APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL QUINTO DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

He aquí el Señor de Judá, Quien rige la tribu de la sabiduría eterna, que abre las puertas al conocimiento mayor y a través de la Palabra de Vida transforma a los corazones, unge las vidas y consagra a las almas.

He aquí el León de Judá, el símbolo del Gobierno Espiritual del Padre, que impulsa el cumplimiento de Su Ley y de Su Verdad, encendiendo en cada ser la Llama del Espíritu Trino para que todos caminen en la ascensión, en la búsqueda incesante del infinito, del llamado origen interior, puerta que se abre para el despertar de la consciencia, para la transformación de las formas, de los planos y del éter, a fin de que se establezca la Ley que es nutrida por el Divino Espíritu del Padre y por el Centro Regente de Su Amor Cósmico, Llama Incandescente que todo ilumina y todo transforma, que todo renueva y todo pacifica.

El León de Judá es una de las representaciones del Gobierno del Padre Eterno, una de las más sagradas intenciones que fueron entregadas en las propias manos de los arcángeles, para que Su Proyecto y Su Voluntad se cumpliera, así como lo fue con Mi Encarnación en el mundo para todo este universo y más allá de él.

Quiero que hoy estén dentro de esta consciencia sagrada, para que todo pueda ser sublimado con la fuerza que otorga el Amor de Dios en las almas, con el ímpetu que el espíritu proporciona para vivir la superación, subiendo un escalón de Luz por vez, para que se sientan seguros en los pasos que están dando en estos tiempos.

He aquí el camino de la ascensión de la vida y de la transformación de la condición humana, impulsado por la Ley de la Gracia y de la Misericordia, que unge y consagra a las criaturas de Dios para que puedan vivir en el Padre y se sientan parte de Su Reino, aun viviendo la vida en la Tierra; porque es el alma que puede vivir en el Cielo, aunque esté en la Tierra, es el alma que le puede espejar a sus vidas las Gracias y los Tesoros de Dios, que son incalculables.

Dentro de esta consciencia de Amor y de Sabiduría, llamo a los benditos hijos de Dios para que comulguen de la presencia del León de Judá; así, esta y otras tribus puedan ser renovadas y reparadas, preparando el escenario del planeta y principalmente de los mundos internos para el anunciado Retorno de Cristo.

Y como testimonio de que esto sucederá, les he dejado el legado de la Santa Eucaristía a través de Mi Cuerpo y de Mi Sangre transustanciados, para que todas las veces que sea necesario, todas las veces que lo puedan hacer, retornen al Santo Sacramento del Altar para poder volver a tomar contacto interno y espiritual, por intermedio de la Eucaristía, con los impulsos que he dejado para preparar a las almas y espíritus para el Retorno de Cristo, ya que cada uno deberá cumplir una parte en este camino preparatorio del Señor.

Por eso, vengo aquí a dejar los signos de la Verdad, en la representación simbólica y eterna del León de Judá, del Rey de Reyes.

Es así que, en esta consciencia de Sabiduría y Amor también pueden tomar contacto, de forma directa, con el consuelo de Dios, que fue lo que también preparó el corazón de Mis apóstoles en el pasado, para que ellos pudieran vivir al servicio del Plan.

Quiero que el símbolo del León de Judá sea el símbolo de la reparación y de la restauración de sus consciencias para que, en la vida, tengan claridad en sus decisiones, paz en sus aprendizajes, sosiego en sus conflictos. Porque cuando el Amor del Rey actúa, todo puede ser transformado, solo basta abrirle la puerta para que esto suceda.

Hoy, vengo aquí con este terafín del León de Judá, para que lo puedan contemplar en su corazón y saber que en Cristo está la fortaleza, la verdad y la vida, que ayuda a las consciencias a vivir en paz el camino de la redención; porque Mi Amor solo los elevará hasta poder alcanzar la trascendencia de sus propias miserias y aun de sus propios juicios, porque en el Amor de Cristo no existe la división, solo existe la sagrada expresión de la unidad eterna, que es a la que hoy sus ojos deben estar observando y contemplando, así como Mis Ojos contemplan la Sagrada Unidad de Dios.
 

Tráiganme aquí la cesta con las preguntas.
 

P: Amado Señor, ¿cómo puedo lavar Tus Pies y no el Señor lavar los míos?

R: Con ejemplos de caridad y de amor.


P: Amado Señor, ¿qué más te puedo ofrecer para la conversión de la persona por la cual yo oro todos los días?

R: No perder la fe.


Esta es una pregunta elevada, dijo Cristo:

P: ¿Cuál es el significado del verdadero amor incondicional?

R: Es que me superen mucho más en lo que hice por ustedes, a punto de renunciar a sus propias convicciones y creencias. 
 

P: Señor amado, Yo sé lo que aflige a mi personalidad, pero ¿qué es lo que aflige a mi alma?

R: Lo que tu personalidad podría estar haciendo, sin darte cuenta. 
 

P: ¿Quién soy yo y qué quieres de mí, Señor?

R: Que tomes tu cruz y Me sigas, y sirvas a los pobres. 
 

P: ¿Cómo consigo mantenerme firme para no caer en las mismas tentaciones?

R: Que tú no creas en la tentación. 
 

P: Cristo amado, ¿qué debo hacer en relación a mi hermano Luis? Gratitud.

R: Debes ayudarlo hasta donde él lo permita. 
 

P: ¿Cómo nuestras oraciones y las oraciones de otros grupos podrán evitar el caos previsto, que podría exterminar la vida en la Tierra?

R: Creyendo en la oración.
 

P: Cristo, ¿necesitas decirme algo que no estoy percibiendo internamente?

R: Cuida de tu estado irascible. 
 

P: Amado Jesús, ¿qué puedo hacer para tener un corazón manso y humilde semejante al Tuyo?

R: No reaccionar, sino amar. 
 

P: Maestro, el Señor que conoce profundamente mi ser, mis imperfecciones y mi estado actual, ¿cuál es el próximo paso que esperas de mí?

R: Que no te detengas. 
 

P: Maestro, ¿cómo romper con el ego y vivir el amor que nos pides?

R: Viviendo el amor. 
 

P: Jesús, ¿será que algún día seremos dignos hijos de Dios?

R: Si lo preguntas es porque no lo crees, cuando creas, nunca más lo preguntarás. 
 

P: Jesús, ayúdame a perdonar. No lo estoy consiguiendo, fui calumniada y el Señor conoce mi corazón y sabe la verdad.

R: Cuando atravieses esta puerta ya no sentirás esto. Los justos serán honrados y los injustos serán transformados. 
 

P: Señor, en este final de los tiempos, ¿dónde debo estar y qué debo hacer?

R: Debes estar y debes hacer lo que tu corazón te dicte.
 

P: Amado Señor, a veces no me amo, a veces quiero morir, desaparecer, a veces es como demasiado. ¿Qué me está queriendo decir todo esto?

R: Que tu energía está en el lugar incorrecto. 
 

P: Señor, ¿por qué hay tanta desunión en mi familia?

R: Porque el mundo está controlado. 
 

Esta es una pregunta sabia:

P: Maestro, ¿cómo unir lo que está separado?, ¿cómo unir a los corazones que se enfrentan los unos contra los otros? En gratitud y reverencia.

R: Donde no está el amor, Yo no estoy. 
 

Una pregunta verdadera, dijo Jesús:

P: Amado Señor, ¿qué tengo que hacer para que Tu Amor habite completamente en mi ser?

R: Entregarme tu corazón.

Complementando a esta pregunta anterior, Cristo le sugiere que pueda leer la vida de Santa Teresita de Jesús, Santa Teresa de Lisieux. 
 

P: Cristo, ¿mi lugar cierto, correcto, es vivir como residente en Figueira o dónde estoy, en la vida social y seguir una vida familiar?

R: Hay almas que tienen el destino de formar familias. 
 

P: Señor, ¿debo consagrarme como auxiliadora?

R: Depende solo de ti. 
 

Última:

P: Cristo Jesús, Maestro y Compañero, el libro que escribí está de alguna forma clareando ciertas mentes que por ignorancia abusan de su preciosa energía vital.

Él no comprendió la pregunta. 

 

Estas almas, dice Cristo, son preciosas porque no piden, sino que agradecen:

P: Jesús amado, perdóname, perdóname y perdónanos, como también a la mayoría de la humanidad, que no sabe de la inmensidad de Tu Amor. Gratitud, Señor, por todas las Gracias que derramas sobre nosotros. Gracias, Señor. ¿Tú lo aceptas, Señor?

R: Claro que sí. 

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Oremos:


Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.

Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.

Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.

Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.

Amén.


En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.