APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Antes de que descienda la Iglesia Celestial el mundo se sentirá movido, porque sus fuerzas terrestres deberán ser liberadas y exorcizadas, y para Mí, hijos Míos, es muy importante que sean conscientes de esto, para que este próximo evento de la Iglesia Celestial no sea vivido como un encuentro más, porque es el último y el mundo lo necesita urgentemente.

Por eso Dios envía, en este día, a Su Sierva fiel para reunir a Sus hijos, para llamar a los apóstoles de Cristo, para prepararlos para el momento del gran tiempo final.

Ese tiempo y esa hora están llegando, no falta mucho, hijos Míos. Por eso, Mi Hijo ha decidido, antes de Su Retorno, llegar con Su Iglesia Celestial para guardar dentro de Su Corazón a todas las almas posibles, a todas las almas que puedan entrar en el Corazón de Dios, aun aquellas que no lo merecen ni siquiera por Misericordia.

Esto les demuestra, a cada uno de ustedes, la poderosa inmensidad del Amor de Mi Hijo, un Amor incansable y eterno que, de tiempo en tiempo, viene a su encuentro para renovarlos, curarlos y redimirlos.

Pero Mi tiempo también termina con ustedes. A medida que los meses pasan, el tiempo entre Mis hijos termina y ese será el gran momento, también para ustedes, de vivir todo lo que Yo les he enseñado desde el principio de Mis Apariciones, en Mi amada Aurora.

Por esa razón, deseo que para el día 8 de agosto todas las pinturas de Mis Apariciones, sucedidas en Aurora durante trece días seguidos, sean expuestas al mundo para que Mis hijos puedan conocer los símbolos que Yo le dejé a la humanidad, que son las señales que Dios determinó entregarles para su preparación interior y espiritual para este gran momento del encuentro con la Iglesia Celestial de Cristo y sobre todo, hijos Míos, para lo que sucederá después de que la Iglesia Espiritual de Mi Hijo haya pasado por aquí.

Será en esa hora también que ustedes deberán ser testigos, deberán declarar sobre todo lo que aquí ha sucedido, como la conversión que han vivido sus corazones al haber escuchado el llamado de la Madre de Dios.

Durante los ocho días de la próxima Sagrada Semana, la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo expondrá, en lo alto de la Colina de la Apariciones, el símbolo inmaterial del Arca de la Santa Alianza.

Todos aquellos que vivan de corazón la próxima Sagrada Semana serán colmados de los atributos y los principios del Arca de la Santa Alianza y, sobre todo, recibirán los méritos que alcanzó Mi Hijo desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.

Este acontecimiento es anormal. Significa, hijos Míos, que llega en un momento culminante de la Tierra, en el que la humanidad intenta forzar el volver a la normalidad, y aún no está entendiendo la importancia del arrepentimiento y de la penitencia.

El Arca de la Santa Alianza, que brillará como un sol en lo alto de la Colina de la Apariciones, traerá para el mundo entero la Gracia extraordinaria que cada uno de Mis hijos necesita en este momento para poder superar el fin de los tiempos y, sobre todo, para aprender a transitarlo.

Sé que muchos de Mis hijos no comprenderán lo que esto significa. Por eso, deseo que representen durante la Sagrada Semana el Arca de la Santa Alianza, así como lo hicieron preciosamente en otros años, para que la humanidad tenga un símbolo visual y espiritual para poder ingresar a la consciencia del Arca Sagrada.

De forma especial, Abraham, Moisés y muchos patriarcas que hoy están en los Cielos, acompañarán ese acontecimiento espiritual.

Para que vean, hijos Míos, la emergencia de estos tiempos, Dios envía al mundo lo más sagrado que tiene, los Sagrados Tesoros del Arca de la Santa Alianza para que sean expuestos espiritualmente, y las almas estén en oración, en vigilia y en contacto con ese sagrado Terafín de Dios.

A su vez, los cuatro Ángeles Regentes del Arca de la Santa Alianza, que nunca descendieron al planeta, estarán presentes como guardianes y vigilantes de ese sagrado Terafín, que espiritualmente brillará en la Colina para todo aquel que tenga fe en él y necesite servirse de los atributos y de los méritos que Mi Hijo alcanzó por ustedes en este planeta.

Esta es la demostración de Su más puro Amor, de la donación incansable de Su Corazón eterno, no solo presente en el Arca de la Santa Alianza, sino también en los Sacramentos. Hijos Míos, si comulgan espiritualmente de los Sacramentos durante los días de la Sagrada Semana, les aseguro que recibirán las Gracias que necesiten.

¡Cuánto hará la Iglesia Celestial de Mi Hijo durante los primeros días de agosto!

Él vendrá con Su Poder y Gloria para recordarle al mundo su filiación con lo Alto, para que muchas más almas puedan colocar su cabeza en el suelo y arrepentirse, porque Dios no quiere la Justicia en el mundo, sino la Misericordia.

Quien esté abierto de corazón y en ofrecimiento de alma y espíritu ante la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo, será contemplado por el Padre Eterno, porque Él es la propia Arca Sagrada que guarda las experiencias de Amor, de Redención y de Luz que no solo Su Hijo amado alcanzó en la Tierra, sino también muchos de sus hermanos que a través de los tiempos alcanzaron la cristificación.

¿Quién se cristificará por Mi Hijo, después de todo lo que Él les dará y con todo lo que Él les ha dado a través de estos últimos años?

La cristificación no es una forma ni es un método, es una experiencia de amor que se vive en la carne y que transforma la consciencia, los aspectos más profundos del ser hasta llevarlo a la redención.

La sagrada Ley de la Cristificación también llegará durante los días de la Sagrada Semana al mundo. Quien coloque su corazón ante ese misterio, por medio del Arca de la Santa Alianza y de los Sacramentos, renovará su vida, renovará su compromiso, reafirmará su misión y se ofrecerá nuevamente al Padre como víctima de Su Amor universal.

Mi tiempo con ustedes termina y es algo que en verdad no quisiera que sucediera, pero deben aprender a amar la Voluntad del Padre más allá de ustedes mismos, así como Yo aprendí a amarla siendo una joven mujer, en una familia humilde y simple, que recibió el llamado de Dios para engendrar en Mi vientre al Hijo del Altísimo.

Hoy las generaciones, pueblos y naciones, Me proclaman Bienaventurada. En el día de mañana, el mundo proclamará a los últimos apóstoles como bienaventurados, como los Cristos del Nuevo Tiempo, como los que alcanzaron la aspiración del Corazón de Mi Hijo hasta el último momento de sus vidas.

Pero Yo no los abandonaré, así como no abandoné a los pequeños niños en Fátima. Deben amar, conocer el Cielo como ellos vieron el Cielo muchas veces, porque en el Cielo, en donde se encuentra nuestro Padre Eterno, fundirán sus experiencias en la gran Fuente de Su Amor, y la Creación, como muchas veces sucedió, se volverá a renovar.

Hoy rezo por el mundo entero y por cada uno de Mis hijos en los cinco continentes, para que sus almas ingresen en la poderosa Iglesia Celestial, la que abrirá las puertas en el mes de agosto trayendo las Gracias y las Misericordias de Dios para la humanidad.

En esta noche, a pedido de Mi Hijo, dejo aquí fundados los pilares, los primeros pilares de Su Iglesia Celestial, la que hoy se mostrará en Gloria, Amor y Misericordia a las almas.

En esos días de agosto, será el gran momento de su síntesis espiritual de todo lo que han recibido a través de estos doce años.

El Padre Me ha permitido que, en el próximo tiempo y por última vez, Yo pueda aparecer en Aurora para cerrar todo lo que allí comenzó una vez, cuando aún nada existía, porque allí encontré corazones dispuestos a seguirme, cuando aún no tenían nada, porque en el ayuno y en la oración vividos durante esos días Conmigo en Aurora, confiaron en Mi Palabra y sobre todo en Mi Presencia, más allá de lo que dijeran.

Por esa razón, Yo retornaré a Aurora por última vez, porque en Aurora será el fin de Mi tarea con el mundo, antes de que retorne Mi Hijo. Y toda la Hermandad de los Cielos estará ese día, ofreciendo al Padre todo lo que allí fue construido no solo en lo material, sino también en lo espiritual.

Todo lo que ha pasado en Aurora, desde su surgimiento hasta el presente, será ofrecido al Padre como justificación de la redención de la humanidad.

Hoy los ángeles Me han pedido que canten una simple canción para terminar, que cierre este ciclo de los días 25. Es una canción que nació en Aurora y que invoca el poder de su Centro de Amor para las almas no redimidas.

Vamos a escuchar “Reino de Amor”.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

Mi Manto y Mi Consciencia reflejan la Aurora, el amanecer en la vida de cada ser.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia.
Redención, Redención, Redención
para este planeta.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Mientras las puertas del Cielo aún se abren, Yo vengo como su Gobernanta Universal, como Reina y Madre de todos los ángeles, a pedido de Mi Amado Hijo.

Hoy vine con todos ellos, los que dieron principio a la Creación. Véanlos en su interior. Siéntanlos con sus corazones, son los ángeles de Dios que vienen al mundo para pacificarlo, para traerle la Misericordia de Dios a todos los conflictos del mundo.

Cuán grande es este Universo de Dios que solo los corazones más simples y humildes consiguen vislumbrarlo completamente con la visión del infinito. Es ese Infinito el que hoy se aproxima a ustedes, queridos hijos, es el Reino Celestial que se acerca para traerles la Luz a los corazones, la cura a todas las almas y la compasión a todas las consciencias.

Hoy, los ángeles del universo sustentan Mi Manto de Luz para que se extienda sobre el mundo, especialmente sobre las naciones en donde falta la paz y la redención.

Vean cuántos ángeles se aproximan a ustedes para traerles la sabiduría de Dios y para que esta sea comprendida por sus corazones como un sentimiento profundo de unidad.

Así, perciban el tiempo real, la verdadera realidad que hoy desciende al planeta y sobre este Centro Mariano para renovar su propósito ante Dios y el propósito de todos los demás.

Hoy, vengo a darles a conocer, queridos hijos, la esencia de la Creación de Dios, algo que en estos tiempos se revelará a los que están despiertos y dormidos, porque aún queda un tiempo más de Misericordia.

Quisiera que todos Mis amados hijos traspasaran con sus consciencias y, sobre todo con sus corazones estas sagradas dimensiones que hoy se hacen presentes ante ustedes.

Hoy, les he traído especialmente a ustedes, queridos hijos; y a todos Mis hijos del mundo, despiertos e ignorantes de este conocimiento; a cada uno de los ángeles de la Creación de Dios. Porque, en verdad, Mi Padre, a través de Su Amado Hijo, les ha enviado estas sagradas presencias aladas ante sus ojos, para traerles el Soplo del Espíritu. Aquel Soplo de Dios que, de tiempo en tiempo, vivifica el alma y engrandece al espíritu por estar unidos a Su gran humildad.

Estos santos ángeles, queridos hijos, son los que se aproximaron cuando el Hijo de Dios encarnó a través de Mí. Ellos fueron los que prepararon, en el mundo, la Venida del Mesías. Fueron los que anunciaron a San José que sería el Padre de Jesús, el testigo de este gran milagro de Amor. Los mismos ángeles fueron los que anunciaron a Mi Madre, Santa Ana, la venida de Mi Pureza Original al mundo. 

Los ángeles de esta Creación Superior fueron los que guiaron a Moisés y permitieron guiar a los pueblos en el desierto. 

Fueron los mismos ángeles que estuvieron con Abraham para formar las nuevas tribus que guardarían los códigos de la Venida del Redentor en la esencia de sus almas y de sus espíritus.

Fueron estos mismos ángeles, queridos hijos, los que Me han acompañado a lo largo del tiempo en las Apariciones, en cada lugar del mundo en donde Yo Me he hecho presente para traer la advertencia del Cielo, el Mensaje de paz y de reconciliación, al mundo.

Son estos mismos ángeles de Dios que hoy, presentes ante ustedes y sus corazones, vienen al mundo para poder guiarlos hacia el Propósito final, hacia el día del gran Juicio Final.

Fueron estos mismos ángeles, los que acompañaron la Pasión de Mi Hijo; los que juntaron, con sus propias manos, cada gota espiritual que Mi Hijo derramó a través de Su Santa Sangre.

Fueron los mismos ángeles, queridos hijos, los que junto con Mi Hijo sustentaron el Cáliz de la Última Cena, derramando sobre él la Misericordia de Dios y dando al mundo el testimonio de que Él era el Redentor, el Salvador de todas las consciencias, a lo largo de todos los tiempos.

Fueron estos ángeles, enviados por San Miguel Arcángel, los que acudieron a Jesús durante la flagelación, los que vivieron junto con Él cada dolor padecido y la Sangre derramada por la salvación de la humanidad.

Fueron estos ángeles los que consolaron al Corazón de su Madre Dolorosa, al ver a Su Hijo flagelado y ultrajado por los pecados del mundo.

Fueron estos ángeles, queridos hijos, los que llevaron junto con Jesús y el cireneo, la pesada Cruz del mundo, la gran deuda universal que aún no se ha pagado.

Fueron estos ángeles, los que sustentaron la Cruz cuando el Rostro de Mi Hijo tocó el suelo.

Fueron estos ángeles los que, a los pies de la Cruz, durante tres días, contemplaron el sacrificio del Hijo de Dios y ayudaron a Jesús a liberar de los infiernos del mundo a todos los que estaban dentro de ellos.

Fueron estos mismos ángeles, los que anunciaron a las mujeres de Jerusalén la Victoriosa Resurrección de Cristo, Nuestro Señor.

Fueron los ángeles, que hoy nos acompañan, los que acompañaron a su Señor por el camino de Emaús, para testimoniar Su Resurrección ante el mundo.

Estos mismos ángeles, hijos Míos, acompañaron la Ascensión de Jesús y guardaron en sus corazones la promesa de la Segunda Venida de Cristo; algo que hoy, estos mismos ángeles de Dios, ante la Presencia de su Madre Celeste, vienen a testimoniar y a confirmar que el Retorno de Mi Hijo está próximo.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

¿Alguna vez se preguntaron por qué Yo Soy la Reina de los Ángeles?

¿De dónde viene la potestad que el Creador Me entregó, de cruzar los universos y las dimensiones, acompañada por aquellas criaturas que habitaron primero el cosmos y que representan Su Propósito para toda Su Creación?

¿Alguna vez se preguntaron, hijos Míos, de dónde proviene Mi Maternidad? ¿Será de este mundo o de todo el cosmos?

¿De Mi Vientre Purísimo nació solo el Redentor o todas sus esencias?

Hoy les traigo un gran misterio, que escribo en los espejos de sus corazones, reflejando en cada uno de ustedes la santa presencia de los ángeles celestiales.

Cuando les revelo cada pasaje de estos ángeles por la Tierra, no solo les cuento una historia; les traigo a sus consciencias un impulso, una llave que les abre una puerta para que reconozcan una verdad que es más que milenaria, es eterna.

Ante Mis santos ángeles y arcángeles, quiero que reconozcan, hijos Míos, la esencia de su creación, la procedencia de sus esencias; porque hoy, en esta noche, representado en Mi Presencia y en la presencia de los santos ángeles, tienen aquí todo el misterio divino.

Yo Soy esa Fuente Madre de donde proviene la vida, y cada uno de los arcángeles, que hoy les traigo, representa la manifestación de la vida.

Hoy, contemplen en Mi Presencia, no solo Aquella Mujer de Nazaret que traía en Su Vientre al Hijo de Dios. Contemplen hoy este Gran Vientre de la Creación, esta Fuente Materna de donde provienen todos aquellos que, como el Hijo de Dios, deben manifestar Su Propósito y Su Plan.

En esta noche, hijos, al revelarles los pasajes de la vida de Jesús, junto a los santos ángeles, quiero demostrarles que estos mismos ángeles están presentes ante ustedes para que manifiesten aquel Propósito, tan sagrado, vivido por la Sagrada Familia. 

Estos mismos ángeles despertaron a cada una de sus almas, las condujeron al camino de la purificación y hoy los colocan delante de un propósito infinito; porque llegó el tiempo de vivirlo.

Quisiera revelarles muchas cosas, y se las revelo al corazón; aquel que es capaz de comprender este símbolo, que hoy les traigo, y que les develará muchos misterios que la humanidad siempre ignoró.

Por eso hoy, hijos, contemplen esta Presencia Divina y, en el silencio de sus corazones, dejen que Yo les muestre lo que verdaderamente quisiera decirles en esta noche.

Poco a poco, prepararé sus almas, sus espíritus, para que en nombre de la humanidad cumplan el Plan de Dios, conscientes de Su manifestación.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Mis amados hijos, ahora rezaremos la oración que les he transmitido, para que la consciencia planetaria y, sobre todo la consciencia humana, despierten a esta verdad.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a orar siete veces:

Santa Reina de los Ángeles, 
Santa Madre de Dios,
revela a nuestras almas 
la presencia de los ángeles de Dios
para que, unidos a ellos, 
vivamos el despertar y la redención.
Amén.

 

Ahora, queridos hijos, llamaré aquí a dos almas que son parte de Mi Espejo, del Gran Espejo de la oración universal: Anarel y fray José de Arimatea. En este, su día, Mi Corazón impulsa una bendición maternal.

Que vengan aquí.

Vean como en el espejo de un corazón se da el impulso de la cura para las almas y en el espejo de otro corazón se da el impulso de la devoción para la salvación del planeta.

Que estos, Mis amados hijos que hoy bendigo, coloquen sus manos en señal de recepción.

Parecen ser diferentes, pero son iguales. Desde donde surgieron, existe la unidad y es esa unidad, queridos hijos, la que debe mantener unida a los espejos de sus corazones para que se concrete Mi Plan, así como se cumple en ellos y en cada uno de Mis hijos.

Como Reina de la Paz, coloco Mis manos sobre sus consciencias, irradiándoles Mi bendición maternal y Mi gratitud celestial por seguir cumpliendo esta sagrada Tarea.

Que este testimonio de amor los ayude a todos a seguir adelante, porque Mi Propósito en ustedes es infinito.

Los bendigo con la autoridad celestial y en la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

No Me he olvidado de los Hijos de María, solo les enseño, como les enseñó Mi Hijo, que los simples de corazón, los últimos, entrarán en el Reino de los Cielos.

Que vengan aquí los Hijos de María, aquellos que hoy se consagrarán.

Contemplen a los ángeles de Dios con amor, sagradas presencias del infinito que vienen a unir a las almas con el Corazón de Dios. Que sean estas, sus almas, las que vivan el Propósito del Padre, así como Yo lo he vivido por ustedes, en el principio.

Que este compromiso, que hoy asumen Conmigo, sea el servicio a sus semejantes, la caridad a los más necesitados, la oración por los enfermos de cuerpo y de alma y la unión perfecta de sus corazones con Dios, para que así Mis Gracias siempre estén entre ustedes.

Anuncien a Mi Corazón silenciosamente el voto de su consagración. Coloquen su mano izquierda sobre el pecho y dígame, silenciosamente, lo que hace ya bastante tiempo siempre Me quisieron decir. Yo escucho la voz de sus corazones y en sus corazones realizo Mi Obra, porque así los aproximo, queridos hijos, a la Consciencia Divina de Dios, aquella Consciencia que los creó en el principio y a la cual retornarán cuando llegue su fin.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: 

Oraremos a pedido de María, con todos los Hijos que se consagrarán hoy, la Oración a la Madre Universal.

 

Demos gracias y gloria a Aquel que permite todas estas cosas, porque es a Él, al que le debemos la gloria, la Gracia y la gratitud por todo lo que realiza desde Su Consciencia Infinita de Amor.

Hoy, no les pediré que canten el Himno de Consagración, sino que entonen junto con los ángeles aquel canto que abrió los Cielos para que ellos estén presentes: “Aleluya”.

¡Gracias por responder a Mi llamado, al llamado de la Creación!

Los bendigo, Mis queridos hijos, abrazando a cada uno con Mi Manto de Luz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy, estoy aquí, queridos hijos, y también estoy en Venezuela con todos Mis hijos de esa nación.

Mis Planes de Paz no han cambiado y se están difundiendo en el corazón de todos Mis hijos.

Como Señora de las Gracias, hoy derramo la Gracia de Dios sobre esa nación y en este momento los invito, queridos hijos, a orar por las naciones del mundo, como todos los meses.

Hoy, también les traigo en Mis Manos, queridos hijos, las Espigas de la Sabiduría: la Sabiduría del Padre, la Sabiduría del Hijo y la Sabiduría del Espíritu Santo. Este es el símbolo de las Espigas de la Sabiduría, algo que ustedes deben considerar importante en el fin de los tiempos. 

Hoy, materializo estas tres espigas para su comprensión y para que puedan ver la hermosura de la Creación de Dios. 

En las espigas se encuentra la Sabiduría del Señor. Es un símbolo antiguo del cristianismo, algo que deben considerar en este tiempo, para su instrucción interior.

La sabiduría los llevará por buenos caminos y, en consecuencia, tendrán buen discernimiento cuando estén unidos al Padre en la oración. 

Oremos por las naciones en este momento. Este es un pedido celestial, es importante, es la Voluntad de Dios.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Después del secreto definitivo que Nuestra Señora nos reveló, vamos a orar a pedido de Ella.
Por eso, vamos a orar no solo por Venezuela, sino por todas las naciones del mundo. Y Nuestra Señora pidió que oráramos, especialmente, por los gobernantes para que encuentren la Luz de Cristo. 

A pedido de Nuestra Señora, vamos a orar la Madre Universal en diferentes idiomas. Repetiremos la oración dos veces en cada idioma.

Vamos a comenzar a orar en español y va a orar con nosotros, nuestra hermana Kueipeh de Venezuela, a pedido de Nuestra Señora.  

 

Oración: “Madre Universal” (en español, portugués, inglés e italiano).


En esta noche, queridos hijos, les agradezco la presencia de cada uno de ustedes dentro de Mi Corazón.

Bajo la bendición todopoderosa de Dios, hoy, Yo les doy Mi bendición maternal nuevamente. 

Vayan en la Paz de Mi Hijo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

 

Madre María Shimani de Montserrat:

En este profundo silencio de reflexión que nos dejó Nuestra Madre, en este silencio interior, vamos a colocar nuestra gratitud en nuestro corazón y vamos a tener presente, en nuestras oraciones, el pedido de Nuestra Madre de orar por los gobernantes.

Ahora, Fray Elías, hará un breve relato de lo acontecido durante la Aparición. 

 
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Mientras orábamos, en la tarea de oración se fue profundizando el proceso de la Aparición.

Antes de la Aparición fueron desarrollándose diferentes situaciones, que les vamos a contar ahora.

Por ejemplo, en diferentes niveles se fueron proyectando hacia este lugar físico, en donde nos encontrábamos, diferentes estados de lo que comprendemos como el Cielo, y ese movimiento de energía era guiado por consciencias angélicas.

Mientras el proceso de oración se desarrollaba, también sucedió algo: aparecieron en el cielo Abraham e Isaac, acompañados por otros seres que conocemos como santos; y aquí, sobre la superficie de la Tierra, se desarrollaba otra escena mientras ellos estaban presentes. 

Mientras esa situación se desarrollaba, le preguntamos a Abraham qué estaba sucediendo. Él nos dijo que ellos, los profetas, son regidos por la Reina del Universo y, en ese momento, Abraham nos mostró una escena del Juicio Final y nos dijo que era el símbolo de la separación de la paja del trigo. Eso se manifestaba a través de un juicio, como lo conocemos aquí en la Tierra, un juicio en el que una persona es condenada por un juez.

En ese momento, no sabíamos qué estaba sucediendo hasta que esa situación se aclaró. Abraham mostraba en ese juicio que se estaba definiendo el camino de muchas almas, nos dijo que eran almas de esta humanidad y nos explicó que ese juicio sucedía en un nivel interno de la consciencia de todos los seres de la Tierra.

Le preguntamos si esa situación, esa realidad que él mostraba, era concomitante, si coincidía con este tiempo de la Tierra que estamos viviendo. Él nos dijo que sí, que las almas se estaban definiendo por un camino o por otro. 

Le preguntamos a Abraham y a Isaac por qué estaban presentes hoy. Ellos nos dijeron que estaban cumpliendo una parte de la profecía que fue escrita hace mucho tiempo.

Después, esa situación desapareció de este lugar, fue como si los profetas se hubieran recogido en el interior de ese cielo.

Luego, llegó el momento de la Aparición y nuestra Madre apareció en lo más alto del cielo. Ella posaba Sus Pies sobre una gran rosa de Luz. 

Lo que llamaba la atención es que la rosa estaba invertida hacia abajo, hacia aquí. Y la Luz de esa rosa se derramaba sobre este lugar, mientras Nuestra Señora descendía lentamente hacia aquí. 

Hoy, Ella se manifestó como la Señora de las Gracias, porque nos dijo que nuevamente estaba haciendo una tarea con las naciones. Y, cuando Ella apareció, comenzó a dirigir las Palabras lentamente.

Una de las cosas que Ella nos dijo fue que no nos hablaría mucho porque Ella estaba cumpliendo con la Voluntad de Su Padre. Entonces, nos mostró el símbolo de las tres espigas y nos explicó el significado de las tres espigas que traía en Sus Manos, las que donaba, entregaba y ofertaba a nosotros. 

Hoy, nuevamente, Ella nos habló de la importancia de que pidamos sabiduría, sobre todo, que pidamos al Padre por sabiduría en nuestra consciencia en el fin de este tiempo. Nos dijo que cuando recibamos esa sabiduría o pidamos esa sabiduría estaremos en caminos correctos. 

Durante el silencio prolongado que hubo, Ella nos reveló un secreto que llamó “el secreto definitivo”. Después, Ella se quedó en un profundo silencio, contemplándonos. Nos mostró, a través de ese secreto, varias imágenes, acontecimientos por los que nos pidió que oráramos. Y, sobre todo, nos dijo: “Necesito que hoy oren con sinceridad”; y entonces, nos pidió que oráramos la “Madre Universal”. 

Al principio de la Aparición, Ella nos hizo un pedido especial, que definió como una aclaración para nosotros, sobre la Aparición de mañana. Nos dijo que mañana será una Aparición importante y nos prometió que nos dirigiría las Palabras con más precisión. 

Ella nos dijo que va a consagrar el Portal de la Paz que está en la Colina de las Apariciones de Figueira. Y para eso, nos dijo que la Aparición será a las 21h. Le preguntamos a Nuestra Señora si ese horario tenía un motivo especial y Ella nos dijo: “Claro que sí, tiene un motivo; las 21h es un horario especial para el planeta, es la hora de la vigilancia, en la que el alma puede estar más vigilante; y también es la hora de la reparación del Corazón de Mi Hijo”. Por esos motivos, Ella va a aparecer en ese horario.  

 
Madre María Shimani de Montserrat:

Bien, mañana vamos a preparar nuestro corazón para estar vigilantes; y así, junto a nuestra Madre, podremos reparar el Corazón de Nuestro Señor.

Ella pidió que hagamos una peregrinación con velas, desde la entrada del camino que conduce a la cima de la Colina de las Apariciones.  

Para cerrar, vamos a cantar.


Canción: “Madre Divina”.


¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!

Muchas gracias a todos.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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