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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vengo como la Luz que disipa las tinieblas.
Hoy, vengo a través del símbolo de la Dolorosa Agonía en el Huerto Getsemaní. He aquí este hecho ante sus ojos y en sus corazones.
Del abismo de Luz más profundo de Mi Consciencia emerge la vida interior, camino que Yo construyo en las almas que Me siguen y que Me buscan. Sin esa vida interna, nada es posible.
He aquí lo más profundo de Mi Ser y de Mi Consciencia. Este es el recinto que tengo para todos los que se animen a ingresar en Mí a través de la puerta estrecha de la humildad, para que se separe de ustedes lo que es superficial, lo que es arrogante, lo que se cree superior y que no existe; para que ingrese a Mí su sensata resignación, su verdadera humillación, su esencia de paz.
Sin esta construcción interna, que Yo les ofrezco, no es posible materializar el Plan y el Propósito de Dios en la Tierra. Por eso, en este día, vengo a intentar retirar las vendas de los ojos de los que están ciegos, de los que perdieron el camino del espíritu y también de los que nunca lo encontraron.
Vean ante ustedes cómo está el mundo. ¿No es la señal suficiente de que se ha perdido la vida interior e inclusive en las grandes religiones, en las que es más importante la comunicación de estos tiempos que la comunicación interior entre las almas y todos los espíritus que viven en Dios?
Quiero que recuerden que Yo los llamo a Mi Camino para reconstruir la comunión con la vida interior, sagrado emblema del espíritu que vibra y comulga en las dimensiones superiores, y que en el ejemplo de su vida refleja la Simplicidad de Dios, sin soberbia ni arrogancia. Por eso, este es un tiempo decisivo, es un tiempo crucial y significativo.
Vengo, a través de este impulso de Mi Dolorosa Agonía en el Huerto Getsemaní, para que recuerden que, así como su Maestro y Señor tuvo que cruzar la puerta estrecha de la humildad, de la entrega y de la aceptación de todos los pecados del mundo, así también ustedes son llamados, si lo aceptan, a cargar Conmigo la Cruz de la humanidad, la dolorosa Cruz de esta humanidad. Pero sé que no comprenderán en totalidad este significado, porque es algo espiritual.
En el silencio, los contemplo y contemplo a la humanidad que camina hacia su definitivo estado de desconexión espiritual.
Por eso, Dios envía a Sus Mensajeros y Jerarquías para recordarles, a todos, el camino del espíritu y de la vida interior. Mientras más almas busquen el camino de la vida interior, más comprenderán lo que es desconocido y todo lo que es inmaterial, porque allí está la verdadera vida que debe reflejarse, en armonía y en sintonía con esta superficie, para estar en comunión perfecta con lo Alto.
Hoy, les traigo una parte muy abstracta de Mi Ser que nunca le revelé al mundo, y que sé que no la comprenderán con la mente, sino que solo la podrán sentir con el corazón que se abra para captar Mis impulsos cósmicos y espirituales.
Mi Vida Interior, que es la Vida de Dios, es una Ley. En ella se refleja el Amor absoluto y la ciencia perfecta entre las Leyes del universo y del espíritu.
Entonces, Yo les digo: ¿cuántas veces al día contemplan su mundo interior? ¿Cuántas veces permiten que su propia intuición los guíe y no sus preferencias?
¿Comprenden la diferencia entre estar en comunión con la vida interna y estar relacionados con la vida superficial?
No necesito darles ejemplos de lo que sucede en el mundo, porque ustedes ya los ven con sus propios ojos.
La vida interna necesita restablecerse en muchas más consciencias y corazones para que sus propias encarnaciones no se desperdicien ni se pierdan.
Qué dolor incomprensible siente Mi Padre, que está en los Cielos, cuando las esencias creadas a imagen y semejanza de Dios se pierden en los abismos del mundo o cuando muchas esencias encarnadas son llevadas a los abismos del mundo sin merecerlos.
Este es el tiempo del esfuerzo y del ejercicio de comunión con la vida interior para que inclusive las formas materiales sean impregnadas por las sagradas energías cósmicas que, como corrientes de Luz, Amor y Sabiduría, impregnan todo lo que tocan y por donde circulan, y retiran los excesos de la vida superficial y materialista de la humanidad, incluso de los que dicen ser espirituales.
Porque esta escuela de la Tierra, de este planeta en este universo y dentro de esta Creación, se vive hasta el último momento, hasta la última expiración, así como Yo la viví en la Cruz por todos ustedes, siendo un Hombre que aprendió a amar y a perdonar, a pesar del peso de la Cruz de los errores del mundo y de sus injusticias.
Cuando Yo les hablo de los Nuevos Cristos, no les hablo de algo teórico ni tampoco romántico; ese no es Mi vocabulario. Yo les hablo de una vida crística que exterioriza la Verdad y la aplica en toda su consciencia, en comunión con todas las Leyes del universo, sin saltearse las reglas de los Mandamientos.
Por eso, la humanidad llegó a esta situación y podría ser peor si no se recuperara la comunión con la vida interior que es urgente para su Maestro.
Quiero que sepan y recuerden que esta Obra, de la cual ustedes forman parte por un estado de Gracia inexplicable y un merecimiento desconocido, ha sido agraciada por el espíritu soberano de la Instrucción y del Conocimiento de la Jerarquía. Esto fue lo que, de forma silenciosa, anónima y simple, reabrió las puertas para que las almas recuperaran y recuperen el camino de comunión con la vida interior.
¿Ahora, entienden dónde están y para qué están aquí?
Pregúntense esto sin miedo, pero con honestidad y hasta diría con coraje, para que ya no existan los espejismos de la vida superficial, sino los profundos contactos con el mundo interior, que no debe enriquecer el ego personal ni espiritual, sino que debe permitir que sus almas gobiernen y cumplan esta encarnación que para muchos es la encarnación más significativa, para pasar de un estado a otro internamente, anónimamente.
Por eso, despójense, despójense todos los días, aunque crean que ya lo han hecho; porque la vida interior, que es única e inextinguible para Dios, es sabia, misericordiosa pero justa, solemne, sagrada e inmaculada para quien se abre a comprenderla, a vivirla y a experimentarla; y nutre, a través de su propio corazón, la llama del Propósito Divino que guía a las almas en esta escuela de redención y de perdón.
¡Cuántos más están buscando este camino y aún no encuentran la puerta para poder entrar!
La Jerarquía les confía la reconstrucción de este camino que es puramente espiritual, para reflejarse posteriormente en lo material. Y aquella Ley que una vez se cumplió en el origen de esta Obra, a través del venerable hermano José, se pueda cumplir y aplicar en todas las almas posibles que, independientemente de su escuela o aun de sus errores, reciban una oportunidad de volver a comulgar con su propia vida interior, que en esencia es comulgar con la Vida de Dios.
Hoy, les puedo compartir lo más profundo que tengo y también lo más sagrado que expreso no como algo propio ni personal, sino como algo que es parte de Dios, del Dios Vivo, Resplandeciente y Misericordioso que, en Su llanto silencioso, espera que Sus hijos e hijas, todas Sus criaturas, se vuelvan a levantar de los abismos y a encontrar dentro de sí el camino hacia el origen de la vida interior.
Si la vida interior reinara en el mundo y en muchas más almas, no existirían los conflictos.
Si la vida interior reinara en las almas y en el mundo, ya no existirían divisiones ni incomprensiones; porque el lenguaje de la vida interior es único y proviene del Espíritu Santo que, con Sus Dones y Gracias, transforma a las almas que se abren a reencontrar el sentido de encarnar aquí, en este mundo y en este tiempo final.
No Me alcanzaría un solo Mensaje ni tampoco Mis Palabras para expresar la grandeza de la vida interior que es humilde, austera y pura.
Pero las bases para el reencuentro con la vida interior ya fueron dadas y otorgadas incondicionalmente por la Jerarquía Espiritual desde este Huerto Getsemaní, que fue testigo de los dolores más desconocidos de Cristo por las almas del mundo.
Que, ante las penumbras más oscuras de la humanidad y de muchos corazones, vuelva a brillar la Luz de la vida interior en los abismos de la Tierra para que las estrellas caídas se eleven a los Cielos, en redención y amor; y formen parte, como tantas consciencias del universo, de la gran existencia de la vida interior que Dios nutre con Su Fuego Cósmico y Divino, que lleva a las almas como sagradas flores que buscan los rayos del Sol del Corazón de Dios.
Señor, Dios del Universo,
que se vuelva a cumplir en Tus hijos
la presencia de la vida interior,
para que todo sea renovado en Tu Nombre, Adonai.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sientan en Mi Silencio el decir de todas las cosas, la verdad que surge para la vida que estaba muerta.
Hoy estoy junto a los doce, aquellos que estuvieron Conmigo en el pasado. Los traje para que los puedan reconocer y apreciar como redimidos, la humanidad que se ha redimido y seguirá redimiéndose.
Mientras Yo camino al lado de ustedes en estos días, traigo buenas nuevas para todos, esperanza para los corazones y las almas, y misericordia para compartir y difundir.
Agradezco en esta tarde por aquellos que se esfuerzan y que en el cansancio obran para Mi Padre, sin tiempo y sin detenimiento. Sepan que eso será recompensado en el Reino de los Cielos. Dios no se separa de Sus hijos prodigiosos, mas los apoya y los acompaña en el silencio del corazón.
Hoy quiero compartir con ustedes un hecho importante: antes de la Última Cena en aquel tiempo, muchas almas bondadosas se unieron a Mí en la oración.
En diferentes partes de Oriente, por Galilea, Judea y Jerusalén se unieron a Mi Pasión interior y abrieron las puertas para que la Misericordia de Dios los acompañara.
En ese tiempo, todo lo que estaba sucediendo era importante, desde la soledad hasta la alegría. Yo estaba viviendo cada paso en la Pasión, una nueva señal que Dios manifestaba, para Mi Consciencia y Mi Corazón, cuando Yo instituí la Cena como una ceremonia importante.
Quería, en aquel tiempo, que todos pudieran vivir Mi Pasión de forma verdadera, por eso Yo abrí las puertas para que las Leyes Divinas descendieran y todos pudieran reconocer que el Hijo de Dios estaba presente en la Tierra.
Las Leyes se cumplieron en aquel tiempo tan difícil, pero Mi Misericordia se difundió por el Mundo entero de la misma forma que Yo lo hice con Faustina Kowalska, trayendo nuevamente para la humanidad algo importante y misterioso, que es la Misericordia de Mi Pasión, el Agua y la Sangre que redime y que lava, que purifica y que transmuta los pecados.
Por eso vivan en esa Fuente Mayor, esa Fuente que brota de Mi Corazón incansable y que está disponible para aquellos que la buscan y aquellos que se animan a servirse de ella y ser nutridos por el Espíritu de Mi Corazón, por Mi Divinidad y por Mi Consciencia Mayor.
En estos días Yo vengo a reactivar sus corazones. Vengo a recordarles los compromisos que tienen con los Sacramentos, porque cada ritual de los Sacramentos es importante para sus espíritus, gesta cosas nuevas para el alma, para la consciencia y para la vida, y todo se vuelve más liviano, más sereno y más pacífico.
Lo que Yo les traigo en estos tiempos es el Sacramento de la Reconciliación, que lo vivirán a través de los demás Sacramentos. No es por si acaso que Yo instituí la Eucaristía para que Mi Espirito Universal estuviera presente en el pan y en el vino, y en cada nueva comunión que el alma viva Conmigo, pueda renovarse y abrirse para lo Mayor.
Sepan que todo su ser comulga Conmigo; cada parte de sus seres y cada partícula, las células y la sangre de sus seres, el agua que circula por sus cuerpos es nutrida por Mi Espíritu en el momento de la Comunión.
Los invito a conocer este misterio, a que abran sus ojos para la realidad que viven por la Comunión, porque allí se guardan muchas llaves para todos, principalmente para aquellos que viven en Mi confianza.
En la Última Cena, en aquel tiempo, Yo instituí algo importante para el planeta que es el descenso de Dios a través de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, los Dones del Espíritu Santo en el pan y en el vino, la Transfiguración y la Resurrección que Yo viví por todos. Leyes que son desconocidas por esta Tierra, pero que muchos que fueron simples las vivieron y las practicaron con humildad.
Imiten a aquellos seres que vivieron la santidad. Sigan los pasos que ellos siguieron de forma simple, porque Dios necesita de sus corazones, una morada pura y entera, disponible para recibir la Voluntad del Señor.
Yo vengo nuevamente a abrirles los ojos para algo mayor y algo divino.
Yo los reúno en esta tarde nuevamente, para que refuercen su compromiso Conmigo y beban con paz de Mi Sangre y de Mi Agua, dones espirituales para la humanidad entera que son derramados espiritualmente en este tiempo para los corazones que tienen sed de la Luz de Dios y que necesitan curar sus consciencias para que sean redimidos, bienaventurados y buenos servidores del Hijo Primogénito.
A partir de hoy recordarán algo importante durante tres días seguidos, que es el nacimiento de Mi Consciencia en la humanidad y todo lo que Yo hice por ustedes en aquel tiempo.
En cada momento que compartan Conmigo, cada hecho y cada pasaje que Yo les entregaré, vívanlo como algo verdadero e importante. Así sus consciencias se nutrirán a través de Mi Espíritu Cristico y recibirán el Fuego Divino de la transformación.
Y después de un tiempo no se reconocerán, porque Yo los habré transformado enteramente y no lo percibirán porque ya estarán transfigurados por Mi Luz y por Mi Amor.
Anímense, arriésguense a que Yo los pueda vencer a través del Amor y de la Misericordia.
En poco tiempo no se reconocerán, porque habrán bebido de Mi Fuente de una forma sincera y verdadera por medio de la Comunión y de la oración constante, llaves que ayudarán a cambiar a la humanidad, llaves que abrirán nuevas puertas para el próximo tiempo.
Pero para que eso se cumpla, compañeros, es necesario arriesgarse un poco más y no temer por nada, porque cuentan con Mi confianza y Mi apoyo interior, cuando sólo Me digan “sí”.
Hoy los apóstoles vienen a bendecirlos a todos, a través del ejercicio pastoral, de la bendición del gran Espíritu de Dios que cada una de esas consciencias cultivó en sus corazones.
Hoy les muestro todas estas cosas para que crean que es posible vivir en la santidad. Y no será necesario consagrarse solamente a Mí, sino vivir una vida de caridad, de servicio, de oración, que puedan ser testimonio para sus hermanos, que puedan ser llamas de luz incandescentes para los demás hermanos,, por donde pasen o por donde vayan.
Cuando lleguen a ese punto de consagración y de entrega, muchos reconocerán Mi Presencia en ustedes, porque Yo sigo siendo el Gran Pastor de la Humildad, la Estrella del Universo para todo el planeta, que prepara el advenimiento y el regreso del Cristo transformado y renovado, el cual todos verán y se sorprenderán.
Por primera vez, queridos compañeros, responderé a siete intenciones de esa cesta. Pero sepan que todas son importantes para Mi Corazón. Ya las conozco profundamente, pero sé el significado y el valor que para ustedes tienen las respuestas en esta vida, respuestas que nacen de Mi Corazón Sacratísimo, luz para la oscuridad, sabiduría para la confusión, claridad para las tinieblas, amor para lo que está mal, herido, latigueado o cansado.
Yo los amo y Yo los corrijo porque son rebaños con potencial al despertar. Todo lo que digo proviene del Amor, del Espíritu de Mi Padre.
“Juan, te espero, cuando tan solo aceptes entrar a Mi Reino.”
“Tranquila, tu familia se salvará. Únete día a día a Mí. La reconciliación se establecerá, porque Mi Espíritu formará parte de tu hogar y confortaré a tu consciencia.”
“Franco, tu ángel se llama Joel. MI Camino está siendo preparado para que tú puedas entrar en él como un nuevo apóstol del amor. Anímate a seguirme, Te espero.”
“Que tu aspiración sea amar el planeta todos los días, pues él será la casa para los que vendrán pronto.”
“La humildad se encuentra en la llave del servicio, en la caridad que nunca acaba, en el decir “sí” todos los días a todas las necesidades que se presentan, así el espíritu se forja a la transformación.”
“Sí, ellos ya lo saben, ya están en el Cielo Conmigo, tus pasos lo han permitido. Hoy te saludan.”
“Quiero que seas una hija de Mi Divina Misericordia, así podrás consagrarte a Mi Sagrado Corazón y todo estará cumplido en tu espíritu.”
Ayer liberé a muchas almas que estaban condenadas, pero necesito de instrumentos dispuestos a ayudarme, columnas de transmutación que Me sirvan y que se donen constantemente. Si eso fuera posible en la mayor parte de la humanidad, la humanidad se salvaría.
Hoy les entregaré una bendición a través del aceite sagrado, el mismo aceite que ungió Mi Cuerpo herido, que lo restauró y que lo curó y lo preparó para la Resurrección.
El aceite los une al alma y son ungidos por el Espíritu Divino de Dios, con la Fuente Primordial de Su Amor y de Su Unidad.
Cada vez que son ungidos, sus cicatrices y heridas espirituales son disueltas por Mi Amor Misericordioso.
El aceite sagrado tiene el poder de la reparación, abre las puertas para los principios de la cura del cuerpo y del alma enferma y abre las puertas para el Espíritu Mayor de Dios, tan solo con una señal de la Cruz. Así todo estará hecho.
Bendigo todos estos elementos que en este día formarán parte de la nueva comunión de ustedes Conmigo, preparándolos para el Jueves Santo, donde los invitaré a sentarse a Mi mesa y se confirmen como los apóstoles del Amor, como los servidores de la Misericordia.
Yo los bendigo siempre con Mi Espíritu de Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por hoy estar Conmigo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más