vida y comprendan que esta condición degenerada de la humanidad debe llegar a su fin.
El hombre nuevo, en su interior, trae consigo un nuevo tiempo y un nuevo sentido de la vida. Abracen esta transformación, con gratitud y sin resistencia, y verán que donde reina el amor, reina la paz, y allí no hay miedo ni angustia. No importa lo que suceda en este mundo, su fortaleza estará sustentada en los Cielos.
Si quieren abrir espacio a este hombre nuevo, amen plenamente. Si no saben amar, sirvan y ayuden al prójimo, así despertarán al amor.
Y, por encima de todo, más allá de amar y servir, oren, porque este es el diálogo con Dios, y solo el Padre los mantiene firmes en este tiempo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que no te consuma el odio, el temor, la inseguridad ni la falta de fe.
Fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que consolides, dentro de ti, lo que te sustentará en el planeta como una semilla de una nueva vida, inmutable en su amor, aun ante la Justicia Divina o del caos atraído y generado por los hombres.
Fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que, siendo real y verdadera tu unión con el Padre, puedas guiar, levantar y sostener a otros que no supieron mantenerse en el camino correcto, cuando se les entrego todo.
Fija tu mirada y tu corazón en Dios y no tanto en el caos y en la ignorancia del mundo. Necesitas hacer de tu corazón un corazón sabio y puro en el amor, y de tu espíritu un espíritu firme y pleno en la verdad.
Por eso, hijo, ve lo que acontece en el mundo, ora y aprende con los errores y desvíos de la humanidad, pero, sobre todo, fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que, así, estés en paz y atraigas la paz hacia la Tierra.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
A Mis pequeños y grandes hijos de África
Calmen sus pequeños corazones en Mi paterno y manso Corazón, para que Yo les devuelva la paz y la esperanza y así no se dejen desanimar por los desafíos de estos tiempos.
Los caminos de Dios son desconocidos y las formas como Él conduce este, Su Plan, siempre fueron incomprensibles para la humanidad.
El Padre Creador honra y ama los corazones pacíficos que no temen entregar la propia vida para establecer la paz, que no temen ir al encuentro del caos para manifestar la Verdad que habita en su interior.
Cada alma en esta Tierra tiene un aprendizaje único para vivir y ese aprendizaje tiene un tiempo y un lugar para cumplirse.
En este día, un hijo de Dios cumplió su ciclo y se adentró en otras escuelas en las que continuará aprendiendo sobre el amor y la paz.
Coloquen sus corazones solo en el Amor con el cual Dios acoge a Sus hijos y tengan la certeza de que un tiempo de mayor paz llegará para aquellos que, en vida, aspiraban a cumplir la Voluntad de Dios más allá de sus dificultades, más allá de sus sufrimientos y del peso que cargaban en su corazón por una historia milenaria de angustia y de dolor.
Hoy Mi Corazón se expresa, porque todos los días veo el esfuerzo de Mis pequeños hijos de África, los que, a pesar de todo, aman y sirven a Dios. Los méritos de este servicio tocan los Cielos y abren las puertas para que un hijo de Dios llegue al Padre.
No se entristezcan ni teman, este es el tiempo de la purificación de la Tierra, así como del corazón humano, y muchas pruebas aún están por venir; pero, si se mantienen fortalecidos en el amor y permeados por su aspiración de paz, siempre tendrán, como hoy, las puertas abiertas al Cielo.
Le dedico este mensaje a las almas que se esfuerzan por trascender la condición humana y transformar la historia de este mundo con su persistencia. Y, aunque sé que muchos no Me comprenderán, hablo por una Voluntad Divina, porque el Señor quiso darles a conocer Su Amor por los niños y los jóvenes de África, por los servidores y adultos que lo buscan.
El Señor quiso pronunciarse en la Voz de su Siervo humilde, porque, como Padre del servicio y de la caridad, vengo a amparar a los que sirven en este mundo, aunque no lo sepan.
Ustedes, Mis pequeños hijos, le sirven al mundo con su oración, le sirven al mundo estableciendo la paz, le sirven al mundo siendo firmes en su propósito de curar el corazón humano a través de su propio corazón, le sirven al mundo con la alegría que aún nace de sus espíritus, a pesar de tanto dolor que ya experimentaron, le sirven al mundo porque su amor y su esperanza tocan diariamente el Corazón de Dios.
Sus oraciones son escuchadas y hoy, no solo una, sino muchas almas llegaron al Cielo por los méritos de aquellos que partieron intentando establecer la paz.
Calmen sus corazones en la Paz del Creador y no desistan de servir, no desistan de sonreír y de orar, no desistan de perdonar y de curar sus corazones, porque los Cielos se abren con su esfuerzo y las Bendiciones del Padre descienden sobre el África y sobre el mundo entero.
Así como Dios, Yo los amo y los bendigo para que encuentren la paz y la esperanza.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Dios le hablaba a los profetas, era porque sus ojos se elevaban a lo Alto con clamor, pues a su alrededor no había más que caos y guerras. Dios le hablaba a los profetas porque ellos elevaban con clamor su verbo al Padre y esperaban de Él la respuesta para encontrar la paz en sus corazones.
Dios jamás dejó de hablar con los hombres; son los hombres, hijo, los que ya no elevan los ojos y el corazón para escuchar al Padre.
Los profetas clamaban por su pueblo y esperaban una respuesta de Dios. Ahora, los seres casi no le claman al Padre con fervor y ya no esperan Su respuesta, solo piden según su propia voluntad y ruegan para que ella se cumpla.
Los profetas sabían recibir la Gracia y la Justicia de Dios. Sabían que esa Justicia era verdadera. Los hombres de hoy esperan la Gracia y repudian la Justicia, porque quieren amar a un Dios que cumple sus voluntades propias.
Aprende, hijo, con los profetas de otrora que perpetuaron sus palabras y diálogos con Dios en los Libros Sagrados; no por su santidad, sino por su fe, porque su respeto y amor para con el Padre no tenían condiciones y eso era lo que hacía verdadero su contacto.
Aprende con los profetas de otrora a comprender, en los tiempos de hoy, las correcciones de Dios. Él nunca deja de ser Dios y nunca deja de ser pleno en el amor. Escoge, entonces, estar en Dios y en el amor y acoge Sus correcciones cuando ellas lleguen a tu vida para que seas purificado y te tornes digno de retornar al Padre.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más