Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SEGUNDO DÍA DE LA 133.ᵃ MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Como la lluvia que cae sobre Mi amada Figueira, así sus corazones han sido lavados y purificados a través del Sacramento de la Confesión.

Así, les doy Mi bendición, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Recuerden que siempre podrán ver sus corazones purificados y limpios. No deben temer expresar lo que sienten o lo que padecen.

A través de Mi Sagrada Palabra y de Mi Insondable Presencia, Yo vengo a buscar en ustedes corazones sinceros, aunque imperfectos, corazones que son capaces de decirle sí al camino de la transformación y de la consagración.

Por eso, a través de Mi Gracia, hoy derramo sobre el mundo la Luz más profunda de Mi Corazón, para que esta indulgencia abarque a todo el planeta y a todas las almas posibles, especialmente a Mis más pequeños hermanos de los Reinos de la Naturaleza.

Todo, absolutamente todo, es tocado por esta Gracia de Dios que los vuelve a unir y a reunir en Mi Presencia. Porque, así como les he dicho en estos días, no existe otra razón ni otro motivo en este momento para que su Señor y Maestro se presente aquí, que no sea una causa de Amor y de Paz.

Trabajen a través de este Amor y obren a través del Amor que Yo les entrego.

Ahora que sus caminos se han purificado, no se permitan retroceder, no se permitan volver al pasado; sino decidan, ahora y siempre, cruzar la puerta de la esperanza que es abierta por intermedio de Mi Corazón, para que todos puedan entrar al Reino de los Cielos.

Sé que no saben lo que esto significa.

¿Cuántas veces estuvieron ante el Reino de los Cielos? ¿Cuántas veces sus ángeles de la guarda les permitieron esa oportunidad?

Y esto no significa que no sigan viviendo las aflicciones del mundo. Porque un verdadero Cristo en la Tierra, un discípulo del Maestro, se transforma y se redime a través de sus aflicciones, no para quedar preso en ellas, sino para saber liberarse a sí mismo todos los días. Esto es tan simple, pero a muchos les parece difícil.

Por eso, no se deben olvidar de la Gracia que los congrega y los une, esta Gracia especial que Yo he compartido y he extendido a todos, durante estos días de confesión y de reconciliación.

Ahora es el tiempo de que sus vidas se afirmen a través de Mi Corazón, presente en la Eucaristía, como símbolo y Sacramento que renueva la vida y la consciencia en cada momento y en cada oportunidad que tienen de comulgar.

Con esta actitud de reverencia a lo sagrado, que debe reflejarse en este tiempo en sus vidas, ante la Santa Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, estarán comulgando del mismo código y de la misma esencia que los santos apóstoles vivieron en aquel tiempo; código que los transformó en embajadores de la paz, en anunciadores del Evangelio del Amor, en santos en la Tierra.

Por eso, deben preguntarse, en este tiempo y en esta hora, si verdaderamente están dispuestos a seguir este camino, como muchos en otros tiempos lo siguieron y lo acompañaron, a través del Llamado y de la Voz del Maestro.

Por eso, recuerden cuando Mi Vida y Mi Presencia tocaron sus corazones. Es lo que Mi Corazón quiere sentir de ustedes en este tiempo de tribulación y de oscuridad.

Que su amor transformador, que su vida consagrada, que su reverencia a las Jerarquías pueda tocar una y otra vez Mi Corazón, no solo a través de la vida de los Sacramentos, en el importante momento de la Comunión de ustedes Conmigo, sino también a través de las obras de paz y de caridad.

En esta la hora, esto es lo que Yo espero de cada uno: ver ardiendo sus corazones, sintiendo y viviendo delante de ustedes la llama flameante del Divino Propósito que Yo les traigo y que los renueva.

Porque, ¿cuántas veces he tenido que romper sus propias cadenas?, ¿cuántas veces he tenido que disolver sus propias amarras y también desatar los nudos de la consciencia?

Pero, ¿cuántas veces ustedes y sus hermanos estuvieron delante de lo Mayor, lo Infinito e Inmaterial?

Ese es el camino que deben decidirse a seguir en este tiempo: que su vida material se vuelva una vida inmaterial, en correcta comunión con la Ley y el Propósito. Porque en este tiempo, compañeros, muchas cosas les serán ofrecidas a todos, pero serán cosas huecas y vacías porque no tendrán la esencia del Amor Crístico que Yo les imparto y les entrego.

Por eso, los necesito como embajadores de la paz y no del conflicto. ¿No ven ya bastante conflicto en el mundo para que haya más?

Quiero que sus vidas sean vidas de reconciliación y de paz, de reverencia ante la Sagrada Instrucción recibida, desde los primeros tiempos cuando la pequeña Figueira comenzó a crecer, a madurar y a dar sus primeros frutos.

Yo quiero verlos junto Conmigo ante ese origen de Figueira, ante la solemne energía de la Instrucción y de la Jerarquía. Es tiempo de que cada uno de los setenta y dos atributos(1), que aquí fueron recibidos, sean vividos para que sus vidas vivan ardientemente la consagración de espíritu, mente y corazón.

Así sus consciencias, de una forma simple, pero verdadera, serán merecedoras de los frutos de este Reino de Figueira y permitirán que este legado reverbere y palpite en los corazones, sobre todo en los que son llamados a despertar.

Pero ustedes están despiertos, ustedes están conscientes, ustedes son responsables de este legado espiritual que se ofreció abnegadamente para poder expandirse y ampliarse en el mundo a través de pequeñas Islas de Salvación.

Siempre es bueno, compañeros, volver a la esencia del origen, una y otra vez; porque grandes son las amenazas que hay sobre el mundo y la humanidad, grande es la confusión espiritual, mental y moral.

Dios les ha entregado un instructor, que encarnó en este mundo, al que siempre le deberán agradecer y reconocer como su maestro. Él fue y será siempre un discípulo y amigo especial.

¿Han visto en sus ojos al Reino de Mirna Jad, reflejándose una y otra vez en su faz, en cada palabra e instrucción pronunciada, como también en su corazón que siempre irradiaba paz y solemnidad?

Si Mi amigo José pudo vivirlo y hacerlo, y se ofreció por ustedes para que también lo vivieran, ¿creen verdaderamente que Él les abrió la puerta hacia el mundo de la reverencia y de la paz, hacia el Sagrado Reino de la Jerarquía Mayor? Yo les puedo decir que sí.

Por eso, estoy aquí una vez más para confirmarlo y pronunciarlo; porque mientras hoy los campanarios internos de Mirna Jad resuenan en las almas, puede volver a palpitar, en todos, la llama flameante de lo sagrado y de la reverencia al Divino Propósito.

Reconozcan ahora las Gracias que recibieron desde el principio y la bendición de las insondables e infinitas Jerarquías que hoy están aquí, junto con su Maestro y Señor, para testimoniar y registrar este momento en sus Libros Sagrados.

¿Será que vieron en esos Sagrados Libros sus nombres originales? Esto era lo que hoy Yo estaba contemplando antes de llegar aquí a su encuentro, así como para Nosotros sus nombres pueden brillar en estos Libros como estrellas en el firmamento.

¿Será que ustedes, por Mi Amor, podrán brillar como estrellas en la Tierra y decidirse a vivir las virtudes que Dios les concedió desde el origen?

Todo les fue entregado, todo les fue confiado. Es tiempo de honrar a este legado único, silencioso, anónimo e imperceptible para la mayoría de la humanidad.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Cristo está diciendo si pueden pedirles a los padres de los niños que los lleven a jugar al bosque, donde los ángeles los entretendrán.


Los más pequeños ya están en Mi Reino. ¿Será que ustedes llegarán a ser pequeños como estos niños para ingresar, en inocencia y pureza, al Reino de Dios?

Hoy, vengo a marcarlos y a señalarlos con la Unción de Mi Espíritu. Como consumación de esta indulgencia espiritual, quiero que Me respondan: ¿aceptan consumar esta Gracia espiritual y desconocida a través del Sacramento de la Unción en este día?


Los presentes dicen ¡sí!


Ahora, reciban primero la Unción de Mi Luz, antes de recibir este Sacramento. Coloquen sus manos en señal de recepción.

Adonai, 
Tú que conoces a Tus hijos en el Cielo y en la Tierra,
Tú que habitas en los mundos internos y en cada corazón,
haz revivir y renacer los principios 
que fueron sembrados por amor y servicio,
a través del Sagrado Árbol de Figueira,
nutrido con la experiencia, la entrega y la donación
de los pioneros de este lugar.

Que los tesoros de este Reino Sagrado,
hoy puedan emerger para todas las consciencias,
a fin de que la cura y la paz 
lleguen a cada corazón que las necesite.
Señor, que, a través de Tu Gracia,
Tus hijos puedan ser ungidos con Mi Luz,
que es la Luz de Tu Reino, 
que es la Luz de Tu Gracia y de Tu Misericordia,
que puede regenerar cada célula y cada átomo,
para concederles la paz.

Señor del Universo,
por haber escuchado la Voz de Tu Hijo en la Cruz,
por los méritos alcanzados 
con el sacrificio de Tu Amado Hijo,
concede esta Unción Espiritual a quien lo necesite
y que esta Gracia se multiplique
 en todos los que la esperan,
para que así se cumpla Tu Voluntad 
en cada alma y en cada corazón.


Por los méritos alcanzados por Mi hermano José, reciban el bálsamo de su espíritu en este momento en el que, como un padre e instructor, los anima a seguir adelante para que se cumpla Mi Plan.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En la Presencia de Cristo, Nuestro Señor, mientras nos preparamos para el Sacramento de la Comunión, vamos a entonar "Sopro do Espírito", colocándonos ante el Reino de Figueira, ante todo ese legado, todo ese tesoro espiritual que nació y brotó como fuente de instrucción para los corazones.

Y a pedido de Cristo, vamos a cantar este cántico, irradiando una profunda gratitud y reverencia a José.


(1) Cristo Jesús se refiere a los principales setenta y dos atributos, de un total de ochenta y cuatro que fueron recibidos.