Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN VIENA, AUSTRIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

No tengan miedo.

Soy la Reina de la Paz, la Virgen de Schoenstatt, Madre de todos los pueblos, Virgen de todas las culturas, Madre de todas las lenguas y Reina del Amor.

Vengo al mundo como la Madre del Universo, para retirar de sus corazones todo lo que los aparta del amor, todo lo que los aleja de Dios, todo lo que no es parte de Su Divino Plan.

Por eso he venido a Viena, para concluir la misión que Mi Hijo ha comenzado, para poner fin al sufrimiento de los seres humanos; especialmente aquellos sufrimientos que han marcado la historia de la humanidad y que nadie, nadie ha conseguido borrar.

Por eso vengo del Cielo, para anunciarles que Yo Soy su Madre, la Madre que ama a Sus hijos, Madre que comprende a la humanidad y a sus errores, Madre que ha venido al mundo muchas veces, para dar advertencias a la humanidad, para corregir a la humanidad, para llevarlos por el camino del amor.

Están a tiempo, hijos Míos, de vivir todo lo que Yo les prometo y les traigo, de transformar sus vidas según Mis designios, de formar parte de Mis comandos celestiales y de hacer de este planeta un planeta en redención, junto a todos los Reinos de la Naturaleza.

Recuerden entonces, hijos Míos, el incondicional servicio de su Ángel de la Guarda, que está allí, presente cerca de ustedes, para llevarlos de la mano al Designio de Dios, para retirarlos del camino del constante sufrimiento y de la agonía que muchas almas viven en muchos grados de la consciencia.

Por eso vengo, por medio de Mi Gracia, para concederles la Gracia de Dios, la que necesitarán para despertar la consciencia, la que precisarán para vivir en la vida los Principios de Dios conforme a Su Voluntad.

Quiero que abran sus consciencias al Universo y a todo lo que existe más allá de este planeta y de esta humanidad.

Los invito, hijos Míos, a mirar hacia lo Alto, a encontrar en el Infinito su historia y su origen, a reencontrar su camino según la Voluntad de Dios y hacer de este camino un camino sagrado, para que en ustedes y a tiempo despierten las virtudes de la Divinidad y estas sean parte del proyecto de la redención de la humanidad.

Vengo a abrir los ojos de sus consciencias superiores, buscando en todo este camino la unidad, la que los llevará a estar en la sabiduría, en la alegría de servir a Dios y sobre todo, en el camino de la fe.

Austria, como toda Europa Oriental, aún necesita cicatrizar sus heridas más profundas de la guerra.

Vengo a concederles Mi Gracia maternal a ustedes y a sus últimas generaciones para retirar el dolor de sus corazones, el odio o el rencor por haberse sentido aparentemente abandonados por Dios.

Pero Dios estuvo en ese momento contemplando a Sus hijos y Me envió al mundo en aquellos tiempos, para anunciar Mi Mensaje en Fátima, a fin de rescatar a muchas almas, a muchas familias que escaparon del sufrimiento y de los horrores de aquellos tiempos.

No quiero, hijos, hacerles recordar el pasado, sino sumergirlos por medio de Mi Corazón en el eterno presente, en donde encontrarán el Designio de Dios para cada una de sus vidas y consciencias.

Vengo a animarlos a renovar los tiempos y a hacer de estos tiempos grandes momentos de perdón y redención.

Los invito a seguir viviendo la Escuela de la Oración, porque con la oración en sus vidas y especialmente en sus corazones, podrán percibir, hijos Míos, cuál es el nuevo camino que deberán recorrer en este tiempo.

Por eso estoy aquí, con todos los ángeles del Universo, los que cantan el Gloria a Dios, para ofrecerles la consagración a Mi Inmaculado Corazón.

De esta forma, hijos Míos, en esta consagración tan simple, pero verdadera, que sus vidas Me pueden ofrecer en este momento, no solo podrán ayudar a sus familias, que también necesitan del perdón y del Amor de Dios, sino también ayudarán a toda Austria y más allá de ella, irradiando por medio de su consagración la renovación del tiempo y de la humanidad, de la que forma parte  Europa Oriental.

En este momento, ante la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es concedido un nuevo paso a sus consciencias, que quieren ser llevadas por el camino del despertar, para que algún día bajo la aspiración de Mi Corazón se sientan motivados a servir al mundo y a su humanidad, extendiendo junto a su Madre Celeste esta red de Luz, de oración y de perdón.

Aún Europa necesita de mucha misericordia por todo lo que le debe a África y a América.
Los invito a convertir los errores de todos los tiempos en amor, así podrán ser corazones sinceros, que escuchen el Llamado de Dios y se animan a dar un paso en nombre del Amor.

Por eso les traigo la Paz, para que la Paz se conciba en sus vidas y para que la Paz triunfe en la humanidad.

Llegamos ahora al momento de su consagración.

Que suene la música de los Hijos de María, para que Yo pueda bendecir a los que hoy se consagrarán.

Y hoy llamo a Austria a la renovación y a la esperanza, a fin de que se alcance en este lugar el perdón y el amor en los corazones que más lo necesitan.

Ahora, hijos, que están a Mis Pies y que conocerán Mis misterios, háganme en el silencio de sus corazones una petición sincera, a fin de que Yo la pueda llevar a Dios para que se pueda cumplir según la Voluntad Divina.

Que esta petición no sea solo algo para sus vidas, que hoy se renuevan en el Espíritu Santo, sino también sea una petición por la humanidad, que clama por amor y alivio al sufrimiento. Que así sea.

Bendigo en el nombre de Mi Hijo esta agua, para que sean bautizados y bendecidos por el fuego del Espíritu Santo de la Madre de Dios y los talentos de sus corazones despierten en honra al Triunfo del Sagrado Corazón de Jesús. Amén.

Yo les agradezco por responder a Mi llamado.

Que la Paz y el Bien desciendan sobre Austria y todas las almas que aquí se congregan.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.