APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN SÃO JOSÉ DO RIO PRETO, SAN PABLO, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos:

Como Madre, abro los brazos para acoger a Mis hijos y, de esta forma, acojo al mundo entero que está tan necesitado de Paz y de Luz.

Hoy, Mi Inmaculado Corazón se engrandece y entra en un profundo júbilo, porque Mis hijos han escuchado Mi llamado por la Paz.

En esta noche, invito a cada uno de ustedes, Mis pequeños, a ingresar al Reino de Dios. Dios está muy alegre por su respuesta sincera y honesta. Que estas Gracias se multipliquen para aquellos que hoy no están aquí. En verdad, les digo, queridos hijos, que la Reina de la Paz coloca a cada una de sus esencias debajo de Mis Rayos Misericordiosos como respuesta y gratitud a todo lo que Mis hijos han dado desde el principio, desde el primer momento en el que Yo quería llegar aquí para transmitirles un poco más de Mi Paz.

Ustedes saben, Mis pequeños, que, hace mucho tiempo atrás, Yo estuve en Medio Oriente acompañando la Pasión de Mi Hijo Jesús y, desde el momento en el que Él Me entregó a ustedes, Mi Inmaculado Corazón se abrió para acoger a cada uno de Mis hijos. 

Quiero, de São José do Rio Preto, un llamado profundo por la paz y por el bien. Necesito, Mis pequeños hijos, que esta ciudad se convierta, al igual que otras, por donde Yo he pasado, en un paraíso de paz, en un gran espejo de oración que comenzará a través de sus oraciones, principalmente en sus familias, para que la cura del Espíritu Santo pueda irradiarse a sus corazones.

Queridos hijos, he recibido en Mi Corazón Materno cada una de sus intenciones y súplicas. Dios Me ha permitido regresar una vez más a esta ciudad. 

Por eso, en esta noche, Yo los invito, queridos hijos, a consagrarse al Corazón de Mi Hijo. Él es muy ofendido en estos tiempos y no es escuchado. Yo traigo, a través de Su Corazón Misericordioso, la liberación de sus almas, la cura espiritual que cada hijo necesita para que se abran las nuevas puertas hacia la paz.

Queridos hijos, ustedes saben que Yo estoy en este mundo, a lo largo de los siglos y de los tiempos, para transmitir una Verdad que cada uno debe escuchar. Y Mi principal llamado para América del Sur es invitarlos al camino de la conversión, y eso lo conseguirán, hijos Míos, en la simplicidad de la oración, en los buenos actos de caridad, en la ayuda a los necesitados, en recordar todos los días que ustedes pertenecen al Señor, su único Señor de las Alturas.

Hoy, derramo sobre cada uno de Mis hijos el Amor Inmaculado de Mi Corazón, para que, en estos tiempos, puedan prevalecer firmes y unidos a Mi Corazón, juntos al Propósito Divino; porque es necesario, queridos hijos, que sus corazones se abran, es necesario, queridos hijos, que el mundo cambie en este tiempo. Sus corazones pueden sentir, verdaderamente, que las cosas no están bien en este tiempo. 

A través de Mi llamado inmaculado, les traigo la Buena Nueva y la esperanza: que la Gran Estrella de este universo, el Sol y el Corazón de Mi Hijo volverán al mundo en los momentos más difíciles, pero ustedes no deberán temer por esos tiempos. Si sus familias se consagran como templos de oración, todo estará dicho y Yo podré interceder una vez más por esta humanidad.

Los nuevos rebaños de Cristo, los apóstoles del corazón interior, aquellos que darán testimonio de la Venida de Mi Hijo, caminen en la oración, siéntanse seguros en ese camino. En poco tiempo los problemas se resolverán, la Luz descenderá sobre sus familias porque Mi Presencia Eterna estará entre ustedes.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vengo, en esta noche, a despertar a aquellos de Mis hijos que se comprometieron Conmigo hace mucho tiempo. Por eso, Mi Corazón se alegra por este reencuentro con sus pequeños corazones.

Hoy, les digo, Mis amados, que cada una de sus almas tiene un compromiso con el Corazón de Dios; compromiso que hicieron desde el origen y que deben manifestar en este tiempo. 

Vengo, a esta ciudad, a entregar a cada uno de Mis hijos la Gracia que le corresponde, porque, a través de cada uno de ustedes, intercederé por una diferente situación en el mundo.

Solo los que le dijeron sí a este Plan de Amor y de Paz sobre la Tierra se tornarán instrumentos en las Manos de Dios; a través de ellos, cuando estuvieran en oración, el Señor obrará en el mundo y enviará Su cura y Su redención no solo a las consciencias, sino también a todos los Reinos de la Naturaleza.

Hoy, hijos Míos, alegren sus corazones por estar delante de Mi Presencia y coloquen a Mis Pies todas aquellas situaciones que los separan de Mi Corazón. Coloquen entre Mi y Dios todo aquello que necesita de Mi intercesión, porque colocaré en Mis Manos cada una de sus vidas y aquellos que tuvieran valentía de ofertarse al Señor tendrán sus vidas colocadas a los Pies de Dios y estarán bajo Sus Ojos y bajo Su protección en este final de los tiempos.

No les pido nada complejo, no les pido grandes obras; solo les pido que oren, que consagren sus vidas, un instante de su día para dedicárselo a Dios, para recordar que, a pesar de todo lo que hay en el mundo, existe una Luz Mayor que los observa permanentemente y que aguarda con paciencia que Sus hijos se vuelvan a Su Corazón.

Hoy, hijos Míos, vengo a retirar un velo de sus consciencias para que el Universo de Dios despunte en el horizonte de sus vidas. Una realidad mucho mayor los aguarda, una luz mayor espera encenderse en sus vidas para equilibrar aquellas situaciones que necesitan de cura y de redención. 

No hay pecado en el mundo que no pueda ser redimido, no hay nada, hijos Míos, que no merezca el Perdón de Dios; es solo necesario que, en humildad, vuelvan sus rostros al Creador y le pidan Misericordia, porque esa Misericordia descenderá y transformará cada una de sus vidas. 

Jamás pierdan la fe en sus corazones, fe que Yo vengo a alimentar y a encender cada día. Y si oran con el corazón y de verdad, podré mantenerla viva mientras estuvieran en la Tierra y por toda la eternidad.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Quisiera en esta noche que muchos Me vieran, pero es importante que guarden Mi Presencia en sus corazones. A esta Sagrada Presencia nadie podrá quitárselas, porque Dios es omnipresente, piadoso y bondadoso con cada uno de Sus hijos.

Queridos hijos, antes de despedirme de ustedes, quiero realizar una oración, un pedido, una intercesión por los más enfermos, para que en verdad puedan curar sus espíritus y, nuevamente, a través de la paz se reconcilien con Dios.

Hijos Míos, sepan que no hay nada separado, la unidad se encuentra en su profundo ser. Regresen a ese interior, sientan en sus corazones la Presencia invisible de Dios. Ella no perecerá, cuando tan solo le abran la puerta y le digan: “Señor, acepto la redención”. Desde ese momento, sus vidas cambiarán y se entregarán plenamente al Señor. 

También, bendeciré estas sagradas imágenes que son el símbolo de Mi Presencia en las diferentes partes del mundo; pero Mi Presencia verdadera y real se encuentra en la unión con ustedes, por medio de la oración del corazón. La llama de la Pureza, llama sagrada de la Verdad y del Bien, se podrá reencender cuando oren Conmigo todos los días por esa situación. 

Yo siempre les agradeceré y los acogeré en Mi Corazón.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

María, Nuestra Señora, pide que se aproximen los más enfermos para que puedan ser ayudados.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

En silencio, mucho silencio.

Vamos a cantar “Inmaculado Corazón de María”.

Con mucho silencio y mucha tranquilidad, nos vamos a ubicar aquí.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

“Bondadoso Padre del Cielo
 intercede por estos, Mis hijos amados, 
que buscan la cura profunda 
del corazón y del alma.
 

Que los Poderosos Rayos, 
que emanan de Tu Corazón Sacratísimo, 
lleguen a toda la humanidad para que, 
antes del Regreso Victorioso de Cristo 
las almas se puedan elevar al Cielo 
y glorificar eternamente Tu Nombre. 
 

Que la cura se establezca, 
que la redención se concrete 
y que la Divina Misericordia restaure 
a todos los corazones 
por los siglos de los siglos 
y por el poder del Espíritu Santo. 
Que así sea. 

Amén”.

 

Gracias, hijos de San José, por haberme recibido. Les agradezco. Eleven a Dios sus corazones porque han nacido de nuevo en el Camino espiritual de Cristo.

Los amo, y los bendigo siempre.

María, Reina de la Paz

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Vamos a cantar ahora, todos juntos, para finalizar: “María de Nazaret”.

Ahora, nosotros vamos a hacer un pequeño relato de lo que sucedió en la Aparición y, si a todos les parece bien, se pueden quedar allí donde están. 

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Hoy, como todos escucharon, Nuestra Señora llegó como la Reina de la Paz, vistiendo un velo blanco, un Manto celeste, una túnica rosa y un cinturón dorado. Ella estaba descalza. Llegó hacia este lugar como un sol radiante, como el sol que conocemos, pero más brillante, más luminoso, e iba introduciendo Sus rayos dentro de cada uno de nosotros. 

Antes de que llegara Nuestra Señora, los ángeles le abrieron la puerta por donde Ella descendió.

Cuando Ella llegó, lo primero que hizo fue sonreírnos, abrir un poco Su Manto y mostrar Su Inmaculado Corazón, un Corazón que latía fuertemente en Luz.

También vimos, en un momento, la Presencia de San José, que estaba en un lugar más alto que Nuestra Señora, y Él bendecía haciendo la Señal de la Cruz. Cerca de Él, había muchas ovejas que lo acompañaban y también los Ángeles de la Guarda de algunos de ustedes.

Antes de la llegada de Nuestra Señora, fueron acompañándonos algunos ángeles que se manifestaron. Eran ángeles fuertes, como si fueran invencibles. Lo que percibíamos, en ese momento, es que esos ángeles, que estaban atrás de ustedes, se estaban activando como si fueran a iniciar una nueva tarea, recibiendo una oportunidad de poder guiarlos. 

En el momento en que la Madre hizo la consagración y la cura, Su Faz mudó y apareció como Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora del Santísimo Rosario. Ella fue aproximándose despacito a ustedes, a los que estaban más próximos del palco. Y, en ese momento, Su Corazón Inmaculado, que tenía espinas, se convirtió en un Corazón con rosas, un Corazón de sangre que latía fuertemente y que salió desde el centro de Su pecho para irradiar a los presentes.

Cuando Nuestra Señora hizo esa invocación, esa oración, pidió la intercesión del Arcángel Rafael, y enseguida Él respondió. 

Entre Nuestra Señora y este espacio se abrieron muchas puertas, Cielos, uno dentro de otro, donde fue descendiendo la Luz de Dios que era irradiada a través de Su Corazón Inmaculado. 

Durante el trabajo de oración, desde el principio, también tuvimos la compañía del Padre Pío de Pietrelcina, que estaba acompañándonos y bendiciéndonos, orando junto con nosotros por este momento.

Cuando Nuestra Señora anunció que regresaría a São José do Rio Preto; entendimos que nos invitaba, en esta noche, a prepararnos en oración desde este día hasta que Ella regrese, que no sabemos cuándo será, pero según lo que Ella nos dijo, por Su tarea planetaria estará pronto con Sus hijos. 

Nos invitó también a guardar Su Presencia en nuestro corazón y a creer en Su Presencia.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Por eso, vamos a preparar nuestros corazones para el retorno de Nuestra Madre y mientras Nuestra Señora no llega a São José do Rio Preto, vamos a orar y a acompañarla en toda Su tarea de peregrinación por América, que ustedes podrán ver y acompañar a través de internet, como todos ustedes, que hoy están siendo vistos en todo el planeta. 

Así, vamos a poder acompañar a Nuestra Señora hasta que Ella regrese a esta ciudad.

Nosotros hicimos un pequeño cántico, un cántico bien alegre para llamar al Espíritu Santo. Hoy, vamos a finalizar todos juntos, entonando este pequeño cántico para que el Espíritu Santo llegue hasta nosotros.

¡Vamos!

Canción: “Invocación al Espíritu Santo”.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!