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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, llego al mundo junto a los ángeles de la Luz, para decirle a cada uno de Mis hijos: estén firmes, sigan adelante. El fin de la batalla aún no llegó, las puertas inciertas se abren en la superficie de la Tierra para que los soldados de la Luz las puedan liberar a través de la oración.
Así, abrirán la Fuente de los Espejos en la superficie de la Tierra, la intervención llegará y todo será transformado.
En esta batalla con la dualidad no permitan que su lado contrario los pueda derrotar, estén firmes y sean valientes, participen de los Comandos de Cristo, eleven sus espadas hacia Dios, en ofrecimiento y renuncia, y así serán tocados por el Espíritu Divino.
En estos embates del fin de los tiempos sosténganse en la fe, en la credibilidad de la existencia de Dios por encima de todas las formas, de todos los acontecimientos, de todos los conflictos.
La batalla aún no llegó a su fin, el fin será escrito por cada uno de ustedes, por su participación consciente en el Plan de Mi Hijo, por su colaboración en los proyectos de redención, por su donación constante.
Mientras tanto no bajen la vigilancia, estén atentos al movimiento de su mundo interior. Alimenten sus esencias de vibraciones positivas, coloquen su consciencia en el Mundo Mayor y de allí llegará todo el auxilio que necesiten.
Las caídas son parte de esta batalla, de una batalla dura y fría, en donde los pensamientos y las emociones no pueden interferir.
Sus núcleos más concretos deben colaborar en esta operación de rescate. Para eso, su unidad con la Fuente es importante a pesar de lo que suceda en cualquier parte del mundo.
Recuerden al Universo Celestial, recuerden a los ángeles y a los arcángeles, las grandes huestes ultraterrestres, que conocen en profundidad el proyecto humano y que saben de la historia que ha vivido este planeta a través de las diferentes razas y pueblos.
Este es el tiempo en el que el péndulo vuelve con mucha fuerza y en el que su golpe precipita los acontecimientos en la humanidad, a través de la naturaleza y de la purificación.
Muchos se alejan de la Ley y de la verdad día a día, se sumergen en los abismos de esta Tierra, en los lugares más oscuros de la consciencia humana.
Pero la puerta hacia lo desconocido está allí ante ustedes, en el universo sideral, en donde toda la vida inmaterial y universal los aguarda para llevarlos a tener un contacto profundo con la verdadera existencia, a la cual pertenecen desde el principio, desde sus orígenes.
Ahora, hijos de Dios, ustedes saben gran parte de todo lo que les digo. Saben que vienen de una Fuente, que surgieron de un gran Lago de Luz, en donde los Padres Creadores participaron de su creación, de los primeros pasos de su existencia y que recorrieron este macrocosmos para aprender y crecer interiormente, para saber en cada paso estar en la Ley y no salirse de ella.
Y así llegaron a la Tierra, a este mundo que fue contemplado por Mi Hijo para que vivieran su redención y su conversión. Y así, a cada uno le llegó la hora de despertar, así como a muchos hijos Míos hoy le llega el tiempo de despertar, para que puedan hacer brillar dentro de sí la estrella de su origen, el testimonio de la verdad que vivieron desde el Principio del principio, desde el surgimiento de la Fuente.
En ese estado de vibración deben colocar sus conciencias y no en el caos, el caos seguirá sucediendo, el caos se seguirá desarrollando y mostrando, pero ustedes no pueden entrar en el conflicto ni en la desarmonía.
Sus almas deben vivir el gobierno de sí y el camino de la trascendencia de las corrientes inferiores que sofocan al mundo y a muchos servidores, a los sacerdotes de la Iglesia de Cristo.
Pero ahora su mirada, a pesar de lo que sucede en el mundo, en las naciones y en los pueblos, debe estar en el objetivo de la reconstrucción espiritual y material. Así la Creación les enviará los impulsos que necesitan para poder conducir a la humanidad hacia el camino de la redención absoluta y total.
Muchos se negarán a cruzar las puertas hacia la verdad. Pero no se preocupen, tengan fe y sirvan incondicionalmente a Dios, sin esperar resultados, sin esperar respuestas, solo sirvan por amor y fe a lo Alto.
Las reacciones de las fuerzas contrarias son diversas en este mundo. La humanidad no conoce de dónde ellas vienen y cuándo ellas surgieron. Pero sí les puedo decir, hijos Míos, que muchas de esas fuerzas del caos son generadas por la humanidad de este tiempo.
Los pies de Mis hijos están amarrados a ellas y muchos luchan por cortar esa cadena del mal, para saber liberarse de las amarras, de las condiciones, de la adversidad.
Pero sus corazones siempre deben estar vacíos, libres de cualquier perturbación y situación, absueltos de la crítica y de los juicios de valor para que puedan estar libres y más libres en el momento de caminar hacia Mi Hijo, en este tiempo de tribulación en el que la humanidad quiere ser sucumbida en un abismo más profundo y desconocido.
Pero si por un momento miran hacia el cielo, en la noche verán las estrellas, el cosmos, la gran bóveda celeste y todo lo que sucede en este mundo se volverá pequeño e insignificante. Ya que la ayuda que puede venir de lo Alto es muy grande y también desconocida. Es allí en donde deben colocar su mirada, su atención y devoción, porque así recordarán de dónde vinieron y qué fue lo que hicieron en otros tiempos.
Los espejos del universo trabajan hacia la Tierra como nunca antes trabajaron. Grandes movimientos espirituales suceden en el universo, día a día, en el pasar de este tiempo tan crucial para la humanidad, a fin de enviar hacia el planeta todos los impulsos lumínicos necesarios que pueden ayudar en el rescate de las almas y de los Reinos de la Naturaleza.
Pero cuando el mundo detenga sus malas acciones, el sufrimiento cesará, la sangre ya no correrá por las calles de este mundo, ya no habrá mártires, exiliados ni tampoco inmigrantes. Las familias no serán el foco de la desunión y de la discordia.
Por eso, les pido que oren en este mes tan especial para Mí y para su Señor, para el Altísimo, porque lo que llegará el próximo año será más complejo.
Mientras las almas no acepten que estamos en el fin de los tiempos sufrirán y podrían sufrir mucho por sus resistencias. ¿Qué ganarán con eso?
Aférrense a este llamado y un camino se mostrará ante ustedes para conducirlos y guiarlos hacia el Corazón de Mi Hijo, herido y lastimado por las acciones del mundo y de las naciones.
Al fin, Él vendrá por los más simples y humildes, por los que han sido traumatizados y castigados severamente.
Él vendrá por los que lo esperan, por los que lo aman, por los que han perdido la paz.
Él vendrá a buscar a aquellos que están en los refugios de este mundo y levantará de las camas de los hospitales a los que están enfermos para que lo vayan a ver en Su Retorno.
Y aquellos que sufrieron la pérdida de sus seres queridos serán consolados.
Y las familias tomarán consciencia de la desunión que vivieron a través de los tiempos por el avance de la tecnología y de las modernidades, por sustituir el diálogo.
Por eso, su fortaleza siempre estará en la oración. No existe otra llave maestra, es única e inmutable.
No deben temer por lo que sucederá, sucederá lo que la humanidad necesite vivir conscientemente por lo que ha sembrado en sus caminos. En este tiempo lo estará cosechando.
La Ley existe para que vivamos en sintonía y alineamiento con el cosmos y con toda la vida cósmica.
Y así, viviendo en la Ley, todo es completado en la vida y en la existencia de un ser.
Quisiera que pudieran escuchar todo esto con otros oídos, porque no solo necesito que escuchen, sino que comprendan más allá de lo que les digo.
Hoy, estoy aquí presente por todas las situaciones de la humanidad, para que todas las situaciones sean atendidas, en el plano espiritual, por la Fuente.
Les dejo Mi consuelo y la certeza de que Mi Hijo retornará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sigan porque estoy trabajando con el mundo.
El mundo necesita de una insondable intervención divina para poder salvarse. Por eso, junto a los ángeles de Dios y todas Sus huestes, bajo el impulso luminoso del Espíritu Santo, hoy su Madre Celeste llega, aquí, no solo para reunirlos y colmarlos en el Amor de Dios, sino también para llevarlos a la verdad y a la liberación de la vida, para poder romper las cadenas que aprisionan a Mis hijos, para liberar del cautiverio a cuantos se encuentran dentro de él.
Todo esto es por la autoridad divina que Me ha dado Mi Hijo y por la potestad celestial que el Padre Me concedió, desde la primera vez que Él Me aceptó como Su Sierva fiel.
Es así que Yo los invito, hijos Míos, no solo a descubrir dentro de ustedes los dones y las virtudes de Dios, sino también los invito, hijos Míos, a descubrir su misión personal para este planeta y para esta humanidad, ya que es el tiempo de la transición planetaria, y la necesidad y la ayuda de muchos soldados de Cristo hoy se ha vuelto muy urgente.
Por eso los invito, hijos Míos, a preguntarse para sí mismos, dónde está ese talento y ese don de Dios que Mi Hijo les dejó no solo por medio de Su testimonio de Amor, sino también a través de Su Palabra, de Su Evangelio.
Por eso, sean sus apóstoles del fin de los tiempos y colóquense en las primeras filas de su comando celestial así, hijos Míos, con esa actitud interior y consciente, ustedes estarán sirviendo no solo al Padre Celestial, sino también a la realización de Su Plan sobre la superficie de la Tierra.
Mientras hoy Yo les hablo, de forma maternal y amorosa, las cadenas de la ilusión se van rompiendo de la consciencia humana, los infiernos se cierran y muchos cristales se elevan, para encontrar su proceso de liberación y de redención.
En verdad, hijos Míos, este mundo aún no conoce los misterios del Universo y todas las reliquias que aquí se guardan hace millones de años, desde antes que encarnara Mi Divino Hijo.
Yo los impulso al despertar de la consciencia para que su redención, hijos Míos, sea el testimonio verídico de Dios para que una nueva y renovada humanidad pueda continuar, liberada de la ilusión mundial y del caos, de las prisiones que las fuerzas del mal colocan a las almas.
Por eso, su momento de consagración es ahora, su momento de testimoniar a Dios es ahora, su momento de dar el paso es ahora y no en otro tiempo ni en otro momento.
Yo los llamo, hijos Míos, a asumir conscientemente esta situación planetaria, a instaurar en sus hogares grupos de oración que puedan ser, en este momento, columnas de luz en donde los ángeles puedan trabajar no solo con ustedes y sus familias, sino también con sus ciudades, pueblos y naciones a fin de que se pueda sostener el equilibrio planetario y, especialmente, el equilibrio mental de la humanidad que está altamente desequilibrado. Para que muchas cosas no sucedan, respondan a este llamado que proviene de Mi Corazón y que es impulsado por el fuego del Espíritu Santo.
Hoy, regreso a este Centro Mariano para fortalecerlo y bendecirlo en su tarea espiritual, para que su modo de vida, simple, austero y humilde pueda abrir los ojos de muchos que se encuentran aquí, en esta región y más allá de ella, para que puedan sentir a Dios en su corazón; para que encuentren el único camino que es el camino de Mi Hijo, es el camino que los protegerá y los amparará en este tiempo crucial.
Así, ustedes también representarán a Mi Hijo en la Tierra y podrán corresponder a Su llamado, sabiendo que es necesario, hijos Míos, que sus vidas y las vidas de sus hermanos hagan algo por este planeta. Mucha sangre ya corrió por este mundo después de tantas guerras y conflictos, en donde hermanos estaban contra hermanos.
Ahora, hijos Míos, Yo los vengo a encender en el fuego del Espíritu Santo para que asuman sus puestos en este momento del Plan, para que escuchen la voz de Dios a través de Su Sierva que resuena en lo más profundo de sus almas y corazones, trayéndoles el impulso de la verdad y de la consagración.
Dependerá de la consciencia humana despierta que el nuevo tiempo llegue libre de atrocidades y maldades, de conflictos y de oscuridad; para que esos conflictos puedan cambiar y esto ayudará a que la Jerarquía Divina pueda intervenir.
Como en este momento, hijos Míos, Mi amado Hijo Me ha pedido intervenir no solo por sus consciencias sino también por el mundo. En este momento, hijos Míos, no solo estoy aquí, sino también en siete lugares del mundo, en donde suceden cosas gravísimas que ustedes ni se imaginan.
Todo esto es posible, hijos Míos, por su fidelidad en el camino de la oración, sabiendo que es urgente hacer algo por esta humanidad y este planeta, sabiendo que es importante, hijos Míos, que hoy cuando salgan de este Centro Mariano sean otras personas, transformen sus vidas y las rediman, las consagren y las eleven a Dios para que Él los considere en Su infinita Misericordia cuando llegue el tiempo de la gran Justicia para la humanidad, en el que no habrá gobernante, nación ni tampoco ningún arma, por más inteligente que sea, que detenga la autoridad y el poder de Dios, que se moverá en este Universo local y más allá de él y que repercutirá en todos los planetas que forman parte de este sistema solar.
Con esto, hijos Míos, no vengo a darles miedo, no vengo a entregarles una advertencia, les vengo a avisar, hijos Míos, que todavía hay tiempo de poder cambiar los acontecimientos, de asumir una vida de consagración y de redención que pueda justificar ante el Universo Celestial todos los errores humanos que se cometen en este tiempo, toda la desunión que se vive en las familias, en los pueblos, en las crisis humanitarias y más allá de lo que ustedes conocen, de todo lo que se encuentra en el universo mental de esta humanidad y que, día a día crece y crece y, aprisiona a la consciencia humana.
Por medio de una columna gigante de transmutación hoy llego a este planeta que está sometido y perdido completamente. Pero recuerden, hijos Míos, que por más que se encuentren almas en una absoluta y profunda oscuridad, existe dentro de ustedes la esencia divina, algo que Mi adversario no puede tocar, aunque los atormente y los persiga.
Sean inteligentes, construyan, con el canal verdadero de la oración individual y grupal, sus poderosas espadas de luz para que, cada cuenta de oración, cada nuevo encuentro, cada oportunidad de servir y de entregarse a Dios corte con la Luz del Padre todas las cadenas que aprisionan a Mis hijos, rescate y salve a los que más necesitan, no solo al Reino Humano, sino también a los Reinos de la Naturaleza.
Hagan algo por esta humanidad, es lo que Yo les pido. La humanidad no conoce el poder de Dios, es un poder desconocido y muy antiguo.
Les pido, hijos Míos, que sean mediadores junto a su Madre Celeste, que escuchen en sus corazones la Voz que proclama Mi Inmaculado Corazón, que sean otras personas, que vivan los ejemplos de la caridad y del bien, que ya no se juzguen los unos a los otros, que se amen profundamente así como Mi Hijo les enseñó. Porque en esas cosas tan simples pero profundas concederán a la Madre de Dios, por autoridad divina, que Yo pueda estar más tiempo entre ustedes, especialmente en esos momentos en los que se verán cosas espantosas que ninguna humanidad anterior vio.
Por eso, Yo los vengo a proteger con Mi Manto Divino, vengo a despertar, en lo más profundo de sus seres, a ese compromiso celestial y universal que hicieron con Mi Hijo.
Porque así, queridos hijos, estarán en el lugar correcto, estarán en el momento correcto, estarán en la senda de la Luz y ya no verán más los espejismos que emite este mundo y esta humanidad para confundir a los corazones espiritualmente.
Yo les entrego todo lo que soy y todo lo que fui, también hoy les entrego todo lo que alcancé desde Mi asunción a los cielos; porque no solo soy su Madre, la que interviene por las causas imposibles, por las enfermedades más graves, por los problemas más difíciles, soy la Gobernanta universal, la Reina y Madre de la Paz, la Soberana y Señora del Universo que viene con el poder del Cetro de Dios para poder poner fin a muchas situaciones planetarias.
Pero para que eso se pueda concretar y realizar, para que millones de almas salgan de los infiernos de la Tierra en el cual se encuentran y, especialmente, la humanidad tome consciencia de los errores que hoy realiza, Yo los necesito no solo como Mis hijos consagrados, buenos y humildes, caritativos y misericordiosos, sino también como mis soldados para que estén Conmigo las veinticuatro horas del día colocando como prioridad el llamado de Dios, el camino de la oración; porque así se transformarán, hijos Míos, y no entrarán en estos tiempos en los ciclos de la purificación planetaria que será muy aguda y difícil, sino que estarán prontos como soldados de Cristo para ir adonde los llamen, para convocarse donde hay grandes necesidades, para ayudar a sus hermanos y a los Reinos de la Naturaleza, para saber que es importante establecer y reconstruir esta familia espiritual de Israel que se desvirtúa completamente a través de los tiempos.
No den alimento a las fuerzas del caos, hagan silencio, entren en meditación, busquen la Luz y busquen principalmente a Dios dentro de ustedes. El Padre está lleno de Misericordia y de Amor para entregarles, ya no sufran más, porque lo que ustedes sufren es lo que ustedes piensan y generan, construyan la nueva humanidad en base a un gran cambio de consciencia.
Así Mi Hijo llegará, y lo reconocerán cuando Él venga de una forma inesperada e inexplicable y, a pesar de que el Universo se mueva y que los astros acompañen ese movimiento del segundo retorno de Cristo, ustedes hijos Míos, lo podrán sentir, lo podrán reconocer, lo podrán encontrar en su interior y así el Plan estará cumplido. Amén.
Hoy necesité hablarles de esta forma porque los tiempos son tiempos de emergencia, en los que no pueden perder ninguna oportunidad de despertar y de darse cuenta, por ustedes mismos, de que la situación planetaria es más difícil de lo que parece. Por eso, hoy me aproximo a su lenguaje humano y no utilizo un lenguaje abstracto ni simbólico porque Yo fui su Madre, soy su Madre y seré su Madre. Ustedes tienen Madre, nadie en este mundo es huérfano, aunque que haya perdido a sus padres biológicos.
Ustedes Me tienen y Me tendrán y Yo siempre los esperaré de brazos abiertos para escucharlos, para sentirlos, para recibir su amor y sobretodo su donación.
Por eso hoy la consagración de nuevos Hijos de María será especial para Mí.
Los invito a aproximarse a este escenario, a la Luz de Mi Altar para que Yo los pueda consagrar, porque en verdad, hijos Míos, sus esencias están consagradas como Mis hijos y en consecuencia están consagradas a Dios, solo que en este momento los velos de su consciencia caen espontáneamente, para que ustedes encuentren la verdad de sus orígenes y el motivo de haber venido a la Tierra para servir a Dios y amarlo, para encontrar algún día esa felicidad celestial que es verdadera y palpable para los corazones humanos.
Porque en esa verdad celestial, en esa felicidad infinita, es donde pueden encontrar el Reino de Dios y descubrir todos Sus misterios. Son misterios de Amor, de un Amor incalculable e inabarcable, de un Amor inmenso y muy grande, es este Amor que Me trae a la Tierra por cada uno de Mis hijos, por cada uno de Mis soldados, por cada uno de los Reinos de la Naturaleza que esperan de los seres humanos un servicio mayor y una respuesta, para sanar sus profundas heridas y martirios.
Hijos Míos, ante el Padre Celestial y sus poderosas huestes divinas, en este día y hasta la próxima Maratón de la Divina Misericordia a realizarse en este lugar, Argentina cumplirá su segunda etapa preparatoria para lo que sucederá en el mes de octubre, en el que toda la consciencia de Argentina definirá su destino y la continuidad de la presencia de la Misericordia de Dios en cada parte de esta tierra, en cada rincón de este lugar, de esta preciosa naturaleza que Dios le regaló a Argentina.
Por eso quiero, hijos Míos, que cumplan Mi aspiración, una aspiración que Yo les pedí una vez, hace muchos años, de que en todas estas provincias de Argentina existan grupos de oración y eso comenzará no solo por la ayuda de Mis guerreros de la Red-Luz, sino también por el ejercicio tan simple pero importante de la oración en las familias.
Es así que con mucha alegría, en este día de consagración de nuevos Hijos, este ejército que hoy se coloca ante Mi Altar Celestial y entrega sus corazones a Mi Corazón Inmaculado, para que a partir de este momento Yo los guíe y los proteja. Es este ejército que hoy se consagra, el que impulsará la concreción de Mi pedido de que en cada provincia de Argentina existan grupos de oración. Y si esa aspiración se cumpliera antes del mes de octubre, por medio de la oración en las familias, de la oración por las familias, muchas cosas se evitarán y la Justicia se alejará, la Misericordia llegará y los corazones celebrarán el retorno de Cristo.
Escuchando el himno de su consagración los invito, hijos Míos, a que cada uno de los que hoy se consagra ante la Madre Celestial, coloque en Mi Corazón su más profundo e íntimo pedido, sabiendo que Dios en Su Infinita e Insondable Misericordia escucha las intenciones de Sus hijos cuando estas son verdaderamente profundas y sinceras.
Hoy llevaré en Mi Corazón maternal no solo sus intenciones, hijos Míos, por ustedes, por sus familias o por su país, por las causas imposibles y difíciles, por los problemas más grandes o los problemas más pequeños, todo lo llevaré hoy en Mi Corazón, hijos Míos, para poder aliviarlos, para que ustedes puedan sentir a Dios en sus vidas y corazones; y que esa presencia de Dios que es tan necesaria en este tiempo y especialmente en la Argentina, pueda emanarse a otros corazones con el voto de su consagración.
En este día tan especial e importante en el que ustedes como un solo pueblo y una sola familia, como esa familia antigua de Israel que retoma su compromiso en este momento, se une interiormente a Dios para amarlo y adorarlo, para reconocerlo y para vivirlo y, así, siempre encontrar Su poderoso Reino.
Con el Amor que viene de todo el Universo, con el Amor que creó todo lo que existe, todo lo que respira, todo lo que se manifiesta y vibra, con el Amor que viene de la gran Esencia Divina de Dios y que abarca todo lo que existe y más allá de Él, con este Amor poderoso e inconmensurable es que Yo los bendigo y los consagro como Mis hijos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y con profundo amor agradezco por todo lo que Mis hijos de Argentina hicieron durante este mes de octubre, porque ya están viviendo octubre.
Yo los invito a estar en el tiempo real, en el que las cosas más difíciles se pueden disolver para que triunfe el amor en Argentina y en el mundo.
Hoy a través de esta consagración han permitido, hijos Míos, que el mes de octubre sea colmado por una luz especial que guíe y oriente a los corazones en la decisión que tomarán para los próximos tiempos.
Y ahora quiero escuchar el himno de su consagración para que, elevando sus corazones, puedan sellar esta alianza entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y sus almas.
Yo les agradezco por haber respondido a Mi llamado.
Y prometo regresar aquí, a Argentina, para que juntos Me acompañen por otras provincias que también se encenderán en Mi Amor, como lo es Tierra del Fuego y Tucumán.
Les agradezco.
Comenzó el trabajo de sintonía con la oración “Ave Luminosa”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Inhalamos y vamos a dejarnos llenar por esta paz. Vamos a unirnos a los atributos de la “Madre Universal” para recibir a nuestra Madre. Y como hicimos hoy a la mañana, vamos a atraer esos atributos hacia aquí, hacia nosotros, aspirando a que, un día, sean una realidad total en nuestras vidas.
Se oró la “Madre Universal”.
En determinado momento se entonó el “Ave María”.
Por el Poder Divino del Creador, perdonados sean los sedientos de Luz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oremos por la paz del mundo entero y por aquellos que están inmersos en las fuerzas del caos. Yo quiero socorrer a todos ellos.
Ahora, elevemos nuestros corazones hacia el Trono del Señor para que Él reciba de Mí sus plegarias, que ahora orarán Conmigo.
Renunciemos al pensamiento y abramos el corazón para penetrar en los Cielos. Para que la Luz llegue debemos abrirnos. Busquen el tesoro de Mi Inmaculado Corazón en este momento, en el silencio y en la paz. Este es Mi último llamado en este día. Vengan a Mí, suban a los Cielos para perdonar y amar, para redimir y restaurar el pasado.
Sean bienaventurados los que suben a Mi Reino porque ellos gozarán de Mi Luz Eterna. Los escucho, los acojo, los protejo. Yo Soy la Patrona del Amor, la Madre y la victoriosa Ave de la Luz, que viene de los Cielos desde hace 17 días a anunciarles el Nuevo Reino que vendrá, la Nueva Raza redimida y perdonada. Y así, hoy les confieso en nombre del Amor Divino, por la Ley que nos rige, que retornaré después de Mi Hijo, Glorificada.
Se sigue orando el “Ave María” en portugués.
Hoy, les sonrío con Mi Luz a sus corazones, porque han respondido al llamado de Mi Paz; aún estamos a tiempo de revertir el dolor y de que todos ustedes encuentren refugio en Mi Corazón.
Hoy, elevo muchas almas a los Cielos, a las que ustedes desconocen, pero que una vez estuvieron en este mundo para aprender a amar y crecer en unión al Señor.
Dejen que sus corazones broten como en los tiempos pasados, para que reconozcan Mi caminar y sigan detrás de Mí, de Mi Luz redentora.
Hoy, le traigo al mundo la reconversión de todas las faltas cometidas al Creador. A los que están presentes aquí, en nombre de sus hermanos, Yo, la Madre de la Divina Misericordia, les irradio Mi Paz y les doy Mi Perdón para que abran sus corazones a Mi Faz, para que encuentren descanso en las tribulaciones que el mundo vivirá antes de la llegada del Redentor. Por eso, les he indicado que lean los pasajes del Apocalipsis de Juan, para que preparen sus seres en este nuevo tiempo de purificación y reversión que llegará.
Ahora, estoy colocando Mi Corazón sobre Medjugorje para cumplir la Voluntad del Señor, pues de aquí partirán peregrinos hacia Mi encuentro y el reencuentro con sus hermanos del hemisferio norte. Así, podrán saber que, como en Fátima, Lourdes, Guadalupe, Medjugorje y ahora aquí, Yo Soy Única y Mi Voz los representa a todos ustedes, como la Madre del Amor, el Ave que les trae la Paz desde los Cielos infinitos.
Hoy, están a Mi derecha los 24 Ancianos y a Mi izquierda los que siguieron a Cristo, el Señor, como Sus apóstoles; para que sepan que descendemos desde lo Alto, obrando bajo las Leyes del Señor para que el mundo restablezca su paz y su unidad con lo que está separado desde hace tiempo.
Por eso, los llamo a abrir sus corazones a todos sus hermanos de creencias y credos diferentes, para que se unan en el mismo fuego que desciende desde el Espíritu Santo al mundo y a cada criatura, bajo Mi intercesión como la Gran Señora del Sol.
He posado Mis Pies aquí, durante 17 días, para que reconozcan Mi Gracia Inmaculada en sus corazones y para que, a partir de hoy, lleven Mi Paz a sus hermanos, para que les enseñen y les transmitan cómo Soy ante ustedes y todos Mis hijos. Pues el Señor Jesús, el Cristo, Me ha confiado a todos ustedes desde el principio hasta el presente, por toda la eternidad, para que lleguemos juntos, al final del camino, para descubrir el portal de la Paz y entrar en el océano de la Misericordia, que el Señor le promete al mundo antes de que llegue Su Justicia.
Por eso, Yo estoy aquí delante de ustedes para traerles Mi Redención y Mi Amor Maternal a sus corazones. Espero que hayan llegado aquí, borrando el pasado, y que este bautismo de 17 días que Yo realicé en nombre del Señor, haga nacer sus corazones en pureza, humildad y entrega.
Para partir hacia los nuevos caminos que vendrán, deberemos orar por aquellos que no los encuentran, por todos los hijos que están ciegos y por los que no escuchan Mi Voz desde hace siglos. No descansaré hasta poder atraer hacia Mi Corazón la última alma, porque Yo he prometido ante el Señor no dejar que ninguna criatura se pierda, para que nadie arda por el fuego que el mal está difundiendo en el mundo. Por eso, Me han visto pisar la serpiente.
Mi Reinado de Luz se establecerá primero en los corazones abiertos, que serán preparados para que vislumbren el gran llamado de los Cielos.
Hoy, Me elevo y Me anuncio a ustedes para repartir de nuevo Mis Gracias Celestiales, a aquellos que quieran confiar en Mí, en una Madre Inmaculada que les promete la redención y la disolución de las faltas.
He abierto una pequeña puerta hacia el Señor para que todos los corazones se eleven en este último ciclo, en esta última hora. Por eso, les digo que deberán orar, a pesar de todo, para construir la columna de Luz hacia Mi Corazón y para que Mi Inmaculado Ser, como la Madre de la Paz, la Reina de los Cielos, pueda entrar en sus corazones y vivir en unión con Dios.
Así, no deberán preocuparse por sus pensamientos en la vida diaria y colocarán sus almas al servicio del Señor, respondiendo a todo a pesar de las pruebas. Solo les puedo decir que cada alma se confirmará en esta última hora. Entonces, Yo estaré para acompañarlos y para mostrarles el camino hacia el Señor.
Guarden en sus memorias y en sus corazones este momento, el momento de Mi Paz, para que vean venir a Cristo sobre las nubes y, cuando Él llame a su puerta en una hora desconocida, los encuentre en oración y vigilia.
Por eso, Yo estoy aquí y en Medjugorje, reuniendo a las almas que se están convirtiendo y consagrando a Mi Inmaculado Corazón. Porque una parte de esta humanidad deberá ayudar en la redención y en la elevación del mundo, que está a oscuras por sus propias acciones desde hace tiempo.
Por eso, el Señor Me ha enviado como Intercesora del Amor y de las almas, para que todos puedan volver a nacer bajo la Luz de Mis Manos.
Oremos, oremos, oremos para que el mundo se convierta y para que la Ley, en su sabiduría, no haga doler a los corazones que no se quieren convertir.
Yo Soy la Madre del Mundo, el Ave Universal de la Paz que les trae el Nuevo Reino para los que lo quieran ver y también para los que se quieren ocultar de Mí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, Ella está haciendo una irradiación lumínica. En reverencia, los que puedan, se colocan en pie. Sientan lo que Ella está haciendo en este momento.
Yo Soy María, la misma de ayer y la misma de hoy, la Madre Inmaculada que les trae el Reino de la Paz.
¿Por qué tanta Paz?
El mundo deberá convertirse a través de los corazones mansos, para que escuchen de nuevo al Señor a través de Mi Voz que se anuncia al mundo por última vez.
Recuerden, hijos Míos, que no deberán guardar rencores por ninguno de sus hermanos; pues, si así fuera, no estarían escuchando Mi Voz redentora y el Reino no podría entrar en los corazones que se cierran a sí mismos. Por esto, durante estos días, he entrado en cada corazón, para que derrame su dolor y sus miserias sobre Mis Manos, para que Mi Amor los pueda convertir y elevar hacia la Luz, redimiendo el pasado y abriendo sus ojos al nuevo horizonte.
Reciban a Mi Nueva Aurora, la llama que está brillando sobre el mundo. Reconozcan la Ley, el Amor y la Compasión que les traigo, para que pronto se unan al Señor, comulguen con Él y así el mundo se cure.
Hoy, responderé a las últimas plegarias, pero sepan que siempre los escucho cuando oran Conmigo en confianza y en el fortalecimiento de la fe que deberá madurar en algunos, para que la llama permanezca encendida en cada corazón.
Después de responder a sus preguntas, les diré finalmente qué es lo que más quiero en este último día.
Madre Shimani leyó las preguntas.
Hoy, quiero pedirles por última vez, que el 24 de noviembre vengan aquí en retiro a prepararse para Mi Encuentro de Luz y de Amor, y así, lo harán el día 24 de cada mes, para que entremos en oración profunda. A cada uno le restará orar todos los días Conmigo, para que sus vidas encuentren Mis caminos predilectos.
Les envío Mi Paz y les doy Mi Paz. Guarden en sus corazones Mi llamado.
Gracias a todos Mis hijos por responder a Mi llamado.
Que el Cielo del Señor los compenetre.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, Ella se está elevando y cerrando los Cielos desde donde proviene.
Escuchen el eco de Mi Voz para encontrar Mi Corazón.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más