Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA 116.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA


Purifica mi alma, Señor, para que sea digno de recibir Tu Palabra.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se está cumpliendo el tiempo de Mi recogimiento.

Ahora, Mis compañeros, deberán ser pescadores de almas, servidores de los corazones heridos, ayudantes de los que sufren. Es así que deberán llevar Mi Amor al mundo, así como Yo les traje Mi Amor a través de los últimos tiempos.

Ahora, que ya tienen el Libro de Amor de los de las Vestiduras Blancas, solo tendrán que cumplir lo que está escrito; porque verán arder el fuego de este mundo, verán los mares subir, verán las guerras acontecer y los conflictos presentarse en el mundo, verán cosas que nunca vieron, escucharán cosas que nunca escucharon; pero sus corazones no pueden temblar.

Este es el tiempo de que vivan la fortaleza a través de Mi Amor, de ese Amor incansable e infinito que les He entregado en cada Presencia, en cada Mensaje y en cada encuentro.

Deberán aprender a caminar sobre estas tinieblas, así como su Maestro camina para llevar a las almas al Corazón de Dios y rescatarlas.

Deberán ser embajadores definitivos de Mi Paz.

Así es como acompañarán a la Jerarquía. Serán guiados por los pasos de la Jerarquía. Y, a través de un esfuerzo que es incalculable, sus corazones servirán a Dios, así como su Maestro sirve al Padre Eterno desde el surgimiento de Su Fuente Inmaterial hasta los tiempos de hoy.

Ahora, ¿quién estará Conmigo hasta el final? ¿Quién esperará Mi llegada? ¿Quién reconocerá al Maestro?

Deben estar prontos para ese momento, porque habrá señales en el cielo, símbolos se presentarán en la Tierra. Dichosos serán los que sepan leer esas señales e interpretarlas a través de Mi Corazón, porque Mi Corazón es la Casa de Dios y es la Casa de cada uno de ustedes, morada segura de los corazones valientes, templo seguro de los corazones decididos.

El Libro de Amor, que les He entregado, aún tiene unas hojas en blanco. ¿Quién más se ofrecerá para ser un lápiz en las Manos de Dios y para que Él pueda escribir a través de cada una de sus vidas?

¿Quiénes serán esos últimos, anunciados en el Apocalipsis, que estarán reuniéndose y formando parte de los 144 000, que prepararán Mi Retorno al mundo?

Por eso, permitan que sus corazones se sigan transformando. No le tengan miedo al cambio y a la transformación, porque nada les podrá pasar, solo sucederán cosas buenas que les harán ver la vida de forma diferente.

Pero, quienes tienen la llave de sus corazones, para que esos corazones se abran y se transformen, son ustedes mismos, que podrán o no abrirme la puerta para que Yo pueda vivir en ustedes, así como viví en muchos santos y servidores a través de los tiempos y de los siglos.

Por eso, cuando Yo ya no esté más aquí, Yo estaré en sus corazones, para que ustedes puedan estar en Mí y ustedes, estando en Mí, estarán en el Padre y así el Padre estará en ustedes, cumpliendo Su Santa Voluntad.

Ahora, comprenderán que este es el tiempo de la decisión, porque ya no queda tiempo, queda mucho menos tiempo del que quedaba hasta hace poco tiempo.

Dios necesita reflejar Su Plan en la Tierra y esto será a través de los Míos.

Lo que hay guardado en el Cielo solo podrá descender a la Tierra si existen puentes a través de los corazones; porque son tesoros que no se pueden ver con los ojos físicos, solo el alma de cada uno los puede reconocer cuando está en comunión Conmigo, para estar en comunión con el Padre Eterno.

Esos tesoros, llamados Sagradas Herramientas de la Jerarquía, son los que definirán este Apocalipsis. Y para que esa intervención de la Jerarquía sea una realidad, los corazones en la superficie de la Tierra deberán estar decididos a sostenerla.

Por eso, les He hablado en el día de ayer de la historia de la cual cada uno forma parte, Conmigo y con la Gran Hermandad. Porque este momento no puede quedar solo en la mente; este momento debe descender al corazón para que el corazón lo haga propio, el alma lo haga propio, y así sea una realidad y se concrete.

Así como hoy tienen el Libro de Nuestro Amor, sus ángeles de la guarda tienen en sus manos el Pergamino de su compromiso, escrito por los Señores de la Ley.

Ese Pergamino será abierto en estos tiempos y cada uno reconocerá, por sí mismo, lo que ha firmado directamente con el Padre Eterno. Porque en el día final ya todo se sabrá, nada más se ocultará y todos los ojos lo verán, porque esto está escrito y así se cumplirá.

Ese será el momento en el que su Maestro y Señor, a través de una agonía dolorosa de Su Corazón, deberá separar la paja del trigo, los buenos de los malos, para que se establezca la redención de la humanidad y el momento del gran comienzo de una Nueva Civilización, libre del pecado, de la culpa, de la enfermedad y de la muerte.

Porque para estar en la Tierra Prometida, Tierra que descenderá como la Nueva Jerusalén, no será necesario morir otra vez, no será necesario sufrir y padecer; porque Yo vendré a renovar el mundo, así como renuevo hoy sus corazones, con esta sagrada promesa que cumpliré estando cara a cara con cada uno de los Míos.

Estas son las confesiones más profundas de Mi Corazón, que los valientes deberán saber guardar en sus corazones, así como su Maestro y Señor guarda en Su Corazón muchos tesoros, especialmente los tesoros que Yo puedo contemplar a través de la transformación de las almas. Porque esto le confirma al universo, una y otra vez, Mi victoria; no solo Mi victoria celestial, sino también Mi victoria en este planeta, en cada uno de los que Me dicen sí.

Ahora, llegó el momento de volver a sacramentar la vida de cada uno de los Míos a través del sagrado ejercicio de la Eucaristía, de la transustanciación del pan y del vino.

Hoy, ofreceré esta Sagrada Eucaristía, que será oficiada por Mis sacerdotes, por los sagrados tesoros que Yo tengo guardados para cada uno de los jóvenes de este mundo, que son los que renovarán el final de los tiempos, que son los que le otorgarán la paz al mundo a través de su unión Conmigo, a través de su confianza en Mí.

Por eso, siempre deberán apoyarlos, acompañarlos y sostenerlos, para que ellos puedan cumplir con su misión en esta encarnación, una misión en grupo, así como fue con los apóstoles.

Celebremos.

Les agradezco por estar hoy aquí y por haber cumplido estos diez años Conmigo, en los que He formado una gran familia espiritual, extendida en toda la Tierra por medio de todas las almas y de todos los corazones que aman y tienen fe en Cristo.

A pesar de sus momentos o de sus desafíos, a pesar de la purificación, nunca pero nunca pierdan la esperanza. La esperanza será lo que salvará al mundo, la esperanza será lo que atraerá la paz hacia los pueblos y las naciones, y hacia cada mundo interno.

Aférrense a la Esperanza de Jesús, para que puedan fortalecerse a través de Mi Fe, en estos tiempos finales.

Y antes de celebrar con ustedes y por ustedes, y a través de ustedes con el mundo entero, quiero revelarles la primera decisión que tomó la Jerarquía Espiritual en este mes de agosto.

Por las oraciones de estos últimos diez años, por todos los encuentros de oración vividos y especialmente por el ofrecimiento sincero de cada corazón orante, estaré un tiempo más con ustedes, los días 5 de cada mes y los terceros viernes de cada mes, para que Mi Misericordia siga triunfando en cada corazón humano.

Por el clamor y la súplica de todos los orantes en esta Maratón de la Divina Misericordia, el Padre Me Ha concedido esta Gracia que hoy comparto con cada uno de ustedes, fruto de los méritos de Mi Dolorosa Pasión y fruto de los esfuerzos de todos los orantes, de todos los que siguen clamando sin cansarse y sin detenerse, de todos los que tienen fe en Mí.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y a pedido de Cristo, preparándonos para esta consagración de la Comunión, vamos a cantar una canción que, según Cristo, representa la historia de cada uno: “Todo lo que viví”.

Celebremos.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Ustedes no son lo que parecen, sino lo que aún desconocen. Yo los reuní aquí por un propósito mayor, y aún sus consciencias no lo conocen profundamente.

Por eso, los invito siempre a estar Conmigo para poder cumplir el propósito que Dios Me entregó para sus vidas y para traer más consciencia a sus corazones, en el profundo sentir de que todo esto es verdad.

Por alguna razón, compañeros, Yo estoy aquí, una razón mayor y desconocida para sus vidas. Es ese propósito que Dios Me entregó que Me hace venir aquí todo el tiempo y anunciar la Palabra del Padre Eterno.

Por eso, hoy no estoy solo aquí, sino además acompañado por los ángeles y por muchas consciencias que una vez pasaron por este planeta y que evolucionaron espiritualmente, dando testimonio de Mi Amor al mundo y representándome en la superficie de esta Tierra, como almas crísticas.

Yo los invito, compañeros, a que tengan en sus consciencias y especialmente en sus corazones, la claridad de ese propósito que Yo les traigo.

Sé que sus vidas no se transformarán de la noche a la mañana, pero que es posible, compañeros, alcanzar lo que Yo aspiro para cada uno de ustedes.

Todo lo que sucede en este momento es obra de un milagro de amor concedido por el propio Padre Eterno, para cada uno de los presentes y no presentes, a través de la existencia y de la presencia de los Sagrados Corazones.

Eso es lo que nunca deben perder de vista, más allá de lo que atraviesen, de lo que sientan, de lo que puedan pensar, o de lo que pueda suceder en este momento.

Todo lo que les envía el Universo es un dulce aprendizaje, por más duro y difícil que parezca.

Yo necesito forjar en sus corazones los nuevos Cristos, necesito forjar esas almas que han venido a servirme, como Me sirvieron en otros tiempos, como en la era en la que Yo estuve presente entre ustedes y con ustedes, en la que pudieron conocer Mi Corazón y Mi Presencia, en la que pudieron escuchar la Palabra de Dios expresada a través de Mis Labios por el Espíritu Santo.

Compañeros Míos, les pido que no se confundan, les pido que no se autocastiguen, les pido que ya no se perturben.

Vinieron en este tiempo a ser el puente hacia la transición planetaria. Sus propias vidas son la transición del planeta para muchas, muchas almas de esta humanidad que padecen en la oscuridad de los abismos del planeta y que algún día merecerán encontrar la Luz. 

Por eso, todo lo que les sucede, compañeros, delante de la grave situación planetaria, es muy pequeño. Agradezcan a Dios todo lo que reciben, todo lo que viven y todo lo que sienten. Agradezcan profundamente al Padre Eterno que hayan podido ser congregados por Mi Amor en este tiempo definitivo.

Por eso, nunca se olviden de Mis Principios crísticos que son los nuevos mandamientos que Yo les traigo en esta era. Vengo, de esa forma, a renovar la iglesia que está muy corrupta y deteriorada.

Vengo a renovar la iglesia de los corazones, la iglesia que está en ruinas y que solo por un representante de la Paz, con la ayuda de todos los seres de buena voluntad, está intentando ser levantada nuevamente.

Por eso, ese representante de la Luz se llama Francisco y todos deben apoyarlo incondicionalmente. Pero sepan que todo el Plan se cumple en diferentes fracciones, cada uno tiene una responsabilidad dentro del Propósito Divino. La parte personal que le corresponde a cada uno de ustedes, dependerá de cada uno de ustedes que pueda ser cumplida.

Eso permitirá, compañeros Míos, que la intervención divina pueda estar presente en este caos planetario que cada día se agrava más en la superficie de esta Tierra.

Son llamados no solo a ser un puente hacia la transición de la humanidad, son llamados también a ser un plan de emergencia, el esperado plan de rescate anunciado por la Jerarquía espiritual.

¿Ahora comprenden que todo lo que les sucede es pequeño?

Día a día, Yo les entrego nuevos sufrimientos y pequeñas pruebas para que los puedan vivir por Mí, para que los puedan hacer por Mí, para que alguien en la superficie de esta Tierra haga algo por la humanidad.

Pero recuerden que nunca les faltará Mi apoyo y Mi presencia, aunque llegue el tiempo en el que Yo me deba recoger, como ya se recogió el Castísimo Corazón de San José.

Cuando llegue ese tiempo, compañeros, los estaré contemplando, acompañando y observando para que puedan poner en práctica todo lo que recibieron.

Ese será el gran momento en el que Mi Corazón sentirá que sus vidas comprendieron lo que Yo les dije, así como lo que les dijo San José y Mi Madre Santísima. En ese momento la situación estará más difícil, a nivel planetario, a nivel de la humanidad.

¿Pero a qué le deberán temer? Si Yo estoy aquí entre ustedes, soy su Pastor, soy su Maestro, seguiré siendo su Redentor y su Mediador ante el Padre Celestial, aunque caigan y sigan cayendo cientos de veces. ¿Acaso dudan de que Yo los levantaré?

Vengo aquí para poder renovarlos, para prepararlos para situaciones y experiencias que nunca vivieron. Todo lo que sucedió hasta el presente ha sido una preparación.

Estos son los tiempos de los grandes cambios, no solo a nivel material sino también espiritual. Eso permitirá que las bases de la Jerarquía estén presentes sobre la superficie de la Tierra y que todas Sus sagradas y divinas herramientas puedan seguir irradiando a esta enferma humanidad. El Proyecto se debe salvar sea como sea, la evolución de esta raza no puede terminar aquí. 

Por eso, todo lo que vivan será imprescindible para Mí, todo lo que ofrezcan y toda su dedicación no solo reconstruirá la consciencia corrupta de la humanidad, sino también reconstruirá a los Reinos de la Naturaleza que ya fueron lastimados y siguen siendo lastimados por el hombre de superficie.

Compañeros, es momento de vivir la gran donación de sí, una donación más profunda y desconocida que pueda compensar y equilibrar lo que sucede en el mundo.

No los estoy llamando a estar exhaustos, a estar desequilibrados o a estar locos. Yo los estoy llamando a asumir con responsabilidad el Plan espiritual del Padre.

No solo estoy hablando para los que están presentes aquí, en donde cada uno está en su escuela en este momento, estoy hablando para toda la humanidad, para el mundo entero.

Porque estas ya son Mis últimas y definitivas palabras que los prepararán para lo que está llegando en poco tiempo, y lo que llegará ya no serán solamente palabras, serán hechos y acontecimientos que sus propios ojos físicos verán.

No solo estoy hablando a nivel de la humanidad, de la naturaleza o del grave cambio climático; estoy hablando también a nivel cósmico y universal, del movimiento de los astros, de las estrellas y de los soles, del cambio que está viviendo este planeta y los planetas que lo circundan, del momento de inflexión que vive, en este momento, el Universo local.

Por eso, toda la Jerarquía espiritual está concentrada en este momento, que fue muy profetizado en otros tiempos, en el que el Libro del Apocalipsis se ha cumplido paso a paso.

Pero aún, compañeros, la parte más contundente y fuerte no llegó. Por eso los preparo interiormente para que puedan soportarlo y superarlo por Mí, por Mi nombre, porque Yo les daré la fuerza interior siempre y cuando lo necesiten. No estarán débiles, no perderán la fuerza interior, no tendrán duda ni tampoco incertidumbre.

Yo los llamo, compañeros, a creer definitivamente en Mi Presencia aquí. Porque si hasta el día de hoy no hubo ningún fenómeno anormal es porque sus mundos internos no lo necesitan.

La humanidad necesita de un gran despertar, un despertar más contundente y fuerte, como fue en 1988. Pero ahora este despertar será preciso y único. Por eso, deben preparar los espacios sobre sus Comunidades-Luz y sobre todos los lugares en donde seres de buena voluntad se unan de corazón, para que la Jerarquía espiritual tenga la posibilidad de manifestar ese despertar que producirá un gran cambio en la consciencia profunda de la humanidad.

Pero todo lo que sucederá, compañeros, que este cambio profundo pueda suceder dependerá de cada ser humano de este planeta. Aunque las estrellas, los soles y las galaxias se muevan o que la propia Jerarquía se pueda materializar, aunque eso suceda verdaderamente, ese gran cambio en la consciencia dependerá de cada ser humano que deberá estar afirmado en el amor.

Hoy vengo a hablarles así, porque esta Comunidad de Figueira está preparada, ya que ustedes dieron el paso, en la confianza y en el amor, para que su Maestro y Señor pueda hablarle al mundo entero, para saber que esto no son solo palabras sino que son hechos, acontecimientos que llegarán y se mostrarán al mundo entero de una forma concomitante porque el planeta también se moverá.

El planeta está sufriendo mucho las consecuencias del comportamiento de la humanidad de superficie y estamos evitando de una forma divina y cósmica, que suceda algo peor o semejante a lo de la Atlántida.

Así comprenderán, compañeros, que lo que hoy vive la humanidad es muy grave, lo que hoy siente la humanidad es muy grave y sobre todo lo que hoy practica, no respetando las leyes universales y divinas.

Por eso, he hecho la propuesta ante el Padre Celestial y ante todos los Señores de la Ley, los que cuidan de las deudas de esta humanidad y del Universo, de poder intervenir directamente en la humanidad hasta la última oportunidad, cueste lo que cueste.

Por eso, yo necesito compañeros que ustedes Me sigan y Me apoyen, porque eso permitirá que muchas situaciones más sean evitadas en esta humanidad y, sobre todo, que planes nefastos sean establecidos en la consciencia del ser humano.

No puede suceder una tercera guerra mundial peor que las dos anteriores, las tres cuartas partes del planeta quedarían muy afectadas.

El ser humano está viviendo una ambición sin límites y cree tener un poder más grande que el de Dios, pero el Padre Eterno nunca los enfrentará, nunca los desafiará porque el Padre Eterno es una Consciencia de Amor vivo, una Fuente de Misericordia y de Compasión infinita. El Padre solo los contemplará y Él le pedirá a Su Sierva Fiel, la Santísima Virgen María, que haga lo posible y lo imposible por ayudar a todos Sus hijos en este momento de despertar, en el que cada ser de la superficie de la Tierra deberá ser consciente de lo que debe cumplir en este momento.

Les daré un ejemplo: no es por casualidad que en estos días, por una Voluntad mayor de Dios que también es desconocida por ustedes, Mi Corazón permitió reunir a un grupo de consciencias, a un grupo de almas que estuvieron Conmigo cuando Yo estuve presente en esta humanidad y que se comprometieron Conmigo, cara a cara, a dar la vida por Mí en este tiempo final.

Eso demuestra que la Voluntad de Dios es desconocida y que Su misterio de Amor se puede revelar a los corazones que se abran para ser tocados por Su Luz y Su Compasión.

Es ese Amor que esas almas vivieron por Mí, y que aún hoy viven, que les permitió reunirse aquí para poder reconfirmar sus votos ante su Maestro y Señor.

Eso también puede suceder con cada uno de ustedes. Por alguna razón, compañeros, hoy están aquí; nunca se olviden de preguntarse eso o de preguntárselo a su Maestro y Señor: ¿Señor por qué hoy estoy aquí? Pudiendo estar en un mundo cómodo, en un mundo de ilusión, en un mundo que vive la indiferencia, habiendo tanta necesidad y tantos traumas por curar en la humanidad como en los Reinos de la Naturaleza.

La Gracia Divina, que los tocó desde el origen de su existencia, es lo que les permitió llegar hasta este presente, hasta esta encarnación para vivir este encuentro interno Conmigo, sabiendo que su Maestro y Señor a través de los tiempos y de las generaciones trabaja con pequeños grupos de almas, en los que el Plan de Dios se puede establecer y manifestar de forma segura.

Ustedes, en esta noche, como en otros encuentros pasados, son parte de una historia que Yo mismo estoy escribiendo. Depende de ustedes, compañeros, que esa historia pueda seguir siendo escrita por Mí mismo, que ustedes sean parte de ese Libro Sagrado de la nueva humanidad, de la revelación del fin de los tiempos que la Jerarquía Divina depositó y seguirá depositando en sus corazones para manifestar la Voluntad de Dios.

No quiero que se sientan movidos con todo lo que les he dicho. Quiero que puedan sentir, más allá de Mis Palabras, lo que quiero transmitirles y decirles.

Necesito que puedan despertar su intuición para poder percibir lo que la Jerarquía Divina está haciendo, sabiendo que en este último ciclo, lo que resta del 2019, 2020 y 2021 serán los últimos y grandes movimientos de la Jerarquía espiritual para con la humanidad.

Porque después de eso, compañeros, cuando nosotros ya no estemos aquí para hablarles, pero sí para conducirlos y guiarlos desde el espíritu, serán ustedes los que tendrán las puertas abiertas de esta casa y de las demás comunidades, para sostener junto a las almas peregrinas a este planeta y en una "sagrada común unidad" manifestar la presencia del Cristo interno.

Por ese movimiento y ese momento, estaré profundamente agradecido porque Mi Paz, a pesar del caos que reinará en la humanidad, no faltará en aquel que crea en Mí. Amén.

La Iglesia Celestial se abre en este momento para recibir a sus seres imperfectos y para que sus esencias sean colmadas por la Luz de Dios. Por una Luz que es eterna, inextinguible e invencible. Por la Luz que los trajo hasta aquí y la Luz que los conducirá hasta la eternidad.

Nos colocamos de pie.

Celebremos este momento con regocijo y que de lo más profundo y sincero de nuestro corazón, ante la Presencia de nuestro Señor Jesús Cristo, el Rey del Universo, el Rey del Amor y de la Paz, cada uno de nosotros emita en el silencio de su corazón, la oferta que necesita expresar en este momento a los sagrados altares del Creador, para que esas ofertas, súplicas e intenciones sean acogidas en el Corazón del Padre a través de la intercesión de los ángeles.

Que Santa Bakhita los inspire al amor que debemos tener por el sacrificio, para que los corazones que más sufren, y que hoy día agonizan, sean curados, amparados y protegidos por la Luz del Amor de Dios. Amén.

Todos los que en este momento puedan y sientan, ante la Presencia de nuestro Señor, en la revelación de ese infinito misterio de Amor celebrado en la Eucaristía, les pedimos que se arrodillen como un acto de reverencia y de devoción a nuestro Señor, en este momento de transubstanciación y de consagración de los elementos.

Por el Soplo del Espíritu de Dios que intervino y obró en la Última Cena, por la redención de la humanidad y del planeta, les vuelvo a entregar el honor y la gloria de este Sacramento que fue expresado por el pan y el vino que se convirtieron en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Por eso, en una noche como esta, antes de vivir el gran sacrificio y la dolorosa pasión por la humanidad, tomé el pan, lo elevé para que el Soplo del Espíritu de Dios lo bendijera, lo partí y lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: ''Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados''.

Escuchamos las tres campanadas que transubstancian este elemento.

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

De mismo modo, acabada la primera parte de la Cena, tomé el Cáliz entre Mis Manos, elevándolo al Padre Eterno, el Soplo del Espíritu de Dios lo bendijo y enseguida lo entregué a Mis apóstoles y a cuantos estaban presentes en los planos internos, diciéndoles: ''Tomen y beban, este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor para la remisión de las faltas, hagan esto en memoria Mía''.

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Elevamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Y ahora, compañeros, bendecidos por el Soplo del Espíritu de Dios, repetirán en confianza y amor, la oración que Yo enseñé en el Monte de la Bienaventuranzas.

Oración: Padre Nuestro.

Elevando el Cuerpo y la Sangre de Cristo, adoramos al Señor presente eternamente en la Eucaristía, así como en la Sangre. Y agradecemos.

Cubrimos los elementos y los colocamos sobre el altar.

Nos podemos colocar de pie.

Cuando Dios los llama a vivir Mi camino por medio de la vocación o de la consagración al servicio, al canto o a la oración, es por una razón.

Por eso deben confiar en lo que sienten, en lo que viven, sin dejar de perder Mis pasos de Luz.

Hoy quiero dar un saludo especial, a un alma que hoy cumple años, antigua caminante de Mis pasos de Cristo, que hoy he traído aquí por un motivo mayor que Yo mismo estoy construyendo y preparando silenciosamente. Doy a ella Mis gracias por su donación y por su ofrecimiento por medio de la música y de la voz.

Hoy no solo celebro este momento, de una forma especial y única, porque sé lo que significa ese momento de aniversario en el que cada alma tiene la oportunidad de renovarse en el Plan de Dios y, sobretodo, a través de Mi Corazón, de estar más cerca de Mí.

Por eso, como lo he esperado en estos últimos seis años, reuní a esas almas en este día, por millones de almas más que están detrás de ellas, para que hagan el ofrecimiento de una canción que relata de forma simple pero verdadera, la historia de su Redentor. 

Hoy escucharé en una una dulce melodía, aquel que Yo fui: "Un Hombre llamado Jesús".

Los escucharé y en este momento les doy Mi Paz, para que esa Paz sea compartida y donada al mundo entero por el triunfo y la victoria de Mi Sagrado Corazón.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco.

Y ahora sí, se pueden dar el saludo de la paz, en reverencia y silencio.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

Contacto