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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo con el anuncio de una noche iluminada por las estrellas, pero también por el Sol. Vengo como la Aurora Universal a cumplir lo que les prometí a Mis hijos de la Tierra: despertar a las Criaturas de Dios en el tiempo final.
Todas las señales posibles están siendo entregadas. La Jerarquía Espiritual trabaja en esto; por eso, significa un movimiento planetario, pero también cósmico.
Los propios elementos del universo, la fuerza y la unión de los planetas y de las estrellas, preanuncian el tiempo de la llegada de Mi Hijo. Así como les fue dicho a todos, señales habrá en el Cielo, señales habrá en la luna, señales habrá en el Sol, señales habrá en su interior.
Y es tiempo de que esto se cumpla, queridos hijos, porque el Padre Celestial lo permitió ante el sensible y grave momento planetario. El Padre Celestial quiere salvar a Su predilecto Proyecto: la humanidad.
Por eso, las sabias y donadas Jerarquías trabajan incansablemente para cumplir con este fin y este propósito. Por eso, hoy Yo Me presento ante el mundo como la Aurora Universal, como la Sagrada Energía Femenina que lleva a Sus hijos hacia Dios, guardándolos a todos en Su Inmaculado Corazón para que las almas dejen de sufrir y de padecer.
Hijos amados, a pesar de las señales del universo, en el final de estos tiempos que preanuncian la llegada y Retorno de Cristo, sé que aún para muchos hijos Míos es difícil comprender y aceptar que aún vivan experiencias dolorosas y hasta inexplicables, que las almas vivan esas experiencias, siendo muchas de ellas orantes y servidoras.
¿Será que esto representa un castigo de Dios para ustedes?
En Garabandal, Yo les anuncié algo semejante; pero nunca les dije que Dios los castigaría, porque Dios no es un juez, sino un Padre de eterna e infinita Misericordia.
Yo les anuncié en Garabandal que el tiempo estaba terminando para la humanidad, así como les anuncié en Fátima, Portugal, que la humanidad de la superficie de la Tierra se había desviado del amor y de la paz.
Por eso, hijos Míos, dentro de todos los grupos de almas, en el final de estos tiempos, de forma desconocida y diría inexplicable, hay almas que se han ofrecido a padecer por muchas almas más. Y esto no significa un castigo, sino un silencioso y anónimo servicio; así como lo hizo Mi Amado Hijo por ustedes hasta morir en la Cruz.
Esto es algo inexplicable para las almas de este tiempo. Por eso, para algunas almas se podría volver algo doloroso. Pero entiendan, queridos hijos, que Mi Amadísimo Hijo cuenta con muy pocos y verdaderos apóstoles.
Esta es una realidad y no quiero incomodarlos, Mis hijos. Así, como Cristo llevó adelante Su importante tarea en la Tierra con tan pocos apóstoles, en este tiempo, de forma semejante, Mi Hijo lleva adelante Su tarea con pocos apóstoles.
Pero esto no significa que no pueda haber más apóstoles en el mundo; significa, hijos Míos, que los apóstoles deben estar decididos y entregados a Cristo, para que Él pueda llevar adelante Su tarea espiritual y sobre todo Su misión de retorno a la Tierra, a través de corazones depositarios de Su Amor redentor y consolador.
Hoy, Mis amados hijos, ustedes dedicaron sus oraciones por la paz en las naciones. Una y otra vez les diré, y no Me cansaré de decirles, que la oración por las naciones del mundo y por sus ángeles, por el ángel de cada nación de este mundo, en este tiempo es fundamental y diría esencial de que muchos corazones y muchas almas, como las de ustedes, se unan a este propósito.
Porque desde el primer día que Yo les pedí la fundación de la Oración por la Paz en las Naciones y que aprendieran a orar en diferentes idiomas la amorosa declaración del Arcángel Gabriel a Mi Inmaculado Corazón, la causa principal de esa tarea espiritual e interna ha sido aplacar la ira de los elementos de la naturaleza, el descontrol del planeta, el equilibrio del eje de la Tierra y principalmente el fin de las guerras; para que se establezca el tiempo de la paz, del amor y de la unidad entre las criaturas de un mismo proyecto y de un mismo fin.
Por eso, recuerden esta causa de la Vigilia de Oración por la Paz en las Naciones, porque no solo ustedes o sus familias estarán protegidos al rezar el Santo Rosario por esta causa de la Santísima Madre, sino también ayudarán con sus plegarias y súplicas a que el mundo ya no se agite, a que las guerras ya no se agraven, a que los conflictos ya no se realicen, a que la paz se establezca, a que la fe no desaparezca, a que el amor no se disuelva, a que la unidad permita el descenso de la Gracia en las almas y en los corazones y, sobre todo, para que el alma y la consciencia de este planeta se mantengan en su equilibrio.
Ahora, comprenden, Mis queridos hijos, ¿en cuántas causas trabaja la Madre de Dios?
Es por eso que Yo vuelvo aquí, una y otra vez, al encuentro de Mis amados y queridos hijos que ya dejaron la escuela de los niños pequeños para ingresar en la escuela de la adultez y de la madurez espiritual, lugar y espacio en donde todas las Jerarquías los necesitan tener en este tiempo, en este ciclo definitivo.
Por eso, Yo los animo y los impulso, Mis hijos, como les pedí en el último Mensaje, a que se decidan a crecer interiormente, para que los pilares de la Obra de la Jerarquía en el planeta no solo se fortalezcan en los corazones y en las almas que sirven a Dios, sino también que estos pilares sean una realidad en esta herida y ultrajada superficie con el fin de que todo, absolutamente todo, se pueda curar y regenerar.
Ahora, ¿entienden por qué hoy vengo como la Aurora Universal?
A través de las señales de la noche, a través de las señales del día, a través de las señales en cada corazón; vengo a recordarles, hijos Míos, que la humanidad necesita urgentemente de cura y de paz, y esta cura y esta paz se completarán en el Retorno de Cristo a la Tierra.
Hoy, les abro a todos el Templo de Mi Corazón Espejo, así como este lago se abre espiritualmente como un espejo en donación para captar los impulsos de la Madre Celeste e irradiarlos al mundo entero.
Y quiero, a través de este simple pero bello lugar, hijos Míos, que sus almas se vean reflejadas en este espejo para que puedan reencontrar en ustedes mismos sus orígenes y puedan comenzar de cero a partir de allí, reviviendo los Valores y los Principios de Dios que tanto necesita el mundo para vivir la cura y la redención.
Que la Luz Espiritual, que desciende para el mundo a través de Monte Shasta, alivie a las almas sufridas que viven las catástrofes climáticas, vuelva a erguir a los corazones que perdieron la fe por el sufrimiento y unifique a las esencias con Nuestro Padre-Madre Creador.
¡Cuán simple pero profunda es la belleza de la Creación de Dios! Él nos dio todo, absolutamente todo, para que fuéramos felices desde el principio de este Proyecto.
Para que alcancen esa felicidad espiritual y esa alegría celestial, amados hijos, sean obedientes por los que no son obedientes. Así el mundo, bajo el amparo de la Ley del Amor, encontrará la paz.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Que todos puedan estar en Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Les entrego la bendición de Mi Hijo y del Todopoderoso, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi soberano silencio reconstruye los niveles más internos de la consciencia, lugar donde siempre debe estar Dios, para que Él cumpla Su Voluntad a través de cada uno de Sus Hijos.
Hoy, traigo el Poder de Dios a la Tierra, un Poder que no es palpable, pero que es un Poder inextinguible. Es el Poder del Amor que manifestó la Fuente y que luego concretó toda la Creación.
Es este Poder que Me traerá de nuevo a la Tierra, para que Mis compañeros participen de él a través de todas las obras y de todos los movimientos que Yo mismo realizaré en pro de la humanidad y de su reconstrucción espiritual. Porque el Poder de Dios es un bien, un bien mayor y supremo, es un Poder que no hiere, es un Poder que se manifiesta a través de la unidad.
Yo necesito que conozcan este Poder que los transformará y que les traerá de nuevo la Vida; porque este mismo Poder fue el que Me resucitó al tercer día y Me permitió ascender a los Cielos y, antes de eso, Me permitió anunciarles, a todos los que estaban presentes Conmigo en ese momento, que el Hijo de Dios algún día retornaría al mundo; porque, así como las profecías en lo que respecta al Nacimiento de Cristo, el Hijo de Dios, en Belén, se cumplieron, así las profecías del Sagrado Libro también se cumplirán, porque muchas de ellas hoy las están viviendo en carne propia.
Pero no teman ni tampoco pierdan la fe, porque este Poder vendrá en su auxilio, así como el Espíritu Santo vino en auxilio de los apóstoles y de Mi Santísima Madre, antes de comenzar la gran Obra de la evangelización y de la Palabra de Cristo, su Maestro y Señor.
Porque, quiero decirles que el poder en el ser humano no existe, lo único que existe en todo este universo y más allá de él es el Poder de Dios, fundamentado en Su Amor inconmensurable e inextinguible, fundamentado en Su Unidad redentora y salvífica para cada una de Sus Criaturas, no solo de este planeta, sino también de otros, para todo el universo y para toda la Creación.
El Poder de Dios es lo que le otorgará al mundo la restitución del Gobierno Espiritual que la humanidad perdió completamente y del que se aleja día a día y acontecimiento tras acontecimiento.
Pero les pido, compañeros, que la duda no los arrastre, no los perturbe ni tampoco los persiga. Confíen en el Poder que Dios Me dio, como parte de Él y como parte de Su Vida Divina. Porque Mi hora se está acercando y ya lo saben, lo repito para que lo recuerden y no lo olviden.
El Señor de Israel volverá a santificar y a bendecir al mundo, después de que muchas situaciones internas sean corregidas y muchos acontecimientos sean transformados, para que todo vuelva al principio de la Ley, así como Dios lo pensó en el principio y en el origen.
Deben saber que sus almas y vidas son parte de Mi historia, que se está escribiendo en este mundo. Por eso, Mi Corazón se siente herido cuando no comprenden Mi Mensaje o no lo aceptan; porque no se olviden de que Yo veo todo, aun más allá de lo profundo o de lo espiritual.
Sé que Mi petición es muy grande para ustedes, e incluso Mi Voluntad; pero, ¿a qué le deben temer si ya está todo previsto a partir del Corazón de Dios?
Es tan maravilloso Su Plan de Unidad que aún muchos esperan del otro lado de la puerta para poder atravesarla y vivir esa Unidad Divina que los librará de ustedes mismos para siempre y podrán volar tan alto como las aves para fundirse en la Fuente Inmaterial algún día.
Necesito, en este tiempo, de su experiencia crística y redentora. Que Mis Palabras no sean solo un Mensaje, sino una realidad en ustedes; una realidad propia de la que Yo anhelo participar ardientemente, así como participé de esa realidad con Mis apóstoles y seguidores a través de los tiempos.
Aún espero ese gran paso que no es imposible para nadie, que no exige un cambio tan rotundo ni profundo, sino que parte de una actitud interior y humilde.
No podría ser Quien Soy si Dios no Me hubiera humillado. No podría ser Quien Soy si no hubiera aceptado la Cruz del mundo. Porque recuerden que Soy humano al igual que ustedes y que Soy parte de esta raza, de esta civilización en redención.
Y, a esta raza y a este pueblo sagrado, volveré para estar entre ustedes y entre sus hermanos, para disolver el llanto de los inocentes, de los que verdaderamente sufren y agonizan en este tiempo.
Mi Barca espiritual está pasando por última vez. ¿Se subirán a Mi Barca?
Necesito de una respuesta consciente y de una reflexión; porque lo que Yo les pediría, a cada uno de ustedes, les aseguro que creerían que no lo podrían hacer. Pero Yo sé que lo pueden hacer, porque conozco lo más profundo de ustedes.
No vengo a señalar lo que está imperfecto, sino lo que es perfecto para Dios; porque sus vidas son parte de esa molécula divina que vibra en el espacio-tiempo y que les permite evolucionar y despertar.
Esa debería ser su ardiente aspiración, que esta experiencia en la Tierra sea una experiencia de amor y no de sufrimiento.
Sé que cada uno vive momentos complejos y desconocidos, y que se enfrenta a su propia realidad y a la realidad del mundo, de la sociedad y del país, como es la de Argentina; pero ya no se angustien, ya no se amedrenten, ya no se precipiten, porque este tiempo estaba escrito, compañeros, es parte del Libro del Apocalipsis.
No se queden en el tiempo del dolor, por más que sea una realidad o una experiencia para ustedes, participen del tiempo de la redención y de la paz tan esperada en este mundo en guerras.
No hay nada que impida que Dios pueda intervenir ni tampoco Su Hijo, que está aquí como un buen Pastor y Maestro para servirlos; así como serví en aquel tiempo, en el que muchos participaron y vivieron profundamente; marca y señal que quedaron en el espíritu y que los trajeron hasta aquí, hasta el presente, para reencontrarse Conmigo en comunión eterna, bajo Mi emblema de sabiduría y compasión.
Quiero que hoy se nutran de la Fuente Suprema e Inmaterial que desciende como Agua de Vida a través de Mi Presencia y de Mi Palabra.
Vengo a erguir a los corazones que han caído.
Vengo a ungir, a través de Mi Espíritu, a los que están enfermos de cuerpo y de alma.
Vengo a hacer brillar, dentro de ustedes y de todos sus hermanos, la esencia inmaterial que portan en sí mismos como un Tesoro de Dios que algún día, a través de la redención, reconstruirá espiritualmente al planeta y a toda la humanidad.
Despójense, sí despójense mucho, suelten las aflicciones, libérense de las tristezas, porque aquí está el Consolador, por encima de Su Amadísimo y Venerable Hijo. Este es el Gran Espíritu de la Paz, que se infunde a través de la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este es el Fuego que desciende del universo para reencender a las almas en la llama viva del Propósito y de la misión de cada ser.
Con alegría, estoy aquí, pero también con discernimiento y consciencia, porque es el tiempo de que Mis apóstoles y compañeros crezcan, no solo en espíritu, sino también de corazón. Porque allí, en el corazón de cada uno, Yo quiero entrar y vivir para siempre.
Aún muchos Me deben dar su corazón; lo espero con tantas ansias y oro tanto por esto, porque cuando suceda no se conocerán. Mi Amor será en ustedes para siempre, así como Mi Amor lo es en la Eucaristía y en cada Sacramento que pueden vivir de tiempo en tiempo.
En estos días, fueron renovados, bendecidos y bautizados por Mi Espíritu, desde que compartieron toda esta tarea en Buenos Aires y aquí, en el Sagrado Centro del Espíritu Santo de Dios.
Confíen sus vidas a los siete dones del Santo Espíritu para que la Divina Ciencia los guíe; para que la Inteligencia Divina los conduzca; para que el don del Temor de Dios los acerque cada vez más a Él, no sintiendo una condenación, sino la oportunidad de unirse a Su Gran Espíritu Inmaterial, que espera vivir en las almas buenas y en las que buscan la santidad.
Vengo a cerrar todo lo que ha vivido Argentina en estos días con la Jerarquía Espiritual y Cósmica. Oramos y oraremos para que los frutos de la redención despierten en las almas y se manifiesten en los corazones de Argentina y del mundo entero.
Quiero agradecer el compromiso de los orantes de Argentina, de todos los que sostienen, día tras día y semana tras semana, las diferentes Oraciones por la Paz en las Naciones y por las diferentes causas urgentes, así como la oración tan importante por Argentina, Paraguay y Uruguay, que se las está queriendo acorralar en el abismo.
Pero sigan batallando a través del verbo orante, sin desafiar, sin provocar, solo buscando la paz y el bien por todos aquellos que principalmente están ciegos y sordos de espíritu, y que ya no consiguen ver la Luz en sus caminos. Porque la redención es para todos, no solo para ustedes, es para todos; y Mi Obra es para todos los que se quieran acercar a conocer la amplitud de Mi Corazón Misericordioso.
También vengo aquí, en Gracia y en Misericordia, por los que se consagrarán como nuevos adoradores, y también por una consagración especial para Mí, que espiritualmente estaba esperando el día y la hora que sucediera.
Me alegra que todo esto suceda, y que las almas se consagren conscientemente a este compromiso espiritual que hacen Conmigo y que es irrefutable, que no puede cambiar por cualquier situación de vida; porque es un compromiso espiritual con el Santísimo y Eucarístico Cuerpo de Cristo, presente en el altar para todos los adoradores, incluso los ya consagrados, que en este día tienen la oportunidad ante Mí de renovar sus votos, y también tienen la oportunidad de que muchos más se puedan postular, para que algún día vivan la misma consagración a la adoración perpetua. Impulso espiritual y divino que los sostendrá a todos los que adoren y amen al Santísimo Sacramento del Altar, así como lo aman y lo viven los ángeles.
Quiero que algún día sus almas, de tanto adorar y amar, sean como los ángeles, sean como los santos, sean como todos los seres de buena voluntad que tienen como centro espiritual el Cuerpo Eucarístico de Cristo, su Maestro y Señor. Porque así les abrirán las puertas a aquellos que las tienen cerradas, porque así les abrirán los caminos a aquellos que los tienen cerrados y porque así ayudarán a conducir a las almas perdidas hacia Mi Fraterno y Amoroso Corazón.
Sean valientes, persistan.
El fin del tiempo aún no llegó, mucho aún está por suceder y tienen que estar prontos de corazón y de espíritu, porque deberán poner en práctica todo lo que les enseñé a través de los años. Así, podrán ser Nuevos Cristos, los Cristos del Nuevo Tiempo y de los últimos días.
Llamaremos aquí, ante este humilde y significativo Altar de Cristo, a los que hoy se consagrarán como nuevos adoradores.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ante el Sagrado Corazón de Jesús, ante esta oportunidad de amar el Plan de Dios por encima de todas las cosas y de todas las situaciones de la vida, ante este portal celestial que Nuestro Señor abrió en esta Aparición hasta la Fuente del Padre Eterno, que nos observa y nos contempla en este momento a todos; ante nuestra pequeñez o aun nuestra imperfección, nos entregamos al Sagrado Corazón en esta consagración de los adoradores que se ofrecerán, a partir de este momento, a imitar a los ángeles a través del Santísimo Sacramento del Altar y que se comprometerán a adorar por la paz y el bien en todo el mundo.
Vamos a bendecirlos.
Así como los ángeles Me reconocen en el Cielo, que así las almas Me reconozcan en la Tierra, porque Yo Soy el Amor Vivo de Dios que una vez encarnó en este mundo para enseñarle sobre el Amor y la Misericordia, que con esperanza viene a salvar a todos sin excepción, hasta que se cumplan los Mil Años de Paz.
Que el Soplo del Espíritu descienda sobre estos elementos que portarán como símbolo de Mi Crístico Amor.
Sientan Mi cariño en esto, sientan Mi abrazo en cada gesto, por todas las almas que buscan el bien y que tienen sed, para que se cumpla el tiempo del Padre que fue escrito en el Sagrado Libro de Dios, para que los corazones renazcan y todas las voces sean escuchadas, así como las escucha Dios, en súplica y oración, permitiendo que Su Reino descienda a la Tierra para que las almas ingresen en Su Corazón y vivan la paz que tanto buscan, que tanto esperan.
Así, Sus Hijos son señalados por el Eterno y Único Dios que está en las Alturas y que se refleja en los corazones valientes, en los que buscan la verdad para poder compartirla y así servir por una justa causa, por el bien de todos, por la paz de todos, por la justicia.
Oh, Señor de las Alturas,
abraza con Tu Luz a los que Te buscan y Te siguen,
alivia sus pasos y pies cansados,
sana sus cuerpos,
disuelve sus heridas.
Úngelos, Señor, con Tu Luz Espiritual,
porque hoy reciben, a través de Mi Corazón, Tus dones,
por intermedio de este símbolo
que representa la Orden Gracia Misericordia.
Así como fue anunciado en Fátima,
la Gracia y la Misericordia serían derramadas,
a través de Mi Corazón, sobre las almas sedientas,
sobre todos los que busquen la paz.
Limpia los corazones y purifícalos.
Tú, Señor, tienes el poder de que vuelvan a Tu Origen,
porque ellos en este día son parte de Tu Bien.
El pasado se borra y nace el espíritu,
que ha caminado, a través de los tiempos,
en esta trayectoria universal.
Y el espíritu de cada ser es imantado
por Tu Amor y por Tu Luz,
abriendo las puertas de Tu Infinita e Insondable Misericordia.
Que se cumpla el advenimiento de los escogidos,
de todos los que fueron llamados a seguirme,
porque Tú, Señor, ya lo sabes todo,
y todo se cumplirá.
Que así sea.
Ahora, los ungiré con la Señal Luminosa de la Cruz, en la frente de cada uno, consumando esta consagración, posteriormente, cuando reciban la Eucaristía, luego de la celebración.
Aspiren a que sus ángeles de la guarda escriban en sus Libros de Luz este momento, porque ya estaba escrito. Tengan fe.
Cada momento que vivieron, cada sufrimiento que han cargado, cada dolor que han sentido, ha sido por este momento, porque este es el día de su redención, y los ángeles lo escriben en el Cielo, como también lo escriben en la Tierra.
Oh, Señal Luminosa del Amor de Dios,
hazte presente en los que creen en Ti,
abrázalos con Tu Fuego y vivifícalos,
así como Tú vivificaste y encendiste con Tu Fuego
el Corazón de Tu Amadísimo Hijo, Jesús.
Oh, Agua de Vida que brotaste de la Cruz,
derrámate sobre el mundo,
para que alcance la paz.
Sus corazones ahora Me pertenecen, así como les pertenece Mi Corazón. No lo olviden.
El Señor los consagra como adoradores de Su Glorioso Eucarístico Cuerpo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Luján.
Las nuevas mujeres de Israel se reúnen en este tiempo final para seguir los pasos del Maestro, para hacer resplandecer Sus altares en humildad, alabanza y adoración, para auxiliar a Cristo en Su Obra de Misericordia.
Tu nombre será Jashbalen, Luz del Trono.
Jashbalen, el Señor te bendice y te consagra como Su Auxiliadora de la Divina Misericordia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Puedes ir en paz.
He cumplido con Mi Propósito. Mi Propósito se cumple en los seres que buscan la Verdad y el Amor de Mi Corazón.
Así, Yo los bendigo y les doy Mi absolución, agradeciéndole a Argentina y a su pueblo su valentía para superarse todos los días, para que se cumpla el bien mayor y se establezca la paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das!
En este encuentro, Te honramos, Señor.
Vamos a cantar como un solo coro, una sola voz y un solo corazón, a pedido de Cristo, la canción “La Voz del Maestro”.
Vamos a expresar, a través de esta canción, nuestra gratitud y también nuestra confirmación de votos, y así nos vamos a preparar para la Celebración Eucarística, que ofreceremos una vez más por la consagración de Argentina al Sagrado Corazón de Jesús.
Relato de Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Queremos finalizar este encuentro con Cristo con un relato que nos pidió compartir con todos, sobre la Aparición, para que podamos llevar este impulso a nuestro corazón, principalmente los hermanos de Argentina, y para que podamos comprender cuantos movimientos realiza la Jerarquía Espiritual en cada encuentro.
Durante la Comunión, estuve intentando repasar todo lo que el Maestro nos mostró y nos reveló. Espero no olvidarme de nada.
En el momento previo a la Aparición de Cristo, la Jerarquía Divina comenzó a manifestarse aquí enfrente, donde está ese árbol, al lado de la fuente. En ese espacio es en donde aconteció la Aparición. Y, como siempre hace la Jerarquía Divina, de forma gradual, se comenzaron a abrir los portales de los Cielos hacia la Tierra, específicamente hacia este lugar, y comenzó a descender la energía de los Cielos, pero hasta ese momento, Cristo no había aparecido.
Lo primero que se manifestó, a través de esos portales de los Cielos fue el Espíritu Santo. La manifestación del Espíritu Santo fue muy contundente, sorpresiva y a través de una paloma de Luz inmaterial.
La paloma estaba con sus alas abiertas y de su pecho emanaban como rayos los siete dones del Espíritu Santo. Y, a su vez, esos siete rayos se ampliaban en muchos rayos más hacia todos nosotros.
Esa paloma de Luz inmaterial estaba viva y, en un momento, esa paloma ascendió un poco hacia arriba, y debajo de los rayos, que ella emanaba, apareció Cristo. Él estaba vestido como Jesús, el Nazareno; pero la expresión de Su manifestación era como la del Sagrado Corazón de Jesús, tenía las Llagas en Sus Manos, en Sus Pies y en Su Costado.
Entonces, Él comenzó a observarnos, a contemplarnos en un absoluto silencio, un soberano silencio, como Él nos dijo.
En ese momento, pensamos que era solo eso, pero cuando Él se manifestó y colocó Sus Pies sobre este árbol, esos portales se fueron ampliando a nivel regional. Esos portales celestiales abarcaban y absorbían muchas situaciones de la Argentina y del planeta.
Después de eso, en forma sucesiva, se fueron presentando otras manifestaciones que les voy a relatar; porque toda esa manifestación, toda esa revelación que nos trajo Jesús, reflejaba y representaba el Poder del Amor de Dios desde el origen de la Fuente. Entonces, teníamos en ese momento a Cristo y por encima de Él al Espíritu Santo.
En diferentes portales celestiales se fueron presentando distintas Jerarquías Angélicas, desde los coros celestiales que cantaban y alababan la Presencia del Señor. En forma circular, fueron creando varios anillos, uno por encima de otro, mientras que atrás de esos portales otros ejércitos comenzaban a trabajar y a servir a la humanidad.
El centro de todo ese movimiento era el Corazón del Maestro, el Amor que el Corazón del Maestro le irradiaba al mundo entero.
Y, como si fuera poco, por encima de esas manifestaciones y de esos coros angélicos, apareció Dios en lo alto. Él se manifestó de la siguiente forma: un Ojo dentro de un Triángulo Dorado; y más allá, en otro plano de consciencia, muy profundo e infinito, en el fondo y al final de esa manifestación, estaba la Fuente de la Creación.
En Su silencio, Cristo les pidió a los diferentes ejércitos que trajeran almas de distintos puntos del mundo. Entonces, los ejércitos angélicos comenzaron a asistir y a auxiliar a diferentes grupos de almas en situaciones de guerra y de conflicto, inclusive almas que habían desencarnado en las guerras. Esas almas eran liberadas y elevadas a los Cielos, y un gran proceso de sufrimiento era aplacado.
En ese momento, Cristo ordena que de los corazones de nuestros hermanos de Argentina se disolvieran todo tipo de sentimientos contrarios. Por eso, nosotros escuchamos que Él habló de disolver la angustia, la tristeza, la indignación, entre tantos otros sentimientos que los ángeles disolvieron al tocar con sus manos el corazón de cada uno de los hermanos de Argentina.
Y para completar este potentísimo trabajo que hoy hizo Cristo, antes de comenzar a transmitir Su Mensaje, Él les ordenó a los ángeles que expusieran sobre este Centro Mariano el Arca de la Santa Alianza.
En ese momento, un coro específico de ángeles trajo el Arca, desde lo alto del Monte Sinaí hasta aquí. Y todos los ángeles desde los diferentes anillos comenzaron a alabar con su canto a todas las Reliquias que estaban en esa Arca. Esos Tesoros Celestiales, muchos de ellos Reliquias de la Pasión de Cristo, que hoy son Terafines universales y que irradian potentes códigos de amor y de redención a la humanidad, fueron expuestos.
¿Por qué? Porque Él ordenó que el Arca se abriera para que esas Reliquias emergieran en el plano espiritual y también en esta tercera dimensión, donde se veía que levitaban sobre este espacio de la Comunidad. Y esto, espiritualmente, reconstruía algo muy desconocido de la Argentina, algo que Él estaba preparando para el próximo tiempo.
Para finalizar, Cristo les ordenó a los ángeles que todas aquellas experiencias auténticas de amor, esas experiencias crísticas que en este presente cada uno de nosotros está viviendo, aprendiendo a experimentar el Amor Crístico, todas esas experiencias internas fueran retiradas de nuestras almas y colocadas en el Arca de la Santa Alianza.
En ese momento, Dios le otorgó una amnistía a la humanidad que, según Cristo, cuyo desenlace continuará.
En este relato, podemos ver que la Jerarquía está trabajando muy ampliamente con el planeta y la humanidad.
Queremos agradecer a los hermanos de Argentina por todo el esfuerzo material, interno y espiritual que hicieron para que toda esta peregrinación, que fue inesperada, fuera posible.
Queremos agradecer a Dios que haya reunido a los videntes de nuevo; y agradecer a todos los que acompañan los encuentros con los Mensajeros Divinos, que apoyan, que donan, para que la Jerarquía pueda cumplir el Plan en esta humanidad.
Muchas gracias a todos.
Mis queridos hijos:
Antes de retomar el camino peregrino que nos llevará a Brasil, su Madre Celeste se detiene en los planos internos del Reino de Aurora para reposar, en el silencio y en la paz de todos los Reinos de la Naturaleza.
Así como lo hice el último sábado con Mis hijos de la Comunidad de la Hermandad; hoy, vengo a comunicarles que su Madre Celeste visitará la Comunidad Fraternidad, a través de una Aparición extraordinaria y reservada en la sala de oración del área de Redención 2.
Mañana, quisiera que Me esperen con sus cantos y oraciones y que Me ofrezcan un simple altar, en honor a la Santísima Virgen de Fátima para que, en esta etapa de reposo, su Madre Celestial no solo pueda bendecir el nuevo ciclo comunitario en Aurora, sino también desde Aurora, Yo pueda volver a bendecir a Uruguay y a Sudamérica.
Ese momento que compartirán Conmigo, después será transmitido a través de un audio, el mismo 25 de septiembre, para que Mis demás hijos acompañen, de corazón, las Palabras maternales que Yo dirigiré a Mis hijos de la Comunidad Fraternidad.
Cumpliendo este pedido, Yo le volveré a pedir a Uruguay la consagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón, a fin de que este bendito país esté protegido y resguardado de las malas intenciones que hoy, infelizmente, también se promueven en otros países de América.
En Brasil, Mi Hijo retornará con todo el poder del Verbo Divino para advertir y aclarar las ideas y las mentes de las personas, para que Brasil siga sosteniendo internamente el destino de convertirse en el Nuevo Edén de Dios para el mundo entero.
Mis hijos, recemos; y les pido, una vez más, que se comprometan de corazón y de palabra con las diferentes Oraciones por la Paz en las Naciones. De la participación y de la presencia de cada Hijo de María dependerá que algunas tristes situaciones no se plasmen ni se concreten en la materia.
Desde ya, estoy agradecida por los que, hasta los días de hoy, sostienen las Oraciones por la Paz en las Naciones, respondiendo con fidelidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mi silencio, en este día, habla sobre la falta de consciencia y de amor por parte de los representantes de las naciones, especialmente de las naciones de Sudamérica.
Porque donde no está Dios, no está la Justicia y menos la Misericordia.
Esa falta de Justicia lleva a la desigualdad y al abuso desmedido de los poderes que los hombres creen tener por derecho. Todo esto genera discordia y falta de credibilidad.
El propio sistema mundial, creado a lo largo de los tiempos, está a punto de derrumbarse y con él todo lo que está entrelazado y no es fiel.
En este sentido, las naciones que deberían ser recintos de vida próspera y equitativa, por las desigualdades de todos los tiempos y por la falta de transparencia con el pueblo de Dios, generan desorden social, económico y político.
Las raíces de los sistemas creados según el entendimiento de los hombres, será lo primero que se autodestruirá, de una manera inimaginable, cuando el mismo planeta demuestre su intenso poder de purificación.
Todos los que tengan un corazón sinceramente arrepentido se salvarán y todos los que oren por sus enemigos, concederán Misericordia a los que estaban condenados eternamente.
Por esa razón, seguirá siendo la Oración por la Paz en las Naciones lo que generará ese potentísimo bálsamo que aplacará las injusticias y traerá perdón a los condenados de espíritu.
Continúen rezando, porque la Jerarquía actúa silenciosamente ante este escenario de caos del fin de los tiempos.
¡Les agradezco, por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Que, en este día de oración por las naciones del mundo, juntos y unidos al Padre Eterno, oremos especialmente por la nación Argentina, la cual definitivamente deberá ingresar en la cuenta de la salvación y de la redención.
Queridos hijos, por eso Mi Corazón materno se anuncia día a día a sus vidas, para recordarles la importancia de rezar el Rosario todos los días, en espíritu de conversión y de paz, en el mundo entero. Cuantos más grupos de oración cumplan con los simples, pero magníficos pedidos divinos, muchas circunstancias en la humanidad podrán evitarse, muchas almas encontrarán la paz y la conversión que tanto buscan.
Como Madre del universo, les traigo todos los días la única Estrella guía que los llevará a encontrar el amor y la paz. Esta Estrella guía se llama Cristo Jesús, el Rey salvador y redentor del universo.
Busquen a Jesús, aspiren a estar en el Corazón amadísimo de Mi Hijo, Él tiene Su divino Corazón de Luz abierto perpetuamente y eternamente para aquellos que digan sí y se animen a ingresar en el Templo redentor del Corazón Sacratísimo de Jesús.
Hijos Míos, por este motivo, hoy los llamo a convertirse en verdaderos difusores de Mi llamado por la paz y por la redención, el camino más correcto será a través de sus corazones que podrán transmitir el amor que muchos no poseen, la paz que tantas almas buscan en el mundo, la serenidad y la fe que muchos corazones han perdido en este tiempo.
A través de sus puros, humildes y simples corazones, Jesús, el Rey salvador, podrá irradiar Sus Dones porque, hijos Míos, una vez Él dijo: “Por el poder del Amor de Dios, Mi Espíritu salvador estará presente entre Mis compañeros, obreros y servidores de la Misericordia”.
Entonces, Mis queridos, que este encuentro en Salta con la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, los aproxime al encuentro con el Salvador, con Mi amado Hijo, Jesús de Nazaret, ahora el Rey Jesús del universo.
Queridos hijos, como Madre peregrina, acompañaré sus pasos todos los días de sus vidas. Por eso, podrán unirse a Mí a través del Santo Rosario y de todas las oraciones que proclamen la Luz y la Paz del Señor.
Que, en este día, sus corazones se renueven a través de la oración del corazón, porque desde sus corazones puede brotar la llama de vida y de paz que representa a Mi Hijo, el Salvador del mundo, Cristo Jesús.
¡Les agradezco por escuchar con atención Mi nuevo llamado!
Los adora siempre, desde el Cielo,
María, Madre y Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más