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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este universo, en toda la Creación y en toda la vida, existen las Leyes y, entre ellas, una Ley importante, muy desconocida para la consciencia humana, no comprendida, porque esta Ley preserva su revelación: la Ley de la Transmutación. Algo que la Jerarquía conoce desde el origen, desde que todo fue pensado, desde el momento en que el gran ángel caído desobedeció a la Ley Mayor.
A partir de ese momento, la Creación y la experiencia del universo mudó su curso y Leyes que no estaban pensadas tuvieron que ser creadas en la Fuente del Padre Eterno, para que la evolución de los seres, bajo estas condiciones de cambio, fuera una evolución equilibrada y armoniosa que significaría un esfuerzo importante para cada criatura que surgiera de la Fuente y comenzara a vivir su experiencia en esta Creación, bajo estas Leyes nuevas que surgieron por una necesidad, como la Ley que hoy les presento.
La Ley de la Transmutación fue interpretada por el ser humano. Aún para las propias Jerarquías, es un misterio, porque como les dije, es una Ley que preserva su revelación.
Pero, a lo largo de los tiempos, de las diferentes razas en este mundo, la Ley de la Transmutación tuvo que intervenir para poder corregir los desvíos de este Proyecto, no como un acto de justicia, sino como un acto de armonía.
Esta Ley de la Transmutación fue revelada a muchos seres que, a lo largo de los tiempos y de las diferentes etapas del planeta, se iluminaron. El mismo Siddhartha Gautama conoció esta Ley, así como otros maestros de Oriente, y aun teniendo esta revelación interior, ninguno de ellos ostentaba tener esa Ley para sí mismo. Porque lo único que esa Ley revela como esencia es el servicio que presta a todo este universo y a todas las humanidades.
Así, esta Ley intervino a lo largo de los tiempos. Muchos tuvieron que aprender a interpretarla y a comprenderla; porque esta Ley, en sí, no es solo una Ley, sino también es un Rayo de la Fuente de la Creación, expresado a través del color violeta, una frecuencia altísima para este universo, que vive una experiencia material y mental.
Esta Ley creadora viene, a lo largo de los tiempos, a colocar los acontecimientos y las consciencias en otro punto.
La Ley de la Transmutación no puede ser apropiada por nadie. Esta Ley y ninguna otra pueden estar bajo el control de ningún ser humano y de ninguna criatura; porque, en esencia, las Leyes son inteligentes y autónomas, son manifestaciones de las corrientes de la Fuente Creadora y actúan en este universo material según la necesidad o la urgencia.
Esta Ley de la Transmutación intervino en acontecimientos importantes de la humanidad. Como ejemplo de esto: en la desaparición de la civilización de la Lemuria, en la desaparición y el hundimiento de la Atlántida, en la propia construcción espiritual y esotérica de Egipto, y también en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, en las que el éter del planeta había sido destruido por la propia raza.
El llamado “velo del templo” se rasgó y se sigue rasgando en este tiempo final, cada vez que se detona una bomba o un arma contra la vida de alguien o en naciones enteras. Esto abre las puertas inciertas a acontecimientos desagradables, las almas más inocentes son colocadas en lugares inciertos.
La Ley de la Transmutación, que utiliza la Jerarquía por autorización del Padre Eterno, desciende al mundo para abarcar a las almas más necesitadas, desde el núcleo más profundo de la esencia hasta el ser espiritual; porque entre esos estados está el alma de cada ser que, en este tiempo, no puede ser robada por nadie ni extraviada.
La Ley de la Transmutación, guiada por la energía crística, trabaja en este tiempo. Por eso, en estos momentos de encuentros tan importantes Conmigo, la Jerarquía profundiza su trabajo y su operación en la humanidad, y se superpone a las situaciones psíquicas y emocionales de la humanidad; así, las demás Leyes trabajan ocultamente.
Sabemos que la humanidad no puede tener toda la revelación, en este momento, por el egoísmo, la vanagloria y la indiferencia. Por eso, Yo les dije una vez que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y no hay ningún otro maestro que ustedes puedan seguir, solo a aquellos que demuestren que siguen al único Cristo.
Esta Ley de la Transmutación trabajará ampliamente en el final de estos tiempos, porque viene a corregir y a enmendar los errores y los ultrajes cometidos por la humanidad a las Leyes Universales.
Quiero que tengan muy presente, que lo graben en sus consciencias, que cada vez que desobedecen, ustedes se están aliando al deterioro de las Leyes en este planeta. Por eso, siempre deben tener cuidado con sus actitudes, con sus pensamientos, con sus intenciones y con todo aquello que creen poder ocultar a los ojos de los demás.
La vida del espíritu en la vida de la materia es un ejercicio de corrección diaria. Nadie puede creer que ya tiene todo resuelto, sería vivir en la ilusión.
Por eso, por Amor Yo vengo a abrirles los ojos, los ojos de la consciencia del mundo interior; porque la humanidad, a través de sus actos y de sus pecados, ha infringido gravemente las Leyes Universales, que no están para hacer justicia en nadie, sino para que ustedes alcancen los grados de Amor, así como Yo los alcancé paso a paso, en cada momento de Mi Vida.
Pero cuando Yo retorne, tiempo que no está tan lejano, el planeta y la humanidad sentirán fuertemente el descenso de las Leyes que vendrán Conmigo. Ellas serán como rayos que traspasarán la estratósfera y la atmósfera del planeta, más fuertes que los rayos del Sol.
Estas corrientes de la Fuente Creadora descenderán sobre aquellos lugares que necesitarán de una corrección; no importa dónde sea o cómo sea, nadie puede escapar de las Leyes, porque todos fueron creados a imagen y semejanza de ellas, comenzando desde lo más interior hacia lo más exterior.
Estas Leyes, que serán renovadas y vendrán Conmigo en Mi Retorno, colocarán todas las cosas en su lugar, comenzando por las intenciones de esta raza y después con todo lo demás. En esa hora y en ese momento, aquellos que tengan la Gracia de estar presentes en Mi Retorno, a nivel físico y universal, serán testigos de ese acontecimiento porque no será oculto.
Por eso, a través de los tiempos y de los últimos años, Yo vengo a prepararlos a cada uno de ustedes y a la humanidad para ese momento, porque no podrían estar presentes en ese acontecimiento, ya que no lo podrían soportar, así como Mis santos apóstoles no soportaron Mi Ascensión.
En esa hora, se conocerá el Poder de Dios en la Tierra. Las amarras más resistentes serán cortadas, el cautiverio de muchos seres terminará, porque la dualidad no será necesaria ni tampoco el sufrimiento por no conseguir trascenderse a ustedes mismos. Por eso, quien vive en la Ley de Mi Amor nunca perecerá. Pero, deben vivir según Mi Amor y no según sus intenciones ni tampoco sus motivos.
La Ley de la Transmutación vivió un receso después de 1988; y ahora, en estos últimos tiempos con el reaparecimiento del Señor, esta Ley volvió a aproximarse a la Tierra porque ya está preparando Mi llegada. Todo deberá ser exorcizado para que pueda surgir la Nueva Tierra, para que pueda manifestarse la Nueva Humanidad.
Guarden este conocimiento en su mundo interior, porque hoy no lo comprenderán, sí lo comprenderán cuando él suceda, cuando la Ley de la Transmutación actúe y corrija al mundo para que vuelva a restablecerse la paz y todo comience de nuevo, así como fue pensado en el origen, antes de Adán y Eva.
Entonces, se volverán a unir los tiempos, entre lo espiritual y lo material, es algo que hará el propio Dios Eterno para que las almas que formen parte de la Nueva Tierra tengan la dicha de conocer el Reino de los Cielos, aunque aún estén en este planeta. La felicidad será indescriptible y no habrá sentimiento de culpa, de pena o de perturbación, sino el júbilo de reencontrar el camino que una vez perdieron, camino que fue escrito por la propia Mano de Dios en el origen.
Reciban la Luz del Conocimiento Divino, así como el pueblo de Israel la recibió, así como los grandes patriarcas la recibieron, así como los profetas la revelaron y así como todos los creyentes la vivieron en honor y gloria al Creador.
Como un testimonio de esto, vengo a consagrar a nuevos adoradores, para que Mi Cuerpo Místico en la Tierra se fortalezca y sus almas, en este mundo, sean células vivas de Cristo que solo busquen el bien y la paz, la caridad, el servicio y la Misericordia, a través del ofrecimiento en cada adoración.
Sé que ya lo escucharon, pero es bueno que lo vuelva a decir nuevamente: cuándo un alma adora al Santísimo Sacramento, retira una espina del Corazón de Jesús y el Padre Me permite otorgar la Gracia de la salvación a quien no la merece, por el simple hecho de haber un alma en adoración como un ofrecimiento auténtico de su vida a Dios.
Es así que, una vez más, vengo a encender Mis células crísticas en la Tierra, para que la Luz de Dios sea más fuerte que la oscuridad en el mundo, y el amor de cada corazón humano y adorador sustituya al sufrimiento, a la venganza, a la traición y a todo mal, por el triunfo del Bien de Cristo en la Tierra.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los hermanos que se postularon, pueden acercarse.
Podemos traer aquí los símbolos de la Orden Gracia Misericordia, para que sean bendecidos por Cristo, los que los hermanos a partir de hoy llevarán consigo con todo respeto, amor y reverencia, símbolos de la Orden de Cristo en la Tierra; para, a partir de este día, formar parte de esta congregación.
Invitamos a cada postulante, en el silencio de su corazón, a hacer su ofrecimiento a los Pies de Nuestro Señor.
Y vamos a acompañar todos juntos este especial momento de bendición y de consagración de nuevos adoradores con la canción “Consagración”; para que, a partir de hoy, las almas de estos hermanos estén libres para caminar hacia el encuentro con Nuestro Señor, hasta que sea el día y el momento de fundirse en el Corazón del Redentor.
Padre Celestial bendice estos símbolos que representan el descenso de Tu Santo Espíritu en las almas que tienen fe ardiente en Ti.
Que Tu Santo Espíritu, a través del símbolo de esta Orden, del incienso y del agua bendita, bendiga a Tus Hijos que hoy se consagran, para que algún día, bajo la imperiosa fe de cada adoración, se conviertan en llamas de Mi Amor para el mundo.
Que así sea.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer a pedido de Cristo un Ave María, un Padre Nuestro y un Gloria, para que las almas de estos hermanos reciban el impulso de la consagración que Cristo les trae.
Hoy, Mis Manos recogen sus lágrimas para ser ofrecidas a Dios como cristales de Luz, a los Pies del Creador, como ofrenda honesta y verdadera de sus corazones en respuesta al Gran Llamado del Padre.
Por esta causa, Yo los bendigo y los consagro como fieles Adoradores de Mi Corazón Eucarístico, como la fiel compañía de su Maestro y Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos ahora a prepararnos para la Comunión Espiritual. Y para completar esta consagración, los sacerdotes administrarán la Santa Comunión a los hermanos que ahora se consagraron, para poder sellar esa alianza con Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Preparar el Retorno de Cristo no será fácil. Por eso, como ya saben, contaré con muy pocos en el gran momento de Mi reaparecimiento.
Así, como fue escrito en algunos libros de espiritualidad, el Retorno de Cristo exigirá la concreción de este movimiento en el plano físico.
Los bienes materiales sufrirán una transformación para que la Ley Primera pueda volver a ingresar a la consciencia de la humanidad, ya que los Mandamientos no son vividos por todos. Esto aparta al mundo de muchas oportunidades, principalmente espirituales.
Por eso, les digo que Mi Retorno no será fácil, pero no imposible; porque los que estén Conmigo hasta el final no podrán retroceder, a pesar de lo que Yo les pida.
Y esto va más allá de algo material o concreto. Esto llega hasta la decisión interna de hacerlo sin condiciones y sin demoras; porque cada paso que Yo les indicaré a los últimos apóstoles será definitivo y le traerá consecuencias a todo el planeta, porque serán decisiones que Yo les impulsaré a dar, para que ustedes, los decididos, puedan crecer y tengan la Gracia de poder conocer de cerca el Gobierno Espiritual, que también conocieron los apóstoles.
Así, Yo podré trabajar y obrar a través de los Míos, y no perderemos tiempo, porque ya no hay tiempo, ante la grave situación planetaria.
Por eso, no se duerman. No pierdan el impulso cósmico del despertar, porque vendrá por última vez; y ustedes deberán estar despiertos, así como Yo se lo pedí a Mis apóstoles en el Huerto Getsemaní, en la cruda noche de Mi Agonía. Ahora, será semejante, aunque estemos en otro tiempo, un tiempo final.
Su atención y esmero, la dedicación de sus vidas y consciencias, deben estar puestos todos los días en alcanzar ese Propósito que está disponible para todos; Propósito de Dios que levita ante sus almas como una llama incandescente que puede guiar el camino de los Últimos Cristos, para que los Cristos del Nuevo Tiempo tengan el coraje y la valentía espiritual de hacer lo que sea necesario sin dar un paso hacia atrás, sino avanzando gradualmente en las metas y principalmente en los desafíos que Yo les propondré.
Cuando Yo les digo que Mi tiempo está terminando con ustedes, es porque comenzará un nuevo tiempo, un nuevo ciclo, y en ese nuevo ciclo y nuevo tiempo ustedes deberán caminar con sus propios pies, llevar adelante lo que Yo necesito: la Voluntad que está escrita en cada una de sus almas y que ha llegado la hora de expresarla en los tres planos de consciencia, espiritual, mental y material.
Este gran momento se aproxima, día a día. Los últimos apóstoles deberán estar vigilantes y atentos a las señales que Yo les daré, en cualquier parte de la Tierra y en cualquier acontecimiento.
Esto preparará al planeta y a la consciencia humana para cuando Yo aparezca y retorne de forma sorprendente. Porque, en verdad, les digo que nadie sabe cómo será, porque está preparado para que así suceda.
Por eso, les vuelvo a decir que no los necesito dormidos, sino despiertos, despiertos y atentos espiritualmente a las señales de Cristo. Porque cualquiera podría ser llamado para estar donde Yo lo necesite, para cumplir lo que Yo tanto espero, para concretar lo que Mi Padre necesita en este tiempo de purificación.
Yo les digo esto, como parte de la preparación para la próxima Sagrada Semana, para que después de una Cuaresma de penitencia y de reflexión, lleguen a la Sagrada Semana con una decisión ya tomada internamente, aunque no sepan cómo será después. A lo que Yo los estoy llamando es a una actitud de predisposición, esto es lo que Yo necesito para saber hasta dónde podré contar con ustedes.
Hoy, estoy aquí reunido con los bienaventurados para que les sirvan de ejemplo a sus vidas. Estoy con todas aquellas consciencias que ingresaron al Paraíso, almas que se han santificado, que oran por ustedes y por el mundo, no solo para que se establezca la paz tan esperada, sino también para que el planeta se redima.
Cuenten espiritualmente con todos los bienaventurados. Entre ellos, algunos son sus familiares que ya no están aquí, porque han ingresado al Paraíso a través del mérito de los esfuerzos de los que están aquí y que siguen fielmente Mis preceptos.
He aquí sus familiares, convertidos por Mi Amor, en el Eterno Paraíso de Dios. Porque, aunque el mundo viva la crueldad y la maldad, no habrá nada mayor que el Amor que impida que la Voluntad de Mi Padre se cumpla. Por eso, traje a sus santos familiares Conmigo.
No se olviden de que las almas del purgatorio necesitan de sus oraciones y también los niños que están en el limbo, porque ellos han vivido la injusticia a través de la muerte prematura y necesitan, al igual que ustedes, seguir ascendiendo para que alcancen el Reino de los Cielos, como lo alcanzaron los bienaventurados.
Tan solo por un momento, los bienaventurados estarán aquí para concelebrar junto con ustedes la Comunión Espiritual, para que el ofrecimiento de las almas sea más grande, impida la Ira de Dios, el descenso de la Justicia Divina sobre las naciones, para que más consciencias se puedan convertir y redimir.
Esto es todo lo que hoy necesito.
Sigan las huellas de los Sagrados Corazones para que caminen en rectitud, en la Ley, en obediencia al Plan Divino y en unidad a toda la Creación, para que se cumpla el tiempo de la paz en el mundo entero.
Hoy, sobre el altar de esta Comunión Espiritual, será colocado y otorgado el Sacramento de los bienaventurados, para que las situaciones graves del planeta y principalmente de las consciencias de la humanidad puedan recibir una asistencia y una solución espiritual.
Hagan también su ofrecimiento en esta Comunión Espiritual. Estaré agradecido.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y preparándonos junto con Cristo para esta Comunión Espiritual, en unidad con todos los bienaventurados del Paraíso, vamos a entonar a pedido de Cristo “Pater Noster” en latín.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como un ardiente Sol descenderé del universo para iluminar los abismos más profundos del planeta y para retirar de ellos a cuantas almas están sumergidas en esos abismos.
Esa es Mi verdadera misión de volver a la Tierra, no solo para reerguir a la familia espiritual de Dios, a todas las tribus y etnias, sino también para rescatar a los que fueron condenados a la perdición espiritual.
Hasta allí actuará Mi Divina e Insondable Misericordia, antes de que descienda el decreto de la Justicia Divina, que reorganizará a la humanidad y al planeta, para que así se pueda reintegrar el Proyecto de Dios.
Por eso, a través de los tiempos y en estos últimos años, vengo construyendo este momento por medio de ustedes y de sus hermanos; porque, así como les dije ayer, sus vidas deben ser un pilar para Mi Obra, la Obra de la redención del final de los tiempos, y los principios y valores que Dios le enseño a Su sagrado pueblo de Israel deberán estar latentes en sus consciencias y espíritus, porque los necesitarán para atravesar este momento final, que muchos no saben cómo hacerlo por no vivir la vida del espíritu, por estar alejados del Amor Mayor que proviene del universo y de la vida cósmica.
Cada vez que Yo desciendo al mundo, vuelvo a traerles, una y otra vez, ese Amor Mayor que siempre colmará sus espíritus y consciencias; es ese Amor Mayor que los impulsará a dar los pasos y a no retroceder; es lo que los ayudará a definir sus próximos caminos, porque debe haber Cristos en la superficie de la Tierra y esto ya no solo puede ser un mensaje o una aspiración.
Es tiempo de que los Cristos del Nuevo Tiempo sean una realidad, una concreción, una expresión de la Jerarquía. Por esa razón, todos se están purificando, cada uno en lo que precisa y necesita en este momento. Nada está fuera de la Ley.
Aprovechen cada momento como un impulso de ascensión y de trascendencia, como una actitud de absoluto desprendimiento y desapego; para que, en sus consciencias, siendo odres nuevos, Yo coloque vino nuevo, Yo deposite las Voluntades de Dios y Sus más ardientes aspiraciones.
Ahora, este es el tiempo de hacer una síntesis, después de haber caminado tanto hasta este presente, en el que tienen la Gracia de reunirse Conmigo, cara a cara, y de recibir a Mi Divinidad y a Mi Espíritu, al Espíritu de Cristo, que fue Quien se entregó por ustedes en la Cruz, así como se entregó por toda la humanidad, aun sabiendo, compañeros, que muchos en el final de los tiempos no Me corresponderían y no valorarían Mi sacrificio.
Pero el Amor es capaz de mucho más, es capaz de llegar muy lejos cuando se vive un amor desinteresado, abnegado e incondicional. Esto no los retiene en las cosas superficiales ni en ninguna expectativa, no quedan atrapados en ningún resultado o respuesta.
Porque un Cristo del Nuevo Tiempo tiene claro, en su consciencia, que sirve a Dios y a nadie más, y que todo lo que hace, todo lo que vive y todo lo que practica debe estar bajo esa Ley del Amor Mayor, que lo renueva y lo transfigura de tiempo en tiempo, cuantas veces sea necesario.
Esto no lo deja en el pasado, no lo deja sumergido en la tristeza ni en el sufrimiento, al contrario, un Cristo del Nuevo Tiempo tiene claros su misión y el propósito que debe cumplir en su encarnación, de una forma semejante a como su Maestro y Señor cumplió el Propósito de Su encarnación en la Tierra, cuando Yo estuve entre ustedes y entre sus hermanos.
Así, compañeros, la vida no es solo material, no es solo concreta, no es una vida de constantes problemas y sufrimientos, porque los Cristos del Nuevo Tiempo no solo caminan a través del impulso de la ascensión y de la unión con el Plan Divino, sino que también ayudan a sus semejantes y hermanos para que alcancen la misma meta, sin interferir en la decisión del otro.
La escuela de los Cristos del Nuevo Tiempo ya se estará presentando en los planos internos. ¿Quiénes serán los que se postularán a vivirla, a practicarla y a asumirla?
No es una escuela de emociones ni de intelectos, es una escuela madura de amor al sacrificio y a la sagrada renuncia, de la que muchos quieren escapar porque piensan que pierden el control y su autonomía.
Pero Dios no los quiere colocar en una aflicción, no sería el Padre Eterno ni tampoco sería Su Amadísimo Hijo; al contrario, compañeros, la puerta de Mi Corazón está abierta para mostrarles el camino, que en este último ciclo son invitados y llamados a recorrer por un solo fin, por el triunfo del Amor Redentor en el planeta, en todas las almas posibles y en todos los corazones posibles que necesitan de rescate y de redención.
Aunque no lo crean, Mis amigos, ya tienen la base para vivir esa escuela. Ya tienen las experiencias del pasado y de otros momentos cuando formaron las primeras comunidades cristianas que, a pesar de la adversidad y del peligro, sostuvieron la fe en la Presencia Crística y en el Amor Crístico; y esto hizo surgir, a través de los tiempos y de las experiencias, los frutos de la redención y de la fe de las almas, por su amor a Cristo, el Mesías.
Entonces, compañeros, en la consciencia de sus mundos internos ya está el impulso. Únanse a ese impulso y pidan a Dios la Gracia de poder ser consecuentes para responder a la experiencia de esta escuela de los Nuevos Cristos, porque es un estado interior y no protagónico, porque es un estado de silencio que habla por sí solo a través de los ejemplos y de las buenas actitudes, de las actitudes fraternas y misericordiosas.
Ya era hora de que llegara este momento, de que los Nuevos Cristos del último tiempo se presentaran y fueran una realidad. Si esto sucede, conforme el Plan Divino lo determina, muchos errores en el mundo se justificarán y se enmendarán los graves ultrajes de la humanidad de estos tiempos, para que se les conceda un tiempo más de Misericordia al mundo entero y a todas las almas que más lo necesitan en este momento, para que la puerta de Mi Misericordia no se cierre en esta última hora, sino que todos los que quedaron atrás, puedan cruzar esta puerta de la Misericordia y así tengan la Gracia de recibir la redención como ustedes la recibieron.
Hoy, pido una vez más que Aurora, como un Reino de Amor y de Luz, haga emerger esta Gracia de que Mis últimos apóstoles y compañeros sean consecuentes con la escuela de los Nuevos Cristos.
El mundo necesita de mucha ayuda, las almas se desesperan por no encontrar la paz. Ahora, ustedes que pueden ser un espejo de Mi Amor vayan y sirvan, díganle al mundo que Yo estoy retornando y que Mi hora se acerca, así como se acercó la hora del Señor en el Huerto Getsemaní.
Porque necesito, compañeros, que hoy más que nunca puedan beber del Cáliz que les ofrezco, aunque desconozcan su contenido o aun su propósito; que puedan beber, así como su Maestro bebió del Cáliz en el Huerto Getsemaní. Así, estarán más cerca de Mí y Yo estaré más cerca de ustedes y de sus hermanos.
Hoy, cierro la misión espiritual de la Jerarquía en el Uruguay, pidiéndole al Padre Su bendición para este país y para todo su pueblo, para que no sea estigmatizado por ninguna idea que no sea de la Luz, sino para que sea bendecido por el amor, la caridad y la Misericordia que debe despertar en los corazones sedientos.
Así, elevo Mi oferta a Dios, como sus corazones se elevan hacia Mí, para que seamos testigos de la Divina e Insondable Misericordia, para que los últimos alcancen su meta espiritual y su redención.
Les agradezco a todos los presentes por estos días compartidos y por estar en este Sagrado Lugar de los Ombúes, para que las raíces de la dignidad humana se fortalezcan en ustedes, para que los valores de la familia y de la vida universal florezcan y se eleven en ofrenda a Dios.
Les agradezco y les vuelvo a dar Mi Paz, para que no se olviden que deben ser paz en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sus oraciones, cantos y mantras se elevan a los Cielos, así como estos árboles que los abrazan se elevan a los Cielos, para buscar incesantemente la Luz de Dios.
¡Qué bello es ver que esto les suceda a Mis compañeros, ante un mundo muy dividido y martirizado, ante la soledad que abunda en muchos corazones, ante aquellos que ya perdieron la esperanza!
Que desde este recinto sagrado pueda emerger la Luz de Aurora y que, a través de sus corazones y almas, esta Luz hoy se pueda expandir al mundo entero; porque Me encontrarán aquí en este lugar simple, pero sagrado y hasta diría imperceptible.
¡Cuántas cosas maravillosas podría vivir toda la humanidad, así como hoy ustedes las viven conscientemente!
Yo estoy aquí para socorrer a los mundos internos y a todos aquellos que, por alguna razón, perdieron la esperanza y las ganas de vivir.
Yo estoy aquí y Soy su Maestro, el Maestro de siempre, el Galileo, Quien caminó al lado de todos los necesitados, Quien visitó a los hogares de los simples, así como hoy Yo los visito. Soy Quien curó y sanó las heridas más profundas, a través del ofrecimiento de Mi Dolorosa Pasión.
Cada golpe que recibí fue por ustedes. Cada latigazo que sentí fue por ustedes. Cada gota de Sangre que derramé fue por ustedes. Cada dolor que sentí en Mi Ser durante el Calvario fue por ustedes, por la redención del mundo.
Y así, Yo cumplí la Voluntad de Mi Padre, así como hoy ustedes tienen la dicha de cumplir la Voluntad de Mi Padre, en este tiempo final desconocido para la mayoría. Pero si sus almas ya escogieron Mi Camino, ¿de qué tienen miedo? Avancen y ya no retrocedan.
De Mi Corazón, Yo les entrego lo mismo que les entregué a Mis apóstoles cuando los envié a predicar el Mensaje del Señor a todos los rincones de la Tierra.
Hoy, Yo los envío como Mis portadores de la paz, de la paz tan necesaria para el mundo y la humanidad, la paz que desaparece día a día de la faz de la Tierra, la paz que desaparece de los mundos internos de muchas almas en el mundo.
Hoy, Mis amigos y compañeros, les vuelvo a presentar Mi sed, Mi sed espiritual, una sed más profunda que la que sentí en lo alto de la Cruz y en los últimos minutos de Mi Vida, antes de terminar de padecer por ustedes y la humanidad.
Por eso, esta respuesta sensata de los consecuentes alegra Mi Corazón, ante tantos ultrajes y agravios en el mundo; porque en verdad, les digo que son muchas las almas que están sufriendo en este tiempo, muchas.
Que sus vidas puedan ser un pilar de Mi Amor en esta superficie. Que, más allá de sus imperfecciones o aun de sus incertidumbres, la fe del Señor los sostenga, los fortalezca y los impulse a aspirar siempre a cumplir la Voluntad de Mi Padre, que también es Mi Voluntad.
Por eso hoy, de manera especial, Aurora se refleja en la humanidad de superficie como un Espejo, en el que todos se pueden ver reflejados por medio de la esencia de la vida y de lo que es real para sus mundos internos.
La aridez de esta humanidad está en el vacío y en la sequedad de los mundos internos, de lo que muchos están viviendo en este tiempo por no confiar en Mi Misericordia. Pero ustedes, que ya conocen Mi Misericordia, decídanse a ser misericordiosos con ustedes mismos y con todos los que los rodean, sin negarle el auxilio a quien lo necesite, sin dejar de socorrer a quien lo pida, sin dejar de atender a quien lo necesite, a quien les golpee la puerta; porque el amor debe reinar en este momento para que la oscuridad sea disipada del mundo y de las almas.
Yo vengo a cerrar un ciclo con ustedes, para comenzar así una nueva etapa preparatoria del Retorno del Señor. Pero Yo solo podré retornar, compañeros, cuando ustedes ya estén prontos y decididos.
Yo no hablo de forzar un compromiso, Yo les hablo de que sean Mis instrumentos en el mundo, los instrumentos que Yo necesito para poder obrar y hacer milagros, y aunque les parezca imposible, para el Señor nada es imposible.
Hoy, ustedes Me reciben aquí, en este Sagrado Bosque de los Ombúes, así como Mis apóstoles y seguidores Me recibieron muchas veces en Tierra Santa. Y, desde aquí, ayudo a Mi Tierra Santa herida y martirizada por la guerra y por la vida de todos los inocentes que murieron sin justicia ni misericordia.
¿Ahora, entienden a dónde Yo quiero llegar, compañeros?
Es muy simple lo que Yo necesito, lo que necesito es de su verdad, de su incondicionalidad y de su fe para ayudar a cuantos sufren en este momento, para socorrer a cuantos emigran sin ningún futuro y se les cierran todas las puertas en vez de abrírselas para darles una oportunidad, como es el caso de muchas familias inmigrantes.
Yo camino al lado de cada uno de ellos, así como camino a su lado, compañeros. Mi Corazón se ofrece, una vez más a ustedes, como el refugio para su desesperación y agonía, como el portal de la paz para todos los corazones y vidas que confíen en Mí.
Sean valientes y prepárense para los nuevos desafíos, Yo siempre estaré allí para sostenerlos en este camino de la desconocida transición planetaria.
Pero llegará el día y llegará la hora en los que Me verán venir entre las nubes, y algunos Me encontrarán cara a cara en un lugar semejante a este, como fue en el huerto con las santas mujeres que vigilaron ardientemente en oración por la Resurrección del Señor y no dudaron.
Aunque aparentemente todo era una derrota, el triunfo de Mi Amor en el mundo y en las almas fue a través del solemne silencio y de la aceptación del Cáliz de la agonía en el Huerto Getsemaní.
Hoy aquí, en este lugar de Uruguay, Me siento como en el Huerto Getsemaní, pero no en un huerto de agonía, sino en un huerto de consuelo y de fortaleza de todos Mis compañeros y compañeras; la fortaleza que Me da la presencia de Mi Cuerpo Místico en el mundo, formado a través de todas las almas que viven por Cristo y en Cristo.
Sigan así y no desistan, tiempos fuertes llegarán en poco tiempo. Tómense de Mi Manto cuando lo necesiten, agárrense de Mi Mano cuando lo necesiten, sientan el latir de Mi Corazón cuando lo necesiten, y todo estará bien, porque el Amor de Dios siempre triunfará por encima de todo mal y de toda adversidad.
Estén firmes, decididos y abiertos de corazón, para que Yo los pueda guiar como los guíe hasta ahora, en el silencio de Mi paternidad espiritual y de Mi amistad celestial.
Que sus corazones sean portadores de Mi Gracia y de Mi Misericordia, por un mundo que agoniza, perdiendo su propia luz y su propia paz.
Que la eterna Luz de Aurora ilumine todos los espacios, dimensiones y planos para que el Hijo Solar sea reconocido en Su Retorno a la Tierra; porque, así como ascendí a los Cielos, de los Cielos descenderé.
Así como Dios, a través de sus ángeles, en el Huerto Getsemaní Me reveló las maravillas de Mis compañeros y compañeras hasta el final de los tiempos; así, Yo Me maravillaré al encontrarlos cara a cara y poder ver a través de sus ojos, en una amorosa mirada, los frutos de la redención de sus vidas.
Una vez más, les agradezco por acompañarme en solemnidad, reverencia y gratitud por todos los que necesitan ayuda.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vendré como el Fuego más ardiente de todos los fuegos, pero nadie se quemará ante Mi Presencia, sino que el espíritu se encenderá en Mi Fuego Divino y Cósmico.
Este Fuego que descenderá del universo vendrá a renovar a todas las consciencias, vendrá a renovar a todas las formas, redimirá a las leyes del planeta y traerá la Luz del entendimiento y de la sabiduría.
En esa hora, cuando todo parezca perdido, Yo retornaré, les extenderé Mi Mano a ustedes y les ofreceré Mi Corazón, así como lo hice con Mis apóstoles después de Mi Resurrección.
Reapareceré en el mundo de formas nunca antes vistas y todo lo que siempre ha parecido desconocido, pasará a ser conocido y los misterios se develarán. Los sellos finalmente se abrirán con el descenso del Hijo de Dios entre los planos y dimensiones.
Y así, el Soplo del Espíritu de Dios descenderá con toda Su fuerza y poder, retirará del planeta a las fuerzas del mal. Los ángeles reconstruirán el éter de la Tierra, que en este tiempo está rasgado e invadido, pero las lanzas de todos los ángeles del Cielo restablecerán las corrientes ígneas de este universo, y de esto participarán el sistema solar y este planeta.
Las grandes fuerzas cósmicas, que impulsaron la creación del universo material, participarán de este acontecimiento del Retorno de Cristo y todo lo que fue escrito en la Biblia se cumplirá.
Aquellos que están destinados a recibir al Señor, en Su Retorno, lo vivirán. Aquellos que han partido de este mundo y aquellos que ya no estarán en el futuro también presenciarán la venida de Cristo desde los planos del Reino Celestial.
Así, se restablecerá la comunicación divina entre el Cielo y la Tierra porque, en ese tiempo que no está tan lejos, las armas y las guerras ya no funcionarán; porque no habrá fuerzas ocultas que las estimulen o las impulsen, ya que el Gobierno Espiritual de Dios descenderá y aquellos que fueron predestinados a formar los 144 000 se presentarán; y muchos más podrían sumarse a este acontecimiento si a tiempo se convierten al Señor y se redimen.
Felices serán aquellos que perseverarán hasta el final de los tiempos, porque atravesarán los obstáculos de la decadencia y de la inercia humana. Con la victoria de Mi Luz y el poder de Mi Amor, los escogidos sabrán atravesar los abismos y las tribulaciones, y no habrá nada ni nadie que los detendrá porque guardarán el gran secreto de Cristo, aquel último secreto que se revelará a los consecuentes y a todos los puros de corazón.
Ese secreto, que es invencible e inextinguible, ampliará el campo de la consciencia humana y mental, y todos los seres en la superficie de la Tierra, que hayan servido sinceramente a Cristo, vivirán la reconexión con la Leyes Divinas.
Y, como fue en los tiempos pasados del sagrado pueblo de Israel, los ángeles del Señor anunciarán la llegada del Mesías, ahora la llegada del Gran Gobernante del Universo.
No habrá fuerza oculta o contraria que se pueda resistir a Mi llegada, porque cuando atraviese el éter del planeta todo comenzará a suceder. Las puertas del universo se abrirán y no serán ocultadas. Los elementos de la naturaleza acompañarán ese gran acontecimiento, así como los elementos del planeta acompañaron a la Sagrada Familia de Nazaret.
No quedará piedra sobre piedra y esto se cumplirá. Por eso, vivan a tiempo el arrepentimiento verdadero, de corazón, y abran sus corazones para ser un receptáculo vivo del Legado de Cristo, porque lo necesitarán en el final de estos tiempos.
En todas las mentes que hayan creído en la Divinidad del Señor no habrá duda, cuestionamiento ni crítica. Las Leyes Universales serán comprendidas a través de las esencias y así podrán decodificar los impulsos que Yo le enviaré al mundo.
No estoy hablando de misterios inexplicables, no estoy hablando de nuevas filosofías o de otras ramas espirituales; estoy hablando del único impulso que Yo emanaré desde el Corazón de Andrómeda antes de Mi partida a la Tierra.
Y así se emitirán Tres Llamadas contundentes a todos los servidores que hayan seguido a Cristo hasta el final de los tiempos y que, sin verme ni reconocerme, habrán creído en Mi Presencia Inmaterial.
La Primera Llamada, que le emanaré al mundo, será la Llamada Preparatoria, momento en el cual todos los corazones y vidas deberán estar prontos, a pesar de los acontecimientos que se verán en la faz de la Tierra, a pesar de los fenómenos climáticos o cósmicos, aun con el reaparecimiento de grandes consciencias del universo en toda la órbita del planeta.
Esa Llamada será inconfundible, profunda y clara; será la Llamada de que deberán tener todas sus cosas materiales prontas. No les hablo de los bienes que los atan a este mundo, les hablo de que su vida material y física deberá estar alineada Conmigo, así como también la de sus familias.
La Segunda Llamada que Yo le emanaré al mundo, será la Llamada de Mi Reaproximación.
Los ángeles de la guarda tendrán la tarea de hacer esta Llamada por medio de sueños, experiencias o incluso materializaciones. Las Fuerzas Cósmicas del universo se presentarán y, a través de la Llamada de Mi Reaproximación, los corazones ya sabrán que solo faltará una última Llamada, que será la Llamada de Mi Voz.
Le hablaré a los corazones en lo más profundo de la esencia. Así como muchos de ustedes ya Me escucharon una vez en Tierra Santa, Me volverán a escuchar claramente y Me reconocerán; pero estén atentos para no confundirse con los falsos cristos.
No hay nadie en esta superficie que tenga más poder que el Hijo de Dios, porque Dios le da poder a quien Él lo determine. Por eso, Mi Presencia y Mi Llamada serán inconfundibles.
Muchos escucharán Mi Llamada interior, otros Me verán en los planos internos y otros Me verán cara a cara por un único instante y por un único momento, y ese será el momento de Mi Retorno, cuando reorganizaré a este planeta de adentro hacia afuera.
Será el momento de la gran rendición de toda la humanidad. Llamaré a todas las religiones para que finalmente sean una, en Cristo y por Cristo, y ya no será necesario vivir varios caminos espirituales porque todo quedará muy claro.
Pero esto no será lo último, compañeros. Existirá la Cuarta Llamada, que será la Llamada de la Madre de Dios, cuando también reaparecerá en el mundo.
Así como en el tiempo pasado la vieron ascender a los Cielos, en cuerpo y alma; así también la Divina Madre del Mundo descenderá de los Cielos, en cuerpo y alma. Pero, revelará Su Faz absolutamente transfigurada y cósmica junto a tres grandes Padres Creadores: Gabriel, Miguel y Rafael.
Traerá, junto a ellos, el Cetro de la Voluntad de Dios, esa gran herramienta cósmica que descenderá del universo al planeta, y será visible para poner fin a todo mal y a toda dualidad.
En este tiempo, que no está muy lejos, resucitarán los muertos y las Leyes que fueron profesadas al pueblo de Israel se cumplirán.
Muchos tendrán la Gracia de reencontrar a aquellos que perdieron por su muerte, la vida mortal pasará a ser vida inmortal. Será el nuevo comienzo de la humanidad y aquel Proyecto que fue pensado en el origen de Adán y Eva se retomará.
Todo esto será llevado adelante a través del Fuego del Amor Crístico. Por eso, en estos últimos tiempos fueron preparados. Y, a través de estos últimos encuentros Conmigo, están siendo preparados.
Díganle al mundo que ya estoy volviendo y que no falta mucho. Les vuelvo a repetir que nadie podrá detener ese acontecimiento universal, porque ya está escrito.
El Maestro y Señor del universo, el conocido Jesús de Nazaret, se reencontrará con cada uno de Sus compañeros, les dará el abrazo que tanto esperan, recibirán el Amor que tanto buscan y en esa hora comprenderán quiénes son verdaderamente.
Alegren sus corazones y espérenme con esperanza.
Estamos en el último tiempo de la tribulación, pero la Aurora volverá a nacer en el horizonte y ya no podrá ser sepultada por nadie.
¡Ay de aquellos que no han creído en lo que ha pasado aquí, en este país!
¡Ay de aquellos que cerraron su corazón a Mi Mensaje y a Mi Palabra!
La Tierra se limpiará a sí misma, como lo está haciendo en este momento.
Recen por los pecadores y por los que no se convirtieron. Recen por Mi Iglesia extendida en toda la Tierra, para que ya no sea difamada, para que cumpla la gran promesa del Señor y así formen el gran Cuerpo Místico de Cristo en la Tierra.
Sean chispas de Mi Amor en el mundo, ya no sean oscuridad. Beban de Mi Luz y sean Luz. Reciban Mi Gracia y sean consecuentes.
Es todo lo que hoy quería decirles, de corazón.
Sigan siendo valientes para escuchar la Palabra de Dios, porque ya es la última, antes de que todo suceda.
Celebremos este momento. Comulguemos de este Mensaje por medio del Sagrado Sacramento de la Eucaristía, para que más almas en el mundo también puedan prepararse para Mi Retorno al mundo, tan esperado.
Cuento con ustedes hasta el final.
Y así, Yo los bendigo y los absuelvo, bajo el poder de la Santísima y Divina Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los esperaré aquí en el mes de enero del próximo año, para cerrar esta misión, a través de este Centro Mariano.
Déjense consumir por el Fuego de Aurora, no les hará mal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi tiempo se acaba en el mundo antes de preparar Mi Retorno definitivo a la humanidad. El reloj marca el gran momento, aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por redimir, aún hay mucho por convertir.
¿Quién se ha definido antes de que esa gran hora se aproxime y marque el punto final y el comienzo de otra etapa, la etapa más culminante para la humanidad y el planeta?
Por esa razón, Yo vengo del Cielo una vez más, para reunirlos en Mi Nombre y para que a través de Mi Corazón lleguen a Dios, al Padre Celestial, que en Su Silencio aún aguarda la respuesta madura de Sus Hijos.
El Plan que Yo les ofrezco a las almas es un Plan que no pertenece a este mundo, es un Plan que no puede ser razonado con la mente, que solo puede ser comprendido con el corazón, con el corazón que ama a Dios, sin excepciones; con el corazón que se ofrece por los demás, sin nada a cambio; con el corazón que sabe profundamente lo que significa la Voluntad de Dios y no la rechaza.
Es este corazón el que Yo busco en muchos de los Míos, sobre todo en esta hora, en la que ustedes deberán caminar con sus propios pies a través de la senda que Yo les He abierto, a través del Propósito que Yo ya les He mostrado, a través del compromiso que ya firmaron Conmigo.
He aquí la muestra de un Corazón maduro, de un Corazón que se sacrificó por ustedes hasta la Cruz, de un Corazón que no negó su salvación y la salvación del planeta, de un Corazón que sigue derramando Sangre y Agua por el mundo y por la humanidad, aunque muchos no lo sientan ni lo perciban.
He aquí el Corazón que es una Fuente inagotable de Amor para el mundo entero, de un Amor maduro que precisa ser imitado, que precisa tener su ejemplo en esta superficie, que precisa reflejarse en las almas que Me dicen sí.
Este es el tiempo de que el corazón maduro de Mis compañeros asuma el Plan, de que no retrocedan ante los desafíos, de que no le teman a la oscuridad, porque quien está Conmigo está en Mi Luz y no perecerá.
Pero ahora es el tiempo de que ustedes hagan su parte definitiva y Yo solo los acompañe como un Buen Pastor, como un Pastor que cuida de todo Su rebaño, más allá de las respuestas de cada uno.
Por eso, es importante que el amor sea el centro de su meta y no tanto sus destrezas. Por eso, es importante que el amor sea el centro de su propósito y no tanto sus ideas.
Porque en el Amor de Dios, y a través del Amor de Dios, llegarán muy lejos si realmente se abren a vivirlo, no de la forma que ustedes desean o pretenden, sino de la forma que Dios lo Ha pensado, que Dios lo Ha determinado, así como el Padre lo determinó a través de Su Hijo.
Ante la Agonía del Huerto Getsemaní, Él Me ofreció el Cáliz del Amor y de la Renuncia. Nunca podría haberlo negado; porque hoy, ustedes y sus hermanos, no estarían aquí.
Ahora, ¿comprenden cuán importante es entender la inmensidad de ese Amor, que no tiene límites ni fronteras en ningún plano ni en ninguna consciencia, en ninguna dimensión ni en ningún espacio?
El Amor de Dios es una Fuente que nunca acaba y que nunca termina. El Padre tiene tanto para darles, a través de Mí, que Sus Brazos aún están abiertos para que más almas puedan llegar a Él sin nada a cambio.
A partir de este mes de agosto es el momento de demostrarle a Dios que quieren vivir de Su Amor Mayor e Infinito; que quieren dar sus pasos a través de Su Amor Misericordioso y Eterno; que están dispuestos a asumir, por amor, la parte del Plan que les corresponde; para que así, su Maestro y Señor pueda obrar en este mundo y en esta humanidad, en este tiempo definitivo en el que muchas situaciones están en juego y en el que millones de almas están bajo esa condición vulnerable.
Por eso, este es el tiempo de la acción de los apóstoles; es el tiempo definitivo de abandonar la mediocridad, la culpa o la negación. Este es el tiempo de que se liberen de ustedes mismos y de que permitan que el espíritu vuele alto hasta poder unirse a Dios en comunión eterna, así como Su Hijo se unió en comunión eterna con Dios, durante Su última espiración en la Cruz, cuando le dije: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Y ustedes, ¿encomiendan su espíritu todos los días al Señor?
Él pretende hacer obras de Misericordia a través de las almas y a través de los apóstoles de Cristo, decididos a ser un lucero en este mundo de oscuridad y en este mar de hostilidad y de terror.
Ya no son momentos de emociones. Estos son momentos de decisiones, de una decisión madura y pacífica, de una decisión que sea capaz de estar en entrega a Dios sin condiciones, con sus corazones prontos para lo que sea, para lo que tenga que ser según está escrito.
En este mes de agosto, mediten y reflexionen:
¿Hacia dónde se dirige la barca de mi alma?
¿Estoy viendo a lo lejos el puerto seguro del Corazón de Dios?
¿Aspiro a alcanzar ese puerto a pesar de la tempestad o de las tribulaciones?
¿Tengo claro dentro de mi corazón lo que he decidido para mi vida y para el resto de mi evolución?
¿Tengo mis pies en un solo camino, en el Camino del Señor?
Ahora, ¿dónde está la barca de mi alma?, ¿por dónde ella navega?
¿Me he detenido por alguna causa? ¿Me he demorado? ¿Qué estoy haciendo?
Pregúntense, compañeros, así podrán entrar al nuevo ciclo, después de agosto, con una visión más amplia y no restringida, con una sabiduría más profunda y no limitada, con un propósito más claro y no confundidos.
Porque la Llama de Mi Corazón es la antorcha que ilumina sus caminos, es la Luz que los llevará al Corazón de Dios; porque Yo Soy la Verdad y la Vida, Yo Soy el Camino y el Amor para Mis compañeros.
La decisión está dentro de ustedes y no en sus palabras. La decisión está en el centro de sus almas y no en sus mentes.
Denle espacio a su universo interior para que se expanda y el Espíritu Santo pueda obrar a través de Sus Dones y Gracias en las almas que con fe siguen a Cristo, paso a paso, más allá de sus imperfecciones o más allá de sus errores. Porque Yo vengo a buscar lo que en verdad Me pueden dar y no lo que Me prometen.
Pedro, el apóstol, muchas cosas Me prometió y pocas cumplió por él mismo; hasta que un día, se dio cuenta que lo que Yo necesitaba era su corazón y su vida para que fuera la piedra fundamental de Mi Iglesia Espiritual en este mundo; así como cada una de las almas es para Mí una piedra preciosa, es un cristal brillante que Yo pulo con Mis propias Manos cuando Me lo permiten y cuando no se resisten, para presentar Mi ofertorio a Dios a través de sus corazones.
Quiero dejarles este Mensaje, no como un Mensaje más, sino como la gran y última reflexión de sus consciencias a las puertas de este mes de agosto de la Hermandad.
A pesar de que este mundo esté en tinieblas, guerra y dolor, que despierte la esperanza, la fe y el amor en los que creen en Mí. Porque Yo les prometí en Pentecostés que vendría el Consolador, el Eterno, el Santo Espíritu de Dios, para bendecirlos y guiarlos hasta el fin de los tiempos.
Y enviaré una vez más el Espíritu de Dios para que preparen Mi Retorno a través de sus caminos, para que preparen Mi Retorno a través de sus definiciones, para que preparen Mi Llegada a través de la donación de sus corazones. Así se seguirá cumpliendo lo que está escrito, más allá de lo que viva el mundo en este momento.
Sean valientes y no se desanimen, la fuerza de Mi Amor todo lo puede en ustedes y en sus hermanos.
He aquí el Corazón Misericordioso del Señor, que se dejó traspasar por la lanza en Su Costado para derramar Fuente de Vida en todas las almas.
Así, en el comienzo de este importante mes de agosto, Yo los bendigo y les vuelvo a entregar Mi Paz para que esta Maratón le conceda al mundo una paz justa y equilibrada; una paz que dé alivio al sufrimiento de muchos corazones y familias; una paz que retire la culpa de muchas consciencias; una paz que les demuestre a todos Mi Verdad, la Verdad de que los amo más de lo que ustedes imaginan, porque Mi Amor no cambia.
Les deseo a todos una reflexiva Maratón de oración, porque estaré a su lado para escuchar cada una de las cuentas, cada una de las oraciones, cuando le digan a Mi Padre que entregue Su Misericordia por Mi Dolorosa Pasión, por la Pasión Dolorosa de Cristo que salvó y salvará al mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El gran océano de Mi Misericordia se abre, pero aún son muy pocas las almas que quieren entrar.
En ese océano, Yo purificaré a esas almas, enmendaré sus errores y faltas, las liberaré del pasado, les otorgaré la vida eterna y las sacramentaré a través del Espíritu Santo que ungirá a esas almas que entran en Mi océano de Misericordia, así como los apóstoles fueron ungidos junto a Mi Santísima Madre en Pentecostés.
El Poderoso Espíritu de Dios volverá a ser difundido en el mundo y los corazones abiertos a Él lo conocerán. Pero antes de que eso suceda, las almas deben aceptar entrar en el océano de Mi Misericordia, para que Yo las pueda justificar ante las Leyes de la Creación.
Esta es la hora en la que la gran puerta de Mi Misericordia comienza a cerrarse en el mundo, porque ha de cumplirse el tiempo de la Justicia Divina, así como fue escrito por Juan el Apóstol en el Apocalipsis.
Llegará la hora en que, durante los tres días de oscuridad, se cumplirá la Justicia Divina, pero no como la humanidad cree. La Justicia de Dios es Amor en equilibrio. La Justicia de Dios es Amor en armonía. La Justicia de Dios es Amor en sabiduría.
Pero antes de que la puerta de Mi Misericordia se cierre al mundo, díganle a las almas que deben volverse hacia Dios, antes de que sea demasiado tarde. Porque cuando Yo deje de estar con ustedes y de hablarle al mundo a través de esta Obra, todo, absolutamente todo, se desencadenará.
Por eso, mientras hay tiempo, muy poco tiempo, deben afirmarse en Mi Misericordia; deben navegar en Mi océano de Luz, a través de la constancia de sus oraciones y súplicas; deben ser el fiel testimonio de Mi Amor para el mundo, especialmente para los corazones que han perdido la fe y la confianza en Dios por todo lo que les sucede, por todo lo que viven, enfrentan y transitan.
Pero, así como una vez Yo vine a Polonia, a través de Santa Faustina, a revelar la infinidad de Mi Insondable y Divina Misericordia; así como Yo vine en la noche oscura de una guerra que se presentaba de forma inminente en Europa, en aquel tiempo; así Yo volveré como la Luz del mundo.
Y, en el horizonte interior, Me sentirán, reconocerán la Faz de Cristo y expulsaré a los anticristos, así como expulsé del templo a los comerciantes. Porque la Casa de Mi Padre es sagrada, en este mundo y en otros. La Casa de Mi Padre es bendita porque es celestial, cósmica y divina, porque Él la ha creado para todos Sus Hijos y Criaturas, para todas las esencias que han surgido de Su Fuente Inmaterial.
Y esa Casa mora en lo profundo del templo de las almas, templos que han sido corroídos por las influencias de este mundo, por las tendencias y las ideologías. Así, el mundo pierde el sentido de la perspectiva al no encontrar a Dios, por estar con su atención en otro lugar.
Por eso, todos los tesoros que Yo les He prometido a ustedes y a sus hermanos, se los He entregado, para que tuvieran parte con Mi Padre en el Reino de los Cielos, para que este mundo conociera que en el Amor está la superación de todo, de cualquier trauma o dolor, porque Yo vengo en nombre del Amor de Dios, de ese Amor inmutable e inconfundible, de ese Amor que tiene un caudal desconocido para el mundo y la humanidad.
Esa es la razón por la cual estamos aquí con ustedes, hace tanto tiempo. Porque esperamos que aprendan de ese Amor que el mundo y la humanidad ya no tiene, que aprendan de un Amor maduro y consciente, de un Amor que es capaz de aceptar y de acoger al semejante, a aquel que nadie quiere ni nadie acepta porque aparentemente es un problema.
Pero, si Yo acepté a los doce apóstoles como eran, así como en este tiempo Yo los acepto a ustedes como son, ¿dónde está el Amor que les He entregado para que Me representen en este mundo y en esta humanidad?
El Amor de Dios es la base de todo el camino espiritual y de toda esta trayectoria terrestre; porque en el Amor está la felicidad de Dios y Su alegría, el júbilo del reencuentro con el Padre Eterno, la cura de todas las heridas.
Yo vuelvo a entregarles este Mensaje con otras Palabras, porque deben tener amor por todo lo que han recibido y por todo lo que les fue ofrecido desde el comienzo, en el que sus consciencias fueron despertadas al Conocimiento Universal y Divino, a las Leyes Inmateriales y a las Corrientes Universales.
Antes de que Me despida de ustedes en este ciclo, y en el mes de agosto, Mi imperiosa necesidad es que existan almas y personas que asuman los tesoros de la Jerarquía, presentes en los Retiros Internos del planeta; porque no solo ustedes, sino también sus hermanos del mundo los necesitarán para todo lo que llegará.
¿Qué más es lo que necesita la humanidad para poder cambiar?
Cuánta abundancia Mi Padre les ha dado a través de Su Creación y, sobre todo, a través de la vida: que puedan ver nacer el sol en cada amanecer; que puedan respirar la pureza de la naturaleza y de los océanos; que puedan tener una familia, a pesar de cómo sea, y la aprendan a amar así como Dios los ama a ustedes desde el principio; que puedan aprender a servir para salir de ustedes mismos, cada día un poco más, y abandonar ese empedernido ego que solo coloca a las consciencias en obstáculos y en caminos sin salida.
Dios les ha dado Su Amor, porque Su Amor es Su Poder y no la autoridad. Su Amor para las almas y la Creación es Su Gobierno Espiritual.
Sin Amor no existiría la Compasión y la Misericordia, derramada por Su Amadísimo Hijo en la Cruz cuando fue traspasado por la lanza en Su Costado. Aun Yo, sin vida, muerto en la Cruz, les di el Amor de Dios hasta los límites de Mi Consciencia, a través de Mi Sangre y de Mi Agua; acto sublime que superó todos los errores y todas sus consecuencias durante el Viernes Santo.
Ahora que, en estos últimos años, hemos formado los oratorios y los Rosarios de Luz, es tiempo de que se guarden en sus casas y hogares, oren con fervor a Dios e invoquen el poder del Corazón de María y de Mi Corazón, para que todos estén protegidos y amparados, y muchos más puedan tener la misma Gracia de ser amparados por la Madre de Dios, que extiende Su Manto de Luz sobre el mundo, día tras día.
La Madre del Mundo, en lo más invisible y silencioso de Su Espíritu, toma el Cetro con Su Mano para guiar a las almas hacia el Reino de los Cielos; para que todos estén algún día en el Paraíso, viviendo la misma felicidad espiritual y el mismo gozo espiritual que vivimos con todos los que dijeron sí en algún momento de esta evolución.
Las instrucciones ya les fueron dadas a todos. Mucho tiempo ha pasado, muchas enseñanzas fueron entregadas, todo ya fue dicho.
Ahora, es tiempo de asumir y de comparecer en las filas del Plan del fin de los tiempos. Y, así, cuando lo hagan por ustedes mismos, por el amor que dicen tener por Mí, asumirán su parte, asumirán su servicio y ya no reclamarán. No evadirán la necesidad que les coloca el universo ante sus ojos. Ya no se mentirán a ustedes mismos, no se engañarán, porque harán cada tarea y vivirán cada compromiso, así como Yo lo He vivido por ustedes, desde Mi Origen en la Fuente Creadora hasta Mi Ascensión.
El Plan espera, como les dije, a los consecuentes, a los que ya no deberán ser más empujados, a los que serán conscientes de lo que tienen que hacer, sin que se les diga. Porque quien vive en Mi Amor, es capaz de percibirlo todo y de reconocer dónde está la necesidad en este tiempo crucial, no solo en Mis Islas de Salvación, sino también en el mundo, en donde las almas esperan ayuda, que alguien las escuche, que alguien las acoja, que alguien las pueda amar; así como Yo amo a todos, más allá de los errores, más allá de las negaciones y de las indiferencias que Me ocasiona el mundo.
Es tiempo de reconstruir a la humanidad y esto dará mucho trabajo. Pero tengan fe, porque un Buen Padre nunca se olvida de Sus Hijos y un buen capataz nunca se olvida de sus trabajadores. Porque quien sirve a Dios se renueva, se trasciende y se transmuta. No existe otro camino para la superación de ustedes mismos, compañeros.
Estamos en la fase de preparar Mi Retorno y solo tocaré con Mis Pies este suelo herido, pero también sagrado, cuando pueda vivir en ustedes para siempre, en la comunión más íntima del corazón, de la vida y de la esencia.
Que Mis Palabras permanezcan y no solo pasen. Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en aquellos que se abran a recibirlas y a reconocerlas como propias, como una tabla de salvación.
Que en este tercer día de encuentro Conmigo, a las puertas de Montserrat, la Comunión sea ofrecida como reparación por los que sufren las guerras del mundo, por los refugiados y desatendidos, por los que son descartados, olvidados y abandonados, sin que un grado de amor se mueva en las consciencias que los ven.
Por eso, la reparación es necesaria para que la Justicia se aplaque; para que la Misericordia, Mi última Misericordia, actúe y obre en las almas.
Que esta Comunión nutra la vida. Que esta Eucaristía fortalezca los corazones y los anime a seguir adelante, así como Su Maestro siguió adelante en cada paso del Calvario hasta lo alto del Gólgota, sin perder la fe de cumplir la Voluntad de Dios, en cada clavo recibido en Mi Cuerpo, en cada látigo que arrancó Mi propia Carne, en la propia Coronación de Espinas, en los insultos y repudios de todos a los que Yo les había hecho milagros.
Todo necesita ser reparado para que llegue el tiempo de la Tierra Prometida, del nuevo Edén.
Oh, Adonai,
Tú que ves los errores del mundo y sus consecuencias,
contempla, por un momento, a todos los que Te siguen
y tienen fe en Tu Insondable Presencia.
Derrama Tu Amor sobre los consecuentes,
pero en especial, Adonai,
derrama Tu Amor sobre los que están condenados.
Que el precio de Mi Sangre no sea en vano.
Que los códigos de Mi Amor,
que son los Tuyos y que provienen de la Fuente,
curen, rediman y nutran
a las almas necesitadas de Ti, Señor,
que han perdido la filiación espiritual Contigo.
Adonai, abraza a todos con Tu Manto,
así como este viento de Montserrat
abraza a todos con su suavidad y pureza.
Adonai, no cierres la puerta de Tu Misericordia,
sino que Tu Misericordia se perpetúe en todos
los que suplican Misericordia por Mi Dolorosa Pasión.
Adonai, así como en lo alto del Monte Calvario
viste la gran ofensa y pecado del mundo,
Tu Amor descendió y actuó con el poder
de todas las estrellas y de todos los soles.
Y así, el universo fue movido
por el descenso de Tu Amor,
y todo fue liberado y cerrado,
para que en la Resurrección de Tu Hijo,
Tú, Adonai, dieras testimonio de Tu Amor
y de Tu Triunfo en el mundo.
Oh, Adonai, Sagrado Padre,
Omnipotente y Soberano Creador,
que todos Te vivifiquen,
que todos formen parte de Tu Existencia Sideral;
que muchos más lo puedan hacer
y tengan la Gracia de poder vivirlo,
para que, en el final de los tiempos,
todos Tus Hijos, junto a Tu Hijo Predilecto,
restablezcan la unión entre el Cielo y la Tierra,
y los Mil Años de Paz,
a través de la Cena de la Redención,
en la que volveré a partir el pan
y a consagrar el vino en Tu Nombre, Adonai,
para que todo comience de cero
y todo se renueve para siempre.
Amén.
Así, en estos tres días de impulsos y de confesiones de Mi Corazón, los preparo para el mes de agosto.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si en verdad, la humanidad entera conociera el verdadero Amor de Dios, Yo les aseguro que no existiría sufrimiento ni tampoco motivo para ninguna perdición.
Por eso, hoy He comenzado a través de un profundo silencio interno, para que las almas, que Me corresponden y están despiertas, puedan sentir lo mismo que siente el Señor de Israel, Quien una vez más está aquí, con ustedes y por todos sus hermanos y hermanas del mundo entero, para bendecirlos a través de Mi Espíritu y para animarlos al camino del apostolado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este camino que Yo les ofrezco existen desafíos, pero también existen peligros. Pero si están en confianza unidos a Mí, ¿qué habrán de temer? ¿No estoy Yo aquí y Soy su Maestro? Aquel que los conoce por dentro, no solo de este momento, sino también de otros.
Sé que parece un desafío inalcanzable; pero, en este tiempo final, Yo necesito imperiosamente preparar Mis bases espirituales a través de las almas; para que, Mi Retorno se dé primero en los corazones, para después concretar Mi Retorno al mundo, conforme está pensado por el Padre Eterno a través de la expresión de Sus Sagradas Leyes y Corrientes Universales, que colaborarán y prepararán el escenario planetario para ese momento.
Por eso, estamos en un momento de transición planetaria, en el que muchas almas y consciencias parecen no encontrar una salida o aun una explicación de lo que les sucede en sus vidas. Pero todo tiene una respuesta y, aunque no parezca, todo tiene un sentido.
Las almas se han olvidado de comulgar con las Leyes Superiores. Por eso, existe desequilibrio y desarmonía planetarios, porque desde que las Leyes básicas de los Mandamientos fueron reveladas a Moisés en el Sagrado Monte del desierto del Sinaí, el Señor del Universo, el Padre Eterno, quiso enseñarles a Sus Criaturas, Sus más pequeñas Criaturas de este universo material, cuál era el camino y la dirección a seguir para que los diferentes pueblos y culturas no se perdieran en todo lo que es superficial y mezquino.
Esas Leyes de los Mandamientos no fueron atendidas, porque no fueron aceptadas ni reconocidas y, ahora, el Señor del Universo y sus corazones contemplan la grave situación planetaria actual en la superficie, y esta cruz del tiempo final es más pesada que la que Yo cargué.
Por eso ofrezco, en estos tiempos finales, que las almas se postulen espiritualmente a ser víctimas de Mi Amor; una experiencia compleja de comprender, porque no es una experiencia mental, sino espiritual, profundamente silenciosa, anónima e imperceptible.
Esto es lo que Yo vengo a buscar por medio de estas últimas Apariciones de Cristo, no solo a preparar a los corazones y a las almas para Mi esperado Retorno al mundo, que está cerca; no solo a preparar a la humanidad para el día del Gran Juicio Final, que no será como ustedes creen o dicen por ahí; sino también vengo al mundo a través de estos Mensajes, de Mis últimos Mensajes preparatorios, a pedirles a los corazones a que se postulen para ser víctimas de Mi Amor; una experiencia real y viva, que fue parte de la vida de muchos santos y bienaventurados que estuvieron encarnados en este mundo, desde el año cero de Cristo hasta el presente.
¡Cuántos bienaventurados y víctimas de Mi Amor fueron despertando y manifestándose a través de los tiempos y de las generaciones!
¡Cuánto esas almas vivieron por Mí, dolorosamente!, no para reflejar su propio victimismo, sino para entregarse por medio del silencio y del anonimato a vivir los Sagrados Dolores del Señor, que en este tiempo necesito disolver de Mi Corazón para siempre.
La oportunidad es para todos los corazones sin excepción. Ser víctimas de Mi Amor es aún una Ley desconocida, porque es vivir en la esencia de la Ley del Amor-Sabiduría; es entregarse a Mí, sin reclamos ni condiciones, por la redención de toda la humanidad y del planeta, a fin de que algún día esta superficie se vuelva un suelo sagrado en todos los continentes y en todas las naciones; a fin de que las Leyes Superiores puedan descender y reconstruir el éter del planeta, a través del ofrecimiento de las almas víctimas de Mi Amor.
Todo esto, que hoy les digo y les presento, no es una poesía ni tampoco nada emotivo. Solo su Maestro y Señor puede aceptar y confirmar a las almas que se ofrezcan a ser víctimas de Mi Amor; porque esto significa y representa, en este tiempo final, no solo un compromiso maduro y perpetuo, sino que también representa para las almas que están encarnadas en la superficie de este planeta, que acepten vivir conscientemente su propio despojamiento interior y el absoluto vacío de ideas propias, de voluntades personales y mundanas, y que acepten vivir constantemente su purificación bajo la Ley poderosa de la Gracia del Señor, sin buscar ningún rasgo de protagonismo, aceptando trabajar y servir secretamente en constante oración.
Que esta aspiración toque el corazón de Mis compañeros, porque aún no tengo muchas víctimas de Mi Amor, solo tengo muchas almas que Me adoran y que Me aman.
Pero este paso de las almas, que se pueden postular a ser víctimas de Mi Amor, representará en este tiempo final algo único y nunca antes visto, porque podría cambiar el rumbo de esta humanidad para siempre.
Las primeras víctimas de Mi Amor fueron los apóstoles, que fueron llamados por su nombre a las orillas del Mar de Galilea y hoy, de forma semejante y no tan simbólica, sus almas están a las orillas de este Sagrado Mar de Galilea, para escuchar el llamado interior del Redentor y para que sus hermanos y hermanas del mundo entero también lo escuchen, resonando como un eco profundo en la consciencia de este Mar, que se ofrece, a través de la Madre del Mundo, como un vientre inmaculado y puro para la purificación de sus vidas y para su gran momento de consagración final.
Hoy, les dejo a ustedes este Mensaje interno que proviene de Mi Corazón; mientras que, una vez más sobre las aguas de este mar, ven pasar a Mi Barca, austera, simple y humilde, buscando llamar a las almas para cumplir Mi Aspiración, la Aspiración que es de Dios a través de su Divino Hijo.
Por eso, una vez más, a las orillas del Mar Sagrado de Galilea y, por última vez, en este tiempo final, las almas vuelven a escuchar Mi Llamado, un llamado que resuena a través del Amor, de la Vida y de Mi Camino, el camino ofrecido para los Nuevos Cristos.
Por eso, en Mis Manos, hoy llevo el Libro de la Vida, aquel libro que está formado a través de la Consciencia Sublime de Dios; porque el Padre Eterno espera escribir, a través de Su Hijo, este momento, y aguarda silenciosamente y secretamente la oferta de los corazones.
Una vez más, tú, Sagrado Mar de Galilea,
consciencia que refleja
la esperanza prometedora al mundo entero,
que guardas en tu profundo silencio
el Dolor de tu Maestro y Señor;
vuélvete a ofrecer en servicio incondicional por las almas
y que, en este día de aleluya,
las almas vuelvan a ser purificadas
por la Sagrada Ciencia de los Sacramentos.
Oh, Sagrado Mar de Galilea,
que te ofreces en silencio y en abnegación,
que eres testigo de las Huellas de Cristo
y has contemplado muchas veces el amor vivido
por Mis compañeros y compañeras;
vuelve a ser testigo de este sagrado momento junto a Cristo Jesús,
para que los corazones reciban la liberación que necesitan
y el despertar cada vez más consciente
a un servicio mayor, por un solo fin,
el triunfo de Mi Amor Redentor.
Que así sea.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como la brisa que hoy los envuelve, así será el anuncio de Mi llegada, iluminando la Tierra que está en oscuridad, para que pueda renacer y así resucitar de su cautiverio espiritual, moral y físico.
Volveré como ese Sol, que hoy también los ilumina; pero el poder que reflejaré y la Luz que expandiré serán más que los de cientos de soles de este universo material, porque vendré a transmutar el planeta y liberarlo, de una vez y para siempre.
A Mi derecha y a Mi izquierda estarán los Arcángeles, los Padres Creadores que, como fue en el principio y en el origen de la Creación, restablecerán el Proyecto para este planeta y también para otros.
Será necesario que la Fuente de la Creación se aproxime al mundo y, desde Su plano espiritual, esa Fuente vuelva a verter en las almas los códigos de vida y de redención alcanzados en la dolorosa Pasión de Cristo y vividos en la agonía de la Madre de Dios, que lo acompañó en cada paso del Calvario.
Todos esos méritos, absolutamente abnegados y ofrecidos al Padre Eterno por los ángeles de la Creación, que guardan en sus Cálices esos códigos de vida, volverán a ser depositados en el surgimiento de la Nueva Humanidad.
Pero para que esto suceda, tendrá que ser justificado, y también confirmado a través de la vida de los que le dicen sí a Dios, de los que están caminando al lado de Cristo, buscando dentro de sí mismos el Reino de los Cielos y la Tierra Prometida.
Por eso, estamos en la transición hacia ese momento, momento que no está lejos en este tiempo material y espiritual.
Por eso, la gran justificación serán los tesoros que guardarán Mis apóstoles y Mis discípulos de todas las Reliquias espirituales y divinas que Cristo reunió a través de Su Muerte y de Su Resurrección, a través de la Sangre que, gota a gota, fue derramada por la remisión de los pecados del mundo y por la salvación del Proyecto de la Tierra.
Solo la Luz de Dios, impregnada de Su más profundo Amor Eterno y Divino, podrá resolver la actual situación planetaria; podrá reordenar al mundo; podrá redimensionar a la raza humana, para los que aún deberán permanecer aquí, dando continuidad a la Obra de Amor de Cristo en la Tierra.
Por eso, en este día, Yo estoy aquí para saber quién Me seguirá y quién dará continuidad a Mi Proyecto Redentor de las almas de la Tierra.
Rezo para que todos lo puedan conseguir, porque sé que aún se vivirán momentos difíciles, en los que las almas serán colocadas en fuertes experiencias, experiencias que les servirán para crecer interiormente y para madurar en el camino crístico de los grados de amor y de evolución.
Los Ángeles de la Guarda protegen a las almas, en cada momento, sobre todo cuando se disponen a vivir la Voluntad que Dios determinó, sin interferir en el destino que está escrito desde el principio para cada uno de ustedes.
Por eso, su Maestro y Señor, en presencia de los Arcángeles, de los Padres Creadores, se encuentra en ese gran momento interno y espiritual, pero también universal, en el que las almas de esta humanidad deberán confirmarse, de una vez y para siempre, para que Yo después, retornando, pueda hacer resurgir a este planeta y a esta humanidad de los abismos en donde se ha colocado, de los sufrimientos que aún sigue viviendo, de los conflictos que sigue experimentando por no conocer el verdadero Amor de Dios y no abrirse, como civilización de la Tierra, a que esta raza sea impregnada y colmada de los mismos códigos que Su Maestro y Señor recibió en la Agonía del Huerto Getsemaní.
Por eso, hoy llevo en Mis Manos un Libro con hojas en blanco; como los que llevan los Arcángeles, los Padres Creadores.
¿Por qué está en blanco?
¿Este Libro y los Libros de los Padres Creadores tienen en sí la historia de la humanidad, con sus aciertos y errores, con sus victorias y triunfos?
Les respondo que sí, estos Libros la tienen. Pero ahora están en blanco porque la humanidad está en su momento de inflexión y las almas deberán responder para confirmar la continuación de este Proyecto y de la evolución de este planeta, dentro del Mundo Confederado.
¿Quién escribirá en estos Libros, a través de la adhesión y de la entrega de la vida?
¿Quién escribirá aciertos, triunfos y victorias a través del Amor de Cristo? Pero, ¿quién dejará de escribir errores, pecados, ofensas y toda negligencia?
¿Quién iluminará la historia escrita en estos Libros a través de los grados de amor, de devoción, de obediencia y de reverencia?
Aquí está el Libro de la vida espiritual de la humanidad, que deberá ser reescrito por la fidelidad de las almas y por los corazones buenos que, a pesar de sus desiertos o de sus pruebas, a pesar de sus experiencias dolorosas o traumáticas, a pesar de todo, Me dicen sí en confianza, en amor y en determinación.
Estamos dentro del tiempo material de la vida, pero el Tiempo Real se aproxima, y esperamos que estos Libros, que están en las manos de los Arcángeles, los Padres Creadores, y en las Manos de Cristo, su Señor, sean escritos por la redención de los apóstoles y la entrega de los valientes, a fin de que se pueda perpetuar Mi Legado en el mundo a través de la vida sacerdotal y religiosa.
Sean capaces de comprender lo que les digo, sean capaces de intentarlo y de poder vivirlo.
Mi Amor no tiene excepciones, Mi Amor tiene prodigios, gracias y misericordias.
Esto es lo último que quería decirles en esta Maratón, porque espero que mediten Mis Palabras, que profundicen en Mis Mensajes y que sean capaces de intuir y de percibir todo lo que les estoy diciendo por Amor.
Sigamos rezándole a Dios no solo por Su Misericordia, por Su Gracia y por Su Paz, sino para que los apóstoles del fin de los tiempos sean capaces de estar allí Conmigo sin titubear, sin oscilar, en donde Yo los necesite y cuando Yo los llame por su nombre.
Mi Corazón se alegra por las almas buenas y orantes. Mi Corazón siente a las almas que intentan aliviarlo. En todas ellas está Mi refugio, en sus vidas está Mi Paz, en su fidelidad está Mi Confianza Eterna.
Los vuelvo a bendecir con Mi Paz, pero esta vez también con Mi Luz Eterna para que el mundo siga siendo transformado, redimido y transfigurado; para que los pilares que intento fundar sobre la superficie de la Tierra, a través de Mis apóstoles y de Mis almas, sean pilares sólidos y firmes que sean capaces de amar con plenitud Mi Legado, para que Mi Amor Crístico esté presente en el mundo.
Acompañen a la Jerarquía Espiritual en todo lo que hará en Norteamérica; porque por más que los tiempos apremien y las dificultades aumenten, el Amor de Cristo que proviene de la Fuente Suprema siempre triunfará y hará nuevos a todos corazones, liberados del mal.
Les dejo Mi Paz, una vez más.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más