APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acércate a Mí, para sentir Mi Paz.

Acércate a Mí, para recibir Mi Amor.

Acércate a Mí, para consolar Mi Corazón.

Acércate a Mí, para que tu alma sea instruida por Mí y Yo te pueda mostrar ampliamente todos los tesoros del Cielo que guarda Mi Padre con Amor para todas las almas y esencias creadas.

Mira ante ti, en lo más invisible de la vida, en lo más profundo de tu consciencia, ese vasto universo al que perteneces, en donde ninguna fuerza contraria a Mí puede prevalecer o reinar porque el Amor de Dios es capaz de disolver cualquier nudo, es capaz de trascender cualquier obstáculo, es capaz de revelar la Verdad.

Mira este universo interior que hoy te presento, del que tú y tus hermanos surgieron, donde está la respuesta que muchos buscan para poder comprender y aceptar que, en este mundo, cada uno debe trascender su propia dualidad.

¿Por qué las almas buscan sufrir para poder aprender?

¿Cuál es ese misterio tan oculto que las almas deben comprender y vivir a través de la infinita e insondable obediencia?

Porque si una vez en el Cielo hubo un ángel creador que cayó al abismo, a partir de ese momento la evolución cambió de escuela y todas las esencias que serían creadas en este Universo Material deberían aprender de la escuela de la dualidad.

Pero, ¿cómo vencer y trascender aquel obstáculo que coloca la propia consciencia? ¿Cómo desatar aquel nudo que amarra la consciencia y que muchas veces le impide dar los pasos hacia la libertad espiritual?

Les vuelvo a repetir, como hoy te repito a ti personalmente, que la regla primera está en la insondable obediencia, en la que tu propio ser y tu propia alma estarán protegidos y resguardados de ti mismo.

Todos los que se decidieron a estar Conmigo, a lo largo de los tiempos y de las generaciones, aceptaron en primer lugar vivir esa insondable obediencia, sabiendo que esto representaría un esfuerzo interior significativo para trascender la propia voluntad humana, para desapegarse de las condiciones viciadas de la personalidad y para poder estar libre de las ideas propias.

Estar bajo esa insondable obediencia a Dios no es imposible ni inalcanzable. Estar bajo esa obediencia a Dios es una de las mayores Gracias que se puede recibir.

Hoy, Yo les abro una puerta que ustedes podrían decir que ya la conocen, pero les aseguro que no la conocen absolutamente; es la puerta de la insondable obediencia, que les presento no como una regla ni tampoco como una imposición, sino como una Sagrada Ley que coloca a la consciencia encarnada en el camino seguro de la rectitud, de lo que es impersonal y libre de cualquier apego. Porque la obediencia, en su misterio oculto y anónimo, es una corriente cósmica de liberación, que ninguna fuerza contraria puede soportar.

Si alguna vez te viste fuera de la Ley de la Obediencia, te preguntaste: ¿para qué lo hice?

¿Cuál es la razón, el motivo espiritual, mental y humano de salir de esa Sagrada Ley, que a muy pocos ampara en este mundo, ante este caótico escenario planetario, en el que la desobediencia es la moda que muchos adoptan en este tiempo?

¿Cómo será posible que más almas, en la superficie de este planeta, comprendan cuál es la razón y la existencia de la propia encarnación?

Existe un solo camino que su Maestro y Señor, su Santísima Madre y el casto padre San José vivieron en este planeta, a través de la sagrada e insondable obediencia.

Obediencia no significa solamente responder, la obediencia es una emanación primera del Amor-Sabiduría, es una ciencia oculta del Espíritu Santo que promueve en las almas y en los mundos internos la expresión de las dádivas y de los dones de Dios en los corazones.

Y esta Obra que, durante treinta y siete años consecutivos, fue concebida por la Voluntad de Dios; nació, surgió y se manifestó a través de la obediencia de algunas almas que dijeron sí al llamado.

Fue así que, hace treinta y siete años, una puerta espiritual y anónima fue abierta en el mundo, porque las propias manos de la Jerarquía sembraron a la pequeña Higuera en el suelo sagrado, para que pudiera crecer a través del sagrado riego de la Instrucción, de la reverencia insondable al conocimiento universal e interno; para que, después de treinta y siete años, esa Sagrada Higuera pudiera dar sus frutos en abundancia y amor por las almas, por la manifestación de la vida interna en todos los corazones que fueron autoconvocados por Mi hermano y amigo José Trigueirinho.

Ustedes, a través de los tiempos, tuvieron la Gracia de tener un humilde ejemplo en vida; un ejemplo de abnegación, de renuncia, de lealtad, de amor y de hermandad para con toda la Consciencia Divina, a través de su hermano José.

Hoy él, Conmigo desde el Cielo, en donde reza e implora por todos sus compañeros, coloca a las puertas de Mi Corazón toda esta experiencia vivida a través de Figueira y, por intermedio de Figueira, en otros Puntos de Luz que surgieron en el mundo por la Gracia de la confianza de los que dijeron sí.

Todo esto nunca desaparecerá porque nunca fue borrado, porque lo que Dios escribe con Su propia Mano, a través de las vidas y de los corazones, nunca se puede borrar ni desaparecer, incluso lo que Él escribió con Su propia Mano a través del humilde ejemplo de vida de José.

Quisiera que hoy ustedes fueran conscientes de que no recibieron a cualquier persona, sino que recibieron a un importante hermano mayor que, con su ejemplo anónimo de vida, su servicio por la ampliación de las consciencias, siempre se mantuvo en la rectitud y en la donación, sabiendo que el gran compromiso de su hermano José era cuidar de lo que era sembrado en cada corazón que fue tocado por su voz, por su mirada o por su simple presencia.

He aquí que ante esa puerta espiritual que fue abierta en Figueira, a través de los tiempos y de las generaciones, las almas fueron tocadas por el impulso del llamado, y esto no se detendrá porque el legado que fue confiado a través de la expresión de las almas en Figueira es algo que siempre se perpetuará en los planos internos y especialmente en todos los que lo preserven, primero de sí mismos y después del mundo, sabiendo que los tesoros de Figueira que fueron confiados por la Jerarquía son los valores de la fraternidad y de la vida grupal evolutiva.

Quiero que, después de este mes de agosto, resuenen en cada mundo interior los campanarios de Figueira, el llamado de la Jerarquía que les trae el porvenir y la esperanza a todos los que algún día fueron llamados a formar parte de esta Obra de Amor. 

Porque esta Obra es una de las que Yo tengo en el mundo, una de las tantas obras en este mundo que, de no existir en obediencia a la Jerarquía, no se podría sostener la transición del planeta y de la humanidad sin el sacrificio, la abnegación y la renuncia; libres de vanagloria, libres de protagonismo, libres de cualquier autoridad o poder; porque, así como Dios les dio todo, Él podría quitarles todo.

Abracen la llama que hoy les ofrezco de la humildad. Que sus vidas se rindan y se rediman para que los sagrados tesoros del Cielo puedan seguir siendo depositados no solo en Figueira, sino también en las almas que dicen sí, porque ya estamos en el tiempo preparatorio de Mi Retorno al mundo y nada puede ser en vano. 

Quisiera agradecer públicamente a todos los que a través de los tiempos se mantuvieron en fidelidad a la Jerarquía, aprendiendo todos los días de la obediencia, de la lealtad, de la verdad y del servicio por amor a Nuestro Creador y por la redención de esta humanidad.

Esto es algo invalorable, porque no se puede medir ni juzgar con la mente, la fidelidad de un corazón unido a la Jerarquía es uno de los mayores alivios que promueven a Mi Corazón. 

Que puedan renacer, en este día, los que por la fe y la fidelidad construyeron con sus manos las bases de esta Obra de la Jerarquía; para que las almas, más allá de sus condiciones, traumas o sufrimientos, tuvieran un espacio seguro, simple e interno para reencontrarse con Dios y con el Corazón de la Jerarquía. 

Hoy, es Mi Mano la que escribe una nueva historia. Dichosos serán los que formen parte de ella, porque Mi promesa se cumplirá en todos los que Me dicen sí.
 

Oh, Sagrada Figueira de Luz, 
que eres anónima, secreta e interna, 
entrégale tus frutos al Señor, 
los frutos de la conversión y del servicio de las almas, 
para que por el esfuerzo de tus hijos, 
discípulos y hermanos de José, 
los frutos de la conversión y del servicio de las almas 
sean amorosamente ofrecidos 
a los Pies de tu Creador. 

Que el poder de Mi Preciosa Sangre te santifique, 
para santificar y liberar a todos los fieles servidores 
que hayan sido heridos o lastimados. 

Hoy, vengo a reparar lo que está roto.
Hoy, vengo a reconstruir con Mis propias Manos
lo que cayó al suelo, 
que es la dignidad de todos los hijos y amigos, 
compañeros y servidores de José.


En la víspera de la divina esperanza, todos los corazones posibles encuentren el portal de Mi Paz. 

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.