APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En adoración estamos ante el Hijo de Dios, que hoy nos presenta y nos muestra Su Corazón Eucarístico más radiante que un sol y que cientos de rayos del Universo.

El centro de Su Pecho, el centro de Su Esencia es el Corazón Eucarístico que nos trae la paz y la renovación, la cura y la reconciliación con Dios.

Reverenciemos.

Y en Sus Manos, Pies y Costado, Sus cinco principales Llagas, no de dolor sino de Luz, de Misericordia; Llagas de Gracia, de resplandor y de iluminación en la vida espiritual.

A Sus Pies, dos relicarios que los ángeles, que lo acompañan, sostienen: el Corazón Inmaculado de María, como terafín espiritual y el Castísimo Corazón de San José como terafín paternal y don de humildad para las almas.

Estos Corazones se unen al centro del Corazón Eucarístico de Jesús, y se establece el Cielo en la Tierra.

Escuchamos ahora siete campanadas, a Su pedido, delante de esta revelación.

Tú eres parte de lo que Yo soy, y nunca pensaría lo contrario, porque Dios nos creó iguales y muy semejantes a Él.

Lo que vives y experimentas es un destierro de tus aspectos humanos; es el morir para volver a nacer, cuantas veces sea necesario.

Por eso, no te preocupes, no te acongojes, no sientas miedo ni tampoco soledad porque lo que vives es perfecto para Dios. Él así lo necesita, aunque a veces no lo comprendas ni lo entiendas.

Por eso, quédate en Mi igualdad porque entrarás en Mi armonía y equilibrio y nunca perderás la fe. Ninguna oscuridad ni ninguna tempestad harán desterrar tu fe y nunca se disolverá, cuando te mantengas firme en Mí.

Yo construyo caminos desconocidos y tus caminos son Mis caminos cuando aceptas vivir Mi Voluntad, por más desconocida que te parezca, por más inalcanzable que te parezca. Mi Voluntad, que es la Voluntad de Mi Padre, siempre te colocará en el camino seguro.

Nunca vendré a pedirte cosas imposibles porque sé que no Me las darás. Vengo a pedirte cosas simples, lo que nace del corazón que nunca se extinguirá, que nada lo disolverá.

Yo vengo a pedirte tu amor humano y tu fidelidad Conmigo, para que te transformes, para que aprendas a redimirte y a sublimar tu consciencia, día a día.

Yo no necesito construir en tu vida castillos para reyes y tampoco ilusiones para tu personalidad. Vengo a construir, a través de Mi Voluntad, lo que es verdadero; y lo verdadero surge de lo simple, lo simple surge de lo humilde y lo humilde es pacífico, no se atormenta, no se siente amedrentado y tampoco confuso.

La vida espiritual es simple y tu contacto con Dios también lo es. Pero dependerá de ti, hijo Mío, que ese contacto lo cultives día a día con una fe grandiosa, con una fe inextinguible, con una fe que nunca te haga dudar de lo que vives.

Pero ten cuidado, porque tu elección podría ponerte en otro camino. Y, ¿cuál es el verdadero camino para ti? ¿Alguna vez te lo has preguntado?

Lo mismo le pregunté a Mis apóstoles: ¿qué es vivir la verdad y cómo estar en ella todo el tiempo?

Si caminas a Mi lado, aunque no Me sientas ni Me percibas, aunque estés en la mayor soledad o atravesando el mayor desierto, ¿creerías y confiarías en Mí?

Yo siempre te daré lo que necesites, en el momento justo, porque todas Mis perlas preciosas y tesoros fueron muy desperdiciados por los hombres a través de los tiempos. Ahora es el tiempo de conquistar y de triunfar por medio de una entrega absoluta que alcanzarás paso a paso, por medio de una fidelidad absoluta que alcanzarás paso a paso.

No vengo a pedirte lo que es imposible para ti, porque te haría perder mucho tiempo. Vengo a pedirte lo que es verdadero, lo que Dios colocó dentro de tu ser y de tu corazón. De eso Yo Me sirvo todo el tiempo para realizar Mi Obra en el planeta y te doy el ejemplo de Mi Corazón Eucarístico, del Corazón Inmaculado de Mi Madre y del Corazón de San José como testimonios verdaderos, como muestra del amor a Dios, de un amor fiel, de un amor constructivo y sublime que solo tenía la intención de poder ser compartido y vivido con todos los semejantes.

Sé que a veces vivirás aprendizajes que no comprenderás ni aceptarás y que tu mundo interno se moverá, tu consciencia se purificará y estarás nuevamente delante de una prueba. Pero las pruebas existen no para hacer sufrir a las almas de Dios, sino para que aprendan a vencer la dualidad. Porque cuando muchos más aprendan a vencer la dualidad, más será vencido el mal y triunfará la luz y el amor en el mundo, porque no estará la raíz de la indiferencia en tu consciencia y aprenderás a obedecer, incondicionalmente, hasta en los más pequeños detalles, siguiendo ciegamente las directrices que vienen del Cielo y de la Jerarquía. Porque tú no conoces el futuro ni tampoco conoces profundamente tu pasado. Solo vives el presente y lo que está a tu alrededor día a día.

Por eso, Yo soy una Fuente en la revelación de muchos misterios de tu consciencia.

No vengo a buscar lo que fortalece a tu ego o a tu personalidad. Vengo a librarte de las cadenas de la ilusión. Y para poder liberarte, de esas cadenas y de esas ilusiones, deberás atravesar lo que Yo atravesé una vez aquí en la Tierra, porque así podrás vivir a Dios y comprender, más allá de las apariencias, todo los misterios.

Esta escuela del planeta que se llama Tierra, en donde están muchas almas, podría ser más provechosa y benéfica para todos. Pero se ha vuelto una escuela de mucho sufrimiento, por las raíces de la indiferencia, de la desobediencia y de la falta de la caridad.

Pero si tú crees en Mí, nunca perderás Mi camino ni tampoco Mis pasos porque, por mucho que te pueda suceder o por mucho que puedas experimentar en momentos difíciles, la llama de tu corazón nunca se apagará porque hoy he podido testimoniar por medio del canto de tu voz y de la alabanza al Padre Eterno que el Amor de Dios existe en el corazón de Sus hijos. Es ese amor que Yo vengo a buscar en los corazones, un amor confiable y un amor fiel. No vengo a buscar un amor perfecto, sino un amor imperfecto. Vengo a buscar su amor más pobre para que pueda ser transformado, para que el amor sea también redimido, en ustedes, y ese amor llegue a todo el mundo de la misma forma en la que Yo les doy Mi Amor.

En Mis Palabras está el Amor de Dios. En Mi Presencia está el Amor de Dios. En Mi respiración está el Amor de Dios. En Mi mirada está el Amor de Dios. En Mi Esencia está el Amor de Dios. Y donde Yo estoy, está el Amor del Padre, y si ustedes están en Mí, Mi Padre estará en ustedes y ustedes estarán en el Amor de Mi Padre.

Eso es lo más urgente que necesito en este tiempo para que, sobre las naciones de la Tierra, los astros del Universo no se precipiten y los elementos de la Naturaleza no muestren su furia y dolor porque los hombres no comprendieron el mensaje de la Creación.

Vengo a intervenir sobre todas esas cosas. Vengo a pedirle al mundo que despierte al amor y que le cierre la puerta a la indiferencia.

Pero, para que eso sea posible, compañeros, deben comenzar a vivirlo en ustedes mismos día a día, en las lecciones de la vida, en sus familias, en sus trabajos porque así se transformará el mundo y la consciencia humana.

Ya no necesito de las resistencias de los hombres, del sufrimiento de los corazones, de la agonía de las almas.

Por medio del Amor de Dios vengo a traerles el Reino del Padre Celestial, porque sé que lo necesitarán para estos tiempos y para todo lo que llegará inesperadamente.

Mientras estoy aquí, trabajo con otros aspectos de su consciencia, con aquellos aspectos que están ocultos y que solo se ven con los ojos del corazón.

Vengo a trasformar la miseria humana en Misericordia. Vengo a elevar sus corazones a Dios para así poder elevar a la humanidad entera, a aquellos que sufren y padecen, a aquellos que están solos y enfermos, olvidados y abandonados en muchos lugares del mundo.

Vengo a ofrecerles el sacrificio en el nombre del Amor, para que el Amor esté presente en la humanidad y en los corazones, para que el Amor de Dios detenga las guerras y los conflictos humanos para que el Amor de Dios quite la sed de muchas consciencias y retire de la oscuridad a muchos corazones.

Por eso vengo a ofrecerte algo que aún no has vivido. Estás ante la oportunidad de cruzar el Portal del Universo para volver a confirmar tu vida en Mí y para que Mi Vida sea en tu vida y en cada momento de tu historia interior.

Como  muestra de ese Amor inconmensurable y divino, en este momento, en el que las almas están delante de Dios a través de los Corazones de María, de Cristo y de San José, ofreceré la transubstanciación y consagración de los elementos para que el Corazón ofendido del Hijo, el Primogénito y el Unigénito del Padre Celestial, sea aliviado y consolado por los hombres y mujeres de la Tierra; y hoy no solo pueda estar aquí con ustedes, en Argentina, preparándolos para la próxima etapa de la Peregrinación por la Paz, sino también pueda llegar, en este momento, en omnipresencia y en omnipotencia, a los rincones más lejanos de la Tierra, en donde la pobreza y la miseria material se expresa, en donde la enfermedad tiene más fuerza que la cura; en donde el miedo y el terror de las guerras ha hecho sucumbir a la fe en grandes desiertos.

Vengo a hacer emerger de los corazones la llama de la esencia y de la fe, para que ella reine y se establezca más allá de las naciones y de los continentes, para que esta fe los una al Universo de Dios.

Y por encima de toda adversidad, crueldad o indiferencia, nunca se cansen de sonreírle a Dios, nunca se cansen de amar a Dios y de llevar ese amor a sus hermanos; porque si aman, por más que sean imperfectos, aman con el Amor de Mi Corazón y de Mi Vida; así el mundo se convertirá, el castigo se detendrá, la Justicia Divina no llegará y los astros del Cosmos no se moverán, mostrando su fuerza y poder  como nunca antes nadie lo vio, porque habrán respondido conforme al pedido de Mi Corazón y de Mi Consciencia, por medio de este día de reparación al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús.

Por esa razón, vengo a pedirles, en nombre de la Voluntad de Dios, que todas las almas del mundo, todos lo que lo pidan y también aquellos que no lo pidan, reciban el libro de Mis Poemas de la devoción de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús, porque en las horas más definitivas, en las que ustedes se encontrarán delante de Dios y delante de las cosas inimaginables que se verán en el mundo, se recogerán en sus habitaciones, encenderán una vela y en nombre de su Ángel de la Guarda rezarán esos Poemas, para que la Gracia Divina y la Misericordia del Padre sostengan a este planeta y, principalmente, a todos sus mundos internos.

Porque cuando Yo ya no esté con ustedes como estoy hoy, su fortaleza no solo será Mi Corazón, sino también todas las palabras que les he dicho.

En los Poemas está la llave de su transformación.

Agradeceré que eso sea entregado lo antes posible y difundido en el mundo entero, en todas las lenguas posibles, como un medio de reparación de los corazones del mundo al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús.

Ya están dentro de Mi Iglesia Celestial y sus esencias están ante el Padre Celestial, contemplando Sus Altares y Su poderoso Trono de Luz, que fue visto por muchos patriarcas y profetas y por la mismísima Madre de Dios y San José Castísimo, así como por todos aquellos servidores que en Mi nombre, a través de los tiempos, sirvieron a la Obra de Dios en la superficie de la Tierra dando testimonio de Mi Presencia y de Mi Palabra, dando ejemplo de caridad y de bien en el mundo entero.

Bajo esa condición espiritual e interna, eleven sus corazones a Dios.

Nos colocamos de pie.

Y ante todo lo que les he dicho hasta este momento, realizando una confesión interna de Mi Corazón con cada uno de ustedes, reciban cada una de Mis Palabras como una revelación de la Verdad y del sentimiento de Dios para estos tiempos, sabiendo que será muy necesario y urgente trabajar todos los días en la reparación de los errores que comete la humanidad para que las millones de almas, que están en la ilusión del mundo y en la superficialidad de la vida, tengan la gracia, así como ustedes la tuvieron, de poder escuchar a Dios por intermedio de Su amado Hijo, de poder recibir la Presencia de Dios a través de los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José para que muchas más consciencias sean tocadas por la propia Mano del Padre Eterno en lo profundo de sus corazones, así como fueron tocados sus internos.

Por eso les pido que valoren y den mérito a Mis Palabras porque las necesitarán cuando todo se desencadene.

"Así como en Tus Altares, Padre Eterno, el incienso emana la santidad y el servicio de los ángeles del Universo, que este incienso que hoy es ofrecido a las puertas de tu Iglesia Celestial, no solo disipe la oscuridad y la maldad de los corazones sino que traiga la fuerza de la fe, de la renovación y de la esperanza para aquellos que escuchan Tu llamado. Que así sea".

“Con esta misma agua, Padre, Tú Me santificaste y Me bautizaste en el Río Jordán. Creaste el elemento agua para demostrar la belleza de Tu Amor en los océanos y en los mares del mundo, para que Tus hijos se purificaran y se bañaran en la castidad y en la pureza del mismo elemento. De la misma forma en que Yo fui bautizado en el Río Jordán, que hoy esta agua esparza Tu Gracia en el mundo. Amén.”

Hoy lavaré sus manos y consciencias así como lavé las manos, los pies y las cabezas de Mis apóstoles; porque no solo Pedro lavó su cabeza con la ayuda de su Maestro y Señor, sino que los demás apóstoles también fueron lavados y purificados como hoy ustedes lo son. Que este lavado y esta purificación los renueve, y crean para siempre que para Dios nada es imposible.

De estas cuatro bandejas que contienen los elementos para la consagración, hoy solo representaré al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo con tres de ellas, para que se pueda fundir la Alianza de Dios infinita e inextinguible con los corazones.

Nuestro Señor los invita, a aquellos que puedan, a arrodillarse para la consagración.

Este es el vino que representa el esfuerzo de los hombres por trabajar la tierra, sembrarla y cultivarla para que pueda dar frutos a todos los hijos de Dios y para que todos sean saciados espiritualmente.

Esta es el agua que no solo los bautiza, sino que también los purifica. Esta es el agua que brotó de Mi Costado, junto con Mi Sangre, cuando estaba en la Cruz, para esparcir sobre el mundo no solo la Misericordia, sino también la justificación ante todos los errores cometidos.

Señor, hoy vuelvo a tomar el pan delante de Tus hijos. Por el profundo Amor que brota de Tu Corazón recordamos y afirmamos el sacrificio de Tu Amado Hijo, cuando lo elevó y Tu Santo Espíritu lo bendijo. Lo entregué a los apóstoles y la Llama de Tu Amor se encendió en sus corazones y en todos los que se sirven de este glorioso Sacramento y les dije: "Tomen y coman todos de Él porque este es Mi Cuerpo Vivo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Y cuando los ángeles tocaron tres campanadas, el pan se convirtió en el Cuerpo de Cristo.

Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.

A continuación tomé el Cáliz y Tu Espíritu de Amor lo bendijo, lo entregué a los apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en memoria Mía".

Y al escuchar tres campanadas el vino se convirtió en la Sangre preciosa de Cristo.

Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.

Oración: Padre Nuestro.

Y al escuchar siete campanadas fue consumado absolutamente la entrega y el sacrificio de Cristo a través de la institución de la Eucaristía.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos da la Vida Eterna.

Que sean felices, compañeros Míos, los que se sirven de este glorioso y bendito Sacramento, adorado y honrado en los cielos y en la Tierra por todas las consciencias para el cumplimiento del Plan de Dios en la humanidad y en Argentina. Amén.

Para vivir la escuela de Mi Amor, Yo los invito a que se amen los unos a los otros todo el tiempo. Esa regla, que entregué hace mucho tiempo, aún se mantiene viva y necesito que la ejerciten y la practiquen todos los días.

Se pueden colocar de pie.

Y con su mano sobre el corazón se confirmarán a Dios, por medio del Hijo del Padre, para amar todos los días un poco más y mejor, así como Yo los amo, porque el Amor que viene de Mi Corazón es un Amor eterno. Se arriesgarán y se animarán todos los días a amar como Yo los amo y a colocar el amor en primer lugar ante cualquier dificultad o prueba, porque si confían en Mi Amor, en Mi Amor todo lo superarán.

Que este Amor se expanda en el mundo y encienda los soles en la Tierra, para que la Vida divina y universal se haga carne en todos los seres, sea consciente y despierte la misión de cada consciencia, para que triunfe el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Y en el nombre de ese Amor que siempre los llevará a la paz, que la paz esté en ustedes y en todos los lugares en el nombre del amor.

Para que el amor venza a la indiferencia se darán el saludo de la paz.

Les agradezco.

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Mientras que en los Cielos un acontecimiento divino se prepara, en la Tierra son pocos los seres que acompañan las dimensiones divinas.

La conmemoración de la Navidad, por encima de todo, se da por el inicio de un nuevo ciclo en toda la vida: los Reinos de la Naturaleza, los elementos, los astros, el tiempo, los rayos cósmicos, el universo, el cosmos. La vida entra en un nuevo ciclo, marcado por un renacimiento espiritual. Es la memoria del momento en el que el Creador trasformó todas las Leyes para hacerse, Él mismo, criatura material y humana.

Dios Padre se convirtió en Padre e Hijo, manifestando el misterio de la semejanza con Su Corazón. A partir de ese acontecimiento, nada más permaneció igual, y las leyes de la vida espiritual y material entraron en un nuevo ciclo.

Después de la Muerte y Resurrección de Cristo, ese cambio de las Leyes fue siguiendo su curso, porque el Creador no se manifestó en la Tierra solo para dar una oportunidad de salvación a los seres humanos; Él vino a despertar un arquetipo de vida, a instituir nuevas Leyes y a enviar al cosmos la señal de su renovación.

De esa forma, entregó a los hombres un camino y un ejemplo para imitar, para seguir, para renovar a lo largo de toda su evolución.

En cada Navidad, cuando la naturaleza y la vida material y espiritual ingresan en un nuevo ciclo, esa oferta de Dios se renueva y despierta, en el interior de los seres que están abiertos de corazón, la unidad crística con el Padre.

Año tras año, a lo largo de los siglos, el enemigo de Dios intenta distraer a las almas y hacer que ellas se pierdan, pero su astucia no llega hasta las Leyes Divinas, y los impulsos del Creador son inmutables en cada nuevo ciclo. El despertar depende de la voluntad, de la atención y de la apertura de cada ser.

En cada ciclo que pasa, esas Leyes se aproximan más a la Tierra y se plasman más en la vida humana, confrontando con su natural vibración divina todo lo que en los seres no corresponde al nuevo ciclo.

Por eso, en este período de renovación cósmica y universal, es importante estar con el corazón unido a Dios y no resistirse a las transformaciones.

Déjense renovar, para que sean potenciales renovadores del Amor de Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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