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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí la escalera inmaterial hacia los Cielos. Este es el camino de ascensión que Yo les ofrezco a las almas que se deciden a estar Conmigo en este tiempo, preámbulo preparatorio del Retorno del Redentor.
¿Será que las almas, que Me siguen, perciben este ofrecimiento espiritual que Yo les hago?
Porque, para subir el primer escalón de esta escalera espiritual y celestial, el primer paso de las almas que Me siguen es el despojamiento de sí mismas, el vacío total de cualquier intención y la humillación absoluta para poder comprender, bajo la Humildad de Dios, lo que su Maestro y Señor les ofrece en este tiempo como pasos espirituales de la ascensión de la consciencia.
Aunque vivan aún en esta superficie, aunque vivan aún experiencias conocidas o desconocidas, Yo les ofrezco esta escalera celestial hacia los Cielos a las almas que han comprendido el Camino del Señor y se han decidido a seguirlo bajo los preceptos de Mi Divina Voluntad; porque esta escalera espiritual y celestial los llevará siempre hacia lo desconocido, a todo lo que no pueden tocar con sus propias manos, a todo lo que no pueden ver con sus propios ojos físicos, pero que sí podrán comprender con el corazón y la esencia de cada ser.
Estos son los misterios abstractos de Dios que se presentan a las almas del mundo. La elección de seguir este camino de ascensión depende de cada corazón y de cada alma; porque lo que los espera después del portal, que los conduce y los guía hacia los Cielos, es algo maravilloso y desconocido.
Por esa razón, compañeros, las almas buscan en este tiempo a través de diferentes caminos una respuesta que no existe en el exterior, sino en el interior, buscan una solución en lo que es material, cuando en verdad la solución está en lo espiritual. Allí está la respuesta que muchas veces buscan y no encuentran.
Pero en verdad les digo que no todo comprenderán, porque no todo lo sabrán hasta que alcancen definitivamente ese despojamiento tan esperado por el Padre Eterno, que los llevará a comprender con otra consciencia y otra perspectiva la misma realidad espiritual y material que ve la Jerarquía.
Es en esa visión universal y única, en la visión de la Jerarquía Espiritual, en la que las almas podrán comprender y aprender hacia dónde está decidida a caminar la Jerarquía y cuál es el camino trazado por la Voluntad de Dios para estos tiempos; pero, infelizmente, en este tiempo final, las almas deciden colocar sus mentes y sus corazones en otros caminos que no son Mis Caminos, sino los caminos del mundo.
Cada alma y cada corazón de esta humanidad tienen su lugar para vivir su experiencia, pero también tienen su camino que ya está escrito por el propio Padre Eterno.
Mientras las almas no se deciden a seguir el Camino del Señor no solo estarán perdiendo tiempo precioso para Dios, sino que perderán la oportunidad de encontrar por sí mismas los tesoros del Cielo, tesoros espirituales e internos que Yo tengo guardados en Mi Sagrado Corazón como una Fuente abundante e inagotable para las almas, una Fuente de Gracias y Misericordias.
¿Ahora, comprenden dónde está la mirada del mundo, hacia dónde observan los ojos de esta humanidad?
Porque mientras los acontecimientos se precipitan en el planeta, los ángeles de la guarda, enviados por los Tronos Celestiales, esperan que las almas se decidan a dar el primer paso y a subir al primer escalón de esta escalera espiritual y celestial.
El cortejo angélico está pronto para este momento; pero el tiempo tiene un fin, así como el tiempo tiene un comienzo. Este es el momento de no demorarse y de no perder las oportunidades del universo; porque estas oportunidades, que son concebidas para las almas, pasan como un sagrado impulso por una única vez, esperando que muchos más alcancen a poder dar una respuesta.
Por eso, Yo vengo como el Señor del Universo y de la Vida porque, a través de la Gracia que Me concedió el Padre Eterno, puedo conocer el Propósito para cada ser.
Mientras tanto, aquí estaré esperando a que los últimos que fueron llamados a ascender a través esta escalera espiritual y celestial, comprendan que estamos en el preámbulo y en el gran momento de preparar el Retorno de Cristo para todos los Cristos Internos de esta humanidad.
Y, esto no acontecerá solo por un milagro; esto sucederá a través de la cooperación y de la colaboración de las almas, de todos los que puedan abrirse a aprender a reconocer la necesidad de servicio y de entrega en cada lugar, principalmente en los lugares en donde ni siquiera lo imaginan o aun en donde menos lo esperaban; porque Dios escribe, así como Él lo determinó.
Nada es casualidad para Dios; para Dios solo hay causas y motivos, hay determinaciones y razones para que Él pueda concretar Su Voluntad a través de las almas de los que se han decidido seguirlo en fidelidad, en amor, sin condiciones.
Hoy, la Jerarquía comienza su segunda y última etapa de peregrinación en América del Norte. Este es el momento en el que se verá el esfuerzo de todos los apóstoles; un esfuerzo que no es medido ni tampoco es regulado, es un esfuerzo maduro de quien entiende estar con Cristo y por Cristo, porque sabe que su vida es un camino de constante donación a fin de unirse y de fundirse en Cristo, en Su Esencia de Amor-Sabiduría.
Esto es lo que Yo necesito de todos Mis discípulos, cada uno sabe el anillo que le corresponde dentro de la Obra de Redención.
Mi Corazón siempre será su centro y su guía, la Fuente de toda inspiración y Gracia, el alivio de todas las necesidades, la Luz en el camino, en el único camino.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia pueda elevar a los Cielos todas las intenciones, a través de las oraciones de todos los consecuentes con Cristo, de los que ya no se permiten retroceder, sino avanzar, de los que saben claramente lo que Yo necesito en este tiempo.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia contemple, a través de los corazones, las intenciones sagradas de Cristo por los que Él necesita que den sus pasos en esta constante búsqueda de la vida de consagración y de servicio para que, algún día en esta superficie del planeta, los apóstoles y seguidores de Cristo puedan ser embajadores de la paz.
Oremos, en esta Maratón, para que Canadá proteja y resguarde su arquetipo espiritual y su propósito, especialmente a través de los Reinos de la Naturaleza que son la expresión viva y auténtica del Amor Creador del Padre que existe para curarlos y redimirlos, que existe para impulsarlos a la donación de sí mismos, así como los Reinos Menores de la Naturaleza lo hacen desde el origen de este planeta.
Mi bendición de Paz para todos, desde Canadá y para el mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.
Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.
Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.
Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.
Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.
Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .
Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.
Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.
Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.
No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.
Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.
Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.
Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.
El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.
Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.
A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.
Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.
Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.
El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.
En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.
Síganme.
Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.
Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.
Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.
Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.
La Voz del Padre Eterno:
Amados hijos, escuchen a Su Padre.
Yo Soy el principio y Soy el fin.
Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.
Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .
Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.
Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.
Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.
La Voz de Cristo:
Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.
Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.
Todos entonan Emmanuel.
Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.
Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.
Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.
Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.
Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.
Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más