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Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer una oración que Cristo nos está dictando en este momento, para acompañarlo en Su tarea de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo nos está enseñando esta oración, la haremos frase a frase:
¡Oh, Santo Cáliz del Señor!,
vertiente insondable del perdón,
aplaca la injusticia en este mundo.
Amén.
(tres veces)
Delante del Santo Cáliz del Señor y de la dolorosa Corona de Espinas, que Él hoy nos presenta a todos como Reliquias Espirituales, vamos a orar juntos esta oración que Cristo nos ha enseñado, implorando ante el Sagrado Corazón de Jesús que, por los méritos vividos en Su Dolorosa Pasión y los códigos guardados en cada una de Sus Reliquias, se alcance el perdón en este mundo y el fin de la injusticia.
Vamos a orar juntos:
¡Oh, Santo Cáliz del Señor!,
vertiente insondable del perdón,
aplaca la injusticia en este mundo.
Amén.
(ocho veces)
Que las Sagradas Reliquias de Mi Pasión justifiquen los errores del mundo, para que todos los males sean disueltos de la consciencia humana y de la consciencia planetaria.
Dichosos y felices serán aquellos que, viviendo en Cristo a través de sus obras y principalmente de sus oraciones, contemplan diariamente las Reliquias del Señor, como un símbolo de redención y de luz para el mundo y también para las causas imposibles.
Hoy el Santo Cáliz del Señor recibe, dentro de sí mismo, el ofrecimiento de todos los seguidores de Cristo, y la dolorosa Corona de Espinas es contemplada por los santos ángeles presentes; para que, a través de ellos, las almas reciban también el ofrecimiento del sacrificio, a fin de que se cumpla la Voluntad de Nuestro Padre Dios, conforme Él lo ha escrito en el principio y especialmente para el final de estos tiempos.
El Sagrado Cáliz del Señor es el testimonio vivo del triunfo del Amor de Cristo a través de cada gota de Sangre que fue derramada en la Dolorosa Pasión del Señor; Sangre Divina y Eterna, Espiritual y Sublime, que ha sido guardada por los ángeles del Cielo, para ser depositada en el final de estos tiempos en aquellos que han sido llamados a preparar el Retorno de Cristo; no solo para que sean purificados por la Preciosa Sangre de Jesús de todas sus imperfecciones y traumas, sino también para que, a través de esta Preciosísima Sangre, un código evolutivo de vida pueda seguir consagrando a las almas al servicio espiritual del Creador mientras estén encarnadas en este mundo y hasta el fin de sus días.
Por eso, hoy traigo este Santo Cáliz del Señor, que cada vez que se presenta y se manifiesta a las almas de Mis compañeros y compañeras, los ángeles se hacen presentes para celar y guardar estas Divinas Reliquias, que fueron testimoniadas por la propia entrega de su Maestro y Señor en cada pasaje por la Tierra, en cada experiencia vivida, en cada momento compartido, como en cada milagro que fue ofrecido y otorgado.
Hoy el Santo Cáliz del Señor se abre para recibir el ofrecimiento de los hijos de Dios, para que ellos depositen sus más puras y verdaderas intenciones y para que, siendo consumado, esto aplaque los errores que se cometen en este mundo y en la humanidad, a fin de que triunfe el poder del Amor de Cristo, y este Amor, que es vivo e invencible, sea una señal interna, un sello grabado en los corazones que viven por Cristo y para Cristo.
Mientras estas Sagradas Reliquias del Cáliz y de la Corona de Espinas están aquí, el mundo está siendo irradiado desde el plano espiritual para que las fuerzas retrógradas se paralicen y se detengan y la Luz Eterna que proviene del Corazón Puro de Dios, a través de la Presencia de Su Amado Hijo, disuelva las tinieblas más profundas del planeta, Gracia que es concedida y otorgada por los que hoy están presentes aquí, por los que confían en Cristo.
De esta forma, los planes del mal se detienen, las puertas del infierno se cierran, porque tiembla dentro de sí, ante la presencia del Amor Crístico de Dios.
En este momento hubo una pausa debido a fallas técnicas con el micrófono y enseguida Cristo volvió a transmitir Sus Palabras.
Quiero que podamos volver al punto anterior, hacia donde Yo los estaba llevando, por la intervención de las Sagradas Reliquias de Cristo y principalmente por el honesto ofrecimiento de los corazones, que una vez más se han hecho presentes aquí, y también a la distancia para escuchar la Palabra del Señor, la Palabra de liberación y redención.
Mientras estas Sagradas Reliquias son traídas del Cielo por la presencia de los ángeles guardianes, las fuerzas del mal tiemblan porque no pueden cumplir sus planes.
Es el Amor Crístico del Señor que vibra en el corazón humano y en el alma, que abre la puerta de sus seres y consciencias para recibir Sus sagrados impulsos de elevación y de trascendencia.
Por eso, les debo volver a decir, compañeros, que no les teman a los tiempos de oscuridad, porque llegarán los tiempos de la Luz y del triunfo del Retorno de Cristo, triunfo que primero deberá vivir en sus corazones como un ejemplo de amor y de servicio por las almas.
Mientras las Sagradas Reliquias están aquí presentes, quiero que puedan meditar e interiorizar lo que significan y representan estos dos símbolos de Cristo en este momento planetario y principalmente para sus almas, porque no es la primera vez que, durante una Sagrada Semana, el Señor a través de Sus ángeles y por una orden celestial presenta las Sagradas Reliquias de Cristo para convertir en los corazones lo que aún no se ha convertido, para redimir en las almas lo que aún no se redimió y para transmutar todo lo que se opone a Mi Plan.
Así, también la humanidad es ayudada y recibe esta Gracia inexplicable, porque es una Gracia desconocida que no pueden medir con su pensamiento, sino con la verdadera intención del corazón y del alma que sí sabe y conoce al Señor, porque la siente cuando el corazón se abre a esto.
Hoy, volveré a responder algunas de sus intenciones.
Que las Sagradas Reliquias les otorguen el entendimiento y la sabiduría que provienen del Amor de Dios y de Su más grande misterio, guardados en Su Esencia Divina.
P: Cristo, ¿qué puedo hacer por la salvación de las almas de mis hijos y de mi esposo?
R: Toma el ejemplo de Santa Mónica.
P: Oh, mi Jesús, me gustaría saber cuál es mi talento.
R: La superación.
P: Dulce Jesús, Señor de mi corazón, ¿estoy haciendo en todo Tu Santa Voluntad?
R: Sí.
P: Amado Señor, ¿cómo romper la cáscara de la dificultad y percibir y sentir cosas sublimes y espirituales?
R: Cuando no dudes de Mí.
P: Estoy terminando la maestría, ¿debo hacer el doctorado? ¿Cuál es mi misión?, ¿es en la educación?
R: Sí, para ayudar a salvar los valores del mundo.
P: Perdón, Jesús, estoy en prueba, ¿puedo continuar, así como está o tengo que renunciar?
R: Renunciar a ser víctima de ti mismo.
Dijo Jesús que esta pregunta es una pregunta superior:
P: ¿Qué es la resurrección?
R: Volver a la vida por la fuerza del amor. Es el amor que otorga la resurrección, no existe otra explicación.
Aquí, dijo Cristo, que colocaron dos preguntas y era solo una, pero las va a responder. Él está riendo.
P: A) ¿Estoy cumpliendo Tus Designios?
R: Si lo preguntas es porque no lo sientes. ¿Para qué preguntas si los estuvieras cumpliendo?
P: B) ¿Qué debo hacer para cumplirlos?
Dijo que parece Pedro preguntándole.
R: Hacer lo que está escrito para tu encarnación.
P: Cristo te entrego mi voz para que la cures y la consagres. ¿Qué debo hacer?
R: Cantar.
Esta es una pregunta seria, dijo Cristo:
P: Maestro, ¿una dolencia física del corazón representa una transgresión de la Ley del Amor? ¿Cómo superarla o cómo curarla?
R: Esto, dijo Cristo, que depende de cada alma. No todos pasan por la misma experiencia, estar enfermo del corazón no significa falta de amor, sino estar soportando la falta de amor en el mundo y la falta de amor, dijo Cristo, entre hermanos. Hay almas, dijo el Señor, que se ofrecen para esto, pero no es fácil soportarlo.
P: Señor, hace muchos años, los Mensajeros Divinos nos dijeron que, así como tenemos una Madre en el Cielo, tenemos una Madre en la Tierra, la Madre María Shimani. Algo fundamental nos falta, ¿la Madre ya puede retornar?
R: Solo cuando ella reconozca lo que hizo.
Cristo no le está dando un castigo a la Madre, sino una lección de Amor a todos.
Es importante desapegarse de esto, dijo el Señor, para comprender la esencia de este aprendizaje.
Todo retorno o toda oportunidad depende de un paso honesto y Él espera esto.
Aquí no entiendo la letra, pero voy a intentar comprender la pregunta:
P: La persona le pregunta al Maestro cómo puede disolver el dolor de su corazón por su familia.
R: Dijo Cristo que no es sufriendo por su familia, sino amando a su familia hasta en lo más pequeño. Eso permite la transformación de la vida y concede una Gracia a las consciencias.
Última pregunta:
P: Señor, Cristo Jesús, ¿yo estaré encarnada para presenciar Su Retorno?
R: Eso es lo menos importante, lo más importante es que estés presente donde tienes que estar presente, sin esconderte de nada, porque eso otorga la confianza de Dios para el servicio que tienen las almas.
Que las Santa Reliquias de la Pasión de Jesús transformen y consagren a los corazones por la gloria de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Cristo, vamos a pedirles a los hermanos del coral entonar la canción: “O poder do Sangue” y vamos a llamar aquí, al escenario, a la hermana Melkame, de Etiopía, que vive en Estados Unidos, para que pueda recibir, como se merece, la consagración como adoradora que el Señor le quiere entregar.
Y vamos a hacer una oración por la consagración de adoradora de esta hermana, ofreciendo esta consagración al Corazón de Cristo por la tarea espiritual que el alma de la hermana asume en este momento.
Oremos juntos al Padre Celestial:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vamos a prepararnos para la Comunión Espiritual.
Llegará un tiempo en el que todo ya estará definido, no habrá más oportunidad para escoger.
Llegará el tiempo en el que la humanidad tomará su gran decisión y será en ese mismo momento en el que la Ley Universal actuará, conforme la indicación de Dios.
Ese tiempo no está muy lejos, por eso todos son llamados a vivir una profunda y verdadera reflexión, a dar un gran paso y a confirmar sus vidas al Plan de nuestro Padre Celestial.
Porque de esa forma, Él contará con pilares sobre la superficie de la Tierra para llevar adelante Su Obra de redención y de paz en el mundo, que es la Obra de los Tres Sagrados Corazones.
Sé que viven tiempos muy difíciles. Por esa razón Yo estoy aquí compañeros, no solo para acompañarlos en la alegría y el júbilo, sino también para acompañarlos en los momentos cruciales, en los que las naciones del mundo definen su destino, un destino que repercutirá sí o sí en la población mundial.
Pero nunca dejen de tener fe, no dejen que sus corazones vacilen, no dejen que la duda ingrese en sus mundos internos, porque Mi adversario no está descansando. Pero si sus oraciones llegan al Cielo, como en este día, muchísimas situaciones son evitadas, no sólo en las naciones sino también en los pueblos.
Llegará el momento compañeros, en que cada uno de ustedes deberá cruzar el portal del Armagedón, no sólo por su purificación interior, sino también para poder vivir con paciencia, amor y humildad el caos del fin de estos tiempos.
Yo les pido, compañeros, que sostengan con firmeza Mi antorcha de Luz, esa antorcha de Luz que Yo les entregué a través de la oración, que ha hecho elevar sus consciencias y vidas, muchas veces, al Reino de Dios y a veces sin que ustedes lo perciban.
Es esa antorcha de Luz que debe flamear en este tiempo final, iluminar a todos los rincones de la Tierra y a todos los corazones, disipar toda la oscuridad y las tinieblas que viven en las almas.
Por eso Yo los llamo como Mis apóstoles de los últimos tiempos, los apóstoles del tiempo final, los que son parte de la historia de la transición de la Tierra y los que podrán reescribir una nueva historia en la humanidad, libre del sufrimiento, del caos y de la maldad humana.
Es con la conversión y la redención de sus corazones que podrán cambiar el mundo y la Luz de Dios descenderá a la Tierra por medio del retorno de Cristo y todos participarán de eso, no importa desde qué plano o desde dónde sea, todos participarán de ese acontecimiento, todos serán parte de esa historia final que Yo vengo construyendo en sus mundos internos.
Porque cuando el gran momento se aproxime, compañeros, les aseguro que sus vidas no retrocederán, darán pasos hacia adelante, enfrentarán el fin de los tiempos, aprenderán a sostener a sus familias y seres queridos, a sus vecinos y amigos, a sus propias naciones, las cuales forman parte de una gran deuda espiritual por haberse desviado de la Ley y del compromiso.
Pero permitan, compañeros, que sosteniendo la antorcha de la Luz, que es el reflejo vivo de la oración del corazón, Mi Gobierno Universal descienda a la Tierra.
Primero Mi Gobierno debe descender a sus corazones, a sus almas, espíritus y vidas. Deben forjar en ustedes, compañeros, ese espíritu de valentía y de coraje como los primeros cristianos lo tuvieron, dando sus propias vidas para dar testimonio de Mi presencia en el mundo.
Pero Yo ya no quiero ver correr más sangre. Yo quiero ver, compañeros, el testimonio de su conversión y redención diaria, la alianza perfecta con el Padre Celestial y con todos sus ángeles que están en el Cielo.
Porque en el momento más agudo de la Tierra es cuando Yo enviaré a las huestes del Padre, principalmente a las huestes de San Miguel Arcángel.
Ellas vendrán con sus espadas, cortarán las amarras, liberarán las cadenas de los hombres y mujeres de la Tierra, cerrarán los infiernos, el mal será vencido y el Corazón de Dios triunfará en cada corazón humano. Y la promesa del Retorno de Cristo se cumplirá. Ya no será solamente una promesa, será una realidad.
Pero sigan firmes, persistan en la luz de la oración, sigan reencendiendo la antorcha de Luz que Yo les he entregado y lleven sobre sus pechos la Cruz de la Redención, esa Cruz que se iluminó por ustedes en lo alto del Monte Calvario, esta Cruz que testimonió la muerte del Hijo de Dios y que grabó en su esencia la Sangre del Cordero, del Cordero que fue inmolado, que fue ultrajado y maltratado por la ignorancia y la inconsciencia de los hombres.
Pero el poder de Mi divina e insondable Misericordia que se derramó en lo alto de la Cruz, con la vertiente del Agua y de la Sangre, esa divina Misericordia es la que llega hasta estos tiempos. Es esa poderosa e invencible Misericordia que Dios, nuestro Padre Eterno, Me mostró en el Huerto Getsemaní.
Lo que Me dio fuerzas, compañeros, para llegar hasta estos tiempos fue: la fidelidad de Mis compañeros, el amor de Mis mártires, la solidaridad de los servidores, la honestidad de los colaboradores, la consagración de los corazones a la vida espiritual y religiosa y, principalmente, el sacerdocio que brota de Mi insondable Corazón, para que toda Mi Gracia y Misericordia pudieran seguir siendo derramadas en el mundo, a través de los tiempos y de todas las generaciones.
Es así, compañeros, que les pido que confirmen sus consciencias a Dios, así como hoy confirman sus consciencias a Mi Corazón porque Yo les pido, compañeros, que sosteniendo esa antorcha de luz y de fe, que iluminará los tiempos más cruciales y definitivos, ustedes podrán, compañeros, atravesar el fin de los tiempos sin temor, con una profunda valentía, una fortalecida fe que nace de la confianza de sus vidas en la presencia de su Redentor dentro de cada uno de ustedes.
La humanidad espera ver fenómenos que trasciendan todos los tiempos y los acontecimientos, pero el verdadero fenómeno en este tiempo es el milagro que pudo suceder en sus vidas con su adhesión a Mi Plan de Amor y con su confianza imborrable en Mi Proyecto Redentor.
Haber alcanzado eso en este tiempo es un milagro. Por eso los vuelvo a renovar en la persistencia y en la fe porque vendrán tiempos más duros, los tiempos que la humanidad escogió. Pero cuanto más oren y cuanto más se fortalezcan interiormente, muchas, muchas más almas serán aliviadas de esa elección que hizo la propia humanidad, principalmente las elecciones que hacen las naciones en este tiempo que no es responsabilidad del pueblo, sino del hipnotismo que imparten los que gobiernan.
Que en sus corazones nunca falte el Amor de Dios. Antes de decidir, de actuar o de hablar, piensen si en sus sentidos internos está el Amor de Dios, porque eso los protegerá de entrar en el caos de estos tiempos y de ser empujados violentamente por las fuerzas de la perdición.
Pero hay algo que es inviolable, que está construido en sus corazones y esencias. A pesar de los acontecimientos y de las pruebas, compañeros, eso no puede ser derrotado, no puede ser disipado, nadie lo puede disolver. Porque es una fortaleza espiritual que sus vidas construyen en Mi vida, en cada momento de oración, en cada momento de servicio como en cada oportunidad de amar cada día más.
Esos tesoros son inviolables, son inextinguibles y no se pueden borrar. Cuiden de esos tesoros y permitan que de esos tesoros puedan surgir más frutos que sean compartidos y distribuidos con sus hermanos, así como Yo comparto Mi Amor con ustedes.
Hoy vengo a decir que Argentina enfrentará un momento muy agudo, pero me tienen a Mí para poder atravesarlo. Por eso, les pido que no abunde la ira ni la indignación en sus corazones, que no levanten sus voces ni tampoco sus espadas, porque quien lastima con su espada y con su voz, será lastimado.
Utilicen, en este momento, el tercer rayo que rige a este universo material y que la Inteligencia Divina, que es propagada por el Espíritu Santo, los coloque en el lugar correcto y en el momento correcto, en la oportunidad de dar más amor donde no existe.
Pero esa prueba no durará mucho tiempo. Argentina será reencendida por todos sus recintos sagrados y las almas lo sentirán, y será el preámbulo de Mi llegada al mundo de una forma inesperada e inexplicable.
Por eso coloquen sus mentes y consciencias en todo lo bueno que llegará y no en la pruebas que sucederán.
Sé que no podrán estar indiferentes a la realidad de Argentina y de Sudamérica, pero ustedes deben alimentar sus espíritus en el fuego de la oración para que no sientan que algo les falta, sino que sientan una fuerza interior que los impulse a renovarse, de tiempo en tiempo.
Estoy aquí, en este día y en esta tarde, para prepararlos para ese momento, momento en el cual deberán demostrar, por ustedes mismos, que comprendieron Mis palabras y, especialmente, que viven Mi mensaje hasta en las cosas más simples y pequeñas. Eso los protegerá no solo a ustedes sino también a sus seres queridos.
Las crisis de estos tiempos forjan en los corazones la fraternidad humana, una fraternidad que nunca se vivió en otro tiempo, una fraternidad humana que los retirará de la ilusión, de la propiedad, del control de todo lo que creen tener por ustedes mismos.
Así despertarán al amor y lo podrán expandir en el mundo, así como Yo expandí Mi Amor por ustedes en cada momento y en cada pasaje por esta Tierra.
Ahora sí, Yo necesito que me imiten, que sean Mi ejemplo de amor y de luz, de paz y de reconciliación. El Cielo acoge con esplendor sus oraciones y hace de ellas muchos milagros, gracias y misericordias para ser derramados en otros lugares de la Tierra, en donde no se vive el amor y la paz, en donde no existe el bien.
Sean celadores de ese Amor vivo de Dios que como al pueblo de Israel, en este tiempo, vengo a alimentarlos y a nutrirlos espiritualmente. Es ese Amor que les permitirá trascender el fin de los tiempos, es ese Amor que nadie les quitará porque es el Amor de Dios que puede ingresar en ustedes y morar en ustedes para siempre.
Mientras las puertas del Cielo están abiertas y la Iglesia Celestial desciende para comulgar de las esencias de Dios, este es el momento en que cada una de sus almas puede realizar un nuevo ofertorio al Padre Celestial. En la más profunda y verdadera sinceridad que brota de sus corazones podrán emitir a través de Mi Corazón su oferta e intención por alguna situación o causa, sea posible o imposible.
En este momento, al igual que los ángeles del Cielo que rodean la gloria y la divinidad del Hijo de Dios, sus almas se postran al suelo y reciben del Universo, la sagrada bendición fruto de la Gracia y de la Misericordia del Padre.
Preparamos este momento, no solamente para la transustanciación de los elementos que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sino también para que Dios escuche sus súplicas, reciba sus intenciones y colme con Su Amor a cada uno de los presentes.
Nos colocamos de pie y agradecemos, llevando nuestra mano al corazón, para sentir el pulsar de nuestro corazón que es el pulsar del Corazón de Cristo, que en este momento emite e irradia Su Amor al mundo, disolviendo las dificultades, transmutando los infiernos, liberando a las almas de la opresión.
El Corazón de Jesús, pulsa en cada corazón humano. Sientan el pulsar de sus corazones, sientan el latir de Su Corazón vivo, ese es el pulsar del Corazón de Dios que nunca se detiene, que nunca descansa y que todo renueva.
Y hoy, ante la Iglesia Celestial del Padre, reciban Su Amor y comulguen de este momento que los lleva a la renovación de la vida y de la consciencia.
En este ofertorio de Amor, humildemente, elevemos nuestras súplicas para que el Corazón del Padre nos responda por medio de Su Misericordia.
Oración: Padre Celestial (se repite tres veces).
Padre Eterno, Dios y Creación de la vida, bendice estos elementos que amorosamente Tus hijos ofrecen en Tu altar para la transustanciación de la vida, el perdón de los errores y la victoria de la Divina Misericordia en el mundo entero. Amén.
En este momento, elevamos nuestras intenciones a Dios.
Dios concede Su Gracia y Su Misericordia a través del Amor de Su Hijo y este Amor universal e infinito es el que concede la cura y la redención de las almas.
Hoy vuelvo a instituir y a establecer la revelación de este misterio de amor, por medio de la consagración del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Y ante el mismo escenario de la Última Cena, los que consigan y puedan, nos arrodillamos.
En aquel tiempo, después de haber lavado las manos y los pies de los apóstoles, de los primeros sacerdotes que Me sucederían, los reuní en torno a la mesa del Amor para celebrar el legado de Cristo que quedaría para siempre en la humanidad.
Y así tomé el pan, lo partí dando gracias a Dios por ese sacrificio que viviría, lo entregué a los apóstoles diciéndoles en un profundo amor: "Tomen y coman todos de Él porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Y al sonar de tres campanadas, los ángeles transustanciaron el pan en el Cuerpo vivo de Cristo.
Oración: Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).
Enseguida, tomé el Cáliz, dando gracias a Dios por ese sacrificio de derramar hasta la última gota de Mi Sangre por Mis hermanos, lo pasé a los apóstoles diciéndoles en un profundo amor: "Tomen y beban, esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Maestro y Señor para la remisión y el perdón de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía".
Y al sonar de tres campanadas, los ángeles transustanciaron el vino en la Sangre Preciosa de Cristo.
Oración: Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).
Nos ponemos de pie y nos tomamos de las manos.
Como un solo pueblo, como una sola humanidad y un único rebaño junto a Cristo nuestro Señor, el Rey de reyes y el Maestro entre los maestros, como fue en la Última Cena vamos a repetir la oración que Él nos enseñó expresando, en cada palabra, su dulce y más puro Amor.
Y vamos a hacer esta oración suavemente, pausadamente, sintiendo cada una de las palabras que Cristo dejó para nosotros.
Oración: Padre Nuestro.
Llevamos nuestras manos al corazón y al sonar de siete campanadas se establece y se instituye para el mundo entero en este día de Gloria y de Misericordia, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nuestro Salvador.
Me alegra saber, compañeros, que día a día en su camino de transformación y de fe pueden formar parte de Mi Cuerpo místico, ese Cuerpo espiritual y divino que congrega y une a todas las almas del mundo, más allá de las distancias, de las fronteras y de las naciones, estableciendo un solo pueblo, una sola raza y una Nueva Humanidad.
En nombre de esa sagrada promesa de la Nueva Humanidad, dentro de la Nueva Jerusalén, Yo les doy Mi Paz para que la vivan y la sientan, la compartan y la expresen con sus seres queridos y con todos los que encuentren en sus caminos.
Que esta Paz, que brota del Corazón eterno de Dios, los haga libres para siempre y encuentren en esa libertad la alianza perfecta con el Creador, hasta que se cumplan los mil años de paz.
Que la Paz de Mi Corazón esté con todos ustedes, en fraternidad y unidad se darán el saludo de la paz.
Les agradezco, por haber respondido a Mi convocatoria.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más