- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Hoy, en este día solemne, vengo a erguir las bases verdaderas que se pueden consolidar en Mí; para que, a través del ofrecimiento de los corazones honestos, la obra preparatoria de Mi Retorno sea cada día una realidad que primero se pueda espejar en el corazón humano, en el corazón consecuente, en el corazón donado totalmente a Mí; porque quien así lo hace, nada debe temer y nada tendrá que perder, porque su vida está en Mis Manos y sobre todo en Mi Corazón.
Vengo aquí para dar fuerza a lo que se puede sostener espiritualmente, que no es visto por todos los ojos ni es reconocido por todos los corazones; porque ustedes saben cuán grande es la ceguera de estos tiempos en la humanidad y en el planeta, y cuántas almas se siguen perdiendo en este mundo sin poder ver la Luz, esa Luz del Retorno de Cristo que se aproxima, Luz que vendrá a desterrar el mal de este mundo y a rescatar a los que están en los abismos de la ilusión humana y del sufrimiento.
Sin embargo, aún les puedo seguir diciendo que el valor de Mi Preciosísima Sangre derramada no es comprendido por la humanidad, solo es visto como un evento histórico y como un momento importante en la evolución de esta raza de superficie.
Pero los que abrazan con amor y devoción el Poder de Mi Sangre, sí podrán reconocer el valor de este acontecimiento vivido por Mí en aquel tiempo, en el que muchos de ustedes estuvieron presentes para ser testigos de las enseñanzas del Reino de los Cielos que, tanto en las montañas como en los mares y también en los pueblos pobres y humildes, Yo prediqué para todos, sané, curé y resucité a los que lo necesitaban para dar testimonio del Amor de Dios en el mundo. Mas ahora, Yo se los vuelvo a decir para que no lo olviden y lo tengan presente.
El propio milagro deberá ser en sus vidas. Sus vidas deben ser un milagro para Dios, el milagro de ser consecuentes y perseverantes ante el final de estos tiempos. Porque no hay nada más importante en este momento que estar en el lugar correcto y, si fuera posible, en el lugar donde está la Jerarquía; porque sin Nuestro Fuego de Amor no podrán conocer el Propósito en este mundo. Y es este Fuego de Amor que silenciosamente, como parte del Propósito Divino, se estableció en las almas que una vez fundaron este Núcleo en el principio y en todos los que llegaron después.
Existe algo muy oculto que aún no podrán comprender en esta vida y que se guarda en el Corazón de Dios, no como un misterio inalcanzable, sino como algo que se revelará a su debido tiempo y momento, cuando puedan acompañar la obra del Amor a través del cuidado de los que sufren, en Mi amada Casa de San Lázaro.
No podría existir otro nombre para esa casa de servicio. Lázaro, Mi mejor amigo en aquel tiempo, les recuerda que es posible superar la condición humana y toda adversidad; porque Lázaro, cuando murió, murió sintiendo fe en el Señor, creyendo en Su Palabra de que algún día él resucitaría de entre los muertos.
¿Cuántos viven en este tiempo la muerte espiritual sin percibirlo?
Mi Santa Madre, a través de la Casa de San Lázaro, viene a abrir una fuente de Amor y de Cura interior para que, todos los que pasen al próximo tiempo y a la próxima experiencia, sepan que ya no existirá el sufrimiento ni la agonía.
Pero mientras estén en este mundo, así como lo dije en Mis Enseñanzas, conocerán las aflicciones, así como el Señor, su Maestro, las conoció en el Huerto Getsemaní y en cada paso que Él dio en Tierra Santa.
Por eso, hoy vengo a abrir esta Fuente del Supremo Curador y también abriré una tercera Fuente del Supremo Curador en el Núcleo-Luz de San Pablo, algún día; para que las células principales de esta Obra, que son los Núcleos-Luz, sigan siendo esa usina espiritual que atrae a las almas al servicio y a la caridad por los que sufren, y también por los Reinos de la Naturaleza.
Cada Núcleo siempre deberá ser un espejo que refleje la Voluntad de Dios en la Tierra y Su Propósito, porque aún hay almas que esperan poder llegar a Mi Corazón a través de la Obra en los Núcleos-Luz.
Quiero agradecer el espíritu consecuente de los que sostienen este momento, esta transición, y sobre todo esta obra de manifestación de la Casa de San Lázaro.
Mi Santa Madre será la primera que cruzará la puerta de esa casa para bendecirla, junto con Sus ángeles; para que, en cada espacio, en cada lugar, y sobre todo en los que servirán, las almas necesitadas reencuentren el amor que las preparará para una nueva experiencia de espíritu.
La muerte no es una condena, compañeros, sino la síntesis de toda la experiencia vivida y aprendida a través de la encarnación. Es el momento tan importante en el que el alma se prepara para alcanzar el Reino de los Cielos y para estar al servicio en los planos de consciencia en donde también hay sufrimiento en este mundo, en los llamados infiernos de la Tierra.
La muerte es la liberación de la escuela de la Tierra y es el renacimiento a un nuevo futuro, que está escrito en las estrellas y en el firmamento, para que las almas sigan aprendiendo a través de los grados de amor y de servicio, en este y en otros universos.
Hay almas que formaron parte de esta Obra, que ya no están aquí encarnadas, y que sirven en otros universos. ¿Lo sabían?
Porque es el Soplo del Espíritu que los conduce y los guía hasta vivir el encuentro con el Infinito que habita en cada ser, en cada esencia, en cada espíritu.
Celebremos este momento, compañeros, en el que una fuente de Gracia más se abre en este lugar y en el mundo, sumergido en la oscuridad, en la guerra y en el sufrimiento; y para que, a través de estas almas servidoras que aquí se encuentran, esas Gracias se multipliquen y puedan ser recibidas por todos los que las necesiten, en esta hora difícil del planeta y de la humanidad.
Por eso, iremos ahora hasta la Fuente del Supremo Curador, en solemne procesión y canto, para que sea bendecida en compañía del silencio de Mi Madre Celeste, Madre del Alivio del Sufrimiento.
Vayamos al encuentro de la Gracia que nos purifica, de la Gracia que nos renueva y de la Gracia que nos consagra en esta vida y en la próxima.
Cristo Restaurador,
Jesús de los enfermos,
habita en cada célula de esta humanidad.
Amén.
(3 veces en portugués)
Por la Gracia que brota del Corazón de Dios, en solemnidad y en reverencia, su Maestro y Señor, Rey del Universo y de toda la vida, viene a bendecir esta fuente para que las almas se laven, se purifiquen, se renueven y se curen a través del bálsamo de Mi Amor Redentor y Consolador; para que las almas beban de esta fuente y se nutran de Mi Espíritu de Vida, de Restauración y de Misericordia.
Laven sus rostros, confiando en el poder de la renovación. Bauticen sus seres, confiando en el Espíritu Consolador; porque todo es contemplado por el Padre Eterno, Su Mirada está en todo y en todos. Por eso, Él envía Su propia Gracia a través de la Presencia de Su Hijo y del Amor de la Santísima Madre, la Madre Universal.
Que el agua, que toque sus cuerpos, los libere.
Que el agua de Mi Fuente de Gracia les expanda la consciencia para amar el poder del servicio y de la donación de sí, para que a través de las almas consagradas y servidoras en este tiempo esté presente el Reino de Dios en la Tierra y en todos los lugares posibles en donde la Obra del Amor y de la Paz se cumpla a través de los corazones que dicen sí.
Bajo la autoridad divina que el Padre Me concedió y en el nombre de las huestes del Cielo y de los ángeles de las naciones, en el nombre de los consecuentes servidores y colaboradores de Cristo, en el nombre de los consagrados y de los sacerdotes, y también en el nombre de los más pobres entre los pobres y de los que sufren, para que alcancen liberación y redención, bendigo esta fuente porque, así como es en el Cielo, así hoy es en la Tierra y en cada corazón que participa de este momento.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por estar hoy aquí, Conmigo; porque en este lugar, en donde ahora se encuentran, para Mí representa espiritualmente una pequeña Tierra Santa. Y lo más maravilloso de todo esto es poder ver que esa Tierra Santa está formada por las almas, por los corazones que fielmente responden al Llamado; así como muchos de sus hermanos y hermanas, en el mundo o aun dentro de esta Obra, responden fielmente al Llamado de Dios.
Hoy, Me quiero detener, compañeros, en la Mirada de Dios sobre este lugar, que fue fundado y concebido para la manifestación del Plan de Dios en la Tierra. Pero este lugar está vivo espiritualmente por las almas que participan en él, por los servidores que se autoconvocan todos los días, más allá de sus propias experiencias de vida.
La Mirada de Dios sobre este lugar es especial, es una Mirada tierna y pacífica, porque Él puede ver reflejada Su Voluntad en este lugar, aunque tal vez sea un poco desconocida para ustedes y sus hermanos; una Voluntad Suprema y Divina que es palpable en esta vida material, en la experiencia de este Núcleo-Luz, una vida que se refleja a través de la Voluntad, de lo que cada corazón cumple ante Dios día a día.
Esto también es maravilloso para Mí, ante la difícil situación planetaria, en donde hermanos se enfrentan contra hermanos, en donde naciones enteras son destruidas por la impunidad, por la falta de amor al prójimo, por la falta de respeto a la propia vida humana.
¿Ahora, comprenden por qué este lugar es para Mí una maravilla de Dios, como tantos otros lugares de esta Obra?
¿Consiguen apreciar, compañeros, el valor que esto tiene y la continuidad de su expresión en esta superficie?
Expresión unida íntimamente a los Retiros de Amor, fuente inagotable que los impulsa a vivir el Plan de Dios todos los días, aunque no sepan cómo comenzar de cero. Esto es parte de la Grandeza de Dios, de Su Amor inagotable e inextinguible.
Son pocos los lugares en el mundo que, en el tiempo actual, pueden vivir la fidelidad a Dios; pero no hay un misterio en todo esto, porque la fidelidad a Dios es sostenida por la transparencia y el amor ardiente a la Voluntad Divina, que es lo que gesta y crea los pilares de la Obra de Cristo en la Tierra, a través de las almas.
Sin la fidelidad, la transparencia y el ardiente amor a la Voluntad de Dios no sería posible que la Jerarquía trabaje en el planeta. Esto permite, ante la deuda espiritual de la humanidad, que la Divina Jerarquía pueda intervenir en estos tiempos críticos. Porque existen lugares como este, pequeñas Tierras Santas, que atraen hacia sí mismos la Voluntad de Dios a través del servicio incansable por los que sufren y padecen, el servicio por todos aquellos que están bajo la condición humana.
Quisiera que, a partir de hoy, compañeros y amigos Míos, contemplaran y valoraran este lugar y otros lugares de la Obra con la misma Mirada de Dios, Mirada de ternura y de pacificación.
Porque Él, que está en Su Reino y en Su Gloria, junto con todos Sus Hijos, cuida de cada paso y de cada detalle hasta el más insignificante, para que las almas puedan crecer en el amor y en la justicia, para que las almas aprendan todos los días a donarse un poco más y a salir de sí mismas para poder alcanzar la redención.
He aquí Mi pequeña Tierra Santa, la nueva Tierra Santa de Dios, entre tantas otras tierras santificadas por el Padre Eterno en este planeta. Dios desea ardientemente que esta Gracia se multiplique, porque es una Gracia para la humanidad, aun para aquellos que no la merecerían por sus errores o pecados.
Vean, entonces, la maravilla de la Misericordia de Dios, infinita, inagotable e inextinguible, Divina Misericordia que puede abrazar a todos Sus Hijos, Divina Misericordia que puede congregar a todas las almas, Divina Misericordia que puede sanar a todos los corazones.
Rezo, junto al Padre Eterno, para que existan más Tierras Santas; así como espero, en lo más profundo de Mi Corazón, que esto pueda suceder en África, para que los valores más auténticos y verdaderos de los que sufren sean reconocidos. Si el Corazón del Maestro se conmueve de Amor por Sus hijos de África, especialmente por los más pequeños e inocentes, ¿sus corazones serían capaces de conmoverse?
¿Qué hay más allá de lo que está aparentemente miserable?
Dios se esconde en los más pequeños e inocentes; así, Dios derriba del trono a los que se dicen poderosos, porque Su Amor está presente en los que son anónimos, en los que no buscan nada para sí, en los que se apartan de cualquier reconocimiento.
¿Será que el mundo colocará su mirada, de una vez y para siempre, en África, para que la humanidad comprenda, de una vez y para siempre, que desde África surgirá la Nueva Humanidad? ¿Por qué la destruyen? ¿Por qué la colonizan? ¿Por qué abusan de África?
Ya no hay sensibilidad en muchos corazones impunes; pero Yo cumpliré Mi promesa de retornar a África, así como está escrito y como fue escrito que Yo esté hoy aquí entre ustedes.
Por eso necesito, compañeros, que, en el final de estos tiempos críticos, coloquen en sus corazones y oraciones los próximos Proyectos de Cristo; porque mientras estos Proyectos no se manifiestan ni se concretan, muchas almas se siguen perdiendo y son abducidas hacia el fuego del infierno.
¿Ahora, comprenden la importancia de los lugares y espacios bendecidos por Mí, como esta pequeña comunidad que aquí expresan?
Todo les está siendo dado, todo les está siendo permitido y todo se les pedirá, sobre todo una respuesta interior verdadera que justifique los tesoros que están recibiendo, porque la Gracia de Dios es abundante.
Él quiere que esta Gracia se multiplique y se expanda en el mundo para que, a través de esta Obra concebida para el Sagrado Corazón de Jesús, a través de los servidores de Cristo que se confirman en este tiempo, esta Obra pueda llegar a lugares muy lejanos del planeta.
Porque ya les dije una vez, compañeros, no serán muchos los que Me servirán en este tiempo final; pero los que Me sirvan en este tiempo final, aunque sean pocos, tendrán que ser verdaderos; así como esta Verdad que los trajo hasta el presente desde el primer día que se manifestó este sagrado lugar, este punto de Luz para la Jerarquía.
Quiero anunciarles con toda gratitud, con toda reverencia y con toda la aspiración interior que aquí colocaré a algunos sacerdotes para que sustenten, junto con sus hermanos y hermanas, este nuevo ciclo del Núcleo-Luz, a través de su sagrada tarea en la Casa de San Lázaro como también en los demás proyectos de los que participarán en los próximos tiempos; porque el canal espiritual deberá estar bien fortalecido para poder abarcar y abrazar a la mayor cantidad de almas, en este y en otros planos, que a través de la Casa de San Lázaro buscarán el alivio del sufrimiento.
Quiero que sepan que aquí, en esta casa consagrada a Mi Madre Santísima, su Maestro y Señor, Cristo Jesús, en el más profundo y anónimo silencio, encuentra un lugar de reposo y de alivio.
Es tiempo, compañeros, que perciban Mi Presencia Espiritual aquí, que sepan que nunca los abandonaré, pero que siempre los impulsaré a que vuelen con sus propias alas hacia las dimensiones y planos de consciencia en donde debe materializarse la Voluntad de Dios en esta superficie.
Como lo pedí en otro lugar de esta Obra, deseo aquí la Fuente del Cristo Curador, el Insondable y Sagrado Corazón de Jesús, para que los que crucen la sagrada puerta de esta casa encuentren Mi Agua de Vida, que los purifique y los lave, que los alivie y que los renueve para el próximo servicio.
Esta agua de la Fuente del Cristo Curador será bendita no solo para el Santo Sacramento del Bautismo, sino también para los que la quieran beber o la quieran llevar consigo para bendecir sus casas y familias.
Vean, compañeros, cuán simple pero cuán profundo es el Amor de Dios, que se esconde en lo que es silencioso y anónimo, que se aparta de cualquier protagonismo y exposición; porque Dios está presente en la vida de los peregrinos, de los buscadores de la paz y del bien, de los que trabajarán en estos tiempos críticos para que los valores de la dignidad humana, de la fraternidad y, sobre todo, del amor no se disuelvan de las consciencias.
Tendrán Conmigo dos días más de encuentro en esta sagrada casa. Les pido que, en estos días que aún vivimos de Cuaresma y de vacío interior a través de sus propios desiertos, ofrezcan cada tarea y cada servicio en nombre del Señor. Así como también ofrezcan los días de la Maratón de oración a Mi Sagrado Corazón.
Mi Mirada estará atenta a las acciones de Misericordia, para que los graves errores que hoy se cometen, en el mundo y a través de las guerras, puedan ser disueltos y se conceda un tiempo más de paz en el mundo.
Por eso, Mis amigos, la paz debe comenzar primero en ustedes, cuidando sus palabras, cuidando sus gestos, cuidando sus actitudes, cuidando sus pensamientos y sentimientos, cuidando al prójimo antes que a ustedes.
Así, la caridad fraterna, inspirada a través de los tiempos por muchos santos y bienaventurados, no se disolverá en el mundo y concederá la paz; y esta caridad fraterna se reflejará en sus rostros con una hermosa sonrisa por servir a Dios. Así, sus propios sufrimientos y agonías se disolverán, porque quién sirve a Dios se libera para siempre de sí mismo.
Tomen en cuenta todo lo que les digo y guarden Mis Palabras en sus corazones.
Una vez más, les agradezco por estar hoy aquí.
Bendice, Señor,
a los que escuchan Tu Llamado.
Bendice, Señor,
a los que te sirven incansablemente.
Abraza con Tu Amor
a los que invocan Tu Nombre,
y guía los pasos de los consecuentes.
Que las heridas y los agravios de los corazones,
por todas las ofensas que hayan podido recibir
a través de los tiempos,
se sanen.
Glorifica, Señor,
a los que sirven anónimamente;
silencia a los que hablan injustamente.
Porque Tu Poder y Tu Luz estarán
en los que siempre te dicen sí y no retroceden,
porque entregando sus vidas en Tus Manos,
entregando sus consciencias a Tu Corazón, Señor,
el tiempo de la consumación se cumplirá;
así como Tu Amadísimo Hijo lo cumplió
cuando expiró en la Cruz.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más