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Hay ciertos dolores del pasado de la consciencia indígena que solo se curan con amor y perdón.
Así, esas heridas, que aún están abiertas y que nadie cicatrizó, comienzan a cerrarse cuando en la superficie de la Tierra existen almas orantes dispuestas a colaborar en la liberación total de esos traumáticos hechos sucedidos a lo largo de la historia del planeta. La naturaleza silenciosa, casta y pura es testigo de esos acontecimientos que marcaron la evolución de la raza humana.
Pero, para que el planeta ingrese en una nueva dimensión de consciencia, la humanidad y todos los que estuvieron vinculados con esos hechos deberán liberarse de esas cadenas y errores. Así, la herida de la consciencia indígena y ancestral del planeta conseguirá seguir peregrinando hacia la vida del espíritu, y su devoción y reverencia a lo sagrado no se perderá, sino que impulsará la ascensión de todos ellos y de los que cometieron brutales exterminios a lo largo de la historia de este mundo.
Así, la Misericordia actuará y perdonará los errores cometidos.
¡Les agradezco por guardar mis palabras en el corazón!
Los bendice, su Maestro y Señor,
Cristo Jesús
Hoy vengo a entregar Mi mayor Amor al planeta, a la humanidad, a Italia.
Vengo con el Amor de Dios a encontrarlos y a sostenerlos, a través del Amor del Padre, para que vivan su tiempo de purificación, el tiempo de la redención que Mi Hijo aspira a ver en ustedes.
He venido a través de esta peregrinación al sur de Italia, para traer a Mis hijos lo que ellos necesitan, porque una Madre, en el Amor insondable de Dios, sabe lo que sus hijos necesitan en esta hora.
Hijos Míos, Yo los necesito tener en Mis brazos para que puedan ser colmados por el Amor de Dios.
Un Amor que los liberará del sufrimiento, de toda culpa y de todo pecado.
El Amor de Dios es más fuerte que toda maldad o ceguera humana. El Amor de Dios que hoy les traigo, a través de Mi Corazón maternal, les dará la paz y los retirará del cautiverio espiritual en el cual se pueden encontrar en este momento.
A través de Mi Corazón Maternal, hijos Míos, Yo los llevo al Amor de Dios, porque en el Amor de Dios no hay oscuridad, no hay adversidad, no hay miedo.
Yo les traigo el Amor de Dios para que aprendan a superar el fin de los tiempos porque en el Amor de Dios, ustedes estarán en armonía, en equilibrio interior, estarán en una profunda paz.
A través del Amor de Dios, hijos Míos, Yo vengo a abrir los ojos de sus consciencias para que sus almas en este tiempo se animen a seguir a Dios conforme a Sus Mandamientos y a Su Voluntad.
Por medio del Amor de Dios no solo les prometo la salvación, el fin del cautiverio espiritual, sino también les prometo, hijos Míos, el Reino de los Cielos por medio de un sincero arrepentimiento de corazón por todas las acciones cometidas en este lugar, en su pueblo, en su historia y a través de los últimos tiempos.
Yo les vengo a ofrecer el Amor porque en el Amor de Dios no hay sufrimiento; encontrarán alegría, fortaleza e ímpetu de conversión.
Yo les ofrezco, hijos Míos, a través de Mi Corazón Inmaculado, el Amor de la Fuente del Padre que hoy se presenta en Italia para que esta nación y todo su pueblo sean bañados por la Misericordia de Dios y es en la Misericordia, hijos Míos, viviendo la Misericordia de Dios y siendo misericordiosos en cada momento que percibirán muy claramente y con total consciencia que deberán cambiar por el bien de Dios, por el bien de su tierra, de su pueblo, de toda la humanidad.
En el Amor, Yo los aproximo a la Paz de Dios para que ese cambio de consciencia esté bajo un gran discernimiento y sabiduría, para que no sientan sufrimiento ni tampoco dolor en el momento de cambiar por una Voluntad mayor y única.
Como Mensajera de Dios y del Altísimo, como la Señora del Santo Rosario, la Reina de la Paz, Yo les pido, hijos Míos, que si abren sus ojos para poder ver el llamado de Dios por medio de la presencia de Su Sierva, todos sus hermanos y sus familias también escucharán en su interior el llamado de Dios, conforme Dios lo ha pensado y lo ha sostenido hasta este tiempo.
Abran su corazón, hijos Míos, para que en este momento el Amor de Dios los cure profundamente para que esta isla sea una isla de salvación, una isla de redimidos que se congreguen en el amor de Cristo para vivir la Palabra de Dios por medio de la luz del Evangelio y de los santos Sacramentos que Mi Hijo les ofrece día a día.
Revivan las Enseñanzas de Cristo y cada una de Sus Palabras para que, ustedes al igual que el pueblo que estuvo al lado de Jesús, puedan convertirse y transformarse en el modelo espiritual e interior que Dios necesita de cada uno de sus hijos de Italia.
Extendiendo Mis Manos hacia ustedes, Yo les ofrezco la Luz de Mi Corazón que es la Luz eterna de Dios, del Dios Vivo, del Dios Altísimo, del Dios del Amor que los contempla y que los reenciende dentro de Su Fuente de Piedad, de Misericordia.
Sientan entonces, hijos Míos, el abrazo de su Madre Celestial que disipa las tinieblas, que redime a los corazones siguiendo los pedidos de Cristo, Nuestro Señor.
Yo los llamo, hijos Míos, como Señora de las Lágrimas a un momento de reflexión profunda, antes de que en Italia todo se desencadene, porque en ese momento de reflexión podrán vivir su conversión, su transformación bajo el bien que les ofrece Mi Hijo por medio de Su Comunión Eucarística.
Es así, hijos Míos, que desde Sudamérica, lugar de su Madre Celeste, llego aquí a Italia para traerles la Luz y el Amor de Dios, para que sus caminos estén limpios, sus mentes estén claras y sean movidos por el amor del corazón que habita dentro de ustedes y que debe despertar como un fuego eterno, como una fuente inacabable que se dona y que se entrega por amor.
A través del Amor de Dios, hijos Míos, Yo los bendigo y los invito a seguir Mis pasos de Sierva Fiel para que sus vidas sean un ejemplo de fraternidad y de unidad con el prójimo, de servicio y de alivio del sufrimiento.
Yo los llamo, hijos Míos, a que el servicio por los demás sea lo primordial en sus vidas para que puedan encontrar, a través de él, no sólo al Cristo Interno en el semejante, sino también la Piedad de Dios que los llevará siempre a la Misericordia y a Su Fuente.
Y les prometo que sus vidas no las reconocerán en poco tiempo, por la transformación que podrán vivir plenamente por medio del Portal de la Paz y de la Armonía que hoy abro aquí en Sicilia, para que todos Mis hijos y su historia puedan pasar por él, como alivio y cura de todo el dolor vivido en los últimos tiempos.
Yo los llamo, hijos Míos, a ser la Luz de Cristo en la Tierra por medio de un compromiso vivo con la oración del corazón.
Yo los llamo, hijos Míos, a fundar verdaderos grupos de oración, especialmente en sus familias para que el Corazón de su Madre Celestial sea el fuego que ilumine sus caminos en estos tiempos difíciles de la humanidad, para que sus familias también reciban y acojan Mi llamado.
En verdad, hijos Míos, les ofrezco un camino simple pero verdadero, es decir una última oportunidad para que toda su patria se santifique, conforme a la Voluntad de Dios y al Plan ardiente que Él desea establecer aquí.
Pero primero deberá comenzar en ustedes, hijos Míos, como ya les dije, a través de un ejemplo de verdadera conversión y de incansable servicio por el semejante.
Así impulsarán a otros corazones a que vivan el Evangelio de Mi Hijo, en la práctica de la vida diaria y no más en la teoría de sus mentes.
Quiero abrir en ustedes la Fuente del Amor de Dios. Ese es Mi propósito de hoy estar aquí y de algún día, mediante el Padre Celestial, regresar aquí para que muchos más como ustedes alcancen la luz y salgan del abismo de la consciencia porque serán elevados por el Amor y la Misericordia del Padre Celestial.
Anímense a vivir este camino para que sus familias sean una sagrada familia, al igual que la Nuestra, que las visita desde el Cielo para traerles el tiempo de la renovación y de la esperanza.
Es todo lo que hoy les quería decir.
Como Madre consagro a Italia, a través de esta consagración a este hijo Mío, que se abre cada día más para ayudar a la Madre de Dios a cumplir con el llamado y para que este llamado repercuta en cada corazón de Italia, sabiendo que hoy en este día 13 de mayo, en honor a la Señora de Fátima y del Santísimo Rosario, hoy comienza aquí, una nueva etapa para Italia, por intermedio de esta Obra que se donó a Dios por todas las naciones y los pueblos a fin de que todos conozcan el Amor de Dios.
Yo te bendigo y te consagro como Mi hijo para que muchos hijos más, de esta tierra herida pero muy santificada por Dios, se consagren algún día al inmaculado y eterno Corazón de María.
Escuchando ahora el himno de su consagración, cantaremos este himno como si fuera una profecía, la que se cumplirá en la consagración de nuevos hijos de Italia y de nuevos grupos de oración que serán parte de Mi Rosario de Luz en toda Europa.
Les agradezco, hijos Míos, por haber respondido a Mi llamado y las puertas de Mis Centros Marianos en Sudamérica están abiertas para acogerlos y recibirlos y para que encuentren, allí también, la Paz de Mi Inmaculado Corazón.
Reconsagro a Italia a Mi Corazón Maternal y a la oportunidad de vivir la Voluntad de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los Tres Sagrados Corazones están presentes en este momento.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos:
¡Gracias!, es Mi Mensaje para todos ustedes en este día, porque es a través de Mis amados hijos que Yo puedo cumplir las Obras del Creador en la Tierra.
En esta tarde, especialmente, he venido con San José y Cristo, para demostrarles a todos que Nuestro Amor se derrama sobre el mundo a pesar de todo lo que suceda en este tiempo. Y ese caudal de Amor es más grande cuando ustedes responden a Mi llamado, como lo hicieron en este momento, abriendo sus corazones y consciencias para encontrarme en este lugar una vez más.
Hoy, un ciclo se cierra para todos y una nueva etapa comienza para aquellos apóstoles de Mi Hijo que siguen los pasos de la Sierva fiel de Dios.
Hoy, abro Mis brazos y extiendo Mis manos hacia todos, aspirando a acariciar sus espíritus, tocar sus almas para que sientan la Gloria de Dios.
Vengo con Cristo y con San José para representar a la Santísima Trinidad, aquella Divina Esencia que originó todo lo que existe en este universo.
Hoy, como su Madre Mayor, con todos los Ángeles del Cielo y con los Ángeles de su Guarda, venimos aquí para glorificar a Dios, porque es a Él a Quien deben honrar. Es a Él a Quien le deben todas las cosas, porque Él es Quien permite todas las cosas en el mundo, las acciones de gracia y de caridad, de misericordia y redención para todos los corazones de la Tierra.
Hoy, vengo coronada por las estrellas de Dios, posando Mis pies sobre la nueva Luna y anunciando los nuevos caminos para todos Mis hijos, caminos libres del sufrimiento y del dolor, pero llenos de esperanza y del Amor de Dios.
Vengo a retirar a cada uno de ustedes del sufrimiento, para que ingresen en el nuevo ciclo Conmigo. Yo los invito, junto a Cristo y a San José, a que crucen ese umbral, ese portal a la nueva conciencia de sus espíritus, de sus almas y de sus corazones. Así, queridos hijos, conocerán la Voluntad de Dios, la cual debe realizarse aún en este mundo, a pesar de que sufra la transición.
Hay corazones en esta humanidad que pueden sustentar el Plan de Dios en la humanidad. Por eso, Yo los vengo fortalecer de tiempo en tiempo, a través de Mi Corazón, del Corazón de Mi Hijo y del Casto Corazón de San José.
Aquí, queridos hijos, todos ustedes, están ante tres Rayos diferentes que se unen en un mismo punto, que es el Corazón de Dios, en donde brota la vida, la esperanza y la Misericordia. Esos tres Rayos llegan a ustedes a través de Mi Corazón, del Corazón de Mi Hijo y del Corazón de San José porque Nosotros les ofrecemos el camino de la simplicidad y de la verdad.
Es en esa simplicidad, queridos hijos, que ustedes deben vivir en este nuevo ciclo. Esa simplicidad de sus corazones y almas permitirá que la Tierra se pueda redimir, que el odio se retire de los corazones ingratos y que los espíritus puedan renacer a la redención. Es en esa simplicidad de sus espíritus que las puertas del Cielo se mantendrán abiertas. Esta es la llave segura para este tiempo, unida a la oración del corazón.
Es así que Yo los quiero ver, queridos hijos, a cada uno de ustedes, como verdaderos espejos de Mi Luz, que puedan irradiar al mundo los atributos que tanto necesita esta raza.
La estrella guía de Mi Consciencia Divina, de la Consciencia de Cristo y de la Consciencia de San José no los abandonará en este tiempo tan difícil, en donde el mundo cruza por sus tinieblas.
Yo los invito a generar y a regenerar la alegría, porque el mundo lo necesita, para que el mal pueda ser vencido. En esa alegría no puede faltar el amor de sus corazones, las obras de servicio, del servicio al prójimo para que todas las almas se puedan curar.
Yo los invito, queridos hijos, en este 8 de agosto, a que renueven los votos Conmigo, como hijos de Mi Corazón y de Mi Consciencia.
Están en cada parte de este mundo para encender la Luz en la humanidad, las llamas sagradas de sus corazones que arden en devoción por los Tres Sagrados Corazones. Eso permitirá también, queridos hijos, que muchas, pero muchas consciencias, que no merecen la Gracia de Dios ni tampoco su Misericordia puedan ser aliviadas y apartadas del mal.
Hoy quiero decirles, queridos hijos, que después de nueve años Conmigo, Mi Corazón está triunfando, pero no como los hombres creen. El verdadero triunfo de Mi Consciencia se da con la transformación de sus corazones. Y hoy estoy ante corazones transformados que caminan por escuelas diferentes, pero que siguen el mismo propósito de Mi llamado. Eso es lo importante, hijos amados, que vean la realización del Plan de Dios en sus vidas, que miren hacia atrás no para recordar el pasado, sino para ver lo que se han transformado, todo lo que se han convertido, de tiempo en tiempo.
Yo necesito, queridos hijos, que sus ojos puedan ver Mis planes concretados en este mundo, en cada uno de ustedes, en cada parte de esta humanidad. Vean como Mi Consciencia trabaja a través de ustedes de una forma simple pero verdadera.
Necesito, queridos hijos, que en este nuevo ciclo sus corazones alcancen el espíritu de la humildad.
Hoy, vengo a traerles este Mensaje, porque sé que lo pueden vivir y lograr.
Queridos hijos, estoy muy agradecida por cada paso que han dado con confianza hacia Mi Corazón. Esto tiene un valor incalculable para el Padre Celestial. Ese valor lo comprenderán en poco tiempo.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Porque cuando llegué a sus vidas, hace algunos años, la humanidad buscaba develar grandes ciencias, porque creía que el camino para la evolución se encontraba solo en el conocimiento, en la inteligencia; una inteligencia que se alejaba de Dios, que alimentaba la soberbia y el orgullo de los corazones.
La humanidad, hijos Míos, no estaba aprendiendo verdaderamente el conocimiento, no estaba asimilando la sabiduría que se guardaba en la instrucción. El camino de la instrucción debería conducirlos al amor, pero no supieron aprender y no crecieron en el espíritu; no descubrieron, hijos Míos, que la mayor ciencia es la ciencia de la simplicidad que los lleva al vacío de sí y al encuentro con Dios.
Hoy, ante los Tres Sagrados Corazones, les traemos el ejemplo de Nuestras vidas en la Tierra, cuando Nuestra Consciencia Divina animó un cuerpo tan semejante a los suyos.
En aquella época, la entrega de Jesús lo llevó al aprendizaje del Amor; el silencio de María la llevó al aprendizaje del Amor y la humildad de San José lo divinizó y abrió las puertas del Cielo, porque Él aprendió a amar.
Fue así, hijos, que el Plan de Dios se cumplió en la Sagrada Familia. Todas las ciencias se revelaron en la simplicidad de los Tres Sagrados Corazones, y las puertas del Cielo se abrieron, porque Ellos supieron amar.
En esta noche, muchos esperaban palabras llenas de rebuscamiento, pero con poca simplicidad. Todos esperaban un gran milagro, el develar de un gran misterio; pero pocos, hijos, percibieron que dentro de sí mismos se revela el gran misterio de la Creación.
Sean simples de corazón y permitan que la luz de sus esencias ilumine sus ojos y les muestre que no hay otro misterio para revelarles, sino el misterio del amor que nació en sus corazones. Es ese amor que crece cada día y que los hace olvidarse de sí mismos, para amar cada vez más y comprender al prójimo, lo que simboliza la manifestación de los Planes de Dios en sus vidas.
No esperen grandes misiones, heroicos acontecimientos; no esperen fenómenos porque el mayor milagro, hijos, ya está aconteciendo en sus vidas, y eso es lo que quiero que comprendan en esta noche.
Quiero que, a partir de ustedes, la humanidad aprenda a ser simple, descubra que la sabiduría se revela en el amor y todo el conocimiento se encuentra. En el amor, pueden comprender aquello que nunca comprendieron y, más que eso, pueden vivir aquello que siempre creyeron que sabían.
En esta noche, hijos, ante los Tres Sagrados Corazones, reconozcan este ejemplo y acepten la Gracia de poder imitarlos en este tiempo; porque, después de tantos encuentros Conmigo, el Santo Espíritu de Dios ya colmó sus almas y sus vidas, depositó en sus consciencias muchos dones que florecerán en la hora correcta, cuando la humildad pueda ocupar el espacio de la soberbia y del orgullo y ustedes puedan ser libres para expresar la Voluntad de Dios, donde quieran que estén.
No tengan prisa, tengan precisión para dar los pasos correctos y saber en dónde estar y cómo actuar. Siempre escuchen la voz de sus corazones, que les habla en la oración y que los lleva al camino de la simplicidad y del amor, y nunca al engrandecimiento.
Recuerden, hijos, que fue en el silencio de María que Ella descubrió la grandeza de Su Hijo. Fue en la humildad de San José, en una pequeña carpintería, distante del mundo y de sí mismo, que Él descubrió los verdaderos misterios celestiales. Fue amando al prójimo y olvidándose de Sí, entregando el reinado que el mundo esperaba de Él, para morir en la cruz, despojado de Sus vestiduras, que Nuestro Señor, Mi Amado Hijo, les entregó este camino de redención y de Misericordia y expresó plenamente el arquetipo de Dios para la humanidad, que no se guardaba en el sufrimiento de la cruz, sino en el pleno Amor y la Divina Misericordia que de aquella Cruz emanaban.
Sigan el ejemplo de los Sagrados Corazones y descubran, Mis amados, que poco a poco el Plan de Dios se manifiesta en sus vidas, y este horizonte para la nueva raza ya comienza a surgir delante de sus ojos, en lo profundo de sus consciencias.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Y ahora, queridos hijos, daré la palabra a Cristo, porque es a Él que le debemos todo lo que se nos ha sido dado. Porque Él permite esta Gracia, esta redención, esta sagrada oportunidad de que los corazones conozcan sus espíritus y tomen consciencia de su origen, aceptando definitivamente lo que han venido a cumplir sobre este planeta.
Coloquen sus manos en señal de recepción.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de Cristo Jesús:
Nuestro Reinado es en el Universo y a ese Universo ustedes pertenecen, así como toda la Creación pertenece al Universo de Dios. De ese Universo, Yo provengo, así como provienen sus esencias y viven a través de los tiempos todas las oportunidades de redención.
A ese Universo, quiero que miren siempre, a pesar de lo que suceda. Recuerden que la vida superior siempre los ayudará a dar el gran y último paso, el definitivo paso hacia Dios, en unión perfecta con Su Corazón.
Es por eso, compañeros, que en la devoción ardiente de Mi Madre y en la simplicidad de San José, hemos venido a este Centro de Amor, para bendecir al mundo y prepararlo para lo que sucederá en poco tiempo.
Ahora veo sus corazones fortalecidos, después de haber cruzado el desierto Conmigo. Aún existen almas que necesitan de mucha ayuda para poder soportar las grandes corrientes cósmicas de la transformación. Pero si sus manos están unidas a la Mía y sus cuerpos se aferran a Mi túnica, la Luz de Mi Sagrado Corazón siempre los iluminará y no tendrán por qué temer, porque la purificación es la primera escuela de Mis apóstoles.
Así, queridos y amados compañeros, los invito a la trascendencia interior, una trascendencia que alcanzarán en la perfecta unidad con sus hermanos, abandonando la indiferencia humana, la omisión y el juicio de los errores que otros cometen.
Yo los invito a ser verdaderamente parte de Mi Divina Misericordia, así como Mi Divina Misericordia desciende al mundo para ayudar a esta humanidad perdida.
A través de estos últimos días, compañeros, recorrieron un largo camino interior junto a Mí, que al cabo de los tiempos descubrirán por sí solos. No será para ustedes una gran revelación, pero será la señal que tanto necesitan, la enseñanza que tanto esperaban recibir, para poder dar ese gran paso del cual Yo les hablo.
Hoy, Mi Corazón se glorifica, porque Mis compañeros glorifican el Corazón de Dios. Hoy Mi Corazón se alegra un poco más, porque los hijos de Mi Madre honran y glorifican a la Reina del Cielo.
Así, queridos compañeros, el Plan está muy próximo de sus vidas, dejará de ser tan inmaterial para estar visible en sus consciencias y corazones.
En este nuevo ciclo que comenzamos juntos, a partir de este día 8 de agosto, defínanse, compañeros. Cierren las puertas al mal y ayuden a cerrar las puertas que el mal les abre a todos sus hermanos.
Los invito, compañeros, a ser cooperadores de Mi Obra redentora, a realizar en estos tiempos el gran servicio planetario por esta raza. Los invito, en simplicidad y verdad, a que se constituyan como soles resplandecientes sobre el planeta, estrellas fugaces que se han convertido en luz, en redención y en amor.
Por esta máxima Obra, creadora e infinita, que pertenece al universo y la cual se debe concretar en esta humanidad, en esta misma hora, unimos nuestras manos, entre María y San José, formando esa sagrada triangulación que impulse a las almas a dar el gran paso, bendecidos por el Espíritu de Dios, por la Gracia, por la Misericordia infinita, para que todos Mis discípulos y apóstoles, para los principiantes como para los que están hace tiempo en Mi camino, en la hora justa y cierta, juntos como una sola unidad, puedan cruzar el umbral hacia la Nueva Humanidad.
Recuerden, compañeros, que toda esta Obra del final de tiempo gestará lo nuevo, lo que verán venir desde el horizonte, el nuevo ciclo de la humanidad, libre de los errores, de los pecados, de las maldades y de las indiferencias, llenos del Amor de Dios, de la Gracia, de la Misericordia y de la Compasión.
Al fin, queridos compañeros, aún hay mucho esfuerzo por hacer. Que sus corazones no se cansen de expandirse para que puedan abrazar cada vez más esta Obra, que debe llegar a los cinco continentes. Esta Obra es complementaria de la obra de Mi Santa Iglesia. Esta Obra, queridos compañeros, se expresa en esta humanidad dando oportunidades para todas las consciencias, para que todos puedan conocer el Amor de Dios de alguna forma.
A través de ustedes, Yo deposito una misión importante, una misión que están conociendo de a poco, que deben amar principalmente para que ella se pueda fortalecer en ustedes, y así expresarse y realizarse en esta humanidad.
En este 8 de agosto, el Universo, el Universo Celestial, el Universo Mental y el Universo Material, se detienen por un instante para observar el último ciclo que ahora ha comenzado.
Unan sus manos en oración.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos Míos, Mi Hijo les habla de una última chance. Es esa última chance que muchos recibirán para que puedan cruzar el portal hacia la redención y conversión. Mi Hijo los invita a ser precursores de este tiempo definitivo, que convoca a todas las ovejas perdidas para que puedan entrar en el establo de su Corazón.
Oremos en este momento, porque el último ciclo está descendiendo sobre este universo como una corriente poderosa de Dios que viene a corregir al mundo, que viene a equilibrar a las consciencias, que viene a traer lo nuevo, lo que aún nadie ha conocido, y sobre lo que nadie puede comentar de qué se trata, porque es un ciclo que llega en esta hora, en este preciso momento, para todos sus seres superiores y los seres superiores de toda la humanidad, no importando si están en la luz o en la oscuridad.
El Gobierno del Universo proclama Su Sagrada Palabra, para anunciar al mundo que es momento de que los últimos soles despierten a su verdadera tarea.
Recemos unidos a los Tres Sagrados Corazones, queridos hijos, porque en Nuestros Corazones ustedes siempre podrán estar, para que los podamos guiar hacia el Propósito infinito.
Unifíquense y vivan cada día más la unidad. La unidad los protegerá para que no salgan del camino. Y aquellos que aún no pueden vivir la unidad, que se rindan ante Mi Hijo para que Él los pueda ayudar a ser mansos, pacíficos y buenos con sus semejantes.
Recuerden, queridos hijos, las dádivas que les ha dado el Cielo en estos últimos nueve años.
Recemos.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Y ahora el nuevo ciclo ya ha ingresado en la consciencia espiritual del planeta. Consciencia poderosa que proviene de Dios, descendiendo sobre el mundo para redimir a los corazones y fortalecer a los apóstoles que sustentarán a este planeta, cuando nosotros ya no estemos presentes, pero sí vivos en sus corazones para siempre.
Agradezcamos a Dios por esta oportunidad. Invoquemos sus Nombres Sagrados. Mientras nos elevamos al Cielo, eleven al Cielo sus intenciones, sus oraciones y súplicas.
¡Feliz 8 de agosto! Han nacido a Mi Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de Cristo Jesús:
Compañeros Míos, Mi Corazón es su fortaleza.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Los Nombres de Dios”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Cuando la Divinidad hace un anuncio como éste, una gran emoción, un gran movimiento interior se produce en cada uno. Algo que emiten nuestras almas, que nosotros no comprendemos bien, porque además de la emoción, también nos causa un poco de temor, porque es algo desconocido. Es allí en donde el amor y la fe superan ese sentir y nos podemos aferrar al Manto de Nuestra Señora y a la Túnica de Nuestro Señor, sabiendo que ese paso, guiado por Ellos, será lo mejor para todos.
Hoy, en nuestro corazón, nuestra alma habló y dijo sí, seguimos adelante, a pesar de ese sentir que nos invadió; porque sabe que, en ese sentir, la fe y el amor van a fortalecerse y la confianza total en Dios nos convertirá en otros seres.
Esos fueron los pasos que nosotros dimos hace nueve años y aquí estamos, a punto de dar otros pasos, tal vez mucho más grandes, pero que nos van a llevar a otro punto. Y quién sabe, dentro de algún tiempo, en vez de haber 800 personas aquí, habrán algún día 80 000, para alabar a Nuestro Señor y a Nuestra Señora.
Siempre imaginamos cómo será cantar el Kodoish con 100 000 personas y atraer a los ángeles del Cielo. Quién sabe, de repente no es solo un sueño, liberar finalmente a este mundo de la ignorancia, de la perdición y de la falta de unión con Dios.
Nosotros, desde aquí, saludamos a todos en este día memorable, en el que al fin este mundo da su nuevo paso en la evolución. Y cada uno de nosotros que afirme su corazón en Dios, verá la Nueva Raza.
Y ahora, vamos a cantar para terminar, y vamos a repartir nuestras amadas naranjas. Esas amadas naranjas que fueron el principio de todo esto, y vamos a recordar una profecía que una hija de Dios, aquí en Uruguay, hace mucho tiempo transmitió y que dijo que Cristo cuando retornara, iba a caminar entre los naranjos, y nosotros nos estamos preparando.
Así que ahora vamos a cantar "Únete al Corazón de María", mientras repartimos nuestras naranjas y mientras nos despedimos de todo este planeta, de todos los que nos están acompañando a través de Misericordia María TV.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Las naranjas fueron bendecidas por los Tres Sagrados Corazones. Llevan tres bendiciones en una.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los Tres Sagrados Corazones están presentes en este momento.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos:
¡Gracias!, es Mi Mensaje para todos ustedes en este día, porque es a través de Mis amados hijos que Yo puedo cumplir las Obras del Creador en la Tierra.
En esta tarde, especialmente, he venido con San José y Cristo, para demostrarles a todos que Nuestro Amor se derrama sobre el mundo a pesar de todo lo que suceda en este tiempo. Y ese caudal de Amor es más grande cuando ustedes responden a Mi llamado, como lo hicieron en este momento, abriendo sus corazones y consciencias para encontrarme en este lugar una vez más.
Hoy, un ciclo se cierra para todos y una nueva etapa comienza para aquellos apóstoles de Mi Hijo que siguen los pasos de la Sierva fiel de Dios.
Hoy, abro Mis brazos y extiendo Mis manos hacia todos, aspirando a acariciar sus espíritus, tocar sus almas para que sientan la Gloria de Dios.
Vengo con Cristo y con San José para representar a la Santísima Trinidad, aquella Divina Esencia que originó todo lo que existe en este universo.
Hoy, como su Madre Mayor, con todos los Ángeles del Cielo y con los Ángeles de su Guarda, venimos aquí para glorificar a Dios, porque es a Él a Quien deben honrar. Es a Él a Quien le deben todas las cosas, porque Él es Quien permite todas las cosas en el mundo, las acciones de gracia y de caridad, de misericordia y redención para todos los corazones de la Tierra.
Hoy, vengo coronada por las estrellas de Dios, posando Mis pies sobre la nueva Luna y anunciando los nuevos caminos para todos Mis hijos, caminos libres del sufrimiento y del dolor, pero llenos de esperanza y del Amor de Dios.
Vengo a retirar a cada uno de ustedes del sufrimiento, para que ingresen en el nuevo ciclo Conmigo. Yo los invito, junto a Cristo y a San José, a que crucen ese umbral, ese portal a la nueva conciencia de sus espíritus, de sus almas y de sus corazones. Así, queridos hijos, conocerán la Voluntad de Dios, la cual debe realizarse aún en este mundo, a pesar de que sufra la transición.
Hay corazones en esta humanidad que pueden sustentar el Plan de Dios en la humanidad. Por eso, Yo los vengo fortalecer de tiempo en tiempo, a través de Mi Corazón, del Corazón de Mi Hijo y del Casto Corazón de San José.
Aquí, queridos hijos, todos ustedes, están ante tres Rayos diferentes que se unen en un mismo punto, que es el Corazón de Dios, en donde brota la vida, la esperanza y la Misericordia. Esos tres Rayos llegan a ustedes a través de Mi Corazón, del Corazón de Mi Hijo y del Corazón de San José porque Nosotros les ofrecemos el camino de la simplicidad y de la verdad.
Es en esa simplicidad, queridos hijos, que ustedes deben vivir en este nuevo ciclo. Esa simplicidad de sus corazones y almas permitirá que la Tierra se pueda redimir, que el odio se retire de los corazones ingratos y que los espíritus puedan renacer a la redención. Es en esa simplicidad de sus espíritus que las puertas del Cielo se mantendrán abiertas. Esta es la llave segura para este tiempo, unida a la oración del corazón.
Es así que Yo los quiero ver, queridos hijos, a cada uno de ustedes, como verdaderos espejos de Mi Luz, que puedan irradiar al mundo los atributos que tanto necesita esta raza.
La estrella guía de Mi Conciencia Divina, de la Consciencia de Cristo y de la Conciencia de San José no los abandonará en este tiempo tan difícil, en donde el mundo cruza por sus tinieblas.
Yo los invito a generar y a regenerar la alegría, porque el mundo lo necesita, para que el mal pueda ser vencido. En esa alegría no puede faltar el amor de sus corazones, las obras de servicio, del servicio al prójimo para que todas las almas se puedan curar.
Yo los invito, queridos hijos, en este 8 de agosto, a que renueven los votos Conmigo, como hijos de Mi Corazón y de Mi Consciencia.
Están en cada parte de este mundo para encender la Luz en la humanidad, las llamas sagradas de sus corazones que arden en devoción por los Tres Sagrados Corazones. Eso permitirá también, queridos hijos, que muchas, pero muchas consciencias, que no merecen la Gracia de Dios ni tampoco su Misericordia puedan ser aliviadas y apartadas del mal.
Hoy quiero decirles, queridos hijos, que después de nueve años Conmigo, Mi Corazón está triunfando, pero no como los hombres creen. El verdadero triunfo de Mi Consciencia se da con la transformación de sus corazones. Y hoy estoy ante corazones transformados que caminan por escuelas diferentes, pero que siguen el mismo propósito de Mi llamado. Eso es lo importante, hijos amados, que vean la realización del Plan de Dios en sus vidas, que miren hacia atrás no para recordar el pasado, sino para ver lo que se han transformado, todo lo que se han convertido, de tiempo en tiempo.
Yo necesito, queridos hijos, que sus ojos puedan ver Mis planes concretados en este mundo, en cada uno de ustedes, en cada parte de esta humanidad. Vean como Mi Consciencia trabaja a través de ustedes de una forma simple pero verdadera.
Necesito, queridos hijos, que en este nuevo ciclo sus corazones alcancen el espíritu de la humildad.
Hoy, vengo a traerles este Mensaje, porque sé que lo pueden vivir y lograr.
Queridos hijos, estoy muy agradecida por cada paso que han dado con confianza hacia Mi Corazón. Esto tiene un valor incalculable para el Padre Celestial. Ese valor lo comprenderán en poco tiempo.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Porque cuando llegué a sus vidas, hace algunos años, la humanidad buscaba develar grandes ciencias, porque creía que el camino para la evolución se encontraba solo en el conocimiento, en la inteligencia; una inteligencia que se alejaba de Dios, que alimentaba la soberbia y el orgullo de los corazones.
La humanidad, hijos Míos, no estaba aprendiendo verdaderamente el conocimiento, no estaba asimilando la sabiduría que se guardaba en la instrucción. El camino de la instrucción debería conducirlos al amor, pero no supieron aprender y no crecieron en el espíritu; no descubrieron, hijos Míos, que la mayor ciencia es la ciencia de la simplicidad que los lleva al vacío de sí y al encuentro con Dios.
Hoy, ante los Tres Sagrados Corazones, les traemos el ejemplo de Nuestras vidas en la Tierra, cuando Nuestra Consciencia Divina animó un cuerpo tan semejante a los suyos.
En aquella época, la entrega de Jesús lo llevó al aprendizaje del Amor; el silencio de María la llevó al aprendizaje del Amor y la humildad de San José lo divinizó y abrió las puertas del Cielo, porque Él aprendió a amar.
Fue así, hijos, que el Plan de Dios se cumplió en la Sagrada Familia. Todas las ciencias se revelaron en la simplicidad de los Tres Sagrados Corazones, y las puertas del Cielo se abrieron, porque Ellos supieron amar.
En esta noche, muchos esperaban palabras llenas de rebuscamiento, pero con poca simplicidad. Todos esperaban un gran milagro, el develar de un gran misterio; pero pocos, hijos, percibieron que dentro de sí mismos se revela el gran misterio de la Creación.
Sean simples de corazón y permitan que la luz de sus esencias ilumine sus ojos y les muestre que no hay otro misterio para revelarles, sino el misterio del amor que nació en sus corazones. Es ese amor que crece cada día y que los hace olvidarse de sí mismos, para amar cada vez más y comprender al prójimo, lo que simboliza la manifestación de los Planes de Dios en sus vidas.
No esperen grandes misiones, heroicos acontecimientos; no esperen fenómenos porque el mayor milagro, hijos, ya está aconteciendo en sus vidas, y eso es lo que quiero que comprendan en esta noche.
Quiero que, a partir de ustedes, la humanidad aprenda a ser simple, descubra que la sabiduría se revela en el amor y todo el conocimiento se encuentra. En el amor, pueden comprender aquello que nunca comprendieron y, más que eso, pueden vivir aquello que siempre creyeron que sabían.
En esta noche, hijos, ante los Tres Sagrados Corazones, reconozcan este ejemplo y acepten la Gracia de poder imitarlos en este tiempo; porque, después de tantos encuentros Conmigo, el Santo Espíritu de Dios ya colmó sus almas y sus vidas, depositó en sus consciencias muchos dones que florecerán en la hora correcta, cuando la humildad pueda ocupar el espacio de la soberbia y del orgullo y ustedes puedan ser libres para expresar la Voluntad de Dios, donde quieran que estén.
No tengan prisa, tengan precisión para dar los pasos correctos y saber en dónde estar y cómo actuar. Siempre escuchen la voz de sus corazones, que les habla en la oración y que los lleva al camino de la simplicidad y del amor, y nunca al engrandecimiento.
Recuerden, hijos, que fue en el silencio de María que Ella descubrió la grandeza de Su Hijo. Fue en la humildad de San José, en una pequeña carpintería, distante del mundo y de sí mismo, que Él descubrió los verdaderos misterios celestiales. Fue amando al prójimo y olvidándose de Sí, entregando el reinado que el mundo esperaba de Él, para morir en la cruz, despojado de Sus vestiduras, que Nuestro Señor, Mi Amado Hijo, les entregó este camino de redención y de Misericordia y expresó plenamente el arquetipo de Dios para la humanidad, que no se guardaba en el sufrimiento de la cruz, sino en el pleno Amor y la Divina Misericordia que de aquella Cruz emanaban.
Sigan el ejemplo de los Sagrados Corazones y descubran, Mis amados, que poco a poco el Plan de Dios se manifiesta en sus vidas, y este horizonte para la nueva raza ya comienza a surgir delante de sus ojos, en lo profundo de sus consciencias.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Y ahora, queridos hijos, daré la palabra a Cristo, porque es a Él que le debemos todo lo que se nos ha sido dado. Porque Él permite esta Gracia, esta redención, esta sagrada oportunidad de que los corazones conozcan sus espíritus y tomen conciencia de su origen, aceptando definitivamente lo que han venido a cumplir sobre este planeta.
Coloquen sus manos en señal de recepción.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de Cristo Jesús:
Nuestro Reinado es en el Universo y a ese Universo ustedes pertenecen, así como toda la Creación pertenece al Universo de Dios. De ese Universo, Yo provengo, así como provienen sus esencias y viven a través de los tiempos todas las oportunidades de redención.
A ese Universo, quiero que miren siempre, a pesar de lo que suceda. Recuerden que la vida superior siempre los ayudará a dar el gran y último paso, el definitivo paso hacia Dios, en unión perfecta con Su Corazón.
Es por eso, compañeros, que en la devoción ardiente de Mi Madre y en la simplicidad de San José, hemos venido a este Centro de Amor, para bendecir al mundo y prepararlo para lo que sucederá en poco tiempo.
Ahora veo sus corazones fortalecidos, después de haber cruzado el desierto Conmigo. Aún existen almas que necesitan de mucha ayuda para poder soportar las grandes corrientes cósmicas de la transformación. Pero si sus manos están unidas a la Mía y sus cuerpos se aferran a Mi túnica, la Luz de Mi Sagrado Corazón siempre los iluminará y no tendrán por qué temer, porque la purificación es la primera escuela de Mis apóstoles.
Así, queridos y amados compañeros, los invito a la trascendencia interior, una trascendencia que alcanzarán en la perfecta unidad con sus hermanos, abandonando la indiferencia humana, la omisión y el juicio de los errores que otros cometen.
Yo los invito a ser verdaderamente parte de Mi Divina Misericordia, así como Mi Divina Misericordia desciende al mundo para ayudar a esta humanidad perdida.
A través de estos últimos días, compañeros, recorrieron un largo camino interior junto a Mí, que al cabo de los tiempos descubrirán por sí solos. No será para ustedes una gran revelación, pero será la señal que tanto necesitan, la enseñanza que tanto esperaban recibir, para poder dar ese gran paso del cual Yo les hablo.
Hoy, Mi Corazón se glorifica, porque Mis compañeros glorifican el Corazón de Dios. Hoy Mi Corazón se alegra un poco más, porque los hijos de Mi Madre honran y glorifican a la Reina del Cielo.
Así, queridos compañeros, el Plan está muy próximo de sus vidas, dejará de ser tan inmaterial para estar visible en sus consciencias y corazones.
En este nuevo ciclo que comenzamos juntos, a partir de este día 8 de agosto, defínanse, compañeros. Cierren las puertas al mal y ayuden a cerrar las puertas que el mal les abre a todos sus hermanos.
Los invito, compañeros, a ser cooperadores de Mi Obra redentora, a realizar en estos tiempos el gran servicio planetario por esta raza. Los invito, en simplicidad y verdad, a que se constituyan como soles resplandecientes sobre el planeta, estrellas fugaces que se han convertido en luz, en redención y en amor.
Por esta máxima Obra, creadora e infinita, que pertenece al universo y la cual se debe concretar en esta humanidad, en esta misma hora, unimos nuestras manos, entre María y San José, formando esa sagrada triangulación que impulse a las almas a dar el gran paso, bendecidos por el Espíritu de Dios, por la Gracia, por la Misericordia infinita, para que todos Mis discípulos y apóstoles, para los principiantes como para los que están hace tiempo en Mi camino, en la hora justa y cierta, juntos como una sola unidad, puedan cruzar el umbral hacia la Nueva Humanidad.
Recuerden, compañeros, que toda esta Obra del final de tiempo gestará lo nuevo, lo que verán venir desde el horizonte, el nuevo ciclo de la humanidad, libre de los errores, de los pecados, de las maldades y de las indiferencias, llenos del Amor de Dios, de la Gracia, de la Misericordia y de la Compasión.
Al fin, queridos compañeros, aún hay mucho esfuerzo por hacer. Que sus corazones no se cansen de expandirse para que puedan abrazar cada vez más esta Obra, que debe llegar a los cinco continentes. Esta Obra es complementaria de la obra de Mi Santa Iglesia. Esta Obra, queridos compañeros, se expresa en esta humanidad dando oportunidades para todas las consciencias, para que todos puedan conocer el Amor de Dios de alguna forma.
A través de ustedes, Yo deposito una misión importante, una misión que están conociendo de a poco, que deben amar principalmente para que ella se pueda fortalecer en ustedes, y así expresarse y realizarse en esta humanidad.
En este 8 de agosto, el Universo, el Universo Celestial, el Universo Mental y el Universo Material, se detienen por un instante para observar el último ciclo que ahora ha comenzado.
Unan sus manos en oración.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos Míos, Mi Hijo les habla de una última chance. Es esa última chance que muchos recibirán para que puedan cruzar el portal hacia la redención y conversión. Mi Hijo los invita a ser precursores de este tiempo definitivo, que convoca a todas las ovejas perdidas para que puedan entrar en el establo de su Corazón.
Oremos en este momento, porque el último ciclo está descendiendo sobre este universo como una corriente poderosa de Dios que viene a corregir al mundo, que viene a equilibrar a las consciencias, que viene a traer lo nuevo, lo que aún nadie ha conocido, y sobre lo que nadie puede comentar de qué se trata, porque es un ciclo que llega en esta hora, en este preciso momento, para todos sus seres superiores y los seres superiores de toda la humanidad, no importando si están en la luz o en la oscuridad.
El Gobierno del Universo proclama Su Sagrada Palabra, para anunciar al mundo que es momento de que los últimos soles despierten a su verdadera tarea.
Recemos unidos a los Tres Sagrados Corazones, queridos hijos, porque en Nuestros Corazones ustedes siempre podrán estar, para que los podamos guiar hacia el Propósito infinito.
Unifíquense y vivan cada día más la unidad. La unidad los protegerá para que no salgan del camino. Y aquellos que aún no pueden vivir la unidad, que se rindan ante Mi Hijo para que Él los pueda ayudar a ser mansos, pacíficos y buenos con sus semejantes.
Recuerden, queridos hijos, las dádivas que les ha dado el Cielo en estos últimos nueve años.
Recemos.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Y ahora el nuevo ciclo ya ha ingresado en la consciencia espiritual del planeta. Consciencia poderosa que proviene de Dios, descendiendo sobre el mundo para redimir a los corazones y fortalecer a los apóstoles que sustentarán a este planeta, cuando nosotros ya no estemos presentes, pero sí vivos en sus corazones para siempre.
Agradezcamos a Dios por esta oportunidad. Invoquemos sus Nombres Sagrados. Mientras nos elevamos al Cielo, eleven al Cielo sus intenciones, sus oraciones y súplicas.
¡Feliz 8 de agosto! Han nacido a Mi Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de Cristo Jesús:
Compañeros Míos, Mi Corazón es su fortaleza.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Los Nombres de Dios”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Cuando la Divinidad hace un anuncio como éste, una gran emoción, un gran movimiento interior se produce en cada uno. Algo que emiten nuestras almas, que nosotros no comprendemos bien, porque además de la emoción, también nos causa un poco de temor, porque es algo desconocido. Es allí en donde el amor y la fe superan ese sentir y nos podemos aferrar al Manto de Nuestra Señora y a la Túnica de Nuestro Señor, sabiendo que ese paso, guiado por Ellos, será lo mejor para todos.
Hoy, en nuestro corazón, nuestra alma habló y dijo sí, seguimos adelante, a pesar de ese sentir que nos invadió; porque sabe que, en ese sentir, la fe y el amor van a fortalecerse y la confianza total en Dios nos convertirá en otros seres.
Esos fueron los pasos que nosotros dimos hace nueve años y aquí estamos, a punto de dar otros pasos, tal vez mucho más grandes, pero que nos van a llevar a otro punto. Y quién sabe, dentro de algún tiempo, en vez de haber 800 personas aquí, habrán algún día 80 000, para alabar a Nuestro Señor y a Nuestra Señora.
Siempre imaginamos cómo será cantar el Kodoish con 100 000 personas y atraer a los ángeles del Cielo. Quién sabe, de repente no es solo un sueño, liberar finalmente a este mundo de la ignorancia, de la perdición y de la falta de unión con Dios.
Nosotros, desde aquí, saludamos a todos en este día memorable, en el que al fin este mundo da su nuevo paso en la evolución. Y cada uno de nosotros que afirme su corazón en Dios, verá la Nueva Raza.
Y ahora, vamos a cantar para terminar, y vamos a repartir nuestras amadas naranjas. Esas amadas naranjas que fueron el principio de todo esto, y vamos a recordar una profecía que una hija de Dios, aquí en Uruguay, hace mucho tiempo transmitió y que dijo que Cristo cuando retornara, iba a caminar entre los naranjos, y nosotros nos estamos preparando.
Así que ahora vamos a cantar "Únete al Corazón de María", mientras repartimos nuestras naranjas y mientras nos despedimos de todo este planeta, de todos los que nos están acompañando a través de Misericordia María TV.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Las naranjas fueron bendecidas por los Tres Sagrados Corazones. Llevan tres bendiciones en una.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Cuando las almas en el mundo se pierden; Yo les hago reencontrar el camino hacia Dios, a través de Mi Amor, y así la redención se establece en los corazones que piden Mi auxilio y en los corazones que piden por sus hermanos, para que pueda establecerse Mi Plan de Paz en toda esta humanidad.
Así, Yo le cierro la puerta a Mi adversario, quien corroe a las almas espiritualmente y las lleva a la perdición, a los obstáculos de la vida y principalmente a la ausencia del Amor.
He venido aquí, queridos hijos, para encontrarme con ustedes, bajo la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; porque la Santísima Trinidad Me ha enviado, en este ciclo y en estos tiempos, a prepararlos para lo que vendrá.
Necesito que sus corazones establezcan Mi reinado en este mundo. Necesito que cumplan, Conmigo, el Plan de Paz que el Señor tanto espera.
El mundo aún está sordo y ciego, mas sus corazones están abiertos a Mi, y ustedes saben, queridos hijos, que eso es así y que Yo necesito sus corazones para cumplir Mis designios, no importa cómo sea ni cuán imperfectos son ante los ojos del universo.
No vengo a buscar aquí su indignación, su indiferencia u omisión. Vengo a buscar aquí, de ustedes, lo que en verdad existe en lo profundo de sus seres y que es Dios. Es ese Dios que deben estar viviendo en este tiempo, por todos aquellos que no lo viven.
Recuerden, queridos hijos, que cada vez que despierten, en cada nueva mañana, deben recordar a Dios, porque Dios es olvidado en este tiempo por los corazones que no lo han comprendido ni han aceptado Su Voluntad, que no es su voluntad inferior y humana.
Yo necesito establecer aquí, queridos hijos, un Reino que es imposible en estos tiempos, pero que es posible cuando sus corazones se abren para recibir Mi llamado, cada vez que Yo lo anunció al mundo.
He venido a Cataluña a traerles el misterio de Mi Amor, como ya se los traje una vez, cuando los encontré en esta misma ciudad para renovar sus votos ante el Padre Celestial. Quisiera, queridos hijos, que esos votos se fortalecieran en este tiempo, no solamente por ustedes, sino por sus hermanos que están en este camino y también por los que no lo están y que se han olvidado de Dios, del Padre del Amor y de la Unidad.
Si el Amor y la Unidad viven entre ustedes y trabajan por ese Amor y esa Unidad, Mi Plan triunfará en esta humanidad, sin importar lo que suceda alrededor, porque Yo estaré entre ustedes para impulsarlos a caminar adelante y a seguir los Pasos de Cristo, que son los Pasos que, en este tiempo, se les ofrece dar a todos por la humanidad y el planeta.
Aún, queridos hijos, no conocen Mis dolores profundos por esta raza, por todas las almas. Aún no conocen lo que significa soportar la gravedad de estos tiempos y de una raza sumergida en su ignorancia y en su ceguera. Pero Yo, como Madre de la Bondad y de la Misericordia, abro las puertas a todos los que no lo merecen; porque la semilla crística está en ustedes y en sus hermanos, y esa semilla nunca desaparecerá y nadie la podrá borrar de su interior. Es esa semilla de la Unidad y del Amor que Yo vengo a regar, de tiempo en tiempo, con Mis oraciones, Mis palabras y Mis súplicas por ustedes ante el Padre Celestial.
Es esa semilla que nunca se podrá secar y nunca se podrá perder de la vista de todos. Es esa semilla crística que Mi adversario desconoce y le teme, porque cuando ella brota, florece y da sus frutos, es invencible.
Así, queridos hijos, hoy Yo vengo a hacerles reconocer su filiación con el Padre Celestial. Esa filiación que es única para cada uno de ustedes, que es preciosa y también misteriosa para muchos.
Considérense dignos hijos de Dios y la humanidad entera será digna hija de Dios, por los pasos que den en este tiempo hacia Mi Hijo, hacia Su Sagrado Corazón.
No les vengo a pedir, queridos hijos, lo que no Me pueden dar, sino lo que en verdad Me pueden donar desde sus corazones y vidas, en cada acto del día a día, en cada ejemplo de caridad y de bien con el semejante.
Así, queridos hijos, Yo los invito a compartir las miserias del mundo y a soportarlas Conmigo en la oración, el servicio y el sacrificio. Sé que muchos le temen al sacrificio porque piensan que sufrirán, pero Yo no les vengo a traer sufrimiento, sino la paz del Reino Celestial, vivida por los ángeles y arcángeles perpetuamente, en cada momento, en el Universo Divino y Espiritual.
Yo les abro las puertas hacia ese conocimiento sagrado que se llama Universo Celestial.
Yo quiero que sean conscientes, queridos hijos, de esta tarea tan importante en la que ustedes deben unir el Cielo y la Tierra. Así, las puertas de los infiernos de la vida se cerrarán y los corazones perderán poco a poco su ignorancia, porque los velos caerán de sus consciencias, reconocerán que se olvidaron de Dios y se animarán a retornar al Camino de Mi Hijo, que es el Camino del perdón y del amor.
Sigan adelante, a pesar de lo que suceda, y recuerden que Yo los considero Mis columnas de Luz y Paz en este mundo infiel.
Hagan triunfar Mi Corazón en sus vidas y vívanlo plenamente, porque el tiempo ya llegó y es hora de batallar por este Plan de Paz en el mundo; que cada uno construye día a día con su actitud, su pensamiento, su sentimiento y su oración. Y así, unida a ustedes y a cada uno de sus espíritus, triunfará Mi Plan y Mi adversario perderá la guerra que tanto quiere batallar.
Ya es hora, queridos hijos, de que sean portadores de Mi Paz y que la trasmitan al mundo. Esa es Mi principal tarea en estos tiempos, con ustedes y con el mundo.
Ahora coloquen en Mi Corazón Misericordioso e Inmaculado, sus intenciones; Yo abro Mi Corazón de Luz para que depositen sus súplicas, sus ruegos, sus pedidos al gran Padre Universal que los ama profundamente y nunca se olvida de ustedes.
Depositen, en el silencio de sus corazones, esas intenciones.
Ahora, extendiendo Mis brazos y aproximando Mis manos hacia ustedes, queridos hijos, rezaré por España, derramando Mi Gracia sobre ella.
“Padre Santo, soplo del Espíritu, derrama Tu Luz sobre las consciencias y que ellas nunca desanimen al buscarte, para que puedan encontrar Tu Paz y Tu Verdad.
Fortalece cada chispa de Tu Espíritu que se ha congregado en torno a Mi Corazón Inmaculado para reverenciar Tu Presencia y Tu Legado para toda esta creación.
Ángeles del Cielo, consciencias mayores, lleven a las almas por el buen camino y llenen los vacíos de Amor que muchos sienten en sus corazones.
Viertan el Espíritu Divino de Mi Hijo, para que puedan vivir en Su Sagrado Corazón y ser, en este tiempo, una estrella que todo ilumina desde el universo. Amén”.
Y así como Yo los bendigo, queridos hijos, bendigo todo lo que han traído a Mi altar, en reverencia y amor.
Bendigo esta unión que buscan con Mi Hijo todos los días, sin olvidarse de Él, que es vuestro Maestro, vuestro verdadero Amor.
Tráiganme aquí la ofrenda de la Eucaristía para que Mis ángeles la transubstancien en la verdadera materia espiritual y divina que nutre sus espíritus y consciencias.
Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos compartir con ustedes cómo fue la Aparición, porque fue un poco, un poco no, bastante intensa.
Para que todos podamos comprender, Ella llegó como la Reina de la Paz. Cuando estaba llegando, no es usual que María muestre algo que esté realizando, una tarea espiritual que esté realizando con nosotros, con el país o con el planeta. Entonces, cuando estaba descendiendo, Ella descendió hasta aquí como si fuera una flor, una esfera de Luz con forma de flor, una rosa blanca. Cuando Ella descendió, mostró que estaba haciendo una tarea de rescate, de salvación. Y entonces, fue un impacto muy fuerte para mi consciencia, porque mostraba cómo, a través de la energía de la Gracia y de la Misericordia que Ella concibe como Madre, rescata a sus hijos. Luego Ella mostró el ejemplo de una consciencia que yo no conozco, pero mostró nítidamente quién era esa consciencia y cómo esa consciencia estaba perdida, estaba muy rodeada de fuerzas negativas del mal. Esa consciencia estaba muy perturbada, no conseguía salir de ese estado por sus propios medios, sino por una Gracia mayor.
Ella fue al encuentro de esa consciencia, en ese plano, en ese espacio espiritual y retiraba, con Sus propias manos, las fuerzas del mal de esa consciencia. El alma se liberaba y recibía un gran esplendor, una expansión de Luz. Ella llevaba al alma de esa conciencia hacia un recinto, un espacio del Reino Celestial, en donde las consciencias que son liberadas del mal por Ella y por nuestras oraciones, son colocadas allí para restaurarse, para rehabilitarse, por decirlo de alguna forma.
Y en ese momento María comenzó a mostrar muchas consciencias, de diferentes partes del planeta, que habían sido rescatadas por Ella. En ese espacio, Ella le mostraba a esa alma que tenía la semilla crística, que tenía ese talento, ese don que Cristo dejó en cada uno de nosotros cuando estuvo aquí.
En ese momento, esas almas, esas consciencias tomaron conocimiento de que en verdad ellas eran parte de Dios; que no eran parte del mal, sino que eran parte de un Plan de Amor, de un Plan de Unidad. María les hacía reconocer esto, a través de Su Amor de Madre, a las consciencias, a esas almas que no olvidaron su filiación con Dios. A pesar de lo que tengamos a nuestro alrededor, nosotros somos hijos de Dios, decía Ella.
María trajo esta enseñanza. Para mí fue muy importante, porque Ella de alguna forma nos hizo ver cómo era muy importante el poder de la oración, en este momento. No solo para nosotros, para nuestra vida espiritual, para nuestro camino, sino también para el camino de consciencias y hermanos que no conocemos, que están sumergidos en el abismo de esta Tierra, de esta ilusión, de este engaño.
Hoy Ella quería que, los que estamos aquí, tomáramos consciencia y que valoráramos cuán importante es esta tarea de oración en estos tiempos y cuánto nosotros podemos colaborar con Ella, de forma tan simple; porque oramos un Misterio y el Rosario por la Paz de los Niños en la Guerra. No fue algo tan grande, pero Ella nos muestra cómo de una forma más oculta, eso tiene un poder divino, celestial; y sabe que cuenta con nosotros como si fuéramos Sus soldados.
Entonces, quería dejarles esta experiencia, porque es muy significativa en este momento, de cómo el poder de la oración no solo nos libera, sino que también libera a nuestros hermanos y a los que más lo necesitan.
Madre María Shimani de Montserrat:
Cuando Nuestra Señora realiza un movimiento de Aparición, de acercarse al planeta y acercarse a los grupos con los que Ella cuenta, como decía el Fray; como soldados de la oración para hacer esa mediación.
Ella nos trae, cada vez, un código de Luz diferente. Si nosotros sabemos atesorarlo, si sabemos cuidarlo, ellos se multiplican dentro de nuestro interior.
En este mundo hemos olvidado que somos hijos de Dios. Somos tan imperfectos y, como decía Ella, la ilusión y el adversario nos rodean tantas veces, nos caemos tantas veces que hemos olvidado que somos verdaderamente hijos de Dios.
Hemos olvidado también lo que Dios, a través de todos los Mensajeros de todos los tiempos, Aquellos que verdaderamente canalizaban Su Palabra, nos ha enseñado que Él está dentro de nosotros y que realmente todos podemos ser canales de Su Amor, de Su Sabiduría, de Su Voluntad.
Lo que está intentando hacer Nuestra Señora es que todos nosotros recordemos esto y que cada uno, de acuerdo a su escuela evolutiva, al estado interior y espiritual en el cual está, pueda activar esa filiación de ser hijo de Dios, de ese Padre perfecto, amoroso, bondadoso, bueno que nos ama así como somos, porque somos parte de Él y solo nos pide que lo amemos, que Él sea lo más importante en nuestra vida.
María está intentando que nosotros recordemos esto. Y que, a pesar de la adversidad, de las complicaciones, de las preocupaciones, no olvidemos nunca que Él es nuestro Padre, porque desde ese momento en el cual nos unimos a Él con tanto amor, con el amor que nosotros podamos vivir, se establece una conexión que es única y que cuando nosotros oramos unidos a Dios, Él puede utilizar ese canal, esa oración, esa súplica, para salvar a otro hermano que está conectado con Él.
Hay cosas que son muy misteriosas y nosotros, que somos bastante ignorantes porque somos muy jóvenes en el proceso de la evolución, no comprendemos bien cómo una persona imperfecta, llena de defectos, llena de cosas sin resolver, podría en un instante estar unido a Dios y permitir que otra alma pueda salir de un abismo.
Cuando nosotros comenzamos a amar esos momentos y a donarnos para que esos momentos ocurran, terminamos comprendiendo de qué se trata. Pero como decía el Padre Pío, las cosas del Cielo primero tienen que ser amadas para después ser comprendidas.
Entonces, con lo poco que hicimos nosotros aquí, siendo tan pocos, Dios hace tantas cosas y Nuestra Señora también. Cada vez que uno de Sus hijos abre su corazón y se conecta con lo Alto, Ella puede derramar una Gracia sobre ese ser o sobre otro. Es algo que solo viene de Dios, de ese Amor infinito que Dios tiene y de esa Misericordia insondable que Él tiene con cada uno de nosotros.
Entonces, no podemos dar la espalda a esa posibilidad que tenemos, con nuestras familias, con nuestra raza, con nuestra nación. Ya no somos ignorantes, somos conscientes de que eso es posible. Por lo tanto, necesitamos abrirnos y donarnos para que sea una realidad para todos.
Por eso, Ella está insistiendo mucho en que nosotros recordemos que somos hijos de Dios, que somos mediadores, que somos intercesores, que no importa que seamos imperfectos porque Ella no nos quiere perfectos. Ella nos necesita así como somos, solo que podamos recordar que somos hijos de Dios y que, a través de cada uno, el Padre puede obrar.
Entonces, nosotros también los invitamos a que recuerden esto todos los días, como Ella dijo hoy. Abran los ojos y acuérdense de Dios. Hablen con Él. Díganle buenos días, Padre, ¿qué vamos hacer hoy?
De una forma simple, hagan una oración amorosamente. Oren diez cuentas antes de levantarse. Háganlo con todo el amor del mundo, para ese Padre perfecto y ofértenlo para que Él lo utilice donde sea más necesario. Así, obra un hijo de Dios, en esa simplicidad y en esa verdad.
Les damos muchas gracias por habernos acompañado. Quédense con Dios y en el Corazón de María.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más