APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Hoy, Mis Gracias pueden ser derramadas sobre los inocentes y puros. 

Hoy, Mi Corazón ha percibido la grandeza de sus corazones y Dios Me ha permitido llegar en gloria hasta aquí, en compañía de San José, trayéndoles el alma misionera a todos, el espíritu de servicio y de caridad. Eso es, en verdad, queridos hijos, lo que convertirá sus corazones todo el tiempo.

Hoy, he recogido con Mis propias manos a las almas que padecieron en los últimos meses y fue el fruto de sus oraciones lo que abrió una flor en Mi Corazón; y pude sentir el aroma de sus sentimientos, la pureza de sus corazones que se animaron a responder y Me dieron un absoluto sí para que la Justicia no descienda al mundo.

Pero no les prometo, hijos Míos, que muchos no padecerán, muchos deberán pagar lo que han hecho con el mismo precio que la Ley indica. Pero si ustedes siguen orando de corazón, Mi Corazón Inmaculado se expandirá por el mundo y así, como Yo una vez lo hice en Fátima, podré revertir todos los males de la humanidad.

Recuerden que Yo soy el gran Sol del Universo que acoge en Su Corazón eterno las súplicas de todos sus hijos.

Vivan la transformación con tranquilidad. Que sus corazones no sufran más, pero que ellos se fortalezcan, día a día, con cada nueva oración que pronuncian.

Mientras estén Conmigo, hijos Míos, les prometo que no sufrirán, pero que sí deberán purificarse, porque están en el tiempo indicado de vivirlo, día a día, así como Dios lo prevé en Su Pensamiento Divino. Algunos sufrirán más, otros padecerán menos, pero el mundo entero deberá transformarse; porque todos deben ser dignos de recibir a Mi Hijo por segunda vez, cuando Él venga en Su Gloria y en Su Misericordia.

Recuerden todos los días la Misericordia de Dios. Dios ha escuchado la voz de sus súplicas y de todos aquellos que pronunciaron con amor el verbo divino de la oración, que es lo que transformará completamente a la humanidad y ayudará a las almas que están condenadas al fuego del infierno.

Hoy, pude elevar a muchas almas hacia el Reino de Dios y esto es producto de su esfuerzo constante, de su respuesta inmediata a Mi Corazón Inmaculado. Hoy, Me encuentro ante almas simples y humildes, peregrinos que han venido de varios lugares a visitarme. Por más que ellos no Me puedan ver, que sepan que Yo visito sus hogares cuando abren los cenáculos de oración y se consagran todos los días a Mi Corazón Divino.

Recuerden, Yo soy la Reina de la Paz, María de las Gracias, la que promueve la paz en toda la humanidad y que viene desde el Reino de los Cielos a traerles la esperanza y la alegría que muchos hijos Míos han perdido a lo largo de sus vidas.

Prometo que algunos se curarán; pero muchos deben curar sus espíritus, ayunar y hacer penitencia para concretar la reconciliación con Dios. Así, serán dignos y puros para que Mi Corazón se aproxime a sus hogares todos los días.

Yo les pido simples sacrificios, pero cuando ellos son verdaderos y hechos de corazón, así como ha sido desde ayer hasta hoy, todo se puede transformar a tiempo.

Recuerden, hijos Míos, Yo soy su Santa Mediadora de la Paz, entiendo y comprendo a sus corazones sufridos. Veo sus obstáculos y limitaciones, pero el Amor todo lo puede, hijos Míos; el Amor de Dios en sus corazones todo lo podrá.

Cuando vean que el mundo esté por terminar y que en las calles existan revoluciones sociales, almas caídas y sufridas, vivan el servicio con plenitud. No teman, abran sus corazones para ayudar a los demás.

Lo que sucede en Oriente es parte de esta humanidad, es producto de la maldad del enemigo. Pero Mi Amor siempre vencerá y Mis pies pisarán la cabeza de la mala serpiente para que los corazones puedan prevalecer y vivir en Dios.

Hoy, le anuncio Mis Gracias al mundo; pero ahora, queridos Míos, necesito de su sincero permiso para que eso pueda suceder. Yo sé que muchos de ustedes necesitan de Mi ayuda espiritual. Muchos deberán seguir rezando todo el tiempo; otros deberán esforzarse en el servicio y en la caridad; y algunos deberán entregar la vida en nombre de Mi Hijo, para que este mundo se vuelva rescatable y se pueda convertir completamente a la Luz de Dios.

También recuerden, hijos Míos, que Yo estuve entre ustedes en este mundo. Mi Corazón formó parte de la Sagrada Familia de Nazaret. Vivifiquen sus familias a través del Espíritu de Mi Hijo, renueven sus hogares a través de los cenáculos de oración. Así, como Madre Celeste, estaré entre ustedes todo el tiempo que pueda, aliviando sus sufrimientos, alegrando sus corazones, trayendo la cura universal a sus vidas.

Pero, existe una única llave a la cual ustedes deben responder, es la llave del cambio y de la transformación. Es momento, hijos Míos, de que en sus vidas recapaciten y observen todo lo que hacen día a día, porque eso también influencia mucho en el Plan de Dios y si no lo hacen crearía imposibilidades de que el Plan se pueda concretar.

Si sus vidas son simples pero verdaderas, el mundo se podrá transformar y volverse salvo, y la Misericordia de Dios llegará a los corazones simples. Ella se extenderá a los corazones que han hecho el mal y las almas se podrán convertir al gran Corazón de Cristo.

Así, como lo he hecho a lo largo de los tiempos, recorriendo cada país y cada nación, cada población de este mundo que ha conocido Mis diferentes Faces; hoy, vengo con la Faz de María de las Gracias para que ustedes, hijos Míos, se unan a Mi Gracia suprema que es fuente de reparación y de cura para el mundo.

Para que Yo pueda seguir derramando las Gracias sobre el mundo, necesito que sus corazones sean orantes y que no se cansen de pronunciar el verbo creador. Eso los librará de todos los males que existen en el mundo cuando tan solamente, hijos amados, oren y canten a Mi Corazón, así como siempre lo hacen, Yo siempre los escucho desde el Reino Celestial junto con los ángeles de Dios.

Mientras cantan, que los Hijos de María se aproximen y formen a Mis pies el cenáculo de oración y de amor.

Principalmente a los que se consagraron en San Carlos, les envío Mi rayo de gratitud; y a los que ahora se consagrarán, que sus camisetas sean símbolos de luz y espejos de amor para el mundo, desde el corazón de cada alma.

Eleven sus velas al Cielo, levántense de sus sillas y pronuncien la Paz de Dios para el mundo.

Canten con el corazón y escuchen Mi llamado. Entréguenme sus súplicas y pidan perdón por todos aquellos que no lo hacen y no recuerdan a Dios.

Que los peregrinos, que llegaron hasta aquí, también se aproximen y formen este cenáculo de amor alrededor de Mi Inmaculado Corazón.

 

Canción: “Señora de las Gracias”.

 

Eleven al Cielo sus súplicas, pues Mi Corazón hoy se abre como una flor para poder elevar hacia el Reino de Dios sus simples peticiones, en honor al Sagrado Corazón de Dios y por la salvación de esta humanidad.

 

Oración:

Señora de las Gracias, Espíritu de la Paz,
brota como llama en nuestros corazones.
Amén.
(ocho veces, en portugués)


Mientras Mi Corazón se eleva al Cielo y todo el universo se congrega bajo el poder de la Luz del Creador, sigan cantándole a Mi Corazón Inmaculado, pues un dolor ya fue aliviado. Solo restan seis para que la humanidad se libere y alcance, en el fin de los tiempos, la consagración al apostolado del Amor.

Que suenen las campanas. Que los ángeles se congreguen y eleven las ofertas de los seres de este mundo.

¡Les agradezco, hijos Míos, por responder a Mi llamado!

Que la Gracia de Dios los colme y que la esperanza universal sea el propósito de las almas consecuentes.

Yo los bendigo, hijos Míos, bajo la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Después de este precioso encuentro que tuvimos con Nuestra Señora, en el que parecía que el sufrimiento de ayer no se calmaba con nada, ese pequeño esfuerzo que nosotros hemos realizado, que casi podríamos decir que es insignificante, puede cambiar los acontecimientos de este mundo.

Por eso, siempre tenemos que tener claro, en nuestro corazón, que debemos dar lo mejor que tenemos, porque realmente podemos cambiar los acontecimientos de este mundo. Tenemos que tener siempre mucha fe de que eso será así y hacer todo con amor. Eso va a cambiar a este mundo.

Vamos a pedirle a Fray Elías que nos cuente cómo llegó Nuestra Señora hoy.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ella se nombró Señora de las Gracias y muchas cosas siguieron sucediendo antes, durante y después de la Aparición.

La Madre Divina apareció esplendorosa, brillante. A medida que Ella venía descendiendo desde el Cielo, muchas cosas fueron aconteciendo antes que llegara.

Ella mostró cómo rescataba a las almas a través del magnetismo que tiene por medio de Su Corazón. A través del sentimiento de Amor que Ella irradia por nosotros, las almas se van aproximando hacia Su Reino, y es de esa forma que María las va elevando poco a poco.

Mientras María nos daba el Mensaje, Ella iba hablando sobre los peregrinos y nos invitaba a imitar a esos peregrinos en la vida de simplicidad y de humildad que ellos viven.

María nos explicaba esas cosas para que nosotros pudiéramos entender que Ella vivió también así cuando estuvo en este planeta. Cuando Ella pronunciaba esas cosas, mostraba escenas de la Sagrada Familia que sucedieron en el pasado y que trajo como un presente para cada uno de nosotros.

Después, Ella nos invitó a reactivar el espíritu de consagración de nuestras familias a los Sagrados Corazones, porque muchas familias se están dividiendo en este tiempo y es importante que el espíritu de oración esté en ellas para que nada malo les pueda suceder. Era algo así lo que nos decía nuestra Madre.

Después, Ella dijo que muchos vivirían varias situaciones, que no nos podía decir cuáles eran, pero que se referían al camino de nuestra transformación y de nuestra entrega a Dios, día a día.

Ella estaba hoy rodeada por muchos ángeles. Nos mostró diferentes coros que se fueron colocando sobre nosotros, mientras entonábamos el cántico Señora de las Gracias. Ellos trabajaban con nuestros seres, con nuestras almas y retiraban muchos dolores internos y sufrimientos, porque Nuestra Señora así se los indicaba.

Después, Nuestra Señora, no solo trabajó con nosotros, sino con el mundo. Ella mostró que varias regiones del planeta, por el esfuerzo de nuestra oración, eran ayudadas; y también muchas almas eran ayudadas.

Hoy, María tenía una mirada muy bondadosa, un Amor sereno y también muy bondadoso y dulce. Ella irradiaba ese Amor y esa Luz no solo con Su mirada, sino también con Su Corazón. Y de alrededor de Su Ser salían muchos rayos que se irradiaban hasta 2 o 3 metros de Ella. Entonces, cuando Ella nos pidió que nos aproximáramos, nosotros entramos dentro de esos rayos de Luz. Y de cada rayo que irradiaba María, desde alrededor de todo Su cuerpo, nosotros recibíamos una ayuda especial. Cada rayo, que era irradiado, hacía una tarea con nosotros, y Ella unía los Cielos con la Tierra.

Por unos instantes, esta colina se volvió sagrada, porque estaba llena de ángeles que trabajaban en este lugar y en otros lugares, con nuestras almas y con muchas almas más.

Cuando María nos pidió que le entregáramos las súplicas a Su Corazón, Ella fue guardando cada una de nuestras intenciones. Y, en un momento, Ella mostró Su Corazón; cómo Su Corazón recibía todas nuestras súplicas, que eran pequeñas esferas de luz que llenaban Su Corazón, lo rodeaban, lo colmaban; y Ella irradiaba a cada una de nuestras intenciones con Su Amor. Lo más importante de todo es que hoy nos hizo sentir la Paz, como Madre que es, la Madre de la Paz.

Ella nos devolvió la Paz. No solo a nosotros, sino a muchos hermanos que no están aquí.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!