APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Hoy vengo al mundo porque todavía lo necesita, porque aún no encontró la Paz.

Por eso, hijos Míos, en este momento culminante, Yo necesito de ustedes, más allá de lo que les sucede o de todo lo que estén atravesando. Los necesito cerca de Mi Corazón, debajo de Mi Manto, para que me ayuden a establecer la Paz en el mundo, para que después se pueda establecer la cura de la humanidad.

Por eso, es importante rezar el Santo Rosario todos los días, en especial en estos últimos días del mes de julio, que los preparará para agosto, en el que Mi Mensaje anual llegará al mundo como preámbulo de la venida de la Iglesia Celestial de Cristo.

Hoy vengo rodeada de la Creación de Dios, especialmente de los Reinos de la Naturaleza, que aún necesitan de sus oraciones y súplicas, porque no solamente sufre la humanidad; sus hermanos menores, los Reinos, a lo largo y ancho del mundo, también están sufriendo las consecuencias del cambio climático y del calentamiento global que día a día se agrava en este planeta.

Pero existe algo que todo lo puede impedir, que es la oración del corazón y el ayuno, algo fundamental para este tiempo final en el que el hombre podrá reconciliarse con las leyes de la naturaleza a través de la oración y del ayuno. Algo que en los primeros años de apariciones Yo les enseñé, no solo por la causa de los Reinos de la Naturaleza, sino también por otras causas que aún son necesarias y urgentes de atender.

De esa forma, queridos hijos, por medio de la oración y del ayuno, irán despertando dentro de ustedes el talento que Mi Hijo les dejó, lo que el Padre Celestial llama dones. Fundamentales virtudes que, en este momento de la humanidad, necesitan estar disponibles para este planeta y esta raza, porque a través de los Dones de Dios y de las virtudes que pueden vivir, tendrán más consciencia y conocimiento de cómo reconstruir este planeta, de cómo ayudar a los Reinos de la Naturaleza, de cómo sostener esta humanidad.

Yo vengo con este mensaje de la Creación, del universo, de las estrellas y de los soles. Dios espera que al menos una gran parte de Sus hijos, en este tiempo definitivo, pueda comenzar a reconstruir la humanidad y los Reinos de la Naturaleza.

Aquí, en este sagrado lugar, a través del árbol sagrado de Figueira, el conocimiento y la instrucción descendió directamente del propio Dios a través de Su instructor José Trigueirinho, al que Nuestro Padre tiene en Su Gloria.

A través de lo que él les enseñó, en simplicidad y en amor, tuvieron las primeras señales, como humanidad actual, de cómo a través de su contacto interno con el universo, con la oración y el ayuno podrían reconstruir los Reinos de la Naturaleza, porque mientras el mundo siga cometiendo infracciones contra la Creación, seguirá sufriendo.

Hijos Míos, eso es lo que ustedes hoy deben saber y tener presente en sus corazones. No solo el hombre necesita de cura y de redención, no solo la pandemia necesita terminar para que podamos ver qué fue lo que aprendió la humanidad, sino también los demás Reinos de la Naturaleza necesitan de su ayuda y amor.

Nunca podrían imaginar un mundo sin el sol, sin el amanecer, sin la brisa de la mañana, sin la marea de los océanos, sin el cantar de las aves, sin el frescor del Reino Vegetal, sin el esplendor de las flores.

¿Cómo podrían ustedes vivir sin la Creación, hijos Míos?

Dios creó el universo, este Sistema Solar y este planeta, para demostrarle, a cada uno de ustedes, cómo Él los ama.

¿Cuándo el mundo tomará consciencia que ya no es tiempo de destruir, sino de construir?

Si tuvieran la Gracia de escuchar el grito de los Reinos de la Naturaleza, sentirían un gran dolor como Yo lo siento.

Pero, aunque eso sucede, los Reinos no dejan de entregarse y de donarse.

La Madre Tierra sufre por la agresión de Sus hijos y, aun así, ella da los frutos que las criaturas de Dios necesitan para seguir viviendo y creciendo en esta humanidad.

Cada uno de ustedes, como parte de esta civilización humana, como expresión de la Voluntad de Dios, más allá de la fe o de la religión, tiene un deber con la Creación.

Ustedes, hijos Míos, no solo nacieron para vivir o para pensar, ustedes nacieron para tener consciencia de la Creación y del sagrado Propósito Divino.

Gracias al Altísimo existen islas de salvación en el mundo y bellos lugares de la naturaleza que aún están protegidos de la mano del hombre, para que la raza humana aprenda a sentir y a vivir de la Creación, no en la destrucción sino en la unión.

Mientras ese cambio no suceda, las profecías del Apocalipsis se cumplirán, pero Yo que soy Su Madre y deseo el bien para cada uno de Mis hijos, no deseo que vivan esto, que sufran o que padezcan por su falta de consciencia de la Creación y de la Ley.

Pero ustedes Me podrían decir: "Madre, por más que hagamos algo, hay personas en el mundo que por su ambición y poder destruyen el planeta".

No vengo aquí para generar un movimiento paralelo ni tampoco un reclamo mundial. Cada uno hoy tiene la consciencia suficiente para poder cuidar los Reinos de la Naturaleza y saber que sin ellos no es posible vivir en la superficie de este planeta. Por más que hagan cosas pequeñas, sus repercusiones serán muy grandes.

¿Alguna vez pensaron qué siente una flor al ser regada? ¿Qué siente la tierra al ser tocada con amor? ¿Alguna vez se preguntaron qué siente el mar cuando es contemplado por ustedes?

Todo tiene una consciencia, un saber y una sabiduría. Nada es estático. Todo tiene un porqué en la Creación.

Yo soy la Madre del Mundo, la Madre Naturaleza. Yo soy la Gobernanta de la consciencia del planeta. Todos los que vienen a Mí no solo se redimen en el Nombre de Mi Hijo, sino también vienen a la Creación para descubrir su sabiduría y su ciencia.

El planeta necesita ser curado de la explotación del hombre desde hace siglos y eso será posible por su adhesión a Mi llamado. Así, la Tierra no quedará atrás, sino que será contemplada por el resto de la Creación, para que se pueda regenerar y curar profundamente así como el planeta lo espera desde el principio.

Ustedes son parte de la consciencia de este mundo, ¿lo han entendido?, esta es su casa.

Para que la Iglesia Celestial de Mi Hijo descienda, el mundo debe cambiar y no seguir luchando para vivir en lo normal y en lo superficial.

El tiempo se está acabando, es hora de tomar consciencia. Por esa razón, Yo estoy aquí, para que puedan crecer interiormente.

Mi enemigo no quiere que alcancen esa consciencia, pero a través del ofrecimiento de sus oraciones y ayunos, permitirán generar la condición espiritual y material para que ese cambio sea posible en la consciencia humana.

Y ahora, los invito, hijos Míos, a hacer un ejercicio interior con la Creación. Los invito a disponerse y a abrir aún más sus corazones a través del contacto interno con el mundo intraoceánico.

Cierren sus ojos.

Y ahora, a pedido del Padre y por intercesión de la Madre de Dios, vamos a escuchar “Aurora intraoceánica”.

A través de este ejercicio, que comenzaremos en esta noche, Yo llevaré al mundo y a las almas hacia la cura interior del corazón y de las emociones, de la mente y del cuerpo, por intermedio de sus almas.

Abran sus internos, más allá de lo que escuchen sus oídos. Y ahora, véanse ante el océano, en el amanecer. Vean en ese océano a Dios, a través de Su Consciencia de Amor cósmico e interior. Siéntanse vacíos y escuchen el océano como grandes corrientes de luz que vienen hacia ustedes y, en consecuencia, hacia toda la humanidad.

Colocando sus manos en señal de recepción, ofrezcan todo su ser a Dios y, en nombre de la raza humana, ante ese océano que se ilumina en el amanecer, pidan perdón y clamen internamente por reconciliación, por todo lo que ha vivido el planeta Tierra, desde la presencia del hombre hasta los tiempos de hoy.

Vean emerger, en el horizonte del océano, el gran Sol de Dios que, con el poder de Su Presencia y Consciencia, colma con Su Luz todo lo que vive y vibra. Sientan encenderse sus células y átomos por la presencia intraoceánica de la Consciencia del Amor de Dios. Sientan a Adonai, siéntanse uno en la sagrada Unidad Divina. Sientan dentro de ustedes la Verdad de la Creación y de lo que son parte desde el principio.

Respiren lentamente. Cada vez que inspiren sientan como la luz de la Creación entra dentro de su ser y de toda su consciencia. Están ante Adonai y la Madre Naturaleza, en el gran vacío de la consciencia, para ser colmado y bendecido por el Amor y la Sabiduría del Padre.

Entre el Sol de Dios y el océano, vean surgir en el cielo al Hijo de Dios, quien extiende Sus Brazos como el Cristo Redentor, y de Su Corazón y de las palmas de Sus Manos emana la poderosa luz de la Gracia Divina sobre los cuatro puntos de la Tierra.

El océano se enciende en luz azul y su ser, cada una de sus consciencias, se enciende en la luz azul de Aurora.

En nombre de toda la raza humana, en nombre de la fraternidad, del perdón y del amor, afirmen sus votos internos con la Creación y los Reinos de la Naturaleza, para que todo sea renovado conforme a lo previsto por el Propósito Divino.

Ante la Luz de la Gracia de Cristo, ante la Presencia del Padre y de la Madre Naturaleza, nos unimos a la esencia de la Creación, para que recordemos de dónde vinimos y cuál es la razón de estar hoy aquí.

Que las Leyes de la Creación desciendan, que los dones sean entregados a los hombres y mujeres de la Tierra. Que las sagradas virtudes despierten y que la consciencia del ser humano se expanda, a fin de que la ignorancia sea transmutada y la sabiduría traiga la concientización de este momento actual.

Sientan la calma del océano. Sientan la paz de la Creación y el establecimiento de la armonía.

Ahora lleven sus manos hacia el corazón y siéntanse en unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

En reconciliación con el planeta y la Creación, delante del océano, ante el amanecer del Sol de Dios y la Presencia del Divino Hijo, repetiremos una oración, frase a frase, que será traducida para que todos la podamos rezar delante de la Presencia de Adonai:

Señor,
que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.

Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu Misterio,
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta Unidad.
Amén.

Y así, Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Que la Creación y toda la naturaleza se renueve en la humanidad. Que así sea.
Los dejo con este instrumental, para que su consciencia sea unida a Dios.

Paz y redención para el mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy llego aquí como la Señora de Kibeho. Sientan el frescor de ese continente, el amor que Me entregan los corazones más sufridos de África.

Después de casi un año de trabajo en Mi amada África, la Señora de Kibeho cierra un ciclo para comenzar uno nuevo en los meses que vendrán, porque deseo ardientemente que Mis hijos hoy sepan que no Me he ido de África. Mi Corazón es África, el Corazón de la Madre de los Siete Dolores.

Pero hoy, hijos Míos, quiero que sepan que estoy allí presente y que, así como en Kibeho, cuento los días y los meses en la calma de este momento planetario, para poder llegar allí, así como una vez llegué a Ruanda.

Mis hijos de Angola ya son consagrados a Mi Corazón Inmaculado, así como todos los orantes y peregrinos que han colocado su fe en los Rosarios de Luz.

Cada cuenta colocada por sus manos sobre Mi imagen ha significado para su Madre Celeste, y sobre todo para Dios, una gran liberación en los planos internos del continente africano. Y aunque sé que muchas almas aún sufren en ese lugar y que solo esas almas saben lo que es el sufrimiento y el dolor, hoy a la Señora de los Siete Dolores, la Señora del Verbo, se le retiran las Siete Espadas de la agonía de la humanidad, para recibir en Su Corazón las esferas de luz convertidas en rosas brillantes y luminosas en los corazones orantes de África.

Quiero que sepan, hijos Míos, que Mi Plan para ir a África aún está en pie. Y de alguna forma llegaré y celebraremos ese importante encuentro, ese importante encuentro en el que Sudamérica y África se unirán, como un solo corazón y una sola consciencia, para poder sublimar el pecado de los hombres y el sufrimiento que aún existe en ese lugar.

La puerta de entrada que he escogido para retornar es Angola, porque es allí donde necesito que estén, no solo sirviendo y orando como lo hicieron en estos últimos tiempos, sino para que más consciencias del mundo comprendan lo que allí sucede y lo que significa la vida infrahumana.

Yo les traigo, hijos Míos, la posibilidad y la oportunidad de que, a través de los méritos que alcanzó Mi Hijo, África se vuelva a reconsagrar a Mi Corazón Inmaculado y que lo que no le escucharon a la Señora del Verbo en Ruanda, que fue una advertencia maternal en este ciclo final, lo puedan escuchar en las palabras de la Madre de Dios, para que se puedan cumplir los frutos de su conversión y redención.

Para que todo eso sea posible, hijos Míos, vengo a pedirle al mundo que coloque en su oración ese propósito y su amorosa colaboración, para que los Sagrados Corazones puedan tocar el suelo africano una vez más.

Hoy a Mi derecha y a Mi izquierda, hijos Míos, están las almas inocentes del genocidio de Ruanda. Y quiero, deseo y les pido que, en este momento, en nombre de la humanidad entera, por lo que eso significó y representó para Dios, ofrezcan silenciosamente una penitencia por la reparación de Nuestra Señora de Kibeho.

Los escucho internamente.

Mientras Me hacen esa oferta, hijos Míos, Yo puedo seguir penetrando en los lugares más oscuros del mundo, en donde el sufrimiento aún sigue sucediendo y los corazones no se pueden liberar.

En este momento y en esta hora, en los que su Madre Celeste llega del Cielo como la Señora del Verbo, Nuestra Señora de Kibeho, como la Madre de toda África, es en el que abro aún más Mi Corazón Inmaculado ante el mundo entero y ante todas las almas, para recibir la oferta de reparación y de perdón.

Porque por más que no hayan tenido responsabilidad directa sobre los acontecimientos, la humanidad es única y siempre será única ante los Ojos de Dios. Eso los hará crecer en consciencia y en madurez a fin de que los ultrajes e indiferencias no se repitan.

África aprendió sobre esa lección de vida, pero aún África espera por la llegada de los Mensajeros de Dios, por última vez, como preparación del Retorno de Cristo.

Hoy no estoy solamente con ustedes aquí, sino también en este momento estoy en África derramando sobre esos pueblos el Amor de Dios y la Gracia de la reconciliación y de la cura.

Mi silencio trabaja aún más profundamente en las almas necesitadas. No se olviden que también Soy la Madre del Silencio y que, ante los eventos del mundo en estos tiempos cruciales de la humanidad, Yo regreso aquí para que Mis hijos no se sientan solos ni desamparados, para que sepan que estoy aquí de la misma forma que estuve con Mi Hijo a los pies de la Cruz, hasta el último segundo de Su vida, hasta el último segundo en el que Él expiró, su la última y gran entrega por todo el género humano hasta los tiempos de hoy.

Eso es un gran misterio, el misterio del Amor del Hijo de Dios. Con ese Amor Él Me envía al mundo para anunciar Su petición y el deseo ardiente de la Madre de Dios de regresar a África una vez más, así como Yo fui a Kibeho para llevar consciencia y discernimiento a Mis hijos, para poder salvar a la mayor cantidad de almas posibles, cuya mayoría no fue posible salvar.

Y ese es uno de Mis principales dolores por África, porque no son los pueblos los que se agitan o se enfrentan, son los que están por encima de esos pueblos los que provocan la maldad en el mundo y la desesperanza en muchos corazones.

Pero aunque eso suceda, hijos Míos, la fe de los más inocentes, humildes y simples, nunca se perderá, porque esa fe no solo será una fortaleza para Mis hijos de África, sino también será el puente por el cual Yo descenderé del Cielo para encontrarme con cada una de sus almas.

La tarea realizada a través de esta Obra en Angola fue un primer paso, pero no será el último. Muchos más pasos deberán ser dados y muchos más serán llamados a asumir, en Mi continente amado de África, el alivio del sufrimiento, la cura de la inmoralidad, la esperanza de los que sufren, porque solo el amor puede curar el dolor.

Hoy celebro todo lo que sucedió en Angola a través de esta Obra, porque los verdaderos frutos internos son depositados a los Pies del Creador por la Señora de Kibeho. Y esa oferta, esa profunda ofrenda, fue aceptada por su Padre Celestial, los méritos del esfuerzo, del servicio, de la cura, del amor, de la renuncia, de la fraternidad, de la generosidad, del desapego y, principalmente, de la transmutación.

Por esa razón hoy regreso aquí, para que el mundo sepa y tenga consciencia de cómo, con tan poco, se puede hacer mucho en el mundo; porque las verdaderas herramientas que ustedes necesitan, hijos Míos, son internas, y cuando son bien utilizadas la Providencia Divina llega milagrosamente. Así lo vivió la Sagrada Familia y hoy ustedes lo viven Conmigo.

Por eso, siempre deben agradecer cada día que despiertan, cada día que reposan sobre un lecho limpio y cómodo, cada vez que el agua de las nacientes de la Tierra lava sus cuerpos, cada vez que frente a ustedes hay un alimento para poder nutrir sus células; y principalmente, hijos Míos, tienen que agradecer por el Amor de los Mensajeros Divinos, en este lugar y en todos los corazones que han sido agraciados, bendecidos y colmados por Nuestras Apariciones.

Deseo que lo mismo suceda en África y comience en Angola. Hay mucho por hacer en ese lugar, muchas puertas por abrir en otras partes de África que claman por Mi Presencia y por la Presencia de Mi Hijo. Eso será posible a través de ustedes, hijos Míos, sabiendo que en este tiempo son llamados a vivir el servicio por la humanidad, por el planeta, por el alivio del sufrimiento.

Es tan simple lo que les pido, que se los vuelvo a repetir.

Así como África espera Mi llegada algún día, también Asia espera Mi llegada, al igual que Oceanía. La peregrinación aún está pendiente, aún espera su realización cuando esta pandemia termine. Rezo todos los días por ese fin: por la cura de los que sufren la pandemia y para que esta termine.

En este momento y en esta hora, hijos Míos, dependerá de su respuesta consciente que algún cambio pueda, finalmente, suceder en toda la humanidad y que no vuelvan a la normalidad de los tiempos de la ilusión, sino que ingresen, como en otros tiempos, en el ciclo de la concientización y de la fraternidad.

Les agradezco ahora por su penitencia. También fue acogida por Mi Inmaculado Corazón, así como la de todos los corazones que, en este momento, en diversas partes del mundo, escuchan Mi llamado.

Hoy quiero llevar Mi Paz a África. En este momento no existen distancias en el tiempo ni en el espacio, porque Yo estoy allí con Mis queridos hijos, los que verdaderamente sufren la situación mundial.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En este momento, Nuestra Divina Señora está mostrando un rosario formado por rosas, y Ella nos dice:

 

Estos son los frutos, las oraciones, las súplicas y el amor de Mis hijos de África. Este es el Rosario que hoy llevaré a Dios para que Él lo reciba. Lo pondré en Sus Manos para que Nuestro Padre Celestial, con inmensa alegría, lo coloque sobre Su Cuerpo como símbolo espiritual de la cura del sufrimiento, del amor por sobre todo mal.

En esta noche, hijos Míos, también acojo la consagración de las familias del mundo a Mi Inmaculado Corazón, por medio de la respuesta que fue dada a Mis pedidos. Hoy estoy con cada uno de esos corazones que atendieron a Mi llamado.

Por último, quiero decirles que, así como es importante la peregrinación en África en los próximos tiempos, también es importante para Mí la peregrinación más osada de todas, en Asia y en Oceanía, en la cual hoy incluyo a Filipinas.

Si ustedes Me dan lo más simple y verdadero, Yo también les entregaré lo más simple y verdadero que tengo, que son Mi Presencia y Mi Corazón.

Hoy, la Señora de Kibeho irradia Su Luz y Su Gracia sobre África, consumando esta importante tarea realizada en los últimos meses en Angola y en toda África no solo en el plano material, sino también en el plano espiritual.

Y es así que ofrecemos al Padre los aprendizajes y experiencias vividas durante estos últimos tiempos en Angola.

Aspiramos y afirmamos en este momento, hijos Míos, la continuidad de esa sagrada tarea, para que, a través del amor, curen todo dolor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Nuestra Señora se eleva con el rosario en Sus manos. Y en esa elevación y asunción de María, escucharemos, en este momento a Su pedido, la canción “Lady of Kibeho”, como última oferta de nuestros corazones por nuestros hermanos de África.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El mundo vive su calvario, vive su cruz, pero Yo les traigo la solución para todo esto.

El Rosario es vuestra salvación, es el instrumento poderoso e inquebrantable de Dios, que su Madre y Sierva fiel utilizó durante mucho tiempo mientras estuvo aquí en la Tierra.

Desde Mi Corazón surgió la escuela de la oración del corazón, que es la que Yo necesito que esté viva en ustedes, que vivan esa escuela interior todos los días para que Mi Corazón Inmaculado siga triunfando en sus vidas y en el planeta.

Es a través de los grupos de oración, es a través de los corazones orantes que Yo puedo venir al mundo. No existe otra razón para estar aquí en este momento.

Su oración es la puerta que se abre para Mí, para que Yo pueda descender al mundo y, mientras estoy con ustedes, Yo pueda socorrer a los que lo necesitan en esta hora culminante de la humanidad.

Hoy vengo revestida de celebración, pero también de paz y de esperanza, sabiendo que en el mundo hay muchos hijos Míos que sufren los efectos de la propia enfermedad que ha generado el planeta.

Pero esto pasará. Rezo por ustedes, por las naciones y por todo el planeta porque espero, como Madre, que la humanidad aprenda esta lección, que la pueda superar y que la pueda grabar en su consciencia para que no vuelva a suceder; porque por más que el Apocalipsis se deba cumplir, Yo vengo aquí a interceder por ustedes, hijos Míos, por sus naciones, pueblos y familias, porque solo deseo la alegría y la felicidad del Cielo para cada uno de ustedes.

Su Madre Celeste es muy simple, tan simple y humilde, servidora incansable que se ofrece ante el Padre Celestial por cada una de sus almas, pero también se sirve de este momento, de este aniversario especial, para que una tarea planetaria se vuelva a cumplir en los planos internos, en donde es necesario verdaderamente de ayuda y de redención.

Yo los invito a unirse a Mí en esta cadena de oración en el mes del Santo Rosario para que en cada nuevo día, hijos Míos, ustedes puedan despertar, en su interior y en sus almas, el interés por esta poderosa pero simple oración.

Nuevamente, hijos Míos, contaré con cada una de sus cuentas y de sus oraciones en cada encuentro de oración que es transmitido a través de esta Obra.

Yo los invito, hijos Míos, a reforzar ese compromiso Conmigo como Hijos de María, como grupos de Rosarios de Luz, como todos los orantes de la Tierra que en este momento necesitan elevar al Cielo sus oraciones y súplicas, para que no solo esta pandemia termine, sino para que no llegue nada más al mundo que lo haga sufrir.

Les diré una verdad, cada vez que desciendo aquí, a la Tierra, siempre veo el sufrimiento del mundo, de millones de almas que aún padecen por sus propias elecciones, como también muchas almas inocentes que sufren por las elecciones de los otros. El sufrimiento tiene que terminar, hijos Míos, es posible vivir en la alegría y en el Amor de Dios.

Por eso, Yo estoy aquí como su Madre y Reina para que puedan renovar en esta noche sus votos, para que el Rosario, en cada día de sus vidas, sea el alimento imprescindible y espiritual para ustedes. Porque así, amados, beberán de la Fuente de Mi Gracia, beberán de la Fuente de la Misericordia de Dios, sus problemas terminarán, su fe se fortalecerá y serán Mis siervos, serán parte de la Legión de María.

Hoy, en este día 8 de mayo, en donde el Cielo toca a la Tierra, en donde Dios toca sus corazones, en donde los ángeles del universo se postran ante la Madre de Dios, vengo a invitarlos y a llamarlos para que a través de la oración del Rosario y de su consagración a Mi materno e Inmaculado Corazón formen parte de la Legión de María, de la orden orante de la Legión de María, una orden puramente espiritual de la que los ángeles del Cielo también forman parte, y muchos hijos Míos en el mundo que oran devotamente a Mi Corazón Inmaculado también forman parte de esa orden espiritual.

Mi Hijo Me ha pedido llamarlos a esto, invitarlos a este ejercicio espiritual, así sus almas, sus familias y todos sus seres queridos, también serán contemplados por esta orden espiritual de la Legión de María.

Necesito que espiritualmente, hijos Míos, por medio de la oración amorosa del Santo Rosario, lleven estampado sobre sus pechos el símbolo mariano de Mi Corazón, la “M” de María con la Cruz victoriosa de Cristo, rodeada por las doce estrellas de Mi Corona.

Ese es el símbolo de los legionarios de María.

Los invito a reforzar no solo su compromiso de la oración por la Paz en la Naciones, por Venezuela y por Siria, por Medio Oriente, por Timor del Este, por Corea del Sur, en este caso también por Japón y por China, para que el triunfo de Mi Corazón también se dé en esa parte del mundo, así como también se debe dar en África.

Todos son llamados a recordar lo que una vez les pedí y les solicité. La oración nunca los cansará, la oración los transmutará y los elevará.

Yo necesito formar esta orden espiritual en este tiempo final. La orden espiritual de la Legión de María también fue inspirada por los templarios que formaron la primera orden espiritual en la humanidad, así como por las santas mujeres que fueron las celadoras de las Reliquias de Cristo.

Los invito, hijos Míos, a ingresar en esta orden espiritual y angélica. Tendrán como intermediarios a sus Ángeles de la Guarda. Ellos están allí en silencio y en oración todo el tiempo, y sé que muchos no llaman a sus Ángeles de la Guarda.

Todos los tesoros, las llaves y las herramientas de la Jerarquía fueron dadas para ustedes.

Este es el tiempo no solo de los legionarios de María, sino también de los apóstoles de Cristo. Este es el tiempo de su actuación, de su definición y su momento de servicio espiritual por la humanidad.

Si Yo los he traído hasta aquí, en este tiempo definitivo y culminante del planeta, es porque necesitan, hijos Míos, llevar adelante esa misión espiritual.

Esa orden espiritual de los legionarios de María no tiene edad, no tiene requisitos, sino tres votos principales: devoción, compromiso y obediencia.

Hoy entrego a sus corazones, pero principalmente a sus almas, el símbolo espiritual de los legionarios de María, estampado en lo más profundo de sus corazones para que lo puedan recibir, reverenciar y aceptar en este momento, en donde todos los servidores de Cristo necesitan prepararse para lo que llegará.

Desde sus hogares y familias, pueden hacer muchas obras, aunque no lo parezca. Existen infinitas intenciones en la humanidad, así como existen infinitas necesidades en los cuatro continentes de este planeta que esperan por su ayuda e intervención.

En este mes de mayo, mes del Rosario, las puertas de los Cielos están abiertas por la oportunidad que fue concedida a su Madre Celeste para que la devoción a Mi maternal Corazón permita descender las Gracias y las Misericordias que en este momento muchas almas sufridoras necesitan, especialmente aquellas que han perdido la vida.

Hoy tengo a Mis pies al mundo y dentro de él a toda la humanidad y a las consciencias que son autoconvocadas para formar parte de esta Legión de María.

Mi deseo es que puedan dar respuesta a Mi pedido por medio de esta Obra, que Mi Hijo fundó por una importantísima razón espiritual y planetaria.

Así como deben dar respuesta a los pedidos que ya les hice en estos días, recibiré de brazos abiertos las postulaciones para la Legión de María, para que sus almas tengan la Gracia y la experiencia de vivir aún más la escuela de la oración.

Esta orden espiritual será fundamental e importante cuando su Madre Celeste ya no venga al mundo ni tampoco se aparezca aquí o en otro lugar del mundo.

La orden de los legionarios de María será la que sustentará la última parte de la transición planetaria.

Aquellos que quieren ingresar a la orden orante de María pueden postularse y Yo les daré como respuesta el símbolo espiritual de esta Legión por medio de esta Obra.

Será un ejercicio profundamente espiritual de cada uno de ustedes Conmigo, pero aquellos que se postulen y se dediquen verdaderamente a no ser solo Mis hijos consagrados por el Manto Celeste, sino que también se puedan dedicar a este ejercicio que hoy les presento, estarán Conmigo para ayudar en el momento más culminante de la humanidad, independientemente de donde se encuentren.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora, Nuestra Señora está rezando por nosotros. Nosotros rezamos internamente junto con Ella para que se cumplan Sus divinas intenciones, por el triunfo de Su Corazón Inmaculado.

La oración del Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María es la oración de los legionarios de María.

A pedido de nuestra Madre, rezaremos algunas veces esta oración para que el eco de Su Voz y de Sus Palabras, de Sus pedidos e intenciones, lleguen a todos los corazones posibles en los cuatro puntos de la Tierra, mientras que nuestra Madre Divina abre Sus brazos y extiende Sus manos hacia nosotros, encendiendo la Luz de Su Inmaculado Corazón para recibir estas oraciones, que rezaremos ahora.
 

Inmaculado Corazón de María,
fuerza, luz, protección y esperanza,
en Ti nos renovamos, a Ti nos consagramos
para que seamos testigos, ahora y siempre,
del triunfo de Tu Inmaculado Corazón
en toda la humanidad.
Amén.
(se repite 3 veces)

 

Y Me elevo al Cielo en esta noche, también escuchando una oración especial que Yo misma inspiré, una oración que entre tantas, nació en Aurora, el Centro Mayor de Mi tarea planetaria con la humanidad.

Es así que, recibiendo esta oración en Mi Corazón y en Mi Alma, llevaré al Cielo las intenciones de los que se comprometan con el Santo Rosario en los tiempos que vendrán y de los que se postulen como futuros legionarios Míos.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

Por la bendición y por la autoridad que Me ha dado Dios y Mi amado Hijo, Yo los reconsagro a Mi materno e Inmaculado Corazón para que puedan vivir los votos de la devoción, del compromiso y de la obediencia a Mi obra mariana.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Escucharemos “En el simple mirar”.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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