APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El Cielo y la Tierra deben estar unidos a través de buenos y entregados sacerdotes. Ese es el principal Legado que Yo le entregué a la humanidad y al planeta.

Desde los tiempos de otrora, siempre existieron buenos y entregados sacerdotes; a través de los patriarcas; a través del anuncio de los profetas; a través de todos los que a lo largo de los tiempos entregaron su vida al Señor, no solo para vivir la consagración total de la consciencia, sino también para servir al Señor del Universo.

Dios ya había pensado en todo esto, en que este Proyecto Humano pudiera unirse al Universo y a la Fuente Primordial, a través de la presencia y de la existencia de buenos y entregados sacerdotes.

Dentro de todas las tareas que existen en el nivel espiritual, la vida de Mis sacerdotes en el mundo es la más perseguida y asediada. Pero la llave maestra, para la superación de todo esto, está en la entrega total de los sacerdotes a Mi Corazón Misericordioso.

Porque Yo no vengo a buscar, a lo largo de los tiempos, a consciencias perfectas. Vengo a buscar las virtudes y los talentos que dejé en cada uno, que es lo que necesito en este tiempo para llevar adelante el Plan de Rescate de emergencia. Por esta razón, la consciencia sacerdotal ha sido atacada espiritualmente a lo largo de los tiempos.

Pero les He dado varios ejemplos de superación. A través de consciencias entregadas, Yo les He dado los testimonios y el ejemplo de cómo la trascendencia de sí mismos alcanza la unión con Cristo para llevar adelante esta importantísima y sagrada tarea; para que el pueblo de Dios, a través de los sacerdotes del mundo, más allá de sus religiones o creencias, más allá de sus dogmas o instituciones, pueda vivir espiritualmente el don que Yo les entregué.

Porque quiero que sepan, compañeros, que sin sacerdotes en este mundo, el mundo perecerá. Sin verdaderos y buenos sacerdotes, las almas se podrían seguir perdiendo en este mundo.

Es muy importante para Mí que la vida sacerdotal pueda reflejar y espejar en el planeta los sagrados tesoros que Yo les dejé a todas las almas a través de los Sacramentos.

Quiero que, en esta noche, el mundo entero recuerde la Pasión del Señor. Esa profunda y eterna Pasión que Cristo vivió en la Última Cena, no solo instituyendo el mayor Legado del Amor Universal, a través del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, sino también instituyendo el Sacerdocio Espiritual en el planeta, renovándolo a través de la entrega del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y le da la Paz.

Por eso, agradezco que, en esta Orden Monástica como en otras órdenes religiosas del mundo, existan almas conscientes que oran por los sacerdotes para que Mi Legado Crístico no desaparezca de este mundo.

Porque a través de todos Mis sacerdotes existe el puente que une a las almas con Dios, existe la oportunidad de que se acerquen a la Fuente Primordial y que todos los corazones, más allá de sus pecados y faltas, recuerden que tienen la Gracia de poder ser dignos Hijos de Dios. Esta también es una sagrada tarea de los sacerdotes del final de los tiempos.

Por esa razón, retornaré a Israel este año, para restablecer y reconstruir el sacerdocio espiritual planetario.

Y les pido a todas las almas que oran por los sacerdotes, a todos los religiosos y religiosas que viven Mi Ministerio Sacerdotal, viviéndolo con devoción, con fe y amor, que se unan al Gran Sacerdote del mundo, Cristo Jesús; para que como hace 2 000 años, en este momento de inflexión planetaria, los sacerdotes que aún siguen viviendo en Cristo y por Cristo, sean espíritus depositarios del Legado del Amor y de la Redención, a través de todo lo que Yo mismo ofreceré al mundo durante la próxima Semana Santa.

Quisiera que comprendieran, compañeros, que no existe otro camino u otra solución; porque a través de los sacerdotes que Yo formo internamente cuando Me entregan de verdad sus vidas, Yo puedo obrar milagros, liberaciones, reconciliaciones y actos profundos de Misericordia en aquellas almas que aún no consiguieron la expiación de Dios.

Será la vida sacerdotal, en el final de estos tiempos, que permitirá a las almas encontrar la fortaleza que necesitan en los tiempos de emergencia, a través de la vivencia de los Sacramentos como algo único y espiritual.

Así, las almas podrán unirse a Mi Arquetipo Espiritual Sacerdotal, que es un estado de consciencia latente, eterno e inextinguible que Cristo Jesús irradia al universo desde el corazón sublime de Andrómeda, desde donde Mis impulsos crísticos y sacerdotales pueden llegar a todas las humanidades, más allá de esta humanidad.

Pero, lo que Yo le He dejado al mundo hace 2 000 años y a través de la Última Cena, habiendo fundado el apostolado para el mundo, sé que es aún un misterio o aun algo inalcanzable para las almas.

Pero, Yo les pido, que en este tiempo final amen descubrir, a través de ustedes mismos, la ciencia de los Sacramentos, porque lo que Yo instituí hace 2 000 años deberá a volver a florecer en este tiempo final y especialmente en esta próxima Sagrada Semana, porque será el último gran impulso que Yo le daré al mundo entero para que, a través de la vida sacerdotal, las almas estén prontas y preparadas para vivir el último y gran tiempo de la tribulación; en el que todo parecerá perdido. En esa hora tan culminante y desconocida para la humanidad, la Luz de Dios volverá al mundo a través del Retorno de Cristo.

Y así, como Yo los He llamado a todos por su nombre, Yo llamaré a Mis sacerdotes para que vengan a celebrar Conmigo la Cena de la Redención, junto a los ángeles, bienaventurados y seres de buena voluntad que, a través de los tiempos, dieron valor a la Preciosa Sangre de Cristo derramada sobre el mundo, dando testimonio de la Presencia de Mi Amor en este mundo, a través del sacrificio y de la entrega de Mis compañeros.

Por eso, Yo no solo volveré a reconstruir el planeta, a preparar a las almas para la Nueva Humanidad; volveré a buscar a Mis apóstoles, a Mis sacerdotes, a todos Mis orantes, a los que viven el espíritu de la contemplación, a los buscadores de la paz, a los adoradores, a todos los que buscan traer al mundo la cura para el planeta, así como a aquellos que reflejan a través de sus vidas, como un gran espejo, la Gracia y la Misericordia de Dios, como a aquellos que guardianan y celan el Plan Evolutivo.

Así, los reuniré, en lo alto de un monte, pero ya no será el Calvario, será el Paraíso, el surgimiento de la Nueva Tierra en este horizonte del mundo. Y todos, Conmigo, por la redención de todo el género humano y por la cura del alma de este planeta, volverán a partir el pan, lo compartirán con sus hermanos y hermanas, volverán a comer del Cuerpo Vivo de Cristo, allí presente; y beberán del Cáliz de la renovación y de la paz.

Y, a través de las almas, Yo renovaré al mundo y expulsaré de este planeta a las fuerzas del mal. Y ya no se levantará nación contra nación, ya no se sabrá de la división en las familias y ninguna alma en este mundo sabrá lo que es la enfermedad, porque en sí misma habrá alcanzado la cura interior, que llegará del cosmos al planeta a través de todos los que se sintonizan con las Leyes de la Cura.

Y el signo será visible en el momento del Retorno del Señor, porque Yo vendré como el Supremo Curador, el Redentor del Mundo, para devolverles la paz que tanto buscan y anhelan, y así, Conmigo, tomados de Mis Manos, ingresarán al Paraíso y el Proyecto al fin se cumplirá.

Por eso, debemos orar con más fervor, con un fervor desconocido, no con fanatismo, no con euforia, orar de verdad, de corazón, sintiendo cada una de las palabras que son pronunciadas a través del verbo orante.

Así, por los méritos de Mi Dolorosa Pasión, aquellos que aún no se arrepintieron, se arrepentirán; y mantendré abierta la puerta de Mi Misericordia para aquellos que Me abandonaron y Me dejaron.

Y, en esa hora, Yo les prometo, que cada alma estará ante su propia realidad; sabrá quién es, sabrá quién fue y qué hizo en otros tiempos. Y, en ese momento, tendrá la oportunidad de colocar sus rodillas en el suelo y pedir perdón, misericordia y redención, para que hasta su propio origen sea restablecido y recuperado de todo lo que pasó una vez, en otros tiempos.

Por eso, Mi Llegada no solo será al mundo, sino también Mi Retorno será al universo. Para eso, los estoy preparando. No pierdan la oportunidad de estar Conmigo, porque Me queda poco tiempo entre ustedes. He extendido Mi tiempo aquí más de lo previsto.

En estos años, a través de estos encuentros, en cada momento compartido con Mis compañeros, el Padre Me Ha permitido estar más tiempo de lo previsto. Porque este es el momento de terminar de fortalecerse y de que sean Mis apóstoles en la acción, no en la teoría; que sean Mis apóstoles en la cercanía, en la escucha, en el diálogo, en la oportunidad de apreciar las diferencias, en la Gracia de vivir el sagrado espíritu de la compasión para que, en este momento y bajo esta condición planetaria, las almas reciban la última oportunidad que necesitan con un solo fin: reencontrar el camino hacia Mi Corazón.

Por eso, la importancia de tener sacerdotes en este mundo, más allá de las interferencias y de los embates vividos.

Quien Me ama de verdad y no Me cambia, no perecerá. Es una Ley.

Por eso, antes de que retorne a Israel, en donde toda Mi historia volverá a estar expuesta y disponible para los mundos internos, sepan correctamente beber de la Fuente de la Gracia.

En esta hora y en estas semanas Yo los preparo para que ingresen en la Semana Santa con mayor consciencia y determinación, porque aún espero que sus vidas puedan ser Mis instrumentos en la Tierra.

Comulgo, en esta hora, con aquellos que Me escuchan abiertamente.

Renuevo Mi Presencia a través de todos los que Me escuchan.

Derramo Mi Misericordia a través de los que Me claman, porque las grandes heridas espirituales del planeta aún deberán ser curadas por los Cristos del Nuevo Tiempo. Esta es una promesa que Yo le hice al Padre Eterno.

Ya lo tienen todo; Yo les pido todo. Y espero que Me entiendan.

La hora está llegando; la profecía de Juan, el apóstol, se está cumpliendo. Es tiempo de actuar.

Ahora, celebraremos Mi Legado de Amor, reviviendo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, a través de la Sagrada Eucaristía; en la que todos, una vez más, tendrán la Gracia de estar ante Mi Legado Crístico, que los ángeles que cocelebrarán este momento podrán colocar Mis Gracias en sus corazones.

No se olviden de que Yo Soy el Señor del Amor y de la Vida, y que doy la Vida por Mis amigos, así como di la Vida en la Cruz, en cada paso del doloroso Calvario. En cada flagelación no pensaba en el dolor, en la agonía o en todo lo que estaba viviendo, mientras era dilacerado o golpeado, porque querían que Yo muriera antes de llegar a la Cruz de la Victoria de la Redención para poder renovar el Árbol de la Vida.

Así, Yo espero que no solo los sacerdotes, sino todos los que se unen a Mí conscientemente, entreguen su vida por Mí. Me pesa saber, en este momento, que algunos de los que He llamado Me abandonaron, no comprendiendo absolutamente el poder de Mi Amor, por una única razón: no haberse rendido ante Mí.

Por eso, si ven que a alguien le sucede esto, no lo juzguen ni lo critiquen. No condenen a esa alma perdida. Vean en ustedes mismos, con sabiduría, amor y compasión, cómo está su entrega para Conmigo; porque las corrientes contrarias llegarán, el suelo temblará, y ustedes deben estar firmes a través de Mi Amor y de su confianza en Mí, porque quien está Conmigo, Yo estoy con él. Es una promesa.

Ahora, a través de los sacerdotes, permitiré que el Cielo descienda a la Tierra, así como él desciende a través de Mi Palabra.

Ahora, permitiré que Mis Gracias desciendan para que las almas se renueven y se curen espiritualmente, para que una vez más sea posible el alivio del sufrimiento de los inocentes, de los que están viviendo el caos y aún no tienen la Gracia de la Misericordia ni tampoco de la Paz.

Que este momento sea celebrado por cada uno de ellos, porque así lo necesito.

Que cada momento que vivirán de aquí en adelante, en su vida espiritual, en su momento de oración o de adoración, sea ofrecido por todo lo que su Maestro y Señor realizará en Medio Oriente, durante la próxima Sagrada Semana.

Hagan lo que les pido y después comprenderán. La emergencia lo requiere.

Abramos las puertas, en este momento, de la Iglesia Celestial, para que los ángeles de la guarda eleven los ofertorios de las almas que están presentes en este lugar y en otros lugares, para que las almas revivan con sinceridad la Pasión de Cristo a través de la Eucaristía.

Así, una vez más, cada uno de ustedes será señalado por Mi Luz y por Mi Paz.

Celebremos.

Y Yo los bendigo dándoles fuerza, coraje y valentía para la próxima etapa, para que en ustedes pueda despertar el Cristo del Nuevo Tiempo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Perdónalos, Padre, Yo He dado la vida por cada uno de ellos.

Perdónalos, Padre, porque Yo padecí cada paso con la Cruz.

Padre, perdónalos, porque solo Tú sabes
lo que Tu Hijo vivió en el Huerto Getsemaní.

Padre, dales Tu Perdón, porque Tu Hijo murió en la Cruz
para liberar a la raza humana, hasta el fin de los tiempos.

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Perdona a esta humanidad, por todo lo que vive y por todo lo que hace.



Como hace dos mil años atrás, Mi hora se aproxima.

¿Quién esperará el Retorno de Cristo?

¿Quién estará atento para reconocerlo?

¿Quién lo esperará con los brazos abiertos?

¿Quién le dará morada al Señor?

¿Quién lo reconocerá a través de las señales en el cielo y en la Tierra, en pleno auge del Armagedón?

¿Quién, una vez más, cargará con el Maestro, la pesada cruz del género humano? Una cruz más pesada que la que su Maestro y Señor cargó hace más de dos mil años.

La dificultad no está en el madero; la cuestión, Mis compañeros, está en la disposición de Mis discípulos, en que ellos comprendan lo que esto significa y la emergencia que esto tiene para este ciclo agudo de adversidad y de incertidumbre.

Por eso, Mi hora se aproxima; y hoy, junto a todos los Maestros en los Himalayas, el Señor abre Sus Brazos y extiende Sus Manos hacia el mundo como el Redentor, para dar Su bendición a los que más lo necesitan, para llegar con Su Luz donde hay más oscuridad.

Así, el Maestro de los Maestros se prepara para Su hora, así como Él se preparó para la hora más dolorosa de Su Vida, a través de la Última Cena, cuando el Señor del Universo, el Señor de la Vida y del Amor, solo necesitaba en aquel momento, así como hoy lo necesita, sentir la cercanía de los corazones valientes.

Por eso, Me reúno con toda la Jerarquía Espiritual, ya que los planes cambiaron y una gran decisión deberá ser tomada, porque aún el hombre de esta superficie ostenta el poder y la impunidad.

Pero, no se olviden de este mes tan especial para Mí y para ustedes.

Quiero que todas Mis fieles madres y mujeres de la Tierra tengan en sus brazos a Cristo en Su Nacimiento.

Quiero que los humildes y servidores hombres de la Tierra, Mis apóstoles, misioneros y colaboradores, irradien la inextinguible paciencia de San José en este tiempo de tribulación, en el que el templo interno de los corazones deberá ser preparado para lo que llegará.

Esto es lo más grave que hoy sucede en el mundo: los corazones no están prontos para lo que llegará.

Por eso, en esta próxima Natividad, en la que la gran Estrella de Belén se reencenderá desde los espacios de este universo, hagan brillar la luz de sus oraciones e invocaciones, pidan al Padre Celestial por toda la grave situación planetaria, por todo lo que se está saliendo de control en cada segundo, por lo inminente que está por llegar.

Mi sed, al igual que en la Cruz, es por los corazones que aún no Me dejan entrar y, así, no están prontos.

Les aseguro que esta es la hora más difícil para su Maestro y Señor. Vuelvo a tomar la fuerza del Espíritu de Dios y la valentía en este momento crucial, elevando ante ustedes Mi Santo Cáliz para que, al igual que los apóstoles del pasado, en esta hora tan definitiva, de tanta emergencia, coman de Mi Cuerpo y beban de Mi Sangre, como una sabia y justa justificación ante los errores que hoy vive el mundo.

Pero no se olviden de que el Señor de la Luz vino en un momento tan semejante a este, para traerle la redención a todo el género humano, para abrir las puertas hacia el amor y hacia la verdad.

¿Ustedes están realmente decididos a seguirme, a pesar de que les duela?

Esto es lo mismo que, en esa santa noche de la Comunión, Yo les planteé a los apóstoles, y aunque supiera que no habían comprendido, la unión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, a través del Santo Espíritu de Dios, por un instante les dio luz, discernimiento y sabiduría a Mis compañeros, para que estuvieran prontos para acompañar la Pasión del Señor.

Y aunque Me hayan abandonado, no dudé en entregarles lo mejor.

Yo vengo a colocar en los corazones la Voluntad Divina, el Amor de Dios para que se cumpla Su Proyecto a través de la realización del espíritu, de la trascendencia del alma, de la madurez de la consciencia, en todo lo que deben vivir en su encarnación.

Estoy reunido con los Maestros, así como hoy estoy reunido con ustedes, para que en esta hora crucial acompañen el sentimiento profundo del Señor, que los necesita cerca, que los necesita verdaderos, que los necesita disponibles para que, a través de Mí, puedan comprender la emergencia de estos tiempos.

Por eso, Mi Voz no se callará hasta que se cumpla y se realice lo que el Padre Me ha pedido; y esto comienza a través de cada una de sus vidas, porque es en ellas donde Dios debe realizar Su Voluntad; aún un misterio para muchos, pero muy perceptible para los abiertos de corazón, porque así podrán reconocer el camino que los aguarda en esta trayectoria de evolución y de entrega de sí.

Mientras estoy aquí, les traigo en Mis Manos el ofrecimiento de Mis dolorosas Reliquias de la Pasión. Recuerden lo que les dije la última vez en Roma, cuando les ofrecí también Reliquias Sagradas.

Este es un símbolo profundamente espiritual para ustedes; deben aprender a comprender el significado espiritual de asumir estas Reliquias Conmigo por un fin, para que este mundo no termine y para que regiones del planeta no desaparezcan.

Esta es una emergencia.

Por eso, la voz de todas las súplicas sostiene este momento planetario. No habría explicación científica ni física para comprender el poder de la oración y lo que ella en este momento crucial está haciendo en toda la Tierra. No habría cómo explicar que el eje de la Tierra no haya girado sin la fuerza fiel de los orantes.

Y aunque el mundo deberá purificarse, aún es posible aplacar los acontecimientos, aliviar los eventos, si existen personas conscientes de todo lo que hoy les digo y que, al terminar este momento Conmigo en esta noche, sean otras personas y den una señal evidente de lo que han comprendido.

Es por alguna razón que estoy aquí, no solo para que Me sientan o para que Me escuchen, sino para que Me acompañen en esta hora, en la que también necesito de Mis apóstoles para dar luz y fuerza a Mi Iglesia ultrajada, herida y difamada.

Recuerden que, con el poder de los que adoran Mi Cuerpo Eucarístico, en cada momento de Adoración, están secando las Lágrimas del Redentor, están sanando el Corazón herido del Hijo de Dios.

He aquí el Corazón ultrajado y herido de Jesús, que les señalo en este momento en el centro de Mi Pecho.

Los ángeles contemplan este Corazón Sacramentado.

Que las almas, en este momento, también lo contemplen, como expiación por los graves pecados del mundo, por la barbaridad de las guerras y de los conflictos del mundo; para que el Corazón Herido de Jesús que quiere ser parte de ustedes para que ustedes sean parte de Mí, ese Sacrificado Corazón de Jesús detenga las bombas letales.

 

Por la sangre de los inocentes,
¡Ten Piedad, Señor!

Por las familias divididas y martirizadas,
¡Ten Piedad, Señor!

Por los niños abandonados, abortados y desechados,
¡Ten Misericordia, Señor!

Por la división de las naciones y de los pueblos,
¡Ten Misericordia, Señor!

Por los migrantes, refugiados y exiliados,
y en especial por los que desaparecen en los mares del mundo
sin que nadie los ayude,
¡Ten Misericordia, Señor!

Por la impunidad de los gobernantes
y las mentiras de los que se creen poderosos,
¡Ten Misericordia, Señor!

Por los que sufren en soledad,
por el llanto de los niños,
por la desesperación de las madres en la guerra,
por todos los que son esclavos,
¡Ten Misericordia, Señor!

Por la Iglesia de Cristo en la Tierra
y la vida espiritual de todos los sacerdotes,
para que triunfe el Amor de Cristo,
¡Ten Misericordia, Señor!

Por todos los Reinos de la Naturaleza,
por el maltrato que ellos reciben,
por la agonía de los Reinos Menores,
¡Ten Piedad, Señor!

Por los que son ignorantes,
por los que aún no despertaron
y por todos los que negaron a Cristo
en algún momento de su vida,
¡Ten Misericordia y Piedad, Señor!

Por el Sagrado Proyecto del Altísimo,
para que se cumpla como fue pensado
y la humanidad corresponda a esa petición,
¡Ten Misericordia y Piedad, Señor!
 


He aquí Mi Corazón, que lentamente se cicatriza con la voz de las súplicas.

He aquí el Corazón Vacío de Jesús, pero lleno de Amor y de Misericordia por las almas; un Corazón que aguarda a los Suyos.

Que, en esta próxima Natividad, pueda nacer finalmente el Cristo maduro en cada uno de los Míos y que este Cristo Interno pueda gobernar la vida de los que siguen Mi Mensaje y de todos los que creen en Mi segunda Venida, porque está cerca.

Mi hora está llegando, no se olviden de prepararse para reconocer y para recibir al Señor.

Oraré por esta causa, para que este Mensaje se cumpla en ustedes y en sus hermanos, para que no sean necesarias más profecías en este mundo, para que todos escuchen Mi Voz y la reconozcan, y sobre todo sientan Mi Amor.

Junto con los Maestros de los Himalayas, unidos por la causa de la redención de la humanidad, por la paz y por el bien en este planeta, celebraremos la Comunión Espiritual.
Solo les pediré una cosa más, que mientras Me recojo para seguir trabajando, en lo que Dios Me Ha pedido, y hasta el momento de comenzar la Comunión Espiritual, no se desconecten de Mí, sino que acompañen lo que la Jerarquía Espiritual está realizando, profundizando en su súplica interior.

Yo los bendigo y les doy Mi Paz.

Eleven sus rosarios.


Padre del Universo,
Señor de la Vida,
que a través del Espíritu Santo
has dado Luz y Conocimiento a María y a los apóstoles,
derrama Tu Luz, Tu Amor y Tu Fe
en todos aquellos que creen en Tu Palabra y en Tu Presencia,
y que en esta hora, en la que todos deberán prepararse,
por medio de los objetos sagrados,
las almas tengan fuerza interior
para ser valientes y seguir adelante,
sabiendo que, a través de la oración
y de la unión con los objetos sagrados,
siempre encontrarán la fuerza de Tu Amor.



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Celebremos.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 28.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Boa Vista, Roraima, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Por Amazonia, Yo daría Mi Vida nuevamente, pero sé que no puedo. Quisiera hacerlo para que la humanidad comprendiera el valor de la Creación de Dios, que es el verdadero testimonio, que es el fiel ejemplo para todas las criaturas de la Tierra que necesitan de los Reinos Menores para poder evolucionar en espíritu y en alma.

Es tan importante el pulmón de este planeta que las almas ni siquiera perciben qué es lo que está sucediendo en toda esa región. Y ¡cómo el Corazón de Mi Padre, que es bendito, también es transgredido por las manos de los hombres cuando cada uno de ellos destruye la Creación!

¿Cómo el mundo podrá estar en equilibrio y en paz? ¿Cómo el mundo podrá liberarse de las guerras y de las persecuciones, si aún la humanidad no entiende lo que está haciendo? Aunque la mayoría percibe con su corazón que las cosas no están bien en estos tiempos. 

Por eso, Yo vengo a cambiar sus vidas según un modelo perfecto, así como lo hice con los apóstoles en el pasado, que aceptaron que Yo les lavara los pies, que aceptaron cenar Conmigo, comer de Mi Cuerpo y beber de Mi Sangre, para resucitar sus espíritus en la redención. 

El poder desconocido de la redención, que proviene directamente del Corazón de Adonai, es ofertado para todas las almas de la Tierra en esta última hora definitiva, en la que todos los corazones del mundo deberán definir sus caminos por el bien o por el mal. Ya no existirán términos medios, no existirá ilusión. No existirá tampoco la vida material en la que todas las almas se sumergen, día a día, alejándose del Corazón de Mi Padre, de la verdadera Luz y del verdadero Amor que nutre a cada consciencia creada, en éste y en otros universos.

¿Qué más podremos hacer, compañeros, para que el planeta sea transfigurado completamente? Si con doce personas, Yo pude alcanzar la Pasión, realizar prodigios y transmitir el Evangelio de la Paz para los cuatro puntos de la Tierra; con cada uno de ustedes, compañeros, bajo el Espíritu de Mi Consciencia Divina, Yo podría realizar muchas cosas más por esta humanidad. Pero son pocos los que fielmente quieren seguir Mi Corazón con total entrega, con total confianza y con total amor a Mi Corazón misericordioso.

Vengo a mostrarles, compañeros, en esta hora, los tiempos de emergencia que todos están viviendo, la falta de paz que hay en el mundo y la falta de unidad entre los corazones del planeta. 

Yo vine a enseñarles en el pasado, sobre la hermandad.  Vine a enseñarles el camino para curar sus vidas y aún no Me he cansado de venir a buscarlos una y otra vez, golpeando las puertas de sus corazones para llamarlos al apostolado y al servicio por la humanidad. 

Sé que muchos de los presentes hoy, despiertan a este propósito. Pero el que ya está en Mi Propósito, ¿está haciendo todo lo que Yo necesito para estos tiempos? 

Necesito que sean Mis apóstoles de la Verdad y del Amor, que la llama de sus corazones nunca se apague, porque será la llama de sus corazones, compañeros, la que será vista por muchos de Mis hijos.  Yo podré entrar en todas las moradas para que los corazones resuciten y la vida se divinice, según los Principios de Dios.

No dejaré de caminar a su lado. Yo soy incansable, compañeros. Vengo desde el Universo Celestial a visitarlos en Divinidad, en Espíritu para poder entregarles Mi Paz y Mi Amor. La Paz y el Amor de Dios deberán ser sus únicos propósitos. 

No hay nada más que hacer en esta humanidad, en cuanto el Amor, la Paz y la Verdad se pierden a través de la aniquilación y de la mutilación de todos los Reinos y de los propios seres humanos que se olvidan que son hermanos, creados por Dios a Su imagen y semejanza desde el principio del Proyecto del Génesis. 

Pero sé que muchos de los hombres de la Tierra no quieren colocar atención en lo que hoy Yo les digo, porque el interés está en la vida material, en la propia realización, en la conquista de los proyectos falsos que caerán por su propio peso en este último ciclo de la transición.

Disculpen, compañeros, por ser Mis Palabras tan fuertes. Yo vengo a despertarlos a una consciencia mayor, pues la humanidad no pone interés en lo que estamos diciendo. Muy pocos leen los mensajes para poder nutrir sus espíritus y así encontrar las bases de la nueva evolución del alma, que podrá trascender estos tiempos finales, en medio de la tribulación y de la oscuridad. Pues quien está Conmigo, nada temerá. 

Mi Corazón es poderoso e invencible. Yo acojo a todos los corazones en Mi Espíritu divino, para que ellos siempre sepan qué hacer en cada momento de la vida, en cada instante en el que Dios los llama a servir.

Ahora sientan Mi Sagrado Corazón que desciende a este mundo en infinidad de Amor, en poder de Gracia y de Misericordia. 

Tomen Mi Corazón con sus manos y colóquenlo en sus corazones. Sientan el fuego de Mi Corazón que trasciende los tiempos, que es un fuego eterno que todo lo transforma y redime en las almas de la Tierra que se abren para reconocer al Rey, desde el principio hasta el fin. 

Tomen Mi Corazón con  sus  manos y sientan el esplendor de la Luz de Dios que viene a decirles que son dignos hijos de Dios, que recuerden esa filiación con el Altísimo que muchos de ustedes la perdieron por las adversidades de Mi enemigo.

Tomen el Corazón con sus manos y sientan el amor que palpita dentro de cada uno de sus seres. Sientan el fuego de Mi redención, el fuego del Amor y de la unidad que viene a conducirlos por la única senda que los llevará de retorno al Corazón de Dios.

Sientan Mi Corazón, en sus manos, que sufre por el mundo, que sufre por los ignorantes. 

Sientan Mi Corazón que les transmite Su Paz, la Paz del Reino de Dios que está muy olvidada por todos los seres de la Tierra. 

Sientan Mi Corazón orante que reza por ustedes con paciencia, con amor, con compasión.

Éste es el Corazón de Jesús que los salva. 

Éste es el Corazón que se entregó por ustedes y padeció por el mundo hasta la última hora de la muerte. 

Éste es el Corazón que triunfó y venció al mal, por el poder del Amor de Dios. 

Éste es el Corazón que perseveró por cada uno de ustedes. 

Es el Corazón de su Maestro que los viene a llamar al despertar, a la consciencia y a la unidad. 

Éste es el Corazón que vive por ustedes, que tiene sed de sus corazones, de sus almas, de sus consciencias infinitas. 

Éste es el Corazón que todo lo acepta, que todo lo ama, que todo lo comprende. 

Es el Corazón que perdona, que libera, que expulsa el mal, que trae la paz y la serenidad para estos tiempos. 

Éste es el Corazón que viene del Universo para recordarles la vida, la vida preciosa que Dios les dio a cada uno de ustedes.

Que sus vidas sean como Mi Corazón, pues la redención es posible cuando el alma se humilla delante del Redentor.

Éste es el Corazón que los espera. Mi Corazón es la puerta hacia la nueva humanidad.

Este es el Corazón del Hijo de Dios que estuvo entre ustedes y que prometió retornar en Gloria para salvarlos y llevarlos al Reino de Dios.

Acepten Mi Corazón, y nunca lo olviden. Quien está en Mi Corazón, tendrá vida eterna.

Y así, escucho sus súplicas, disuelvo sus dudas, curo sus heridas, colmo a sus corazones de Mi absoluto Amor.

Y así los espero todos los días de sus vidas para que Me tengan presente ahora y siempre, hasta que Yo retorne en Cuerpo, Alma y Divinidad, desde los Cielos. Y, con Mis Ángeles de Luz abramos las puertas al Trono de Dios para que Sus Gracias desciendan sobre los corazones que no las merecen, pues la obra de sus oraciones, en estos dos días, concedió estas Gracias para los más pecadores.

Cada vez que un alma es sacramentada por una enseñanza simple que Yo dejé para el planeta, el espíritu recibe la oportunidad de caminar en Mi confianza y de nunca separarse de Mí. Este es el principio espiritual de la ciencia de Mis Sacramentos.

Yo los bendigo. 

Les agradezco por esta oportunidad de que Mi Divina Misericordia se haya aproximado a esta ciudad y a toda la Amazonia. 

Queda para cada orante la misión de seguir orando por los Reinos Menores de la Creación, por todos los ángeles que trabajan por este proyecto del planeta. 

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vayan en paz y sean la paz, ahora y siempre.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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