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Cuando Mis apóstoles no se comprendían o, por alguna razón, no se unían, Yo les pedía que no se olvidaran de la paz, porque la paz es un medio que lleva a las almas hacia el amor.
Hacer todo en paz es aproximarse al amor y el amor nos lleva al entendimiento y a la sabiduría.
Jamás ninguno de Mis apóstoles tuvo la razón de su lado, porque, siendo imperfectos, unos y otros, nadie era portador de mayor sabiduría, porque la sabiduría nos la da Dios.
En este tiempo, esa separación, inducida por el adversario, ha sucedido entre Mis servidores porque algunos no creyeron en los otros o no se adhirieron a alguna causa, lo que ha debilitado el campo de acción de Mi Obra de Redención.
Si la Jerarquía no interviniera todos los días en las diferentes situaciones que viven Mis apóstoles del fin de los tiempos, no existiría la posibilidad de concretar el Plan.
El crecimiento de la consciencia universalmente se mide en los grados de amor; pero si ese amor aún no está maduro en los corazones o en la vida grupal comunitaria, hay que buscar alcanzar la paz entre los seres para que ese amor tan esencial e importante se manifieste.
Se deberá tener mucho discernimiento al momento de actuar o de hablar para no provocar brechas y, así, cerrar las puertas a posibles embates.
El amor también es decir “no”, así como decir “sí”, porque el amor solo debe expandir la consciencia a través de las experiencias que harán que el ser se redima.
Busquen primero esa paz para encontrar enseguida el amor que les concederá el entendimiento.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Atraeré hacia Mi Corazón almas desconocidas para ustedes, y ellas se aproximarán a esta Obra por Mi intercesión.
Serán como mariposas que posarán sobre la Flor de Mi Corazón, o como abejas que tomarán el néctar de las flores vivas de Mi Jardín.
Esas almas serán retiradas de la vida superficial de la Tierra y, con todo Mi Amor, Yo las abrigaré para que tengan la gracia de conocer, por única vez, el Manantial de la Divina e insondable Misericordia.
Las colocaré dentro del océano de Mi Amor para que sean purificadas y reciban los impulsos espirituales que necesitan, así como la lluvia que humedece la tierra para tornarla fértil.
Esas almas llegarán de diversos lugares y caminos, y Yo las conduciré hacia un solo camino, les abriré la sagrada puerta de Mi Templo Interior para que reciban la bendición del Divino Espíritu.
Algunas de ellas sentirán el impulso de consagrarse a Mí de forma total; y otras sentirán la necesidad de seguir Mi Camino hasta poder encontrar, por sí mismas, la Fuente de Mi Misericordia y beber de ella para nutrir sus esencias.
A ustedes les corresponderá estar atentos para aprender a reconocer a las almas que enviaré para formar parte de Mis comandos, así como ustedes ahora lo hacen, según Mi Voluntad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Durante la Hora de Mi Misericordia vengo a verter gracias espirituales sobre quienes Me abran la puerta de su corazón para poder hacerlo.
De esa forma, Mi Amor Misericordioso llega a la humanidad y él puede abrazar al planeta.
Quienes invocan el poder de Mi Misericordia y lo hacen con verdadero esfuerzo, por más que estén exhaustos, son reconocidos por el Padre Celestial, quien ve el valor espiritual que eso tiene. Y el Universo, en vez de derramar la Justicia, derrama el poder de la infinita Misericordia, porque existe un corazón orante que sinceramente, le pide al Sagrado Corazón de Jesús.
Así todo es reparado, no solo en esa alma, sino también en lejanas regiones de la humanidad.
En la Hora de Mi Misericordia dejo para los orantes el legado de Mi Misericordia, el que se revela por el Amor interior que Yo tengo por cada alma.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Deja que Mi Misericordia te haga crecer en los grados de amor para que, algún día, tengas la capacidad de amar, así como Yo amé a cada uno de ustedes.
Deja que Mi Misericordia te pueda colmar hasta que descubras el poder que tiene en los casos imposibles y difíciles de superar.
Mi Misericordia es un bálsamo que regenera la vida espiritual y material.
De Mi Misericordia surge la posibilidad de poder acelerar los pasos en la redención.
De Mi Misericordia proviene el impulso para transformarlo todo y para hacer de esa transformación una victoria celestial en la vida de cada ser.
Sumérgete en la Misericordia para que, dentro de ti, surja la posibilidad de rehabilitarte a través del servicio al Plan de Amor.
De Mi Misericordia surgen las gracias que son derramadas para la conversión de las almas.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Nunca te olvides de Mi Misericordia, porque siempre la necesitarás.
Cada vez que ejercitas y practicas Mi Misericordia, un milagro de amor se produce en tu alma y en el alma del planeta.
Porque a través de la Coronilla invocas la Misericordia por los méritos alcanzados durante Mi dolorosa Pasión, y el Padre, que es infinitamente misericordioso, recibe ese pedido y en vez de aplicar Su Santa Justicia, sobre ti o el mundo, concede Su misericordiosa Compasión por todos los pecadores del mundo.
Recuerda que cada vez que evoques los méritos de Mi Pasión, mediante el poder del Rosario de la Misericordia, estarás abriendo la Llaga de Mi Costado y de Mí se derramará la Luz de la Sangre y el Agua de Cristo sobre todo lo que se ha corrompido y destruido espiritualmente.
Felices serán los que siempre invoquen Mi Divina e Insondable Misericordia, porque todas las veces que sea necesario Yo los sumergiré y los bautizaré en el Océano de Mi Misericordia y les concederé a todos el Amor más inmenso de Mi Corazón.
Les doy las gracias a los que se postulen como apóstoles de Mi Divina Misericordia, porque sus sufrimientos serán Mis sufrimientos, sus penas y angustias serán Mis penas y angustias y, por la fuerza de Mi Amor, los libraré.
Dichosos serán los que confíen siempre en Mi Misericordia, porque no los abandonaré en la hora de su muerte, sino que estaré a su lado como el Ángel de la Resurrección.
¡Les agradezco por invocar la Misericordia de Mi Corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mi Luz penetra en el mundo para separarlo del error y del sufrimiento.
De Mi Luz proviene la Fuente Renovadora, el impulso que le dará el despertar de la consciencia al hombre de superficie.
Mi Luz penetra en el mundo para que de él surja la nueva consciencia redimida, purificada y sublimada por la energía crística.
Mi Luz penetra en las células de todos los seres para que las almas, en algún momento, perciban el tiempo de su despertar.
De Mi Luz surge la existencia divina y esa Luz la comparto con Mis hermanos, trayendo para ellos el momento de la gran revelación.
La Luz que hago penetrar en el mundo es invencible, sólida e inmutable.
De Mi Luz surge el Amor y el Amor trae la Verdad, la Verdad de lo que fue creado, pensado y consumado.
De esa Luz proviene el latir de la vida y la manifestación del campo de la consciencia; consciencia que se ilumina por su propia luz, que se trasciende por su propia energía.
Esa es la Consciencia Divina; la que siendo inmutable, neutra y poderosa, revela la esencia de la existencia original, de la que todos forman parte y hacia donde todos, algún día, irán.
De Mi Luz proviene la revelación del misterio y de ese misterio se desvelará el sagrado conocimiento, el que despertará a los seres hacia la vida mayor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Cánticos de Figueira - “En la Cena”
En este cántico ingresamos al templo del corazón y nos recogemos durante la noche para orar con el Maestro.
El alma deja atrás las miserias y los miedos para acompañar al Maestro en la gran ceremonia de la Comunión.
En este cántico se confirma y se profetiza la expresión y la manifestación de las Comunidades-Luz, las que son guiadas por la Mano del Gran Pastor, quien, reuniendo al Pueblo de Dios, celebra con los autoconvocados.
La preparación comienza con la oración diaria para recibir, en el gran cónclave, al Maestro del Amor. Él demuestra Su Amor por todos los seres y se recoge como Espíritu dentro del alma de cada ser.
Cuando todos son llamados se revela la sala del gran encuentro para que entren en comunión con lo Alto y así las almas permanezcan en el Señor.
Él revela el gran momento de la Comunión, ofreciéndose al Padre, pero también pidiéndole a todos que vigilen y que oren siempre para no perder el rumbo hacia el Corazón de Dios.
El Señor se muestra amoroso y resplandeciente y recibe en Su Reino a todos los que fueron llamados para servirlo, llevándolos ante el Trono de Dios para que reciban las Gracias del Padre Celestial y, así, lo reverencien por los siglos de los siglos.
Este cántico demuestra la fidelidad al Señor, fidelidad que podemos vivir a través de la oración diaria y así encontrar el camino de retorno hacia nuestro origen.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Me alegra saber y sentir que aún hay almas que se están confirmando en Mi camino de redención y que, por más que vivan desafíos, no dejan de sentir esa unión profunda con la vida del espíritu.
Me alegra saber que hay almas que se confirman a Mí todos los días y que trabajan incansablemente para demostrar su amor verdadero por la Consciencia del Hijo de Dios.
Es hora de reunir toda esa donación y toda esa fuerza espontánea que harán que el planeta sea merecedor de la Gracia y que esté lejos de la Ley de la Justicia, la que corregirá los errores cometidos a través de los tiempos.
Es momento de apreciar todo lo que el Universo les presenta para su evolución interior y su gran proceso de redención.
Anímense a atravesar ese desafío, dentro de ustedes, porque Yo siempre les mostraré la señal para que la encuentren y en ella vivan la paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
El dolor puede ser superado a través de la paciencia y del amor.
La paciencia interna es una ciencia que transforma lo imposible en posible, lo difícil en flexible.
El amor es aún un misterio que puede traspasar todos los límites y todas las dificultades.
Vive la paciencia y el amor porque lo necesitarás, así como lo necesitarán tus hermanos cuando los momentos culminantes lleguen al planeta y todo se tenga que definir.
Ya estamos en el último ciclo de preparación para esos acontecimientos.
Los que hayan estado despiertos y atentos a la Jerarquía todo lo superarán, por más difícil que parezca.
Los que no se hayan interesado por todo lo que dijo la Jerarquía y lo hayan querido desmentir, una y otra vez, sabrán las consecuencias de sus acciones.
Por eso, la paciencia concederá sabiduría y el amor concederá entendimiento.
Los tiempos se definirán a través de los acontecimientos de la vida y todo será recolocado en el lugar que le correspondía y no en donde los hombres siempre creyeron que debería estar.
Todo será modificado sin preguntar, porque la propia Ley y la energía divina serán las que removerán todo para el bien del Universo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras pacientemente en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La Pasión de Jesús significó y representó para la humanidad muchos acontecimientos. Algunos de esos hechos fueron conocidos, pero otros aún son desconocidos.
Muchas realidades y situaciones se dieron, ampliamente, en otros planos de consciencia, algo que iba más allá de lo material y también de lo espiritual.
La Pasión del Señor fue el verídico testimonio de que Él, por encima de todo, había encarnado para cumplir con esa misión y que no habría nada que pudiera modificar o alterar ese acontecimiento.
Cuando Jesús se encontraba en el Huerto Getsemaní, había llegado la hora y el momento de que, como hombre encarnado, Él le entregara esa condición humana al Padre para que, por Su intermedio, ese sacrificio fuera transformado para el bien de la humanidad, aunque la propia humanidad no fuera merecedora de esa Gracia.
El Padre, a través de Su Hijo, sabía que si esa entrega y ese sacrificio no sucedían, la propia raza humana se autodestruiría.
La razón fundamental de Cristo, durante Sus treinta y tres años de vida, era poder vivir y cumplir, más allá de Él mismo, la Voluntad Divina.
Jesús fue un hombre nacido con Dones evidentes de Dios, pero Él tuvo que conocer, como todo ser humano, la condición humana; pasó por tentaciones y pruebas para que de Su Espíritu emanara, todo el tiempo, la razón de Su existir.
Esa adhesión inmediata de Jesús a la Voluntad de Su Padre permitió que no pereciera.
Recordemos que Jesús llegó en un momento de la humanidad en el que la perversión y el abuso del poder eran los abismos por los cuales la humanidad se estaba condenando.
Jesús mantuvo el ímpetu de Su Amor por el Padre. Creía, por encima de todo, en la realización de esa Divina Voluntad, así como estaba escrito.
Su Propósito era alcanzar la meta que el Padre le había entregado, a pesar de las diversas dificultades que el Maestro podría enfrentar.
Su confianza en la manifestación de ese Plan y, sobre todo, Su Amor por él, lo hacía un Ser espiritualmente libre, capaz de vencer la dualidad y la adversidad que los seres humanos habían creado.
Amar esa Voluntad fue el principal objetivo espiritual de la Vida de Jesús.
Él sabía que nada ni nadie podrían cambiar el destino que el Padre le había mostrado para Su Misión en la Tierra.
Era una necesidad imperiosa del Maestro, la vivencia de esa Voluntad, aunque a veces, a pesar del desarrollo sensorial y místico de Su Consciencia, no sabía hasta dónde esa Voluntad lo llevaría dentro de Su Misión personal y global.
Hubo llaves inextinguibles que protegieron y ampararon la realización de toda la obra, tanto en la Vida de Jesús como en las almas, que fueron la humildad y la entrega abnegada de Su Ser. En esa escuela no podía prevalecer ninguna veta de soberbia ni ninguna señal de egoísmo.
La comunión que Jesús vivía constantemente con lo Alto, lo hacía verdaderamente libre y, más allá de Él, las Leyes de la Misericordia y de la Gracia universales podían actuar y realizar milagros.
Lo fundamental en la Vida de Jesús fue el Amor que Él trajo como Hijo de Dios y la enseñanza que Su Consciencia dejó de que el amor sincero y verdadero sería capaz de transformar y de sublimar la corrupción humana.
¡Les agradezco por imitar la Voluntad y el Amor del Señor!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La Fe de Jesús no estaba basada en argumentos o justificaciones espirituales.
La Fe de Jesús provenía de una convicción verdadera de que el conocimiento surgía y nacía del Amor concedido por Dios a cada interior; eso la hacía simple, humilde y verdadera, como conocimiento.
Esta Fe era impulsada por la absoluta confianza en el Padre Celestial, eso la fortalecía por sí misma. No era una Fe que se apropiara de algo, ni siquiera espiritual o inmaterial.
Jesús alimentaba Su Fe a través del Amor que Su propio Corazón tenía por la Voluntad Divina. Era ese Amor el que fortalecía Su Fe y le concedía a todos la revelación del misterio divino y cósmico.
Jesús traía, por medio de Su Fe, la realización del mandato divino, lo que permitía cambiar el rumbo de los acontecimientos y enderezaba el desvío interior de las consciencias.
El Amor y la Fe en Jesús eran inseparables, uno no podía prevalecer sin el otro; ya que esas virtudes internas, en perfecto equilibrio y armonía, eran las que concedían los milagros.
La Fe de Jesús no tenía nada de racional y ni siquiera de científico. Aunque ella se fundamentara en las líneas del conocimiento de la Ley Suprema, Su Fe era absolutamente colmada por el Amor, lo que hacía de Él un Ser pleno de sabiduría y comprensión.
Esta Fe que vivió en Jesús es la misma Fe que Cristo intentó despertar y depositar en lo profundo del corazón de los hombres.
Porque, en esencia, la Fe de Jesús les demuestra a los seres de superficie que son capaces de pasar por encima de sí mismos, a fin de vivir y de experimentar la razón de su existencia, de su propósito y de su meta, plasmado en el misterio inviolable de la Voluntad Divina.
Si las almas imitaran la Fe de Jesús, las pruebas que el Universo les concede no serían problemas ni obstáculos.
Imitar la Fe de Jesús es carecer de voluntad propia, es tener un corazón disponible para amar cualquier consciencia, bajo cualquier situación; es decir “sí” cuando los llaman para darse más de lo que podrían.
Imitar la Fe de Jesús es no tener miedo de reconocer los errores y de intentar enmendarlos con transparencia para no volverlos a cometer.
Imitar la Fe de Jesús es creer, más allá de sí, de que existe Algo superior y divino que nos rige, que tenemos un propósito que cumplir y una Voluntad desconocida que abrazar y amar con toda nuestra fuerza.
Imitar la Fe de Jesús es no temer caer y levantarse cuantas veces sea necesario para afirmar nuestra unión con el Padre Eterno.
¡Les agradezco por imitar la Fe de Jesús!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Me agrada cuando las almas más pecadoras se acercan a Mí contemplando el Vía Crucis.
Eso Me conforta mucho, porque sé que las almas están buscando el camino y la forma de poder retornar a Mi Corazón.
Mis Palabras pueden sonar determinantes, pero deben saber que ellas están llenas del más verdadero amor, ese amor que ustedes necesitan, día a día, para poder percibir la realidad y no engañarse.
Los que buscan los medios para llegar a Mi Corazón, ya sea a través del Vía Crucis, de la Confesión, del arrepentimiento o de la Comunión, nunca estarán solos porque estarán intentando abrir su corazón hacia Mí para que Yo lo pueda gobernar.
Mi Amor por las almas es tan fuerte que, al mismo tiempo, es determinante. Y siempre deseo que las almas conozcan ese Amor que fue capaz de darlo todo por su salvación.
Revivan cuantas veces sea necesario el Vía Crucis, porque en esos hechos del Señor están guardados los códigos del Amor Superior que necesitan, una y otra vez y miles de veces, para poder dar los pasos hacia Mi Noble Corazón.
Yo les ofrezco todo lo que Soy.
Yo les entrego todo lo que tengo, porque sé que es posible que más corazones superen al Maestro en el amor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Recibe de Mi Corazón toda la fuerza interior que necesitas para contemplar la actual realidad de la humanidad.
Siéntete partícipe de los Comandos del Señor para que aprendas a expandir la Misericordia Divina por todos los lugares que vayas.
Déjame que, de tiempo en tiempo, te muestre el camino para que encuentres siempre la verdad y sepas cómo aprender a procesarla dentro de ti, según la realidad de estos tiempos.
Construye una fortaleza dentro de ti que esté basada en el amor sin condiciones, en la caridad sin consideraciones, en el servicio sin premeditaciones y en una entrega total, a pesar de los errores.
Todo esto te ayudará a estar siempre en transformación y a no detener los pasos hacia tu Maestro y Señor.
Que en este tiempo cada realidad planetaria y de la humanidad despierte en ti la necesidad de darlo todo por algo mayor, para que el resto de la actual humanidad tenga la Gracia de redimirse y de emitir un verdadero arrepentimiento de sus pecados y de sus ofensas ante el humilde Corazón de Dios.
La oportunidad de vivir en Dios siempre deberá existir para todos. ¡Confía!
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Siente el latir de Mi Corazón, un Corazón que pulsa de amor por la humanidad y el planeta, un Corazón que siente el amor de Sus semejantes, pero también el rechazo de los no creyentes.
Este es el Corazón vivo de Cristo, un Corazón que vive por cada ser, aspirando a que cada alma de este planeta despierte a su realidad interior y responda al Universo.
Este es el Corazón que se alegra por Sus compañeros, pero es un Corazón que llora por los que lo decepcionaron, por los que una vez estuvieron al lado de Él y después se olvidaron de todo el amor recibido, porque lo cambiaron por otros amores.
Este es el Corazón sincero, un Corazón que se abre como refugio, como tabernáculo de adoración, un Corazón que es herido y también flagelado.
Este es el Corazón de Cristo, un Corazón que se ha abierto a la Vida y se ha entregado por todos, un Corazón que se dona y que pacifica a todos los mundos internos.
Este es el Corazón que espera a los que aún no retornaron, es el Corazón que espera consuelo, un Corazón que escucha a quien se quiera confesar.
Este es el Sagrado Corazón del Señor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Abre tus oídos internos para poder escuchar Mis Palabras y, en tu corazón, sentir sus vibraciones.
Estas son palabras que nacen del Verbo Divino, porque del Verbo se manifestó la vida y toda la existencia.
Entonces, que el Verbo se haga en ti, para que se cumpla la promesa de que el Reino de Dios descienda a la Tierra. Sé parte de ese Reino Mayor.
Escucha Mis Palabras y hazlas parte de ti, para que ellas sigan sembrando los códigos del amor y de la redención.
Que el Verbo sea parte de este mundo, para que las almas reconozcan que desde el Verbo Divino surgió todo y que al Verbo le debemos agradecer, porque nos permitió existir y tener consciencia de la vida.
Que el Verbo sea la razón de cada ser, para que las Palabras de su Redentor se continúen retransmitiendo de generación en generación.
Que del Verbo nazca la llama de fuego que traerá sabiduría a las consciencias y que, en perfecta donación, todo sea renovado, especialmente, en aquellos que viven a través del Verbo de Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Haz pequeño tu corazón y crecerás en Vida.
Conviértete en la piadosa María Magdalena y ven a Mi encuentro para lavar con tus lágrimas Mis Pies.
Ven para retirarme el polvo del pecado que muchas almas le ocasionan a Mi Ser universal.
Ven y siéntate a Mi mesa. Yo te escucharé día y noche. Yo oigo el clamor de tu corazón en el universo.
Únete a Mí y confía, estás en el lugar correcto, en donde Dios te ha colocado. Estás donde debes estar, bajo la Voluntad del Creador.
Déjame decirte cuánto anhelo sentirte cerca y envolverte con Mi Manto, para colocarte en Mi regazo y cuidarte en las noches largas de tempestad y de frío.
No te desanimes, Yo ya te he dado la llave de la alegría suprema. Deja que toda tu estructura se mueva en tu interior y que pueda nacer, en vida, el verdadero ser que proviene de Dios.
Y mientras aún cruzas el desierto árido y desolado, extiendo Mi Mano sagrada para sacarte del camino de la desolación y del vacío.
Siente ahora, de nuevo, el calor de Mi Corazón misericordioso y deja que Yo borre, dentro de ti, todo lo que ya no te pertenece.
Sé igual que Mis apóstoles, acepta morir por Mí y renacer en Mi Llama de vida, Llama divina de Dios.
En este tiempo que pasa, vengo a llamarte para decirte dónde te quiero tener en este ciclo. Escucha Mi Voz que resuena en el corazón que se abre para reconocerme.
Yo Soy el que Soy. Soy el que nació y volvió a la Fuente del Amor. Yo fui el que vino para dar el mayor testimonio de Amor y de Perdón, y Soy el que retornará para dar Vida a lo que ya ha muerto.
Yo Soy el Espíritu de la Verdad de Dios.
Bajo la Misericordia de Dios, sean bienaventurados.
¡Gracias por retornar a Mi Corazón!
Cristo Jesús Glorificado
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más