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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, vengo al Reino de España porque Me pertenece, así como otros Reinos en este mundo también Me pertenecen.
Quiero, que al igual que la Virgen de Czestochowa, España entregue su corona al Rey del Universo para que sea gobernada por nuevos principios y atributos que están guardados en Mi Corazón desde hace mucho tiempo, desde el momento en el que le revelé a Santa Teresa de Jesús las grandes aspiraciones internas que tengo para esta nación.
España es un país de puertas abiertas y eso alivia muchísimo su deuda espiritual, desde la época de la colonización de América hasta el presente.
Pero hoy hablaremos, compañeros, de lo maravilloso y espiritual que hay en esta nación y que muchos de ustedes conocen internamente como Recintos Sagrados.
Hoy, a través del Gobierno Espiritual, así como lo hice hace pocos días en Polonia, vengo a revelarles las sagradas reliquias y los incalculables tesoros que España guarda en su contraparte espiritual y que son tan necesarios e imprescindibles para el hemisferio norte, en la trayectoria del fin de los tiempos.
Por eso, sus corazones y, en especial, los corazones de todos los españoles, de todos los que viven en la Península Ibérica, en este momento deben estar unidos a Mi Espíritu y a Mi Corazón Misericordioso; porque de esa forma Me abrirán la puerta correcta, una puerta tan necesaria en estos tiempos, para que las almas la puedan cruzar y así se puedan liberar, y también despertar a la realidad suprema.
Desde tiempos remotos, España guarda muchos tesoros que aún no son conocidos y que, infelizmente, la Iglesia en esta nación no consiguió manifestarlos. Pero, Yo los invito, en este momento, a colocarse en lo que es superior y eterno, a salir de este momento de los traumas y de las secuelas producidas por la Iglesia, aun del tiempo de la guerra civil española, en la que Yo sé, personalmente, lo que la Iglesia hizo en aquel tiempo.
Hoy, como el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, vengo a pedirle a España su reconsagración a Mi Corazón y, en especial, vengo a pedirle a todos los españoles, creyentes o no creyentes, despiertos o dormidos, que entreguen su reinado al Maestro del Amor y de la Verdad; porque Yo quiero seguir conduciéndolos, quiero seguir guiándolos de la misma forma que guie a España en otros tiempos, a través de consciencias bondadosas y serviciales como fueron muchos místicos y santos.
Quiero que hoy se queden con el mensaje y la experiencia de cada uno de los santos, de lo que verdaderamente sucedió en la vida de esos seres, que eran iguales y semejantes a ustedes, imperfectos y errantes, pero que entregaron sus vidas en Mis Manos para que Yo las pudiera consagrar y convertir en el verdadero instrumento que Dios necesitaba para cumplir Su Plan de conversión y de redención de España, así como de otros lugares del mundo.
Yo los invito a cada uno de los españoles y a cada uno de los oyentes, que representan a las diferentes naciones del mundo en este tiempo apocalíptico y de Armagedón, a que se unan a los Ángeles de las Naciones, para que ellos también puedan cumplir el propósito que tienen que cumplir en este tiempo y que, por diferentes motivos, es impedido por lo que los gobiernos de la Tierra realizan en estos tiempos.
Los invito a abandonar la sensación de ira o de desprecio. Los invito a colocarse en el propósito espiritual de cada una de las naciones del mundo.
Porque delante de muchas puertas inciertas que están abiertas en el mundo y que siguen abduciendo a las almas, día a día y minuto a minuto, su Maestro y Señor, el Redentor, no solo necesita tener en la superficie muchas estrellas y soles redimidos, necesita tener consciencias abiertas, no solo de mente, sino también de corazón para poder sentir, a través de la intuición y del interior, lo que en estos tiempos debe mostrarse para España y el mundo, y en especial todo lo que aún debe suceder en el hemisferio norte.
Sus vidas, a través de Mi Corazón, sus consciencias, a través de Mi Espíritu, pueden estar unidas a una gran red interna espiritual y desconocida que existe en el hemisferio norte.
Es esa red interna que une a muchas Jerarquías y Consciencias evolutivas, que conoce a cada uno de ustedes desde otros tiempos; esa red interna y luminosa, que emite impulsos para estos tiempos y para todas las consciencias, los quiere llevar a vivir la realidad que también se guarda en sus mundos internos.
Esas realidades se abrirán a través de tres llaves: la gratitud, la adhesión y la obediencia.
Sin estas tres llaves las puertas internas de sus corazones no se abrirán y sus almas no conocerán lo maravilloso que Dios colocó en ustedes desde el principio de sus existencias, desde el momento que surgieron de la Fuente.
¿Ahora comprenden, compañeros, la distancia que existe entre lo que es real y lo que es irreal?
Que todas sus consciencias se puedan seguir elevando, para que no solo España, sino también otras naciones del mundo puedan cumplir el propósito que tienen que cumplir en el fin de estos tiempos, más allá del caos o de las adversidades que puedan existir en sus naciones de origen.
En simples palabras, Yo los invito, una vez más, a vivir en la universalidad para que algún día puedan vivir en Nuestra Hermandad.
Las oportunidades están siendo entregadas en este momento, y fueron entregadas también en estos últimos encuentros que hemos vivido en Europa, a través de los impulsos que la Jerarquía ha dejado sembrados en La Salette, en Garabandal, en Navarra, en la región de Madrid, como también en Polonia.
Las puertas a las oportunidades están abiertas, y eso es lo que Mi Corazón necesita que puedan concebir; pero que también puedan valorar para que no solo ustedes, sino también sus hermanos del mundo, reciban la oportunidad única. Porque de esa forma la Jerarquía contará con servidores en la superficie, consciencias disponibles, adheridas, obedientes y agradecidas para responder a todo lo que sea necesario.
Aún es necesario curar muchas deudas de España, especialmente las deudas espirituales que solo el Gobierno de su Maestro y Señor y el Gobierno de la Divina Señora del Cielo, a través de Sus Santos y Humildes Corazones, podrán concederle a España el verdadero Gobierno Espiritual que está nación debe vivir en el fin de los tiempos.
Este acontecimiento no comenzará en lo que es grande o inalcanzable, acontecerá en lo que es más pequeño y anónimo, en la posibilidad que sus corazones y vidas le puedan dar a la Jerarquía. Entendiendo, de una vez y para siempre, que es importante alcanzar el Propósito.
Porque la Península Ibérica tiene no solo muchos tesoros aún desconocidos que quieren revelarse al mundo para que todas las consciencias no solo se puedan curar, sino también liberar; sino que también la Península Ibérica, especialmente el Reino de España, tiene promesas que cumplirle a Nuestro Salvador.
Yo les agradezco que tengan el coraje de seguir Mis Pasos, aunque muchas veces no comprendan lo que eso significa; más allá de todas las situaciones de la vida tengo una predilección especial por cada uno de ustedes, algo que en este momento ni siquiera podrían imaginar.
Por esa razón, escogí santas consciencias del Reino de España, a través de los tiempos, para llevar Mi Mensaje y transmitir Mi Impulso, y esa elección tiene un profundo motivo espiritual que hoy le doy continuidad a través de sus vidas y la vida de sus hermanos.
Porque el deseo de su Maestro y Señor es que la corona de España no solo sea del Redentor, sino que sus diamantes, en el mundo, se conviertan en cristales preciosos de redención que serán entregados por el Cielo a través de nuevos atributos, que muchos de ustedes ya conocen a través de la sagrada oración a la Madre Universal.
De esa forma, España, como importante nación de Europa, estará preparada para recibirme en Mi Retorno, porque es uno de los lugares por el cual retornaré algún día, para reunir a Mis compañeros, para estar con Mis amigos, para abrazar a Mi familia espiritual, así como una vez lo hice con los apóstoles y las santas mujeres.
A través de España, también África se beneficiará. Tengan esto muy presente por todo lo que aún la Jerarquía necesita gestar y manifestar en el continente africano, a través del servicio humanitario y del despertar de muchos Recintos Internos que ese sufrido continente guarda como un tesoro espiritual. Porque serán esos tesoros internos, en África, los que en Mi Retorno pondrán fin a la miseria y al espíritu de descarte que muchos africanos viven en estos tiempos.
Europa, como continente, como parte del hemisferio norte, debe sentir un profundo calor en su corazón para que Mis Palabras puedan sembrarse en ustedes y puedan germinar los frutos que tanto espero ver en estos tiempos.
Hoy, desde la mística ciudad de Ávila, en compañía de Teresa de Jesús, bendigo a todos los presentes y a todos los oyentes, porque puedo decirles que Mi tarea se ha cumplido en estos últimos cuarenta días de misión.
Pero esto no termina aquí, esto recién comienza. Comenzará cuando cumplan con las tres llaves: la adhesión, la obediencia y la gratitud. Esto materializará lo que Europa necesita para atravesar el fin de los tiempos, bajo la protección y el amparo de las reliquias espirituales de esta región del planeta.
Porque si en Europa, la Península Ibérica se consigue erguir hacia el Reino de los Cielos y manifestar sus humildes pero simples Puntos de Luz Sagrados, ustedes abrirán la puerta correcta para que el karma impagable de Inglaterra también se pueda liberar solo a través de una causa, Mi Misericordia.
En la solemnidad y en el recuerdo del Eucarístico Cuerpo de Cristo que une a las almas con Dios, desde la mística ciudad de Ávila, fuente de impulsos y de espiritualidad para las almas que desean beber de la Fuente de Dios y, a través de Santa Teresa de Jesús, quien hoy los acompaña preciosamente, Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Para algunos, Yo aún no he regresado a la Tierra; para otros, Yo no llegué a ser el Gran Mesías, mas hay otros que creen en Mi Retorno.
Vengan a Mí y tomen Mi Corazón, Mi Corazón de Oro, Mi Corazón de Luz.
En este día, vivan Mi Pasión con alegría y con regocijo, y por más que les sea difícil recordar Mi flagelación, vean en todo este principio un gran misterio, una gran liberación que fue realizada para el mundo, un gran peso que fue aliviado del corazón de los hombres.
Vengan a Mí y tomen Mi Corazón, así podrán curar su sed de amor.
Nadie más que Yo les podrá ofrecer el Gran Amor de Dios. Busquen el Amor en lo Divino y en lo Supremo. No se queden con el amor de este mundo que es pobre y débil. Mas que sus corazones, a través de Mi Corazón de Oro, sean precursores de ese Amor Crístico que tanto la humanidad busca.
Sean pacificadores, sean evangelistas. Den testimonio de Mi Mensaje sobre lo que han visto, así otros podrán despertar a tiempo en esta era difícil.
Los órganos del Cielo hoy tocan una nueva melodía. Los ángeles anuncian con sus siete trompetas un nuevo tiempo.
El Hijo de Dios está regresando por segunda vez al espíritu de los hombres. Y aquel que crea en eso lo vivirá. ¡Pobres de aquellos que no creen en Mi Regreso! ¿Cómo podrán estar dentro de Mi Regazo pastoral?
Ansío desde hace tanto tiempo abrazarlos y besarlos, bendecirlos con Mi Amor paternal y misericordioso. Eso es lo que busco en este tiempo tan difícil.
Pero pocos verán las huellas del que regresa desde el Cielo. Por eso ustedes, que están despiertos en este momento, vengan a Mí y tomen Mi Corazón. Que Mi Corazón sea su corazón. Que Mi Sangre derramada sea la transfiguración de la sangre de ustedes. Que Mi Agua, que vertió de Mi Costado, sea el agua que circule por sus cuerpos, que santifique sus células y átomos para que nazca la nueva consciencia redimida.
Pero Yo solo les pido en esta era un permiso, un permiso que es muy difícil de ser concedido por todos, porque temen a la grandeza de Mi Amor, al poder enloquecedor de Mi Fuego misericordioso, a Mi Alma que abraza, cura y sana, a Mi Espíritu y Mi Divinidad, que los elevará por completo al Reino de Mi Padre. Por eso, únanse a Mí en esta hora tan misericordiosa. Que su cruz sea Mi Cruz para siempre.
Hoy no vendré a cargar su cruz en este siglo, sino que vendré para poder liberarla y sacar de sus corazones las amarras. Por eso necesito de su sincero permiso. Sé que Me han preguntado cómo hacerlo, pero todo ya fue dicho y está escrito. ¿Alguien ha vivido la Palabra de Vida? ¿Alguien se animó a encarnarla en su corazón?
Por eso, Yo necesito de discípulos verdaderos, de almas simples y dispuestas a responder a Mi llamado.
Yo lo que busco en este tiempo son sus espíritus, sus espíritus mayores que vienen del Cielo y del Universo, que firmaron un compromiso Conmigo en aquel tiempo y que buscaron, después de tanto tiempo, un camino cierto. Por eso, Mi Padre Me envía para corregir sus caminos.
La humanidad se ha olvidado de Mi Palabra de Vida y esto ha impedido en que vivieran en el Verbo Divino, para que se hiciera Espíritu en sus espíritus, Alma en sus almas y Corazón en sus corazones.
Yo necesito que puedan vivir dentro de Mi Reino. Que lo busquen todos los días a pesar de las diferencias y de todo lo que este mundo ofrece en este tiempo tan difícil.
Ayer les dije que muchos buscarán lo que Yo les entregué en estos días. Pero no teman por lo que sucederá. Protejan en sus corazones Mis Palabras, ellas ya están creando un nuevo templo. Están irguiendo a sus espíritus hacia Dios.
Por eso, Yo les digo en este día: los órganos del Cielo están tocando una nueva melodía. Únanse a la vibración divina del Cosmos. Escuchen con atención las señales que llegan a sus internos. No las interpreten, solo escúchenlas, para que las puedan vivir y se puedan manifestar los dones que Dios espera. Repito don, porque es un don importante, un don que aún muchos no viven, que es la virtud del amor y de la humildad, de la caridad y de la esperanza entre los Míos.
Y así como Yo reuní a los apóstoles en aquel tiempo y celebré la Mesa con muchos hombres y mujeres, hoy vengo nuevamente a celebrar el encuentro con ustedes.
Después de tantas instrucciones que han recibido en tanto tiempo, el Rey de los reyes viene a entregarles una gran Instrucción: No se olviden de amar, de amar con el corazón y con el alma, porque quien no ama en este tiempo, no podrá vivir en el Reino de Mi Padre.
Hoy les entrego Mis promesas y Mis aspiraciones, Mi gran Verdad que desciende sobre el mundo y que nuevamente es pronunciada para la humanidad.
No se olviden de Mí cuando las cosas se pongan difíciles. Entren dentro de Mi Espíritu, de Mi Corazón y de Mi Alma, y surgirá de sus consciencias la fortaleza y la firmeza para poder seguir. Aunque los impíos y los idólatras quieran derrumbar lo que Yo estoy construyendo, sosténganse firmes a través de Mis Manos, agárrense firmes de Mi manto sagrado y así no perderán el camino de la Luz.
Mi Corazón visita a sus corazones, así como Yo he visitado a muchos corazones del mundo después de Mi Ascensión a los Cielos. Yo he regresado varias veces a la Tierra, buscando a los nuevos pastores, a los rebaños que se han dispersado lejos de Mí.
Pero aquel tiempo tan esperado, el pronunciado en el Apocalipsis, está llegando al mundo y los nuevos principiantes se volverán, los formadores de los que llegarán por detrás y podrán transmitir las Enseñanzas que Yo les he entregado.
Esto no será a través de la palabra, sino a través del corazón. Necesito que sus vidas sean un ejemplo de vida. Recuerden que Yo estoy al lado de todos Mis compañeros.
Esta Cruz que Yo llevé sobre Mis Hombros, convirtió y redimió a la humanidad en todos los planos de consciencia.
En todos los infiernos de este mundo, Mi Calvario fue liberando a los espíritus que estaban comprometidos con el mal y Mi Luz redimió a la oscuridad. Mi Misericordia liberó la ira de los corazones. En Mi Pasión se vivió la pasión para muchas almas, y muchos llegaron a Mi Corazón, resucitaron a la vida del espíritu y comenzaron a vivir la Voluntad de Dios.
En este día, en donde Yo Me encuentro recogido, les oferto Mi Corazón de Oro para que comulguen de Él. Que hoy sea su Comunión eterna.
Sientan Mi Corazón en sus corazones. Mi Fuego misericordioso promete grandes obras en los corazones libres, porque él transforma y redime todo lo que toca.
Hoy les vengo a traer la esperanza y dejar de lado Mi Pasión. Aunque fue un evento importante para el Cosmos, Yo dejé impresas llaves importantes para el mundo. Mis señales quedaron grabadas en el corazón de todos, de aquellos que estaban Conmigo y de aquellos que estaban contra Mí. Nadie se salvó de sentir Mi Divina Misericordia. Mi Divina Misericordia es un manantial poderoso.
Hoy veo con compasión y misericordia a las nuevas pequeñas almas que están entre los brazos de sus padres, espíritus preparados por Mí mismo para que siembren la Nueva Tierra. Y a las flores que han muerto en muchos corazones, las que representan el Espíritu de la Vida Divina; que estas flores puedan resucitar y resurgir.
Por eso envío almas de todos los lugares del Cosmos para que siembren la Nueva Tierra; aquella Tierra que buscó Moisés con su pueblo y a la que llevé a todos los que estaban Conmigo en aquel tiempo. Por eso regreso para buscar a todos los que les falta entrar a lo que es el Reino del corazón, el Reino del alma, donde vive Dios eternamente y está presente.
Busco en cada uno de Mis discípulos que recuerde el camino que ha olvidado, que lo retomen porque están a tiempo. Esa es Mi gran aspiración en este día de Pasión, de liberación, de redención y de renacer para las consciencias de esta era.
Después no Me verán, después de un gran tiempo. Pero recordarán en sus memorias estos pasajes que han tenido Conmigo.
Guarden esta Luz tan preciosa que Yo les he entregado en estos días, que ella no se borre de sus corazones. Para que eso no suceda, Mis amigos, que todos Me escuchen bien.
Vengan a Mí y tomen Mi Corazón de Oro. Yo les entrego Mi Corazón como una gran ofrenda, para que las palabras no se dispersen, no sean substituidas por otras palabras del mundo.
El Verbo Divino deberá encarnar de nuevo en la humanidad. Por eso Mi Madre incansablemente trabaja con ustedes. Porque como Ella estuvo a Mi lado silenciosamente, viviendo la pasión interior y entregando a Su Hijo en los brazos del Creador, Ella viene en este ciclo a buscar a todos Sus hijos, y principalmente a aquellos que se han olvidado de Dios.
Recuerden este momento y den testimonio de vida. Así alegrarán Mi Corazón, de este mundo que latiga Mi Corazón y que lo hace sufrir por las cosas que hace, sin consciencia, sin amor, sin humildad, sin simplicidad, sin estar unidos a Dios.
Yo soy el puente para Mi Padre. Ustedes deben caminar sobre Mí, cruzar el gran puente de Mi Corazón, traspasar Mi Alma, Mi Espíritu y Mi Divinidad con alegría, con regocijo, sin sufrimiento y sin perturbaciones, ya debe terminar el tiempo del sufrimiento y del dolor.
Que sus corazones se alegren, porque así como lo anunciaron los profetas en aquel tiempo, el Cristo vivo, el Cristo del Amor, el Cristo Universal, posará Sus Pies sobre la Tierra y todos, o a pesar de todos, de quien crea o no crea, lo reconocerán. Porque vendré como el pobre de la noche buscando alimento y agua, golpeando la puerta de sus seres, pidiéndoles recogimiento, descanso, oración y vigilia.
¡Prepárense! ¡Prepárense! ¡Solo prepárense!, así estarán Conmigo.
Escucharemos treinta y tres campanadas, dice el Señor, anunciando el recogimiento de Mi Espíritu en el sepulcro, el sepulcro que restaura y que los une nuevamente a Dios; muerte que pasa a la vida, vida que pasa al espíritu, espíritu que se une a la Fuente Mayor.
Este es el Misterio de Mi Resurrección.
¡Les agradezco!
Hermanos consagrados, eleven sus cruces para la bendición, la Cruz que redime al mundo, que libera al mal, que cura a las almas, que abre los corazones hacia Dios.
Mi Corazón se une a sus corazones, siempre.
Les agradezco por estar Conmigo en este día.
Ahora y siempre les agradeceré.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más