APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Concentra tu corazón en Mi Casto Corazón, une tu mente a Mi Mente, tu consciencia a Mi Consciencia para que Yo pueda mostrarte lo que aún no consigues ver.

Concentra tu corazón en el  Relicario de Mi Corazón, en donde se guarda una historia que no es solamente Mía, sino de toda la humanidad.

Concentra tu corazón en Mi Casto Corazón para que los misterios divinos, que también habitan dentro de ti, puedan ser revelados.

Cuando Yo te pido, hijo, que contemples el Relicario de Mi Corazón, no te estoy pidiendo adoración; te estoy pidiendo que solamente entres en quietud y que, contemplando Mi Consciencia, Yo pueda colocarlos ante un espejo para que comprendan lo que es la consciencia humana, cuál es su propósito y hacia donde deben caminar.

Cuando Yo les pido que contemplen el Relicario de Mi Corazón, es para que se den a sí mismos un tiempo de silencio, para que dejen de lado las distracciones del mundo y puedan observarse a sí mismos, puedan sentir el propio interior y no estén constantemente huyendo de lo que deben transformar.

Cuando les pido que contemplen el Relicario de Mi Corazón, es para que comprendan la belleza de la transformación de la consciencia humana, para que no teman esa transformación, para que no la dejen de lado, creyendo que la trascendencia de la condición humana es algo inalcanzable.

Aún están en un tiempo de dualidad, aún están en un tiempo en el que vivirán experiencias de unión con Dios y, al mismo tiempo, experimentarán sus miserias más profundas. Aún están en un tiempo en el que experimentarán un amor profundo por el prójimo y, al mismo tiempo, un profundo rechazo por sus miserias. Están en un tiempo en el que aspirarán a vivir en unidad con todo su corazón y, aun así, muchas veces se percibirán desuniendo.

Eso es así, hijos, no para que permanezcan en la dualidad, sino para que, experimentando la unidad con el Divino y también la condición humana, siempre puedan estar ante la elección que deben hacer, del camino que elegirán seguir. 

En este tiempo de definiciones, todo estará disponible, y estará disponible con gran intensidad. Las superficialidades desbordarán el mundo y gritarán delante de las consciencias para que permanezcan en ellas, prisioneras de la apariencia, de la ignorancia, prisioneras del orgullo y de la vanidad, prisioneras de la materia, creyendo que la vida comienza y termina en lo que pueden tocar, sentir y ver.

Al mismo tiempo, hijos, un misterio desconocido también estará disponible, como la intensidad de la Presencia de los Sagrados Corazones y como las Jerarquías Espirituales y Cósmicas, que vienen a su encuentro para expandir la consciencia humana y así enseñarles el camino de retorno al Corazón de Dios.

Pero no deben solamente retornar; deben retornar con algo en su interior: los dones y los talentos que el Creador les entregó para que fueran multiplicados en su experiencia en las diferentes dimensiones de la vida.

Cuando Dios los envió a la vida, depositó dentro de ustedes, latente en sus esencias, un potencial de amar, de servir, de trascender las leyes del sufrimiento, del sacrifício y de trascenderse a sí mismos para renovar y multiplicar ese Amor. Esos son los talentos que habitan dentro de ustedes, talentos que se expresan a través de los Linajes, pero sobre todo a través de la propia vida.

Podrán tener todo el conocimiento del universo, pero si ese conocimiento no está vivo dentro de ustedes, de nada les servirá.

Podrán ser conocedores de todos los misterios, pero si esos misterios estuvieran encerrados en su mente humana y no expandieran sus consciencias, de nada les servirán, porque no los utilizarán como una herramienta para ampliar su consciencia y retornar a Dios, los utilizarán, hijos, como algo que los vuelve aun menores, que los prende aún más a la condición humana.

El conocimiento sin expansión se vuelve una prisión limitada. Por eso, deben utilizar las herramientas correctas de la forma correcta. Todo lo que sale de sus bocas, todo lo que ingresa en sus consciencias, primero debe transformar a sus seres, para que entonces pueda llegar al prójimo no solo como palabras, sino como ejemplos.

Yo ya les dije eso muchas veces y se los vuelvo a decir hoy, para que no se olviden de que en este tiempo todo está disponible, tanto las miserias como las virtudes, tanto las superficialidades como los misterios celestiales y universales, y todo debe ser utilizado para transformar su consciencia.

Que las miserias les sirvan para mantenerlos siempre en el don de la humildad.

Que la superficialidad les sirva para que comprendan en donde no deben estar o lo que no les pertenece y lo que debe ser trascendido dentro de ustedes para que entonces sea trascendido en la consciencia humana.

La superficialidad de la humanidad no existe, hijos, para que la miren y la señalen con sus dedos, para que la juzguen y permanezcan dentro de esa misma superficialidad sin percibir. Todo lo que sus ojos ven y que no corresponde a su camino debe ser transformado dentro de ustedes como un servicio a la consciencia humana.

La humanidad permanece en el mismo punto, a pesar de todo lo que les es entregado. ¿Cuántos secretos fueron revelados? ¿Cuánto conocimiento les fue transmitido? ¿Cuántos Rayos descendieron del universo sobre la consciencia humana? ¿Cuántos instructores pasaron por la Tierra?

El propio Hijo de Dios tocó con Sus Pies este sagrado planeta para demostrarle a toda la Creación que es sagrado. Entonces, ¿por qué la humanidad permanece aún en el mismo punto? ¿Ya se lo preguntaron, hijos?

¿Ya se preguntaron dónde queda guardado el conocimiento que reciben? ¿Ya se preguntaron lo que sucede con sus consciencias cuando reciben un nuevo misterio, una nueva revelación? ¿Cuál es su aspiración ante el conocimiento?

Pregúntense, hijos, adónde quieren llegar. Y no les hablo de transformaciones físicas o materiales, no les hablo sobre cambiar de lugar; Yo les hablo sobre cambiar de punto dentro de ustedes, en un espacio de sus seres que solo el Creador conoce, allí donde nadie ve. Y, cuando nadie los ve, ¿cuál es su propósito?

La vida no es y nunca fue una sola, pero esta encarnación suya, esta experiencia en este tiempo sobre la Tierra es definitiva. Por eso, deben caminar en ella y a través de ella, como si fuera la última, la última oportunidad de multiplicar los talentos y ofrecerlos a su Señor.

Basta de repeticiones, de caer en las mismas miserias y justificarse, de buscar las miserias del prójimo como forma de sentirse mejor. Basta de señalar los defectos del mundo como una forma de sentirse más espirituales.

Es el tiempo, hijos, de la ampliación de la consciencia, de la expansión de sus seres, de dar el ejemplo con la propia vida y no más con palabras, de dar ejemplo a través del silencio, del firme propósito de ser lo que ya conocen para que, en esa aspiración constante, puedan sumergirse en misterios cada vez más amplios, puedan llegar a dimensiones cada vez más profundas, para que Dios también se expanda cada vez más dentro de ustedes.

Por eso, les pido que contemplen el Relicario de Mi Corazón, para que se sienten en silencio y se observen a sí mismos, para que se pregunten:

¿Adónde quiero llegar?

¿Cuál es el propósito de mi vida?

¿Qué tipo de ser humano quiero ser?

¿Qué tipo de vida quiero experimentar?

¿Qué es lo que quiero ser para el prójimo?

¿Qué es lo que quiero ser para Dios?

¿Qué es lo que quiero ser para Cristo?

Anoten estas preguntas y respóndanse a sí mismos, haciendo un análisis profundo de su propia consciencia, porque su definición no depende de nadie, sino solo de ustedes mismos; no depende del planeta, no depende de la transición planetaria, no depende de la agitación de la naturaleza ni tampoco del Retorno de Cristo.

¿Esperarán que el Señor retorne para pensar entonces en entregarle lo que Él se merece?

¿Serán solamente uno más en medio de la multitud humana, buscando Redención y Misericordia, o serán compañeros de Cristo, dispuestos a caminar con Él sobre este mundo y a transformar y reconstruir la Tierra, lado a lado de Su Sagrado Corazón?

Deben de meditar sobre estas cosas, deben reflexionar sobre el conocimiento que les fue entregado, deben buscar en cada frase lo que ya pueden vivir y lo que pueden dejar de vivir porque ya no les corresponde.

Cuando reciban algún conocimiento o la revelación de algún misterio, no dejen que pase, sino procuren la expansión, lo que pueden comenzar a vivir y a experimentar después de lo que les fue revelado.

Cuando esta Comunidad-Luz fue fundada, aquí había una consciencia que no dejaba que una sola palabra del conocimiento pasara sin que él buscara lo que debería vivir de todo aquello. Por eso, él pudo fundar y mantener, con su propio ejemplo, toda la vida que aquí se llevó adelante. Y ahora, hijos, cuando el Señor les pide que retomen los principios y las bases de esta Comunidad-Luz, no busquen solo las transformaciones materiales, no busquen limpiar la casa como la limpiaban antiguamente.

Busquen, dentro de ustedes, lo que les falta para que el conocimiento sea vivo, lo que les falta para vivir la expansión. Busquen ejemplos de lo que deben vivir para que no sea vacío; porque una casa limpia, una naturaleza armoniosa y consciencias viviendo juntas, pueden encontrar en cualquier lugar de este planeta. Pero seres humanos que buscan su propósito y se esfuerzan todos los días para vivirlo, eso sí, hijos, aún no existe en la humanidad de la forma como debería existir.

Es tiempo de sentarse delante del espejo del propio corazón y definirse, cada uno de ustedes ante Dios y el Pensamiento perfecto que Él tiene para sus vidas.

Es tiempo de sentarse delante del espejo del propio corazón, contemplar el Pensamiento Divino y elegir si vivirán ese Pensamiento o si permanecerán en la superficialidad humana. Y no se engañen, porque esto no debe ser hecho solamente una vez, sino todos los días. En cada instante de la vida serán colocados ante la posibilidad de elegir y deben elegir de forma correcta, la palabra correcta, la acción correcta, el pensamiento correcto, la intención correcta, la mirada correcta, la emanación correcta.

¿Están dispuestos a vivir esto? Entonces, caminen hacia ese propósito, hijos, porque todo ya les fue dicho.

Vean la agonía del mundo, la agonía de las almas, la locura humana, y no permanezcan allí. Sea, cada uno de ustedes, lo que espera encontrar en la humanidad, lo que le exige al prójimo y que queda esperando que suceda en el otro, sin preguntarse qué es lo que está aconteciendo dentro de sí mismo.

La forma de servir a un planeta que agoniza es viviendo una unión cada vez más profunda con Dios y con Sus Leyes.

La forma de servir a una humanidad que agoniza es expandiendo la propia consciencia y siendo aquello que ya saben, para que cada vez más retiren sus pies del mundo y de lo que en él sucede, para que ayuden a la humanidad en la elevación de sí misma, en la transcendencia de la condición humana.

Tienen Mi bendición para esto.

Que vengan hasta este altar los que aspiran a consagrarse como Hijos y Amigos de San José.

Permanezcan concentrados en Mi Corazón.

Traigan incienso y agua para bendecir.

Hijos, Dios nunca les pide algo que no puedan cumplir o vivir. Por eso, para que vivan todo lo que Yo les dije, les traigo la bendición de los Cielos, el Soplo del Espíritu de Dios, para que renueven su consagración, sus votos de transformación y la fortaleza de sus almas, para que trasciendan las limitaciones humanas y, así como puedan, cada uno en su tiempo, cada uno en su paso, puedan vivir el Propósito Divino, el Pensamiento que Dios tiene para cada uno de ustedes.

No busquen lo que Dios tiene para otros; busquen lo que Dios tiene para ustedes, que es único, es perfecto y que, como una pieza de un rompecabezas universal, el Creador necesita de sus consciencias para que Su Plan esté completo.

Por eso, en este día de Pentecostés, en el que el Espíritu de Dios acompaña el pensamiento de los hombres para renovar Su Presencia en los corazones que se abren y que le dicen sí, con esta Santa Presencia, con este Soplo Divino, Yo los bendigo y los consagro, Yo los coloco en Mis brazos, cerca de Mi Corazón, para interceder siempre por sus almas.

Cuando Me pidan auxilio, seré su padre y amigo, con el que podrán contar, que siempre estará atento a sus súplicas y que, junto al Inmaculado Corazón de María, los llevará de la mano al encuentro con Cristo.

Que esta agua los lave y  los purifique.

Que este incienso los libere y los transforme.

Que la Gracia Divina los impregne y perpetúe en sus almas el compromiso con el Propósito de Dios.


Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a cantar “Padre de las Almas”, recibiendo esta bendición de San José, renovando nuestra consagración.


Yo los bendigo y los consagro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por estar aquí y por decir sí al Llamado Divino y al grito de sus almas.