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¡Alégrense, regocíjense en el Señor!, dice el Rey Universal, porque el planeta se está volviendo salvo por un tiempo.
Hoy, a los pies de nuestros Sacratísimos Corazones, la imagen del mundo resplandece ante los ojos del Trono del Creador.
El Inmaculado Corazón propaga Su Faz sobre la faz de la Tierra; el Castísimo Corazón invoca la presencia de los pequeños servidores y Mi Misericordioso Corazón de Luz llama a todas las ovejas para que vengan a pastar en los nuevos campos que hemos abierto para todos, en las praderas frescas y fértiles, en donde se abren los caminos para las almas simples.
Hoy, Dios nos ha enviado en Presencia Trina, para expresar a través de nuestros Corazones Su Majestad . Como dijo el Ángel en Belén: "!Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los seres de buena voluntad!"
Dice el Inmaculado Corazón de María: ¡Gloria a Dios en las alturas y cura para las almas que no se han redimido! ¡Liberación para los corazones que han pecado, sanación para las almas que viven en la oscuridad!
Dice el Castísimo Corazón: ¡Gloria a Dios en las alturas y bien para las almas que viven en el Señor, pues en ellas se sembrará el Espíritu Santo y la Luz Suprema del Padre! A través de sus corazones, cumplirá con el Proyecto del Origen, que aún no ha terminado, hasta poder cumplir la faz en la Nueva Tierra, la Faz del Señor que se grabará en sus consciencias para el próximo tiempo que vendrá y donde surgirán nuevas cosas para todos.
¡Gloria a Dios en las alturas!, dice Cristo, porque los bienes celestiales descenderán sobre el mundo. ¡Ay de aquellos que no han vivido en el Señor! Están a tiempo de arrepentirse de sus pecados, porque de esa forma formarán parte de la Nueva Tierra.
Sus espíritus son llamados para el Poderoso. El Señor se regocija en las almas que lo sirven a Él, porque así estará todo cumplido, como en el principio.
¡Gloria a Dios en las alturas!, dice el Inmaculado Corazón de María, porque los Adanes y las Evas de aquel tiempo serán liberados de este mundo y el nuevo pueblo prometido resurgirá, y aquella trayectoria del pueblo del desierto que ha quedado inconclusa finalizará en el próximo tiempo, cuando la Estrella de la Era descienda sobre la Tierra. Los corazones podrán vislumbrar la Luz del Señor y los rebaños se congregarán en el Espíritu del Padre.
¡Gloria a Dios en las alturas!, dice Cristo, por aquellos que se animan a bautizarse con el agua de Mi Vida, porque no solo se limpiarán sus faltas y deudas, sino también sus almas y corazones; sus cuerpos y sus células se limpiarán y estarán preparados y renovados para lo nuevo.
¡Gloria en las alturas!, dice San José, por aquellos que responden al Señor. Aquello que aún no se ha cumplido, se cumplirá, el omega se fundirá con el alfa y el pueblo será uno solo como en el origen. La raza será una sola ante los ojos de Dios.
No existirán diferencias entre colores, entre razas o entre sociedades, porque el Espíritu del Padre descenderá sobre los buenos, especialmente para aquellos que proclaman el Reino del Señor.
Glorifiquen al Señor, dice Cristo, están a tiempo de venerarlo y honrarlo, y así podrán trascender sus dificultades de este mundo. Sus vidas serán testimonio vivo para los demás hermanos y dejarán de ser deudas graves ante los ojos del Padre. Sus familias se reconciliarán en un próximo tiempo.
Bienaventurados aquellos que viven en Mi Fe y que confiarán en Mi llamado hasta el momento final, cuando Miguel Arcángel anuncie con Su trompeta la Voz y la llegada del Maestro.
Un trueno de Luz descenderá sobre el mundo, y los ojos confusos, los que no pueden ver la Luz del Señor ni la Misericordia, se abrirán por ese solo momento y todos verán ese Rayo de Luz que se expandirá de Oriente a Occidente. Oriente y Occidente serán uno solo y serán una sola cultura ante los Ojos de Dios.
Pero, unos pocos deberán seguir remando dentro de la barca, vigilando con la oración y con el corazón. Glorifiquen al Señor hasta los momentos finales. No teman por aquellos que dejarán Mi barca, Yo los sustentaré fuerte hasta el final.
Solo les pido una cosa importante: sean verdaderos ante los ojos de Nuestro Padre, así sus corazones serán cristalinos y el Don del Espíritu Santo no los abandonará.
Abran sus corazones a las Leyes del Cosmos. Es momento que el mundo inmaterial descienda sobre la Tierra. Que los hombres, mujeres y niños comulguen de este Mundo Mayor, así, todos resucitarán a la Vida Mayor, y en el próximo tiempo reconocerán su origen.
Alabemos los Tronos del Padre en esta tarde de gloria. Los nuevos bautizados bautizarán a los demás con el don del amor, de la caridad y del servicio.
Las llaves del Cielo se le están siendo entregadas. Guárdenlas en sus corazones para que ellas no se pierdan.
No les pido que abran puertas hacia los Cielos, sino que abran sus corazones para recibir el Reino de Dios.
Que los signos de los tres Corazones se graben en sus esencias.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Escuchen la voz de Mi hija Lucía:
Queridos y Amados hijos, les habla Mi Inmaculado Corazón, para que a través de Mi energía maternal, la Presencia de estos tres Sacratísimos Corazones pueda fundirse en sus esencias, porque hoy les digo Mis amados, como Madre del Sol y como Madre Universal, que apenas comprenderán lo que hoy acontece en sus vidas, cuando puedan mirar desde el Reino de los Cielos, su trayectoria en la Tierra.
Hijos Míos, un gran misterio viven sus vidas en este momento, un misterio Celestial, que por el Amor y la Misericordia del Señor, descendió a esta Tierra, para tornar divino aquello que hasta hoy fue materia.
A través de la fe de sus corazones, llegamos al mundo para transformar sus vidas, sus almas, sus esencias, y a través de ustedes, poder llegar a toda la humanidad.
Hoy, quiero que se pregunten, hijos Míos, ¿cuál es el compromiso que sus almas asumen, en este día, al responder al llamado divino de estar delante de la Presencia de los tres Sacratísimos Corazones?
Hoy les presentamos un arquetipo de vida para que trasciendan su vida material y sean capaces de vivir la imitación de esta Sagrada Familia, porque nosotros fuimos carne en el mundo.
Nuestra sangre estuvo viva como la sangre que circula en sus cuerpos, y con este Cuerpo y esta Alma encarnados sobre la condición humana fuimos capaces de trascender al hombre, a la vida material, por el Amor a Dios, por Amor al Divino, porque en nuestro Corazón sabíamos que algo mayor existía, que trascendía toda comprensión, y que no sería a través de la mente, pero sí en lo profundo del corazón que abriríamos esa puerta, para que el Reino de Dios descendiera al mundo y una Nueva Humanidad pudiera surgir a través de nuestra Sagrada Familia.
Hijos Míos, en esta tarde los invito a superar los límites de la materia, a superar los límites de la comprensión, del entendimiento, y de esta forma, abrir el camino para que el Reino de Dios llegue al mundo.
En cada día de esta Sagrada Semana, una sagrada llave fue entregada para ustedes, para que puedan abrir las puertas de la consciencia y despertar a un nuevo ciclo planetario, porque ya llegó el momento, hijos Míos, de que nuestro Verbo se pueda dirigir al mundo de una forma madura, porque el hombre ya es capaz de comprender y de amar el misterio celestial.
Pero, para que esto suceda, convocamos a sus almas, sus corazones, para que, en nombre de la humanidad, den el primer paso amando este misterio infinito, aspirando ardientemente por esta vida desconocida, que tantas veces se colocó delante de sus ojos y que como humanidad, no quisieron ver.
Hijos Míos, hoy les pido que se abran para una vida nueva, una vida inmaterial que siempre existió, que siempre estuvo delante de vuestros corazones, y que desde el inicio de este mundo impulsó a la humanidad para que en el final de los tiempos, los tiempos que viven hoy, pudieran cruzar este umbral de consciencias redimidas, a un Universo Celestial, un mundo Divino, Cósmico, Universal, que hace tanto tiempo que los aguarda.
Dice Cristo Jesús:
Sus intenciones hoy no solo son contempladas por Mi Corazón Misericordioso. El Inmaculado Corazón de María y el Casto Corazón de San José también las contemplan. Sé que sus almas no comprenderán la amplitud de nuestra presencia en este día.
Pero que sus corazones acojan Nuestros Corazones, así podrán ser guiados en el silencio, en la fortaleza de una oración, en la paz del alma, en la comunión del espíritu de cada uno de ustedes con el Padre.
Hoy, los Sacratísimos Corazones traen la Santísima Trinidad, para que las almas sean bautizadas por el Espíritu de Dios, y muchas almas más sean bautizadas por el Espíritu del Padre.
La promesa del origen deberá cumplirse y todos participan de este gran misterio.
Ahora bendeciremos todos estos elementos con todo nuestro amor, y todos los elementos sagrados que lleven en sus manos, para que sean el signo visible de la Santísima Trinidad, a través de la ascensión del Sagrado Corazón, del descenso del Inmaculado Corazón al mundo, y de la unión perfecta y amorosa del Casto Corazón de San José.
Cuando ustedes Me cantan canciones de otras almas, son todas las almas que me cantan a Mí. En el Reino de las almas todos ustedes son uno solo, y las melodías se expanden por el Universo del Corazón de Dios.
No teman cantar aquello que otro ha compuesto, ni tampoco teman que otros canten sus melodías. Los bienaventurados viven en un solo sonido de paz, en una sola vibración de vida y de elevación.
También, en esta tarde, traemos el Reino de las almas para todos ustedes y todos los hermanos que están unidos en este momento, especialmente en esta tarde, queridos amigos, por el Poder que Dios Me ha concedido ante ustedes, bajo la autoridad del Espíritu Santo y la absolución que tiene que hacer el Hijo de Dios ante vuestras criaturas, consagraré la comunión para todos ustedes y todas las familias espirituales que están unidas en este momento.
Jesús, durante Su Aparición, transmitió una oración para que compartamos el momento de la comunión. Vamos a repetirla frase por frase, y saber que estas palabras nacieron de Su Sagrado Corazón.
Oración al Santo Grial de Jesucristo
Sagrado Cáliz del Señor,
derrama sobre nosotros Tus Códigos de Vida,
derrama sobre nuestras almas
la Llama Sagrada del Espíritu Santo.
¡Oh! Sagrado Cáliz del Señor,
comulga con nosotros eternamente,
disipa de nuestras vidas las agresiones del mal,
mas une día y noche nuestros corazones
con el Principio de la Fuente Primordial.
¡Oh! Santo Cáliz de Luz y de Sabiduría,
danos de beber de la Sangre Divina de Cristo,
aspiramos redimirnos.
deseamos amarte Señor cada día más,
hoy nos consagramos como dignos hijos de Dios.
Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más