APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, DE SAN JOSÉ Y DEL NIÑO JESÚS EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Hermana Lucía de Jesús:

Estamos ante la Sagrada Familia de Nazaret: Nuestra Señora, la Virgen María; San José y el pequeño Niño Jesús.

Escuchemos las Palabras de Nuestra Señora:
 

En una noche como esta, hijos Míos, cuando no había esperanza en el mundo, Nuestros Sagrados Corazones caminaban hacia Belén, guiados por los ángeles y por las luces del cielo, sustentados por la Consciencia Divina y por el Santo Espíritu de Dios.

Fue de esa forma que llegamos a la gruta de Belén, con el cuerpo cansado, que humanamente sería imposible soportar, pero que con el sostén de Dios y de Sus ángeles nos fue posible permanecer con fortaleza interior y, a través de ella, sustentar Nuestros Cuerpos.

En una noche como esta, la maldad y la confusión reinaban en el corazón de los hombres, así como reina en el corazón de muchos hombres en este día. Y por el mismo motivo que un día llegamos a Belén, hoy, llegamos aquí, a este simple lugar elegido por Dios para verter Su Cura sobre el mundo.

Vengo hasta aquí, hijos Míos, para decirles que no pierdan la esperanza. Nuestros Corazones oran incesantemente por el mundo, sobre todo por las almas que no le encuentran sentido a la vida. Por eso, que cada uno de ustedes sea como una llama viva que vuelva a encender la luz del mundo, así como el pequeño Niño Jesús lo hizo y, a través de Su oferta de vida, le concedió a la humanidad una nueva oportunidad.

Hoy, la humanidad necesita una nueva oportunidad. Por eso, hijos, ¿quién se ofrecerá para renovar el Amor de Dios y permitir que Cristo renazca en sus corazones?


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos las Palabras de San José:
 

Hoy, estamos aquí por las almas peregrinas, por aquellos que tienen fe en Nuestra Sagrada Presencia.

Hoy, estamos aquí por las familias que viven en las guerras, por aquellas que ya no creen en el amor, que ya no creen en Dios; porque en sus corazones reina el dolor y un sufrimiento que jamás podrán comprender.

Hoy, estamos aquí, hijos, para que sigan orando por la paz; para que en sus familias reine la esperanza de superar los desafíos, las diferencias, las purificaciones; para que la unidad vuelva a reinar y para que, mucho más allá de todo lo que puedan vivir dentro de cada uno de ustedes, siempre exista la comprensión, el diálogo y sobre todo el amor.

Hoy, Nuestros Sagrados Corazones le traen una Gracia especial al mundo, un mundo que agoniza y que le clama a Dios para volver a sentir paz.

Así como un día estuvimos en Belén, en cuerpo y alma, clamando por el mundo, abriendo las puertas de este planeta a la llegada del Mesías; de la misma forma, hoy estamos aquí, abriendo en sus corazones un espacio donde pueden sentir la Presencia de Dios, donde Él puede reinar y puede hacerlos superar las adversidades de estos tiempos.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos a Nuestra Señora:
 

Queridos hijos, con el Niño Jesús en Mis Brazos, traigo hacia Mi Corazón a todos los niños del mundo y les pido que hagan lo mismo; que en esta noche no se olviden de los que agonizan, no se olviden de que están aquí para ser soldados de la paz, intercesores con Mi Inmaculado Corazón por todas las almas que sufren.

Muchos no tienen la Gracia de celebrar esta Navidad como hoy ustedes pueden celebrarla, muchos solo se sumergen en la tristeza, en el desamparo y en el desamor, y la oscuridad en la que están sus corazones es tan grande que ni siquiera, hijos Míos, consiguen clamarle a Dios.

Por eso, clamen por las almas, por las almas más perdidas. Y cuando aprendan a orar, cada vez más de corazón, cuando aprendan a ir más allá de ustedes mismos para ofrecer sus vidas por los que sufren; será entonces, hijos Míos, cuando comprenderán el Amor de Cristo, ese Amor que espera reinar en sus corazones como en todos los corazones humanos.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos al Pequeño Niño Jesús:


Oro por la paz, oro por la paz que se perdió de los corazones. Oro para que sean perseverantes y para que el Propósito Divino reine en los corazones y en las consciencias de todos los que se comprometieron Conmigo, así como Yo Me comprometí con la humanidad y hoy estoy aquí, ante sus corazones.

Les pido que no dejen de estar ante Mí para que Yo pueda fortalecerlos, para que Yo pueda sustentarlos y para que, a pesar de la cruz del mundo, sus corazones conozcan la fortaleza que Yo conocí. Dispóngase a esto y estén con el corazón pronto, así como Mi Corazón está pronto para retornar al mundo.

Hoy, la Sagrada Familia los bendice, así como bendice al planeta, que hoy tengo en Mis Manos. Les pido que estén en vigilia por las almas que se pierden en esta noche, por no comprender el sentido espiritual del Nacimiento del Señor.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos a Nuestra Señora:


Hijos Míos, Nuestros Sagrados Corazones retornarán a los Pies de Dios, adonde estábamos hasta este momento, en vigilia y en oración por toda la humanidad. Únanse a Nosotros para que la unidad entre sus corazones y el Corazón de Dios no se pierda.

Hoy, les dejamos Nuestras bendiciones y Nuestra Gracia.

Les agradezco por estar aquí, por responder a Mi llamado y por perseverar en la oración.

Reciban la Gracia de la Sagrada Familia, permitan que ella impregne a sus familias y ofrézcanla por todas las familias del mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y oren por la paz.

Les agradezco. 


Hermana Lucía de Jesús:

Bien, hermanos, hoy antes de finalizar nuestro trabajo, vamos a hacer un pequeño relato a pedido de Nuestra Señora. La verdad es que no esperaba ese movimiento.

Cuando estábamos orando, durante el tercer misterio, comencé a tener una visión de diferentes lugares del planeta. La mayoría de ellos eran lugares que hoy están en guerra y, mientras estábamos orando, percibía que Nuestra Señora, con San José y el Niño Jesús caminaban por esos lugares.

Ellos estaban descalzos, con ropas muy simples, antiguas, así como la Sagrada Familia de Nazaret acostumbraba a vestir, como los judíos de dos mil años atrás.

Entonces, fuimos ofreciendo nuestras oraciones por esa tarea espiritual que Ellos estaban realizando, pero realmente no pensé que Ellos vendrían hasta aquí, porque en todas las Apariciones suceden muchas cosas durante las oraciones, que a veces percibimos y a veces no, pero que solo las comentamos cuando la Jerarquía Divina nos pide que lo hagamos. Entonces, realmente pensé que era una tarea espiritual que sucedería durante el trabajo de oración.

A medida que fuimos avanzando con las oraciones del Ave María, la Sagrada Familia iba pasando por diferentes lugares, cambiando de un espacio del planeta hacia otro, era como si Ellos fueran cruzando portales y dimensiones a lo largo del camino. En algunos de estos lugares era de noche, en otros era de día.

Mientras Ellos caminaban, los ángeles iban rescatando a las almas a través de portales de Luz que se abrían sobre la Sagrada Familia. Algunos lugares por donde Ellos pasaban no estaban en guerra, parecían ciudades normales. Ellos pasaban por adentro de las casas de las personas, pasaban por las calles, iban tocando a las almas que realmente no estaban celebrando la Navidad como el Nacimiento de Jesús, y lo que comprendíamos era como si Ellos colocaran dentro de esas almas un código de despertar.

Seguimos acompañando esas visiones durante la oración, y cuando estábamos en las últimas oraciones del cuarto misterio, un portal de Luz comenzó a abrirse sobre nosotros. Primero tenía una forma oval y, a través de él, percibimos diferentes dimensiones.

Primero comenzaron a aparecer varios ángeles, y uno de ellos vino a nuestro encuentro y nos preguntó si estábamos dispuestos a recibir a la Sagrada Familia. En ese momento, dijimos que sí y quedamos esperándola.

Cuando los hermanos comenzaron a cantar el Ave María, ese portal se amplió cada vez más, como si acontecieran diferentes explosiones de Luz, que encendían toda la carpa. Con los ojos cerrados, daba la sensación de que había un cortocircuito en la Luz, encendiendo y apagando rayos, hasta el momento en el que los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos. En ese momento, a partir de ese portal, apareció una estrella de seis puntas en tres dimensiones, que comenzó pequeña y terminó grande, como si nos abrazara a todos dentro de ella. Eso sucedió semejante a una explosión.

La estrella venía con un punto de Luz e de repente creció y nos abrazó, pero fue en un segundo. Cuando ella crecía, nos colocaba a todos adentro de una realidad espiritual, donde una energía de Gracia comenzaba a trabajar con nuestras consciencias.

Luego de esa explosión de Luz, la Sagrada Familia empezó a llegar hasta aquí. Primero, Ellos se acercaban como esferas de Luz, después como siluetas de Luz, hasta que iban apareciendo cada vez con más detalles, como la Sagrada Familia de Nazaret.

San José y Nuestra Señora estaban tomados de las Manos, y nuestra Madre Divina sostenía a Jesús, que parecía tener de 3 a 4 años.

Cuando Ellos comenzaron a hablar, la primera cosa que nuestra Madre Divina nos dijo fue que les dijéramos a todos que estábamos ante la Presencia de la Sagrada Familia. Mientras cada uno de Ellos iba hablando con nosotros, yo percibía que situaciones internas de diferentes familias del mundo comenzaban a recibir cura.

Al mismo tiempo que Ellos hablaban, no sé explicarlo muy bien, pero era como si salieran de adentro de las consciencias diferentes energías que estimulaban los conflictos, los desacuerdos; energías que muchas veces nosotros estamos purificando y que, en nuestra relación diaria como familia, nos impiden comprender al otro o vuelven difícil la convivencia. Era así como yo lo comprendía.

Entonces, esas energías comenzaban a salir y nuestras almas recibían la Gracia de una comprensión mayor. Como nos mostraba Nuestra Señora, esa Gracia venía para que pudiéramos fomentar el diálogo, para que pudiéramos comprender mejor al prójimo y para que, en nuestras relaciones familiares, pudiéramos ver al otro como realmente es y no como aparenta ser o como él está en ese momento de tantas purificaciones.

Y eso sucedía con nosotros aquí, pero también con diferentes familias del mundo que escuchaban a Nuestra Señora y con familias que no estaban acompañando esta transmisión, pero que internamente se unían a la Sagrada Familia en este momento.

Es algo un poco difícil de explicar, porque eran imágenes y comprensiones internas que la Jerarquía Divina nos entregaba a medida que iba conversando con nosotros.

Por último, a través de ese portal de la Sagrada Familia, descendía sobre nosotros una energía  en forma de Paloma de Luz que representaba una Gracia, que cada uno de nosotros va a descubrir a medida que comience a vivirla, una Gracia que la Sagrada Familia nos traía en esta noche de Navidad.

Después que Ellos terminaron de hablar, nuestra Madre Divina, San José y el Niño Jesús nos dijeron que Ellos serían breves, porque Ellos estaban en oración a los Pies de Dios, intercediendo por diferentes situaciones del planeta.


Madre María Shimani de Montserrat:

No es mi tarea en esta vida transmitir las cosas que vemos, pero para confirmar un poco la experiencia de la Hermana Lucía, hoy, la Madre Divina me solicitó que hiciera una explicación breve de lo que yo había visto.

Cuando nos sentamos aquí, para comenzar la tarea, yo miré a la Hermana Lucía y le dije: “Tenemos que estar atentos”; porque en un momento tan importante como este, la Navidad, la Jerarquía siempre trae paz y algo especial para las almas, más allá de todo lo que sucede aquí en la superficie.

Por eso, estuvimos bien atentos durante toda la oración y los cánticos. Y cuando Piedad comenzó a cantar, creo que ya en el segundo párrafo del “Ave María”, ella colocó la voz de una forma que atravesó la carpa y se unió a una Luz que venía del fondo de la carpa. Una gran explosión de Luz invadió toda la carpa y la energía de Aurora, o sea toda Aurora, se encendió en Luz; es como si toda la energía, toda la consciencia de Aurora, se abriera como grandes portales y algo muy fuerte sucedió en el mundo interno de todos nosotros. En ese momento, sentimos la Voz de Nuestra Señora que dijo: “Prepárense, que estamos llegando”.

Entonces, cuando la Hermana Lucía tomó el almohadón, comenzamos a sentir muchas cosas. Mientras los Mensajeros hablaban, muchas escenas de la guerra comenzaron a aparecer, entre ellas, apareció la imagen de un niño que tendría 10 años, por su fisonomía me pareció que era árabe; él lloraba a los gritos desesperadamente y nosotros comprendimos que el dolor que sentía esa criatura representaba al dolor de todos los niños de la guerra.

Y, María me explicaba que solo el regazo de una madre, un abrazo materno fuerte, lo podría calmar; y que todos deberíamos abrazar a los niños de la guerra y llevarlos a nuestro interior, a nuestro corazón, para poder calmar el dolor que le queda a la niñez de esta humanidad.

Yo entendí que ese consuelo, ese amor que solo la maternidad y la paternidad pueden dar era lo que Ellos nos invitaban a ofrecer.

Porque en realidad, aquí entre nosotros, en esta celebración que estamos viviendo, en esta paz, no estamos realmente comprendiendo lo que está pasando, y a veces no es por mala voluntad de parte nuestra, sino que ese es un dolor que todavía no conocemos.

Entonces, esforcémonos en nuestras oraciones y en el consuelo que este amor humano, que nosotros sentimos, puede darles a todos los niños de la guerra.

Nos volveremos a encontrar el 31 de diciembre. Estaremos todos juntos para despedir este año, con la intención de que las cosas que suceden en el mundo se alivien, se calmen, que los hombres y mujeres de este mundo reflexionen, que todos reflexionemos sobre lo que estamos viviendo y podamos colaborar para que este mundo pueda recibir a Nuestro Señor con alegría y gratitud.

¡Muchas gracias a todos!

Esperamos que todos tengan una noche de paz y nos encontramos en el Corazón de Dios.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Aquiétense, para que el mundo entero en esta noche se aquiete y, en la sagrada quietud del corazón, el mundo encuentre el camino de retorno hacia la paz.

Hoy, su Madre Celeste y Madre de la humanidad trae sobre las palmas de Sus Manos el Principio Creador del Niño Dios, aquel Sagrado Propósito que el Padre Eterno pensó en el principio para la salvación y la redención de la humanidad.

Sé que no comprenderán, Mis hijos, lo que esto significa y representa. Pero hoy, a través de los portales, les traigo la presencia de la Sagrada Gruta de Belén, donde ese misterio se plasmó y encarnó a través del pequeño Niño, el Mesías; porque hoy les confieso que, para su Madre Santísima, también fue una revelación en aquel tiempo.

Esto significa que el misterio queda develado y que la esencia del Niño Dios se muestra al mundo, en este mismo momento, para todos los mundos internos de la humanidad, para todas las almas sin excepción, aun aquellas que están pérdidas y alejadas del Padre.

Esta fue la Sagrada Esencia de la Creación que le trajo el Niño Dios al mundo entero. No había otra forma de poder concretar esa misión tan esperada, sino a través de un humilde y pobre lugar como la Gruta de Belén, donde no solo la Sagrada Familia de Nazaret, sino también todos los que allí participaron de ese acontecimiento, más allá de este planeta y más allá de las estrellas, fueron testigos de esa sagrada revelación.

Hoy, quiero saber, hijos Míos; hoy, quiero ver con Mis propios Ojos de Madre que, en este tiempo crítico del planeta en donde prevalece la guerra en vez de la paz, esta Sagrada Esencia del Creador, encarnada a través de Jesús, se vuelve a presentar al mundo en los planos internos y a través del Santuario Interior del Reino de Lys; para que también sus Ángeles de la Guarda y todos los ángeles del universo puedan ser testigos de este sagrado momento, puedan ser adoradores de esta sagrada revelación que una vez encarnó en el mundo a través de un Pequeño Niño, a través del propio Dios que se hizo hombre por su salvación, por la salvación de todo el género humano, desde aquel tiempo hasta el presente y desde este momento hasta el tiempo final.

Esta es la Esencia Creadora inextinguible y eterna que Mi Amado Hijo depositó como Legado Espiritual no solo aquí en el Santuario Interno de Lys, sino también en todos los Santuarios Internos del planeta, especialmente en toda América.

Por eso, hijos Míos, Yo los invito a cambiar en este momento de dimensión y de frecuencia para que sepan, una vez más, que más allá de este sufrimiento y de este caos reinante en el planeta, existe una Realidad Suprema que los espera, existen tesoros espirituales que están presentes para cada uno de Mis hijos, a la espera de revelarse a todos los puros de corazón, a los puros de intención, a todos los que no quieren nada para sí mismos.

Esto no habría sido posible si San José no hubiera encarnado el Principio de la Humildad, o aun Su Santísima Madre no hubiera encarnado el Principio de la Pureza Original. Este escenario preparado hace dos mil años permitió, en este tiempo, que esta revelación llegue a sus consciencias y a la consciencia de todos sus hermanos del planeta.

Es en este Principio Creador que hoy les traigo, en donde su mirada debe fijarse en el Propósito, en donde sus espíritus deben aspirar a alcanzar la misma aspiración que Mi Inmaculado Corazón y que el Casto Corazón de San José alcanzaron hace mucho tiempo.

En síntesis, Mis amados, es aquí y ahora, a través de Mis Humildes Manos que revelan el Principio Creador del Primogénito, el Hijo de Dios, el Mesías, que las almas podrán encontrar el surgimiento de la Nueva Humanidad, libre de las cadenas de los errores, libre del pecado, libre del sufrimiento, del dolor, de todo lo que las separa de Dios.

Sé que todo lo que hoy les hablo parece simbólico, pero les seguro que no lo es. El Dios Vivo, a través del Pequeño Niño, Me ha enviado, en esta noche, para revelarles a los mundos internos y a las almas este Mensaje.

En simples Palabras, Mis amados hijos, la Esencia Creadora de Cristo viene a recordarles que todos deben volverse hacia la Fuente de la Creación y que sus propias vidas deben transformarse conforme lo que está pensado por el Padre; porque algo maravilloso le espera a cada uno de Mis hijos, algo que se revelará en sus caminos cuando sigan estrictamente en obediencia lo que la Fuente Primordial determine, aunque esto parezca en este momento desconocido.

Si las almas no fijan su mirada en esta Esencia Creadora de Cristo y si la mayoría no lo hace en este tiempo, ¿qué le sucederá a esta humanidad?, ¿qué acontecerá con este planeta y esta superficie?

Estamos en un momento y en un tiempo semejante al del Nacimiento del Mesías, el Redentor. El Dios Vivo encarnó a través de Su Hijo en Cuerpo, Alma y Divinidad, para demostrar que Su Poderosa Presencia es simple y pobre, que Su Majestuosa Presencia es amorosa y es sabia.

Estos son los Atributos que el mundo hoy necesita, no solo para poder reparar el interminable camino de sus errores, sino también para recuperar la pureza y la inocencia que perdió; una inocencia y una pureza que están siendo robadas, que están siendo aplacadas y disueltas, no solo a través de las guerras, sino también a través de todo lo que sucede en esta humanidad.

Dios tiene Su Mirada sobre la humanidad en este momento. Él Me envía como Su Portal, como Su Mensajera, para que el mundo no se olvide de que debe recuperar la paz.

Fue importante lo que les dejó a ustedes Mi Venerable Compañero San José, el último 19 de diciembre. Palabras determinantes y transformadoras para que alcancen, algún día, la Esencia Creadora de Cristo y puedan estar unidos a esa Esencia.

En todo lo que les ha dicho San José está el comienzo de sus caminos, de los caminos de la trascendencia y de la transformación.

Así, alcanzarán rápidamente lo que Yo les pido, porque Dios está sediento de almas que puedan irradiar Sus Atributos y Sus Principios, que puedan ser un espejo que refleje, en este planeta, todos Sus Mandamientos, en especial aquellos que fueron transgredidos y violados por el propio hombre de superficie, por su ignorancia y por su ironía.

Que este Nacimiento de Cristo, que una vez más se vuelve a presentar y se vuelve a dar en los corazones abiertos para recibirlo, permita que a través de la Esencia Creadora de Cristo el mundo y la humanidad no solo encuentren un camino de solución duradera, pacífica, impersonal y sabia, sino también encuentren un camino de retorno hacia la Casa del Padre; para que los millones de almas presentes en este planeta, retomen el camino del Propósito que perdieron por diferentes motivos y razones y, que a través de los Ángeles de la Guarda, que en esta hora culminante Me acompañan, se alcance la ardiente Aspiración de Dios de poder ver a todas Sus Criaturas en Su Reino, así como la Sagrada Familia estuvo en el Reino de Dios, aunque viviera en este planeta.

Hoy, llevaré, dentro de esta Esencia Creadora de Cristo, las intenciones, las súplicas, los ruegos y todas las imploraciones de los puros y humildes de corazón que, en esta hora, ya no buscan nada para sí mismos, sino el bien y la caridad para los otros, y la paz para los pueblos y las naciones.

Hoy, llevo en esta Esencia Creadora de Cristo el ofertorio de las almas y de los Ángeles de la Guarda de cada uno de Mis hijos, ángeles que han conseguido escribir en sus propios Libros de Luz, los pasos de la redención y del amor de aquellos que lo siguen intentando todos los días.

Aunque no lo parezca, todo lo que les he dicho, en este momento, es lo que mantiene las puertas abiertas a la Misericordia; es lo que permite, en este tiempo final, que la Jerarquía Espiritual y Divina aún esté presente en esta humanidad y en este planeta; porque Su Voz, la Voz de la Jerarquía, nunca se cansará hasta que vea cumplirse lo que le ha prometido al Creador.

Que, a través de la humilde y pobre Gruta de Belén, en este mismo momento y en esta misma hora, en cualquier parte del mundo, en cualquier lugar, las familias y en especial los niños sean tocados por la Esencia Creadora de Cristo para que estén protegidos, en este momento culminante, de esta locura del planeta y para que, en esas pequeñas esencias no solo renazca el Niño Dios, sino que en sí mismos sostengan la pureza, la inocencia, el amor y la alegría de ser parte de la Nueva Humanidad, de los Mil Años de Paz.

Yo los bendigo y consagro a los corazones al Niño Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar acompañando al coral, a pedido de nuestra Santísima Madre, el cántico “Noche de Paz”; permitiendo que, en este momento, a través del símbolo de la luz de las velas se disuelva la oscuridad del planeta y los lugares más necesitados reciban la Paz de la Sagrada Familia.

Cantemos.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN DE NOCHEBUENA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Vengo a salvar a aquellos que quieren regresar a Dios. Por esa razón, hoy Me hago presente, en esta fecha tan especial no solo para el Padre Celestial, sino también para los Sagrados Corazones.

Traigo en esta noche la síntesis de la experiencia vivida en Belén, porque muchos misterios sucedieron en aquella noche. Y, a pesar de que se cumplan más de dos mil años de ese acontecimiento, en el Universo Celestial como en el Cosmos sigue reverberando ese acontecimiento.

Hoy los hago partícipes espiritualmente de las revelaciones de Dios, de las revelaciones que Dios entregó para la Sagrada Familia y para todas las almas que fueron llamadas por el Padre en aquel tiempo, para poder vivenciar y participar del Nacimiento de Cristo.

Hoy es una realidad planetaria que muchos no buscan el Cristo interior. Pero la fuerza del Cristo interno de muy pocos concede las gracias que el planeta necesita, que la humanidad necesita, urgentemente, para poder despertar a la realidad en la cual vive.

Mi intervención divina hoy desciende a la Tierra con todos los ángeles del Universo que alaban a Dios, que adoran al Niño Rey. Vienen hoy Conmigo, queridos hijos, para poder ayudar y asistir a las familias del mundo, porque la familia, como ustedes saben, hijos Míos, es el núcleo principal del Proyecto de Dios. Una familia que en este tiempo tan crucial de la humanidad necesita recuperar los valores que Dios le entregó desde el principio de este Proyecto genético.

Y cada vez que se aproxima esta fecha tan especial de fin de año, en la que Mi adversario trabaja incansablemente para distraer a las almas y sacarlas del propósito de su interior, es cuando el Universo Celestial se aproxima a la Tierra y con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, por intermedio de su Madre Celeste, las almas tienen la gran oportunidad y la gran chance de poder recuperar el lugar que perdieron antes de cometer sus errores. Porque el acontecimiento que sucedió en la Gruta de Belén fue un gran mérito, fue el primer mérito que Cristo concedió a la humanidad por medio de Su Encarnación en este mundo.

Así, el Dios vivo se hizo presente entre los hombres y las mujeres de la Tierra. Él se anunció al mundo como el Mesías, el Salvador, y lo seguirá haciendo por los tiempos que vendrán, hasta que la última alma tenga la oportunidad de despertar, más allá de los errores cometidos en este ciclo actual.

Es así que en esta noche especial, en la que contemplamos la Natividad de Nuestro Señor y la aproximación de la Gracia Divina a la humanidad, es que Me aproximo a las familias del mundo, ingreso en los hogares del mundo, para que todos puedan comulgar espiritualmente de este Sacramento oculto del Nacimiento de Jesús, en el que las familias pueden volver a beber de la Fuente Divina y las almas se pueden fortalecer en el camino de la fe y de la confianza en Dios.

Hoy tengo a todas las naciones del mundo a Mis Pies, a todas las culturas y a todos los pueblos que dan tributo y memoria al Nacimiento de Jesús. Y desde el Cielo, Él les envía un abrazo fraterno como el Gobernante Mayor que Él es, para que siempre sigan Su Propósito, para que continúen siguiendo Sus pasos, las huellas de luz que Él va dejando en Sus caminos hasta encontrar el gran Portal de la Redención.

Hoy traigo en Mi Corazón maternal ese importante momento de la Gruta de Belén, ese misterio que deja de ser un misterio y que hoy se revela al mundo por medio del conocimiento y la instrucción divina que trae la Jerarquía, sabiendo que no fue un simple nacimiento, sino que fue una gran revelación que Dios trajo para la humanidad.

En el Nacimiento de Mi amado Hijo, Dios le señaló al mundo una oportunidad y Él lo sigue revelando, lo sigue mostrando por medio de la contemplación de ese misterio, en el que muchas Jerarquías participaron y una gran Hermandad Celestial se congregó alrededor del planeta, hace más de dos mil años, para participar en ese momento, porque muchos, pero muchos rayos cósmicos descendieron para concretar la recuperación espiritual de la humanidad y retirar a la raza humana de un proyecto desestimado por el propio Padre Eterno.

¡Cómo será su Amor, tan inconmensurable e infinito, que Él se entregó a cada uno de Sus hijos! Se hizo un Niño tan pequeño y semejante a ustedes, para que ustedes lo pudieran reconocer, lo pudieran sentir y ver con sus propios ojos, porque muchos de los que hoy están aquí fueron partícipes de ese acontecimiento en la Gruta de Belén.

Este es el momento de comprender que esa historia continúa y está siendo escrita, y que esa historia que está siendo escrita no puede ser alterada.

Así pueden comprender, hijos Míos, cómo la Voluntad Divina continúa actuando a través de los tiempos y de las generaciones, y cómo esa Voluntad debe concretarse en ustedes y en sus hermanos, para que lo que Dios pensó y deseó ardientemente, dentro de este ciclo de la batalla final, se pueda cumplir más allá de cualquier acontecimiento o circunstancia.

Entonces, hijos Míos, están ante una nueva oportunidad de asumir conscientemente este compromiso, que Mi Hijo les entrega, no solo la unión interna de ustedes con su Cristo interno, sino la vivencia del Proyecto del Redentor, de todo lo que Él necesita concretar y realizar en este ciclo.

Así, sus purificaciones serán pequeñas, insignificantes, porque la energía de la cura cósmica les concederá la transformación y la conversión de su ser.

Por eso, Yo les traigo esta oportunidad para que vuelvan a ingresar conscientemente en la Fuente Divina, esa Fuente que generó la encarnación del Hijo de Dios por medio de la Gracia del Espíritu Santo, en la concepción de su Madre Divina.

Todo lo que Dios necesita para este tiempo y a través de esta Obra no es pequeño, sino es muy grande. En todo lo que Él necesita realizar en la humanidad, en los pueblos más lejanos de la Tierra como lo es África, Su aspiración está ardiente y viva, palpita en el propio Corazón del Padre hasta que se pueda concretar y realizar lo que Él necesita, porque en las cosas más simples se verán las cosas más maravillosas. Es en ese espacio y en ese lugar en donde la Misericordia actuará y los corazones se redimirán, liberándose para siempre del cautiverio y de la esclavitud que impone Mi enemigo.

Pero ustedes tienen la Gracia de tener a Aurora y a otros Centros Sagrados, en donde no les falta la oportunidad ni tampoco las herramientas para poder vivir esa ascensión y esa transformación, por más dura que parezca.

Mientras cumplan con lo que Dios necesita no sufrirán, porque Dios es amor y es alegría. El sufrimiento es parte de los hombres, de lo que la propia humanidad ha generado por sus deudas.

El Universo espiritual es esperanza, es ascensión y es luz. Y es esa Luz de Cristo que hoy les traigo, hijos Míos, para que pueda penetrar sus corazones y esencias, y recuperando su origen y su existencia, puedan volver a sentirse parte del Proyecto de Dios, de esta gran Misión del fin de los tiempos que cada uno es llamado a vivir en compañía de su Madre Celeste.

Extiendo hoy una bendición sobre los que más necesitan, imponiendo Mis Manos sobre ustedes y sobre el mundo entero, como una madre que acaricia a sus hijos y consuela a sus corazones. Esta Gracia les trae la fortaleza del Espíritu Santo y el don de la ciencia para vivir estos tiempos definitivos.

Que la fortaleza y la ciencia del Espíritu Santo les conceda el poder del discernimiento, la capacidad de comprender más allá de los límites de la mente y de la consciencia, y de poder realizar e impulsar la Voluntad de Dios en la superficie de este planeta.

Si tan simplemente cumplen con eso, estarán viviendo el propósito y la esencia de sus vidas. Y así, Mi Inmaculado Corazón triunfará en muchos lugares más, en muchos corazones más, en muchas más almas perdidas que se volverán rescatables y ya no serán estrellas caídas, sino pequeños soles en el firmamento que también vivirán su misión espiritual.

Hoy les digo estas últimas palabras, en este ciclo les entrego estos últimos mensajes, porque cuando se cumplan los doce años de Mis apariciones, en el próximo 2020, una etapa terminará, finalizará y todo lo que han recibido como conocimiento e instrucción lo deberán vivir.

Mientras estoy aquí ayudo al resto de la humanidad y a todos los llevo hacia el Corazón de Mi Hijo, cumpliendo en esta noche con lo que Él Me ha pedido y restableciendo en este lugar Su Divina Voluntad, para que finalmente sea vivida sin alteraciones.

Yo soy esa nueva Aurora que llega al mundo para iluminar los tiempos de oscuridad. Soy la última Mensajera de Dios y la primera que le abrirá la puerta a Mi Hijo para que Él retorne al mundo. En ese momento sus corazones ya deberán estar definidos, y con valentía y coraje esperar la llegada del Redentor.

Hoy recibiré de sus corazones esta sagrada oferta de la novena y llevaré en Mi Corazón sus oraciones y todas sus intenciones por aquellos que están sufriendo debido a su purificación, para que dejen de sufrir porque Dios los ama, Dios los considera y los contempla así como contempló y consideró a Su Esclava y a Su Sierva fiel, su Madre Celestial.

Quiero que se coloquen a los pies de este pesebre, este pesebre espiritual, esta revelación divina que hoy les he traído, para que este impulso que trae la Jerarquía pueda ser irradiado y expandido al mundo entero a fin de que los Nuevos Cristos despierten y participen de esta sagrada Misión.

Para eso vamos a escuchar, en este momento, el instrumental de "Noche de Paz".

Y a pedido de nuestra Madre Divina, por todas las familias del mundo, por todas las gracias y méritos de esta novena realizada por las familias del mundo, vamos a ofrecer por dos veces el "Acto de consagración a la Sagrada Familia de Nazaret", y colocaremos en el Corazón de la Madre Divina, en Su presencia, estas oraciones.

Inspiramos.

Oración: "Acto de consagración a la Sagrada Familia de Nazaret" (se repite dos veces).

Mis lágrimas caen en esta noche, sintiendo el amor y la fuerza de sus oraciones. Cómo en lo más simple y humilde está lo grandioso y victorioso, lo que proviene de Dios, por toda la eternidad. Amén.

Cantarán “Noche de Paz” para que esta consagración llegue a todas la familias del mundo y a los más pequeños, a los que están solos y son huérfanos.

Les agradezco por responder a Mi llamado, y que la Luz poderosa de la Estrella de Belén guíe los pasos y sus caminos para los próximos tiempos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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