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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Descubre, dentro de ti, la riqueza espiritual que Dios te ha entregado. Una riqueza que despierta en este tiempo a los apóstoles de Cristo, para que este mundo se convierta y se redima a través de todos los que se autoconvocan para seguir Mis Pasos desconocidos, Mis Huellas que los guiarán hacia el Propósito de la existencia de cada ser.
Nunca debes olvidarte de la riqueza del universo espiritual que en ti habita, una riqueza espiritual que Dios te entregó en el origen y que, en este ciclo, si estás abierto la encontrarás, la conocerás y la sabrás, porque ese es Mi ardiente deseo. Esto es lo que permitirá vencer al mal. Cuando las consciencias despierten profundamente y conozcan su universo interior, toda su riqueza inextinguible y eterna; ya no habrá motivo para que el mal y el sufrimiento existan en este mundo.
Hace más de dos mil años, Yo les enseñé a través de las Parábolas sobre la riqueza de su universo interior, pero también les enseñé a permanecer en la Ley y a respetarla.
Después de tanto tiempo y ante un mundo en sufrimiento y en agonía, hoy les traigo, Mis compañeros, la riqueza de su universo interior, una riqueza que no tiene mancha ni pecado, porque es una riqueza inmaculada que proviene de la Fuente de la Creación.
Por eso, en este momento, les pido que den el paso e ingresen en el Vacío de Dios, en donde la Ley de la Impermanencia habita, en donde todo se renueva constantemente por las corrientes que proporciona el Universo Mayor. Esto despierta en las almas los dones y las virtudes que deben vivir.
Pero para que los talentos, que Yo necesito, estén presentes en este tiempo, ustedes deben dar el paso. Porque la Ley del Universo es perfecta, la Ley de Universo es correcta y abundante, y nada les faltará cuando se animen a dar el paso hacia su universo interior. Porque así, recordarán que no solo tienen un origen y un principio, sino también conocerán la razón por la cual fueron creados desde el principio, en el Génesis, y más aún, ustedes sabrán su trayectoria cósmica.
Hoy, les pido que contemplen los aciertos y no los errores, aunque sean desconocidos para sus mentes y consciencias. Esto es posible a través del impulso del Fuego de Mi Corazón, porque necesito en este tiempo, compañeros, que todos conozcan la historia de Cristo después de Su Ascensión, que no solo se remite al Libro Sagrado.
¿Alguien en este mundo se ha preguntado qué sucedió Conmigo después de Mi Ascensión?
Yo no solo subí al Padre que está en los Cielos, Yo subí también al Universo en donde se encuentra la Hermandad, para fundirme en espíritu con Mis compañeros, con todas las Sagradas Jerarquías que cuidan este Plan desde el principio.
Fue allí en donde todo se renovó, porque no solo los ángeles reconocieron Mi llegada a los Cielos, sino toda la Confraternidad reconoció la llegada del Rey; Quien, a partir de ese momento, recibió el Cetro del Gobierno de Dios, que sostengo en humildad y en servicio por las almas, así como por toda la Creación.
Por eso, ingresen a ese estado de consciencia en este momento, a través de Mi Corazón y a través de Mi Portal Espiritual que en este momento está abierto en abundancia para todos.
Unan sus esencias al Origen, unan sus consciencias a su universo interior y ya no solo se sientan personas humanas, seres mentales o emocionales; eleven a través de Mi Presencia un poco más sus consciencias y comulguen con el principio de sus orígenes en esta Creación, porque en el centro de sus corazones brilla la Estrella de la Hermandad, que los impulsa a seguir adelante a pesar de los tiempos difíciles. Esa Estrella los anima a vivir los aprendizajes con amor y perdón y, a pesar de los errores que puede cometer el mundo en este tiempo, todos los que estuvieron una vez allá arriba en el Universo …
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
El Señor señala, en este momento, los Cielos.
… volverán a recordar quiénes verdaderamente son. Así, comprenderán que no son solo materia, que son espíritu, alma y divinidad unidos a la Fuente que siempre se recrea y se recrea. Y, en este tiempo, se recrea a través de los aprendizajes del amor y de la redención.
Esto es lo que les ofrezco hoy, para que lo recuerden y lo sepan, para que tengan presente que los espero en esta próxima trayectoria del Plan, que deberá escribirse en sus corazones, que deberá expresarse a través de sus vidas, de su entrega incondicional.
La Obra de la Redención, la Obra de Mi Retorno, la Obra de Mi Divina e Insondable Misericordia, se cumplirá a través de los corazones adheridos y unidos. Esta es la regla y el pedido que Yo He recibido de Mi propio Padre Celestial para que, a través de las almas adheridas y unidas al Sagrado e Insondable Corazón del Redentor, el mundo siga recibiendo Misericordia y no Justicia; porque la balanza está desequilibrada, la desigualdad pesa en este mundo por la acción de la impunidad y del poder.
Pero no olviden, compañeros, que Yo estoy en los Cielos, así como hoy estoy con cada uno de sus corazones, venciendo al mal y haciendo triunfar Mi Amor en las esencias que se postulan a cristificarse en este tiempo.
Por eso, no les teman a Mis desafíos, no les teman a Mis pedidos, no le teman a nada, porque quien vive en Mi Verdad vive en la Luz y quien vive en Mi Luz vive en Mi Amor, trabaja y se esfuerza por esa causa, y no teme despojarse poco a poco, hasta que algún día ustedes mismos puedan hacer lo que Yo hice en la Cruz: tener Mi Corazón absolutamente vacío para rendirme ante Mi Dios y beber del Cáliz del Sacrificio.
Aún Mis Altares están llenos de Cálices de Luz. Mi Altar espera que las almas se presenten para beber del sacrificio, no del sacrificio que les ha enseñado el mundo incorrectamente, sino que sus vidas se vuelvan completamente sagradas para que Yo, algún día, pueda habitar en ustedes y ustedes puedan habitar en Mí.
¿Será que aspiran a dar ese gran paso?
Mi Corazón se abre en Misericordia y Piedad para todos y, en solemnidad y en júbilo, Me ofrezco una vez más a las almas y al mundo para redimirlo.
En estos últimos tiempos, a través de todas las Sagradas Semanas, Yo les He dicho muchas cosas, ¿las recuerdan?, ¿las han hecho carne en ustedes?, para que Yo justifique ante el Padre Eterno la imperiosa necesidad de estar aquí, entre ustedes y sus hermanos.
Es hora de que los Cristos del Nuevo Tiempo sean una realidad y ya no sean una aspiración de Mi Corazón. Por eso, todo el tiempo posible, en todas las oportunidades posibles, Yo les doy Mi Vida a través de los Sacramentos para que no solo se puedan purificar y purificar, sino también para que se puedan cristificar ante Mí, a través de cada sacerdote que se ofrece a los Sacramentos, a sacramentar a las almas, como un tesoro espiritual incalculable, tesoro que Yo llevaré en Mi Corazón Eterno para siempre.
¿Acaso creen que es posible que sus almas se sacramenten y que, en este tiempo en donde falta la paz y el amor, existan almas en la superficie de la Tierra que puedan expresar el tesoro espiritual de la Creación de Dios?
Esto es lo que necesito en este tiempo, porque ante la Ley el mundo ha decidido no ser merecedor de la Misericordia; pero Mi Insondable e Infinita Misericordia, que brota de las profundas Entrañas de su Maestro y Señor, sigue descendiendo al mundo a través de las almas que la invocan, concede milagros en donde es imposible realizarlos, atrae muchas Gracias para aquellos que no las merecerían y sostiene el Propósito Espiritual de las naciones del mundo, aunque no lo parezca.
Por eso, les digo, compañeros, que sean los Cristos del Nuevo Tiempo, los Cristos que su Cristo espera.
Como un ejemplo de Mi Amor y de Mi Misericordia por todas las almas, les daré una Gracia y, al mismo tiempo, una expiación para que los corazones se fortalezcan y en esta unidad interna, que pueden vivir Conmigo, se animen a dar el paso hacia la consagración total de sus vidas, en los diferentes grados de consagración que en este tiempo pueden vivir.
Porque los grados de consagración de las almas son los grados de amor que pueden alcanzar en este tiempo, para convertirse en tabernáculos perfectos del Señor, en donde los méritos de Su Pasión, Muerte y Resurrección sean depositados en los corazones para que crean, algún día, que podrán ser templos sagrados de Mi Corazón, en este mundo necesitado de amor y de perdón.
Recuerden que todos tienen parte Conmigo en este tiempo y que espero que ese lugar, que ustedes tienen en Mi Corazón, siempre esté protegido de ustedes mismos y del mundo; porque Mi Presencia, en este lugar y a través de los tiempos, es una Gracia extraordinaria del Padre que las almas reciben sin percibirlo.
Antes de que puedan vivir la unión Conmigo, a través de Mi Cuerpo y Mi Sangre presentes en el Sacramento de la Comunión, en el que el Cordero de Dios volverá a entregarse por el mundo entero y en especial por Brasil, a través del sagrado ejemplo de la consagración, daré fuerza a los corazones que lo necesitan.
Por eso, solicito en este momento que, a los pies de Mi Sagrado Altar, se presenten quienes se han postulado a auxiliadoras de Mi Misericordia y que cada una lleve el velo que Me ofrecerá en este momento y que colocará sobre sus manos en ofrenda.
Les pido que apoyen este momento, compañeros.
Mi Madre Santísima Me ha pedido darles esta Gracia por todas las almas que están detrás de ustedes en este momento y que también necesitarán esa Gracia Espiritual en este ciclo.
Yo las conozco profundamente desde hace tiempo. Por eso, estoy haciendo esto para que, en confianza, en amor y en alegría, sientan la plenitud de Mi Corazón, que vuelve a confiar en ustedes, así como Mi Corazón confía en todas las auxiliadoras que se han consagrado a Mí para servirme.
Espero que este momento de consagración sea una renovación de esta Rama de la Orden Gracia Misericordia, porque Yo también espero que sean Nuevos Cristos que respondan a Mi llamado y Me sirvan donde Yo lo necesite, en cualquier parte del mundo.
Por eso, a través de ustedes, vuelvo a renovar los votos espirituales e internos de la Rama de las Auxiliadoras de la Divina Misericordia; porque aún necesito, hijas Mías, que Mi Misericordia siga descendiendo al mundo a través de la ofrenda de su consagración a Mi Corazón.
Pueden elevar sus velos hacia los Cielos para que Yo los consagre en este momento, lo mismo les pido a las demás auxiliadoras ya consagradas, eleven los velos hacia los Cielos, hacia el Señor.
Santísima Madre Universal,
Tú que has ofrecido incansablemente
Tu Vientre Purísimo, Inmaculado y Eterno,
para traer a la Tierra al Redentor;
Te ofrezco, en este momento,
la sagrada ofrenda de Tus hijas
y servidoras de los Altares de Dios,
para que Tú, Bendita y Purísima Madre,
que gestas en Tu Vientre a la Nueva Humanidad,
hagas descender Tus Gracias y Tus Misericordias
sobre esta Rama Espiritual que Yo He consagrado en esta Orden,
para que en ella siempre exista la alegría de servirme incansablemente;
y así, las almas comprendan que servirme no es solo un compromiso,
sino un deber con Mi Insondable y Sagrado Corazón.
Coloca este velo sobre sus cabezas, Madre Santísima.
Consagra a las que hoy se han postulado a Mis Pies,
y reconsagra a aquellas hijas que ya Me sirven en este momento,
a fin de que la Misericordia y la Paz
sean una Gracia merecida para todos.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Corazón que fue traspasado por Amor a los hombres y mujeres de la Tierra, y que se ofrece a las almas como una Llama Flameante de Amor para que siempre aprendan a vivir en Cristo.
He aquí la alianza de las mujeres de Jerusalén, aquella alianza espiritual que recibieron de Mi Corazón y que sostuvo los pasos del Calvario hasta la Cruz, en fidelidad y obediencia.
Hoy, tu nombre será Maria Izrə'el.
Tu nombre será Luz del Renacimiento.
Hoy, tu nombre será Hildegard de Jesús.
Hoy, tu nombre será Fidelidad.
Hoy, tu nombre será María Betania.
Sí, siéntanse parte Conmigo por todas las almas que están detrás de ustedes, para que también sus caminos sean guiados y amparados por Mi Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Antes de despedirme, quiero agradecer y bendecir a un alma que se ha ofrecido a Mí para traer a la Tierra los Códigos de Mi Pasión, de una forma viva y nunca antes vista en la historia del planeta.
Puede venir aquí, Gabriel, el pintor, y su compañera.
Así, como Yo He sido ungido a través de tu arte, expresado por el alma y el corazón, representando Mi Dolorosa Pasión para el mundo entero; así, hoy Yo te unjo con Mi Luz y Mi Amor para agradecer tu ofrecimiento y decirte que sigas cumpliendo tu misión y tu tarea.
Siente Mi abrazo en este momento y abrazo también a tu compañera, perlas preciosas de Mi Corazón.
Te agradezco lo que has hecho en Mi Nombre.
Unjo tus manos para que, a través de tu pintura y tu arte, traigas el Cielo a la Tierra.
Unjo tu espíritu para que siempre estés unido a Mí. Recuerda que siempre has estado unido a Mí.
Que Mi Padre siempre los guarde en Su Reino para que vivan en el gozo de estar en Su Paraíso, por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo les agradezco por haber estado Conmigo hasta este momento. Que algún día, puedan comprender lo que esto significa, cuando Mi Corazón atiende a las almas más simples, las almas que creen en Mí.
Les doy Mi Paz a todos, que la Paz esté en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escuchen las Palabras de Aquel que vendrá nuevamente entre las nubes, anunciando el Reino de Dios, pero esta vez para decirle al mundo que el Reino de Dios está en los hombres y las mujeres de la Tierra.
Hoy estoy con Mis compañeros, con todos los que responden a Mi llamado, con los que han respondido a Mi convocatoria universal de reunir a las esencias crísticas en este Encuentro, para que puedan recuperar los valores de la fe, de la esperanza y de la renovación que les traigo en este tiempo.
He aquí la Nueva Jerusalén, que se gesta en los corazones de los hombres y mujeres de la Tierra cuando responden al llamado de Dios por intermedio del amado Hijo así como los grandes patriarcas y profetas respondían al llamado del Padre Celestial.
Este es el tiempo, compañeros, en el que todas las tribus de Israel sean nuevamente reunidas. Y después de haber vivido experiencias traumáticas y dolorosas, colmados y plenificados por Mi Misericordia, Yo les volveré a traer la paz, la paz que siempre ha estado en sus corazones pero que en este tiempo, conscientemente, la podrán encontrar para participar de esa Paz que viene del Padre y que finalmente los hará libres.
Hoy estoy aquí, compañeros, para establecer los primeros pasos de Mi Retorno a la humanidad. Por eso, todo lo que hicieron por Mí, a través de este Encuentro, ha sido importante porque dio una respuesta verdadera a Dios de que Sus hijos de la Tierra están comprendiendo Su llamado.
No deben temer ser Mis testigos en este tiempo crucial de la humanidad. Porque así como Yo di la Vida por ustedes, Yo necesitaré, compañeros, que den la vida por Mí, en diferentes circunstancias y situaciones que se presentarán en sus caminos y dentro de esta escuela de aprendizaje para hacer triunfar nuevamente la esencia de Mi Amor. La esencia del Amor que siempre les mostrará la verdad que tanto buscan y que tanto necesitan para que sus vidas se sientan orientadas y conducidas por Dios.
Pero hoy, la mayoría de los aquí presentes tiene la Gracia infinita de ser conducido por el Padre por medio de la Voz del amadísimo Hijo que se vuelve a entregar al mundo nuevamente por un Amor mayor, para que los corazones renazcan en la fe y en la esperanza, no pierdan la confianza en el Infinito y confirmen sus vidas ante el Creador.
Hoy llego a un país, compañeros, que ha sido colocado en las tinieblas. Pero ustedes saben que, por su infinita adhesión y correspondencia, Yo disipo y libero todo el mal de sus vidas y de sus naciones para que siempre pueda triunfar la Luz Crística, aquella Luz que está siempre dentro de ustedes, que ha formado parte de su vida espiritual y de su existencia, la que ha caminado a través de los tiempos y de las generaciones buscando siempre el camino de la Luz para poder fundirse en el Padre y el Padre en ustedes.
Hoy no vengo a entablar una batalla espiritual con las fuerzas que se encuentran en la Tierra, porque si el Hijo de Dios está aquí, el Padre está aquí, y nada contrario podrá prevalecer porque su amor por Mí, compañeros, es verdadero. Es un amor que nunca podrá acabar ni extinguirse. Es un amor que viene de sus corazones, de su confirmación, de su confianza para que Yo pueda seguir realizando prodigios en la Tierra; hoy no solo en Argentina sino en otras naciones del mundo que también necesitan de la Misericordia de Dios.
Así como ustedes se entregan a Mí, hoy Yo Me entrego a ustedes; y una victoria espiritual se establece entre sus consciencias y la Mía. Las fuerzas del asedio, de la confusión ni de la perturbación, ya no prevalecen.
Confíen porque sus dolores serán curados y sus llagas internas serán cicatrizadas. Porque así como ustedes entregan sus vidas por Mí, en los pequeños detalles de la vida, en el compartir con sus hermanos, Yo les entrego Mis Códigos Crísticos, códigos que los fortalecerán y que les permitirán vivir el fin de estos tiempos, esta transición planetaria que los colocará delante de desafíos y de pruebas que aprenderán a superar por Mí, en el nombre de Mi Amor.
Por eso, ya no deben temer a la oscuridad de estos tiempos, por más que la oscuridad siga siendo generada por el hombre de superficie. No ingresen en los conflictos. Ingresen en la corriente poderosa de la oración y sigan comulgando de esa forma con la Vida Divina que también viene de sus estrellas de origen para expandir sus consciencias, para hacerles recordar su compromiso con lo Alto, y así puedan vivir la sagrada misión que Dios les encomendó desde el principio de su existencia.
Es así, compañeros, que ante la inmensidad del Universo espiritual y mental de los Padres Creadores y de los ángeles, de todas las huestes que alaban al Padre, coloco ante sus consciencias y seres internos la Fuente Creadora de su origen y de su existencia para que en este momento se establezca el perdón y la reconciliación con el Universo y con sus Leyes; para que todos los errores y equivocaciones que sucedieron a través de los tiempos, desde la primera humanidad hasta el presente, sean disueltas por la fuerza de Mi Amor redentor y por su confianza infinita en Mi Presencia, una Presencia eterna que nunca se borrará de sus corazones y de sus memorias.
Por eso, compañeros, los invito a recordar este momento con alegría porque están volviendo a ser lo que eran antes. Ya los atavismos no los atarán. Las perturbaciones no los incomodarán. Las Puertas del Cielo se abrirán y sus corazones y vidas comulgarán con el Principio Infinito de esta Creación, con el primer Propósito que Dios decretó para la manifestación de la vida, en este Universo y en otros.
Es así, compañeros, que a pesar de los tiempos caóticos que viven las naciones del mundo, del sometimiento que viven los pueblos, nunca han estado solos, una gran Hermandad los acompaña desde sus orígenes. Y es esa Hermandad de los Orígenes, la gran Confraternidad de las Estrellas, la que hoy enciende las estrellas de sus corazones para que su verdadero ser y su verdadera consciencia estén ante el Padre Celestial, en perfecta donación y entrega.
Por eso, compañeros, sírvanse de este momento especial que hoy le traigo a Argentina, porque también traigo este impulso para toda la humanidad, para todas las naciones que, a lo largo de los tiempos, abrieron las puertas al Corazón del Redentor para reconocer Su Palabra y escuchar Su mensaje, para hacer la Palabra de Dios parte de sí, en cada momento de la vida como en cada gesto de amor y de cariño para sus semejantes de la humanidad.
Hoy están ante un Misterio que se devela y que, de a poco, se mostrará ante sus vidas. Llegará como una fuerza superior e invencible que impulsará a sus corazones al cambio de consciencia, en donde no existirá miedo, duda ni desconfianza de confirmarlo en sus vidas y al mundo entero en nombre de Dios; para que las bases espirituales sobre la superficie de la Tierra, que son bases espirituales e inmateriales, internas y profundas, preparen el retorno de su Maestro y Señor a la humanidad.
Pero hasta que Yo no vuelva a la mayoría de los seres humanos, hasta que no regrese al corazón de los hombres y mujeres de la Tierra, y que esta sea una mayoría suficiente que pueda sostener la corriente poderosa que vendrá junto Conmigo, que movilizará a todos los astros y al Universo, Yo todavía no podré retornar. Pero la hora de Mi Retorno está próxima.
Ansío ardientemente estar con ustedes, no solo en Divinidad sino también de forma física para que, como los apóstoles, puedan reconocer a su Maestro y Señor y sentir el gesto de Mi Amor para ustedes, el abrazo de amor que quiero darles a cada uno de ustedes, fundiéndolos así con Mi Divina e Insondable Misericordia y cumpliendo, de esta forma, el Plan de Dios en la humanidad.
Los Señores de la Ley esperan por ese momento. Saben que el mundo ya no da más, y que el Amor de Dios y la absoluta confianza de las almas en el Padre Eterno, no podrá extinguirse porque sería la total perdición de la humanidad y del planeta.
Por eso, las grandes consciencias, que sirven incondicionalmente a Dios, se donaron en sacrificio y en entrega por ustedes y por el mundo para que una manifestación más poderosa y desconocida, que no será espiritual sino material, se presente en algunos puntos de la Tierra a fin de que exista una explosión espiritual en la consciencia humana, que sea capaz de traer a la Tierra a los verdaderos seres que firmaron el compromiso de su redención en los Libros del Padre Creador.
Ustedes ya lo firmaron, pero aún falta, compañeros, que muchos más reconozcan este momento porque las oportunidades son únicas e irrepetibles y el reloj del Universo está marcando este momento y esta hora, en el que el tiempo verdadero se unirá a este tiempo de ilusión para disolverlo completamente y el mundo entero podrá ver lo que nunca vio, lo que está por encima de ellos y se llama Universo.
No pierdan la oportunidad de esperar ese momento y de confirmar todos los días que esa hora se está aproximando, en la que sus corazones y consciencias se regocijarán, no solo por reconocer nuevamente al Hijo de Israel, sino a todos los que vendrán junto a Él anunciando la Buena Nueva, el cambio de la consciencia, la cura de la humanidad, la extirpación del mal y el Reino de la felicidad celestial que se establecerá sobre la superficie de la Tierra, liberando a los infiernos, curando a los enfermos, sanando las heridas y los dolores del pasado, trayendo la Esperanza de Dios a todos los que la perdieron por algún motivo o razón.
Por eso en esta hora, compañeros, así como sus consciencias regresan a sus orígenes, a la existencia y a la verdad que los creó en el principio, de la misma forma Yo acepto sus sacrificios y sus entregas para que esta humanidad pueda compensar tantos errores y pruebas.
Por eso, lleven el Amor y la Confianza de Dios a los corazones. No esperen grandes resultados. Es en lo pequeño en donde se sembrará el amor como una pequeñísima semilla de luz que se encenderá en el corazón más oscuro y perdido. Y algún día esa semilla germinará y será un gran árbol colmado de la Sabiduría y la Compasión de Dios, alcanzando la iluminación de la consciencia y el fin del sufrimiento. Amén.
Para testimoniar Mi Presencia entre ustedes, compañeros, hoy viviremos nuevamente una consagración especial de adoradores. Porque así como Yo necesito que se entreguen a Mí, un poco más todos los días, cada uno de la mejor forma posible, Yo también necesito estar presente en sus corazones como esa gran Custodia de Luz que guarda Mi Cuerpo Eucarístico, como un gran portal que une sus almas a Dios.
Celebremos este momento por todos los que no están aquí y por la nación de Argentina para que ella, en este momento, reciba aún más la Gracia del Padre por medio de la participación de sus corazones en esta comunión fraterna con Mi Espíritu y Mi Consciencia.
Los invito a colocarse de pie, en reverencia.
Vamos a hacer, a pedido de Cristo, una oración por tres veces, que muchos conocemos, la oración al “Padre Celestial” para que Él reciba nuestra oferta en este momento y acoja las intenciones de nuestro corazón, no solo por nosotros sino también por Argentina y por todos aquellos que deben alcanzar la Misericordia de Dios.
Como una sola voz y un solo corazón pronunciamos la oración:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Y para establecer esa confirmación, llevamos nuestras manos sobre el corazón y agradecemos, afirmando ese compromiso con lo Alto y con el Plan de Dios en la Tierra, para que muchos más sean partícipes de la Redención y de la Misericordia del Padre.
Escuchamos ahora, en este momento, a pedido de Nuestro Señor para consagrar a los elementos, “PaterNoster” instrumental.
Los adoradores que se van a consagrar, por favor.
Que en este compromiso que hoy vivirán Conmigo, siempre se encienda en ustedes la Luz de Dios por intermedio de la devoción a la Sagrada Eucaristía, trayendo hacia sus consciencias la Verdad de Dios, la esencia del Amor y la expansión de la gratitud que urgentemente necesita el mundo para poder alcanzar la paz.
Hoy los sacerdotes bendecirán estos elementos a través de la oración que Yo les enseñé.
Padre Nuestro (en arameo).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Agua bendita e incienso.
Los invitamos a arrodillarse por un momento, los que puedan.
Vamos a colocar el pin de la Orden, pues los hermanos forman parte de una rama de la Orden Gracia Misericordia que trae a la Tierra el Espíritu de Dios.
Ahora podemos ponernos de pie.
Vamos a prepararnos ahora para la Consagración de la Comunión.
Invitamos a los que puedan, a arrodillarse para la transustanciación de los elementos.
En aquel tiempo tomé el pan, estaba entre Mis apóstoles y muchos, muchos seguidores más en alma y en espíritu. Y dando gracias a Dios por el sacrificio, el Padre bendijo el pan, lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Y al sonar de tres campanadas, el pan se transfiguró y se transustanció en el Cuerpo vivo de Cristo.
Te alabamos Señor y Te bendecimos.
Te alabamos Señor y Te bendecimos.
Te alabamos Señor y Te bendecimos.
Y enseguida tomé el Cáliz entre Mis Manos y Dios concedió al mundo la Fuente Infinita de Su Misericordia por la Sangre que derramaría el Cordero de Dios. Y así Él lo bendijo, lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor y por muchos inocentes para la remisión de los pecados. Hagan esto en memoria Mía”.
Y al sonar de tres campanadas el vino se transfiguró y se transubstanció en la Sangre preciosa de Cristo.
Te alabamos Señor y Te bendecimos.
Te alabamos Señor y Te bendecimos.
Te alabamos Señor y Te bendecimos.
En unidad al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, en la presencia del Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús, rezamos juntos la oración que Él nos enseñó:“Padre Nuestro”.
El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.
Confirmamos Su Presencia, participamos de Su Poder y somos tocados por Su Insondable Misericordia para que la paz se establezca en la Tierra al sonar de siete campanadas.
Y ahora, que no solo vino su Origen a su encuentro, sino que también vino Mi Corazón Eucarístico para colmarlos y bendecirlos, para que sean Mi Paz en el mundo, en cada rincón de la Tierra, para que se animen a ser Mis testigos en el fin de estos tiempos, para que lleven Mi Palabra y Mi Aliento a todos los que los necesitan.
Por esa razón, y muchas más, Yo les doy la Paz. Les dejo Mi Paz para que sean Mi Paz en el mundo y por donde vayan.
Hoy estoy feliz por esta consagración, lo comprenderán en la próxima vida.
Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En fraternidad y unidad se darán el saludo de la paz.
Les agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más