Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE CRACOVIA HACIA MEDYKA, POLONIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mis queridos y amados hijos:

Hoy, con el Manto dorado y la Túnica celeste de su Madre Santísima, vengo como la Madre y Señora de Ucrania.

Vengo a pedirles que, en estos próximos días de oración y de invocación a la Divina e Insondable Misericordia de Mi Hijo, coloquen en sus oraciones a toda la religión cristiana de Ucrania a fin de que, ante la tragedia de la guerra y de la destrucción de los pueblos y de las familias, Mis hijos de la iglesia ucraniana actúen conforme a la Voluntad de Dios, para que no se sustituya la Caridad y el Amor de Mi Hijo por los ideales y por las alianzas de la guerra.

Infelizmente, ciertas presiones políticas y religiosas dejan vulnerables a los apóstoles de la Iglesia Universal de Mi Hijo, porque se les impide actuar con sensatez y Misericordia.

En este momento, como Madre y Señora de Ucrania, vengo a implorarles a todos los cristianos por la unidad fraterna, a fin de que las religiones y los credos no sean adaptados al formato de las ideologías de la guerra y de la venganza. Esto no es lo que Mi Hijo les enseñó a todos.

Que, por la Pasión y la Muerte de Cristo, los dirigentes ya no usen la religión como un arma de guerra y de presión psíquica sobre los pueblos de esta humanidad.

Por eso, debemos orar con más convicción y con más consciencia, porque la Señora de Ucrania ve cómo la cristiandad y el ecumenismo son usados para alcanzar beneficios propios.

Que la oración de estos días desarme esos planes de Mi enemigo.

Como siempre, estoy y estaré cerca de todos los que se unan a Mi Corazón.

Les estoy agradecida,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Ucrania

 

El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE NÁPOLES, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Solo la Luz de Mi Espíritu les bastará para poder atravesar el fin de los tiempos porque es por medio de Mi Luz que traspasarán toda oscuridad, atravesarán los tiempos con coraje y valentía.

No se medirán por sus miedos, sino por su fortaleza, la fortaleza que viene de Dios, que proviene de Su Espíritu, de Su Templanza y de Su Sabiduría.

Vengo aquí, compañeros, a traer la Luz de la divinidad de Dios, para que todas las esencias creadas alcancen la Luz del Padre Celestial y sean retiradas de los abismos de la Tierra por la intercesión poderosa de su Maestro y Señor y de todos los coros angélicos.

Vengo a traer a Italia la balanza espiritual de la igualdad y de la justicia para que ese principio, que proviene del Padre, se establezca en esta parte de la humanidad y, algún día, en el resto del mundo.

Sin la Justicia Divina y sin la Divina Igualdad, la humanidad de Italia no se podrá redimir.

Por eso, vengo a ofrecerles Mi Corazón. Vengo de lo más profundo y desconocido del Universo para que los ojos de su consciencia se puedan abrir y reconocer la Luz poderosa del Hijo que viene en el nombre del Padre a traer la salvación para la humanidad, el fin de la esclavitud espiritual y de la perdición de todas las almas en la ilusión mundial, en la indiferencia, en la soberbia, en la falta de caridad y de amor por el que sufre, por el semejante, por el que desespera.

Necesito, compañeros, que sus corazones se abran para que los Cielos se puedan abrir sobre Italia porque es una nación que necesita mucho de Dios, de una absoluta reconciliación y confianza con el Todopoderoso, el Padre Celestial. 

Así, aprenderán a ser justos y serán iguales unos con otros. No habrá mediocridad, no habrá indiferencia en sus corazones, no repetirán los mismos errores que repitieron los fariseos en el tiempo pasado.

Ustedes deben ser los Nuevos Cristos, los más imperfectos entre los imperfectos, los que deben colocar la cabeza en el suelo para implorar por su redención y por su patria antes de que todo se desencadene, antes de que todo se manifieste, antes de que nada puedan controlar.

Vengo a través del verbo de la Justicia de Dios, pleno de Su Misericordia y de Su Amor profundo, porque sé que en algún nivel Me pueden escuchar.

No hablo para sus oídos materiales, hablo para sus oídos internos, para sus esencias, para sus almas, para sus espíritus que deben retomar el camino de la luz, del bien y de la paz para que esto no solo se refleje en Italia, sino más allá de esta tierra.

Dios necesita que se conviertan en Sus dignos hijos, que abandonen la apariencia, la mezquindad y el poder que creen tener en sus manos.

Permitan, compañeros Míos y nuevos discípulos, que Yo los pueda transformar, que Yo los pueda amar, que ustedes puedan sentirme, reconocerme y vivirme como cientos de discípulos Míos Me viven, Me reconocen y Me aman plenamente.

Su deber para con el Universo y la humanidad, como nación y como religión, es muy grande. Por eso, escojo los lugares más simples como este, en donde falta aún la Justicia de Dios para que esté presente Su Sabiduría, porque necesito que en los más simples y humildes, en los que aún no conocieron el Amor de Dios, pueda despertar Mi Amor crístico y soberano. Para que, como Mi Corazón misericordioso, sus corazones sean misericordiosos, corazones de bien y corazones de paz, a fin de que su tierra y su país sean reconstruidos espiritualmente y no tengan temor a la Verdad, la Verdad soberana y desconocida que Yo les traigo del Cielo y del Universo. Para que sus esencias, que esperan este momento y esta oportunidad, puedan reconocerla, puedan verla y aceptarla como parte de sus vidas, le traigo la Luz de la divinidad de Dios a una Italia que deberá redimirse, de forma religiosa, social y humana.

Aún hay mucho por curar aquí, hay mucho sufrimiento que aliviar, hay mucha misericordia por derramar. Por eso, Yo vengo del Cielo trayéndoles la Palabra de Dios, para que la Palabra que proviene del Verbo Divino los pueda despertar, redimir y salvar.

Abran sus corazones a lo que proviene del Cielo en este momento. El Señor del Universo, en la acción de Su profunda Misericordia, por los méritos de Su Pasión, disuelve la oscuridad del planeta, los conflictos de las naciones, las incomprensiones de los pueblos, los errores de cada uno de ustedes.

Este es el tiempo de la Gracia, es el tiempo de la Misericordia de Dios, pero es un tiempo que pasará antes de que todo llegue al mundo de una forma desconocida y sorprendente. Vengo a preparar sus almas y corazones para todo lo que vendrá y sucederá, porque en verdad les digo que no lo podrán creer.

El tiempo que llegará es definitivo para todas las naciones, pero si sus oraciones y corazones llegan al Cielo de una forma constante, permanente y continua, todo, todo se transformará por sus buenas acciones, por sus ejemplos de vida en el camino de la caridad y del bien.

Italia necesita vivir el Plan de Dios, apoyar plenamente al Santo Padre por los cambios que él quiere hacer y realizar. Él cuenta con Mi divina autoridad, por eso lo deben escuchar para que Me puedan escuchar a Mí. Italia siempre fue una tierra bendecida y debe seguir siendo bendecida para que sus males se borren de la consciencia humana.

Como testimonio de ese Amor que proviene del Universo, Yo les ofrezco los méritos de Mi Pasión, de Mi Muerte y Resurrección, por medio del Sacramento de la Comunión. Por eso hoy los vengo a ungir con Mi Espíritu, en el nombre del Espíritu Santo.

Hoy vengo a darles la Paz, para que sus corazones se animen a vivir la transformación y el apostolado que hoy le ofrezco a cada uno de ustedes como a cada uno de sus hermanos en el mundo.

Deben ser parte de Mi ejército de Luz del fin de los tiempos para que Italia tenga una extraordinaria oportunidad. Pero, dependerá de su pueblo, de su cultura y de su patria, que verdaderamente abran las puertas para su Maestro y Señor, para que Él nuevamente pueda volver aquí y vivan Su Voluntad y no la suya, la Voluntad de Dios, lo que Él tiene pensado para cada uno de ustedes.

Su Divina e Insondable Voluntad, para cada uno de los italianos, aún levita en el Universo y espera descender sobre sus consciencias para que se manifieste Su Plan de Amor y de Redención.

Con amorosa gratitud, en el nombre de su Divina Señora, acepto con inmenso Amor la Oración por la Paz en Italia e invito a todos los orantes, como hasta ahora, a que asuman ese compromiso. Porque será Sudamérica y una parte de Europa, las que ayudarán a Italia en su verdadero proceso de conversión espiritual.

Eso ayudará al Santo Padre, y una comunión espiritual e interna se establecerá e irá más allá de los dogmas y de las creencias. Porque el propósito de orar por Italia es sostener el ecumenismo cristiano y la alianza tan esperada que esta obra de amor realizará con el Santo Padre, respetando los principios y las creencias por medio del Amor que Yo les dono a través de Mi Corazón.

Deseo que esa oración sea permanente, comenzando, al menos una vez por semana. Porque el amor, el amor divino, el amor incansable, el amor incalculable, el amor de la Fuente de Dios deberá descender sobre Italia por medio de la Oración por la Paz. Porque hasta que los corazones no sientan el amor, que muchos de ustedes recibieron de Mi Corazón en algún momento, la conversión no llegará, la redención no sucederá.

Por eso, Yo los invito no solo a orar por Italia, sino también a hacer algunos sacrificios como el que les pedimos, hace muchos años, cuando toda esta obra comenzó en la sagrada Aurora. Y un lugar, tan desconocido y pequeño como el Uruguay, fue pensado por Dios y por Su Divino Hijo, en confraternidad con la Divina Señora, para que despuntara desde Aurora, la Luz Redentora hacia la humanidad. 

Amamos el sacrificio de Aurora. Reconocemos su sacrificio, su servicio y su incansable donación para que la luz del nuevo amanecer, como es la Aurora, llegue a todos los corazones del mundo, a todas las naciones y a todos los pueblos, a todas las almas que buscan la Luz de Dios desde hace mucho tiempo.

Esta es la razón por la cual estamos aquí, renunciando como Yo se los pido. Así como su Maestro y Señor renunció desde la Última Cena hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el último momento de Su expiración en la Cruz. Este es el sacrificio tan grandioso y semejante al que la Nueva Aurora, la Luz del nuevo amanecer, hace por la humanidad hasta que Dios lo necesite.

Por eso, compañeros, su casa, su morada será el planeta y no sus tierras de origen y tampoco su cultura ni su pueblo. Su morada serán las naciones para que los que necesitan amor alcancen la luz de la redención en el nombre de Cristo.

Ha llegado el momento de renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la memoria de la Última Cena. Los invito, en este momento, a revivir Mi Pasión en cualquier lugar de la Tierra, en donde estén reunidos o con quienes se encuentren. Por más que a veces no comprendan a sus semejantes, agradezcan a Dios con quienes se encuentran en este momento y en esta hora, porque tiene un porqué y una razón.

Todos participarán como esencias y como almas del misterio interior de la Eucaristía, de la inmensidad del Amor de Dios por medio de la celebración y de la consagración del pan y del vino como el Cuerpo y la Sangre del Redentor.

Así como Juan el Apóstol lavó las manos de su Maestro en la Última Cena, secretamente, para donarle el amor de su corazón y fortalecer la experiencia del Sacrificio de su Señor; hoy, por medio de la Gracia Divina, lavo y purifico las faltas de Italia para que las almas emerjan de los infiernos y alcancen la Luz Celestial. Que así sea.

Nos colocamos reverentemente de pie o nos arrodillamos.

En aquel tiempo su Maestro y Señor tomó el pan, y reunido con Sus apóstoles dio gracias a Dios por el sacrificio, aun sabiendo todo lo que sucedería después de Su ascensión con la humanidad y con el planeta, hasta los días de hoy. Aun así, en un profundo acto de amor y de reverencia por las almas, su Señor les dijo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados". Y la Luz de la Divinidad de Dios descendió sobre el mundo.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Antes de finalizar la Cena, su Maestro y Redentor tomó el Cáliz y, volviendo a agradecer por el sacrificio, lo entregó a Sus apóstoles y les dijo: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor, por todos los mártires para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria". Y la Luz de la Divinidad de Dios volvió a descender sobre la Tierra, los infiernos se cerraron y las almas en un profundo gozo espiritual, se salvaron.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Oración: Padre Nuestro (en español).

Escucharemos ahora el Padre Nuestro en italiano.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dichosos los que son invitados a servirse del Redentor. Amén.

En un inmenso amor, Yo los coloco. En una inmensa Gracia, Yo los dejo. Y por un gran Amor, Yo los renuevo para que Me reconozcan dentro de ustedes; y la Obra de Mi Paz y de la Misericordia se cumpla en la humanidad, por los siglos de los siglos.

En unidad, perdón y reconciliación, en el nombre del Amor de Dios, en fraternidad por Italia y por el mundo entero, se darán el saludo de la paz.

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Podemos darnos el saludo de la paz.

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CIUDAD DE SANTIAGO, CHILE, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS, DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN LAS NACIONES

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Yo vengo por las almas del mundo y no por las bestias que habitan la Tierra. Ellas no impedirán que Yo realice lo que debo realizar en el nombre del Padre. 

Yo vengo aquí por los corazones que Me escuchan.

Yo vengo aquí por los corazones que Me claman.

Yo vengo aquí por todos Mis hijos, independientemente de su creencia o de su religión, porque Yo soy la Madre del Amor, soy la Madre de la Sagrada Victoria de Cristo y quien está aquí Conmigo está con Dios. 

A su alrededor todo podrá temblar, pero si Mi Corazón está aquí presente, queridos hijos, es señal de que Dios está aquí entre ustedes y que el triunfo de Su Reino está próximo.

La derrota de las bestias está próxima, porque cuando Mi Hijo pose Sus Pies sobre este planeta, muchas cosas terminarán. Él se los prometió durante el último encuentro en la ciudad de Mendoza. Su promesa está vigente y actual. 

Ustedes, queridos hijos, deben seguir orando Conmigo todos los días, independientemente de lo que suceda en su nación o en todo su pueblo, para que esa promesa de Cristo se pueda concretar y muchos más corazones no solo aquí en Chile, sino también en el mundo puedan recibir, así como hoy ustedes reciben, la Gracia de Dios. 

Yo los invito, queridos hijos, a trabajar con esmero y perseverancia, porque en Peñablanca no terminé Mi tarea y tampoco fue ampliamente comprendida. Yo vine como la Madre de esta nación, en aquellos tiempos pasados, para intentar evitar muchas cosas en el Cono Sur. 

Por eso, como Madre de la Bondad y de la Misericordia, tuve el permiso de escoger las almas más miserables para que pudieran comprender aquí, Mi gran testimonio de amor por el mundo y, sobre todo, por este país que aún está dentro de Mis Planes celestiales. 

Por eso, guerreros de la paz, antiguos pueblos de las sagradas montañas, Yo los invito a trabajar unidos a Mí, los invito a abrir las puertas de sus corazones para que, finalmente, las puertas de sus hogares se puedan abrir a las almas. Y de la misma forma, queridos hijos, ustedes puedan cruzar las puertas de sus casas para ir al encuentro de los más necesitados de oración, de los que son más miserables, de los que sufren, de los que aún no conocen a Dios ni tampoco el Amor del Redentor.

Con la consciencia que ustedes han adquirido en sus vidas, por más pequeña que sea, Yo los invito, queridos hijos, a que Me acompañen, a que Me ayuden a estampar en Mi Corazón, la bandera de Chile. Y aún más, queridos hijos, deseo que Mi Manto celestial, sea esta bandera redimida para que más estrellas de Mi corona puedan brillar.

Necesito, queridos hijos, que Me ayuden a salvar a este pueblo, a que aquí se generen nuevos grupos de oración que se unan al ecumenismo cristiano y que no teman decir, queridos hijos, que ustedes creen en la Madre del Redentor.

Yo vengo con Mis Manos llenas de Gracias para que en esta noche sean derramadas. Vengo en esta noche, plena del Amor de Dios, para que sus heridas más profundas sean curadas, para que el pasado de este país sea borrado y las nuevas puertas a grandes oportunidades y cambios se puedan abrir en esta nación.

Vengo a buscar, dentro de ustedes, el amor que guardan bajo más de siete llaves. Pero recuerden que Yo soy la Maestra de todas las llaves del universo y que no tengo ningún impedimento para poder llegar a sus corazones. 

Si soy la Señora del Monte Carmelo, su Señora del Carmen, la Patrona de este país y de todos los chilenos, necesito, queridos hijos, que se animen a hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón; que no teman proclamar Mi bienaventuranza, Mi alegría, Mi bondad y Mi amor por cada uno de ustedes.

Los invito, en esta noche de preparación y de reflexión, a dar un paso en esta caminata espiritual, a que abran las puertas a todos los que deben llegar, a todos los que han perdido su fe en Dios y están sumergidos en el materialismo de estos tiempos. 

Este país guarda un gran tesoro espiritual que aún desconoce, que existe de norte a sur y en lo más alto de estas montañas de los Andes.

Valoren, queridos hijos, estos tesoros naturales que Dios les entregó. Miren hacia sus montañas, no como si fueran montañas normales. Miren hacia las montañas buscando el signo de la elevación de sus consciencias. Ha llegado la hora de que suban a la montaña para encontrar en lo más alto de ella a Cristo, Quien los espera con Su Corazón abierto, lleno de Misericordia y con Sus Brazos abiertos para reencontrarlos, para decirles, queridos hijos, como Él siempre dice: “Compañeros Míos, entren en Mi Corazón y encontrarán la paz”.

Necesito que este pueblo se transforme en el modelo espiritual que Dios pensó desde el principio. Sus raíces, las de los pueblos originarios, guardan un gran tesoro, un importante legado que proviene de los Incas y que no se puede borrar de sus memorias. 

Recuerden sus orígenes, queridos hijos, amen, por encima de todas las cosas, lo que este pueblo sagrado dejó aquí sembrado y todo lo que él consiguió por medio de su vivencia y de su cultura.

Los invito de esa forma simple a recuperar los valores, a recuperar la dignidad espiritual que una vez este pueblo vivió.

Eso los ayudará mucho a cambiar su forma de pensar, a ver diferente todas las cosas y a colocarse por encima de todos los acontecimientos de estos tiempos.

Porque Yo necesito, queridos hijos, que ustedes en este tiempo final, animados por Mi Corazón Inmaculado, se animen a vivir su propia verdad, la verdad que Mi Hijo predica no solo en el Evangelio, sino también a través de los Sacramentos, de la oración, del servicio, de la instrucción y, lo más importante, por medio del amor que Él necesita que vivan para que sus corazones se puedan curar y redimir.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vine, en esta noche, a hablarles de un Amor superior. 
Vine a despertarlos, hijos Míos, a través de Mi Verbo Sagrado, que es el eco de la Voz de Dios en este mundo.

Así como Yo soy Su Sierva y jamás Me canso de servir al Señor, les pido, hijos, que se unan a Mí en este servicio universal; que lleguen hasta aquí, más que para querer verme, para orar por la paz, para clamar por esta nación como por el mundo entero; porque necesito, hijos, soldados de la paz, de norte a sur, en el Oriente y en el Occidente, para consagrar a este mundo a una vida espiritual, fraterna, verdadera, una vida que sigue las Leyes que hay en el Cielo y que también se esconden en el interior de la Tierra, como en el interior del corazón humano. 

El verdadero potencial, hijos, su verdadera semejanza con Dios, ese amor que hay en lo profundo de sus corazones y que es un principio del Amor Divino, eso, hijos, es lo que deben despertar en este día.

No vengo a traerles una nueva religión, una nueva creencia o una nueva fe. Vengo a renovar la fe de este pueblo, a tornarla verdadera en el Señor, nuestro Dios, para que de esta forma, hijos Míos, ya no piensen solo en sí mismos, sino que sean soldados de un ejército que no proviene de este mundo y que no actúa por el establecimiento de la voluntad propia, sino por la Voluntad de Dios.

Hoy, hijos, como su Madre Celestial, Universal, abro los brazos ante los ojos de sus corazones y solo les pido que estén bajo Mi Manto, en Mi protección. Y, para eso, necesito que oren, que cumplan los Mandamientos que les entregó Dios a través de Moisés. Y, más que eso, hijos, que cumplan y vivan el Mandamiento único que les dejó Mi Hijo, cuando Su voz resonó en esta Tierra.

Hoy, vengo, hijos Míos, para encender los espejos de sus corazones y volver a tornar redimidos y rescatables a sus seres, para que cumplan la Voluntad de Dios, no solo en esta Tierra, sino más allá de ella, en lo que llaman eternidad, en donde el tiempo no existe y el servicio es constante.

Por eso, los preparo en esta Tierra para que sirvan a Dios eternamente. No hay plenitud mayor, hijos Míos, que encontrar un servicio, un sentido para la propia vida, un sentido verdadero que los conduzca a la justicia, a la Misericordia, a la pacificación interior y, en consecuencia, a la transformación de sus vidas, para que transformen, poco a poco, este mundo.

Hoy, hijos, Mi Verbo no les trae una utopía, les trae una Gracia que se desenvuelve en el corazón que Me dice sí. Por eso, extiendan sus manos hacia Mí y reciban las Gracias que les traigo. Clamen por Mi Misericordia, que es la misma que proviene de la Sangre y del Agua de Mi Hijo. Yo solo soy portadora de esta Gracia, soy portadora de la Paz y la traigo como mediadora e intercesora a sus vidas.

En esta noche, los llamo a vivir la humildad para que reconozcan que muchas veces están perdidos y no encuentran auxilio porque no Me buscan, porque no buscan a Dios.

Hoy, hijos, les abro una nueva puerta, una puerta a la redención y los invito a cruzarla para que renueven sus vidas en Mi Paz, en Mi Presencia, porque si oran Conmigo, Yo estaré con ustedes todos los días.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vengo a esta nación, en este tiempo, a realizar un plan inexplicable y desconocido que podría parecer imposible. Plan que recién comienza en este día y que se desarrollará a lo largo del tiempo. Por eso, deben orar junto a su Madre Celeste para que este Plan se cumpla, etapa por etapa. 

Queridos hijos, vengo a prepararlos para algo mayor, vengo a prepararlos para que adquieran una nueva consciencia, para que salgan de sí y, animados por Mi Corazón, den los pasos hacia Cristo por medio de la vida incondicional de servicio que es lo que este pueblo, en perfecta unidad y fraternidad, debe trabajar en estos tiempos para que así, hijos Míos, nunca les falte Mi Gracia, la Gracia que quiero derramar con tanto amor en todo Chile y en todos Mis hijos que aquí habitan.

En esta noche, este es Mi Mensaje, esta es Mi declaración. También los llamo, queridos hijos, a que ustedes convoquen a otras almas que no saben que Yo estoy aquí, por medio de la difusión, por medio de ustedes para que desde sus corazones transmitan Mi llamado a las almas de esta nación. 

Por este encuentro, hoy, Yo les agradezco, queridos hijos, por responder a Mi llamado.

En la Gracia de Dios que es infinita, perpetua e invencible, Yo los bendigo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Lleven Mi Paz a Chile, para que la paz esté en sus corazones y en el mundo entero. 

Les agradezco.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto