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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Hijo de Dios se dejó morir en la Cruz para que naciera el Árbol de la Vida y las doce tribus de Israel, hoy expandidas por todo el planeta en los cuatro puntos cardinales, pudieran volver a recuperar los atributos primordiales del Proyecto Sagrado de Dios.
Después de la entrega de Cristo en la Cruz, después de haber sido traspasado Su Costado y haber derramado Agua y Sangre por las almas, después de haber derramado Su Preciosa Sangre en cada paso del Calvario, aún en este tiempo presente de la humanidad es necesario corregir a la raza de superficie. Porque, a través de estos tiempos definitivos y caóticos, el antiguo pueblo de Israel, a través de sus doce tribus, ha perdido los valores espirituales que lo formaron y lo constituyeron como un sagrado pueblo original.
Por eso, hoy, llevo sobre Mi Pecho, en el centro de Mi Cardíaco Espiritual, la Sagrada Estrella del Rey David, que es la revelación cósmica de la unión de Dios con el hombre y del hombre con Dios, en perfecta alianza, armonía y paz. Y en el centro de esta Sagrada Estrella cósmica y espiritual, el Señor de Israel lleva los doce principales atributos de las tribus de Israel guardados en Su Corazón, los que en estos tiempos precisan ser reconfigurados y precisan ser redimidos a través de las almas que necesitan retomar su camino espiritual y de evolución.
Por eso, hoy, una vez más, el Señor de Israel se presenta a ustedes y al mundo entero para reconstruir todas las cosas que están perdidas, para redimir a las almas que están distantes de Dios, para renovar la matriz espiritual de este Proyecto Genético, un Proyecto que fue una vez pensado por el Padre Eterno a través de los Elohim.
Proyecto que, como ustedes saben, comenzó en el Génesis y que, desde el Génesis hasta el presente, después de tantos errores y acontecimientos vividos por las diferentes civilizaciones humanas, en este tiempo presente ha llegado la hora, ha llegado el momento, que este Proyecto Original sea reconfigurado y redimido, a través de la sincera conversión de los corazones a la Fuente Purísima del Amor-Sabiduría de Cristo.
Por eso, hoy, desde los cielos de Israel y a través de Mi Iglesia Espiritual, el Señor vuelve a consagrar al mundo, el Señor vuelve a abrirles la puerta de la redención a las almas que lo necesitan y, ante la Ley de la Justicia Divina y Universal, los ángeles y las huestes que hoy Me acompañan sobre Israel, desde Jerusalén hasta el Mar de Galilea, estos ángeles de Dios, benditos siervos incansables del Padre Eterno, escriben en sus libros de Luz, este momento de síntesis que todos los mundos internos del planeta están viviendo ante el Señor de Israel.
Mundos internos que son llamados a vivir una síntesis a través de tres atributos: el atributo de la redención, el atributo de la reconciliación y el atributo de la consagración; escuelas internas que, en esta hora, son ofrecidas por última vez para que las almas aprendan a dar el paso seguro hacia Mi Corazón, para que la matriz cósmica que constituyó este Proyecto Genético en la superficie sea renovada por el Señor del Árbol de la Vida, y los frutos de la redención y de las virtudes de las almas buenas sean ofrecidos a los Tronos del Padre Eterno, a fin de que el castigo que debería recibir el mundo, debido a la acción de la soberbia, de la indiferencia y de la crueldad, se detenga.
Pero, hoy, las almas, en los mundos internos de Mi Iglesia Espiritual, desde el sagrado cielo de Israel, tienen la Gracia y la última oportunidad de vivir su juicio espiritual antes de que lleguen el tiempo y la hora del Retorno de Cristo.
Porque así como las doce tribus de Israel fueron llamadas a reconocer y a adorar al Dios Vivo a través del Arca de la Santa Alianza; así, el Señor del Árbol de la Vida convocará y llamará a las almas de los cuatro puntos de la Tierra en lo alto del sagrado monte de este mundo para vivir el gran momento que fue anunciado por Mí; en el que la Misericordia separará la paja del trigo para que este planeta y este Proyecto comiencen de cero, llevando en sus esencias los aprendizajes vividos, pero también los momentos compartidos con el Señor.
Hoy, las doce últimas tribus del planeta, emanaciones de las principales tribus de Israel, a través de sus insignias sagradas, de los símbolos sagrados que identifican y que reconocen a cada una de las tribus, símbolos reflejados en el centro de Mi Cardíaco, en el Centro de la Sagrada Estrella Cósmica y Universal; como humanidad tienen la Gracia de retomar el camino hacia la Casa del Padre Celestial, para ofrecerse incondicionalmente para que este Proyecto Humano siga adelante y no sea descartado, sino que sea rescatable y dé continuidad a lo que aún no cumplió ni vivió.
Por esa razón, Yo morí en la Cruz. Esto es parte de uno de Mis grandes misterios espirituales: que el Señor del Árbol de la Vida se dejó morir en la Cruz para que el Proyecto y la matriz de esta humanidad resucitaran al tercer día y, a partir de ese momento y en adelante, todo fuera renovado y redimido.
Y aunque el mundo en estos tiempos está lleno de errores, de injusticias y de indiferencias; el Señor de Israel se sirve de las almas buenas y devotas, de las almas que reconocen al Padre Eterno a través de Su Hijo Amado en el Santísimo del Altar, como en la esencia oculta de los Sacramentos.
Allí están las llaves que ustedes necesitan para que el mundo comience de nuevo. El Legado que les dejó su Maestro y Señor no fue en vano. Este Legado y esta Gracia inexplicable e inextinguible se perpetúan a través de las almas que viven y aceptan los Sacramentos.
Hoy, le pido al mundo entero y en especial a las almas despiertas que contemplen la Sagrada Estrella en el Centro Cardíaco del Señor, que vean dentro de ella los doce atributos de las tribus de Israel y que reconozcan en este momento el sagrado impulso cósmico que Yo les traigo, para que sus orígenes sean reconfigurados y reciban a través de Mi impulso espiritual la Gracia de comenzar de nuevo como una humanidad más justa y fraterna, equitativa y pacífica que esté en comunión con las Leyes Superiores para poder estar en comunión con los Cielos.
Así, Yo les hago reconocer el valor de su cruz interior; así, como el Señor de Israel que, en cada paso del Calvario, reconoció la Cruz de los pecados y no reclamó en ningún momento, sino que la besó, la abrazó y la aceptó como la propia Cruz.
Así, en esta hora, Yo los invito a aceptar la cruz que no les pertenece; esta pesada cruz planetaria que muy pocos quieren cargar por miedo, por ignorancia o por indiferencia.
Pero si confían en Mí, les aseguro que sabrán llevar esa cruz silenciosamente y anónimamente; porque nunca serán héroes a los Ojos de Dios, sino abnegados servidores en la superficie del planeta que encuentran su fuerza espiritual e interior en las Llagas de Cristo y, especialmente, en la Llaga de Su Costado, afluente incansable de la Misericordia Cósmica, Rayos de Agua y de Sangre que justifican y consagran a las almas. Rayos de Gracia que una vez más se donan al mundo en esta hora, para que el Proyecto Genético de esta antigua civilización humana vuelva a ser considerado por los Señores de la Ley, aquellas Sagradas Consciencias que son la Ley en sí mismos, y que guardan y resguardan, con amor, los Principios del Padre Eterno.
Por eso, es hora de que contemplen el descenso de las Leyes Superiores porque, en un momento inesperado, esas Leyes se detendrán, para que den paso al Retorno de Cristo, el Señor de Israel; y así, Yo pueda volver a encontrarme con los Míos.
Les dejo este Mensaje como una sagrada enseñanza de Misericordia, de Amor y de Perdón.
Les dejo este Mensaje a los corazones valientes, porque Yo no solo Me ofrezco como el Árbol de la Vida para que, a través de Mí, ustedes den frutos en abundancia; sino también Me ofrezco como Puente de Luz Celestial para que las almas lo crucen a pesar de los abismos planetarios y, así, ingresen a la nueva Consciencia Mayor que será revelada por el Padre Eterno, a través del Retorno de Su Hijo.
Aún estamos a tiempo de poder recuperarlo todo, aún estamos en tiempo de Misericordia.
Hoy, desde el Sagrado Monte Calvario donde, en los planos espirituales, se enciende y se ilumina la Estrella de la unión entre el hombre y Dios; en este Monte desde donde se expande la Consciencia Crística, a través de la presencia de la Sagrada Cruz del Redentor; bendigo, en el nombre de Israel, todas las cruces que Me han traído, para que ellas sean un símbolo de fortaleza en las almas, de amor al sacrificio y de un servicio resignado por Cristo, a fin de que triunfe el Amor Consolador en ustedes y en el mundo entero.
Que la cruz no sea un símbolo de temor. Que la cruz sea el símbolo de la trascendencia y del amor, de la superación de ustedes mismos en estos tiempos finales.
¡Alabados sean Israel y el mundo!
Que las almas despierten a esta Gracia que hoy les he traído, para que todo sea renovado y reconsagrado, a fin de preparar a los corazones para los Mil Años de Paz.
En este nuevo día de la Sagrada Semana, les agradezco por estar Conmigo en honestidad y, sobre todo, por estar Conmigo de corazón.
Dios les conceda siempre Su Paz, a través del Sacratísimo Corazón de Jesús.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven aquí, a Mi lado, y acompáñame a Mi Iglesia Celestial; hoy, expuesta sobre Israel, en la cúpula más elevada de este universo, en donde las almas pueden percibir y sentir las puertas abiertas del Amor de Dios para el mundo entero, aunque esta humanidad aún no haya cumplido el Proyecto.
Mi Iglesia Espiritual y Celestial hoy se expone al mundo en los planos internos; para que, en el Altar Mayor del Señor, en este segundo día de la Sagrada Semana, las almas hagan su ofrecimiento al Creador.
Pero, Yo no necesito de bienes ni tampoco de frutos, no necesito de pan ni de vino; Yo necesito de ustedes, lo que verdaderamente cada uno Me podrá ofrecer en esta Sagrada Semana.
Porque esta es la Sagrada Semana más emblemática de todas, ya que el Señor de Israel se encuentra en Su tierra y, junto a todos Sus seguidores, discípulos y apóstoles, realiza Su gran tarea espiritual y planetaria por el bien de la humanidad y del planeta, por el fin de la oscuridad en este mundo, por el fin de la perdición de las almas buenas.
Por eso, no hay otro camino ni hay ninguna otra respuesta para el Señor de Israel que poder retornar a Su Sagrada Tierra; en donde Su Preciosa Sangre fue derramada en cada paso del camino del Calvario; en donde el Amor de Dios, a través de Su Hijo, fue irradiado, compartido y entregado a los Suyos en cada momento compartido en este lugar y dentro de la consciencia de Israel.
Por eso, hoy les traigo a ustedes Mi Iglesia Espiritual. Aquella Iglesia Inmaterial y Divina, fundamentada en los pilares de la lealtad, de la verdad, de la transparencia y del amor, regidos en su centro mayor por la Voluntad del Padre Eterno.
Por eso, peregrinen internamente hacia Mi Iglesia Espiritual en esta Sagrada Semana. Dejen que sus espíritus puedan volar alto, así como las aves vuelan en los cielos. Así, perderán las amarras, se liberarán de los sufrimientos y de las agonías, y a través del Amor Crístico, que hoy les traigo a todos en la solemnidad de esta Sagrada Semana, se renovarán por dentro y por fuera.
Por eso, una vez más, los invito a confiar en Mí y a seguir las señales que Yo les indico en esta sagrada peregrinación por Israel, dejando que la mente humana sea expandida por la Mente Divina, dejando que el corazón profundice en los grados de amor, a través del Amor Divino; así como en este momento, su Maestro y Señor, solemnemente, siente júbilo, gozo y alegría por volver a estar en Israel después de 2000 años, ahora llevando adelante una Misión Universal a través de las almas que en este momento se encuentran Conmigo en Israel. Almas que representan a muchas almas más en el mundo entero, en los cinco continentes, que representan a los pueblos, etnias y culturas que forman parte de este sagrado Proyecto de Dios que se renueva en esta Sagrada Semana, a través de Mi Código Crístico Transfigurador.
Por eso, los coloco delante de Mi Iglesia Espiritual, para que contemplen, por un momento, los méritos alcanzados por su Maestro y Señor en Tierra Santa; méritos que el Padre Eterno ya conoce profundamente.
En humildad y en servicio, abro las puertas de Mi Iglesia Espiritual para que sus ángeles de la guarda eleven el ofertorio hacia el Altar Mayor del Señor, en donde los ángeles depositarán su oferta interna.
Esto significará algo importante para el Creador; porque, a pesar de que la humanidad atraviesa el final de los tiempos y el auge del Armagedón, milagrosamente existen almas que son llamadas por Mí para dar testimonio de Mi Presencia y de Mi Palabra, a través de la cristificación de los corazones. Por esa razón, hoy estoy aquí de forma especial y He esperado este momento desde hace mucho tiempo.
Imaginen, por un momento, cuánto tiempo pasó para que esto sucediera. Después del primer impulso emitido por Mí, en Tierra Santa, a este grupo de almas, hace más de diez años; todos ustedes, en los planos internos, fueron preparados para este momento Conmigo; así como fueron preparados sus hermanos de la Obra. Todo ya estaba escrito y todo ya estaba pensado.
Por eso, hoy, ingresen en Mi Iglesia Espiritual y no solo profesen su fe en Cristo, sino entreguen su oferta espiritual y única; oferta que, en los planos internos de la Creación, definirá los próximos pasos de la misión de la Jerarquía Espiritual en el planeta.
Esto preparará, aunque no lo parezca, el Retorno de Cristo al mundo. Porque, cuando Yo vuelva aquí físicamente, deberé encontrar a través de Mis apóstoles, a través de Mis almas, a través de todos Mis seguidores, pilares firmes del Plan en la superficie, almas decididas y confirmadas en el Señor.
Que sigan dando los pasos hacia Cristo, así como su Maestro y Señor dio los pasos en cada momento con la Cruz. Esto le concederá al mundo, de forma inexplicable, que los méritos perpetuos del Sagrado Corazón de Jesús sean entregados a las almas más necesitadas del Amor de Dios; y que esto les conceda a las naciones del mundo una amnistía espiritual que justifique los horrores de la guerra y de los conflictos, que enmiende la tragedia y el trauma que han vivido muchos corazones y que le conceda una nueva oportunidad al mundo entero.
Todo esto, les vuelvo a repetir, dependerá de su oferta interna. Es necesaria una respuesta consecuente de la humanidad; así, la Ley sentirá que no son indiferentes a lo que les pido. Así, la Sagrada Ley del Amor Universal intercederá, actuará y le señalará a la raza de la superficie los próximos pasos para la reconstrucción espiritual y física de este planeta.
Cuando suceda, esto ayudará al alma del planeta y, más allá del planeta, aliviará al resto del universo de todas las energías de disociación que vive la humanidad de este tiempo.
Por eso, es el gran momento, de que cada uno de ustedes fortalezca la fe y ame el conocimiento que Yo les He entregado en estos últimos años, sin perder de vista todo lo que les He dicho, a fin de que aceleren su proceso de redención e ingresen conscientemente en su camino de consagración.
En estos días de la Sagrada Semana, dejaré Mi Iglesia Espiritual levitando en los espacios internos del planeta.
Recuerden que dentro de Mi Iglesia Espiritual está guardada el Arca de la Santa Alianza y que, en cada momento de oración o en cada tarea diaria, en esta Sagrada Semana, deben recordar esta expresión espiritual de Cristo, que será como un Gran Terafín de la Fuente Divina, que intercederá por este mundo y por la humanidad, así como la sagrada consciencia de la Estrella de Belén bendijo al mundo entero y lo transmutó durante los tres días previos al Nacimiento de Cristo.
Por eso, no desaprovechen este impulso que Yo les traigo.
Que sus oraciones se eleven a Mi Iglesia Espiritual y Celestial.
Que sus cantos sagrados se eleven a Mi Iglesia Espiritual; para que los ángeles, que guardan Mi Iglesia Espiritual, derramen los códigos que ustedes alcanzan a través de su amor por Mí; para que, en este mundo y su superficie, la sociedad sea más justa y fraterna, y la indiferencia y la impunidad sean erradicadas del consciente humano; para que las Leyes Universales puedan intervenir en este momento.
Mi Iglesia Espiritual, que estará suspendida en los planos internos del mundo durante esta Sagrada Semana, representa la sabiduría, la justicia y la voluntad, tres importantes atributos que la humanidad necesitará en la próxima etapa.
Oren, para que esta Iglesia Espiritual pueda irradiar sus principios, atributos y códigos; y sepan que, todos aquellos que con amor y reverencia se unan a Mi Iglesia Espiritual en cualquier lugar del mundo, sus almas serán fortalecidas con códigos especiales para estos tiempos, a través del atributo de la resistencia espiritual, a través del atributo de la vigilancia ardiente y a través del atributo del amor obediente, pilares ocultos que Cristo alcanzó en la Cruz para derrotar al adversario.
Celebren este momento con amor y con júbilo. Están junto al Señor de Israel, en Israel.
Que la Sagrada Estrella de seis puntas se encienda en sus corazones y mentes, y se selle esta alianza divina con Mi Corazón, a través de la presencia de Mi Amor Consolador.
Una vez más, los bendigo para que sigan los pasos en esta Sagrada Semana, los pasos hacia una nueva etapa y hacia un nuevo tiempo, hacia un nuevo ciclo de confirmación.
Les agradezco por estar Conmigo aquí, en Tierra Santa.
Valientes serán los que aprendan a superar los abismos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más