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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, en el día en que se conmemora la Señora del Santísimo Rosario de Fátima, la Madre Celeste llega al mundo para compartir, con algunos de Sus hijos, Sus más profundos dolores del Corazón; dolores que muchos no conocen ni saben, por los que Yo les pido que recen para aliviar el Corazón de la Madre de Dios, para que los pecados sean revertidos por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Hoy reúno, en los planos internos, a las almas que se congregan ante la Madre Divina para compartir este momento planetario.
Por esa razón y por ese motivo, estoy uniendo en este momento, el Reino de Fátima y el Reino de Aurora, como un solo corazón y una sola esencia para que, en este día, pueda ser concedida la paz al mundo, especialmente en aquellos lugares que más la necesitan y en donde muchos hijos Míos corren peligro, no solo de vida, sino también de espíritu.
Como hace más de cien años atrás y como en los últimos años que he venido a su encuentro, Yo les pido que recen por la paz, porque si no hay paz en el mundo, no habrá cura ni tampoco renovación.
El Reino de los Cielos está aquí arriba, esperándolos a que depositen cada cuenta de oración en las manos de la Madre Celeste, en su Señora del Santísimo Rosario.
A través de Mi Corazón, Yo les traigo todo el Reino de Fátima, con todas sus consciencias y ángeles, para que la vida espiritual de la humanidad, en este día especial, pueda ser reparada y convertida, para algún día poder ser redimida.
La Madre de Dios no solo recuerda Sus siete principales dolores, dolores que han cambiado con el tiempo, porque hay cosas más graves que suceden en el mundo, las que Mi Hijo no esperaba que sucedieran. Por eso, Él se entregó hasta la Cruz y los salvó con el precio de Su Sangre.
Hoy el Corazón Inmaculado de María, rodeado por la Corona de Espinas de los pecados más bajos del mundo, viene a ser aliviado por las oraciones de Sus hijos y la fe de los corazones buenos, los que siempre dicen sí a la Madre de Dios.
Por eso, los invito a transmutar Conmigo esta situación planetaria, a que sus internos y sus consciencias se abran para servir, en los ejércitos de la Madre de Dios, en todos aquellos que se postulan a formar parte de las legiones de Cristo, en pro de Su Retorno al mundo.
Como hace cien años atrás, pero hoy en este lugar sagrado y bendito para Dios, vuelvo a retornar a la humanidad, lo mismo que una vez le entregué para poder poner fin a la guerra de aquellos tiempos difíciles y dolorosos para toda Europa.
Hoy le retorno a la humanidad este mismo Legado que una vez dejé en Fátima, que es un Legado espiritual, un tesoro inmaterial, un Legado incalculable e infinito que proviene de la Fuente de Dios, de la que surgió su Madre Divina.
Desde ese lugar, que no es conocido, que es parte de un misterio que hoy se devela, que es parte de la Divina Voluntad, les traigo a ustedes y a sus hermanos del mundo, como también a las naciones, la oportunidad de retornar a su pureza original; porque el mundo ha perdido completamente su pureza y al perder su pureza original ha perdido la inocencia.
Esto lleva a que algunos hijos Míos se ofrezcan a Mi Corazón Inmaculado, un Corazón espinado y herido por los pecados del mundo, especialmente por aquellos que rechazan a la Madre de Dios, que es la Madre de todos, es la Madre de la humanidad.
A través de esta oferta que hoy les hace Mi Corazón Inmaculado, Yo les vuelvo a traer la Fuente del Reino de Lys-Fátima, que guarda como tesoro espiritual una parte del gran Legado de Mi vida en la Tierra, como también una parte del Legado de Mi Asunción a los Cielos.
Sus vidas, a través de Mi Corazón, deben ser la continuación de ese Legado y de esa trayectoria. Por eso, Mi amado Hijo, a los pies de la Cruz, le entregó a la Madre de Dios todos los hijos de la humanidad; para que ellos se redimieran, se convirtieran, se reconciliaran y fueran algún día el testimonio del Amor de Dios, del Amor del Dios vivo.
Para que eso sea posible, hijos amados, vuelvo a aceptar los sacrificios, las renuncias y todas las entregas posibles que, como hace cien años atrás, compensaron los gravísimos errores que hundieron a la humanidad en la guerra y el sufrimiento; y esto permitió que la Luz de la Esencia Divina de la Madre de Dios brillara como un gran sol en Fátima, en el sexto mes de esas Apariciones.
Ese sol, que no es como el que los alumbra todos los días, es un sol que en aquel tiempo se apareció y se materializó para llevar adelante un cambio radical en toda la consciencia humana.
Pero los efectos de esa sagrada tarea se fueron desvaneciendo de los éteres de la consciencia del planeta, aunque la Madre de Dios siga retornando al mundo para llamar a Sus hijos a la conversión.
Hoy sus vidas deben ser ese mismo sol que ilumine la oscuridad de estos tiempos con actos de amor y de misericordia, con gestos de perdón y de reconciliación. Ustedes tendrán todas las herramientas para poder hacerlo en el camino de la oración que es una escuela continua y eterna; pero también encontrarán esas herramientas en los Sacramentos, que son los que los hacen vivir la redención.
Uniendo el tiempo de Fátima con el tiempo de Aurora, en un solo corazón y una sola esencia, Yo les traigo, hijos Míos, la última oportunidad de ayudar a cambiar a este mundo desde la consciencia, para que algún día cambie todo lo material, todo lo que se ha pervertido y no ha cumplido con las Leyes de Dios.
Es así que hoy, abriendo una puerta, los invito a cruzarla, con la convicción de cumplir las aspiraciones de Mi Hijo para que, cruzando esa puerta espiritual e interna, a partir de hoy los que se animen, en confianza, ingresen a una nueva escuela, que es la escuela de la consciencia madura y responsable del alma y del espíritu, que vive conscientemente la Voluntad de Dios y no la rechazará jamás, para convertirse en un verdadero compañero de Cristo, que no le tema a la cruz, que no le tema a las tinieblas, que no le tema a sus propios miedos, sino que el Amor de la Luz de Cristo lo ilumine y lo guíe hasta poder cumplir lo que Dios tanto desea, lo que Dios tanto espera.
Si asumen atravesar esa puerta, asumen vivir otra escuela más profunda y más determinante. Una escuela no solo de madurez, sino también de sabiduría, de discernimiento y, sobre todo, una escuela en donde practiquen completamente el amor en los tres planos de consciencia, espiritual, mental y material, para que sus almas sean espejos del Alma de Mi Hijo.
Esto es lo que necesita la humanidad para tener una oportunidad.
Ustedes fueron llamados y se convocaron para este momento y para este tiempo. Deben fortalecer Conmigo esta red de Luz, que sigue los lineamientos de la Jerarquía y que, como espejo, refleja la Voluntad de Dios y comparte lo que siente la Jerarquía de este momento planetario.
Por eso, en este 13 de mayo, después de más de cien años, los invito a cruzar esta puerta, a través de los jardines internos de Lys, para que los ángeles los purifiquen y los alineen con el Sagrado Propósito que siempre los renovará y los llevará a cumplir su misión.
Para consumar este momento, por este planeta y por esta humanidad, la Señora del Santísimo Rosario, como Madre de Dios y Madre de toda la humanidad, como Madre de los sacerdotes, de los apóstoles, de los consagrados y de los servidores, vino a establecer el triunfo de Su Inmaculado Corazón a través del ofrecimiento que harán Sus hijos, al atravesar la puerta espiritual hacia la nueva escuela que les ofrezco, la escuela de la madurez y de la consciencia.
Para que esto sea posible, hijos Míos, celebraremos la Eucaristía, en honor a Mi Hijo y respondiendo a Sus pedidos celestiales.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Podemos traer aquí el Altar, para la celebración.
Vamos, en este momento, mientras nos preparamos para entrar en comunión con Cristo, a sentirnos dentro del Reino de Lys-Fátima, en sus jardines internos, junto a María Santísima y a Sus santos ángeles, preparando esta celebración, este ofrecimiento del Sacramento de la Eucaristía, como Nuestra Señora ha pedido por la humanidad y por el planeta. Pero también ofreceremos nuestra vida a los Pies de Nuestro Señor.
El agua para lavar las manos.
Que el Señor nos purifique en este momento para que, una vez más, nos haga dignos de recibir este Sacramento y así, Él pueda renovarlo todo dentro de nosotros.
Vamos a celebrar este momento junto a María Santísima, así como Ella estuvo en el Cenáculo con Sus apóstoles, esperando el reaparecimiento de Cristo, la Resurrección de Su Hijo.
En la noche que Jesús iba a ser entregado, instituyó la Sagrada Eucaristía. Y para que eso fuera posible, Él pidió a los apóstoles que le aproximaran el pan y el vino para que, convirtiéndolos, Él ofreciera Su Cuerpo y Su Sangre como justificación de los pecados de la humanidad para que todo fuera reparado.
Fue así que Jesús tomó el pan, lo elevó y se lo ofreció al Padre, pidiéndole que convirtiera el pan en Su Cuerpo.
Los ángeles lo transustanciaron y enseguida Jesús lo partió y se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Antes de terminar la Cena, Nuestro Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos y se lo ofreció al Padre, para que el vino fuera convertido en Su Sangre.
Después de haber sido transustanciado por los ángeles, Jesús se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza que será derramada por Su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Nuestro Señor; felices los que son invitados a servirse de este Sacramento del Altar, porque Él nos ha prometido la felicidad eterna.
Unidos a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ante la Presencia de la Madre de Dios y por el triunfo de Su Inmaculado Corazón, vamos a consumar esta consagración a través del Padre Nuestro.
Invitamos a todos, en este momento, a que también ofrezcan sus vidas como un acto de reconsagración al Inmaculado Corazón de María, para que las puras intenciones de la Madre de Dios se puedan cumplir y se puedan llevar adelante a través de nuestra redención.
Oración: Padre Nuestro.
A través del Corazón Inmaculado de María, anunciamos la Paz y el Amor de Cristo para el mundo entero.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Amén”.
A través de la bendición de Nuestra Señora, vamos a anunciar esa Paz al Cristo interno de cada hermano presente en este encuentro con la Madre de Dios con una leve reverencia, saludando al Cristo interno de cada hermano.
Junto a la Señora del Santísimo Rosario, que es la causa de nuestra alegría y devoción, anunciamos para nuestros hermanos del mundo entero, la Comunión Espiritual.
Mi Dios, yo creo en ti,
yo te adoro, yo te espero y yo te amo,
y te pido perdón
por los que no creen en ti,
no te adoran, no te esperan y no te aman.
Amén.
Mi Corazón recoge las ofertas de los que se dispusieron a vivir Mi llamado.
Que la paz del Reino de Lys-Fátima colme a este mundo y alivie a esta humanidad, en unión con todos los ángeles de la Creación.
Les agradezco por responder, una vez más, a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Podemos ir en paz.
Hoy vengo a entregar Mi mayor Amor al planeta, a la humanidad, a Italia.
Vengo con el Amor de Dios a encontrarlos y a sostenerlos, a través del Amor del Padre, para que vivan su tiempo de purificación, el tiempo de la redención que Mi Hijo aspira a ver en ustedes.
He venido a través de esta peregrinación al sur de Italia, para traer a Mis hijos lo que ellos necesitan, porque una Madre, en el Amor insondable de Dios, sabe lo que sus hijos necesitan en esta hora.
Hijos Míos, Yo los necesito tener en Mis brazos para que puedan ser colmados por el Amor de Dios.
Un Amor que los liberará del sufrimiento, de toda culpa y de todo pecado.
El Amor de Dios es más fuerte que toda maldad o ceguera humana. El Amor de Dios que hoy les traigo, a través de Mi Corazón maternal, les dará la paz y los retirará del cautiverio espiritual en el cual se pueden encontrar en este momento.
A través de Mi Corazón Maternal, hijos Míos, Yo los llevo al Amor de Dios, porque en el Amor de Dios no hay oscuridad, no hay adversidad, no hay miedo.
Yo les traigo el Amor de Dios para que aprendan a superar el fin de los tiempos porque en el Amor de Dios, ustedes estarán en armonía, en equilibrio interior, estarán en una profunda paz.
A través del Amor de Dios, hijos Míos, Yo vengo a abrir los ojos de sus consciencias para que sus almas en este tiempo se animen a seguir a Dios conforme a Sus Mandamientos y a Su Voluntad.
Por medio del Amor de Dios no solo les prometo la salvación, el fin del cautiverio espiritual, sino también les prometo, hijos Míos, el Reino de los Cielos por medio de un sincero arrepentimiento de corazón por todas las acciones cometidas en este lugar, en su pueblo, en su historia y a través de los últimos tiempos.
Yo les vengo a ofrecer el Amor porque en el Amor de Dios no hay sufrimiento; encontrarán alegría, fortaleza e ímpetu de conversión.
Yo les ofrezco, hijos Míos, a través de Mi Corazón Inmaculado, el Amor de la Fuente del Padre que hoy se presenta en Italia para que esta nación y todo su pueblo sean bañados por la Misericordia de Dios y es en la Misericordia, hijos Míos, viviendo la Misericordia de Dios y siendo misericordiosos en cada momento que percibirán muy claramente y con total consciencia que deberán cambiar por el bien de Dios, por el bien de su tierra, de su pueblo, de toda la humanidad.
En el Amor, Yo los aproximo a la Paz de Dios para que ese cambio de consciencia esté bajo un gran discernimiento y sabiduría, para que no sientan sufrimiento ni tampoco dolor en el momento de cambiar por una Voluntad mayor y única.
Como Mensajera de Dios y del Altísimo, como la Señora del Santo Rosario, la Reina de la Paz, Yo les pido, hijos Míos, que si abren sus ojos para poder ver el llamado de Dios por medio de la presencia de Su Sierva, todos sus hermanos y sus familias también escucharán en su interior el llamado de Dios, conforme Dios lo ha pensado y lo ha sostenido hasta este tiempo.
Abran su corazón, hijos Míos, para que en este momento el Amor de Dios los cure profundamente para que esta isla sea una isla de salvación, una isla de redimidos que se congreguen en el amor de Cristo para vivir la Palabra de Dios por medio de la luz del Evangelio y de los santos Sacramentos que Mi Hijo les ofrece día a día.
Revivan las Enseñanzas de Cristo y cada una de Sus Palabras para que, ustedes al igual que el pueblo que estuvo al lado de Jesús, puedan convertirse y transformarse en el modelo espiritual e interior que Dios necesita de cada uno de sus hijos de Italia.
Extendiendo Mis Manos hacia ustedes, Yo les ofrezco la Luz de Mi Corazón que es la Luz eterna de Dios, del Dios Vivo, del Dios Altísimo, del Dios del Amor que los contempla y que los reenciende dentro de Su Fuente de Piedad, de Misericordia.
Sientan entonces, hijos Míos, el abrazo de su Madre Celestial que disipa las tinieblas, que redime a los corazones siguiendo los pedidos de Cristo, Nuestro Señor.
Yo los llamo, hijos Míos, como Señora de las Lágrimas a un momento de reflexión profunda, antes de que en Italia todo se desencadene, porque en ese momento de reflexión podrán vivir su conversión, su transformación bajo el bien que les ofrece Mi Hijo por medio de Su Comunión Eucarística.
Es así, hijos Míos, que desde Sudamérica, lugar de su Madre Celeste, llego aquí a Italia para traerles la Luz y el Amor de Dios, para que sus caminos estén limpios, sus mentes estén claras y sean movidos por el amor del corazón que habita dentro de ustedes y que debe despertar como un fuego eterno, como una fuente inacabable que se dona y que se entrega por amor.
A través del Amor de Dios, hijos Míos, Yo los bendigo y los invito a seguir Mis pasos de Sierva Fiel para que sus vidas sean un ejemplo de fraternidad y de unidad con el prójimo, de servicio y de alivio del sufrimiento.
Yo los llamo, hijos Míos, a que el servicio por los demás sea lo primordial en sus vidas para que puedan encontrar, a través de él, no sólo al Cristo Interno en el semejante, sino también la Piedad de Dios que los llevará siempre a la Misericordia y a Su Fuente.
Y les prometo que sus vidas no las reconocerán en poco tiempo, por la transformación que podrán vivir plenamente por medio del Portal de la Paz y de la Armonía que hoy abro aquí en Sicilia, para que todos Mis hijos y su historia puedan pasar por él, como alivio y cura de todo el dolor vivido en los últimos tiempos.
Yo los llamo, hijos Míos, a ser la Luz de Cristo en la Tierra por medio de un compromiso vivo con la oración del corazón.
Yo los llamo, hijos Míos, a fundar verdaderos grupos de oración, especialmente en sus familias para que el Corazón de su Madre Celestial sea el fuego que ilumine sus caminos en estos tiempos difíciles de la humanidad, para que sus familias también reciban y acojan Mi llamado.
En verdad, hijos Míos, les ofrezco un camino simple pero verdadero, es decir una última oportunidad para que toda su patria se santifique, conforme a la Voluntad de Dios y al Plan ardiente que Él desea establecer aquí.
Pero primero deberá comenzar en ustedes, hijos Míos, como ya les dije, a través de un ejemplo de verdadera conversión y de incansable servicio por el semejante.
Así impulsarán a otros corazones a que vivan el Evangelio de Mi Hijo, en la práctica de la vida diaria y no más en la teoría de sus mentes.
Quiero abrir en ustedes la Fuente del Amor de Dios. Ese es Mi propósito de hoy estar aquí y de algún día, mediante el Padre Celestial, regresar aquí para que muchos más como ustedes alcancen la luz y salgan del abismo de la consciencia porque serán elevados por el Amor y la Misericordia del Padre Celestial.
Anímense a vivir este camino para que sus familias sean una sagrada familia, al igual que la Nuestra, que las visita desde el Cielo para traerles el tiempo de la renovación y de la esperanza.
Es todo lo que hoy les quería decir.
Como Madre consagro a Italia, a través de esta consagración a este hijo Mío, que se abre cada día más para ayudar a la Madre de Dios a cumplir con el llamado y para que este llamado repercuta en cada corazón de Italia, sabiendo que hoy en este día 13 de mayo, en honor a la Señora de Fátima y del Santísimo Rosario, hoy comienza aquí, una nueva etapa para Italia, por intermedio de esta Obra que se donó a Dios por todas las naciones y los pueblos a fin de que todos conozcan el Amor de Dios.
Yo te bendigo y te consagro como Mi hijo para que muchos hijos más, de esta tierra herida pero muy santificada por Dios, se consagren algún día al inmaculado y eterno Corazón de María.
Escuchando ahora el himno de su consagración, cantaremos este himno como si fuera una profecía, la que se cumplirá en la consagración de nuevos hijos de Italia y de nuevos grupos de oración que serán parte de Mi Rosario de Luz en toda Europa.
Les agradezco, hijos Míos, por haber respondido a Mi llamado y las puertas de Mis Centros Marianos en Sudamérica están abiertas para acogerlos y recibirlos y para que encuentren, allí también, la Paz de Mi Inmaculado Corazón.
Reconsagro a Italia a Mi Corazón Maternal y a la oportunidad de vivir la Voluntad de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Vengo a pedirle al mundo la paz.
Vengo al mundo a recordarle a la humanidad el Plan de Dios.
Vengo al mundo a rescatar a los corazones perdidos, para encaminar a las almas que se han olvidado de Dios.
Yo soy la Señora del Santo Rosario. Así como en Fátima, les vengo a pedir oración. La oración que brota de sus corazones, de una forma simple pero sincera.
Vengo a pedirles, hijos Míos, el acto de su arrepentimiento.
Vengo a pedirles, hijos Míos, que sean buscadores de la paz y de la verdad.
La mitad de este mundo padece la consecuencia de los hombres ingratos, de los hombres que no viven la Ley del Señor.
Hoy les muestro a todos Mi Divino Corazón Inmaculado, aún rodeado de espinas por los flagelos de la humanidad que se separa del camino del Cristo y se dirige a los abismos de esta humanidad enferma.
Pero Mi Luz poderosa, que es invencible y grandiosa, viene a congregarlos en este oratorio para que elevemos a Dios la oferta de dar un sí a este Plan de evolución.
Necesito que sus corazones sean estrellas que iluminen esta oscuridad, que disipen la tribulación por medio de la oración en las familias.
En sus corazones, hijos Míos, existe potencial para poder amar, para amar más allá de este mundo, para amar el universo y la Creación del Señor, Creación que se encuentra muy ofendida por todos. El Corazón de Dios está triste. ¿Quién será dichoso de poder consolarlo?
Así, a través de los tiempos, Yo vengo a entregarles un Mensaje de Paz. Mas Mis Palabras son pura energía maternal que ingresan en sus corazones y son recibidas por las almas que buscan la verdadera unión con Dios.
Hijos Míos, no estoy cansada de decirles que no hay tiempo que perder. El mundo está muy enfermo y principalmente todos los espíritus que se apartan del Camino del Creador.
Así como Moisés recibió las Leyes, Yo vengo a recordarles las Leyes de Dios. La humanidad no conoce el poder de las Leyes de la Creación. Mas aquel corazón, que está unido a Mi Corazón materno, puede sentir las Leyes del Creador y aplicarlas en esta vida, tan olvidada de Dios.
Hijos Míos, que están muy dormidos por no encontrar el camino de la redención, vengo a través de Mi Luz a abrir sus ojos. Así como en Fátima, en este siglo, en este tiempo y en esta fecha especial, Yo vengo a recordarles sus compromisos. Desde el origen, desde la Fuente esencial de Dios, Yo vengo a despertar sus dones, Yo vengo a despertar sus talentos, tan necesarios por Mi Hijo amado, para que Él pueda cumplir Su Obra de Redención.
Queridos hijos, sientan el palpitar de Mi Corazón materno. Abran sus brazos y acojan en sus corazones Mi Espíritu Divino. Yo vengo a traerles un mensaje del Cielo, algo que no es normal para sus vidas.
Yo necesito, hijos Míos, que recapaciten y que se arrepientan, para vivir en la Ley de Dios.
Entre Mis Palabras se encuentran los Rayos de la Verdad, aquellos que se iluminan desde el universo, para que, a través de la oración, de la Adoración y de la Comunión, las almas despierten a su verdadero camino.
Muchos de ustedes no es la primera vez que Me escuchan. Yo vengo aquí, a esta ciudad para recordarles su compromiso con la oración. Vayan a sus parroquias. Recen de corazón. Que sus hogares sean oratorios, oratorios dedicados a la vida del Señor. Que la Palabra de Vida de Mi Hijo pueda regresar a sus manos. Que sus corazones puedan leer las Palabras de Nuestro Señor, porque aún están vigentes para aquellos que sepan reconocerlas.
Únanse a Dios, porque muchas almas se separan de Dios. El mundo está en una guerra espiritual y esta se expande a nivel material. ¿Cuándo esto se detendrá? Si sus oraciones fueran sinceras, la Justicia de Dios será aplacada. Los corazones no deberán sufrir el martirio que están provocando en muchas regiones del mundo.
Yo vengo a traerles Mi Espíritu de Paz porque sé que sus vidas están perturbadas; no encuentran consuelo ni salida. Mas en esta noche, hijos Míos, Yo Me oferto como el camino de retorno, el camino de retorno del Señor a Su Sagrada Morada, que es su verdadero origen, para reencontrar el camino que muchos de ustedes perdieron.
Desearía que muchos de ustedes Me pudieran ver; pero Yo necesito hijos Míos, que después de tantos milagros a través de los tiempos, sus corazones Me puedan sentir. Yo puedo morar en sus vidas siempre y cuando Me lo permitan.
Pero Mi tarea está finalizando y el mundo deberá cruzar el umbral hacia el Cielo o hacia el infierno. ¿Dónde ustedes querrán estar hijos Míos? Ustedes ya no son principiantes, mas sí son Mis apóstoles del Amor.
Vivifiquen la Presencia de Cristo en sus vidas. Hagan obras de caridad, de verdad, y sus corazones vivirán en regocijo, a pesar de la oscuridad de los tiempos.
Así, hijos Míos, a través de sus pequeñísimas vidas, Mi Obra se podrá expresar como espejo en los corazones redimidos, en los corazones pacificadores que buscan la unión con Dios, todo el tiempo.
Abandonen esta normalidad que los rodea todo el tiempo, que no les deja ver la Luz del Reino de Dios.
Queridos hijos, si rezan de verdad Conmigo, muchas cosas podrán evitarse.
Yo soy la Mensajera de la Paz. Yo soy la Profeta de Cristo, que les anuncia a los corazones el Retorno de Cristo en estos tiempos de caos.
Sus corazones deben estar preparados. Si no oran, hijos Míos, si no se perdonan ni se reconcilian, ¿cómo Mi Hijo podrá estar entre ustedes nuevamente?, ¿cómo sus corazones despertarán, durante la noche, para ver entre las nubes la venida gloriosa del Rey?
Por eso, Mi Corazón Inmaculado, que es su Corazón noble, y el Santo Corazón de San José, trabajamos juntos para la redención de las almas.
Los Cielos y los universos abren sus vertientes de Luz a través de los Sagrados Corazones, para que diariamente, hijos Míos, puedan comprender que hay algo que cambiar. Ya no hay tiempo que perder, el reloj se detendrá para que las almas vivan su aprendizaje en este último tiempo de transición.
Lo que anima a Mi Corazón Inmaculado es ver que sus almas cristalinas buscan el camino de la redención y que nunca se desaniman, porque quien está Conmigo, está con Cristo y está con Dios en Su gran Plan de Redención.
Me anima ver a las almas que verdaderamente se consagran y que sobre sus cuerpos visten Mi Manto de Luz para representar en este planeta las nuevas legiones de Cristo que sustentarán a la humanidad; porque la mayoría, aunque no les parezca, hijos Míos, no hará nada.
¿Quién hará algo por este mundo? ¿Quién corresponderá al Plan de Dios, saldrá de sí para ver a los otros y encontrar la necesidad, que es muy grande en esta humanidad? La necesidad de amor, de oración y de servicio.
Mas si ustedes se unen a Mi Corazón, el ejército será invencible y la paz no desaparecerá de la Tierra.
Sus almas son peregrinas del universo y vienen aquí para vivir una experiencia de redención y de amor; para reencontrar a Cristo en sus caminos y divinizar sus vidas, según la Voluntad y el Propósito de Dios.
No dejen de buscar su verdadera misión. Deben existir apóstoles activos que puedan corresponder a la emergencia de estos tiempos.
Saliendo de aquí, hijos Míos, sus corazones deben pensar, reflexionar sobre cada vibración que Yo les he entregado, porque ella podrá transformar sus corazones; y esa Luz se expandirá en sus familias para que más corazones sean tocados por Mi Luz.
No vengo aquí por acaso, hijos Míos. Así, Yo les recuerdo a Fátima, porque están en el mismo punto que el pasado y eso debe revertirse por su determinación de ser corazones resplandecientes que busquen la vida de oración, para alcanzar finalmente su redención.
Así agradarán a Dios y no perderán tiempo, porque el mundo debe vivir una nueva etapa y sus propios hermanos, miembros de esta única civilización, están impidiendo que eso suceda. Por eso, los Portavoces del Cielo vienen hacia ustedes para recordarles que existe el camino hacia el infinito y que esta vida no termina aquí.
Sus espíritus, hijos Míos, deben despertar a la vida espiritual, deben evolucionar, deben dar pasos; así como los dieron los apóstoles, aquellos seres que acompañaron a Cristo en esta Obra de Redención.
Ahora les toca a ustedes, hijos Míos. Por eso, este es Mi último llamado. Mi voz se pronuncia para todo el mundo.
No quiero que sientan Mi dolor, que es el dolor del mundo, pero muchos deben sentirlo para comprender el sentimiento de su Madre Universal.
No Me canso. Sigo adelante con la esperanza de reencontrarlos despiertos en este camino hacia el Universo de Dios.
Ustedes tienen un universo en su interior. Búsquenlo. Clámenlo. Llamen por él, él está allí para ayudarlos. Ese es su mundo interno, el mundo del alma, de la pureza, del principio original.
¿Acaso lo han percibido? Yo vengo a revelarles esta Gracia, pues es necesario, hijos Míos, que más corazones despierten. Despierten, despierten, despierten, despierten.
Recemos.
Oración: Padre Nuestro (portugués).
Y así, siempre deben pedir a Dios por su conversión; siempre hay algo que curar; siempre hay algo que redimir cuando el corazón es sincero con Dios.
Estrellas de Luz se esparcen sobre la Tierra. Estos son Mis queridos hijos que despiertan, que visten el Manto de Mi Luz. Son Mis más pequeños, los que Yo amo y espero que Me representen fielmente en este planeta, porque llegará el tiempo, hijos Míos, que su día solo será oración, cuando el mundo se purifique para alcanzar los mil años de paz.
No se cansen de transformarse, es necesario. Sus vidas deben santificarse, deben corregirse, deben seguir los Designios de Dios.
Por eso, Yo soy la Señora del Santo Rosario. Rezo por ustedes y por el mundo para que algo cambie pronto. Rezo con ustedes todos los días, desde el Universo del Corazón de Dios.
Así, por su respuesta sincera a Mi llamado universal, todo estará cumplido, todo estará consumado, así como Mi Hijo lo cumplió.
Que vengan aquí Mis guerreros de la oración, espíritus llamados a vivir en el nombre de la paz.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán ante Mi Presencia trayendo la vela de luz, la presencia de un alma encendida en toda esta humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Anaren.
Mientras cantan, queridos hijos, Yo los bendeciré a ustedes y a todos los presentes. Cuando los bendigo a ustedes, bendigo al mundo y renuevo todas las cosas, pues esa es la autoridad que Me dio Cristo para que las almas se reenciendan.
Canten de corazón, proclamando a Dios su confirmación.
Canción: "Himno de los Hijos de María".
Por la autoridad que Dios Me ha concedido, en nombre de la Santísima Trinidad, bendigo sus vidas para que sean convertidas en Cristo y por Cristo y sean, a partir de ahora, Mis apóstoles de la Paz.
Derramo Mis Rayos sobre ustedes, para que sus corazones los guarden y no olviden que la Madre de Dios, la Reina de la Paz, la Señora del Santísimo Rosario, la Señora del Monte Carmelo, estuvo hoy aquí con ustedes para derramar Su Gracia en la humanidad.
Guarden Mis Palabras en el corazón y sigan a Jesús, síganlo siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Les agradezco por orar a Mi Inmaculado Corazón.
Que la paz siempre sea en sus vidas.
Los amo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestra Señora pidió que, en este momento, en todos los lugares del mundo, hagamos un minuto de silencio, por la paz en la humanidad.
Hermanos, quisiéramos cerrar este encuentro con un pequeño relato sobre la Aparición, respondiendo al pedido de María.
Ella nos pide, a veces, que relatemos lo que Ella nos muestra. Para comenzar, quisiéramos decir que, durante la oración, las almas de cada uno de los presentes fueron muy trabajadas.
En diferentes grados, los ángeles trabajaban según la indicación de Nuestra Señora; y una forma de cura espiritual, iban realizando en cuanto nosotros orábamos de verdad.
Entonces, llegó el momento de la Aparición. Nuestra Señora vino como siempre desde el Cielo, cruzando los universos, ingresando en la consciencia del planeta, y Su consciencia iba localizando este lugar.
Ella venía como una gran esfera de luz y de fuego, descendiendo a través de los Cielos hasta aquí.
En cuanto estábamos orando, esperando Su llegada, ese fue el momento en que se mostró como Nuestra Señora de Fátima, vestida toda de blanco, con un rosario entre Sus manos. Su mirada era suave, maternal y amorosa. Estaba descalza y se colocó en el centro de este portal de paz. Y, lo primero que dijo: "Agradezco a quien tuvo la Gracia de poder honrarme, al construir este portal en honor a Mi Inmaculado Corazón".
Entonces, Nuestra Señora extendió Sus brazos hacia nosotros, abrió Sus manos y mucha Luz comenzó a salir de Sus manos y penetraba en nuestras almas. En ese momento, María nos mostró una imagen del planeta y vimos un gran triángulo de Luz que unía Europa con Medio Oriente y con el sur de América.
En ese momento, veíamos que muchas almas iban siendo elevadas hacia el Cielo por Nuestra Señora, no solo del Medio Oriente, sino de diferentes puntos del planeta. Entonces, Nuestra Señora dijo: "Mira hacia el centro del triángulo", y comenzaron a aparecer muchas rosas, que Ella dijo que eran nuestras oraciones, las oraciones de todos Sus hijos del mundo que estaban unidos a este propósito por la Paz.
Nuestra Señora lloró un poco, mostró Su Corazón lastimado, pero a medida que Ella nos iba hablando, palabra tras palabra, Su Consciencia entraba en nuestro universo interior, fue así como Ella lo llamó. Y parecía que Nuestra Señora, por algunos momentos, cuando repetía las palabras, Ella se multiplicaba dentro de nuestro espíritu. Entonces, veíamos a María dentro de cada uno como una sola Consciencia unida a Dios, fundida en Cristo.
Después, Nuestra Señora, cuando fue transmitiendo Su Mensaje, nos fue mostrando diferentes situaciones de la humanidad. Ella, rápidamente, mostraba diferentes regiones del planeta que necesitaban de mucha, pero de mucha oración; hasta que llegó el momento, en la Aparición, en que Ella mostró el Propósito de Dios para esta humanidad. Y, por encima de Nuestra Señora, habían muchos ángeles que comenzaron a mostrar la Idea original que había tenido el Creador, desde el principio de esta humanidad y de este planeta.
Ella nos decía que la Sagrada Familia de Nazaret, cuando estuvo presente aquí, en esta humanidad, a través de San José, de María y de Cristo; Ellos dieron continuidad a ese Propósito.
Ella decía que ha aparecido tanto, a través de los tiempos; no solo para enseñarnos, advertirnos y llamarnos, sino para que Ella pueda dar continuidad a esta Obra de la Idea de Dios. Ella decía, con mucho pesar, que esa Idea, nosotros la estamos rompiendo.
Ella viene a recordarnos que nosotros fuimos creados por Dios, que Dios nos ama, que no podemos separarnos de Él y que tenemos, junto con Nuestra Señora, que dar continuidad a esa Obra que Dios tiene prevista para nosotros.
Amorosamente, Ella viene a corregirnos y nos pide que pensemos y que reflexionemos qué es lo que hacemos de nuestra vida, si estamos con Dios o no estamos con Dios.
Ella, hoy, nos donó Su Amor maternal; y cuando hizo su bendición para los Hijos de María que se consagraron, mucha Luz se esparció por este lugar, el aura de Nuestra Señora se iluminó y esa Luz llegó a varias partes del planeta, en forma de rayos.
Eso fue lo que sucedió. Así es que todos quedan con esa invitación y ese llamado de María; y podremos seguir unidos en este trabajo por la paz rezando el Rosario, rezando de corazón como Ella nos pide y esforzándonos cada día un poquito más
Oraciones:
Ave María (tres veces).
Oración al Ángel de la Paz (cinco veces).
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra;
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido;
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos:
Como la Señora del Santo Rosario, una vez más, los invito a la oración.
Hoy, vengo a revelarles la Faz de la Señora del Santo Rosario, aquella Señora que ora perpetuamente por el mundo y por la humanidad.
Hoy, desde el Jardín Celestial, les traigo las flores que se han dado a todos ustedes, como una señal visible de Mi Amor por todos ustedes.
Este presente, que Yo les traigo de Mi Corazón, lo derramo sobre todos ustedes y sobre todas las almas. Y, así, hoy les revelo, queridos hijos, el símbolo de la Rosa Mística, la Pureza Original que aspiro a que cada uno de ustedes pueda alcanzar en este tiempo.
El Señor hoy los reúne también por un momento importante. Mi Corazón llegó a Fátima hace tanto tiempo que hoy la une con un lazo de amor a América. Comprendan en este sentido, queridos hijos, Mi misterio de Amor: que todos los pueblos puedan estar en fraternidad.
El Señor necesita que se unan todos los días para que aquellas guerras que aún acontecen en el mundo entre los hombres, en el pensamiento y en el corazón de todos Mis hijos, puedan terminar. Por eso, necesito de su oración, valoren lo que ustedes llevan entre sus manos, el precioso rosario, por la paz, por el bien y por el amor del mundo.
Nuevamente, Me anuncio a ustedes como la Señora del Rosario para que puedan encontrar Mi puerta hacia la paz. Los llamo, día a día, sin cansancio y sin demora porque saben, queridos hijos, que necesito de ustedes.
La Señora Vestida de Sol viene al mundo a anunciar un nuevo tiempo; por eso, vean los signos en las Palabras que Yo les dicto, así podrán estar guiados, momento a momento.
Quiero ver, en este tiempo, corazones fortalecidos por la oración, corazones que puedan llamar a otros corazones a la oración; así, se podrá construir el nuevo mundo por la paz.
Queridos hijos, que sus corazones ya no se perturben más, que entren al Reino de Mi Amor y de Mi Paz porque Yo los espero. Sepan, queridos hijos, que estoy guiando sus pasos. Para que eso suceda, deben permitirlo. Así, también se podrá aproximar Mi Hijo a sus vidas, porque lo que más quiero en este tiempo es que puedan estar en el Corazón de Mi Hijo eternamente.
Los busco todo el tiempo, queridos hijos, sobre todo cuando se apartan de la oración. Es necesario perseverar en la fe, los tiempos ya son críticos y el Señor quiere de todos, almas buenas, almas que puedan construir la Nueva Humanidad.
El Rosario será el puente para alcanzar esa promesa. Así, las Gracias llegarán al mundo para todos ustedes.
Por eso, entiendan, queridos hijos, que el tiempo en que ustedes viven es un tiempo diferente, cambios profundos en las consciencias y acciones que son contrarias al Plan de Dios. Por eso, corrijan sus vidas a través de la oración, así Mi Corazón los podrá conducir por caminos seguros.
Queridos hijos, estamos en tiempos de Misericordia. Entren a ese océano de Amor mediante la oración del corazón y, cuando alcancen ese estado de oración, podrán tener renovados grupos de oración que sean columnas de Mi Corazón Materno.
Queridos hijos, la Misericordia los lleva a la liberación, a la transfiguración de sus vidas por entero; y así, podrán percibir, hijos Míos, en el silencio, en el ayuno y en la oración, las señales del Cielo.
Muchas almas deben despertar a través de ustedes. Sean ejemplo vivo de humildad para todos, repartan caridad para todas las almas, ámense los unos a los otros; porque Mi Hijo vendrá al mundo para ver si han aprendido y para que puedan crecer desde el corazón.
En Mis Manos, llevo las rosas de Luz para elevarlas al Señor, estas son las oraciones de todos Mis hijos, permeadas por Mi oración eterna. Es un presente de gloria para el Señor por la Gracia que Él Me concedió, de venir al mundo como la Señora de la Oración, la Señora de la Eterna Fe, la Señora del Santo Rosario.
Contemplen, con el corazón, cada cuenta que pasan con sus manos. Que las oraciones no solo sean palabras sino flores de amor, fuentes inagotables que brotan a partir de sus corazones, porque así sus corazones estarán unidos a Dios.
Este llamado, que difundo en este tiempo en Medjugorje y aquí en América, es para despertar a tiempo a Mis hijos. Si sus corazones no se unen en grupos de oración, ¿cómo soportarán las corrientes celestiales?
Es tiempo de madurar la consciencia a través del perdón y la reconciliación. Cuando sus corazones estén en conflicto, eleven esa sensación a Mi Corazón Inmaculado. Espero que puedan cerrar sus heridas a través de un gesto de redención.
Aspiro a que puedan alcanzar Mi Luz, queridos hijos.
Los tiempos cambian día a día, los continentes también cambian rápidamente y así, podría decirles que también cambian los Reinos, ¿quién socorrerá a cada uno de ellos? Ellos forman parte de la preciosa Creación del Señor que también debe ser contemplada en la oración.
Ahora entienden, queridos hijos, que Mi llamado a América es para la reconstrucción del mundo, a través del ejemplo de la paz y la fraternidad. Así, Dios Me permitió en estos tiempos, como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, traer un Mensaje ecuménico al mundo.
Necesito de los corazones que nunca Me han conocido. Necesito de todos aquellos hijos que siguen otras huellas, que deben ser guiados en este tiempo hacia el camino del Señor, el camino de Jesucristo.
Ahora, entienden, queridos hijos, cómo es importante irradiar la paz. Muchos corazones sufren por la falta de paz, porque tampoco la buscan verdaderamente.
Por eso, hoy les revelo la señal del Santo Rosario, porque en esa oración tan simple y poderosa se encuentran las llaves del Paraíso, para su conversión y redención.
Aquel que honre el Santo Rosario de Mi Corazón será contemplado por Mi Faz en la última hora de su vida y no permitiré que ingrese al Juicio Final, sino al Paraíso Eterno, porque seré su Mediadora Madre, la Flor que les dará el aroma para que alcancen la Luz.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Quiero que comprendan, en este día, que la conmemoración de Mis Apariciones en Fátima tiene un motivo espiritual.
Cada año de Mis Apariciones, en el que Mis pequeños hijos recuerdan Mi Presencia en el mundo, Yo traigo hasta este mundo, una vez más, cada intención que Mi Corazón tuvo; cada pedido de Dios en aquel tiempo para que, como Mis pequeños hijos de Fátima, hoy sus corazones puedan dar un ejemplo de devoción y alcanzar la paz a través de la pureza.
Cuando Mi Corazón llega al mundo, hijos Míos, trayendo entre Mis Manos un rosario, abriendo los Cielos para que conozcan Mi Reino, todo el universo contempla Mi Presencia, todos los ángeles de Mi Reino se detienen para acompañar Mis pasos, para salvar a las almas que se vuelven a Mi Corazón en ese momento.
Hoy, solo les pido que sigan este ejemplo de amor, de simplicidad que Mis pequeños pastores de Fátima pudieron alcanzar.
Hoy, siembro en sus corazones la pureza original para que así puedan tener un impulso para seguir adelante, para seguir a Mi Corazón en esta misión de salvación de almas, preparando el camino para la llegada de Mi Hijo.
Quiero, en este tiempo, hijos Míos, preparar a los soldados de la Misericordia que estarán aguardando la llegada gloriosa de Mi Hijo en Su Faz repleta del Espíritu de Dios. A través de la oración y de la confesión del corazón, poco a poco, podrán permitir que esta pureza crezca en el interior de sus seres.
Jamás se olviden, hijos Míos, de estar orando incansablemente, de elevar las voces de sus corazones al Creador, de colocar cada una de sus intenciones a Mis Pies y a los Pies del Señor, porque de esta forma podré auxiliarlos.
Pero, si no oran, si no Me buscan, ¿cómo podre guiarlos?, ¿cómo podré conducirlos a Mi Reino? En este tiempo, todo lo que espero es encontrar seres orantes, misericordiosos, que reconozcan la importancia de la oración, la grandeza del instrumento que tienen entre sus manos.
Como Señora del Rosario, deposito en ustedes este símbolo, este símbolo de paz, de conversión, de eterno amor a Dios, porque, a través del amor de sus corazones, muchas almas que hoy se encuentran en la oscuridad podrán encontrar Mi Reino; podrán encontrar esta Luz que, generada por la oración del corazón, les mostrará el camino que sigue rumbo a Mi Corazón.
¿Comprenden, hijos Míos, la importancia de ser un ser orante, de reunirse a orar con amor y verdaderamente; de orar, renovándose en cada cuenta, uniéndose a Mi Corazón?
Cada vez que se reúnen a orar, Mi Corazón contempla el mundo, contempla la sinceridad de sus almas y transforma cada una de sus oraciones en pétalos de rosas para el Señor; porque, de esta forma, Dios Me permitirá estar un tiempo más junto a Mis hijos y estar un tiempo más junto a las almas que no Me escuchan, que ya no están en esta Tierra, pero que no consiguen llegar a Mi Reino.
Por eso, oren, oren con amor y verdaderamente. Jamás se olviden de confesarse con Mi Hijo, de lavar sus corazones en Su Fuente de Misericordia, renovándose a través del Perdón de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Y así, Mis Palabras traspasan sus corazones y almas, para que puedan sentir que Yo Soy la misma de Nazaret y la Madre de la Nueva Era, la Santa Madre Universal que reúne en Sus barcas de Luz a todos los hijos del mundo.
Vengo a bendecirlos en esta noche también, queridos hijos, para que en el próximo encuentro Conmigo aquí, en Argentina, pueda recibir en ese tiempo a muchos de Mis hijos que también querrán despertar a Mi llamado. Yo los esperaré en ese encuentro con alegría, y esperaré ver florecido más frutos, los frutos que hoy deposito en sus corazones, los frutos que son dados por el Amor de Mi Hijo.
Abran sus corazones y que sus almas se expandan para recibir en esta bendición la Luz rosa de Mi Corazón, la Luz rosa de Mi Amor Eterno.
Oración: Ave María (en croata).
Madre María Shimani de Montserrat:
Vamos a cantar: “El Vuelo del Espíritu Santo”.
La Madre pide que el grupo de Bariloche, que organizó el encuentro, suba al palco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Que el Espíritu de Mi Paz los reúna eternamente como almas, para que siempre nos encontremos en la oración y en la contemplación.
Por todo lo que han hecho, queridos hijos, por los esfuerzos y la dedicación a Mi llamado, les agradezco eternamente.
Que el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo reverbere en sus corazones para siempre.
Vivan por la Señal Luminosa de la Cruz de Mi Hijo, aspiren a la redención.
¡Los amo y les agradezco!
Madre María Shimani de Montserrat:
Bien, vamos a compartir algunas cosas que Nuestra Señora nos pidió.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Como Ella hoy nos dijo, vino como la Señora del Santísimo Rosario y, en verdad, no podríamos explicar la hermosura de esa Presencia, por Su Luz, que realmente la envolvía por completo. Y, como también nos dijo, trajo rosas del Cielo en Sus Manos y nos las ofertó.
Cuando Ella comenzó a hablar durante la Aparición, también hacía una tarea interna con nosotros, con los que estamos presentes y con los que no están aquí.
Esa Luz de las rosas fue llegando a nuestra alma y una sensación de calor, como un fuego, comenzó a entrar en nuestro ser, mientras Ella expresaba Sus Palabras.
Vino con un ejército de Querubines, los ángeles pequeñitos, que son los más poderosos, y que acompañaron esta tarea que Ella realizó.
Tenía la Corona de doce estrellas y el rosario entre Sus Manos. Y, por algunos momentos, estábamos aquí y estábamos en Fátima, en un espacio de Fátima, un espacio que no era físico, muy parecido al Paraíso y que Ella nos hizo conocer.
Durante la transmisión de Sus Palabras, sentíamos que, a través de ellas, trabajaba con nosotros y, silenciosamente, con muchos cuidados, Ella curaba nuestro corazón. Se colocaban en evidencia nuestras heridas, que contemplaba con mucha compasión.
Cada vez más, Ella aproximaba Sus rosas hacia nuestros corazones para aliviar nuestro dolor, un dolor que Ella conocía integralmente y que era diferente en cada uno de nosotros. Y sentíamos que ese dolor, que Ella curaba, era el dolor de toda la humanidad, un dolor muy antiguo que Ella estaba comenzando a tratar, a curar lentamente.
Sentimos ante esa situación, que Nuestra Señora recién comenzaba a hacer esa tarea, después de tantas Apariciones a lo largo del tiempo, a lo largo de los siglos.
Ella nos dijo que recién comenzaba a tocar el corazón de la humanidad. Por eso, Su obra, Su tarea era bien profunda y llevaba mucho tiempo, un tiempo diferente al que nosotros vivimos, que Ella llama tiempo celestial, tiempo divino.
Cuando llamó al grupo de Bariloche, antes de que Ella los nombrara, dijo:
“Queridos hijos, estoy verdaderamente muy agradecida, estoy comenzando a llegar al corazón de los argentinos, por este motivo hoy bendigo estas rosas que están aquí para los hermanos del grupo de aquí, de Bariloche”.
Y, después de esas Palabras, cuando el grupo se encontraba aquí, Ella mostraba cómo éramos una sola esencia, que no había ninguna diferencia entre nosotros, era algo verdaderamente profundo que se sentía, que no se podría describir con palabras, era como una luz que Ella mostraba dentro de nuestro ser y, en Su Presencia, nos mostraba cómo todos nosotros comulgábamos de Su Espíritu Maternal.
Al final, como una Gracia especial, nos dijo la fecha de Su Aparición en Mendoza. También nos dijo, cuando ya se despedía:
“Queridos hijos, dos lugares quiero visitar, porque dos lugares tendré que unir: San Rafael, el día 12, día de Vigilia de Oración Conmigo, y la capital de Mendoza el día 13”.
Y bajo la señal de una Luz, desapareció.
Madre María Shimani de Montserrat:
Va a ser en octubre.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Perdón, me olvidé del mes, son muchas fechas.
Hermana Lucía de Jesús:
Mientras el Fray hablaba, fuimos percibiendo cómo los dos percibíamos lo mismo.
Algo que María nos pidió que agregáramos, que sería importante, es que, en el momento en el que estábamos orando en portugués, aparecieron los tres pastorcitos de Fátima como niños, en el portal que, detrás de Ella, mostraba el Reino de Fátima, como así lo llamó. Y ellos se arrodillaron frente a Ella y oraron con nosotros, inclusive en español.
Después, cuando Ella nos dijo que unía a Fátima con este lugar, en esta Aparición, decía que no era casualidad que el 13 de mayo estuviera en Bariloche.
Ella nos mostró el Reino de Fátima con muchos lagos, montañas y nos preguntó: “¿Vieron cómo Mi Reino es semejante a esta ciudad?”.
Y Ella nos explicó que, en el momento en el que bendecía al grupo de Bariloche, la Luz que salía de Su Corazón impregnaba a todo el grupo y simbolizaba una bendición para todos los habitantes de esta ciudad, que esta bendición que hacía al grupo de Bariloche se extendía a todos ellos.
Y cuando Ella nos pidió entregar las rosas, nos dijo que cuando hace ese pedido es un símbolo de Su oración unida a la nuestra, que se manifiesta como una rosa y que cada uno del grupo debería guardar ese símbolo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Solo queríamos agregar algo en el relato de la Hermana Lucía que recordé, durante un momento de la Aparición, en el que también apareció Sor Lucía, la vidente de Fátima, junto a su prima Jacinta, orando con María.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bueno, yo no me puedo quedar atrás, algo voy a tener que decir.
A mí me toca percibir algunas cosas más sutiles, por lo general.
Y hoy, como nunca, creo que, en todo el tiempo de las Apariciones, la Presencia de la Madre fue tan fuerte y tan contundente que pensamos que no íbamos a poder permanecer parados en el palco. Sentimos una sensación física que nunca habíamos tenido en las Apariciones.
Nosotros a veces le decimos algunas cosas a la Madre, un poco íntimamente. Y hoy, le dijimos: "Madre, si hoy quieres que permanezcamos parados aquí, por favor haz alguna cosa, porque tememos que no vamos a poder mantenernos en pie".
Nosotros tenemos cierta facilidad para sustentar un determinado voltaje de energía, pero hemos podido percibir que en cada Aparición ese voltaje aumenta muchísimo y lo más extraordinario es que todos recibimos esa energía de nuestra Madre.
Cada vez que Su Luz impregna nuestros seres, muchas cosas se modifican en ellos, que vamos a poder percibir con claridad en el futuro porque vamos a ir cambiando, Aparición tras Aparición, casi sin darnos cuenta.
Por eso, siempre nos invita a peregrinar con Ella para que podamos recibir Su Luz y Su Amor.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más