- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el Reino de los Cielos vive la realidad suprema de Dios, algo que el propio Dios intentó que la humanidad comprendiera, sabiendo que después de esta vida material y de esta experiencia en la Tierra las almas deberán retornar a Él.
Por eso, todo lo que hagan aquí, en la experiencia de la Tierra, representará el resultado evolutivo o no evolutivo de lo que después vivirán en los planos superiores de consciencia.
A través de las revelaciones a las santas videntes, han conocido una parte del misterio de Mi Resurrección, que es la misma Ley que rige a este universo material.
Yo quisiera que la humanidad no olvidara que tiene un alma y que esa alma existe en los planos internos para terminar de vivir una experiencia inconclusa.
Nada de lo que viven aquí, en la Tierra, podría ser pasajero. Dios siempre le indica el camino a quien lo busca. Dios guía con Su Mano el sendero de los corazones y Nosotros, a través de Nuestras Divinas Presencias, nos hemos ofrecido una y otra vez al mundo para que sea guiado, crea y tenga fe.
Por esa razón, Yo les otorgué los Sacramentos, para que recuerden que ellos están allí como fuentes de Gracia, inagotables e inextinguibles, para el alma que busca de verdad la conversión del corazón.
Por eso, la importancia de que en esta experiencia de la Tierra vivan el perdón. Recuerden que no pueden partir de este mundo sin haber perdonado y sin que ustedes pidan también perdón.
El alma existe para concluir una experiencia y quiero que sepan que para la mayoría esta es la última. Por eso, deben pensar en la existencia de los planos superiores de consciencia, el Reino de los Cielos o como lo quieran llamar, en donde sus experiencias después de esta vida vivirán una síntesis.
Yo no les vengo a hablar de la muerte corporal; vengo a hablarles de la oportunidad que no pueden perder en esta vida, porque el paso es único, como también cada momento de entrega y de ofrecimiento de sus corazones.
Vengo a decirles esto, compañeros, porque sé que muchos que están aquí y otros que no están aquí, se han sumergido en el camino del sufrimiento y de la culpa. Pero Dios les demuestra, a través de la Presencia de Su Hijo en este tiempo, que la puerta de Su Divina Misericordia aún está abierta al mundo, especialmente a los que aún les queda poco tiempo para arrepentirse.
Quiero que siempre tengan presente que Dios los ama, bajo cualquier situación o condición. Dios no tiene ira, Dios tiene Piedad, Gracia y Misericordia; y esto, en muchos casos, es olvidado completamente, porque las almas que están encarnadas en este tiempo se envuelven fácilmente con la indiferencia y lo superficial.
Pero Yo vengo también, en este tiempo y a través de cada encuentro, a pedido de Mi Padre Eterno, a colocarles el código crístico redentor en lo más profundo del gobierno de sus almas y esencias, código de amor y de redención que deberá ser cuidado y protegido por ustedes mismos; porque, así como Dios todo lo da, también todo lo puede quitar.
Ni una mínima partícula de Su Divina Gracia se desperdicia en este universo; si esto sucediera, sería una ofensa para Su Corazón. Por eso, Yo los llamo a valorar este momento y que aprendan a leer lo que Yo mismo estoy escribiendo a través de sus vidas. De esto dependerá lo que sucederá después con cada uno.
Imiten el ejemplo de los ángeles y de los santos que adoran, aman y reverencian a Dios, Nuestro Creador. Así, sus vidas profundizarán su dignidad espiritual y humana, y aquellas virtudes que Dios tiene guardadas en Su Corazón, y que están preciosamente escogidas para cada uno, serán entregadas en su debido momento, cuando sus corazones estén prontos, y ese momento se acerca.
El tiempo de la preparación está terminando, el tiempo de la acción está comenzando, porque la emergencia en el mundo es muy grande. La miseria, el sufrimiento y la enfermedad deberán ser aplacados y muchos, pero muchos corazones esperan el gran día de su liberación.
Ustedes, estando aquí y respondiendo a Mi Llamado, sin que Yo se los pidiera directamente, están participando de la preparación de ese gran momento, cuando Yo retorne en Gloria y con todo el Poder de Dios, para volver a instaurar el orden universal y el verdadero Gobierno Espiritual en este mundo.
¿Comprenden que la Ley deberá ser restablecida? Y esto sucederá a través de la actitud de sus corazones, a través de acciones misericordiosas, porque la Misericordia los ayudará a percibir en cualquier lugar la necesidad, inclusive en aquel corazón aparentemente silencioso y anónimo.
Yo vengo para que sus almas abran sus ojos y perciban, por sí mismas, de lo que están formando parte. No es solo de un momento de Gracia, Piedad o Misericordia, es un momento de hacer emerger a los nuevos apóstoles; aquellos que, en los últimos tiempos, reescribirán la historia de la humanidad y del planeta; así como la propia Jerarquía reescribió la historia de este mundo a través de todos sus centros internos y sagrados, como fue en este lugar, a lo largo de los tiempos y sobre todo a través de las almas.
No todos podrán vivir el mismo modelo de vida evolutiva, deben tenerlo muy claro. Si esto es forzado, podría tener consecuencias irreversibles.
Deben aprender todos los días a percibir la necesidad del semejante; así, ayudarán verdaderamente al crecimiento de cada hermano, sosteniendo y apoyando su ser sin condenarlo, porque Yo estoy aquí para que los corazones Me reencuentren.
Pero, para que los corazones Me puedan reencontrar, puedan sentirme y vivirme internamente, aquí debe estar abierta la consciencia y sobre todo el corazón; porque Yo enviaré a las almas e iré a través de esas almas y los probaré, para saber si Mis grados de Amor se han sembrado en ustedes correctamente.
Por eso, aprovechen esta Sagrada Semana y suelten todo lo que los ata al pasado y, principalmente, libérense de ustedes mismos, porque ya lo pueden hacer, es solo confiar más en Mí. Así, los planes futuros y no tan lejanos se mostrarán a todos, y Dios colocará Su Mano sobre ustedes para que, a través de sus almas, Él pueda escribir Su Voluntad.
Si esto sucediera, así como Dios lo espera, les aseguro que los errores del mundo serán justificados, inclusive los errores que son cometidos con la sangre de los inocentes, que aún es derramada en estos tiempos. Así, pueden comprender que esto no es nada personal, es de una forma semejante a lo que vivieron Mis Apóstoles.
Pero ahora, estamos en un tiempo definitivo. Toda decisión siempre deberá ser premeditada, el discernimiento podría no bastar, es necesario pedir Luz para cada asunto, para que se pueda seguir el camino de la Ley que Yo les estoy trazando, que es la Ley de Mi Amor.
Así, Yo los hago partícipes de todos Mis designios, proyectos y operaciones; porque así, podré encontrar corazones disponibles y auténticos, que sean capaces de darlo todo; así como muchos más serán llamados a darlo todo, para que las Aspiraciones de Dios se puedan concretar.
Bajo esta reflexión, compañeros, que no podrán olvidar y que deberán memorizar; así, Yo los preparo para los próximos tres años de su tiempo, en los que eventos muy decisivos se presentarán y todos, de alguna forma, participarán de esos acontecimientos porque la humanidad es única y único es el Proyecto de Dios para la humanidad.
Estos tres próximos años definirán el reaparecimiento de Cristo, su Maestro y Señor, que hará Sus incursiones en algunos lugares del planeta. Y esto no será solamente espiritual, sino también físico. Como ya lo saben, no les avisaré, porque el Plan que tengo previsto tiene que cumplirse, así como fue propuesto y pensado por los Grandes Padres Creadores.
Quieran o no quieran, acepten o no acepten, den o no el paso que deben dar, todos participarán y serán testigos de esto. Por eso, será importante que, antes de que Mi hora se cumpla, sus intenciones, actitudes y formas ya estén purificadas.
En verdad, les digo que ni aun las santas mujeres, que esperaron ardientemente Mi Resurrección, soportaron la Presencia vibratoria del Señor. Y Yo les pregunto: ¿qué harán ustedes cuando esto suceda?
El Señor vendrá como un forastero, pero a través de Sus vestimentas estará la Presencia del Señor. Tienen que estar atentos para reconocerme o también cuando los llame por su nombre, porque la historia que comenzó en Israel deberá completarse y este es el tiempo de que eso suceda.
Por eso, Mi Espíritu, Alma y Divinidad los reúne en estos últimos tiempos y a través de la Sagrada Semana, con la intención superior de prepararlos. Pero, recuerden que hay una parte en todo esto que le corresponde a cada uno.
No esperen una respuesta. Colóquense, así como debe colocarse un servidor y un apóstol. Ofrézcanse para salir de ustedes mismos y así, la clareza y la guía del Sagrado e Insondable Corazón de Jesús llegará a ustedes.
Quiero celebrar esta Santa Comunión de hoy por esta causa, especialmente por los que están despertando y por los que despertarán, para que sus hermanos y hermanas del mundo reciban la misma Gracia que ustedes ya recibieron más de una vez; y todos, a través de un acto de verdadera redención y arrepentimiento, reciban la Gracia de la Misericordia.
He destinado, en este momento, a siete ángeles custodios para esta Celebración Eucarística, para que durante el momento de la transustanciación del pan y del vino, que se convertirán en Mi Cuerpo y en Mi Sangre, sus más honestas y verdaderas intenciones sean elevadas a cada uno de los ángeles custodios, a fin de que el Santo Espíritu de Dios, por medio de Sus dones, guíe los pasos de las almas que caminarán al encuentro del Propósito.
Para que sus almas reciban estos impulsos y los guarden en lo más profundo del espíritu y de la consciencia, vengo a erguir, a elevar y a ofrecer, a todos los presentes y no presentes, los principios que fundaron esta Comunidad-Luz y que hicieron posible que la humilde y tierna Mirada de Dios contemplara este espacio simple y humilde, para que Su Palabra descendiera a la Tierra y desde aquí al mundo entero.
Siéntanse parte de esta grandeza de Dios y, sobre todo, de Su Amor infinito e invencible.
Para que estos principios florezcan en todas las almas y corazones, como preparación para este momento de Comunión Espiritual, vamos a dar honor y gloria al instrumento que inspiró esta expresión del Plan de Dios en la superficie, a su hermano e instructor José Trigueirinho, que fue la puerta segura que se ofreció para el despertar de las almas y fue quien abrió la puerta de su corazón para que las Sagradas Jerarquías hoy estuvieran aquí, hablándoles a todos.
Reverenciemos este momento.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cantar "Soplo del espíritu".
Yo los bendigo para que puedan reflexionar y crecer interiormente, sabiendo que Mis dádivas, en este tiempo, son únicas e irrepetibles.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como Madre del Sepulcro, estoy a la espera de Mis hijos, de los que aún deberán resucitar en espíritu en este tiempo de transición, en el que las almas viven y enfrentan situaciones inesperadas e incomprensibles.
Por eso, con todas las santas mujeres, la Madre de Dios profundiza en Su oración perpetua, para pedirle al Hijo de Dios la Gracia de que conceda la resurrección espiritual a todos los que la necesitan, especialmente a aquellos hijos Míos que salieron del Camino de Cristo.
Pero esto también es un misterio para toda la mente humana, porque solo Dios sabe el momento y la hora en que sucederá, el concederles a Mis hijos del mundo la resurrección espiritual.
Hoy, en este día especial para su Madre Celeste, un día especial para todos los seguidores de Cristo, vengo peregrinando con ustedes a Roma, realizando el mismo camino que su Madre Celeste realizó con las santas mujeres y José de Arimatea, trayendo las Reliquias Sagradas de Cristo a toda Europa y al mundo entero.
Y en este camino de peregrinación espiritual e interior, su Madre Celeste vuelve a encender los Centros Internos que rige la Jerarquía Espiritual desde el principio, desde que al mundo le fueron concedidos tener presentes los Centros Internos de la Jerarquía en la superficie de este planeta, a fin de que todas las almas, en su diversidad y en sus caminos, encuentren a través de los Centros Internos el impulso que necesitan para vivir la redención.
Por esa razón, hoy estamos aquí, y todo se vuelve a transformar, para que el universo aproveche cada momento vivido para concederles a las almas, que aún no han resucitado espiritualmente, la Gracia de la liberación.
Y, después de todo el itinerario vivido en Tierra Santa, una peregrinación interna hacia las Reliquias y Lugares Santos de Mi Hijo, su Madre Celeste vuelve a acompañar al mundo a través de esta Obra, donando los códigos crísticos del amor y de la redención a las almas para que todas tengan, una vez más, la oportunidad de la redención.
Quiero que, por un momento, contemplen todas las etapas que vivieron en Tierra Santa, porque esto será volcado como una Gracia en la consciencia de la humanidad.
Ustedes, Mis hijos amados, son parte de este Proyecto de la humanidad en la superficie, y cuando un alma de Cristo da un paso en dirección hacia Él, toda la humanidad recibe ese impulso, por más que no lo merezca.
¿Hasta dónde llega la infinidad del Amor de Dios, que su Madre, incansable y eterna, sigue caminando junto a Sus hijos, junto al sagrado pueblo de Israel, hoy expandido por todo el planeta y que debe ser preparado imperiosamente para el Retorno de Cristo?
Pero, para estar ante ese gran momento de la llegada de Mi Hijo, necesitan esos códigos crísticos para poder comprender ese acontecimiento.
Nadie podría estar ante el Retorno de Cristo como algo común o pasajero. Por eso, a través de Mi Hijo, Yo vengo a ofrecerle al mundo los códigos de las Sagradas Reliquias del Redentor que, en estos últimos días, a través de la Sagrada Semana, fueron altamente expuestos a nivel espiritual e interno para las almas.
Por esa razón, Yo estoy aquí. Y hoy, a través de Israel y de Italia, creo un puente de Luz entre lo sagrado y el apostolado; porque de todos los que contemplan las Sagradas Reliquias de Cristo en Tierra Santa, puede nacer el impulso de la vida apostólica y misionera para que los códigos de Cristo sean compartidos con la humanidad.
Queridos hijos, Roma ha sido la sede de muchos acontecimientos históricos. Aquí estuvo el sucesor de Mi Hijo, San Pedro, y en este lugar él vivió su gran entrega por Cristo.
Como una buena Madre, Yo oré por ese momento y aun en Mi peregrinación con las Reliquias Sagradas junto con las santas mujeres y con José de Arimatea, estuvimos aquí con San Pedro para alentarlo y para que pudiera llevar adelante esa gran tarea que Mi Hijo le había encomendado, de abrir las puertas del Cielo para todos los corazones a través de la vida crística, a través del servicio y del amor por los demás. Y esto se cumplió, así como estaba previsto por Cristo.
Y ahora, Yo estoy aquí para completar ese momento con ustedes, aspirando a que en esta Sagrada Semana sus corazones hayan vivido una experiencia interior que enriquezca y fortalezca su camino espiritual para que, a partir de este nuevo ciclo que comenzará después de la Semana Santa, sus caminos estén más maduros y definidos.
Porque aún Cristo espera que ustedes lo puedan acompañar para sostener la cruz planetaria, y esto, queridos hijos, no es algo simbólico, sino profundamente espiritual y verdadero. Así, Él podrá saber cuándo podrá retornar, porque necesita que Sus apóstoles y seguidores estén prontos.
¿Quién lo acompañará cuando Él esté aquí, en el planeta, en todo lo que el Maestro hará en ese momento? Esto no es nada imaginario ni tampoco es una fantasía, Mis queridos hijos.
El Rey del Universo tocará con Sus Pies este suelo del planeta, volverá a reunir a las tribus de Israel, expandidas por todo el planeta, y las llamará para que se vuelvan a encontrar con Él, porque Su Voz será más que un trueno y Su Llamado resonará más que en este universo material. Y Él les preguntará:
"Compañeros, ¿qué han hecho con todo lo que Yo les di?”.
Y así, se volverá a cumplir la Profecía de Cristo a través de las parábolas que Él les enseñó a todos.
¿Estarán prontos para responderle en ese momento?
Ahora, podrán comprender la importancia de la preparación interior y de la sintonía; porque, así como fue dicho por el propio Señor, Mi Amado Hijo, no avisará el día ni la hora en que Él llegará, aparecerá de una forma antes nunca vista y Sus señales serán contundentes y no tenues.
Aquellos que nunca creyeron en Él, podrán creer y todo será desenmascarado, porque se volverá a cumplir Su Ley de que no quedará piedra sobre piedra; y ese momento necesitará ser sostenido por todos, especialmente por aquellos que se han definido como Sus apóstoles y discípulos, los apóstoles y discípulos del fin de estos tiempos.
Por eso, Él Me envía aquí, a Roma; y así los envía a ustedes como Él envió a los apóstoles a varias regiones del planeta para dar testimonio de Su Amor, a través del ejemplo y no tanto a través de las palabras; para dar testimonio de Su Verdad, a través del ejemplo de su transformación y no tanto de sus apariencias; para dar testimonio de Su Camino, a través de su fe y no de su fanatismo.
El camino que Mi Hijo les indica a todos es muy claro y libre de segundas intenciones. El apostolado del fin de estos tiempos es también algo único, porque es el apostolado de la transición del final de los tiempos, de un antes y un después bien marcados en toda la consciencia de la humanidad.
Yo quería traerles este Mensaje a todos Mis amados hijos, porque vengo a cerrar todo lo que ha pasado en esta última Sagrada Semana.
El Plan de la Jerarquía está sobre la mesa. Él ya ha sido equilibradamente dividido. Ahora, ¿quién tomará la parte que le corresponde y será esa pieza fundamental que la Jerarquía necesita?, para que, en este tiempo del Plan de Rescate, la Jerarquía Espiritual pueda llevar adelante sus operaciones y todo lo que aún está previsto que suceda más allá del caos del planeta, más allá de los conflictos o de los enfrentamientos entre las naciones y los pueblos, más allá de toda situación conocida o desconocida.
Esta es la hora de concretar el compromiso y de que los apóstoles de Cristo, que apelan seguir Su Camino hasta el final, dejen de permanecer en la periferia para concentrarse en el centro del Propósito de Dios.
Sé que lo que estoy diciendo no puede abarcar a todas sus consciencias; por eso, debo rezar perpetuamente para que estén bien despiertos. Eso es lo que Me ha pedido Mi Hijo imperiosamente, para que, en cada nueva etapa, puedan vivir lo que Cristo les ofrece por Amor.
Quisiera terminar este Mensaje, Mis queridos hijos, agradeciéndoles a todos los que oraron por la Misión en Israel y también a los que seguirán orando por la Misión en Turquía.
Medio Oriente necesita urgentemente que las puertas de la Misericordia estén abiertas sobre esa región. Sigamos orando, queridos hijos, por todo lo que la Jerarquía necesita materializar en esa región del planeta.
Así, Mis amados, podrán confirmar, en este momento y en este ciclo, hasta dónde ha llegado la Obra de la Jerarquía, desde el surgimiento de la Comunidad-Luz Figueira hasta el presente.
Les agradezco a aquellos que siguen adelante en la fe y que aspiran todos los días a beber un poco más de la Fuente del Amor de Mi Hijo, para aprender a atravesar estos tiempos desconocidos y difíciles, para aprender a superarse en el amor.
En nombre de Mi Hijo, como Madre y Señora de Israel, les agradezco por todo lo que ha sucedido; porque las centellas de Luz de los Retiros Internos de Cristo hoy se mantienen encendidas en Medio Oriente por el esfuerzo de los apóstoles de Cristo, por todos los que se animan a decirle sí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Quien los bendice y los ama,
María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más