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Cuando el alma de la naturaleza entra en diálogo con Dios, ¿qué le dice?, ¿qué le responde su Creador?
El alma de la naturaleza habla con Dios en silencio, a través de la expresión de la belleza y del movimiento de los elementos. El alma de la naturaleza le expresa al Creador su dolor a través del viento, de la lluvia, del cielo cerrado y silencioso, del tiempo que parece detenerse para sentir la vida de la Tierra.
La naturaleza expresa su donación y su amor a través de las flores, de los frutos, de las hojas verdes y de las hojas que se secan, entregándose a la renovación. Habla a través del profundo silencio de los océanos, de su equilibrio y de su entrega, de su servicio constante y abnegado, de su esfuerzo para mantener vivo el Proyecto del Creador en este mundo.
El alma de la naturaleza habla con Dios a través del silencio de la tierra, renovando en sus capas más profundas los registros más antiguos de la humanidad, transformado con fuego lo que pasó y entregándole al planeta materia que nutre, que suple, que sustenta.
Y Dios le responde a la naturaleza con el sol que ilumina y comunica la vida, con la noche que restaura y trae aliento, con el soplo que se hace aire y respiración, para que, a pesar de toda la densidad del planeta, haya Espíritu en el espíritu de los seres. Dios responde a la naturaleza con gratitud, renovando su perfección y belleza, su vida y su forma, su paz.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a servir sin condiciones, a donarse por amor, a expresar paz aun en un tiempo de caos, a adorar en silencio cuando el mundo se agita y a recibir del Señor la Gratitud y el Amor de Su Infinito Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El Espíritu de Dios habita en las montañas, y en ellas expresa Su fortaleza para inspirar a las almas a la elevación y a la iluminación de la consciencia.
El Espíritu de Dios habita en el silencio de las montañas, en su interior, en donde se guarda la historia de toda la vida, en donde se sustenta este mundo, en secreto y en soledad.
El Espíritu de Dios habita en las montañas, invitando a Sus hijos a descubrir la verdad sobre sí mismos.
La naturaleza, hijos, guarda en sí muchos atributos y dones del Espíritu de Dios. Este Espíritu Santo e Inmaculado habita en la materia para invitarlos a encontrar lo Sagrado que existe en esta dimensión de la vida.
El Espíritu de Dios, silencioso, en lo profundo de la naturaleza, los invita a encontrar la unidad, no solo entre hermanos, sino también la unidad con la vida, con las dimensiones, con las estrellas.
Dejen que sus espíritus encuentren el silencioso Espíritu de Dios, escondido en todo lo que expresa armonía y belleza, y déjense inspirar, despertar y renovar por esa Presencia Divina.
El Espíritu de Dios habita en las montañas para conducirlos al punto más alto de la propia consciencia, que es, al mismo tiempo, lo más oculto, y que se revela en el silencio del propio interior.
Encuentren en sí mismos las altas cumbres, en donde el Espíritu de Dios habita. Allí estarán en paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte III
A pesar de que el potencial de los árboles esté vivo y ellos expresen puramente el amor a Dios a través de su belleza, de su armonía y de su elevación, la tarea de los árboles en este planeta aún no se cumplió.
Como todos los seres, los árboles también llegaron al mundo para vivir un aprendizaje de amor, pero lo que diferencia el aprendizaje de los Reinos de la Naturaleza del aprendizaje de los seres humanos es que los Reinos necesitan de la expresión de amor de los hombres para evolucionar.
Los árboles cumplen su función de mantener la unión entre el Cielo y la Tierra y están siempre inspirando a los corazones a volverse hacia Dios y hacia el propio interior. Pero en la convivencia de los árboles entre sí, en los bosques, en las selvas, ellos muchas veces expresan características propias de la condición retrógrada de este mundo, como la competencia y la lucha por la vida, destruyendo así la vida de otros árboles.
Para que los Reinos expresen el amor absoluto, ellos necesitan recibir ese amor. Los árboles están constantemente intentando auxiliar a los hombres, para que un día ellos perciban que la evolución solo se completa cuando la ayuda es mutua.
Yo, les digo estas cosas, hijos, porque todo lo que Dios manifestó en la vida fue para conducirlos a grados mayores de amor. Y ahora que ya está en su consciencia el Mandamiento mayor de que ustedes deben amar al prójimo como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas; Yo vengo, hoy, a completar este Mandamiento, porque la consciencia humana ya está preparada para comprender:
Amen al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas.
Así, ustedes comprenderán que el Padre está en todo, en el prójimo como en los Reinos, dentro de ustedes y en todo su alrededor.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y los ángeles y los santos habitarán en ella, con la humanidad.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y tu Señor y Rey, en las vestiduras de Su Hijo, volverá a proclamar la Paz, tornando pequeñas todas las dificultades, convirtiendo los miedos sin sentido, transformando los dolores en inexistentes, tornando simple el amor al prójimo y a Dios por encima de todas las cosas.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y la Verdad se manifestará delante de los ojos humanos, revelando los secretos de una existencia superior, revelando a aquellos seres que siempre estuvieron aquí para auxiliar a la humanidad, pero que los hombres nunca los pudieron ver.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y revelará que no solo en las alturas habita la vida superior. Revelará lo sagrado que se guarda en lo profundo del planeta y que se resguarda en la belleza y en la fortaleza de la naturaleza porque aún no llegó el momento de que sea conocido.
Cree en el día en el que el Cielo descenderá a la Tierra y tu Señor y Dios, después de haber derramado Justicia, volverá a emanar Misericordia sobre los corazones, cura sobre las heridas espirituales, restauración para el espíritu de la Tierra y Gracia para establecer los mil años de Paz.
Cree en que todo pasará y que lo que parece el fin es el anuncio de algo nuevo y desconocido por los hombres. Lo que llaman fin es el fin del engaño, el fin del tiempo marcado en los relojes del mundo, el fin de los días y de sus ciclos, para que sea el inicio del Tiempo Eterno, de la Verdad Suprema de Dios.
Cree en que este día llegará y mantén tu fe en lo desconocido porque todas las profecías de tu Padre Creador se van a cumplir y el día de Su Verdad será una realidad en la vida de este mundo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como lo anuncian las señales en el Cielo, que son claras y bellas para los ojos que saben verlas, así llega Dios a la Tierra y manifiesta dentro y fuera de los hombres Su Esplendor y Su Gracia.
Tan simple como contemplar un arcoíris que surge en una tarde fría en el Cielo de la Tierra y que alegra a los corazones, así también las almas deberían contemplar en su interior la Presencia de Dios.
El Universo Celestial, bello y sublime, es tan simple como las cosas que alegran verdaderamente a las almas y a los corazones humanos; pero para alcanzarlo es necesario buscarlo con el mismo amor y con la misma voluntad que buscan las señales que se manifiestan en el Cielo.
Dentro de ustedes se guarda un misterio que se oculta por detrás de lo que piensan que son. Este misterio es el Universo Sublime de Dios, cuya puerta no se encuentra en las alturas, entre las nubes, sino en el propio corazón.
Dios se hace tan accesible al espíritu de los hombres como la belleza de un arcoíris lo es para sus ojos. Pero así como buscan el arcoíris y lo encuentran, así también sus espíritus deben buscar aquello que los nutre, los alegra y los torna plenos, que es Dios dentro de sí mismos.
Para encontrar a Dios en el propio corazón, pueden dejar que Él se refleje como un espejo en su interior. Cuando contemplen un Cielo pleno de belleza, cuando contemplen una expresión pura de la Naturaleza, no solo permanezcan en lo que ven, sino más bien abran los espejos de sus corazones y dejen que eso que es bello les revele la belleza y la pureza de sus espíritus, eso que verdaderamente son.
Todo lo que fue creado por Dios es bello y es perfecto, y esa misma expresión divina que encuentran delante de sus ojos pueden encontrarla dentro de sí mismos, cuando se abran para encontrar la Verdad en su mundo interior.
Que todo los eleve.
Que todo los lleve a Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más