Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA 117.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Santos Ángeles de Dios,
fieles guardianes de las Reliquias Divinas,
irradien la Luz y la Paz al mundo.
Amén.
(5 veces)


He cumplido Mi promesa y aquí estoy, con el Ángel Celador de Mi Cuerpo Eucarístico.

Reverencien una de las Sagradas Reliquias del Arca de la Santa Alianza.

Impregnadas son las formas, en este momento, por la Luz de Mi Corazón.

La materia corrupta se comienza a transformar, la densidad se transmuta y se eleva, y dentro de los átomos y células de los seres se cumple la Sagrada Ciencia de la Cura. Así, los cuerpos de los seres humanos se liberarán de esta condición retrógrada de la superficie.

Los ángeles emiten sus voces hacia los Cielos para que se rompa el grillete de la perdición y las almas se liberen de la jaula de la esclavitud espiritual. Así, se cumple el tiempo de Mi profecía, los corazones comienzan a alcanzar la redención.

Las puertas de los Cielos se abren con la ayuda de los santos y de los ángeles. Aquellos que se animen a atravesarlas descubrirán en sí mismos el sagrado misterio de lo desconocido, que dejará de ser un secreto superior para convertirse en una realidad interna en la consciencia.

Así, los ángeles, respondiendo al pedido del Señor, comienzan a retirar las finísimas capas de la ilusión planetaria. Así, muchos velos comenzarán a caer lentamente de sus ojos, de todos los ojos de la humanidad y, en el horizonte, los que antes eran esclavos y ahora son liberados comienzan a ver venir al Hijo de Dios.

Y el Hijo de Dios ya no se ocultará detrás del Sol, ya no se recogerá en las estrellas; porque el gran misterio es develado y así, como lo fue en el Monte Tabor, el Señor llegará transfigurado.

Y aquello que siempre pareció inalcanzable para muchos, será una realidad palpable para los que tienen fe y persisten en Mi camino crístico. Porque los escogidos y los autoconvocados sentirán Conmigo la cruz planetaria, no como un sufrimiento, sino como un gran momento de liberación.

Y aquella esperanza, que fue suprimida de la humanidad por todos los errores que ha cometido a través de los tiempos y hasta el presente, volverá a nacer y a surgir como una fuerza sobrenatural en el corazón de los que persisten en Cristo.

Y así, la vida en la superficie dejará de ser un calvario, porque ya no será necesaria la escuela del sufrimiento. La ley de la deuda espiritual será disuelta y, los que hayan llegado Conmigo hasta el final, ya no sabrán nunca más sobre la dualidad.

No habrá diferencias, no habrá disociaciones, no habrá maldad, no habrá tristezas, angustias ni enfermedades; porque los que formarán parte de la Última y Nueva Humanidad no sabrán lo que es el pecado, porque el pecado habrá sido trascendido por los méritos del poder de Mi Sangre y las almas serán bañadas por Mi Luz, así como hoy Mi Luz envuelve al mundo.

A pesar de los errores y de los ultrajes, a pesar de las indiferencias y de las omisiones, a pesar de que hoy la mayoría ya no busque a Dios, nada impedirá que Yo Retorne al mundo.

Podrán sentir, en este momento, que el desierto espiritual se vuelve cada vez más árido, que no encuentran el oasis para saciar su sed, que el suelo bajo sus pies se seca y se agrieta, dejando los caminos tal vez confusos.

Cuando todo parezca absolutamente oscuro y parezca que la Luz no brillará en el fondo del abismo, será la hora del Señor, así como fue Su hora durante Su Muerte y Su descanso de tres días en el sepulcro.

En ese momento y en ese tiempo, que no están tan lejos, descenderé a los infiernos de este mundo, en los que muchos habitan en la superficie, para poner fin al sufrimiento y a la desesperanza.

Vendré a curar las heridas más profundas y con Mis propias Manos a tocar sus cuerpos, así como fue en Tierra Santa, en cada lugar por donde pasó su Maestro y Señor.

Y, en la hora que menos lo esperen, abriré la puerta de sus casas y Me verán, así como los apóstoles Me vieron en el Santo Cenáculo después de haber resucitado.

Yo reapareceré y cumpliré Mi promesa. En esa hora, el mal se estremecerá y gritará sin poder salir de sus profundos abismos, porque le daré la orden a San Miguel Arcángel de cerrar las dimensiones inciertas del planeta, porque Él verterá sobre el mundo una Fuente de Luz desconocida, nunca antes vista.

Pero esto no será una analogía ni una teoría, la Fuente de Luz que abrirá su Señor sobre el mundo será vista por todos, tendrá más poder y resplandor que el arco iris.

Y así, poco a poco, la oscuridad espiritual se disipará, los cuerpos enfermos se curarán, los ciegos que nunca vieron verán, muchos de Mis enemigos se convertirán. Y Yo estaré sobre un monte, semejante al Monte de los Olivos, para que todos Me vean venir en gloria.

Sé que aún a muchos les falta preparación para este acontecimiento. Pero no sean perfeccionistas, sean simples, así como es su Maestro y Señor, así como es Su Santísima Madre, así como lo es en la humildad San José.

Porque Dios está en lo que es simple y verdadero. Dios no sobresale por Sí mismo, porque Él se muestra donde vive y reina Su Amor, no solo en los Cielos, sino también en la Tierra. Su Amor se muestra y se manifiesta entre los hermanos y hermanas que se aman, que son capaces de dar la vida por sus amigos, así como Yo la di por ustedes.

Cuando Me tengan cerca en sus hogares o Me encuentren en sus caminos, en el momento y en el día menos pensado, ¿qué es lo que harán?  Porque Yo veré todo en ustedes, así como Yo vi todo en la Cruz, en el solemne Silencio de Dios.

Cuando estén cara a cara Conmigo, ¿qué es lo que Me dirán? ¿Harán lo mismo que María Magdalena, cuando encontró al Señor en el huerto del sepulcro? Así, Yo los llamaré a ustedes por sus nombres, como llamé a María Magdalena; así como Yo llamé a los apóstoles, porque tenían miedo por haberme abandonado.

¿Y cuántas veces, ustedes, Me habrán abandonado, a través del hermano que no aman, a través del servicio que no asumen, a través del paso que no se animan a dar, a través de la falta de la oración? Pero Yo no vendré a señalar esos hechos; Yo vendré con Amor y Misericordia, porque sé quiénes son los Míos.

Por eso, prepárense para encontrarme. Que sus vidas sean un espejo de gratitud, que ya no haya reclamos, que ya no sean mezquinos, que sean capaces de dar valor y honra a todo lo que les He entregado; porque, así como hoy Me escuchan, Me escucharán cuando los llame por su nombre, y sus ángeles de la guarda serán testigos de ese momento.

Por eso, deben recordar los Sagrarios de la Tierra, así como los ángeles los recuerdan todos los días y los adoran; para que sus corazones estén prontos para los primeros momentos del Retorno del Señor.

Porque, así como les mostré Mi verdadera Faz a algunos de Mis apóstoles en el Monte Tabor; así, cuando Yo retorne, les mostraré a los Míos sus seres queridos que han partido. Y, en ese momento, se sellará la alianza de Amor. Y, por sus esfuerzos y sacrificios, permitirán que muchos de sus seres queridos entren a Mi Reino, así como muchos ya entraron.

Ahora, el Cáliz del Ángel Celador de Mi Cuerpo Eucarístico está en Mis Manos. Es el Sagrado Corazón de Jesús que viene a ofrecer este Cáliz a la humanidad, para que sea llenado de las más preciosas ofrendas de Mis hijos; porque en la propia donación, de cada uno de los Míos, está la liberación.

Dónense y se liberarán, y la cruz de cada uno ya no será un peso, porque existen cruces peores en este mundo y muchas de ellas están en África. Y Mis hijos de África son valientes, porque su fe supera toda adversidad y el Espíritu Santo guía a los humildes de corazón.

Ahora, haremos lo que les He pedido, antes del momento de la Comunión Espiritual, en la que este Cáliz inmaterial estará atento a sus ofrecimientos: ofrecerán la adoración a Mi Eucarístico Corazón, para que el Ángel Celador de Mi Cuerpo Eucarístico reciba las ofrendas de los corazones.

Es así que Yo los bendigo en esta nueva etapa y en este nuevo ciclo, en los que Mi Amor deberá ser llevado a las naciones del mundo. Recuerden esto: el Amor de Nuestros Sagrados Corazones deberá ser llevado al mundo y a las naciones que más lo necesitan. No lo olviden, porque los próximos meses serán definitivos para evitar más sufrimiento en la humanidad y en el planeta.

Adoremos a Dios, el Creador, a través de Su Hijo Primogénito, el Señor de Israel.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 73.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Y así, desde el principio, el Padre sabía que Él se entregaría al mundo a través de Su Amado Hijo por la redención de todas las almas y el perdón de todos los errores cometidos.

Mi Voz se pronuncia a un mundo que debe despertar.

Mi Corazón se expande ante todo el Universo, trayendo la caridad de Mi Espíritu y el bálsamo de Mi Alma para todas las almas del mundo.

Nos preparamos en este momento, hermanos, para escuchar las Palabras de Cristo, que son parte del Misterio de Dios que en este momento se develará a la humanidad.

A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, escucharemos “Así habló el Maestro” y abriremos nuestro corazón a dichas revelaciones.

Hoy traigo entre Mis manos un tesoro espiritual que aún muchos desconocen. Es algo más que su esencia y que su verdad; algo más que la existencia, que su origen.

Es lo primero que se manifestó ante el Padre Celestial, cuando Él pensó que eso existiera, antes de la creación de los Universos y de toda la vida sobre la superficie de la Tierra, como los Reinos de la Naturaleza que ustedes hoy conocen; antes de que toda la Creación fuera parte del Pensamiento de Dios y Él tuviera la perfecta y divina intención de manifestar Su Reino dentro de los hombres y mujeres.

Fue cuando Dios, su Padre Eterno, decidió develar el misterio de Su Consciencia Trina, presentándose a la humanidad a través de los últimos tiempos y por medio de toda la historia sucedida en esta parte del Universo, como en otros.

Fue así que Él encomendó a los Padres Creadores, los Arcángeles, que llevaran en Su corazón este gran Misterio Divino que se develaría a los hombres de la Tierra y en otros lugares del Universo por medio del Verbo, de la Sagrada Palabra.

Fue así que en ese momento intervino el Espíritu Santo para que todas las Virtudes y los Dones de Dios pudieran quedar grabados en la esencia de Sus hijos, no solo los que están aquí, en esta humanidad, sino también en otras esferas del Universo.

Por este acontecimiento y este pedido, Dios solicitó a Sus Arcángeles que pudieran movilizar a todo el Universo para que todos, en los mundos internos, pudieran sentir la presencia de Su Verdad y de Su Divinidad hasta en los más pequeños detalles, en el mayor sentimiento de unión con Dios y con Su Fuente.

Y este Misterio llegó al mundo. Los corazones lo pudieron reconocer cuando las grandes Consciencias Angélicas se presentaron a la humanidad. Los primeros Patriarcas y Profetas recibieron la revelación de Dios por medio de Su Presencia viva y resplandeciente, no solo a través de movimientos suprafísicos sino de Leyes inmateriales que aún la humanidad no ha descubierto completamente.

Necesito que comprendan, compañeros, que este es un misterio invisible que se muestra a sus ojos internos y a sus almas, porque Dios necesita que una parte de la humanidad lo pueda representar en este tiempo, sabiendo que una nueva civilización deberá despertar para que, por intermedio del Retorno de Cristo, el Proyecto de Dios que fue pensado en el principio y que aún no se cumplió por los errores de los hombres, se pueda establecer a través de cada esencia humana que brilla como un sol ante el Universo. Esencias que deben ser liberadas de la oscuridad y de la opresión para que reine la Presencia de Dios con la convicción absoluta y permanente de que, estando en Él y en Su Presencia, nada malo sucederá sino que triunfos luminosos se alcanzarán.

Porque el mayor testimonio que pueden dar a Dios, en este momento, es la verdadera transformación de sus vidas, su sacrificio y su entrega, sabiendo que lo que Dios aspira es que la mayoría pueda hacer algo por la humanidad, por el planeta, por la sustentación del equilibrio del eje de la Tierra, por los mares, por los continentes y por toda la Naturaleza que agoniza por la perversión de los hombres y por el castigo de los que usan sus manos para destruirla.

Yo soy Aquel que escribió con Su Sangre el nuevo tiempo y el comienzo de una nueva oportunidad, la llegada de una esperanza que mantendrá, como una llama, la fe en los corazones y el despertar definitivo hacia la redención.

Si ustedes, compañeros, hoy no hubieran ofrecido todo este trabajo, esto no sería posible, porque Dios necesita que sus consciencias puedan alcanzar la realidad para que ayuden a sacar de la ilusión a muchos que duermen y desesperan y que siguen sufriendo por sus propios errores y elecciones.

Pero Yo no vengo a castigar al mundo ni tampoco a amenazarlo. Vengo a decirles que la Fuente del Amor de Dios se puede revelar dentro de ustedes y que será la llave del portal del camino para vencer la dualidad, la maldad que se estableció en muchos corazones de la Tierra por la acción de Mi adversario. El Amor, compañeros, los ayudará a aprender a obedecer y la obediencia a la Jerarquía Divina y a la Presencia de Dios los sostendrá y los fortalecerá.

Y todo lo que aún espera en el Universo para ser revelado a la consciencia del mundo se presentará porque, así como ustedes hoy correspondieron a Mi llamado de una forma verdadera y sincera, Yo estaré aquí entre ustedes, compañeros, nuevamente hasta donde pueda y sea permitido para llevarlos siempre a Dios y para decirles que el sufrimiento es una ilusión que ha creado el hombre de superficie al apartarse del Amor.

Por eso, el propio Amor de Dios se presenta ante el mundo para que escuche, en su interior, el llamado de Dios y nunca más lo niegue, sabiendo que este es el tiempo de la última oportunidad, en el que todos serán invitados a cruzar los portales del Cosmos para que reencuentren su verdadera consciencia y su ser superior, que espera pacientemente para cumplir la Voluntad del Padre en este Universo material y en este planeta; ser superior que espera cumplir con su misión y con su tarea, ofreciéndose completamente a Dios, sin necesidad de sufrir o de padecer como lo hace el mundo todos los días.

Hoy Argentina fue liberada de un mal muy grande porque ustedes, compañeros, permitieron que llegara la Revelación de Dios, y por más que Mis palabras sean abstractas o incomprensibles, sus esencias y sus almas comprenden lo que Yo les estoy diciendo en este momento. Porque para poder comprender y conocer las Revelaciones de Dios, primero las deben amar, amarlas más que a ustedes mismos y que a todo lo que existe, y el Padre sentirá mucho agrado y felicidad por poder mostrárselas.

Y así los velos de la consciencia caerán de sus rostros, y el pasado del Universo y la historia de la humanidad se borrarán completamente de sus consciencias, y tomarán el camino que perdieron antes de cometer los errores.

Ya no es el tiempo del sufrimiento, es el tiempo de la cura, de la Misericordia, del perdón, de la reconciliación y de la renovación de sus consciencias. Esto permitirá que todos los impulsos se espejen y se reflejen en la Argentina y en el mundo entero y que más almas regresen a Dios y sientan esta comunión profunda que nace del corazón del que cree y tiene fe sin haber visto.

Lo que les entrego en Mis manos, compañeros, es lo que Dios pensó para Sudamérica y se llama Proyecto Creador de las más altas dimensiones de consciencia, en donde solo existe la felicidad, la unidad y el Amor de Dios; en donde la ley del sufrimiento es trascendida porque se vive en la Ley de la Igualdad, de la Armonía y del Amor.

Quiero y deseo que puedan vivir en esas Leyes para que sus vidas sigan cambiando y transformándose conforme el Padre lo necesita. Pero no tengan miedo de su purificación porque su purificación los liberará y los dejará más enteros y disponibles para el fin de los tiempos.

Por eso entrego Mis Gracias y Mis Misericordias para todos los seres, sabiendo que este tiempo es único e irrepetible y que antes que Yo retorne al mundo, físicamente, Me recogeré porque habré dejado todas Mis instrucciones y enseñanzas para que estén prontos para lo que vendrá. No deben tener temor por lo que aún no llegó, no tiene sentido y no tiene solución.

Ahora es el tiempo de ser lo que Dios necesita en los pequeños esfuerzos, en la entrega inmediata, en la colaboración y en la cooperación con el planeta, con los Reinos de la Naturaleza, con sus hermanos de camino, con todos los que tienen a su lado diariamente. Son almas que también necesitan amor y perdón, y ustedes pueden ser Mis precursores de ese amor infinito e invencible que puede colmar sus consciencias y todo lo que existe, por más oscuridad que haya, por más tribulación que prevalezca.

El amor no los sacará de Mí, porque si están en Mi Amor estarán en el Padre, y Yo estaré en ustedes. Esto es solamente lo que necesito para poder preparar Mi Retorno a la humanidad, el Retorno que está llegando y que ya se está sintiendo a través del despertar de los corazones.

Como una muestra de esa inmensidad de Amor y de Misericordia, hoy concederé una Gracia especial, porque sé que es una Gracia merecida y correspondida por las almas que tímidamente se animan a dar pasos hacia Mí. Pero crean que todos dan pasos hacia Mí, por más pequeños que parezcan, solo que deben ser pasos verdaderos, sinceros, pasos profundos porque Yo no necesito, como ustedes saben, que sean perfectos. Porque si debiera salvar al mundo con seres perfectos, el Proyecto no se cumpliría, la existencia no tendría sentido y la Creación no tendría motivo.

Es en el amor donde ustedes alcanzarán la libertad y curarán sus corazones y heridas como hoy Mi Presencia cura heridas del pasado de Argentina, de los desaparecidos y de los caídos en las Islas Malvinas y, especialmente de aquellos que por el terror y la opresión no pudieron ver a Dios.

Hoy por sus oraciones, por su persistencia y su fe, Argentina es renovada interiormente, a pesar de su caos exterior. Les enseño a recorrer el camino contrario porque Mi adversario no lo conoce ni tampoco lo identifica. Es con bondad, con amor y con generosidad que transformarán al mundo y a la consciencia humana y, en consecuencia, a las naciones.

Nunca levanten sus espadas. Nunca levanten su verbo. Nunca levanten su ira con ningún hermano porque les aseguro que se arrepentirán. Coloquen el fuego que forma parte de esta nación en las Manos de Dios. Que todo sea entregado a lo Alto, así como lo Alto se los entregó desde el principio hasta en los pequeños detalles de toda esta Creación Universal.

No solo amen a sus hermanos sino también a los Reinos de la Naturaleza. Abran sus sentidos y perciban que en los Reinos también existe la necesidad de cura y de perdón, la necesidad imperiosa de expresar amor a los Reinos más inocentes.

Y así su Argentina irá siendo otra, porque aquí Mi Presencia no faltará. Mi acogimiento y Presencia siempre aquí estará porque sé que lo necesitan.

En lo alto de las Sierras de Córdoba, en el mes de setiembre, su Señor dará un nuevo impulso que colocará a la Argentina en otro estado y en otro nivel. La presencia de la Jerarquía se volverá visible, no solo en el espíritu sino en el físico, porque como saben, es el tiempo del despertar, es el tiempo del amor y del perdón. Amén.

Y ahora que sus mundos internos están preparados para ingresar en Mi Iglesia Celestial, los invito a colocarse de pie para la celebración.

Y vamos a llamar aquí, a los pies de este escenario, a Karina, Sonia, Viviana, Ivonne y la mamá de Mara.

Ustedes, hijas Mías, son un grupo de almas que tienen mucho que hacer por Mí, lo he visto, lo he reconocido y sobre todo, lo he sentido.

Dios y Su mirada paternal están en todo. Por eso, a través de este acto de consagración, como Mis hijas espirituales y Mis esposas, vengo a traerles el testimonio del Amor de Dios a través de Mi Corazón por todos los que están detrás de ustedes buscando el camino del espíritu y de la verdad. Amén.

“Padre Celestial, que Tus Altares desciendan a la Tierra. Que los ángeles congreguen a las almas dentro de Tu Iglesia Celestial, para que descienda la Fuente de Tu Amor, de Tu Cura y de Tu Compasión en los corazones. Amén”.

“Padre, Tú creaste, a través de Tu Voluntad, el agua para que todos puedan sentir, todos los días, la renovación y el renacimiento de Tu Espíritu en la esencia humana a fin de que todo sea lavado, purificado y bendecido por Tu Espíritu. Que hoy las almas sean bendecidas por la Gracia de Tu Luz. Amén.”

Los elementos de consagración para las auxiliadoras.

“Que la Luz de Tu Corazón, Padre Eterno, ilumine a las consciencias para que, por medio de la consagración de la vida, siempre encuentren Tu Verdad y especialmente la Fuente de Tu Amor que las nutrirá, las renovará y las hará libres de todo mal. Amén”.

En este momento, las hermanas harán una oferta al Sagrado Corazón de Jesús, en el silencio de su interior.

Tu nombre va a ser María Sofía.

Tu nombre será Caridad.

Tu nombre será María de Israel.

Tu nombre será Esperanza.

Él quiere pedirte algo por África, que te llames María de Kibeho, por África.

Y ahora vamos al momento de la transustanciación del pan y del vino, y pedimos a aquellos que puedan, a arrodillarse en reverencia y gratitud.

Solo por amor, en aquel tiempo, tomé el pan. La Santísima Trinidad lo bendijo. Lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.

Y al sonar de tres campanadas el pan se convirtió en el Cuerpo vivo de Cristo.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Y aun por un acto de mayor Amor y Misericordia, tomé el Cáliz entre Mis Manos. La Santísima Trinidad lo bendijo. Lo pasé a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor y por muchos inocentes para el perdón de los pecados. Recuerden hacer esto en memoria Mía”.

Y al sonar de tres campanadas el vino se convirtió en la preciosa Sangre de Cristo.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

He aquí el testimonio del Amor de Dios para todas las almas del mundo. Dichosos serán los que se sirvan de este Santísimo Sacramento.

Oración: Padre Nuestro.

Y establecemos la Paz de Cristo en la humanidad, escuchando siete campanadas.

Que la Paz de Dios inunde sus corazones y permanezca la Verdad en sus vidas para que se realice el Plan de Dios en todas las almas y se establezca Su Reino en la humanidad. Que así sea.

Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes y en todo el mundo.

Yo les doy la Paz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por haberme recibido y en fraternidad se darán, por el mundo entero, el saludo de la paz.

Les agradezco por haberme recibido y en fraternidad se darán, por el mundo entero, el saludo de la paz.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN ANUAL DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, alabado sea Dios, sea Cristo, sea el Espíritu Santo.

Mientras las puertas del Cielo se abren y las luces superiores vienen a su encuentro, instituyo en este lugar y en cada corazón humano de esta Tierra que se abre para recibirme, una columna de Luz que proviene del universo y que desciende al planeta para establecer el Reino de Dios en los corazones que estaban distanciados de Dios.

En esta noche, en la que comienza un nuevo ciclo, hoy vengo con los bienaventurados, con aquellos que alcanzaron, viviendo una vez en este mundo, el espíritu de la santidad y de la renovación.

Hoy, estoy unida con cada hijo Mío que me ha abierto la puerta de su hogar para recibir a la Santísima Trinidad, hoy presente ante ustedes en la magnificencia del Espíritu del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Quienes derraman códigos nuevos para las vidas redimidas por el Amor de Cristo, Nuestro Señor.

Hoy, el motivo de estar aquí, no es solo para que recuerden a su Madre Celeste, que los ama profundamente y los contempla desde lo profundo de Su Corazón Castísimo e Inmaculado. Hoy, vengo a mostrarles Mi Corazón Glorificado, Mi Corazón divinizado por el Espíritu de Dios desde el momento de Mi Asunción a los Cielos. Este Corazón es el que Yo quiero que contemplen; no por Mí misma, sino porque este Corazón, hijos Míos, es el portal seguro y verdadero hacia el Reino de Dios. Es el Corazón que los llevará hacia el encuentro de Cristo en los momentos de gran tribulación que vivirá el planeta en su ciclo de purificación.

Pero hoy ya no quiero que piensen en cosas malas, en cosas que suceden todavía en este mundo cruel. Yo quiero que piensen en el Reino de Dios que, a través de cada Aparición, Yo les traigo con tanto Amor. 

Necesito que beban de la fuente de ese Reino de Dios para curar sus heridas, para sanar sus culpas, para renovar sus espíritus caídos, porque siempre podrán volver a erguirse, ya que Yo les extiendo Mi mano amorosa y les ayudo a caminar firmes por este camino de transformación.

Sé que sus corazones aún no han perdonado. No se perdonaron a ustedes mismos ni a sus familiares y semejantes. Aún sigue en pie, queridos hijos, la campaña de sembrar el amor en la consciencia de la humanidad.

Mi amado esposo San José, San José Castísimo y Venerable, se ha dispuesto a ayudarlos a buscar ese camino del perdón.

Queridos hijos, despierten. La voz del santo esposo hace eco en estos tiempos de caos. Les trae Sus principios de castidad y de hermandad para que, de a poco, todos se animen a vivir los patrones de la Sagrada Familia, que son el Proyecto de la Nueva Humanidad.

Hoy quiero, queridos hijos, ante los ángeles que Me acompañan, por la caricia que ellos realizan en cada uno de ustedes, puedan entrar a este Reino de Dios, a través de Mi Corazón vivo y glorificado. Porque no estoy aquí solo con ustedes; estoy con cada hijo Mío que se pierde, en este mismo momento, por los maleficios del adversario.

Pero eso no importa, queridos hijos, si Dios ha permitido que Yo esté aquí entre ustedes, en este día, es porque existe un Propósito Mayor que se puede cumplir a través de sus corazones, a través de su donación y servicio al Plan de Dios.

Quiero que puedan sentir la grandeza del Reino de Dios en este momento, y cómo cada célula de sus seres, cada átomo de sus cuerpos, cada parte de sus espíritus inmateriales reciben el Espíritu de Dios que, a través de Mi Presencia, los bendice y los constituye como un nuevo ser, así como el modelo que prevé Cristo realizar en este tiempo, en cada una de Sus criaturas.

Por eso, queridos hijos, a través de Mi Corazón de Madre, Corazón bondadoso y luminoso, también se encuentra la puerta hacia la Misericordia de Dios. Coloquen, dentro de este Reino Celestial que ha descendido directamente desde el universo para ser derramado sobre Aurora, a cada uno de sus hermanos, coloquen a aquellas personas que aún no han perdonado, para que este nuevo año sea un nuevo año para todos, renovados por el Espíritu de Dios y por Su Gracia que, a pesar de los pecados del mundo, sigue descendiendo con el propósito de salvar a la humanidad.

Hoy, quiero que cada uno de Mis hijos, que Me escucha, salga de este Centro Mariano siendo una grandiosa chispa de Luz que se comprometerá a brillar en esta oscuridad para guiar a otros corazones en la oración y en la simplicidad del servicio. Porque son las obras de caridad y de oración, las obras de Misericordia que podrán reconfigurar la Tierra perdida en una Tierra prometida, así como fue la promesa para los pueblos del desierto.

De esta forma, queridos hijos, hoy Yo Me anuncio a ustedes como la Señora Celestial, la Señora que vivió la Asunción hacia los Reinos Mayores para prometer, delante de Dios, que salvaría a cada uno de Sus hijos, a través de los tiempos y de los siglos.

Queridos hijos, veneren a Mi Corazón.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Porque a través de esta veneración buscaré transformar sus esencias en una esencia semejante a la Mía.

Quiero que, en esta noche, Mi Pureza sea una realidad en el interior de todos los que Me escuchan, porque Yo no vengo a transformarlos solo por ustedes mismos. Yo vengo a construir, hijos Míos, las islas vivas de salvación que, dentro de cada uno de ustedes, extendidas en los cuatro puntos del mundo, auxiliarán a aquellos que más necesitan encontrar a Dios.

Hijos queridos, cuando estén ante Mi Presencia, sientan Mi Corazón y escuchen Mis Palabras, porque cada cosa que les digo debe ingresar dentro de sus células como un principio que los transforma y los convierte, que hace desaparecer definitivamente toda la oscuridad que aún existe en su interior.

Quiero hacer de ustedes focos de luz en el medio de la oscuridad de la Tierra, que sean faroles que indiquen el camino para aquellos que están perdidos.

Quiero que cada uno de los que Me escuchan sea portador de la verdad. Que, por medio de su ejemplo, atraigan más almas al camino del espíritu, el camino de la evolución, del desarrollo de esta nueva raza que renacerá en la humanidad a través de la transformación consciente de cada criatura.

Mis amados, a pesar de que Mis ojos contemplan al mundo entero en esta hora, vengo hasta este lugar para preparar en sus corazones una morada pura, para que el Redentor pueda retornar y para que, antes de que Sus Pies pisen en el mundo, Su Espíritu pueda recibir la vida dentro de cada uno de ustedes.

No piensen que no Me importan aquellos hijos Míos que en esta noche se pierden. Hoy, Yo estoy aquí también por ellos; porque la transformación de sus espíritus, de sus mentes y de sus corazones ayudará a rescatar a aquellos hijos Míos que jamás conocieron la Luz.

Cuando sea el tiempo, cuando las almas más lo necesiten, encontrarán esa Luz que nunca quisieron ver, y ella será como una fuente de agua, pura y cristalina en el desierto de este mundo. Esa agua brotará del corazón de cada uno de ustedes, así como brotó del Corazón de Mi Hijo. Porque, como Cristo dio de beber de Su Misericordia en el ápice de Su sacrificio en la Cruz, también ustedes, hijos Míos, al resistir a las tribulaciones de este planeta y al reconfirmarse, una y otra vez, en la consagración a Mi Inmaculado Corazón, darán de beber a cada criatura de esta Tierra la Divina Piedad y la Misericordia que un día recibieron de Cristo.

Por eso, les pido que contemplen Mi Corazón que hoy les revela la Gloria del Reino de Dios, para que esa Gloria no esté distante de sus vidas, sino que viva dentro de sus seres, que pulse en sus corazones. 

Que cada uno de sus corazones, en esta noche, pulse con el mismo ritmo que el Mío, porque quiero hacerlos uno con Mi Corazón Inmaculado, así como este Corazón lo es con toda la Creación.

Que sean conscientes de la unidad con Dios, con Su Divino Espíritu y con la Madre del mundo, porque Yo ya estoy unida a todo lo que fue creado. Ahora, llegó la hora de que toda la Creación se una a Mí, para que Yo pueda retornar con ustedes, dentro de Mi Consciencia, bajo Mi Manto, a la Fuente Celestial de donde un día los retiré en esencia y en espíritu, para fecundar a esta Tierra y multiplicar la Creación Divina y Su Gracia, renovando todo lo que fue creado en este universo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, como hoy no tengo nuevos hijos para consagrar, he escogido a tres nuevos hijos, en este momento, que se consagrarán ante Mi Presencia, aún sin vestir Mi Manto de Luz Celeste. 

Esto es para que vean, hijos Míos, cuán importante es la conversión del corazón y la redención; cuán importante es que las almas reencuentren el camino hacia Cristo y hacia Dios.

No los estoy juzgando, hijos Míos, los estoy renovando; porque, a través de estos tres hijos, los bendeciré a todos ustedes.

Hoy, vengo a renovar los votos de todos los Hijos de María, deseando que este nuevo año sea un año de paz interior para todos, y que ustedes y sus hermanos sean buscadores de la paz.

Vayamos ahora, hijos Míos, a esta esperada bendición maternal, ante la compañía de todos los ángeles del Cielo, los serafines y querubines que cantan en Gloria a Dios.

Llámenlos.

Canción: “Hijos de María”.

Queridos hijos, en este nuevo tiempo que llega, quiero que se conviertan como esta luz que, por más pequeña que sea, alumbre todo el mundo y a todos los corazones que necesitan revivir en la Misericordia de Dios, en el perdón, en la compasión y en el amor.

Por la Luz de todos los ángeles reunidos en este sacramento de oración y en comunión importantísima con Mi Hijo, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Gracias, queridos hijos, por hoy estar Conmigo.

Canten en cuanto Me elevo al Cielo. Que las campanas suenen, pues un nuevo tiempo ha llegado para todos.

Los amo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

A pedido de María hacemos un minuto de silencio por la paz en el mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Hermanos, solo nos resta agradecer profundamente a María, porque esta bendición, que Ella nos hizo, llego a cada uno de sus hogares. Ella nos mostraba cómo visitaba a cada una de las familias al mismo tiempo. 

Así es que vamos a irnos de aquí, del Centro Mariano de Aurora, con este impulso; comprometiéndonos a fortalecer nuestra fe y nuestra oración, para que ese Plan de Paz de nuestra Madre Divina se pueda cumplir en el mundo.

¡Gracias, Madre de Dios, por cuánto nos das!

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN LA CIUDAD DE LONDRINA, PARANÁ, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN, DURANTE LA 5.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Como hace mucho tiempo, hoy les entrego Mi Cuerpo para curar vuestras heridas y consagrar vuestros corazones a Mi bendito Corazón Sacratísimo.

Como hace mucho tiempo atrás, hoy les entrego Mi Sangre, símbolo de alianza y de renovación, la cual les lavará vuestras faltas y los liberará del pecado.

Que se alegren todos aquellos que se sirven de Mi Cuerpo y de Mi Sangre en honra y gloria a Dios; en reparación de los Tres Sagrados Corazones, de Jesús, de José y de María; por la liberación de este mundo y la paz eterna en cada uno de los hijos de Dios.

Sírvanse de Mis elementos sagrados con profunda gratitud y alegría.

Que los valientes comulguen de Mí todos los días, porque así Me darán el permiso para que Yo los transforme en nuevos instrumentos de Dios.

Repitan:

Divina Misericordia, 
Fuente de sanación y de cura, 
restaura nuestro ser, 
en gloria y honra a Dios.

Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Madre María Shimani:

A pedido de Nuestro Señor, vamos a cantar “Apóstoles del Amor”.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Hoy, el trabajo con nuestro Maestro fue una profunda ceremonia, porque Él por primera vez apareció vestido como un príncipe, todo de blanco, con Su Cabello dorado, Sus Ojos celestes claros, sonriéndonos y ofertándonos Su Corazón, abriendo Sus Brazos hacia nosotros, como siempre lo hace nuestra Madre.

Cuando Él apareció, tenía en una de Sus Manos, recuerdo que era la Mano derecha, un conjunto de alianzas, las cuales Él nos ofertaba. Él nos estaba revelando un compromiso, una oferta que nos hacía dar un paso más con nuestra consciencia, en nuestra consagración, en nuestra entrega a Su Consciencia.

Después, cuando Él pidió el pan y el vino, hizo dos movimientos diferentes. Cuando consagró el pan le puso Sus Manos y, en ese momento, pudimos ver con total claridad que todos nosotros, internamente, estábamos en esa Última Cena, que aconteció hace mucho tiempo atrás.

En ese momento, percibimos y Él nos mostró que dos hechos, dos tiempos diferentes, el pasado que vivió Jesús y el presente que vivimos nosotros se fundieron como uno solo, como un solo plano, una sola dimensión. Y a través de ese símbolo del pan, Él lo consagró y lo bendijo, como lo hizo con los apóstoles.

Por eso, sucedió ese hecho que contamos. Cuando Él pidió el vino, Su Corazón resplandeció de Luz, era un Corazón que latía rápidamente y que fue transfigurándose, en diferentes colores y formas, en el centro de Su Pecho.

Por detrás de ese Corazón de luz, salían muchos rayos de infinitos colores y tonos, colores que nunca habíamos visto y que se emanaban desde adentro de Su Pecho. Todas esas energías, todos esos rayos, no solo traspasaron ese vino, sino a todos los que están asistiendo a esta Maratón.

Y en ese momento Él también nos mostró cómo era el poder de Su omnipresencia, de una forma muy humilde, cuando tan solo lo llamamos con simplicidad.

En ese momento, Él nos mostró que todos los que estamos presentes aquí hoy, hasta aun los hermanos que nos están viendo a través de internet, nos fundimos en una sola consciencia a través del Corazón de Cristo resplandeciente.

A través de una imagen que Él nos mostraba del planeta y de la humanidad, no había separación, no había sufrimiento interno ni externo. Todo era cura, alegría, mucha Gracia que Él emanaba.

Él nos mostraba cómo Su Corazón se vuelve misericordioso cuando tan solo le abrimos la puerta.

Después de esa consagración, Él permaneció por un tiempo en silencio y nos dijo que recordáramos que Su Presencia siempre estará cuando nosotros estemos en silencio.

Luego nos transmitió el Mensaje diario.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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