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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis amados y adorables hijos de Aurora:
Estoy aquí, y Soy su Madre, donde reina la simplicidad, donde se respira el espíritu de la humildad, el esfuerzo del trabajo diario, de la oración incansable y de la Adoración.
En cada día de sus vidas, Dios está presente en este lugar, aunque en sus corazones puedan existir dudas, incertidumbres, angustias, obstáculos o agonías.
Hijos amados de Aurora, no hay nada ni nadie que pueda disolver la alianza que ustedes tienen con Dios y, a través de Dios, con el Corazón de Mi Amadísimo Hijo Jesús.
No podía irme de aquí sin estar con ustedes y entre ustedes, porque sé que lo esperaban y una Buena Madre siempre atiende el llamado de Sus hijos. Por esa razón, Yo estoy aquí, porque en verdad fue Mi Hijo que Me envió a ustedes como Su Mensajera, como la Madre de Dios, como aquella Mujer que siempre está al lado de Sus hijos, orando y vigilando por cada uno de sus pasos.
Los pilares que yo fundé aquí, en Aurora, hace 15 años, bases espirituales importantes para la humanidad, siguen firmes y latentes, aunque Mi tarea no haya sido comprendida en Uruguay.
Hoy, su Madre Celeste, Santa María de Aurora, viene a retribuirles a través de Sus Gracias y del más puro Amor de Su Corazón Inmaculado, por seguir fielmente sosteniendo este sagrado lugar en la superficie.
Esto es muy importante para Mi Hijo, porque Mi Hijo puede obrar e interceder por la humanidad, donde sea necesario, así como Mi Inmaculado Corazón también ha podido interceder, tan lejos de Aurora, en otros lugares del mundo.
Por eso, Yo vengo aquí para agradecerles cada esfuerzo sincero en la oración del corazón, cada mañana que despertaron para ofrecerle su servicio y su amor al Reino de Aurora y, aunque les pareciera imposible poder realizarlo, aunque pareciera imposible poder concretarlo, sus pies caminaron a través del servicio y sus manos se donaron en el frío invierno que vive el planeta por esta oscuridad que lo absorbe, día a día, por falta de luz, de amor y de esperanza.
Pero ustedes, agraciados hijos de Aurora, siempre han podido renacer a través del amanecer de este Centro Interior en sus corazones, han templado su espada a través de la fe, han fortalecido sus escudos a través del amor, han apaciguado sus corazones a través de la unidad constante con el Padre Eterno a través de cada liturgia y ofrecimiento verdadero.
Por eso, hoy, Mi Sagrado Manto Universal lleva, sobre sí, los frutos de sus esfuerzos y entregas, que se han convertido en estrellas de Mi Manto Universal.
¿Saben lo que esto significa para Dios?
Sé que es un misterio que hoy no comprenderán, pero sí, sus corazones están abiertos a este misterio, porque en este Sagrado Manto de Estrellas de Luz está registrada la experiencia de su esfuerzo y de su donación constante. Y esto es lo que Dios necesita para impedir que la Justicia Divina descienda en el mundo, para que la Insondable y Divina Misericordia de Mi Hijo siga obrando e intercediendo por esta humanidad.
Veamos ahora, hijos Míos, los frutos que ha dado Aurora a través de los tiempos, más allá de este lugar, en lejanos rincones del planeta en donde las almas esperaban el renacer de Aurora, en donde los corazones esperaban la redención, la cura y el amor interior.
Esto ha sido posible, hijos Míos, porque ustedes están aquí, sosteniendo a esta Comunidad en la vida diaria, en la liturgia diaria, en cada momento en donde el universo les ofrece un servicio mayor para que, no solo sus corazones estén maduros, sino que sus almas estén conscientes de lo que significa y representa el compromiso que cada uno de ustedes tiene con Cristo. Porque Él, Mi Hijo, es Quien le cuenta al Padre cada uno de sus pasos, para que el Padre Eterno pueda escribir esa experiencia en Su Libro de Amor.
Dios les ofreció lo mejor y por eso, Dios este día los bendice con Sus Gracias, para que esta fortaleza que tiene Aurora se mantenga y haga de los guerreros de la redención, apóstoles del amor y del servicio incansable; a fin de que más almas, en el mundo entero, sean merecedoras de la ayuda espiritual de Aurora, en los planos internos de la consciencia y del espíritu.
Estos son los grandes frutos de Aurora: de que este Sagrado Reino de Amor y de Redención, a través de los corazones perseverantes y constantes, llegue a todas partes del mundo, a todos los lugares y consciencias posibles que esperan en esta vida por la redención.
En los próximos tiempos, quisiera que sus experiencias de servicio, de donación y de amor incansable sigan brillando como estrellas en Mi Manto Universal.
Aún más, hijos Míos, cada lágrima que han derramado sobre este suelo está contada en Mi Manto de Luz; porque Dios, el Padre Eterno, contempla todo lo que existe y lo que se vive.
Por eso, Él es un Padre de inmensa Misericordia, un Padre de Brazos Abiertos, que espera que Sus Hijos lo puedan abrazar y también consolar por todos los pecados y ultrajes que Él ve en el mundo en este tiempo.
Por eso, Nuestros Sagrados Corazones deberán ir muy lejos, a lugares lejanos del mundo, por una sola razón y un único fin: llevar a Aurora a las naciones y a los corazones porque todos, en este planeta, más allá de sus errores, son merecedores de conocer el Reino de Aurora y de ser receptáculos para vivir la cura interior.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, el Manto de Nuestra Señora se convirtió en un Manto verde brillante, en la Faz de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
Colocando Sus Manos en señal de oración, nuestra Madre Divina sigue contemplando a cada uno de los presentes y nos dice:
Hijos Míos, Mis Pies tocaron este sagrado suelo hace quince años y, por eso, estoy muy agradecida. Porque más allá de los obstáculos o de las demoras, Mi Propósito en el mundo se está cumpliendo, el Sagrado Propósito de la Fuente, que la cura interior llegue a todas las almas posibles, más allá de su condición o situación. Por eso, quiero volver a agradecer, eternamente, a todos aquellos que viven Aurora en su corazón y que se animan a formar parte de esta Gracia.
Hoy, vengo a renovar el Propósito de esta Comunidad, de esta Sagrada Comunidad de Dios. Vengo a hacer florecer las Gracias y los frutos internos de Aurora. Vengo a fortalecer sus bases espirituales e internas, para este lugar y el mundo.
Vengo aquí para llamarlos nuevamente, para que acompañen a su Madre Celeste en Su tarea planetaria, así como Me han acompañado hasta los días de hoy; y eso es muy significativo para Mí porque sé que puedo contar con Mis hijos a pesar de las distancias, porque puedo contar con el corazón de los que Me dicen: “¡sí, Madre, aquí estoy!”.
Hoy, a través de los sacerdotes, les daré el Sacramento de la Unción, para que la señal visible de la Santa Cruz proteja sus caminos de transformación y redención. Pero más aún, para que esa señal visible de la Cruz los represente en el mundo interno y no exista mal o perturbación que los pueda molestar o interferir, para que el espíritu del guerrero de la paz emerja en cada uno, para que el soldado orante esté firme en estos tiempos de tribulación; y siempre, siempre la oración sea su alimento espiritual, a fin de que se establezca la Voluntad de Dios en este lugar y en el mundo, lo que el Corazón del Padre Eterno ha previsto que suceda, y que Él guarda con mucho regocijo en Su Corazón.
Que esta bendición del Sacramento de la Unción los haga partícipes del Sacramento de la Comunión, sabiendo que, a pesar del desierto de estos tiempos, en la Comunión con Mi Hijo encontrarán la Fuente que les quitará la sed, nunca se olviden de esto. En la Santa Comunión está la renovación del espíritu y de la consciencia.
Nunca dejen de comulgar del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. Refúgiense en el Sacramento de la Eucaristía y que, al comulgar del Cuerpo de Cristo, sientan tocar Su Cuerpo llagado y flagelado por el mundo, para que su fidelidad y su oración lo restauren.
Hoy, Mi Consciencia Divina emerge del Reino de Aurora, y su Madre Celeste recuerda atentamente todo lo que ha sucedido en estos últimos años y, principalmente, lo que ha sucedido en la vida de Mis hijos, que es lo más importante para Dios.
Por eso, los invito a recorrer este camino de traer a la memoria, de recordar cada Gracia y cada impulso espiritual que fue recibido y que, desde el año 2013, se completó con la llegada de Cristo.
Hoy, les dejo, en este templo interior, la Presencia Inmutable del Espíritu Santo, para que siempre que lo necesiten, en el silencio del corazón y de la consciencia, vengan aquí para encontrar fuerza y fortaleza, para que sus corazones siempre se vacíen y, a través de este Recinto de Amor, encuentren lo que necesiten internamente.
¡Adelante, Mis hijos de Aurora!
La Madre de Dios está aquí para bendecirlos y renovarlos; para que sus vidas, en el nombre de Cristo, siempre sean vidas nuevas en el Señor, que sientan en el corazón el Fuego de Aurora, el Fuego que los impulsa a la entrega mayor.
Celebremos este momento en gratitud. Y, les pido que sigan orando fielmente por todas Mis causas, por todo lo que los Sagrados Corazones aún necesitan concretar en el mundo entero.
¡Oh, Llama Flameante del Propósito de Aurora!,
guía los pasos de todos Mis hijos
hacia el encuentro con la Fuente Inmaterial del Corazón del Señor,
a fin de que todos se consagren a Su Divino Propósito
y las amarras del ayer sean disueltas
para que las almas alcancen la liberación.
¡Oh, Llama Flameante del Propósito de Aurora!,
enciende en el corazón humano la Sagrada Estrella de la Hermandad,
para que el sacrificio por Cristo sea vivido en júbilo y plenitud,
en la esperanza de concretar Su Retorno.
Amén.
Mis amados, les agradezco por responder a este llamado.
Entren en Mi Corazón, siempre y cuando lo necesiten, porque Mi Corazón Inmaculado los llevará a la paz.
Que la paz pueda estar en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy he venido del Cielo para estar con Mis hijos más humildes y encuentro, en este pobre lugar, un lugar tan semejante al Pesebre de Belén, en donde nació Mi amado Hijo hace más de dos mil años.
En este oratorio que hoy se construye en sus corazones y almas, el Señor derrama Su Misericordia, Sus Rayos de bondad y de amor sobre aquellos hijos Míos que más necesitan de Dios.
A través de ustedes, queridos hijos, su Madre trae todas las Gracias del Cielo para poder fortalecer sus corazones, espíritus y almas, en los tiempos definitivos que llegarán.
Y con palabras simples, pero muy amorosas, palabras que nacen de Mi Inmaculado Corazón, Yo construyo en todos Mis hijos del mundo la Iglesia Celestial de Mi Hijo para que Él, cuando retorne, encuentre una morada, un lugar donde poder reposar y donde poder estar para unirse a las almas en comunión y en vida.
Nuevamente, su Madre Celeste reúne a todos Sus hijos, de esta ciudad y de todas partes del mundo, para volver a consagrarlos a Mi Inmaculado Corazón, colocando sobre cada uno de ustedes Mi Manto Celestial, colocando sobre ustedes Mis santas manos para poder implorar a Mi Hijo por una última y sagrada oportunidad para esta humanidad.
Quisiera que todos ustedes, queridos hijos, abrieran aún más sus corazones para poder sentir la presencia de Mi Divinidad, que surge de una Fuente infinita y desconocida desde donde todo ha comenzado, desde donde Dios pensó en crear los universos y todo lo que existe en ellos.
Ustedes, Mis pequeños hijos, están integrados en una vida universal, en un macrocosmos donde este planeta también emite su vibración y su luz, más allá de los confines de este universo.
Por eso, cuando sus oraciones son verdaderas y son hechas de corazón y con amor, las ondas de esas oraciones llegan a todo el universo y grandes Espejos de Luz, que su Madre Celeste manifiesta, las utilizan para irradiar Amor a todo el universo. Ellos captan sus más simples oraciones y refractan sobre la Tierra el Amor que necesita la humanidad para poder curarse y así ampliar su consciencia en estos tiempos.
Por eso, amados hijos, hoy no solo se benefician sus corazones y familias, sino también todo el universo, todo lo que existe en el universo. Y así, se establece la Sagrada Alianza entre las almas y Dios, entre los Cielos y la Tierra, entre la humanidad y las estrellas.
Yo vengo a enseñarles, en estos tiempos, lo que su amada Madre Celestial aprendió hace más de dos mil años; cuando Ella estuvo entre ustedes para orar por el mundo, implorando al Padre Celestial y por intermedio del sacrificio de Mi amado Hijo, que Él me concediera estar presente; a lo largo de los tiempos y de los siglos para guiar a Mis hijos de la humanidad por un camino correcto y seguro que los pudiera llevar hasta el Corazón de Dios.
En estos tiempos, queridos hijos, en los que la humanidad sufre demasiado y también los Reinos de la Naturaleza sufren silenciosamente por el mundo, Yo los invito a vivir este simple conocimiento celestial por medio del cual hoy sus corazones, y especialmente sus almas, se han convertido en espejos sublimes de la oración para poder curar en ustedes mismos las situaciones más profundas e internas y también para poder ayudar a la humanidad de superficie, en cada lugar de este mundo que, en esta tarde de luz y de amor, lo recibió de cada uno de ustedes.
Los invito a elevar sus consciencias y a imitar el camino de su Madre Celestial, no solo a través de la vivencia de los Sacramentos y de sus presencias en la Santa Iglesia, sino también a través de la oración del corazón, la cual los protegerá en estos tiempos, les traerá discernimiento y sabiduría y, por medio de ella, resolverán cosas imposibles, porque en la simplicidad y en la humildad de sus corazones estarán unidos a Mi Corazón maternal.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Existen muchas cosas, muchos misterios que Mi Corazón les deberá revelar en este tiempo. Pero para eso, hijos Míos, necesito que se unan a Mí de una forma simple, a través de sus oraciones más sinceras, no solo para que consigan cosas materiales, salud en las enfermedades o inteligencia.
Les pido, hijos Míos, que en estos tiempos se unan a Mi Corazón para orar por el planeta, por los Reinos de la Naturaleza, por esta ciudad y por todas las ciudades del mundo que están tan distantes de Dios.
Hoy, su Madre Celestial viene hasta este lugar con regocijo, con plenitud, porque, desde el Cielo, vi sus corazones abiertos, preparando el camino para que Yo llegara hasta aquí. Aunque Mi Presencia sea un gran misterio para ustedes, quiero ser visible a los ojos de sus corazones, quiero estar en sus casas, entre sus familias, haciendo de sus vidas un gran cenáculo de amor para que, a través de ustedes, un tiempo mayor de paz sea concedido al mundo.
Hoy, despierto a los espejos de sus corazones. Este es uno de los misterios que les vengo a revelar. Más que buscar comprender, sientan, hijos Míos, esa Luz Divina que se enciende delante de sus corazones, que fortalece sus esencias, que trae una cura que no proviene de este mundo porque busca curar las raíces de los errores humanos.
Sientan este pequeño espejo que se enciende hoy en algunos por primera vez, pero que Yo espero, hijos Míos, que no sea la última, porque quiero hacer de ustedes verdaderos soles en esta Tierra, que iluminen los corazones de sus hermanos cuando ellos esten oscuros y que puedan mostrar el camino cuando la humanidad esté ciega y perdida, sin conseguir encontrar a Dios.
Que esta pequeña luz, que enciendo hoy en sus esencias y que hago reflejar en los espejos de sus corazones, se perpetúe y se transforme en un puente que una sus corazones con el Mío para que, de esa forma, hijos amados, sepan llegar a Mi Corazón, aunque Mi Voz ya no resuene en este mundo.
Quiero hacer de esta ciudad un ejemplo para las ciudades del planeta, porque es con los corazones simples que Dios hace los mayores milagros, así como lo hizo con el Mío, Mi simple y humilde Corazón, cuando Yo estuve en la Tierra; así como lo hizo con San José, un humilde carpintero de Dios; revelándonos los mayores misterios celestiales y tornándonos guardianes de un Plan que Dios tiene para toda la humanidad.
Hoy, hijos Míos, los Libros del Universo se abren para reescribir una historia, un nuevo comienzo en sus vidas. Basta que Me digan sí, porque de esta forma Yo borraré aquello que fue escrito en líneas torcidas y haré de sus vidas, hijos Míos, una historia de redención y de rehabilitación que sea escrita en los Libros Sagrados.
Sé que muchos no comprenden lo que hoy les vengo a decir, pero dejen Mis Palabras guardadas en sus espíritus, porque cuando ellos estén suficientemente maduros, podrán comprender lo que hoy Yo les dije aquí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Así, vengo a construir en ustedes lo que nunca vivieron, para que puedan ingresar en una nueva vida.
Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones todos los días, así como los abrieron hoy. Que abran las puertas de sus hogares para que ellos se conviertan en oratorios de luz y esta ciudad sea elevada como la ciudad de la Nueva Jerusalén.
Hoy estoy ante hijos simples y quisiera preguntarles, Mis amados hijos:
¿Ustedes aceptan consagrar su ciudad a Mi Inmaculado Corazón?
¿Ustedes aceptan de Yo haga de esta ciudad una ciudad nueva?
¿Ustedes aceptan, queridos hijos, recibir peregrinos del mundo entero?
Para todo eso, debemos orar, porque en poco tiempo sus vidas se transformarán y no se reconocerán.
Recuerden, queridos hijos, que desde ahora y hasta que Yo retorne aquí, en una nueva fecha, sus vidas habrán cambiado mucho si solamente oran Conmigo, como han orado hoy por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
Ahora ustedes, ante las Puertas del Cielo, vivirán junto a su Madre Celeste la consagración de nuevos Hijos. Que se aproximen para que Yo pueda entregarles la bendición a ustedes, futuros Hijos Míos, de Mi Inmaculado Corazón.
Reciban en sus manos y guarden en sus corazones la Gracia que hoy les entregaré.
Coloquen sus manos en señal de recepción.
“Padre Celestial, hoy no solo consagro a los que visten Mi Manto de Luz, sino a todos Tus hijos, a todos los que necesitan de Ti para poder vivir en Tu confianza y plenitud”.
Deseo, de esta ciudad y especialmente de todas sus almas, nuevos Hijos de María, así como los que se consagran hoy, para que Yo pueda tejer en el Brasil una gran red de luz, de oración, de servicio y de instrucción que llegue a más corazones que serán tocados por Mi Amor maternal.
Padre, ante Tus hijos y todas Tus criaturas, concede esta Gracia a los que despiertan a su misión, a los que buscan la comunión con Mi Hijo para poder, así, concretar la cura y la redención de los corazones”.
Queridos Hijos de María, reciban de Mis manos la Esfera de Luz del Universo Celestial. Lleven sus manos hacia el corazón.
Me voy agradecida por los muchos esfuerzos, por el esmero y la dedicación de cada corazón que se ha donado para hacer posible este encuentro con las almas simples de Dios.
Yo los bendigo, los consagro y los absuelvo, bajo la autoridad de Mi amado Hijo, a fin de que sus corazones vivan en la fe, formen grupos de oración y creen en esta ciudad una Isla de Salvación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me elevo al Cielo escuchando sus voces y llevando, en Mi Corazón maternal, las súplicas de Mis amados hijos.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más