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El mes de mayo, hijos, podría ser conocido como el mes de la intercesión por las almas y por el planeta.
Es el mes en el que las Leyes de la Gracia y de la Misericordia actúan más intensamente en la Tierra, a través de la devoción de las almas que se consagran y se reconsagran al Inmaculado Corazón de María.
Mayo no es solo un período cronológico, es además el período de un ciclo espiritual en el que los Espejos del Cosmos se alinean con los Espejos de lo profundo de la Tierra y también con aquellos que están en el corazón y en la esencia de los que oran. De esa forma, una red de luz espiritual, divina y planetaria se manifiesta por el simple hecho de que las almas expresan su devoción y amor al Inmaculado Corazón de María, la Reina de todos los Espejos de la Creación.
A través de las oraciones de Sus hijos, la Madre y Gobernanta Celestial manifiesta, entre las dimensiones, Portales de liberación y de intercesión para las almas más pecadoras y perdidas. Es así que la oportunidad de una Gracia es concedida a los que se arrepienten de corazón y oran por la redención y por la paz en el planeta.
También los Reinos de la Naturaleza, los elementos y la vida que habita el planeta son tocados por las Gracias más profundas que provienen del Corazón de Su Madre Celestial.
En el universo, como en la Tierra, los ángeles y arcángeles se mantienen atentos a las súplicas de los que oran en todas las culturas y religiones, a los que claman sinceramente por paz porque, a pesar de su incomprensión e ignorancia, el amor en los corazones de los que oran se transforma en méritos para la cura, la redención y el despertar de todas las almas.
Por eso, oren, hijos, y reconsagren sus vidas a Dios en cada instante. Están en un ciclo de Gracias, de Misericordia y de intercesión, aun ante el escenario caótico del planeta. Que sus almas estén en el punto correcto de su elevación para que siempre alcancen la paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castíssimo
En este tiempo es necesario, hijos Míos, crecer espiritual y humanamente, madurar en la consciencia todos los impulsos recibidos y colocarlos al servicio del planeta y de toda su humanidad.
Crecer espiritualmente es comprender los tiempos en los que viven, la urgencia de que haya una transformación en la consciencia humana y la certeza de que esa transformación comienza y termina dentro de cada ser.
Madurar es asumir con responsabilidad la propia parte dentro del Plan de Dios, sabiendo dar todo de sí en cada instante.
Cuando oran, que lo hagan de todo corazón, con la mente y el espíritu presentes, con los sentimientos enteros y las palabras colmadas de su sentido más profundo.
Cuando sirven, que lo hagan por completo, donando todo de sí para que la Voluntad de Dios se cumpla, sin dar lugar a las actitudes infantiles que siempre los conducen a las comodidades humanas, a un lugar de inercia y no de sacrificio.
Cuando se relacionan con el prójimo, sepan amarlo como es, observar sus miserias en el espejo del propio interior y antes de juzgar, callar y mirar hacia dentro. El otro se transforma con el ejemplo y no con el juicio.
La humanidad es una consciencia viva, única, que tarde o temprano se mueve en cadena. Cuando un ser da un paso verdadero, su entorno se transforma. Por eso, usen el verbo para abrir las puertas del Reino de Dios y el ejemplo para transformar lo que impide a ese Reino manifestarse.
Madurar humanamente, hijos, es salir de la postura adolescente de ser eternamente servido, cuidado y amparado; y comenzar a moverse para servir, cuidar y amparar, no solo al prójimo, sino al Plan de Dios en sí, al planeta, a la vida.
Así como un adulto es responsable por su casa, ustedes son responsables de este mundo. Llegó el momento de transformar esa postura y de asumir la propia casa, porque las leyes se están moviendo y los ciclos avanzando en ascensión.
Para acompañar el movimiento del universo es necesario crecer humana y espiritualmente.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Después de la Pasión, Resurrección y Ascensión de Cristo, los apóstoles y discípulos del Señor permanecieron algunos días en profundo silencio, dejando que sus almas pudieran asimilar espiritual y humanamente todo lo que habían vivido.
Ese período de silencio fue necesario para que pudieran comprender la Gracia de la misión que Dios les había encomendado.
El mundo permanecía igual, la humanidad parecía no haberse transformado, pero sus corazones estaban inflamados por un amor inextinguible que perduró a través de los siglos hasta los días actuales.
La historia se repite, hijos Míos.
Los ciclos espirituales son como una gran espiral en ascensión al Corazón de Dios y, en cada vuelta, los impulsos se renuevan y los corazones parecen revivir, de formas diferentes, los mismos acontecimientos. Y así es.
Hoy están en una nueva vuelta de esa espiral evolutiva, en la cual el Señor les entregó los mismos impulsos de dos mil años atrás.
Esos impulsos resuenan dentro de ustedes, los transforman, los mueven, quiebran barreras, disipan ilusiones, para que sus seres sean moldeados según la Voluntad de Dios.
Sean conscientes de lo que viven y, por un instante, permitan que su mundo interior pueda asimilar todos los impulsos recibidos. Mediten sobre las Palabras de Cristo, vuelvan a sentir los estados en los cuales Él los colocó cada día y perciban, finalmente, lo que son llamados a vivir en este tiempo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Desde ya prepara tu corazón, hijo, no solo para revivir la Pasión de tu Señor, sino para recibir de Él los últimos y más importantes impulsos que prepararán tu consciencia y tu espíritu para el tiempo que vendrá.
Así como Dios construyó en Jesús la fortaleza que le permitió cargar la Cruz de la redención del mundo, ahora Él envía a Su Hijo para fortalecer y formar a los espíritus que se comprometieron con Él en la renovación de Su Amor y en la revelación de los misterios más profundos de Su Evangelio Universal.
Por eso, sé consciente de dónde estás y para qué fuiste llamado. Deja que tu alma profundice en el misterio de su existencia a través de la oración y de la gratitud, a través del esfuerzo de cada día para estar pronto, para estar delante de Cristo.
Que esta Cuaresma tenga, para ti, un nuevo y definitivo sentido de tener, verdaderamente, el corazón pronto como el de Cristo, para soportar el peso de la cruz de estos tiempos y renovar Su Amor.
Vive los ciclos con atención y con humildad, simple pero vigilante de corazón. Todo en tu vida tiene un sentido espiritual. La evolución humana es una gran y perpetua ceremonia de abrir caminos hacia Dios. Participa de esa ceremonia con tu corazón.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Hijos Míos:
Desde el principio de sus vidas, en la manifestación de sus esencias en el Universo, el Propósito de Dios y Su Pensamiento perfecto ya se diseñaron para cada uno de ustedes.
Cada ser de esta Tierra, y también de más allá de ella, tiene una misión única trazada por Dios para que, a través de su cumplimiento, no solo se cumpla el Plan de su Creador, sino que Su vasta Creación, de ciclos en ciclos, se pueda recrear y renovar con base en nuevos y mayores grados de Amor.
Cada esencia porta en sí un don único del Espíritu de Dios, una virtud que la torna única en la Creación y especial para Dios, con su lugar guardado en Su Sagrado Corazón.
Esa virtud es como una nota musical dentro de una gran melodía celestial. Sin ella, la melodía no estará completa. Esa nota está en el acorde que le corresponde, con otras notas que la complementan. Esa nota está en la melodía perfecta, en el tiempo perfecto para que, al sonar su tono, una nueva puerta se abra para toda la Vida.
Les digo esto, hijos Míos, para que comprendan que nada termina. Los ciclos no significan un fin, sino un nuevo escalón de una escalada infinita que se viene diseñando en sus vidas desde el principio de su creación, desde el principio de la creación de la Vida misma.
La evolución de los seres se construye paso a paso, desde la creación de su consciencia. Y, si bien su misión es la misma, se profundiza y se perfecciona para que, a través de ella, algo mayor se pueda construir.
Cada consciencia, al ser creada, recibe un linaje para expresar y, vida tras vida, en la Tierra o más allá de ella, ese linaje se cumple y se manifiesta, más o menos intensamente, según el despertar de la consciencia.
Los seres que se conocen como visionarios, manifiestan este linaje desde el principio de su existencia, porque su misión es ver más allá de las dimensiones y comunicar la Voluntad de Dios, captada y percibida, a todas las criaturas.
Existen diferentes expresiones de este linaje espiritual, lo que no significa que sean mejores o peores unas de las otras, sino que están solo en diferentes grados de desarrollo, según la Voluntad de Dios y la misión de cada consciencia.
Desde su vida universal y cósmica hasta su experiencia en la Tierra, un visionario viene profundizando no solo en su capacidad de percibir las dimensiones, sino, sobre todo, de amarlas, amar lo que percibe, amar lo que trasmite y a quién lo trasmite, y cada día hacerlo más profunda y verdaderamente.
Cada etapa de la evolución de un visionario lo invita a profundizar no solo en su percepción, sino en sus grados de amor y de humildad. Y, muchas veces, un ciclo que se cierra significa un nuevo ciclo más profundo que se abre.
Cuando los Mensajeros Divinos comienzan una etapa de recogimiento, eso significa, hijos Míos, no solo que el visionario debe comenzar a profundizar en su misión e ingresar en esferas más sutiles y desconocidas, que se revelan en la soledad de su corazón. Significa también que todos los que comparten lo que es trasmitido por Dios, deben comenzar un ciclo de profundización y síntesis interior.
Una nota no puede sola recoger una melodía entera dentro de una canción. Toda la canción se recoge con ella, se profundiza en sus silencios para que, entonces, se pueda intensificar en un próximo momento de esa gran melodía.
De esa forma, les explico que este es un ciclo de revelaciones, que no deben ser solo escuchadas, sino también profundizadas. Después de ese ciclo, cuando comencemos a recogernos, vendrá un gran silencio, momento en el que Nuestra Voz debe resonar dentro de cada uno de ustedes.
Ese eco debe ingresar en su consciencia, en sus células y átomos, haciendo resonar dentro de cada uno la experiencia de las Leyes superiores, la experiencia y la vivencia de todo lo que les dijimos a lo largo de los años. Porque es a través de la profundidad de ese silencio que se construirá en ustedes la fortaleza que los hará dignos, no solo de sustentar a este planeta, sino también de reconstruirlo a partir de los Recintos Sagrados que, poco a poco, les son revelados.
Vivan cada ciclo con el espíritu pleno de gratitud, con el corazón pronto para un nuevo paso aún mayor. De esa forma, hijos Míos, Nuestro silencio no será para ustedes motivo de decaimiento, sino de elevación.
Tomo este tiempo para que comprendan que la evolución es una eterna ascensión, y que esa Ley se cumple más allá de las apariencias y de la pequeña comprensión humana.
Vivan cada etapa siempre mirando hacia lo Alto, y allí estará el Propósito de Dios guiando sus vidas.
Yo los amo y estoy con ustedes en cada instante.
Mi Corazón, desde el nacimiento de Cristo hasta la Cruz, hijos Míos, siempre se mantuvo silencioso y no por eso dejé de sentir y de vivir cada instante de la vida de Cristo. Compartí con Él cada experiencia, cada aprendizaje, cada salto a lo desconocido, cada desafío superado, y es eso lo que hoy hago con cada uno de ustedes.
Por eso, confíen en Mi verbo de Amor y, más que eso, confíen en Mi silencio misterioso y consolador, porque es allí en donde sustento su cruz.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder con amor a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Llegó el momento de preparar los corazones para la vivencia de una síntesis espiritual, interna y humana.
En este ciclo, muchos son los recuerdos inexplicables que emergerán de la consciencia, como forma de ser curados.
Es el ciclo en el cual el amor ya comenzó a ganar espacio en el interior de los seres, y estos ya son capaces de estar delante de aquello que ha de ser curado y perdonado y escoger hacer esto a través del amor.
Es a través de esa cura interna que sus miedos son vencidos y ceden espacio al Amor de Dios en sus corazones; Amor que debe crecer y expandirse para, entonces, ser renovado y multiplicado.
Dejen entonces, hijos, que en este ciclo de revelaciones se realice una síntesis en su interior. Dejen lo que pasó y que forjó el crecimiento de sus consciencias, que no es como una piedra que cierra sus caminos, pero sí como una base que yergue sus espíritus, tomar el lugar correcto en sus corazones.
El último ciclo definitivo de la humanidad buscará en los seres humanos nada más que corazones permeados de un amor tan grande que no haya lugar para la oscuridad, miedo o dudas.
Permitan que la síntesis se realice en su interior. Agradezcan por lo que pasó, déjense transformar por el presente, y que el futuro solo permanezca en la Mente Divina.
Que su tesoro espiritual sea el cumplimiento de la Voluntad de Dios. Y si no pueden encontrarla, sirvan, amen, cada día más, y descubrirán que es de forma simple como se construye el Plan de Dios.
Obedezcan y sabrán que sus espíritus se expresan cuando sus personalidades son moldeadas. No habrá mayor libertad interior que aquella conquistada a través de la obediencia, del servicio, de la humildad y del amor.
Por eso, sean libres, para que este nuevo ciclo los encuentre prontos para ser moradas, no de sí mismos, sino de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
De tiempo en tiempo, las Palabras y los impulsos de Dios se renuevan, aunque en Su íntimo estén los mismos principios que buscan conducir la humanidad a la expresión de la Voluntad y del Pensamiento Divino.
Desde la era de los Patriarcas, y mucho antes de ellos, Dios ya le hablaba a los hombres, corregía sus caminos y guiaba sus pasos para que, según la comprensión humana de cada período, los seres pudieran vivir los atributos de la entrega, de la renuncia, de la caridad, del amor y todos los Dones que, en el origen de la existencia humana, el Espíritu Santo manifestó en la esencia de cada ser.
Cuando los hombres necesitaron justicia, Dios les habló con justicia.
Cuando necesitaron de sabiduría, Dios les habló con la sabiduría y la ciencia del Espíritu.
Cuando necesitaron paz, Dios les habló con paz y transmitió la paz de Su Reino.
Cuando los hombres estaban completamente perdidos y a un paso de desaparecer como raza y Proyecto Divino, Dios les envió a Su Hijo para romper los velos de la ilusión y abrir los ojos de los seres a lo que es su verdadero Propósito.
Hoy, hijos, la humanidad necesita vivir una síntesis de todo lo que aprendió a través de los errores y aciertos de su evolución.
Por eso, Dios viene a su encuentro y les habla con piedad y con justicia, con silencio y con ciencia, con amor y con Misericordia; llevando sus espíritus al despertar, a la rectitud, a la madurez y a la entrega, porque dentro de ustedes están todos los impulsos que, como humanidad, recibieron a lo largo de los tiempos.
Hoy, cada palabra divina viene para hacerlos recordar y colocarlos en un punto nunca antes alcanzado por la humanidad, porque es tiempo de redimir lo viejo y de vivir lo nuevo.
Por eso, escuchen cada Palabra de Dios y reciban cada impulso Suyo. La historia de la humanidad se reescribe todos los días a través de sus vidas.
A pesar de todas las dificultades, sepan decir sí y, de esa forma, todo se cumplirá.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Vengo con el Sol, con el Niño Jesús en Mis brazos, para bendecir al mundo y pedirles que oren.
Oren por las almas que agonizan por no comprender las pruebas de estos tiempos, y oren por aquellos que se comprometieron con el rescate planetario y no cumplieron con su misión.
Oren por los que están enfermos de espíritu, sometiendo a otros al sufrimiento, y oren por los que sufren por vivir las injusticias impuestas por los hombres en este tiempo.
Oren por los Reinos de la Naturaleza, cada día más ultrajados y olvidados, como si no fueran parte de la Consciencia Divina. Los hombres que los maltratan no saben que es al propio Dios al que ofenden y matan todos los días.
Oren por la consciencia del planeta que, a pesar de sustentar la Tierra, vive la constante indiferencia de los hombres que, ciegos por su ignorancia, no conocen su espíritu y ni siquiera agradecen por la vida que les es conocida.
Oren, hijos, porque el mundo necesita de reparación, las almas necesitan de salvación y llegó el momento de que la Tierra ingrese en otras leyes, en otro tiempo, en otro ciclo de su evolución en el que ya no cabrán el sufrimiento y la ignorancia que conducen a los hombres al desamor.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Da gracias a Dios por cada instante de tu vida, por cada palabra recibida de Su Sagrado Corazón.
Da gracias a Dios por cada bendición y cada prueba, por cada experiencia vivida sobre la Tierra, que te hace crecer y dar nuevos pasos en el camino de la evolución y de retorno al Corazón del Padre.
Da gracias a Dios por los ciclos vividos y por el momento presente, y construye siempre con Él los pasos del futuro; no solo de tu futuro, sino del futuro de toda la humanidad, del futuro de este planeta con sus Reinos y su vida.
Agradece, en cada instante, porque la gratitud te abrirá la puerta correcta al camino evolutivo.
La gratitud convertirá las adversidades en crecimiento en el amor, y hasta aun los asedios que vinieran sobre ti, bajo el espíritu de la gratitud serán transmutados.
Que tu pensamiento y tu corazón estén constantemente en Dios, en un movimiento eterno de agradecimiento a Él. De esta forma, hijo, encontrarás el camino de regreso al Corazón del Padre.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Agradece a Dios cada ciclo que finaliza y da gloria a Dios por cada nuevo ciclo que comienza. Deja que una síntesis de todo lo que aprendiste en los últimos años se realice en tu interior y, con gratitud, crea las bases para comenzar un nuevo tiempo, un nuevo ciclo de servicio, de aprendizaje, de definición, de Gracia.
Ábrete, hijo, para dar un nuevo paso todos los días, para reconfirmar tu corazón y tu consciencia en este camino y, por encima de todo para que, además de hijo de Dios, seas también Su amigo y compañero, aquel sobre el cual el Creador puede apoyar Su Cruz, aquel en el cual el Creador puede renovar Su Amor.
Aspira a que en este ciclo tu ser esté aún más dispuesto a la transformación y a la verdad, a descubrir y conocer tu esencia original y en ella disolver las ilusiones de la condición humana.
Que este sea un ciclo para profundizar en el desierto de tu corazón, en donde estarás delante de ti mismo para definir tu corazón y en donde estarás delante de Dios para conocer Su Voluntad y aceptarla con amor.
Este será un momento de vacío, de entrega, de soledad, porque tu corazón debe madurar para enfrentar lo que vendrá. Tu consciencia debe estar afirmada en la verdad y en el conocimiento divino, para que así pases la transición de los tiempos con plena certeza de la luz del porvenir de la nueva vida.
Este es el momento de estar delante del Padre y recibir de Sus Manos el pergamino de Su Voluntad para cumplirla. Es momento de crecer espiritualmente y manifestar la fortaleza que hace tantos años el Señor viene construyendo en tu corazón.
Por eso, ve, e profundizando en el desierto de tu interior vive tu ciclo de definición, vive la confirmación de tu entrega, vive el encuentro con el Creador de todas las cosas y prepara tu consciencia para cargar la cruz del fin de los tiempos y ser la punta de lanza que abre el ciclo de la nueva vida, de la nueva humanidad.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más